El secuestro de un avión de Air France el 27 de junio de 1976, fue una noticia de alto impacto en su tiempo. El vuelo fue desviado de su ruta y descendió en Entebbe, cerca de Kampala, en Uganda. Los terroristas, un mix entre europeos y palestinos, tomaron control de la situación y mantuvieron 248 pasajeros en la aeronave, a la espera de dinero y liberación de presos políticos. Luego, ya en tierra, se produjo una liberación parcial de rehenes y una toma de varios días, que implicó mucha discusión política en todos los estados intervinientes. Recordemos que había pasajeros de diferentes nacionalidades y eso, sumado al lugar donde el vuelo descendió, generó que hubiera una fuerte crisis sobre cómo intervenir, siendo que varios actores institucionales estaban afectados por la acción. Hay que decir que hoy en día, tales operaciones son muy difíciles de realizar, en parte porque lo que sucedió en ese intento de rescate, definió estrategias nuevas para intervenir en este tipo de situaciones. Estados Unidos tomó nota de ello y el entrenamiento de fuerzas especiales para la intervención en ese tipo de secuestros, se volvió La historia que nos presenta "Rescate en Entebbe", ya fue abordada por el cine y la televisión al poco tiempo de producido el hecho. Algunos de esos films fueron aceptables ("Raid en Entebbe" -1977, es el mejor), y cuando ya creíamos que el tema había sido dejado de lado como foco de interés, José Padhila ("Tropa de elite", "Robocop"), decide tomar el hecho y tratar de dar una visión diferente de lo sucedido, en una interpretación, cuando menos, confusa. Aquí tenemos a nuestra pareja de alemanes comprometidos con la causa, Wilfried Böse (Daniel Brühl) y Brigitte Kuhlmann (Rosamund Pike), quienes eligen dejar la comodidad de sus vidas burguesas para militar en serio por un mundo distinto. Padhila estructura su relato en dos espacios, que se integran a través de una comunicación paralela. Quiere estar en muchos lugares a la vez, en una clara intención de enriquecer el análisis de la trama, pero desperdicia su mayor talento: la construcción de la tensión física. Ese es el fuerte del brasileño y aquí no se siente su poder creador. Veremos algo de las vivencias previas de los secuestradores y luego, ya en el campo, tendremos el foco también en la cuestión política deriva de la crisis, con el gobierno israelí y el ugandés, debatiendo internamente cómo enfrentar la cuestión. Se sabe que no eran carmelitas descalzas. Si llama la atención ver cómo se resolvían algunas cuestiones en esos tiempos, lejos de los drones y cámaras a miles kilómetros de distancia con las que se opera militarmente hoy en día. Y encima, estaban en una Africa bastante convulsionada. Las construcciones de los intérpretes son adecuadas, aunque sin demasiado brillo (y ya saben que Pike es cosa seria, siempre) y los rubros técnicos, son los esperables en una producción de este tipo. El guión, supuestamente incorpora material inédito sobre la toma, de Saúl David, pero yo no percibí demasiado a lo que conocía, más que nada por conocer las cintas que trabajaron el tema. Creo que el problema principal de "Rescate en Entebbe" es que queda a mitad de camino entre un thriller político y un drama violento. Propone una construcción de escenario con muchas voces y no logra captar el interés pleno del espectador, ya que busca problematizar la empatía y eso, genera una sensación contradictoria en la construcción de tensión. Padhila es un gran director y se luce cuando la violencia cobra forma, pero eso no sucederá hasta el final y el recorrido es largo y no siempre se lo percibe con la intensidad esperable. "Rescate en Entebbe" vuelve sobre un tema que puede volverse a mirar, con otros ojos, desde esta sociedad actual. El resultado quizás no sea del todo logrado, pero si no conocés mucho del incidente, es probable que el tema dispare tu interés.
