Un conejo rebelde que garantiza una buena Pascua Epoca infantil ideal para compartir este tipo de películas, la Pascua no registra tantos films infantiles como la Navidad, que ha tenido infinidad de películas sobre el tema. En esta ocasión, el estreno que nos convoca es el nuevo trabajo de Tim Hill, responsable de la primer "Alvin y las ardillas", lo cual a priori no es un buen dato (obviamente, fue muy floja). Digamos para quienes son habitués del cine para pequeños, que uno espera poco de este trabajo cuando entra a la sala. Afortunadamente, Hill se supera con "Hop". No vamos a decir que es un film, imprescindible, porque no lo es. Es una propuesta entretenida, liviana, y muy bien realizada desde el punto de vista técnico. Me inclino a pensar que superior, en trabajo de ensamble de actores y animación, a "El oso yogui", por ejemplo. Los conejos y los pollitos que desfilan en esta realización tienen un nivel de detalle muy bueno y el ambiente en el cual se desarrolla la acción (mezcla entre humanos y personajes animados) está bien presentado. Volviendo al eje de la cuestión, de los varios estrenos que he visto en este año, debo decir que me sorprendió gratamente. Me reí en alguna circunstancia y la banda de sonido, debo reconocer que me atrapó. Un conejo rocker que sale de lo tradicional en este tipo de películas, parece en esta oportunidad una señal de aliento para Illumination Enterteinment (creadores de la simpática "Mi villano favorito") en su camino hacia convertirse en una sólida y prestigiosa compañía en el género. "Hop" parte de la creación de un mundo donde un grupo de conejos esperan todo el año su momento: la Pascua. Ibby es uno de ellos, pero el más importante: debe ser el encargado de ser el "conejo de Pascua" del año, es decir, ser como Santa Claus en las miles de versiones que vimos, es quien reparte los huevos en una especie de trineo mágico. En este caso, Ibby debería hacer lo mismo que Papá Noel, ser el centro de la atención en ese momento tan importante pero... No le interesa. Quiere ser otra cosa. Le gusta la música (y es bueno en eso), toca la batería y se resiste a aceptar el mandato familiar. Enojado porque tiene la designación para la tarea y no quiere hacerla, nuestro protagonista se escapa de su mundo (risueña llamada a la "Isla de Pascua"!) y decide ir hacia la tierra donde los sueños se hacen realidad: Hollywood. Allí, dará con un joven en Beverly Hills, Fred (James Mardsen) quien tiene los mismos problemas: su familia no tolera su indefinición para encarar su futuro laboral. Digamos, son historias gemelas. Lo interesante de la historia, es como refuerza doblemente, este mensaje de los niños que no "encajan" con las aspiraciones de sus padres. En esa dirección, la cinta gana porque el conflicto que los une, es genuino y se ve real: a nadie le gusta hacer necesariamente lo que nuestros padres dicen, más si nuestra vocación pasa por otro lado... Dentro de los puntos altos del film, se encuentra la música que Ibby toca, canciones súperclásicas y pegadizas y música ambiental excelente. El film transpira ese aire de rock y por más que el centro sea un conejo de Pascuas, logra transmitir su ritmo con relativa precisión. Hay algunas cosas más que merecen destacarse, como un cameo de David Hasselhoff o la participación de los "Blind Boys" de Alabama, notas que le dan un colorido singular a la propuesta. Dentro del poblado universo del cine para los más chiquitos de la familia, es un producto aceptable y un saludable cambio de dirección de Tim Hill, de quien esperamos muchas más ideas en este sentido (y no en el de Alvin)... Aceptable y familiar, cine potable para compartir en familia, sin mayores expectativas.
Sobrevalorado y desconcertante bodrio tailandés Hace mucho tiempo que no me pasaba sentirme totalmente a contramano de mis colegas en el análisis de una película. Uno puede acordar, o no, puntuar algo como regular que otros ven bueno, o hacer hincapié en los distintos valores desde una óptica personal y pensar distinto... Pero estar a kilómetros de distancia, no. No se da, no pasa habitualmente. Por ende, cuando salí de la sala del BAFICI donde ví "Loong Boonmee raleuk chat", desconcertado y con paso vacilante, me sentí un "outsider". Un marginal. Algo había pasado ahí dentro y había perdido mi status de crítico. Periodistas especializados me decían "tenés que verla. Sí o sí"... Y ya a los veinte minutos quería salir de la sala..."El hombre que podía recordar sus vidas pasadas", fue ganadora de la Palma de Oro el año pasado en Cannes y el ambiente dice que recibió su premio por su original y único estilo renovador y transgresor, hay muchísimas notas que alaban el film hasta llevarlo a niveles ya no terrenales y a coro, los más encumbrados periodistas especializados en cine dicen de su director, Apichatpong Weerasethakul, que es el más brillante e innovador cineasta en los últimos veinte años... Bueno, debo decir que mi opinión es diametralmente opuesta a semejante conceptualización. Creo que "Loong Boonmee..." es una farsa. Es una película pobre, mal actuada, aburrida y monótona en niveles inenarrables. Sí me parece que el director lleva adelante su pensamiento, como artista integral (es un hombre que hace instalaciones, además de dedicarse con pasión al cine), y que la crítica sobrevalora esa arista que Weerasethakul tiene, entendiendo a sus films como estructuras narrativas que rompen el esquema tradicional y "reinventan" un marco mágico y misterioso... Elementos en los que estoy en completo desacuerdo. Su cine, para el espectador regular y hasta para el entendido, es malo y sin relieve. Son realizaciones cuyo clima y puesta en escena ambientan sujetos en relación con la selva y la magia, lo oculto.. Pero están transmitidas a través de pésimos actores con libros que dan pena. Según sus defensores, sus trabajos están poblados de símbolos que el espectador debe decifrar y que aluden a la vida actual que atravesamos, con un tinte local (tailandés) que los vuelve exóticos y visualmente poco reconocibles para el occidental medio. Pero aquellos que entendemos que el cine es primordialmente entretenimiento, sabemos que no es así. Uno puede aceptar que un artista multimedial utilice al cine como vehículo para transmitir sus ideas e impresiones. Pero uno como público receptor, puede poner entre sus prioridades que aceptar de ese sujeto, de manera que cuando uno entra al cine, espera que lo entretengan. De la manera que sea, pero que uno pase un buen momento, que ese viaje, que significa la duración de una película, sea reconfortante y reparador. Aquí hay que decir que el relato es de lo más denso y aburrido que ví en mi vida (y he visto mucho, créanme)...Para algunos, el cine de Weerasethakul es arte en estado puro. Este cronista se durmió durante la función. Creo que eso exime de mayores detalles, pero como siempre les cuento de que va la historia, lo