Andrea Testa es una cineasta que se preocupa mucho por las cuestiones sociales. Abordó el tema de los derechos humanos en la ficción «La Larga Noche de Francisco Sanctis» y la construcción social sobre el delito y la violencia en el documental «Pibe Chorro». En esta oportunidad, vuelve a poner sobre el tapete problemáticas fundamentales como el embarazo adolescente, la educación sexual y el aborto. «Niña Mamá» es un documental filmado en blanco y negro que transcurre en la intimidad de los consultorios de dos hospitales públicos de La Matanza y Tres de Febrero. Allí tendremos el testimonio de diferentes jóvenes que están embarazadas, tuvieron recientemente un hijo o prefirieron no convertirse en madres. Un relato desgarrador sobre la realidad que viven muchas mujeres a una corta edad sin tener ningún tipo de preparación previa. A través de diferentes conversaciones que tienen las protagonistas con una trabajadora social del hospital, podemos adentrarnos en el mundo de la maternidad juvenil desde una mirada intimista que nos interpela por su cruda sensibilidad. Se tocan temas como el embarazo o el parto, mientras surgen otras cuestiones más delicadas sobre su cuidado, la desinformación, el acompañamiento (o no) familiar o de su pareja, abandonos, el aborto o adicciones. Todas situaciones que le dan un marco particular a esta maternidad que si bien pudo haber sido aceptada o no, en ningún caso fue buscada. La mayoría de los diálogos son muy fuertes, se logra conmover al espectador simplemente por las charlas. En este sentido, hay que destacar el trabajo que se realizó detrás para que las niñas tomen la confianza suficiente para hablar frente a cámara sin notarla, simplemente abriendo su corazón. La directora busca mostrar planos cuidados y respetuosos de las jóvenes. En su mayoría son visitas al consultorio, mientras que también se filma el vínculo que crea la madre con su hijo o controles a los que asisten. Al estar filmada en blanco y negro, se priorizan más los diálogos, aunque la imagen también cuenta por sí misma, le agrega dramatismo y resalta los gestos y miradas de las jóvenes. Si bien la cámara es una mera observadora de la realidad, la película plantea una línea bastante marcada. No solo quiere mostrar lo que sucede con las madres adolescentes, sino también instaurar el debate sobre la importancia de la prevención, con la educación sexual en las escuelas, y poner el deseo de la mujer en primer lugar. El documental se enmarca en la actualidad de nuestro país y es valioso que presente una postura reflexiva y contundente. En síntesis, «Niña Mamá» busca visibilizar una temática de vital importancia para las mujeres (y para toda la sociedad), al mismo tiempo que promueve una educación sexual de calidad y la opción del aborto legal, seguro y gratuito para aquellas que no tienen el deseo de ser madre, a partir de conversaciones fuertes y sentidas que se mantienen con las protagonistas.
Después de su paso por el MALBA, “Los Prohibidos” de Andrea Schellemberg llega al Gaumont para brindarnos un documental que se ocupa por mantener viva la memoria colectiva mientras que realiza una crítica a las ausencias y los silencios en plena democracia. “Los Prohibidos” sigue a Silvana Castro, bibliotecaria del Congreso de la Nación, específicamente de la Sala de Colecciones Especiales, quien junto a sus compañeras busca reflotar una exposición que tenían tiempo atrás sobre los libros peronistas prohibidos por las dictaduras argentinas. Sin embargo, este simple pedido se convertirá en una odisea. Mediante un seguimiento de la protagonista mezclado con fragmentos de discursos, conferencias políticas, sesiones en el Congreso e imágenes de represión en las calles, el documental nos muestra, por un lado, la labor y dedicación de los trabajadores de la biblioteca por mantener viva la memoria en cada uno de sus libros, ayudando a aquellos investigadores que llegan allí, y, por el otro, busca contraponer a través de material discursivo este trabajo con un contexto político que no favorece a sus intereses de preservación. La directora sabe dónde hacer foco para contar esta historia particular, debido a la experiencia que tiene no solo en cuanto al género documental, sino también sobre las temáticas de la omisión, la ausencia, el silencio, la censura, la represión, entre otras cuestiones, pero esta vez dejando de lado la dictadura para centrarse en un conflicto ocurrido en democracia, donde se pone en juego el lugar que se le da a la cultura. Por otro lado, se logra empatizar con la protagonista. El documental no sigue la estructura clásica de entrevistas o narración en off sino que la cámara se convierte directamente en una mera observadora de la vida de esta mujer, luchadora desde su juventud, la cual despierta varios sentimientos en el espectador. Con una ideología marcada, “Los Prohibidos” sirve tanto para dar a conocer el importante trabajo realizado en la Biblioteca del Congreso de la Nación, y resaltar a los libros como el principal recurso para mantener viva la memoria, como también para exponer las dificultades de la institución durante la época actual y la falta de interés de la política en la cultura. Un film comprometido e interesante para debatir y sacar tus propias conclusiones.