Mucho se ha escrito en estos tiempos sobre la influencia de la mente sobre el cuerpo, a lo largo de los siglos. En este período de la historia, proliferan la literatura que proclama que todo se desprende de las rutinas de la mente, y que podemos ser quien querramos ser. Sin límites. Esta discusión, en el marco de la belleza y el éxito femenino, no se ve tan clara como en otros campos. Las mujeres llevan sobre sus hombros una inmensa presión social para lucir delgadas, estilizadas, seductoras (pero lo justo y necesario, no más) enfatizando en su rol de faros de atracción física, en todos los espacios en que se mueven. La pregunta, entonces llega en forma natural: qué sucedería si realmente todo se pudiera modificar desde la mente? Si todo esto que escuchamos de neurociencia desde lo mediático pudiera hacerse realidad en forma instantánea? "Sexy por accidente" intenta explorar esto, de alguna manera tragicómica. Como lo hace habitualmente la popular (en USA), Amy Schumer. Pura energía, mucha actitud, una permanente predisposición a reirse de sí misma y una clara visión de cómo llegarle al público. Ella lleva adelante el rol de Renee, una mujer promedio (y eso se muestra como en cada film de Schumer) que tiene dificultades para acceder a sus aspiraciones en la vida. La pelea. Y pierde. Al menos en los primeros minutos del metraje. Ella interpela al espectador sobre cómo lo físico define la suerte de las personas. Posee una sana rebeldía hacia eso, y trata de sobrevivir a su circunstancia, apoyada en la paciencia de sus amigas. Cierto día tendrá un accidente causal y ese golpe en la cabeza, modificará radicalmente su vida. Como ella trabaja y se relaciona con la industria de la belleza, algo se organizará en su cabecita para ubicarla en el extremo opuesto al que estaba. de ser una mujer sin confianza, pasará a creerse una bomba seductora, y lo que es más interesante, su convencimiento de esto, generará una onda expansiva de cambios impensados. "I feel pretty" es una comedia pensada por dos guionistas que debutan en la dirección, Abby Korn y Marc Silverstein quienes ya cuentan con una respetable cantidad de rom coms en su haber ("Never been kissed", "He's just not that into you" y la reciente "How to be single") y que saben transmitir escenarios dinámicos y divertidos. En esta opera prima, eligen transitar por caminos seguros, no arriesgan en los diálogos (hay mucha más corrección de lo esperado) y depositan toda su confianza en la protagonista, quien como siempre, es el centro neurálgico de la historia. Carisma en su máxima expresión. Siento que hay una buena idea en "Sexy por accidente" que no se apoya con un guión más radical. Elige caminos de falsa ruptura y construye sobre personajes y temas algo familiares, de manera que hay poca sorpresa y muchos lugares comunes. El desarrollo ofrece lo que siempre vemos, secundarios con color, una trama con algo de romance y reflexión...ya saben. Sin embargo, desde el poder de lo que trae, sólo como disparador problematizador, habría que darle una oportunidad. O quien no se atreve a modificar su vida tan sólo con un golpecito en la cabeza? Dicen que la mente todo lo puede...
El nuevo cine rumano es visceral. Ya lo sabemos y es bueno estar preparados para sus recorridos. Hoy llega a salas locales la poderosa "Pororoca" (La desaparición), seguramente el film más crudo y duro del año dentro del género dramático. Un viaje emocional áspero, incómodo y largamente logrado, en el que exploraremos la condición humana en una situación extrema: el secuestro de una hija, nada menos. Amplificado con la culpa que invade al padre, progenitor que estaba a su cuidado y que por esas cosas del destino, no estuvo todo lo atento que el cuidado de estos pequeños tesoros requieren... Constantin Popescu, cineasta de gran proyección en su tierra y con amplio recorrido festivalero ya, nos presenta un ficción entonces, que es el escenario de todo lo que un padre no quiere vivir con sus hijos: una pérdida sumada a la incertidumbre de no saber cómo sucedieron los hechos. Es inquietante saber que hay alguien que se encuentra ahí, entre la multitud, que tiene intenciones oscuras con los niños y tiene todas las luces para aprovechar un descuido, con intenciones de hacer daño. Esa cuestión inexplicable para quienes naturalmente, protegemos la niñez. Pero sabemos que existen sujetos así, listos para actuar. Y sus intenciones, son perturbadoras de sólo pensarlas. Popescu juega con las representaciones que tenemos dentro, y recrea un escenario, de los tantos que pueden darse frente al secuestro / rapto / desaparición de un hijo. ¿A quienes recurrimos? ¿Cuánta energía y dedicación tiene la policía y los fiscales para traccionar el caso?¿Qué sucede en el interior de la familia que asume la pérdida de un niño en el seno de su hogar?