haré como es habitual. El tio Boonme tiene una afección renal que le da poco tiempo de vida. Decide ir a morir a una aldea cercana con la frontera de Laos, donde encontrará a su cuñada en el lugar en el que se crió. Allí, mientras se aplica su tratamiento de rigor para soportar sus últimos días, recibe una noche la visita del fantasma de su esposa. Ella falleció mucho tiempo atrás (casi veinte años) y su aparición silenciosa pasma a los habitantes de la casa....Su presencia vendría a marcar la conexión con el otro mundo, el que espera recibirlo pronto... Boonme decidirá visitar una cueva, lejana e internada en el medio del bosque, para terminar sus días. En el trayecto hacia ese lugar y allí mismo, irá en busca de recordar aquellas vidas que vivió y que parece recordar en este período final... Para que se den una idea de como viene la cosa, su hijo perdido (según el relato) aparece corporizado en forma de oscuro mono en el relato. Y una mujer tiene una relación impropia con un pez. La secuencia de apertura muestra, por unos casi 8 minutos, a una vaca atada que se libera de su cuerda, y se interna en un bosque. Bueno, ya está. Para algunos críticos, es una obra maestra. Y Cannes, hizo justicia con este increíble e innovador director. Para nosotros, es casi una estafa. Es basura en estado puro. Cualquiera puede irse a los bosques de Ezeiza y filmar a los pájaros quince minutos, ensayar alguna escena onírica delirante y contarla como una vertiente nueva de la búsqueda personal de quien la pensó. Dejar la cámara en una posición, un rato largo sin que haya diálogo...Y listo. Una obra maestra. Cine regional, con toques de ocultismo y un ritmo único. Me invitarán a Cannes? No hay que fingir que "El hombre que puede recordar sus vidas pasadas" es buena sólo para estar a tono con lo que dicen los especialistas. Huirle como a la peste. Y no les crean a quienes intenten convencerlos de lo contrario.
Viaje al corazón de una familia disfuncional Cuando terminó la función presentación de "Los Marziano" en el BAFICI, donde la vimos, esperé con ansias la palabra de Ana Katz. La esposa de Daniel Hendler (ahora también devenido en cineasta!) es una figura muy prestigiosa en el pequeño círculo de las jóvenes promesas del cine nacional. Sus trabajos anteriores (en especial "El juego de la silla") han llamado la atención de productores importantes del medio, y "Los Marziano" la lleva a jugar en un nivel en el que no la teníamos: intentar una película masiva, con actores de renombre y gran apoyo publicitario. En estas horas, me han llegado muchísimos mensajes preguntándome que pienso de "Los Marziano" y si bien no tuve la oportunidad de intercambiar con colegas la primer impresión, tengo que decirles que lo último de Ana Katz es una propuesta poco usual en nuestra cartelera y que no todos van a salir de la sala satisfechos. El cine de Ana Katz es personal y su trabajo va en dirección de crear pequeños momentos y anécdotas, usando planos largos y enmarcándolos en personajes contenidos. Si tuviera que definirla con una imagen, la veo como una relojera, un oficio en el que la paciencia, la exacta ubicación de las piezas y su engranaje son marcas distintivas. Sin duda, su visión del cine la hace elaborar minuciosamente cada elemento para crear un mecanismo de sobrada precisión, de manera que nada parezca costumbrista, sino perfecta y armoniosamente natural . Es un cine particular, lejos de los estereotipos a los que estamos acostumbrados. Ella construye en función de su deseo personal y tiene muy claro lo que quiere transmitir. Cuando alguien quiso saber si los actores habían tenido la posibilidad de expandir y modificar su guión, ella confirmó que nadie aquí improvisó (se nota y mucho) y la película, a pesar de los prestigiosos intérpretes que tuvo, siempre estuvo bajo su pleno control. Lo que vemos (y esto es bueno saberlo, porque a veces un equipo de gente, transforma el libreto de una película y lo lleva a un lugar nuevo, más grupal y menos, individual), es lo que ella y su hermano (los guionistas) siempre quisieron contar. Su edición final es cómo la soñó desde el primer plano. Sin anticiparles como cierra, les digo que el público va en una dirección (el deseo se palpa en la sala), y ella en otra, en cuanto al abordaje del climáx de la cinta... Lo cual no está mal, uno no puede pedirle a un artista, digamos, un pintor, que retrate exactamente lo que la masa quiere. El genio en cada talentoso hace que subraye o se interese por determinados aspectos que no a todos nos parecen atractivos. Quiero decir, Ana Katz hizo un film con su sello distintivo (sin renunciar a ninguna de sus convicciones históricas) y una dirección de actores ajustada y coreografiada al extremo, que los veteranos críticos clasifican como comedia, pero que para el gusto local, dista bastante de serla. Me atrevo a definirla como un drama familiar, con pequeñas pinceladas que dibujan sonrisas, y nada más. Indudablemente, esa fue su intención: alejó a un actor muy popular y televisivo como Guillermo Francella de su registro y lo instaló en un rol donde está experimentando, lejos de lo que mejor hace (su llegada más fuerte se relaciona con el humor directo y picaresco, de gestos, bien porteño). Moldeó perfiles únicos para los otros tres integrantes de peso de la historia (Puig, Cortese y Morán) y se animó a mirar una familia disfuncional desde miúsculos episodios que funcionan como espacio de recorrido, distanciados físicamente entre sí. Katz creó un universo de ritmo pausado donde la coralidad es reina, pero que a pesar de su validez, no termina por conmover al espectador común. Para ver y disfrutar "Los Marziano", hay que tener claro quien llevó las riendas del asunto y aceptar la visión de su directora como original, a pesar de que nuestro gusto, no esté a tono con la manera en la que la trama se desarrolla. La historia es la de cualquier familia, donde algo en el pasado, fue separando a los hermanos y disgregándolos por la vida. Tres de ellos, Luis (Arturo Puig), Delfina (Rita Cortese) y Juan (Guillermo Francella) conforman el centro de atención, junto a la esposa del primero, Nena (Mercedes Morán). Al primero, las cosas económicamente le salieron bien en la vida, vive en un country con su mujer y su único problema (no parece trabajar, ni interesarse por nada más), es resolver un tema de sabotaje en los campos de golf de su barrio exclusivo. Luis y Juan están alejados desde hace un tiempo largo y no se hablan siquiera. Las razones, iremos conociéndolas por los anecdotarios que desfilan en los diálogos familiares de los que somos testigos. Cuando arranca la película, Luis se cae en un pozo en el green y a partir de ahí, este accidente acentuará sus rasgos más obsesivos y destructivos. Se lastimará (se rompe el brazo derecho) y eso lo llevará a instalar una pseudo investigación policial con sus limitados recursos. Su