En esta época de tantos remakes y reboots es difícil poder realizar una película que esté a la altura. Ni siquiera que supere a la versión original (porque eso raramente sucede), sino directamente brindarnos un film que cumpla con los estándares de calidad. En 2017 nos sorprendió «Jumanji: En la selva», una cinta de la que pocos esperaban algo pero que finalmente cautivó a su público por traernos una historia fresca, adaptada a los tiempos modernos y con mucho humor. No quiso copiar al clásico de 1995 sino hacer algo original convirtiendo al juego de mesa en un videojuego. Dos años después llegó su continuación con una historia parecida pero que a pesar de no innovar tanto sale airosa por darle una vuelta de tuerca, tener un guión plagado de gags efectivos y una dinámica de grupo que traspasa la pantalla. El grupo de adolescentes regresa a la aventura cuando Spencer entra al juego nuevamente. Sin embargo, el mismo presenta una falla técnica y no solo los va a atrapar a ellos, sino también al abuelo del protagonista y a un amigo que estaba de visita. Es así como una vez más deberán superar los distintos obstáculos para ganar y salir vivos de Jumanji. Sin dudas uno de los puntos más fuertes del film es el humor. Es el tono por el que navega la película en todo momento (en algunas partes la historia se vuelve un poco más sentimental y emotiva), haciendo que el espectador pase dos horas a pura diversión y entretenimiento. Existen algunos instantes, la mayoría de ellos protagonizados por Jack Black y Kevin Hart, en los que el público estallará de la risa, parte por el ingenioso guión que saca provecho del contexto en el que se sitúan los personajes o su cualidad física y parte por la interpretación de su elenco. A pesar de tener aceitadas las distintas personalidades de los jugadores, esta vez tienen la oportunidad de representar a otros personajes. Teniendo en cuenta que Dwayne Johnson, Kevin Hart, Jack Black y Karen Gillan son los avatares del juego, sus actuaciones van variando según a quien encarnan. Se les da rienda suelta a su creatividad y pueden encontrar muchos más matices en sus interpretaciones. Por ejemplo, en un primer momento Johnson se pone en la piel de Danny Devito y Hart en la de Danny Glover, creando situaciones hilarantes que les permite lucirse. En este sentido también debemos destacar la incorporación de nuevos personajes, como los abuelos, que traen consigo una cuestión generacional que no va de la mano con la tecnología y los videojuegos, aportando más comicidad a la historia o Awkwafina como uno de los nuevos avatares, una actriz con mucho potencial y versatilidad. Los aspectos técnicos están bien logrados, con un buen manejo de los efectos especiales para darles las habilidades a los personajes, con una buena fotografía y banda sonora que genera los distintos climas del film. Si bien la estructura del film no es innovadora, «Jumanji: El siguiente nivel» encontró la forma de otorgarnos una historia que mantiene la esencia de la anterior pero que juega con algunas reglas de su universo para brindarnos mucho más humor de la mano de estos personajes entrañables y que permite que su elenco pueda lucirse con distintas intepretaciones. Además, deja la puerta abierta para una continuación que promete algo más novedoso y cercano al clásico del 95.
