El bosque maldito Es curioso que cuando uno ve cine de género hecho en el país siempre se piense en una película con un asesino y un cuchillo arrasando algún campamento o colonia escolar sin posibilidad de escape. Por suerte las nuevas generaciones de realizadores que se especializan en films de terror han logrado capturar la esencia y la necesidad de construir relatos sugerentes sin tener que apelar a recursos trillados y reforzando el placer del género desde un lugar inteligente y más sugerente. En 2/11 Día de los muertos (2012) el realizador Ezio Massa, con un guión escrito por él mismo y el crítico Sebastián Tabany, habla de una cosmogenia particular que se dispara cuando un joven (Nicolás Alberti) aparece desnudo y ensangrentado en una ruta. Su hermano Santiago (Juan Gil Navarro), policía del pueblo, es avisado y decide llevar a su hermano a su casa para que se recupere y pueda dar explicación no sólo del por qué de su aspecto, sino, principalmente, del paradero de las personas que con él estaban Massa incorpora además a Mercedes (Agustina Lecouna) como la joven que ayudará a estos dos hermanos a lograr sacar a flote la verdad, pero también ella será la que siempre discordia entre ambos ya que se convertirá en el objeto de placer de los dos. La historia de 2/11 Día de los muertos se irá construyendo a través de raccontos y flashbacks, que mostrarán a los hermanos de niños, escuchando la maldición que en el bosque acecha el 2/11 día de los muertos y en el que una mujer “loba” llega al pueblo para arrasar con los hombres, y que también los mostrará de adultos, con sus conflictos y principalmente relacionándose con Mercedes. Massa decide registrar las imágenes con un fuerte dejo televisivo, lo que por momentos resta fuerza a la potencia de la historia que lentamente va conformando un corpus en el que el presente de los personajes se ve totalmente embebido en todos los acontecimientos del pasado. Si bien hay lugares comunes, hay un trabajo actoral (principalmente de Gil Navarro, Lecouna y Carlos Kaspar –que interpreta a un policía compañero del protagonista-) destacado que asume las carencias de producción y potencian la fuerza de cada palabra y gesto de dicen y representan. 2/11 Día de los muertos avanza con la incorporación del aditamento de una misteriosa secta y complica a los protagonistas para que logren encontrar una solución y una respuesta a los hechos que desde hace tiempo no tienen una lógica y clara información. El film además realiza un trabajo con las imágenes, principalmente las del bosque y los espacios abiertos, dotando de una tonalidad gris a los mismos y superponiendo algunos detalles para forzar el escenario de la acción. Si bien la película por momentos pierde cierta cohesión y se disgrega hacia un film exploratorio sobre las relaciones y conflictos entre hermanos, recupera rápidamente la dirección hacia potenciar la tensión in crescendo y el misterio que envuelve la desaparición todos los dos de noviembre de miembros de la comunidad. No es una obra maestra, pero es un buen intento de hacer cine de género, reforzando la idea y el verosímil, y apostando al misterio que sólo hacia el final develará una verdad que quizás no logre satisfacer del todo al espectador. 2/11 Día de los muertos cumple con su premisa.