¿Cuál es el peso de la culpa, una vez que se desplega aplastando la sanidad de quien no estuvo atento a la hora de cuidar al pequeño? Todos estos interrogantes se ponen en juego en "La desaparición". Y les puedo garantizar que el vía crucis del rol de Tudor (Bogdan Dumitrache, ganador en San Sebastián 2017 por este papel) como el de Cristina (Iulia Lumânare) son carne viva para el espectador. La historia es directa, un papá que un domingo cualquiera saca a sus dos hijos a la plaza. Pero en un descuido casual (¿quién no abre el celular en esa circunstancia en algún momento?), la pequeña María desaparece. Lo que sigue es lo previsible: la denuncia policial, los reproches de su pareja, la estremecedora sensación de no saber qué le pasó a la niña... Y el derrumbe de Tudor, al ver que los días se suceden, y ninguna búsqueda da resultado. Cristina y Tudor entran en una formidable crisis de dolor, que se intercala con el pseudo proceso de investigación que el papá encara para resolver el posible secuestro. La policía, con sus limitadas estrategias de intervención, no encuentra un fácil camino para el abordaje. Y Tudor se derrumba. Y en ese derrumbe, empujará a todo su mundo con él en busca de respuestas. Popescu dirige con una envidiable capacidad. Extrae el peor infierno de sus personajes a tal punto que el dolor físico que Tudor experimenta en el tramo final, atraviesa la pantalla y te conmueve incluso corporalmente. Imposible no conectar con esa sensación. Podemos decir que sí, elige narrar su historia con planos lentos y extender a más de dos horas el viaje, en una discusión quizás opinable. En el afán de construir tragedia, quizás el director exige los tiempos emocionales y aplica una estrategia que consume demasiados minutos en secuencias que podrían haberse definido de otra forma. Pero se entiende que su intención es poner en relieve el proceso interno que vive Tudor, en este camino de destrucción que experimenta con el correr de los días. "La desaparición" es una propuesta inquietante, actoralmente impecable, que se construye sobre un hecho delictivo, pero que despliega una frondosa (y extensa) ramificación hacia la angustia y la desesperación que provoca en cuaqluier padre, el secuestro de un hijo. Sin dudas, una pequeña y dolorosa gema en la cartelera porteña.
Sandro ha sido una de las figuras más emblemáticas de la música popular en nuestro país. Dueño de un estilo nacido en las entrañas del rock, Roberto Sanchez (su nombre real), tuvo una carrera magnífica, llena de hitos que sus fans y seguidores homenajean en este tiempo en que el gran cantante, ya no está físicamente con nosotros. Y en particular, su historia, siempre tuvo dos caras. Una artística, a la que todos accedimos. Y otra personal, íntima, que estuvo vedada durante mucho tiempo. Mi mamá era fan de Sandro y recuerdo que me hablaba mucho del caserón de Banfield (donde vivía el músico), de su obsesión por resguardar su intimidad y del respeto con el trataba a sus seguidoras. Incluso tengo el recuerdo de ella narrando una de sus últimas actuaciones, abrazado a un tubo de oxígeno en el escenario. Sandro era eso, pura fibra. Pasión. Calibre. Potencia. Y vida. Este documental de Miguel Matos (en cuyo CV tenemos trabajos en que recorre la trayectoria de Gogo Andreu y Haroldo Conti), tiene un formato cercano a lo clásico (entrevistas, backstages, recortes de archivo, algun clip, etc) pero incorpora alguna escena ficcional, que sirve un poco de recuerdo, cálido, sobre el origen del nombre del músico y no mucho más. Tenemos algunos artistas que hablan de cómo sus canciones cambiaron su vida (increíble lo del "Puma" Rodríguez), pero se extraña una mayor cantidad de exponentes de esa época sobre el Gitano. Desde lo profesional, hay mucha gente que puede dar cuenta de él y su perfil como ícono musical, en el medio, que no está presente. Mato, en cambio, eligió ese recorte y potenció material inédito, como la presentación de cintas domésticas grabadas por Sandro en viajes y vacaciones. Eso, sumado a los comentarios de sus "chicas" (fans), terminan por mostrar que el camino elegido era, presentar al hombre, más que el artista. Y reflexionar, sobre su perfil íntimo, sin explorar su gloriosa faceta artística en profundidad. El relato recobra una entrevista con Sandro donde él cuenta su infancia y sus inquietudes, lo cual va configurando una proyección sobre lo que sería en el momento de desplegar su talento. Una cosa que me pasó con el documental es que de a ratos me emocionó, (Sandro no fue de mi época pero me tocó vivir de cerca el amor que sentían sus seguidores por él) es que te da un pantallazo mínimo sobre la magnitud del cantante, pero sentís que hay mucho detrás por descubrir. Salís de sala con ganas de buscar el canal Volver, y pedir que te den una maratón de sus películas. O buscar las increíbles perfomances que tenía con su banda original, "Los de Fuego". Sandro es historia grande de la música nacional y este registro, hace un homenaje acotado pero valioso sobre su figura. Me atrevo a decir que este doc, pide y reclama una segunda parte. Ideas. Sí, es de visión obligada para cualquier corazón curioso que quiera explorar la vida íntima de un artista excepcional.