Jojo es un niño de 10 años que vive en la Alemania nazi y es fanático de todo lo relacionado con Adolf Hitler, incluso su amigo imaginario es el mismísimo Führer. Sin embargo, empezará a tener sentimientos encontrados cuando conozca a Elsa, una niña judía que está intentando sobrevivir en un complejo contexto. «Jojo Rabbit» es una apuesta arriesgada por parte de Taika Waititi, quien no solo dirige esta obra sino que también sirve como guionista, adaptando una novela a formato cinematográfico, y personifica a Adolf Hitler. Desde la sinopsis del film nos damos cuenta de que estamos frente a una historia controversial, que toma hechos trágicos como el nazismo para crear una sátira. Sin embargo, el realizador logra salir airoso, gracias a que permite burlarse de estos hechos del pasado en su medida justa, sin ser irrespetuoso con la historia y las familias que sufrieron las consecuencias del nazismo. Esto se debe a que ridiculiza las prácticas de los nazis como también a sus personajes y los lleva al límite para reírse de ellos. El guión es realmente efectivo, con una gran cantidad de gags que provocan la risa del público durante todo momento. Hacia el final del film también entra en un terreno más dramático y emotivo, que se amalgama de una buena manera con la comedia que viene liderando, aunque sea este el género que mejor le sienta a la historia. También fue un gran hallazgo el elenco, donde sobresale principalmente Roman Griffin Davis, quien encarna a Jojo, un niño dulce, tímido y cobarde que fue manipulado por la propaganda nazi para comportarse de una manera particular, pero que en el fondo tiene buenas intenciones. El pequeño actor logra traspasar la pantalla desde el primer momento con su inocencia, fanatismo y su transformación a lo largo de la película. Aunque su arco pueda resultar algo predecible, está construido de una manera sólida y justificada. Scarlett Johansson interpreta a su madre, una mujer que debe arreglárselas sola, debido a que su marido está luchando fuera del país, y que debe lidiar con este joven fanático a pesar de que trata de inculcarle otra mirada de la vida. También podemos destacar a Sam Rockwell como el capitán y mentor del protagonista, que está a cargo de su educación, que si bien su personalidad está llevada al extremo también consigue encarnar algunos instantes tiernos con Jojo. Pero sin dudas los mejores momentos están protagonizados por la dupla Griffin Davis – Watiti, quien se pone en la piel de Hitler, provocando las situaciones más hilarantes que harán que el espectador estalle en risas. Además de los importantes nombres que se encuentran en el elenco, cada uno de los actores le brinda su sello personal al film, haciendo que los personajes brillen no solo por su composición sino también por su talento interpretativo. En síntesis, «Jojo Rabbit» se consagra a la hora de realizar una obra arriesgada y controversial, donde toma un suceso trágico de la historia para, a través del humor negro y satírico, realizar una crítica social hacia la discriminación, las miserias humanas y la manipulación. Un film que consigue hacer reír y emocionar al público gracias a su efectivo guion y a las maravillosas actuaciones de un elenco de primer nivel. Taika Waititi se eleva como director, guionista e intérprete.
Orna es la madre de tres hijos y esposa de Ofer, quien hace poco abrió un restaurante pero del cual todavía no pudieron ver muchas ganancias. Es por eso que decide conseguir un trabajo en bienes raíces para ayudar a mantener a su familia. Sin embargo, poco a poco se dará cuenta de que las intenciones de su jefe van mucho más allá de hacer buenos negocios. «El Acoso» es de esas películas que a través de su historia refleja una realidad y realiza una crítica social punzante. En este caso, y como señala el título del film, se centra en el acoso y abuso sexual laboral, uno de esos temas que cada vez se hablan más pero que siguen sucediendo en todas partes del mundo. La directora israelí logra situar a su personaje en una encrucijada con gran perspicacia: no solo tiene motivaciones personales para seguir creciendo laboralmente, sino que es el sustento económico de su familia. Así ante cada señal incómoda y provocadora de su superior, no solo se pone en juego la culpa de la sociedad patriarcal que nos enseñó el ‘que habré hecho’ o el juicio de los demás, sino sobre todo el tener que seguir adelante por sus hijos. La protagonista se calla, y lucha sola contra toda situación. La realizadora la muestra como la víctima que es, sin grises, y a su jefe como el victimario. Pero no lo señala como depredador, sino, como sucede en la realidad, como alguien carismático y querido por sus colegas. En este sentido, la historia se sustenta por su guión realista, fuerte y actual, como también por las actuaciones de su elenco, destacando sobre todo la labor de su protagonista Liron Ben Shlush, quien compone a una mujer contenida, con miedo a hablar pero que es lo suficientemente fuerte para poder salir de esa situación. Los aspectos técnicos acompañan de una manera sobria, casi no tenemos música, sino que el silencio se apodera de gran parte de la historia. Tanto la fotografía como la ambientación se ponen al servicio de la trama. En síntesis, «El Acoso» es de esas pequeñas pero poderosas películas que habla cuando su protagonista calla. Muestra una realidad que viven miles de mujeres en todas partes del mundo y que a veces son prácticas tan naturalizadas que no se le pone el foco necesario para combatirlas. Esta cinta lo hace con buenas actuaciones y una historia simple pero impactante.
