Vampiros, sureños y racistas Basada en la existencia de Abraham Lincoln, esta historia lo presenta con una doble vida. Un hombre de leyes y futuro presidente de los Estados Unidos, a quien el destino lo llevó a convertirse también en un hábil cazador de vampiros. Desde pequeño el protagonista tiene dos objetivos: la lucha contra la esclavitud, y vengar la muerte de sus padres. Lo que luego descubre nuestro héroe, es que los malvados a quienes debe enfrentarse para vengar a sus padres no solo son malvados esclavistas, también son vampiros, literalmente chupasangres. Con la ayuda de un extraño y oscuro personaje, el joven Lincoln aprende todo lo necesario para convertirse en un cazador de vampiros. Así su doble vida se pone en marcha, estudia leyes y profundiza sus convicciones, al tiempo que se va convirtiendo en un hábil y experto cazador. Lincoln sigue con su carrera, se casa, se convierte en presidente, y no abandona sus hábitos nocturnos. Es un hombre de fuertes convicciones, con un secreto que por momentos le pesa demasiado. Como es de esperar con la dirección de Timur Bekmambetov ("Wanted") y la produccion de Tim Burton, la película es dinámica, veloz, hace uso del humor y visualmente es tan extraordinaria como excesiva. No ahorra detalles sangrientos, monumentales peleas que van más allá de lo ridículamente imposible, y hecha mano a cuanto efecto en 3D puede haber, para mostrar a estos vampiros poseedores de una fuerza monumental, y más habilidades de las que generalmente tienen en otras películas, como resisitir la luz del sol o hacerse invisibles. Los humanos no se quedan atrás y despliegan hablidades de lucha tan extraordinarias, como coreográficas. Con la maldad encarnada en vampiros, que además explotan a las minorías, y la bondad representada por padres de la patria con habilidades de ninjas, la película no podría ser más simplista. Si bien la historia juega con esta doble faz, de prolibertad por un lado, y vampirismo por el otro. Visualmente es tan fuerte, y el guión tan flojo, que la ironía, o la metáfora, no tiene demasiado lugar, y con tanto peso puesto en lo sobrenatural, resulta ridículo escuchar un discurso de Lincoln, mientras un vampiro en 3D desangra a un soldado del norte. Entonces la película cae, por momentos, en una trivializacion de temas delicados, como la igualdad o la esclavitud, que no han sido culpa de seres sobrenaturales, sino de humanos comunes y corrientes.
No estamos solos Chris (Jesse McCartney), Paul (Jonathan Sadowski), Natalie (Olivia Taylor Dudley) y Amanda (Devin Kelley) son cuatro jovenes norteamericanos de vacaciones en Europa, que deciden tomar una excursión de turismo extremo por Pripyat, la ciudad donde vivian los trabajadores de Chernobyl. Junto con el guía y otros dos turistas llegan a la devastada ciudad. El lugar no solo está abandonado, sino que ha sido el escenario de una tragedia, todo sigue como lo dejaron y ya han pasado más de 25 años. El clima de la película cambia por completo una vez que los protagonistas entran a la ciudad, el sitio mete miedo, aun sin apariciones sobrenaturales. Los turistas sacan fotos, recorren el lugar, y ya tenemos la sensación de que alguien los observa, lo que se confirma cuando la camioneta no arranca, y se ven obligados a pasar la noche allí, aislados, sin transporte, sin señal en los celulares, con frío y con miedo. Es apenas el comienzo. De ahí en más, el suspenso le da lugar al terror, las persecuciones, y los aullidos, rodeados de radiación. En su primera mitad, la película logra un clima interesante y el suspenso nos va atrapando, pero luego el guión ya no tiene nada más para ofrecer, y todo lo que sigue es predecible. Las actuaciones son las esperables para este tipo de películas. Lo destacable es su estética, la detallada reconstrucción de la ciudad, hecha en una fábrica de tractores en Serbia y en una base de la fuerza aérea húngara. Es la ciudad la que sin decir nada, nos cuenta desde un principio de que se trata todo esto, y termina sosteniendo a una película que tiene menos para contar que la propia ciudad.