hermano no la pasa mejor. Juan, vive en Misiones, en un pueblo pequeño, y su fracaso laboral y financiero es evidente. Una mañana, misteriosamente, deja de leer los carteles del lugar. Ante el asombro de los suyos, él, se manifiesta incapaz de entender el significado de la combinación de letras. Algo grave parece sucederle y su hermana, Delfina, junto a la esposa de Luis, Nena, lo alientan a venir a Buenos Aires a hacerse atender por algún especialista de peso en el tema. O sea, los dos hermanos, literalmente, "cayeron en un pozo". Un descenso no deseado concientemente que es emergente de que algo, no anda bien aquí y cada uno, a la distancia, lo vive o lo exterioriza de manera diferente. Esta figura, la del "pozo", marca la intención de Katz: están en crisis, algo salió a la superficie (paradojicamente!) y en estas enfermedades (el brazo quebrado y el extraño problema neurológico o emocional) actúan como disparadoras de lo mucho que hay que resolver para restablecer el equilibrio. En ese sentido, el recorrido es casi terapeútico... Eso si, no olvidarse que los Marziano son una familia con todas las de la ley. La interconexión emocional se ve entre todos y está lograda: hay afecto y ternura pero también afloran las diferencias, las rencillas, los desencuentros. La familia tramará un encuentro para reunir a los hermanos, pero no será fácil conseguirlo. Además, cada uno irá lidiando con su problema en un tono apenas simpático, cerrado pero muy gráfico y reconocible. "Los Marziano" es la típica película que le gusta a la crítica (por lo personal, por la búsqueda de lenguajes nuevos o por la inspiración en un cine no comercial) y que el público rechaza. A favor de Katz, tiene un poker de ases impresionante. Los cuatro actores en los que recae la acción hacen un gran trabajo. Sus piezas de ajedrez pueblan un tablero equilibrado y marcado que quienes aprecian el buen cine, agradecen. Pero no dejamos de decir, que si no están acostumbrados al sentimiento que esta directora imprime a sus productos, quizás sea bueno ver sus trabajos anteriores antes de ir a ver este último. Es un cine distinto. El espectador, como yo lo llamo, "inmediato", que busca entretenimiento puro y rápido, no encontrará aquí un film de su paladar. Si les gusta lo nuevo, si lo suyo es la emoción contenida y si están abiertos a conocer a una gran directora, bueno, esta es su oportunidad. Una auténtica prueba de fuego a la hora de ver cuán masiva puede volverse una cineasta que elige no contar sus historias desde los enfoques tradicionales, en ustedes, está la respuesta...
En el nombre del hijo... Lo primero que me llama la atención cuando analizo la fecha de lanzamiento de la película en USA, es que data de fines de julio del 2009. En general, ya este tipo de producción debería ir directo al DVD por dos razones, no es una "major" ni tampoco es un film que merezca mucha atención. Además, mucha gente ya la vió porque sus versiones comerciales domésticas ya llegaron a gran parte del planeta. Así como en muchas oportunidades me extendiendo en desmenuzar algunos productos, después de haber visto "The greatest", me pregunto que puedo decirles, que no puedan descubrir sólo viendo el afiche de la película..."Prueba de amor" es un drama familiar. Chiquito, de esos que el cable ofrece en abundancia y variedad. Bien actuado, de impecable factura técnica, eso sí, pero que a mi gusto, aporta poco para el público general. Claro, hay que pensar que así como hay gente que le gusta el humor escatológico de Torrente (por partir de ejemplos que esta semana están estrenándose en cartelera), hay otra que le gusta ir al cine a ver dramas. "Carilina audience" me gusta llamarles. Es un sector de la audiencia, generalmente femenino (no excluyente) que se dedica a disfrutar del efecto lacrimógeno de ciertos films...y está bien. Son un grupo no mayoritario, pero seguidores fieles de este género. Supongo que la idea de los distribuidores era captarlos para este tardío estreno en nuestras salas. Primer trabajo en la dirección de Shana Feste,"The greatest" es un drama importante. Bah, entendiendo por importante que parte de presentar una historia donde una familia pierde un hijo. El elemento de salida, la dolorosa circunstancia que atraviesa este grupo humano será el eje central donde girará la cinta. La historia comienza cuando una pareja de estudiantes tiene su primera relación sexual. Ellos son Rose (Carey Mulligan) y Bennet (Aaron Johnson), fueron compañeros durante cuatro años y se amaron en silencio durante un largo tiempo.Pero como eran sujetos especiales, nunca habían decidido tomar la iniciativa y conocerse. Finalmente, en el preciso momento en que su relación se materializa, todo se oscurece. En el auto donde están los dos hablando después de haber concretado su encuentro físico (dato importante), otro vehículo lo impacta y el accidente fatal le cuesta la vida a Bennet. Los padres del chico, la famila Brewer, está devastada: el papá, Allen Brewer (Pierre Brosnan) intenta contener al resto, pero la madre, Grace Brewer (Susan Sarandon) está absolutamente desbordada por la situación. Tienen otro hijo, Ryan (Johnny Simmons) quien también no puede manejar la situación, su hermano amado, modelo de identificación central en su vida, ya no está. Luego del entierro, la familia intentará dar un paso adelante para aceptar la pérdida... Pero al tercer mes del luctuoso evento, alguien golpeará su puerta: Rose, la novia de Bennet, quien está embarazada y afirma que es el padre de la criatura era el desaparecido miembro de la familia. A partir de allí, el tema será integrar dificultosamente a la adolescente e intentar entender su relación con el fallecido... Salvo Allen, el resto no sabía de la existencia de Rose y cómo evolucionaba el afecto en la pareja desmembrada por lo cual habrá un mundo a descubrir... En esa vuelta, la llegada de la embarazada traerá esperanza, pero también conflicto en la adaptación.. Por un lado, afrontar la espera de un bebé, heredero de Bennet, Brewer puro, y por el otro, reintegrarse y reformularse como familia. Menuda tarea. La directora construirá cada personaje con dedicación y todos logran convencernos de su rol. Hay sólidas actuaciones, Brosnan y Sarandon despliegan décadas de oficio en la pantalla y dotan de dolorosa humanidad a estos padres, y Carey Mulligan por su parte, muestra toda su dulzura y carisma para mostrarnos el perfil de esta joven mujer dispuesta a coronar su amor con la llegada del hijo del hombre que amó y ya no está. Hay una intensidad correcta, creíble y bien contada. Muy previsible, eso sí. Los rubros técnicos está bien y si les gusta este tipo de películas, seguramente saldrán satisfecho. Por mi parte, no es uno de mis géneros favoritos. Reconozco que me pareció un producto demasiado simple pero no exento de atributos positivos Se deja ver, aunque no aporta mucho más que lo que ofrece.