Pino Solanas tiene una extensa carrera como cineasta, y un gran compromiso en defensa de los débiles y los oprimidos. Ha dedicado un considerable tiempo a acompañar sus reclamos y enmarca su cine, dentro de parámetros de investigación serios, con testimonios y presencia en los territorios en donde suceden los hechos. "Viaje a los pueblos fumigados" continúa en esa línea de poner voz a los que no la tienen, alertando sobre el uso indiscriminado de agroquímicos en nuestras tierras, (con el objeto de garantizar más resistencia de los cultivos frente a las plagas y obtener mayor rentabilidad) sin tener en cuenta mínimas medidas de cuidado con la población. Ya sea la del lugar donde se fumiga, o la ausencia de controles para la producción de alimentos donde se encuentra la soja, el centro de este documental. Sabemos que este cultivo, ha sido desde la década pasada, el sostén principal de la economía argentina (sino recuerden la "125"). La cuestión es que al compás de esa avidez por sostenerse en el negocio exportador a cualquier precio, se han desarrollado estrategias de fumigado extremo, con productos altamente nocivos para el ambiente humano. Y todo eso, probablemente, con complicidad (por no controlar como corresponde, sin ir más lejos) de los organismos oficiales. Se sabe que los empresarios buscan rentabilidad y no se detienen frente a nada. Pero lo grave, dentro de lo que se presente en este documental, es que desde el Estado, no hay mecanismos que penalicen y marquen una línea clara sobre el cuidado de la población. Agua y tierras contaminadas, productos que se integran a las mesas argentinas sin los controles necesarios, pueblos originarios heridos de muerte por este accionar, dolor y ausencia de quien debe velar por nuestros intereses. Solanas hace lo que sabe bien, explica con registro didáctico y se anima a participar de experiencias en el campo, con entusiasmo y compromiso. Alerta con claridad sobre los riesgos de esto que presenta y logra transmitir una severa preocupación sobre el estado de la situación de nuestros hermanos aborígenes, en los territorios wichis y otros, donde no se respeta el derecho a la salud en ninguna circunstancia. "Viaje a los pueblos fumigados" se enmarca dentro de los documentales que todos deberíamos ver, para exigirle al Estado acciones concretas, de defensa y cuidado de nuestras tierras y cultivos.
Llega el nuevo documental de Manuel Abramovich (luego de dos muy buenos trabajos, "Solar" y el corto "La reina"), registro de observación pura sobre la institución militar, en particular sobre los ingresantes al ejército: "Soldado". Luego de que en Argentina el servicio militar dejara de ser obligatorio, la percepción social sobre la "colimba" cambió. O mejor dicho, se esfumó. Así como antes muchos sujetos estaban atravesados por esto (se sorteaban con los números del dni a los ingresantes y era un deber público obligatorio que te ocupaba, entre 1 y 2 años de tu vida, a los 18 años), la preocupación sobre esto desapareció. Y con ella la información que rodea el ingreso de los nuevos aspirantes de la fuerza militar. Pero hay gente que sigue ingresando a la fuerza. Con sus motivaciones personales. De ahí que "Soldado" recupere un poco esto. Que brinde la posibilidad de que tomemos contacto con la formación e idiosincracia que aparece como emergente en cada una de las actividades de preparación que el ejército le da al nuevo recluta. Abramovich registra diferentes actividades que realiza el jóven ingresante, algunas simples, otras no tanto, que van desde plegar sábanas de la manera correcta hasta aprender a tocar el bombo en un acto patrio. Con respecto y atención, se van desgranando acciones que definen la intencionalidad de los formadores del ejército... Creo que este doc puede ser interesante para quienes quieren poner la mirada en cómo se estructura cierta concepción sobre el deber y el trabajo, desde la perspectiva militar. Se deja ver, aunque como siempre digo, te tiene que interesar la temática para que sea una experiencia de interés.