Hay veces que importa más el cómo que el qué se cuenta en una película, y cuando un filme que relata por enésima vez algo ya visto, se esfuerza por encontrar su identidad y singularidad su narrativa, el acontecimiento cinematográfico logra trascender hacia un lugar inesperado y lleno de gratificación para el espectador. "Caminando entre tumbas" (USA, 2014) de Scott Frank, adaptación de la historia creada por Lawrence Block, no solo bucea en la sordidez de un submundo en el que nadie tiene definido de manera estática su clasificación (buenos buenos/malos malos) en el mapa general de estereotipos del género, sino que eleva a su protagonista a un lugar potenciador de todo aquello que por sí solo venia consiguiendo como héroe de películas de acción. Liam Neeson es Matt Scudder y a su vez totaliza la atención de cada fotograma en los que su interpretación y personaje aparecen en la pantalla, más allá de la cuidada presentación del resto de los involucrados en la historia. Neeson logra con cada palabra que enuncia y cada mirada hacia el resto de sus compañeros una lección de comprensión acerca del mundo en el que de a poco se va perdiendo. Poco importa si la trama (con un aire a "8 milímetros"), simple, en la que un investigador privado (en realidad función que ejerce por un hecho del pasado que lo alejo de las fuerzas policiales) deberá lidiar con otras subtramas que irán apareciendo a medida que el caso de muerte y desaparición de la mujer de un narcotraficante avance. A Scudder (Neeson) lo contrata un joven adinerado con una riqueza que se origina en negocios clandestinos, por lo que su avance también dependerá de pequeños hechos que no hacen más que complicar la tarea de encontrar a los asesinos de la joven asesinada. Las capas de indicios de “Caminando entre tumbas” son cada vez más profundas y Scudder se hunde en esa historia con la latencia de su pasado, que en forma de flashback resurge en momentos inesperados y generando disrupción en el relato. La noche como escenario de acción y planteo narrativo porque posibilita el escondite y la clandestinidad, algo a lo que Scudder está acostumbrado. Hacia el final un dejo moralista en el que se intenta conciliar el pasado con el presente del protagonista y que no termina por dar el cierre ideal para esta historia de perdedores en los que subyace una clara intención por presentar sin juzgar a los personajes (excepto en este final, claro está) "Caminando entre tumbas" demuestra que cuando se cuenta con recursos, pero principalmente con un gran actor, el qué pasa a un segundo lugar y el cómo trasciende todo. Efectiva.
Una película enmarcada en la época de oro del radioteatro argentino, y su sinergia de negocios circundante, puede ser una muy buena oportunidad para recuperar cierto halo nostálgico sobre ese emblemático medio de comunicación y su especificidad. En el caso de “Bienvenido León de Francia” (Argentina, 2014), de Néstor Zapata, la intención está presente, más allá que el producto final posea algunos errores y algunas fallas en el plano actoral, su impronta supera estas carencias y con sus propias limitaciones arma un discurso que contiene una reconstrucción de época limitada pero honesta. La historia es sencilla, Carlos Mendizábal (Raúl Calandra), una estrella de la radio, encabeza una compañía con la que no sólo produce el programa más exitoso, sino que también genera una obra de teatro presencial que recorre el país con las funciones repletas de fanáticos y espectadores. A la compañía se presenta un día Blanquita (Sara Lindberg) con la intención de trabajar junto a León y así cumplir su sueño de trascender la aburrida rutina de pueblo a la que estaba sometida hasta antes de tomar la decisión de salir de su casa. Mendizábal es ambicioso y hace uso de su poder de decisión aprovechando el apoyo de la emisora, y, tomando decisiones arbitrarias, las que, de un día para otro, y por motivos políticos, cambiarán radicalmente. Zapata aprovecha el mundo de la radio y el teatro para explorar algunas relaciones entre los miembros de la compañía, y que, a pesar de estar trabajadas con trazo grueso (la señora experimentada, la actriz que intenta ascender a toda costa, la nueva, el ingenuo, el galán traicionero, etc.), en el reconocimiento de sus estereotipos justamente está la posibilidad de la identificación. “Bienvenido…” se introdue en el detrás de escena de los actores, en sus miserias, en sus anhelos profundos y los ubica en un contexto hostil, en el que el decline de la actividad va de la mano del acoso y prohibición política de seguir avanzando. Cuando Mendizábal es proscripto por el gobierno de turno, él persiste en su afán de perpetuar su fama a fuerza de impulsos que sólo lo complican más que ayudarlo. La proscripción es aprovechada por algunos de los miembros del grupo como una vía de escape al protagonismo del actor e intentarán alinearse al grupo político para poder sacar así una tajada del millonario negocio que encabeza. La vieja escuela se cruza con la nueva. La ambición cede el lugar a la inocencia y la exploración y el intento de trascender en la carrera abren una posibilidad basada en la convicción de aquella niña que se acercó más por fanatismo que por conocimiento a la compañía. “Bienvenido León de Francia” es una película que aborda una etapa de oro de un medio que otrora era central y que a pesar de los vaivenes políticos supo buscar su identidad más allá de las decisiones contextuales que la afectaron directamente.