Durante los últimos años el cineasta Clint Eastwood centró su filmografía en personajes reales que fueron una suerte de héroes para Estados Unidos. Por defender a su país, por realizar una gran hazaña o cuidar de los ciudadanos. En esta oportunidad, toma la figura de Richard Jewell para contarnos un relato emocionante e interesante. El mismo es sobre un guardia de seguridad de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 que descubrió una bomba durante un recital y salvó a muchos de sus asistentes. Sin embargo, este acto heróico se va a ver opacado cuando el FBI empiece a investigarlo como el principal sospechoso. La historia que nos trae Estwood es sumamente atrapante. Mantiene un buen ritmo a pesar de sus dos horas 10 de duración, gracias a un clima de suspenso y tensión constante, pero sin dejar de lado el humor, recurso que sirve para aliviar las presiones. Además, debemos resaltar a su elenco. Si bien Paul Walter Hauser, el protagonista, no es tan conocido, realiza una magistral tarea a la hora de componer a este personaje tan extraño como extravagante cuya bondad es innegable. Desde el primer momento podemos empatizar con él por su carisma y forma de ser. Si bien el actor participó de films populares como “I, Tonya” o “Blackkklansman”, sin dudas este papel lo llevará al estrellato. Hauser está muy bien secundado por Sam Rockwell, uno de esos extraordinarios actores que tienen menos reconocimiento del que merecen, ejerciendo el rol de su abogado que hará lo posible para demostrar su inocencia. Terminan de conformar el elenco Jon Hamm como el especialista del FBI, Olivia Wilde como la periodista del diario principal que cubre la historia y Kathy Bates como la madre de Richard. Gracias a este film podemos indagar más aún en lo que sucede cuando las autoridades policiales y los medios de comunicación se entrometen en la vida de una familia, donde un evento trascendental cambia su rutina de la noche a la mañana. En síntesis, Clint Eastwood vuelve a demostrar que a pesar de sus 89 años sigue en forma para traernos historias fascinantes, conmovedoras y que reúne a un elenco no solo importante por sus nombres sino sobre todo por su talento. Uno de esos films que nos hará querer ahondar en la vida real del protagonista por la calidad narrativa del director.
En 2013 se estrenó “Frozen”, una película que no solo fue un éxito en taquilla, sino que vino a romper las estructuras clásicas de Disney, donde la trama giraba en torno a un interés romántico y la mujer debía ser salvada por un príncipe. Si bien existieron algunas excepciones a lo largo de la historia, como “Mulán” (1998) o “La Princesa y el Sapo” (2009), “Frozen” nos presentó una relación entre hermanas que elevaba a los personajes femeninos, ahondando en otro tipo de amor. A pesar de cautivar a la crítica y al público, no era necesaria una continuación de «Frozen», sino que la trama tenía un final que cerraba perfectamente. Pero bien sabemos que todo lo exitoso siempre va por más y es así como decidieron realizar una segunda parte. El resultado es una secuela que cumple pero que no deslumbra. En esta oportunidad, Elsa recibirá el llamado de una voz desde un Bosque Encantado que las hermanas creían que solo existían en los cuentos que les contaba su padre por las noches. Es así como la reina del hielo se embarcará en un viaje para perseguirla y conocer sus orígenes acompañada por Anna, Olaf, Kristoff y Sven. Lo interesante de esta nueva cinta es que no es una copia de su antecesora ni busca seguir una fórmula preestablecida para lograr su objetivo, sino que intenta contar otra historia, tal vez más compleja para los pequeños, pero que cumple a la hora de proporcionarnos una aventura entretenida. Además, deja buenos mensajes como el cuidado de la naturaleza, el respeto o la preservación de la cultura, que no se suelen ver en