La saga va hacia lo Segura Para empezar, hay que decir que Torrente tiene una importante cantidad de seguidores en la Argentina y por ende, era muy esperado este regreso. Por lo tanto, es bueno tratar de separar esta crítica, y dedicar un espacio para los fans de la saga, y otro para el espectador que se acerca por primera vez a un film de este calibre... Para los fans, "Torrente 4" es un regreso a las fuentes, luego del paso errático que había significado la anterior. Santiago Segura, un cómico impresionante, regresa con un arsenal de recursos a su disposición listo a recuperar la gloria extraviada. A ustedes, les digo, esta última producción, es Segura llegando al firmamento. Así de simple. Contó con todos los resortes técnicos, económicos y personales para hacer de esta cinta lo que le viniera en gana. Y lo hizo. Juntó amigos, ídolos deportivos y musicales, actores de renombre... Y la pasó muy bien!!! Esta cuarta entrega de la legendaria serie de films sobre el policía José Luis Torrente es la primera película española filmada en 3D, todo un lujo de producción... Y les digo, hay escenas que justifican el formato elegido, largamente. Fijense que regreso con gloria. Segura viene por todo....Qué hay de nuevo en esta entrega de Torrente? Bien, encontrarán un universo de "cameos" imperdibles, que darán pies a pequeños gags todo el tiempo, de manera que al final de la proyección tendrán que descansar la mandíbula para volverla a su lugar. Seguidores, ir en masa y adorar al Dios, Santiago Segura, que les trae un gran producto para que disfruten a tope su humor escatológico, sexista, bajo e intolerante. En suma , si lo conocés y ya lo habías elegido, esta parte no te va a defraudar,... y hasta puede que quieras volver a verla... Ahora bien, no todos conocen a Torrente. Si, aunque no lo crean, hay gente que va al cine, y nunca le pareció interesante ver alguna de estas películas. Para ellos, es bueno caracterizar un poco el personaje y contarles de que va la historia... A ver, Torrente es un policía... digamos... especial. Es torpe, desubicado, grosero y racista. A cada paso de su camino va tratando de sacar ventaja de su medio y de estafar a diestra y siniestra, sin importarle nada. Bebe, le gustan las mujeres de mal vivir (ejem!!) y no tiene problemas en producir sonidos tremendos con su intestino delgado...(!), siempre está quebrado y encima, en la última película, ya dejó de pertenecer a la fuerza policial... Aquí es un marginal hecho y derecho... Es gordo, pelado y tiende a desvertirse con facilidad (!!) y... Bueno, es un personaje el hombre!!! ... Ustedes se dirán..."pero esto, es interesante???", "me va a gustar???", "la historia, vale la pena??" Momento. No son parámetros que se deben aplicar a cintas como esta. Aquí la intención clara es hacer reír de la manera más potente que se pueda imaginar. Y eso sólo se consigue si la audiencia acuerda aceptar y acompañar lo que desde la pantalla se transmite. Digamos que Torrente logra esa empatía, casi de inmediato, si tu objetivo es pasarla bien. No entrás a esta función a ver un thriller, un drama de época o un documental. Entrás claramente a ver una comedia fuerte, donde todo, está permitido. Todo. Esto es así porque Torrente, hace todo lo que quisiéramos hacer en nuestra vida (perdón por la sinceridad), pero nuestro Super Yo no nos deja. José Luis dice lo que tiene que decir, no se guarda nada y siempre está en el límite, es odiado visceralmente por su desparpajo, incompetencia y vulgaridad. En ese sentido, el film hasta tiene una concepción casi terapeútica... El recrea nuestras fantasías más salvajes y el balde de pochoclos en nuestro regazo se mueve espasmódicamente todo el tiempo: este tipo si que sabe hacernos reir. Para que se den una idea vaga, es un capocómico en llamas dispuesto a atravesar cualquier límite para lograr su objetivo... A ver, si a vos no te gusta el humor de un sujeto de esta calaña, ni se te ocurra ir a verla: Torrente no es para corazones débiles ni estómagos delicados. La historia es bastante simple. A nuestro anti-héroe lo han despedido de la fuerza, no tiene un duro, va por la vida tratando de sobrevivir como puede... y les digo, no le va tan mal! Dentro de lo adverso que se presenta el panorama, le ofrecen un trabajo ilegal, complicado para sus posibilidades, pero dado que no tiene mucho margen para elegir, Torrente lo acepta: hay que matar a alguien. Las cosas salen mal (como se esperaba), y José Luis irá a parar a la cárcel. Desde allí tendrá que planear un plan de fuga para salir y retornar a las calles a buscar a quienes lo engañaron... El libro es una excusa sin dudas para el lucimiento personal de Santiago Segura, quien a estas alturas, ha desarrollado un perfil alto en el medio, siendo venerado por sus colegas y llegando a un estadío donde su capacidad de hacernos pasarla bien, no tiene límites. No importe que tipo de historia cuente, el hombre es un elegido y nos descotillaremos viéndolo moverse en la pantalla. Y no hay mucho más para decir, es una película que será amada u odiada. Yo me encuentro claramente en los del primer bando, vale aclarar. Me parece que es una cinta honesta, divertida y que hace lo suyo con dignidad. El lenguaje que utiliza y los mecanismos con los que juega para hacerlo, bueno, son otra cosa... Quizás a cierta gente sensible le afecte. Yo creo que es un humor que ya derribó los umbrales de "la decencia y el buen gusto" y partió derecho a un prostíbulo a hacer de las suyas... "Torrente 4" es un festín para los amantes de este tipo de género aunque si no estás en sintonía con lo que propone, ni se te ocurra asomarte por las salas...