Que pasa en un matrimonio cuando uno de los miembros decide tomar una decisión que afecta directa y potencialmente a todos los integrantes del grupo familiar? No importa si la decisión es acertada o incorrecta, tan solo la enunciación de la controversia como elección de construcción narrativa. De esto habla “Force Majeure, la traición del instinto” (Suecia, 2014), nuevo filme de Ruben Östlund y que a través de una estructura episódica y corno lógica nos permitirá introducirnos en la vida de un matrimonio mientras vacacionan junto a sus hijos en los Alpes franceses. Durante un almuerzo un hecho hará que Tomas (Johannes Bah Kuhnke) tome una decisión y esa acción disparará la narración de la clásica crónica vacacional hacia un drama intimista en el que la exposición de la intimidad de él y de Ebba (Lisa Loven Kongsli) solo genera incomodidad y rechazo hacia sus protagonistas. “Force Majeure” es el relato desesperado de la intensidad del dolor de una pareja ante la inevitabilidad de la separación como resolución de una situación determinante. Y más desesperante aun cuando el director decide contar la historia a través de primeros planos con la consecuente exposición del nerviosismo y la tensión de aquellos momentos en los que los acontecimientos y el punto de vista de cada uno se muestra. El él dijo ella dijo a la enésima potencia en un filme sin concesiones que recupera la clásica manera de relatar más con imágenes que con diálogos. Es que las palabras en “Force Majeure” restan en aquellos momentos en los que solo se busca la compensación por un hecho crítico y del cual somos testigos y parte. Justamente en este punto, es en donde “Force Majeure” encuentra con habilidad la manera de generar empatía o total rechazo para con la pareja que en crisis solo busca poder encontrar un cierre a su planteo y a sus vacaciones. El lugar, los Alpes franceses, también se convertirán en actor protagonista del relato, ya que no solo brindara el escenario para la crisis sino que, además, será quien desencadene la historia a partir de un hecho particular. Östlund reflexiona sobre la vida en pareja, la paternidad, los vínculos sociales, el consumo y los sueños, en un contexto de frivolidad y ocio que bien podría haber generado cualquier otro tipo de discurso. Pero no, el drama absorbe la narración y licúa cualquier otro tipo de enunciación posible. De la postergación de deseos, de la tardía aceptación de las consecuencias a partir de decisiones, y de la clara y notoria individualización frente a una catástrofe, “Force Majeure, la traición del instinto”, afirma su discurso sobre imágenes de una belleza extrema que contrastan con la dureza del planteo narrativo. Intensa.
Surgida por la necesidad de una fundación para transmitir en manera de película un mensaje especifico "El otro, no todo es lo que ves" (Argentina, 2014) termina buscando una identidad especifica dentro del pedido concreto que origina su relato pero sin llegar a conseguirlo. Daniel de Felippo se pone detrás de cámara para construir un liviano alegato sobre valores positivos en medio de una trama policial muy maniquea y que, con trazos gruesos, y que rozan lo grotesco, presenta a los personajes dentro de un escenario lábil y estereotipado. La historia de dos hermanos (Guillermo Pfening y Gaston Soffriti), que se encuentran ubicados en las antípodas de la escala de valores, es sólo el puntapié inicial para hablar de temas como la separación, la coyuntura social y valores perdidos por sobre todas las cosas. Los protagonistas, luego de un hecho fortuito, se convencerán de la necesidad de elegir correctamente su lugar en el mundo, demostrando así la imperiosa necesidad de obligarse a querer trascender su propuesta sin hacer una sola afirmación que la avale. Una ayuda particular para el personaje de Pfening, por parte de un “ser” (Lucas Ferraro) que nunca termina de llegar correctamente a explicarse la razón de su habilidad para volver a los muertos a la vida, dota de “realismo mágico” a una historia que intenta fundamentar su esencia en una subtrama policial débil. El guión posee una estructura clara, salvo su incorporación del hecho “mágico”, pero resta fuerza a las afirmaciones y sentencias que los actores van soltando a lo largo del metraje, porque en la exageración de algunas palabras no se puede terminar de lograr naturalidad en los diálogos. El personaje de Pfening deambulará entre los suyos y el resto de involucrados que irán apareciendo con una clara ignorancia para favorecer así el desarrollo de la trama. En “El otro…” faltan cosas, que bien podrían haber sido omitidas por decisión de producción o por la propia generación de lagunas en la narración al haber sido pensado el discurso como una imperiosa y clara pelicula panfletaria sobre la positividad y el amor familiar. Ni siquiera el elenco de notables actores que la protagonizan (Graciela Pal, Alejandro Awada, Laura Azcurra, Lucas Ferraro, etc.) puede salvar una trama que no puede profundizar siquiera la premisa que dispara el relato. La facturación técnica tampoco acompaña la propuesta y porque justamente no hay un virtuoso detrás de cámaras que pueda solventar la necesidad que "El otro..." llegue a la pantalla.