Digamos que no veníamos teniendo historias de amor en la cartelera en los últimos tiempos. Hay una tendencia a dejar de lado el género (e incluso tampoco proliferan rom coms como en otras épocas) y centrarse en otros formatos, más masivos y rentables. Siento que además, las series ofrecen mayor posibilidad de expresión para los dramas románticos. Y supongo que todo eso se conjuga y produce un vacío en cuanto a títulos en las salas. En esta oportunidad nos llega "Film stars don't die in Liverpool", cinta dirigida por el británico Paul McGuigan (de experiencia despareja en cuanto a trayectoria, mucho más sólida en tevé que en la pantalla grande) que da cuenta de un fragmento de la vida de Gloria Grahame (Annette Bening), actriz ganadora del Oscar en 1952 por "The Bad and the Beautiful". Los años dorados han quedado atrás y la otrora primera figura, una mujer seductora y con varios divorcios encima, se encuentra en los 70' enfrentando ya trabajos menores y contratos alejados de su prestigio histórico. La trama entonces presenta el nacimiento de un fuerte affair entre Gloria y el joven actor Peter Turner (Jamie Bell), relación nacida en tierra inglesa y al principio llamativa, porque la diferencia de edad era importante entre ámbos (recordemos que es una biopic). Lo cierto es que el film indaga sobre cómo los amantes van pasando de la etapa fogosa e intensa, a una distinta, (luego de idas y vueltas), en las que Gloria deberá enfrentarse a una enfermedad de difícil pronóstico, para lo cual deberá contar con el soporte emocional de Peter y su familia. Annette Bening está estupenda en su rol. Le calza perfecto, su edad es ideal para potenciar el carácter de su composición y ella posee todos los matices que debe tener una actriz que encara este difícil rol. Bell acompaña muy bien, con fibra e hidalguía, el camino que les toca transitar, mostrando su capacidad para recrear emoción con pocos pero visibles recursos. Hay buena química entre ellos. Sí considero que la historia se sostiene, no tanto por lo que narra (toda esta cuestión de las estrellas que atraviesan el ocaso luego de haber conocido el éxito en toda su magnitud), sino por la habilidad del director de darle todo el espacio para que Bening se luzca. La deja brillar y se nota que hace tiempo que ella necesitaba un papel así. Hay romance, pero hay también drama en igual proporción. "Film Stars don't die in Liverpool" es una drama romántico ajustado, que estalla por el valor agregado que significa tener a una actriz destacadísima, en el protagónico. Muy buena, en esos términos.
Es muy difícil hacer una review sobre la segunda película más cara de la historia. Se rumorea que (más allá de que fue rodada en forma conjunta con su segunda parte) supera los 300 millones de dólares de costo. Sus standares de producción, con 15 actores de primerísima línea, establece un punto de partida muy atractivo, para el público fiel a los cómics y a la aventura, en todas las edades. No esperen aquí ni spoilers sobre la trama (porque entiendo perfectamente la ansiedad de los que aún no la vieron y la respeto) ni tampoco alabanzas a Marvel. En lo personal, salí del cine un poco desencantado. Cada una de los personajes que confluyen aquí nos han legado mucho buen entretenimiento. Este año, volví a ver "Thor Ragnarok" en casa. La había visto en sala y me reí muchísimo otra vez. Creo que las franquicias individuales brillaban en su punto más alto. Y más allá de "Black Phanter", esperaba que "Infinity War" me explicara muchas cosas que pasaron en los dos años que van desde la disolución de los Avengers y el tiempo en que transcurre la historia que nos convoca. Pero no siento que haya sucedido... Esta entrega, para empezar tiene menos humor y es más coral, dejando de lado la unidad que caracterizaba las entregas anteriores. Y es más, mi decepción se basa en que al ver tanta cantidad de personajes, se vuelve prácticamente imposible delinear emociones y vínculos. Aquí, en este escenario planteado ("Guerra infinita"), no va a haber tiempo para pasarla bien en los contrapuntos entre los héroes, como venimos acostumbrados. No señor. Aquí todo será tratar de evitar que Thanos (Josh Brolin) se apodere de las seis gemas que empoderan a su poseedor, poco menos que a ser rey del universo. El teseracto, la de la mente (que tiene Visión en su frente), la de la realidad, la del poder (que vieramos en Guardians of the Galaxy), la del tiempo (que usa Doctor Strange)y la del alma, de la que sabremos más en esta "Infinity War ". El Caballero de la Oscuridad (ejem!), localiza el primero (que recordamos robó Loki de Asgard en sus