Nada en común Philippe (François Cluzet) es una aristócrata francés que ha quedado cuadripléjico luego de un accidente. Sus días pasan entre los extremos cuidados de su secretaria, enfermeras y servidumbre, y su amor por el arte, especialmente por la música. Un día mientras entrevista candidatos para asistente, aparece Driss (Omar Sy) un inmigrante de Senegal, que vive en los suburbios de París y recientemente ha salido de la cárcel. Driss solo esta ahí para conseguir una justificación que le permita cobrar el seguro de desempleo, y no muestra el más mínimo interés en el trabajo, ni la capacidad para realizarlo. Pero ese joven tan diferente al resto de los candidatos, parece haber captado la atención de Philippe, quien logra persuadirlo para que al menos cumpla con el período de prueba. Seducido por una habitación que parece de un hotel cinco estrellas, y un sueldo fijo, acepta el trabajo, y el entrenamiento comienza. Driss no solo no posee la capacitación adecuada para realizar la tarea, sino que parece no comprender del todo la situación en la que se encuentra su jefe. No podrían ser mas opuestos, pero la química entre ellos funciona, y aparentemente la compañía de Driss es lo que Philippe necesitaba. Comparten días, charlas, cuidados, y comienzan a construir una relación en la que el extrovertido Driss no tiene reparos en decir cualquier cosa, y por momentos el reflexivo Philippe parece ser quien lo cuida y contiene. Se convierten en amigos entrañables y ese vínculo que construyeron es el que finalmente le permite a Philippe abrirse a algo más que su rutina y el refugio que encontraba en la música; y Driss de a poco deja de estar a la defensiva para descubrirse capaz de cosas que hasta el momento desconocía. La película narra de forma emotiva y cercana una relación que parece imposible pero que sin embargo esta basada en hechos reales. Las actuaciones son excelentes, especialmente la de François Cluzet, quien construye un personaje con limitaciones físicas dificiles de interpretar, y que sin embargo puede expresar enormes emociones y sentimientos. La fotografía, la música, y las actuaciones secundarias acompañan de modo amable esta hermosa historia, que tiene los toques necesarios para sacarla de un drama reflexivo y convertirla en un éxito comercial, lo que hace que nos encontremos con algunos estereotipos en los contextos de ambos personajes y por momentos algunos toques humoristicos que parecerían estar de más. El filme tiene un excelente guión basado en el libro "Tu as changé ma vie" de Abdel Sellou, quien inspiró el personaje interpretado por Omar Sy. La historia es rica, compleja y con una mirada positiva, a pesar de las situaciones difíciles de ambos personajes, ya que recurre al humor, la satira y la ironía, y no a los golpes bajos.
De orilla a orilla "El Gran Río" es un documental que se centra en la figura de Black Doh, un joven rapero de Guinea que llegó al puerto de Rosario como polizón. No sabía el destino del barco al que se subió, pero después de muchas vueltas y aventuras terminó en Rosario y allí lo sigue la cámara en su día a día, contando historias, acompañado con su música, grabando su disco. Black Doh hizo muchos kilómetros y la pasó bastante mal hasta lograr tener un país que lo reconociera como ciudadano y que no lo echara, como le paso en muchos lugares. Rosario ya parece ser su lugar, y desde ahí lo vemos trabajar, hablar con sus amigos, contar momentos de su vida, y escuchar otras historias, como la del primer chico que llego a Rosario como polizón y cuyo amigo murió a su lado en el barco. Con la música de fondo y los recuerdos de Africa, la frontera se va desdibujando, y finalmente Black Doh hace el viaje opuesto, vuelve a Guinea para llevar su música, para contar que está vivo, y que ahora su lugar es del otro lado del mar. La historia esta contada de manera cercana, suave, los relatos de Blck Doh son dignos de escucharse, algunas charlas de Black Doh con amigos parecen estar de más, se van del eje de la historia, y hace que se pierda un poco el mensaje principal de la película, que por momentos parece no estar del todo claro. Es un relato interesante, sobre una vida que parece de película, contado de un modo muy llevadero, que toca varios temas, como la identidad, las fronteras, las culturas que pueden convivir en una misma ciudad, y la supervivencia.
