La idea de un grupo de amigos que desde hace décadas que, una vez al mes, suspenden todo para jugar a la mancha es tan descabellada y surrealista que por supuesto se merecía una película. Un artículo de The Wall Street Journal es el basamento de esta historia, pero el vivir para siempre en las páginas de un diario no era suficiente para celebrar esta hermosa locura. TAG intenta hacerlo pero se queda a mitad de camino, seguramente por su falta de decisión a la hora de lo que quiere ser.
El negocio no deja nunca de sorprender y el que aquí nos compete es un ejemplo perfecto para aseverar que cualquier película existente está en condiciones de recibir una secuela, precuela o desprendimiento. No importa si la primera parte fue un thriller criminal autoconclusivo, que no dejó ninguna puerta abierta para una continuación. Los productores hambrientos de novedosas propiedades intelectuales que minar van a encontrar la forma de reabrir la historia. Y en honor a la verdad, no se puede decir que sea puro cash grab. Ese término se aplica para las segundas partes hechas a las apuradas, sin ningún tipo de necesidad y con el único fin de recaudar más dinero en una utilización descarada del título. Sicario: Day of the Soldado era innecesaria, pero compensa al construir un thriller tenso e inteligente con mucho a su favor.
Un par de años pueden hacer gran diferencia en la industria. Y el proyecto indicado puede cambiarlo todo. Ese es el caso de Kay Cannon, quien tras años de integrar el equipo de escritores de 30 Rock pasó a escribir el inesperado éxito de crítica y taquilla que fue Pitch Perfect. Una película que parecía tener destino de clásico de culto, por lo bajo se armó de una gran base de fanáticos que esperaban con ansias la llegada de una segunda entrega, que recaudó todavía más a nivel mundial y a la que además le fue bien entre los especialistas y el público. Pero todo puede trastocarse rápido en Hollywood y así es que llegamos a un 2017 de poco brillo para la mencionada escritora, con una Pitch Perfect 3 apaleada por los críticos –en Argentina ni siquiera se estrenó- y con su serie Girlboss cancelada por Netflix, en un tiempo en que el gigante del streaming mantenía cualquier cosa con vida. Por fortuna la guionista no se quedó con eso y resolvió volver con más fuerza al debutar en la dirección con Blockers, una divertida comedia que lee bien los tiempos que corren, más allá de que el título pareciera indicar lo contrario.
“No quiero más dramas en mi vida… solo comedias entretenidas” Las remakes no son cosa solo de Hollywood. Bien curioso es el caso de Sin Filtro que, tras convertirse en una de las películas chilenas más exitosas de la historia, consiguió acuerdos para ser reversionada por todo el mundo. Es que más allá de las apreciaciones que se pudieran hacer sobre su calidad, es indudable que toca las meras fibras del zeitgeist, del llamado espíritu de la época. Hay una protagonista en sus 40 años, una que en silencio soporta todo tipo de situaciones indignantes, desde lo familiar a lo laboral, hasta que en cierto punto se produce un quiebre. Una mujer que levanta la barrera y dice todo lo que se le cruza por la cabeza, sin ningún tipo de restricción, es una premisa demasiado atractiva para los tiempos que corren. Así es que ya se estrenó la mexicana Una Mujer sin Filtro, se viene la argentina Re Loca, habría que esperar que avance una versión norteamericana y ahora nos ocupa la española, Sin Rodeos.
Hereditary se estrena en cines luego de un auspicioso debut en Sundance, de donde emergió imbuida de elogios que la tildaban del film más aterrador en años. No se puede aceptar sin más esa aseveración, dado el entusiasmo que se produce por algunos proyectos en festivales, si se tiene en cuenta que apreciaciones similares se han hecho de las notables It Follows, The Witch o Get Out, para señalar algunos ejemplos recientes. El miedo, al fin y al cabo, es una emoción subjetiva. Pero por más cautela con la que uno se aproxime a la ópera prima de Ari Aster, no se puede estar del todo preparado. Inquietante a más no poder, vive a la altura de las expectativas y más.
El gender swap sigue pisando fuerte en Hollywood. Los estudios se dieron cuenta que buena parte de la población mundial es mujer, con lo que entre las incontables remakes, reboots, reinterpretaciones, secuelas, precuelas, desprendimientos y más que se ponen en desarrollo de propiedades conocidas, una variante adicional es la del intercambio de género. Y con los tiempos de cambio que se viven en la industria, difícilmente sea una tendencia pasajera. El último caso en sumarse a la lista es Ocean’s 8, que ofrece una contrapartida femenina a la trilogía de Steven Soderbergh. Y supone otro buen ejemplo de lo que representan este tipo de proyectos, tanto con sus puntos fuertes como sus limitaciones.
Es temprano en la mañana y comienza el ritual diario de la familia Decoud. Al son de música clásica extradiegética, la cámara ofrece un plano secuencia bien pensado que recorre los ambientes del hermoso hogar en el que viven, visita a cada uno de los integrantes y da cuenta de una armonía alcanzada por su repetición diaria. La vida de Antonio es perfecta, algo que logró tras décadas de esfuerzo y trabajo duro. Tiene un buen empleo, esposa e hijos que lo aman, una importante camioneta y una casa de lujo. Se ejercita, por supuesto que tiene tiempo para trotar por la bella Mar del Plata, y es en plena corrida que su mundo se detiene y se derrumba. Su rutina se ve completamente alterada luego de un evento imprevisto que lo sacude hasta los cimientos de su ser, algo que la campaña promocional logró mantener bien resguardado.
Recetas para Microondas lejos está de seguir una fórmula, como pareciera indicar desde el título. Es una película que permanentemente sorprende e incomoda, incapaz de jugar bajo lineamientos conocidos y dispuesta a mantener al espectador en ascuas.
Julia está en crisis. Su marido la dejó, está en proceso de vender la casa en la que vive, no tiene trabajo o perspectivas de conseguirlo y además descubre que está embarazada. Se ahoga en sueños, pero esa sensación persiste cuando abre los ojos y sale a la vida. Le cuesta respirar, el peso de sus pérdidas son acuciantes y le quitan el aire. Parece al borde de la locura. Su manera de comportarse la llevará a transitar una fina línea. Actuará de forma cada vez más aleatoria, sin ser una demente pero evidentemente perturbada. En sus breves 64 minutos de duración, Respirar nos adentrará en la realidad de una joven con una necesidad cada vez más desesperante por salir del agua que la rodea, que elige tomar atajos y utilizar el engaño como una forma de mantenerse a flote, solo para volver a sumergirse a una mayor profundidad.
“Quiero contarte mi vida…” “Si hubieran nacido en Londres o Birmingham serían una banda de referencia mundial”, reconoce uno de los tantos entrevistados de Alguien más en quien confiar, en relación a la mítica El Reloj. Nacida en un polo rockero como es el oeste de Buenos Aires, la banda fue pionera en el terreno del rock pesado local y la potencia de su sonido en vivo los convirtió en fuente de influencia de muchas generaciones posteriores. El tiempo no fue justo con el “conjunto” que pudo ser reconocido a nivel internacional -pero atravesó diferentes conflictos que se lo impidieron-, tampoco por colegas que deberían citarlos con mayor frecuencia como referentes en sus formaciones. Así es que Matías Lojo y Gabriel Patrono se deciden a hacerle justicia a un grupo legendario, con un documental a la altura que le rinde homenaje y celebra su música.