Fallida comedia de los Farrelly y van... Hace tiempo, los hermanos Bobby y Peter Farrelly inauguraban un estilo de comedia ácida, levemente sexual y escatológica con "There's something about Mary" en 1998...Aquella recordada cinta con Cameron Díaz y Ben Stiller fue, indudablemente, el punto más alto de su carrera y a pesar de poseer los hermanos el sello original de este tipo de producciones lo cierto es que no han logrado evolucionar hacia formas más interesantes o, en su defecto, mantener el nivel de su primer gran éxito. De todas sus propuestas, sólo "Shalow Hal" (con Gwyneth Paltrow y Jack Black) estuvo cerca del impacto esperado. En lo personal, no es un cine que apueste por valores reflexivos importantes ni un tipo de filmografìa que deje huella, pero si paso un buen rato y me río con ganas, los abrazo y no los dejo ir. Me pasa últimamente viendo sus trabajos que siento no sólo que se repiten, sino que ideas que potencialmente pueden ser desopilantes, terminan siendo chatas, aburridas y encima, como es el caso de "Hall Pass", terriblemente moralistas. Estaba en la sala y decía... Cuánto falta para que se estrene "Qué pasó ayer 2?" Ese es el cine que los Farrrelly deberían estar haciendo y no este tipo de relatos mal guionados en el que sólo se esperan un par de escenas groseras y nada más. Indudablemente, lo que viene, su versión de "The three stooges" para 2012 debería marcar un punto de inflexión en su carrera, si eso no funciona, ya no valdrá la pena siquiera alquilar sus películas. "Hall pass" parte de una premisa interesante: la observación del desgaste matrimonial en dos parejas de amigos. Los hombres, que ya están pisando los 40, siguen hormonalmente arriba y les cuesta controlar su masculinidad incluso frente a sus esposas. En pocas palabras, miran mujeres descaradamente todo el tiempo provocando la ira de sus mujeres. Owen Wilson es Rick, casado con Maggie (Jenna Fischer), tres hijos, un trabajo común, una vida sexual casi inexistente y una relación inquebrantable con su amigo Fred (Jason Sudeikis). Este a su vez, tiene por esposa a Grace (la deliciosa Christina Applegate, de la vieja serie "Married with children", se acuerdan?), con la que no parece llevarse nada bien. Una serie de incidentes desafortunados hace que los hombres hablen sin tapujos de sus deseo hacia otras mujeres y que sus esposas se enteren. Siguiendo el consejo de una terapeuta, ella les propone darles un "pase libre". Es decir, disolver las responsabilidades conyugales y que cada pareja tenga una semana para hacer lo que quiera, sin saber nada del otro ni preguntar al regreso. Aunque las chicas no estén convencidas del todo, el argumento de la psicóloga es fuerte: "cuando más prohibís algo, más se desea, así que si esa prohibición cae, eso dejará de volverse deseable". Bueno, o algo así. Acordados los términos de este "timeout", las chicas se irán por un lado y los hombres por el otro. Y lo que promete ser apoteótico (ver a los hombres haciendo payasadas para conseguir mujeres), no sucede nunca. En ese sentido, el guión se olvida de que estamos viendo cine, y lo que hace, es registrar lo que todos sabemos que pasaría en estos casos: a los hombres les va mal, comen a morir, se aburren, las mujeres jóvenes los rechazan, y a las mujeres todo les sonríe, son objetos de deseo instantáneo. A ver, aquí los Farrelly que vienen creando la oportunidad para dinamitar la película y llevarnos a un viaje de ida, deciden subirnos a un auto familiar a ir a comer con otros tres amigos, alitas de pollo y tomar cerveza hasta morir. Claro, en la pantalla, ellos se duermen y nosotros, en la butaca, hacemos lo mismo... No es que el cine imita la vida? O es al revés? Los gags que todos esperan, los groseros, son feos. La verdad, son pobres, algo previsibles y no aportan nada a la trama. El espíritu familiar que impregna el film desde sus inicios es una patada al hígado: cómo nos vamos a divertir con estos tipos que lo primero que hacen es ir a jugar golfito con tres amigos varones???? Cuatro guionistas: a saber, los dos Farrelly, Pete Jones y Kevin Barnett para esto? Les digo, la anécdota es tan previsible (y yo tengo 40, así que me se todas las ramificaciones tradicionales del caso) que me cuesta creer la impronta que le dieron al guión. Es un desperdicio. A los 30 minutos ya miraba la salida... Un producto fallido a todas luces, un par de buenos comediantes, desperdiciados y una cinta que quedará rápidamente en el olvido, eso es "Hall pass". Habrá que buscar otras alternativas en cartelera para ver antes que ceder a la tentación de devolverles la confianza a los hermanos Farrelly.