Crónica de un niño solo Cyril (Thomas Doret) es un chico de 11 años, al que su padre acaba de dejar en un hogar de niños con la promesa de volver por él. Cuando su padre no aparece Cyril sale a buscarlo, y por más pruebas que le demuestren que ha sido abandonado, se niega a ver la realidad. Una tarde escapa del hogar donde vive, y va hacia el departamento donde vivía con su padre, en busca de este, y de su bicicleta. En ese escape conoce a Samantha (Cécile de France), una peluquera del pueblo, que recupera su bicicleta y luego le permite quedarse con ella los fines de semana. Cyril comienza entonces a vivir en el pueblo los fines de semana, tiene una nueva vida, otras posibilidades y sobre todo alguien que lo quiere y que está dispuesta a cuidarlo. Lo que la película nos muestra, es que a veces todo eso no es suficiente para un niño que todavía no puede tolerar el rechazo de su padre, que no puede interiorizarlo y que una adopción no es para él un final felíz. Como es costumbre en los hermanos Dardenne la historia es sencilla, pero no por eso deja de ser compleja; son imágenes simples que nos muestran un interior complejo dentro de los personajes. Una historia cruda, mostrada de modo intimista, cercano al documental, pero infinitamente lejos de los golpes bajos y el melodrama. La cámara se acerca a Cyril y muestra sus días y noches, buscando a su padre, andando en bici, rechazando el amor de su madre adoptiva, y tomando tanto malas como buenas decisiones, hasta que es capaz de ver la realidad y elegir. Los Dardenne no hacen grandes despliegues de producción, la simpleza de los planos y la música acompañan casi como si no estuvieran ahí, logrando que nos olvidemos que hay una cámara mediando entre nosotros y la historia. Las actuaciones son excelentes, especialmente la de Thomas Doret por la naturalidad con la que expresa todas las situaciones complejas y dolorosas que atraviesa el personaje, sin necesidad de llanto o gestos excesivos, para mostrar el estado de vulnerabilidad en el que se encuentra. Se destaca también Jerémie Renier, en pequeñas apariciones como el padre abandónico. Es una historia sobre el abandono, la espera y la búsqueda, mostrada con la crudeza habitual en la cinematografía de los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne. Si bien a la mitad de la película se pierde un poco el eje de la historia, no por eso pierde fuerza el relato, y logra un cierre brillante para una historia muy compleja.
Mejor juguemos a otra cosa “Fuera de Juego” es una comedia liviana, que apela a tópicos atractivos como fútbol, diálogos graciosos, y un poco de romanticismo para darle profundidad al asunto. Diego (Diego Peretti) es un médico argentino, que debido a traumas infantiles odia el fútbol, y Javi (Fernando Tejero) es un español representante de jugadores de tercera, y futbolista frustrado. En este caso, el chanta es el español, uno de los pocos lugares comunes donde no cae la película. La cuestión es que ambos, por cosas del destino, terminan convirtiéndose en managers de una joven promesa del fútbol, Gustavo Cesar (Chino Darín), que llega a España con la esperanza de jugar en el Real Madrid. Como ya sabemos, el ambiente esta plagado de tiburones que pretenden vivir de los jugosos contratos de los jugadores. En ese contexto ambos protagonistas, con escasos recursos pero bastante iniciativa, utilizarán todo su ingenio y atravesarán toda clase de obstáculos para que el joven crack pueda firmar con el Real Madrid, y asi conseguir un generoso porcentaje en Euros. Las peripecias de ambos no logran ser suficientemente graciosas, y tampoco los detallados diálogos; hay varios guiños sobre el mundo futbolístico, que incluyen cameos de varios jugadores, pero nada de esto logra que la película resulte interesante. Ambos protagonistas son buenos actores, pero no realizaron un trabajo destacable en esta ocasión, la química entre ellos no funciona del todo y da la sensación de que las cosas nunca terminán de arrancar. Los personajes femeninos (Carolina Peleritti y Laura Pamplona) están correctos, pero siguiendo con la temática de la película nunca logran salir del banco de suplentes, y Chino Darín es un tanto inexpresivo. Hay una pequeña participación de Darín padre al comienzo de la película que es lo más destacable en cuanto a la labor de los actores. Más allá de una correcta y prolija producción, la película cae en varios estereotipos y obviedades. Como comedia, solo cumple con ser graciosa, y la subtrama romántica tampoco es suficiente para lograr una historia atractiva.