instantes finales como planeta) y se dispone a desplegar a su banda de ruinosas criaturas, a doblegar a quienes sea, para acceder a todas las gemas que les falta. Thanos cree que el verdadero balance del cosmos, es limitar la vida en los planetas. Es como el rifle sanitario del universo. El se encargará, si accede a todas las gemas, a tomar decisiones sobre la población de cada planeta. "Infinity War" ofrece un desarrollo con varios escenarios que juegan a la vez. La confrontación con Thanos, dado su poder y capacidad de respuesta, se sostiene desde diferentes frentes. Los Vengadores se organizan de manera espontánea, veloz, y sin demasiadas explicaciones, para operar frente a tamaña amenaza. El cast está integrado por los actores que vienen integrando este atractivo universo de Marvel... (alguno no, pero esperamos que aparezcan en la segunda parte). Lo que si genera cierta ruptura es la llegada al juego de los Guardianes de la Galaxia (que para mí vienen con otro registro, decididamente). Estos pibes, intentan ensamblarse con Tony Stark y los restos de la banda, pero ese amalgama, en mi opinión, necesita todavía rodaje para explotar en forma. Habrá espacio aquí para los combates, la destrucción masiva, la magia, los robots, etc... Todo lo que ustedes esperan, está ahí para que lo disfruten. Creo que los Russo brothers (los responsables finales de este film) hacen un trabajo prolijo, manteniendo cierto orden en un equipo técnico inmenso. Cuando termina la peli, y todos se quedan para ver la secuencia final después de los títulos, van a notar que se quedan más tiempo que lo habitual para los cierres: el equipo es inmenso. La cantidad de gente que trabajó en esta peli es increíble. Desde la dirección, hay que darle cierto crédito a esa dupla. Más allá de los resultados finales, no debe haber sido fácil llevar adelante el proyecto. Piensen que el rodaje de la segunda parte ya finalizó y se espera para mayo de 2019 su estreno. Queda un largo año para saber cómo termina la historia que estarán viendo en sala en estas horas. En pocas palabras, "Infinity war" es un producto muy esperado y está a la altura de lo que sus fans esperan. Yo sentí que como historia, (y eso insisto, que no soy hombre de comics), sentí que adolecía de unidad. Quizás pueda leerse mal, pero siento que no es todo lo que uno imaginaba.
Llega a salas "Monsieur & Madame Adelman", la ópera prima de Nicolás Bedos, actor galo que debuta detrás de las cámaras con una realización que llegó al palmares de los premios César durante su última edición. Esta es la historia de una pareja. No una convencional, sino dos seres inmersos en el mundo de la literatura: el escritor y su musa. Atravesados por ella, pero conviviendo con los problemas naturales que uno vive cuando se piensa unido a alguien durante un largo período. La cinta recorre 45 años en la vida de Sarah (Doria Tillier, quien es pareja en la vida real del realizador y también co escribió el guión)y Víctor de Richermont (Bedos) y se relata en forma ordenada y cronológica, los eventos salientes de la relación, de 1971 hasta 2016, fecha de la muerte del escritor. Todo se inicia con la consulta de un periodista que charla en el funeral con Sarah, para pedirle algún detalle saliente de la vida de esta celebridad literaria. Ella, lejos de inhibirse, comienza un pormenorizado racconto desde que surgió el flechazo, hasta los últimos tiempos del hombre que amó con locura. Viviremos el pasaje a través de distintas épocas y eventos, que hicieron a la construcción del escritor de éxito en que logró convertirse Víctor. Bedos aprovecha un gran trabajo de maquillaje (el tema de modificar la edad de la pareja se presentaba como un desafío) y aporta una natural química para la pareja que integra con Tillier. Se complementan de maravilla y eso enriquece el film. Es de dos personas enamoradas (lo escribieron juntos) e interpretan de dos personas enamoradas. Ergo, es convincente desde todo punto de vista. La trama, sí, llena de desniveles, engaños, debilidades y aciertos, es la esperable, aunque para mi gusto, es demasiado lineal. Y sí también es discutible la revelación de cierre de la película, que para muchos puede oscurecer, parte de la historia relatada. En lo personal, creo que es una película prolija, con una actuación destacada de Tillier que es ideal para parejas que quieren verse proyectadas en el futuro. Es un drama romántico, instalado en París y con toda la carga que eso significa: psicoanálisis, amantes, largas discusiones de café, etc. Pero aprueba y es un film con el típico acento francés para los amantes de esa geografía cinéfila.