Cuando la historia y el cine no van de la mano Todos sabemos que "Revolución - El cruce de los Andes", está hecha con fuerte apoyo oficial, en años importantes para nuestra historia. Necesitábamos, como país, una revisión moderna de las hazañas de nuestros próceres y es saludable que este tipo de películas comiencen a llegar a nuestras salas... Antes fue "Belgrano", ahora, le toca el turno a San Martín. Pero para hacer el análisis de este trabajo de Leandro Ipiña, hay que desdoblar el enfoque. Como ya dije antes, es positivo que como ciudadanos, y para las nuevas generaciones, haya material fílmico que ayude a reconstruir nuestro recorrido como Nación. Y desde ese punto de vista, abrazo sin dudar "Revolución". Una película hecha con buenas intenciones donde la producción se esforzó al máximo en lograr un resultado creíble, conmovedor y enmarcado en su época con sólido vestuario y reconstrucción precisa. Eso, no se le puede negar al trabajo de Ipiña y su gente. Los lugares donde la gesta tuvo lugar (el cruce de los Andes) ofrecen un serio nivel de trabajo, así como detalles históricos que suman, que uno no puede dejar pasar (la constitución del ejército de San Martín, con mayoría de mulatos y mestizos, por ejemplo). Fue un proyecto encarado con seriedad y los rubros técnicos (las batallas y el audio, por nombrar dos ejemplos) han estado a la altura de lo deseado. Por ende, desde esta mirada, y sobre todo para los docentes que enseñan nuestra historia, "Revolución" es un film que marcará un hito, como lo hizo, en su tiempo, "El santo de la Espada". La anterior biopic de la vida del Gran General fue cuestionada por no mostrarlo humano, sino, todo lo contrario, reforzando la idea de los viejos libros de historia que lo presentaban como un ícono de luz que jamás mostró su revestimiento terrenal, bajo ninguna circunstancia. Bueno, sabemos, ahora que somos adultos (digo, como espectadores, con mayor riqueza en la visión), que José de San Martín era humano. Era, sin dudas, un elegido, un hombre enviado a transformar los destinos de las entonces Colonias y volverlas Naciones. Esa dualidad, debería estar clara cuando observamos una película que aborda su imagen y tarea por la liberación. "Revolución" se centra en la reconstrucción de los momentos previos al cruce de los Andes en 1817 y cierra su periplo unos meses después luego de la primer gran batalla en suelo chileno. Es un relato enmarcado (hay una historia de un viejo soldado que en 1880 narra su encuentro con el General) y se arma a través de flashbacks, lo cual le da un toque más contemporáneo a la narración que otros relatos del mismo tenor. Lo cual, debemos decir, que a pesar de transitar estructuras narrativas simples, no logra trasmitir emoción, lo cual llama poderosamente la atención entiendo lo increíble de la hazaña por realizar. Porque "Revolución", es, mal que a algunos les pese, un producto cinematográfico. Se proyecta en cines, y si me permiten quitarle el halo de misticisismo que da acercarse a la figura del Padre de la Patria, (cosa difícil, reconozco), éste, es un producto, en ese aspecto, pobre. Muchas veces dijimos que en el cine, hay que hacer pensar, hay que emocionar o hay que entretener. Creo que este acercamiento a un recorte de la vida de San Martín el guión no logra hacer ninguna de esas tres cosas durante mucho tiempo, con lo cual la cinta, ofrece un nivel de intensidad escaso, sólo alterado por esporádicos combates durante el cruce de los Andes. Rodrigo de la Serna hace un buen trabajo, pero el libro le pide una economía de palabras (que quizás hayan sido características de San Martín, cosa que no niego, pero que desde lo fílmico requieren adaptación) que lo aprisiona y que lo deja haciendo gestos forzados durante gran parte de la cinta. En el cierre (y cuento esto porque todos sabemos que la película narra hasta la batalla de Chacabuco), el protagonista deja claro, con su arenga previa a la batalla, que lo fuerte, son las palabras. En ese momento, más allá de cómo se le transfigura el rostro a De la Serna, lo memorable de su actuación se produce por su discurso. El resto del tiempo que transita por la película, tenemos más suposiciones que certezas, dado que hay mucho silencio y un ritmo de narración demasiado apagado para el formato cinematográfico que en estos tiempos tenemos. Si hay que tener en claro, que San Martín, como prócer, ha sido el ejemplo de muchas generaciones de argentinos que lo sentimos, realmente, nuestro Padre, por sus valores y entrega incondicional hacia la libertad y la igualdad. Esto, juega mucho al entrar a la sala. La gente me dice, en todos lados que va a ver "Revolución" porque la vida de este hombre la atravesó desde su infancia. Lo cual, me parece muy bien. Creo que este film muestra un costado real del prócer que aporta a reforzar y enaltecer su figura, de cara a estos años en los que revisamos nuestra historia de independencia. Si me preguntan, como argentino, hay que ir a verla, solo por eso. Desde 1970 (cuando Torre Nilson hizo la biografía anterior), no tenemos a San Martín en los cines... casi 41 años no? Entonces, entiendo que es más un evento, un homenaje histórico, que una buena película de fin de semana. Y con esto cierro la idea, "Revolución" va en dirección a lo que como pueblo necesitamos, reconstruir historia. Pero si la intentamos analizar por sus valores cinematográficos puros, como producto de entretenimiento, falla. Propongo ir al cine como si fuera hojear un viejo libro de Ibañez que encontramos en nuestra biblioteca y deleitarnos con su relato del cruce de los Andes. Y en esa dirección, cuando rememoramos la gesta, la emoción disimulará aquello que este film no logra resolver. Una película, en síntesis, cuya fuerza reside en conmemorar y eso es algo que nuestro pueblo necesita, siempre.