Pocos directores han logrado una meteórica carrera como Christopher Nolan, conjugando cine comercial y de exploración personal y, al mismo tiempo, sumando adhesiones y odios por igual. En su nuevo filme "Interestelar" (USA, 2014) además se anima a la ciencia ficción más reflexiva y cuenta con el esperado regreso al cine de Mathew McConaughey, luego del espaldarazo que "El club de los desahuciados" y "True Detective" han significado para su trayectoria. La película es una épica sobre las relaciones humanas, enmarcadas dentro de un contexto hostil, que bien puede ser o el espacio o la tierra en vías de una inmediata e irreversible extinción. McConaughey es Cooper un ingeniero espacial con dos hijos, que relegó su espacio de crecimiento profesional en post de ellos y dedicándose a la agricultura como posibilidad de economía para subsistir, sus conocimientos le han posibilitado trascender su rutina chata y vacía, y a su vez transmitir a sus hijos el amor por la ciencia (más a su hija que a su hijo). Cuando por una misteriosa serie de acontecimientos que pueden catalogarse como "paranormales" descubre un viejo taller de la Nasa, Cooper es convocado a una secreta misión al espacio, en la que, la imperiosa búsqueda de nuevos planetas habitables guíen el destino de su nave. En el viaje el ingeniero intentará aplicar sus conocimientos sobre “agujeros del espacio” para poder así realizar la misión en el menor tiempo “espacial” posible, sin medir las verdaderas consecuencias de asumir ese riesgo. Paralelamente y a medida que el viaje avanza, con una tripulación compuesta por Anne Hataway, Wes Bentley y David Gyasi, los hijos de Cooper crecen y sobreviven en territorio hostil sin la figura de su padre y tal como se esperaba, Murph (Jessica Chastain) sigue los pasos de él, mientras que Tom (Casey Affleck) resiste en la vieja y deteriorada granja con la familia que formó. No hay que dejar de reconocerle a Nolan su capacidad para crear escenarios e imágenes visuales impactantes, pero lamentablemente con eso no alcanza, y menos cuando se construye un discurso que deambula entre un intento de película de género y la posibilidad de una reflexión filosófica vacía sobre el ser y el tiempo. Al no definir específicamente su discurso, la película solo se muestra como un ambicioso proyecto con buena facturación, pero que se queda en el intento de construir algo épico que termina jugándole en contra y cayéndosele encima. "Interestelar" tiene momentos bellos y algunas imágenes que apelan a la nostalgia basándose en decisiones estéticas acertadas y la utilización de planos específicos que realzan esto. El espacio y la nada están, pero al no terminar de encuadrar allí su historia, solo se produce una evocación que en la pretensión de ser algo que ya no es, se pierde en el propio laberinto de ideas (apuntaladas con el flashback como figura preponderante que va desperdigando en la pantalla. Nolan es Nolan y cualquier odiosa comparación con otros filmes ("2001", "Gravedad", etc.) es innecesaria, aun sabiendo que en su ambición de superar a estas películas justamente está su principal falencia. Menos es más dice un viejo y acertado refrán, algo que quizás el director desconoce y en su afán de construir una épica sobre las relaciones, la familia, la amistad, el trabajo y demás, dentro de un filme de ciencia ficción, solo termina siendo una demostración de poderío económico más importante para él que para sus espectadores. Fallida.