este tipo de películas. Sin embargo, no se encuentra a la altura del film de 2013, que marcó un antes y un después en las cintas de Disney. Incluso probablemente esta secuela pase desapercibida en los próximos años, como ocurrió con otros largometrajes del estilo. Esto se puede ver, por ejemplo, en que el desarrollo de la historia se vuelve predecible con giros que no resultan ser tan sorprendentes. Por otro lado, las canciones no sobresalen del todo, como sí lo hicieron en su momento «Let it Go» o «Do You Want to Build a Snowman», con la excepción del tema principal, «Into the Unkown», que logra emocionar y retratar los sentimientos vividos por Elsa. Los personajes se profundizan un poco más, sobre todo el de Elsa, que podemos conocer más sobre su verdadera identidad a partir de que trata de indagar sobre el origen de sus poderes. El vínculo con Anna se mantiene e incluso se potencia en algunos momentos, mientras que Kristoff pasa a un segundo plano en relación con el film anterior y junto a Sven y Olaf nos otorgan el humor que hay en la película. El muñeco de nieve es sin dudas el comic relief de la historia, que hará reír al espectador en todo momento, incluso en los instantes de mayor tensión y suspenso. Por otra parte, se destaca en el apartado técnico, con una animación de calidad sobre todo en cuanto a los escenarios y la magia que existe en cada uno de ellos. En síntesis, «Frozen 2» es una película que cumple con su objetivo, nos ofrece una historia entretenida y un mayor desarrollo de sus personajes. Sin embargo, no solo se siente innecesaria sino que no logra estar a la altura de su predecesora ni a deslumbrar con brillo propio.
Simone está casada hace 35 años con Gilbert pero mantiene una relación paralela con su vecino Étienne. Sin embargo, todo cambiará cuando su amante se mude a una casa de retiro y los problemas económicos lleguen a su puerta. Así se dará cuenta de que necesita una transformación en su vida y se escapará para buscarlo. «Nosotros tres» es una comedia francesa que intenta ahondar sobre la vejez, los deseos no cumplidos, la búsqueda de esas últimas oportunidades para cumplir con los objetivos propuestos y las relaciones familiares. Y si bien consigue profundizar sobre estas cuestiones, también nos proporciona una historia ya vista anteriormente en otras películas, partiendo de la base de una mujer que se escapa de su rutina para encontrar algo más, ya que nunca es tarde para alcanzar los sueños. Por otro lado, los recursos cómicos que se utilizan también ya los vimos en muchas comedias, sobre todo el comportamiento de dos hombres que luchan por el amor de una mujer y que harán todo lo que esté a su alcance por conseguir imponerse sobre el otro. En este sentido, los gags no están del todo logrados y solo existen algunos momentos graciosos. Si bien su ritmo es ameno, por momentos se vuelve algo repetitivo y aburrido. Con respecto a los personajes, la mayoría de ellos son muy simples y la transformación interna que realizan es bastante cliché. Ejemplo de ello es la mala relación que mantiene Gilbert con su hija y que a partir de un viaje literal y metafórico, acompañado por su nieto, cambiará su postura y forma de ver la vida. El resto de los personajes no están demasiado profundizados, Étienne sirve como un obstáculo dentro del matrimonio, y ello se reduce al conflicto principal de la trama, y viene a cumplir con el rol de espíritu más libre, algo que la protagonista anhela, mientras que Simone está sumergida en una búsqueda introspectiva. En síntesis, “Nosotros tres” es una comedia francesa que se queda a mitad de camino. Si bien logra profundizar sobre las temáticas propuestas que rondan sobre la vejez y los deseos incumplidos, lo hace a través de una trama ya vista anteriormente, con gags que no funcionan en todo momento y personajes sin muchos matices.