Afro circo! En esta tercera entrega de Madagascar, Alex el león (Ben Stiller), Marty la cebra (Chris Rock), Melman la jirafa (David Schwimmer) y Gloria la hipopótamo (Jada Pinckett Smith) tienen un nuevo plan para volver a su amado zoo de Nueva York, ir a buscar a los pinguinos que los abandonaron para ir a jugar al casino de Montecarlo, y luego de reprenderlos por el abandono y obligarlos a que los lleven de vuelta a casa. Ya en Monte Carlo las cosas se complican cuando se topan con una funcionaria del control de animales que está decidida a capturarlos. La villana en cuestión es la capitana Chantel DuBois (Francis McDormand) que además de terriblemente malvada parece indestructible -es una mezcla entre Cruella DeVille y el villano de Matrix- no hay pared que no pueda atravesar, ni obstáculos que no pueda esquivar con tal de conseguir su objetivo. Huyendo de la malvada capitana, los protagonistas se topan con un circo, el cual terminan dirigiendo gracias a la intervención económica de los pingüinos. Ya en el circo aparecen los nuevos personajes, Vitaly, un tigre que ha perdido el rumbo (Bryan Canstron), Stefano (Martyn Short) una foca que nunca pierde el entusiasmo, y Gia (Jessica Chastain) un jaguar que conquista el corazón de Alex. Ahora la misión de los protagonistas es doble, por un lado huir de la capitana de control de animales, y por el otro lograr la confianza y el optimismo de los animales del circo para que el próximo show en Londres sea un éxito y un productor que estará en el publico los lleve de nuevo a su amada Nueva York. La historia es simple, no es lo mejor que se ha inventado para niños, pero no está ahí su atractivo, sino en la enorme cantidad de toques de humor, muchos de ellos más accesibles a los padres que a los hijos, y en esta tercera en particular un toque de surrealismo con algo de bizarro realmente increíble, como las escenas de amor de Julien (Sacha Baron Cohen) con la osa del circo, o las estrategias de los pingüinos manipulando a los monos para ganar en la ruleta del casino. Todos los personajes son extraordinarios, acá no se limita a la típica película infantil con un malo, un bueno y una linda, los personajes son complejos, irónicos, exagerados, y la perfección con la que están animados en 3D les aporta un expresionismo grandioso. La malvada DuBois merece un capitulo aparte; no solo es mala, tiene una pasión por su trabajo y una fortaleza ante las adversidades, que si su rostro no diera tanto miedo hasta querríamos que ganara. Los nuevos personajes del circo aportan lo necesario para esta tercera aventura, están ahí para que los protagonistas de siempre los ayuden a vencer sus debilidades, y juntos encontrar su destino, porque el final sí es digno de una pelicula de niños. Tal vez lo único que no termina de cerrar es lo ambiguo del mensaje de la película, el juego entre la libertad deseada y la aceptación de una realidad en sentido contrario. Visualmente todo lo que se pueda decir de la película es poco, al final en los créditos no dejan de aparecer interminables listas de ilustradores, animadores, modeladores, y demás, que dieron vida a esta compleja producción visual que por momentos parece que hay que verla más de una vez para poder apreciar todos los detalles que ya sobre el final, en el show circense, marea un poco. La nueva Madagascar es aún mas rica visualmente que las anteriores, y tiene esa mezcla de personajes histrionicos, como Marty o Gloria, y surrealistas como Maurice o el rey Julien, que la transforman en algo más que una película infantil. A eso se le suma música pegadiza, escenas de acción interminables, y algún que otro toque meloso, y entonces tenemos una película para chicos, que además -se descuenta- será un éxito taquillero.
Un asesino en busca de inspiración "El Cuervo" es un relato de ficción sobre lo que ocurrió durante los últimos cinco días de vida de Edgar Allan Poe, algo que todavía es un misterio. La película no es una biografía de Poe, ni está basada en su vida, solo inspirada en su obra. Aún así la interpretación que Cusak hace de Poe es magnifica, y es un placer escucharlo interpretar sus poesías. En Baltimore 1849, Poe (John Cusack) vaga por tabernas, emborrachándose, buscando pelea, con marineros y también con su antiguo editor del diario, que ya no lo publica. Hasta que un asesino aparece en la ciudad, y el detective de policía Emmet Fields (Luke Evans) descubre que los crimenes están basados en relatos de Poe. Este es primero citado como sospechoso, y luego se convierte en un aliado indispensable de la policía para poder resolver los crímenes, ya que el asesino parece ser además un gran admirador del escritor. La película logra una estética digna de un relato del escritor, es la clase de oscuridad, suciedad y penumbra que imaginamos al leer sus cuentos, pero Poe es ante todo un romántico, no un escritor de terror, y ahí es donde falla la película. Si bien es interesante el juego que logra el asesino al ir armando sus crímenes como un rompecabezas en que los relatos de Poe son piezas indispensables, el filme hace demasiado incapié en los detalles sangrientos, y los muestra de un modo brutal que recuerda a películas como "Se7ven", con autopsias incluidas que hacen que por momentos el detective Fields parezca salido de "CSI", pero con trajes de época. Es destacable la interpretación que Cusack hace de Poe, no solo como un hombre oscuro, sino también con una profunda tristeza y un enorme manejo de la ironia, los demás actores acompañan de modo correcto. Sacando lo molesto que nos puede resultar lo poco que Poe pueda tener que ver con el estilo sanguinario de la película, se trata de un thriller con todas las letras que logra climas de suspenso atrapantes e incluso hasta angustiantes.