Detalle de familia Los personajes que Davi Pretto retrata en Castanha (2014) no necesitan presentación, porque en apenas dos imágenes iniciales ya podemos conocer sus deseos, sueños y anhelos más profundos. La película habla de una familia que en medio de sus rutinas intenta ocuparse del otro y a su vez lastimarse sin reparo, reprocharse y luego volverse a amar. Joao es un bohemio artista de la noche, que travestido de mujer suma horas animando espectáculos de segunda línea en cabarets con mala reputación. En la noche se siente libre y la aprovecha para olvidar su presente solitario y enfermo (tiene HIV) con extraños. Habita un pequeño departamento junto a su madre, Celina, una mujer entrada en años, cansada, doblada por el tiempo, quien se desvive, a pesar de los reproches de Joao, por su nieto Marcelo, un joven drogadicto a quien ayuda diariamente en la calle. Entre los tres se arma una dinámica enfermiza, en la que nadie termina por comprender a nadie, y solo en la entrega cotidiana de los quehaceres es como encuentran una actividad para poder tener una razón para existir. Pretto se introduce de lleno y sin concesión en la familia para mostrarnos sin elipsis los descansos, la preparación de los cuerpos, sus efímeras tareas, tan significantes a la vez para ellos. Los planos cercanos y los close ups además afirman la necesidad de intimar con los protagonistas, algo necesario para poder comprender una estructura vincular que pende de un hilo y que en la agresión externa resignifican el escudo necesario para subsistir. Nada en la pantalla es azaroso. Ningún exceso de Joao es puesto para juzgarlo, porque justamente Pretto solo expone, no ubica su lente para bajar línea, solo para acompañar y enseñar circunstancialmente la vida de Joao y Celina. El mayor logro de Castanha es poder a partir de lo micro universalizar con imágenes las relaciones en el presente, un sinfín de vínculos inconexos que solo en la inmediatez encuentran placer.
Cajas vacías Dentro de unas pequeñas cajas y escondidos en las alcantarillas viven Los Boxtrolls (2014), unos monstruos que tienen mala prensa gracias a que El Exterminador, desea que cada uno de esos seres desaparezca de la faz de la tierra. Cuando Huevo/bebé Trubshaw, un niño humano, desaparece, la imagen negativa de los Boxtrolls aumenta, con la consecuente persecución indiscriminada por las oscuras y pequeñas calles de Cheesebridge. Pero el niño no fue raptado por las cajas con vida, al contrario, en ese mágico universo subterráneo, en el que todo lo descartado por los humanos es recuperado y reparado, convivirá con ellos hasta que un día, ya en su preadolescencia, conoce a Winnie, la hija del gobernador, con quien entablara un estrecho vínculo. Descubriendo el siniestro plan del exterminador, para no solo terminar con los Boxtrolls, sino con su padre y el control del queso (el bien más deseado y escaso de todos), por lo que intentaran desenmascarar a Archibaldo (El exterminador) para evitar esa desgracia. Quedarse con el sombrero blanco del gobernador también está en los planes del villano, quien junto a sus tres secuaces (Tucho, Fideo y Mollejas) sembrará el miedo en la población para cumplir con su cometido. Los Boxtrolls es una película animada que retoma esquemas narrativos tradicionales apoyados en la superación, el trabajo en equipo y la aceptación del otro por encima de todo. Los directores (Graham Annable, Anthony Stacchi) pusieron mucho más esmero en la imagen que en la historia que cuenta, y ahí está su principal falencia, porque tampoco se acercan a lograr una correcta adaptación del libro de Alan Snow. El notorio esfuerzo por animar a los personajes es notable y así las transiciones entre los cambios de posición son imperceptibles. El film posee una atmosfera lúgubre y sombría, que lo acerca a un público más adulto que infantil, pero dada la simpleza de la trama y lo esforzado de la incorporación de algunos actantes, que tampoco alcanza para despertar la emoción necesaria o cierta originalidad, todo se desvanece rápidamente. Los Boxtrolls es una película que ya se ha visto, y que intenta hablar de algo que subyace a la superficie, y que en su mismo origen supera cualquier impedimento o innecesario esbozo de otra cosa y se queda en la creación de una vez más la misma y reiterativa cinta.