42 años atrás comenzó una de las franquicias que marcaría la historia del cine, traspasando distintas generaciones para ofrecernos un universo de ciencia ficción que juntaría millones de fanáticos. Y como en cada conclusión, es muy difícil poder contentar a todos, sobre todo teniendo en cuenta que las opiniones de las críticas y de los fans fueron muy dispares a lo largo de las 8 películas de la saga. Si bien “El ascenso de Skywalker” nos brinda un entretenimiento de dos horas y media de duración, donde el ritmo no decae en un solo segundo, existen un montón de cuestiones que no permiten que la conclusión de la saga sea la mejor posible. J. J. Abrams trata de corregir el rumbo del film, luego de las críticas que tuvo la cinta anterior, pero al hacerlo genera nuevos inconvenientes. Ejemplo de ello es la poca profundización de personajes interesantes que aparecieron anteriormente, como es el caso de Rose, una mujer poderosa, que acá tuvo pocas líneas y casi ninguna intervención. También trajeron nuevos personajes a una conclusión que no aportan mucho a la trama y que solo sirven para explicar lo que está sucediendo en la historia. A pesar de que la revelación final es sorprendente y no avala las teorías más populares de los fans, puede sentirse forzada, ya que en ningún momento tuvimos algún acercamiento a esta idea, sino parece que por impactar al público inventaron una resolución sin mucho sustento. Además, existen soluciones más pequeñas a distintas tramas que no tienen mucha más lógica que simplemente hacer avanzar la historia. Obviamente no podemos objetar nada con respecto a los aspectos técnicos del film, porque como bien nos tiene acostumbrado “Star Wars” nos proporciona buenas peleas con sables, persecuciones y explosiones galácticas que nos dejarán boquiabiertos. Como decíamos anteriormente, es muy difícil poder cerrar una historia de más de 40 años, contentando a todos, pero al tratar de hacerlo “Star Wars: el ascenso de Skywalker” nos deja un sabor agridulce. Nos impacta, nos sorprende y nos entretiene, pero también está llena de personajes poco aprovechados, conexiones incoherentes y resoluciones fáciles. Sin duda nos deja reflexionando y pensando sobre lo que acabamos de ver.
María y Daniel son una pareja que lleva más de 8 años de casados pero que todavía no pudo concretar uno de sus mayores sueños: formar una familia. Es por eso que recurre a la adopción para poder cumplirlo. Sin embargo, cuando viajan al norte argentino para encontrarse con su beba, las cosas no salen según lo planeado. Es así como tendrán que esperar en un hotel para ver cómo se desarrollará todo. Una noche que traerá dudas, miedos, incomodidades y mucha reflexión. “Lejos de Pekin” utiliza a la espera como una excusa para ahondar en cuestiones profundas inherentes al ser humano y, principalmente, vinculadas a una pareja: los deseos de ser padres pero también los miedos y las inseguridades que eso conlleva, la relación con sus propias familias, patrones de comportamiento de sus progenitores que no quieren repetir, su infancia y pasado y una introspección hacia su matrimonio. Dichas temáticas se abordan a través de capítulos, en los cuales por momentos es María la protagonista, por otros Daniel y en otros instantes se los sigue a ambos como pareja. Mediante encuentros con personajes secundarios y conversaciones recibiremos las distintas reflexiones sobre todas estas cuestiones. La elaboración del guion, haciendo principal hincapié en los diálogos es uno de los puntos más fuertes del film, ya que no solo deja pensando a los diversos actores del relato, sino también al público que puede sentirse identificado con más de una situación. Las cuestiones técnicas también ayudan a que los diálogos sobresalgan en el film, ya que por un lado nos encontramos con pocas locaciones y las mismas suelen ser un espacio acotado: el interior de un auto, una habitación de hotel o una cocina, haciendo que la movilidad no sea una opción. Esto se debe a uno de los grandes recursos de la cinta: la lluvia se convierte en un elemento central de la historia, volviéndose una metáfora poética pero también un impedimento físico y real para los protagonistas. Esto, más la compañía melancólica de la banda sonora, generan el clima propicio para las profundas conversaciones que entablan los personajes. Por otro lado, debemos destacar las actuaciones de Elena Roger y Javier Drolas, que con tantas líneas de diálogo consiguen interpretar de una buena manera a una pareja en su punto máximo de inflexión, un momento que puede cambiar su vida para siempre que se ve amenazado por algo superior. Qué sienten los personajes en esos instantes, cómo los afecta personalmente pero también cómo repercute en el otro, son sensaciones que están bien logradas por los actores. Tal vez el ritmo se vuelva un poco lento, monótono y denso, a pesar de sus 82 minutos de duración, pero también es parte del clima que busca el director: el desgaste, la eterna espera, el paso del tiempo como algo que pesa. En síntesis, “Lejos de Pekín” es una película que trae a cuenta la complejidad de la adopción en la Argentina, pero más que nada lo usa como excusa para ahondar en el interior de una pareja y cómo un momento tan importante para la vida de los dos repercute en cada uno de ellos por separado y como unidad. Un buen ensayo reflexivo que se eleva por sus diálogos y actuaciones.