La diva y la puntualidad inglesa En el año 1956 Marilyn Monroe fue a Inglaterra a filmar "The prince and the showgirl" con Laurence Olivier como actor principal y director. La película es el relato de esa semana, basado en el libro de Colin Clark "The prince, the showgirl, and me: the Colin Clark Diaries", quien entonces realizaba su primer trabajo en cine, como tercer asistente de dirección; una especie de cadete multitareas. Todo está preparado para esperar a la estrella de la pelicula, la producción es impecable, y todos están listos para empezar, pero desde que Marilyn (Michelle Williams) llega, todo esa perfección inglesa desaparece, y todo comienza a girar en torno a ella, a su impuntualidad, sus caprichos y todas sus dificultades para actuar. Olivier (Kenneth Branagh) pierde la paciencia, las cosas se complican y Colin parece ser el único capaz de comprenderla, así surge entre ellos una relación. En el set Marilyn es tan insoportable como necesaria, todos son conscientes de su falta de profesionalismo, pero al mismo tiempo saben que ninguno de ellos sería capaz de provocar ni la cuarta parte del magnetismo y la magia que la actriz provoca. La película muestra a una mujer que además de ser una diva sufre el peso de tanta fama; es frágil, tuvo una infancia triste y pese a todo es insegura. Así la muestra el filme, no pretende ser una biografía, sino simplemente mostrar a través de los ojos de Colin Clark (Eddie Redmayne) como era esa mujer, dentro y fuera del set, y como fue el rodaje de la película. Michelle Williams logra una detallada interpretacion de Marilyn, papel para el que nadie parece estar a la altura. Eddie Redmayne, le da una calidez y una inocencia encantadoras a su personaje que hace aún mas creíble la relación entre los dos, la mujer sensible que necesita que la aprecien y el joven maravillado e ingenuo. Kenneth Branagh está grandioso como de costumbre, y también son impecables las actuaciones de Judi Dench como Dame Sybil Thorndike, y Julia Ormond como una celosa Vivien Leigh. La película tiene la prolijidad de una serie de la BBC, con una recreación de época visual y musicalmente impecable, hasta en el más mínimo detalle. En resumen, es una historia simple, un relato que no profundiza demasiado, pero que es entretenido y atractivo tanto visualmente como por sus interpretaciones.
Una de chicas Marina, Sofía y Violeta, son tres hermanas, sin padres, que viven solas en la casa de su abuela que acaba de morir. La casa es grande, antigua, un típico caserón de provincia, donde se puede ver que han pasado toda su vida; hay huellas de las tres por todas partes, discos viejos, juguetes que ya no usan, fotos. En esta historia no hay conflicto, nunca puede verse un nudo, sabemos que como en toda familia algo esta ahí; resentimientos, recuerdos, cosas de las que nadie quiere hablar, pero nada de todo esto llega a desatar ninguna situación conflictiva que luego se resuelva durante el filme. Visualmente la película es encantadora y la manera de ver las cosas es totalmente femenina. La forma de acercarse a las tres hermanas, de mostrar cada detalle, de lograr con imágenes que sintamos lo mismo que las protagonistas, con el plus de la música que nos ayuda a pasear por todos esos climas. Por momentos el personaje principal, y más interesante, es la casa. La que guarda todos los secretos, la que ha visto todo. Ahí adentro las hermanas se pelean, se gritan, arman alianzas, se ignoran, y pasan el tiempo mientras crecen; entonces el enojo ya no es el mismo, maduran, se aceptan. La película empieza en verano y termina en invierno, y básicamente eso es todo. Ninguna de las actrices se destaca demasiado, a veces la naturalidad es excesiva, pero es muy interesante la conexión entre ellas, los códigos, las miradas, es creíble que hayan estado juntas todo su vida, que ya no quieran estarlo o que tengan cosas que resolver. Mas allá de que artísticamente puede ser impecable como producto final, no es suficiente para estar una hora y media frente a la pantalla y sin sentir al menos, un poco de aburrimiento.