Todo puede salir mal, o peor Quién hubiese imaginado que podríamos estar nuevamente hablando de esta saga que en su primera entrega despertó el interés de fanáticos pero no así del público en general por sus altas dosis de misoginia, racismo, xenofobia y humor soez y procaz. Torrente: Operación Eurovegas (2014) es la puesta al día de el personaje creado por Santiago Segura, quien una vez más se pone en la piel de este policía border que de la coima y el timo ha hecho una permanente oportunidad para conseguir al menos algo de aquello que le falta. La película inicia cuando el oficial Torrente sale de la cárcel y es convocado, por un contacto que hizo mientras estaba recluso, para realizar un extraordinario asaltos simultáneos a tres casinos por John Marshall (Alec Baldwin). Torrente no estará solo, como siempre una serie de “subnormales” lo ayudarán con el plan y obviamente en el medio algunos obstáculos, desprendidos de la propia inexperiencia de Torrente y de las capacidades disminuidas de los compañeros. Con una premisa simple y ya vista en otras oportunidades Segura puede construir un relato dinámico que a fuerza de gag e impacto verbal posibilitará no solo la construcción de una comedia clásica que refuerza el humor corporal y el chiste como punto de partica, sino que también logra una denuncia con fuerte veta social/económica. Segura analiza la actualidad de España, y si bien ubica la acción en el año 2018, la corrupción, la crisis y la manipulación política sólo refuerzan un estadío que se visibiliza en la actualidad. Torrente pide la vuelta al franquismo, porque necesita poder controlar algo que se viene desviando de su lugar y que no consigue recomponer más allá que en anteriores entregas el salga victorioso en cada una de las misiones que se impone. En Torrente: Operación Eurovegas, el oficial se cansa de “ser bueno” y avisa en una de las primeras escenas que será un “fuera de la ley”, sin saber, claro está, que siempre habrá alguien peor que él y que el villano de turno lo superará en su débil idea y decisión. Segura se afirma como actor y les brinda el espacio a personajes secundarios para que puedan lucirse, destacándose Carlos Areces como uno de los secuaces que lo ayudarán a cumplir con la misión desde un lugar silencioso. La incorporación de Alec Baldwin como Marshall le posibilita a Segura construir desde la verosimilitud del género mucho más su relato, como así también la decisión de utilizar títulos al estilo James Bond para universalizar su historia. En esta última elección Segura se “asegura” que el universo particular que construyó para Torrente, un mundo con la peseta, el olé, la tortilla de papas, el Renault 9 y la obsesión por la cultura popular más trash de España, pueda ser visto en otros países sin tener que explicar más sobre cada incorporación. Torrente: Operación Eurovegas posiciona la saga y la ubica en un lugar privilegiado del panorama actual de la comedia mundial.
La vida en la pantalla El mayor mérito de "Boyhood" (USA, 2014) es la habilidad con la que Richard Linklater pensó su historia para terminar en un largo proceso que siguió el crecimiento real de sus protagonistas. Por primera vez una película habla del paso del tiempo y no se utiliza en ella el maquillaje o efectos especiales que avalen la progresión de la narración.. La historia es simple, un niño llamado Mason (Ellar Coltrane) va caminando por la vida mientras su entorno, generalmente por malas decisiones de su madre (Patricia Arquette) va cambiando. Perdido, sin rumbo, enfocado, cambiante, Mason avanza a paso seguro mientras el resto de los actores de su vida se esfuman de su lado. Algunos retazos de ideas asociadas con la niñez y lo infantil, el verano como momento de explosión hormonal y el progreso mental frente a determinadas situaciones, son algunos de los tópicos con los que Linklater trabaja a lo largo de casi tres horas de duración. Pero el proyecto en algún punto cambia de registro, y ni siquiera el interés por seguir viendo los cambios físicos de Coltrane parecen subsanar la elección de una digresión extrema que atenta contra la idea original del filme. El director es un hábil creador de diálogos, y de registrar a personas caminando mientras charlan de temas banales o superficiales. Sino basta ver alguna de las películas que componen su clásica trilogía "Antes de..." , la que le ha valido la confianza para que esta épica de la niñez pueda llegar a los cines. Pero con una idea original no alcanza, su historia ya fue vista muchas veces en la pantalla. Sin la novedad que anteriormente se mencionó "Boyhood" solamente pasaría a la historia por la película que mas tiempo se tardó en registrar con los mismos actores, y no por ser un filme con un guión sólido y actuaciones memorables, que claramente no posee. PUNTAJE:5/10