Aventura avícola en ritmo de bossa nova Lo primero que hay que saber sobre esta nueva producción de los creadores de "Ice Age" es que, en cierta manera, quisieron innovar. Apoyados en el deseo del director Carlos Saldanha (responsable de la triología) de hacer una película de animación basada en su tierra natal, eligieron una clásica historia de superación personal (del estilo habitual del género) con un toque regional particular. Ambientar la historia en Rio de Janeiro, en vísperas del Carnaval, era una apuesta interesante, quizás arriesgada, aunque original. El resultado, es un film correcto, muy colorido y con una interesante banda de sonido, pero nada que termine destacándolo sobre otros grandes del género. A ver, "Río", se deja ver y tiene ese toque distinto que le da la geografía sudamericana (poco abordada en producciones de los grandes estudios), pero su ritmo y secuencia es previsible y no sorprende de acuerdo a las expectativas. Que quede claro, que a mi las "Ice Age" me parecieron buenas. No sólo desde lo técnico, sino desde la composición de personajes y los conflictos que aquí se juegan. "Río" elige contar una historia simple, familiar y tierna, con la que muchos espectadores se identificarán y pasarán un rato amable, donde lo que prima es la cuidada banda de sonido y las secuencias paisajísticas de la ciudad y del evento central, el carnval, su espíritu, las comparsas y el sambódromo en el cierrre. Y es destacable decir que en 3D se disfruta mucho más. Pero no nos anticipemos. La historia es la de un guacamayo azul que (siendo originario de las tierras tropicales) por esas cosas del destino (es llevado a un zoológico al que nunca llega, sustraído de su hábitat original siendo pequeño), termina en la fría Minnessota, bajo el cuidado de una conservadora y dulce propietaria de una librería. Ella y su mascota tienen una relación única, y Blu (así se llama nuestro plumífero protagonista), está muy cómodo en donde viven. Su dueña, Linda, lo trata de maravillas, lo mima y malcría a más no poder, y él vive su vida, sin casi contacto con el mundo exterior. Lo único que le molesta, es que no sabe volar. Lo lleva en el ADN, pero algo sucede que Blu, no puede hacerlo, lo cual lo transforma en un ave dependiente y temerosa. Cierto día, llega un enviado de un parque zoológico de Brasil, para decirles que nuestro protagonista es el último macho de su especie y que si no se aparea con una hembra que ellos tienen en Río, será el fin de esa clase de guacamayos. Resultado, con mucha desconfianza, los dos amigos (el pájaro y su dueña) partirán para Brasil a cumplir con el mandato de prolongación de la especie. Bueno, como todos podrán anticipar, algo le pasará a Blu a poco de conocer a su Julieta, aquí llamada Perla (serán nuevamente secuestrados para ser vendidos) que revolucionará su medio. De ahí en más, lo que todos conocemos, amigos nuevos, enemigos simpáticos, escenas de musicales, persecusiones, etc etc... Donde Carlos Saldanha se luce, obviamente, es en la reconstrucción digital que hace de Río y sus lugares tradicionales. Nos pasea por las favelas y hasta nos parecen pintorescas!!!! (y lo digo, porque justo ayer ví "Tropa de Elite 2", que aborda el costado violento de la misma ciudad) Su equipo de diseñadores ha trabajado con esmero para que las escenas donde los pájaros sobrevuelan la ciudad, pasean frente al Cristo Redentor del Corvocado o ven iluminada la bahia de noche, nos sorprendan... Y señores, lo logran, lo que no es poco. Pero no todo es animación y arte digital y quizás el punto más flojo de "Río" sea la tibieza de su protagonista, Blu (responsabilidad del guión de Don Rhymer, el de la saga "Big Momma"). Esto hace que a pesar de los denodados esfuerzos del resto de las voces del cast, el apagado espíritu de nuestro plumífero amigo le quite fuerza a las secuencias de acción y que sólo sorprendan las de vuelo, entre la gran variedad que la cinta ofrece. Daría la impresión de que el foco estuvo puesto en la ambientación y en la paleta de colores que se puso en juego, más que en la idea del film... Es importante también advertir que la película tiene muchos altibajos en su relato, donde por momentos la tensión se relaja en extremo y otros, donde la adrenalina fluye a raudales, confundiendo hasta a la misma platea infantil. Creo que es porque "Río" se detiene a explicar el marco del lugar donde se dan los acontecimientos y sus costumbres, lo cual le termina dando un ritmo extraño, contenido, que no explota pero que tampoco aburre. Si hay que celebrar que Sudamérica sea el escenario de una producción de este tipo y que se sepan que hay mucha atmósfera para contar historias infantiles en este lado del mundo. Un producto desparejo, con una encantadora banda de sonido (las canciones de Lionel Ritchie, las versiones nuevas de clásicos de la bossa nova, etc) cuya singularidad está dada por la locación donde transcurre la acción. Si no tienen muchas pretenciones y llevan a sus hijos, es probable que pasen un rato entretenido (eso si, baldes de pochoclo a tope para enfrentar los momentos lentos de la cinta!)...
El dolor y la esperanza, en estado puro Hace unos meses escribía (creo que en el blog, http://espectadorweb.livejournal.com), una nota sobre Shyamalan, donde subrayaba que no me parecía leal que "vendieran" "Devil" (La reunión del diablo, aquí), como "su" película cuando sólo había dado la idea general y se había ocupado de la producción... Bueno, aquí, la hábil campaña publicitaria se apoya en invitarnos a ver "El mal ajeno" como si fuera de Alejandro Amenábar, cuando éste oficia el mismo rol que Shylaman en esa cinta. Aunque sí, se nota, sutilmente, que la dirección ha recibido su sana influencia y tenemos la suerte de conocer a un proyecto de gran cineasta, como es...Oskar Santos. Hombre que viene de la televisión y que sorprende conduciendo a un cast fuerte y prestigioso, por un camino sinuoso (el guión aborda lo sobrenatural con cuidado respeto) hasta coronarlo en el cierre con sorprendentes resultados. "El mal ajeno" es una muy buena película, cuyo valor supremo es ofrecer una mezcla de géneros medida y exacta (tiene drama, suspenso y aborda lo fantástico con buenas bases), que conforma un producto intenso, atractivo y destacable y que es el punto más alto de la carrera de Eduardo Noriega. Sí, Noriega, aquel actor que nos deslumbrara en "Abre tus ojos" (1997) y que lleva casi 40 films en su currículum, es quien le termina de dar el salto de calidad a "El mal ajeno". Con el correr del tiempo y su decisión de diversificar sus trabajos, la experiencia le da a este intérprete una profundidad exacta para encarar un proyecto de esta envergadura. Se necesitaba un actor