El cine nacional viene experimentando un proceso de expansión a nuevos mercados y es en ese contexto que algunos productos de su cosecha, ganan distribución internacional. Se busca actores conocidos, elencos mixtos (ya sea de latinoamericanos populares o ibéricos), y tramas policiales, en mayor medida. Son los más fáciles de ubicar. En estás épocas plagadas de series largas en Netflix sobre chicas desaparecidas (cuenten y después me dicen), inaugurada quizás allá hace tiempo por "The Killing" (que en realidad está inspirada en la danesa "Forbydelsen"), se imponen algunos elementos que sí o sí deben estar presentes en toda realización que trabaje este género. Debe tener un clima opresivo. Nada es lo que parece. Tus amigos son tus posibles enemigos. Y tus pecados de juventud (o adultez) vuelven cuando menos te lo esperás. Lo que descubras nunca es un crimen común, sino forma parte de un plan orquestado encubierto de maravaillas. ¿Posee "Perdida" todos esos elementos? Sí. Los tiene. Lo cual no significa que logre el voltaje de las producciones anteriores, más que nada porque es un largometraje y el éxito de esas series es que tienen un extenso tiempo para dedicar a la construcción de personajes. Aquí, eso no sucede. En este opus de Alejandro Montiel ("Un paraíso para los malditos", "Extraños en la noche" y muchos guiones de realizaciones importantes como "Abzurdah"), se busca explorar el poder de las redes delictivas y su impunidad, pero además invita a la reflexión sobre el pasado adolescente y su mirada desde la madurez, con resultados aceptables. Esta es la historia de Pipa (Luisana Lopilato), una mujer policía cuya vocación se definió cuando en un viaje al sur con una profesora, una compañera y amiga, Cornelia, desapareció. Cuando Pipa concurre a una misa para recordarla, la mamá de la "perdida" (María Onetto), le pide que reabra la investigación porque sospecha que puede su hija, estar viva. Catorce años más tarde (porque eso pasó entre el hecho y la nueva búsqueda policial), autorizada en la repartición por su jefe (Rafael Spregelburd), Pipa vuelve al escenario y comienza a desandar esa desaparición aplicando al caso lo que ella ahora puede hacer. Sin anticipar lo que irá descubriendo en esta pesquisa, podemos decir que hay un iceberg debajo, como en la mayoría de los casos de este tipo. Hay una banda detrás liderada por la convincente actuación de Amaia Salamanca (a quien conocemos de "Gran Hotel" y "Velvet", ámbas españolísimas), quien le hará la vida imposible a Pipa cuando la investigación llegue a su punto sensible. "Perdida", basada en la novela "Cornelia" de Florencia Etcheves, es un buen producto nacional. Ofrece cierto nivel de producción interesante, hay un elenco competente (Nicolás Forutado, Pedro Casablanc, Oriana Sabatini) y una historia previsible, aunque un poco fría. Quizás ese sea la mayor debilidad de la propuesta. Tiene todos los elementos para ser un gran policial, pero adolece de cierto clima opresivo, oscuro. Esto es quizás porque estamos acostumbrados a la protagonista conflictuada (el policía que incia en general la búsqueda), vencida por la vida, desalineada, y con temas graves que la acosan. Nada de esto se percibe, actoralmente de Lopilato. Ella hace un enorme esfuerzo por estar a la altura de su rol y es encomiable su progreso y la curva de aprendizaje positiva que vemos en su tránsito de la comedia al género dramático (ya evidenciada el año pasado con "Los que aman odian"). Sin embargo, esta construcción lleva tiempo y en ese camino estamos. El resto del elenco acompaña con solvencia pero a pesar de ser una historia realmente sórdida y contener crímenes, traiciones y vueltas de tuerca, no logra traccionar un producto vibrante. Sí, "Perdida" es un paso adelante para la industria sin dudas. Y creo que vendrán muchos productos que tomarán este peldaño como terreno para subir. Se deja ver y a muchos, les va a gustar.