en quien depositar la identificación plena del espectador para poder atravesar las diferentes etapas que la película propone, desde un inicio frío y casi policial, hasta el surgimiento de lo místico en su máxima expresión. Sólo él odía hacerlo... Partiendo del guión de Daniel Sánchez Arévalo, esta Opera Prima de Oskar Santos es lo que definimos como... sencillamente un peliculón. Diego (Noriega), es un médico cuarentón que trabaja en una Unidad de Cuidados Intensivos y Emergencias para enfermos terminales. Su trabajo es tremendamente desgastante, a tal punto que ha afectado su vida personal y el trato con los enfermos que atiende. A saber, ha desarrollado una distancia instrumental enorme para poder sobreponerse al dolor de quienes reciben su atención. Se ha endurecido y entiende que esa coraza que creó lo ayuda a afrontar su día con todas las herramientas para atravesarlo. Cierto día, una paciente de su grupo que tiene esclerósis múltiple, llega al hospital en estado desesperante. Está embarazada (contra las recomendaciones médicas), y llega luego de una severa intoxicación por pastillas. Su pareja la ha traído a la guardia y exige respuestas a Diego del estado general de la mujer, Sara (Angie Cepeda). La misma será internada con pronóstico desfavorable, elemento que se mostrará crucial en la historia de aquí en más: la pareja de la suicida, Armand (Carlos Leal) buscará a Diego para pedirle explicaciones y amenazarlo en caso de que su mujer no atraviese su problema...De la peor manera. De aquí en más, no podemos anticipar más (en "El mal ajeno", todo debe descubrirse a su debido tiempo, nunca antes) pero sí les decimos que el director sabe que contar y cómo hacerlo. En el ambiente donde Diego se mueve, vemos clara la intención que se dibuja como idea medular: qué pasaría si la medicina fuera sólo una manera de enfrentar la muerte? Y si hubiera otras, listas a ser usadas en esos casos? Qué características debe tener un sujeto que se propone curar a los demás? Y que se entiende por "curar" a los demás? Hasta donde el hombre influye sobre la materia... Estos interrogantes y muchos otros desfilan por la cinta con sentido y peso específico propios. Las miradas se cruzan en la sala: todos sabemos que nos proponen en este viaje y elegimos subirnos, sin titubear. "El mal ajeno" es un ejercicio de descubrimiento poderoso: nos esperan 107 minutos donde la trama no nos dará respiro y al llegar al climax, sabremos apreciar el camino recorrido para disfrutar de ese cierre singular y único. Una gran película. No hay que perdérsela. Opción número uno para este fin de semana. Agendarla.
A la hoguera con ella! Hace un mes hablábamos de "Drive Angry 3D", cinta en la que Nicholas Cage hacía un rol deslucido, pero entretenido, mostrando que su criterio de selección de roles es, cuanto menos, extraño... O no, si se privilegia lo económico... Pero decíamos informalmente, que era extraño ver a Cage haciendo tantos papeles distintos, en films de guiones poco convincentes y pobres siendo que es un actor de cierto prestigio en la industria. Recordemos "Leaving Las Vegas", "Raising Arizona", "Bringing out the dead", etc, trabajos potentes en los que se lo apreció por su enorme talento a la hora de ponerse en la piel de ciertos personajes. Luego, bueno, se dedicó mayormente a aumentar la taquilla de películas netamente pasatistas ("Con Air", "Natural Treasures 1 y 2", y siguen las firmas) y en este momento, no es sinónimo de adhesión incondicional por parte del público cinéfilo. Es un actor popular, pero sus últimas producciones están lejos de su mejor forma. Ahora, nos llega "Season of the witch", película de Dominique Sena (al que recuerdo especialmente por "Kalifornia", su mejor trabajo) en la que seremos transportados hacia la alta edad media, a presenciar un conflicto típico de la época: el trato de la iglesia católica con la brujería. Al comenzar la proyección, conocemos a dos grandes amigos y compañeros de armas, Behmen (Cage) y Felson (Ron Pearlman), ellos son cruzados y están acompañando las órdenes de un obispo, en busca de avanzar hacia Tierra Santa. Batallan duramente y logran sobrevivir a tremendos enfrentamientos con los "infieles", hasta que al llegar a un poblado, las autoridades de la columna deciden masacrar mujeres y niños en un pueblo a mansalva, y eso marca el fin de la tarea. Behmen y Felson desertan de la fuerza y comienzan a hacer otro camino. Atraviesan campos, descansan en alguna vivienda abandonada y se van familiarizando con la peste, que asola la región. Cuando llegan a un poblado, son descubiertos y acusados de traición por haber dejado el ejército cruzado. Para poder conmutar la pena, se les ofrece una tarea particular: deben transportar a una bruja, desde ese castillo, hasta una abadía que está a cinco días de distancia. La mujer en cuestión se autoproclamó autora de la llegada de la peste a la comarca, con lo cual, los obispos y autoridades militares de ese lugar buscan enviarla hacia los mejores eclesiásticos de la zona, quienes enjuiciarán a la joven, para comprobar la veracidad de sus palabras y actos. Poco después de negarse a hacerlo, Behmen y Felson cambian de opinión y deciden aceptar la oferta, pero piden varios compañeros de viajes para la travesía: un sacerdote (Stephen Campbell Moore), un soldado (Ulrich Tolmsen), y un guía (Stephen Graham) serán parte del equipo que trasladará a la posible bruja hasta la abadía donde los religiosos tomarán las decisiones que hagan falta. Lo central del film será, obviamente, el viaje a través de peligrosos bosques hasta llegar a destino. En ese trayecto, se verá cuánto de cierto hay en la acusación de brujería que se le hace a la mujer prisionera... El guión es simple, sin mayores matices, casi diría, clase B. Un par de actores conocidos (hay un pequeño papel de Christopher Lee!), ambientación acorde a la época bien lograda, música sombría y atmósfera sobrecogedora. Ah, y luchas con espadas. Y arcos, ballestas. Bien medieval. Nada más. La cinta es anodina, nunca logra despertarnos interés y a pesar de que estamos viéndola por Nicholas Cage, el hombre no se da por aludido. Tiene líneas poco imaginativas, mechadas con algo de humor negro y todo el tiempo parece estar desconcentrado, como si esperara que abriera el banco para ir a cobrar su cuantioso cheque y no le quedara otra que hacer la espera en cámara... Pobre trabajo de un actor que está perdiendo el rumbo. No hay mucho más para contar, "Season of the witch" es un film decididamente menor. No vale el precio de la entrada actual y lo mejor que pueden hacer es esperar su lanzamiento en el cable para verla, si todavía después de esta crítica tienen curiosidad por ella...