En 2013, Pierfrancesco Diliberto, más conocido como PIF, debutó con su ópera prima titulada “La mafia mata solo en verano”, donde aborda la temática de una Sicilia dominada por el crimen organizado entre los 70s y los 90s. En esta oportunidad, vuelve a ponerse detrás y delante de cámara como guionista, director y actor encarnando a Arturo Giammaresi en “A la Guerra con Amor” para reflexionar sobre asuntos relacionados. Basada en hechos reales, esta comedia cuenta la historia de amor entre Arturo y Flora (Miriam Leone), la sobrina del dueño de un restaurante en Nueva York que está comprometida con el hijo de un jefe de la mafia, mano derecha de Lucky Luciano. La única solución viable es que el joven pida la mano de su amada al padre, con el simple inconveniente de que vive en Sicilia. Es así como se alistará al ejército norteamericano que busca liberar a Italia de las tropas del Eje y viajará a destino con el objetivo de poder casarse con Flora. Al igual que en su primer film, PIF busca mostrar la situación de su Sicilia natal, sobre todo lo correspondiente al inicio y al poder de las mafias en dicho territorio. En este caso lo conecta con el paso de los aliados por el lugar y la facilitación que le otorgaron para conseguir puestos de máxima autoridad. La particularidad de “A la Guerra por Amor” es la utilización de la comedia como recurso para retratar dichos acontecimientos, con un tono irónico, satírico y hasta absurdo por momentos. Combina de una buena manera este género con el romance, la historia bélica y algunos tintes dramáticos para realizar una clara crítica y plantear su posición. También está bien utilizado el elemento de la voz en off, la cual intervenía en los instantes justos para mostrar una reflexión o pensamiento del protagonista, sin cansar ni sobreexponer información. Todo el elenco funciona a la perfección, tanto con un protagonista con el que podemos empatizar como con secundarios que aportan su cuota delirante, entrañable y graciosa. En síntesis, “A la Guerra por Amor” es una película fresca que viene a proponer una crítica y un repaso sobre acontecimientos complejos de la historia desde una mirada cómica, romántica, delirante, que generará una reflexión en el espectador al mismo tiempo que lo divertirá y sacará unas cuantas sonrisas.
El cine suele recrear muchas situaciones de la realidad y abordar temáticas y conflictos que vivimos diariamente. El asunto de los refugiados es uno de los tópicos más candentes en Europa en la actualidad y el director Simon Verhoeven no quedó ajeno a ello en su nuevo film “Bienvenido a Alemania”. Después de su paso por el Festival de Cine Alemán en nuestro país, ahora llega comercialmente a las salas para introducirnos a la familia Hartmann, compuesta por un padre médico preocupado por su estética, una madre jubilada que busca cómo ocupar su tiempo, una hija que está estudiando una carrera y no está muy segura de que sea su vocación, y un hijo recién separado de su mujer, con su propio primogénito y una obsesión por el trabajo. En este contexto llegará Diallo, un refugiado nigeriano que se instalará con la familia hasta que reciba el veredicto de su asilo permanente en Alemania. “Bienvenido a Alemania” es una fiel radiografía de lo que está sucediendo en estos momentos en el país, pero también en toda Europa. Debido a los dificultosos conflictos políticos y religiosos que viven distintos pueblos y ciudades de África, se ven obligados a dejar su país para encontrar un presente y futuro mejor en otro lugar. Pero no siempre el nuevo sitio lo recibe con los brazos abiertos: los propios miedos de los lugareños, las barreras del idioma, el racismo, y la falta de oportunidades son algunos de los obstáculos que deberán superar para tener una vida más próspera y segura. Si bien el film demuestra todos estos aspectos, lo hace de una forma cómica y amena, pero sin sacarle la seriedad correspondiente a la temática. Incluso este recurso impacta de una mayor manera y sirve para exponer las dos caras de una misma moneda, tanto el peligro real como la paranoia, el nacionalismo/racismo y la integración. También existen momentos más reflexivos o emotivos cuando se trata sobre la historia y el contexto del protagonista. Del mismo modo, el film profundiza acerca de la familia receptora, que se caracteriza por ser disfuncional y tener su propia lucha y transformación interna, que vendrá de la mano de la apertura de corazón y mente. “Bienvenido a Alemania” no es un film que se centra en retratar las atrocidades vividas por los refugiados, sino que propone una mirada más optimista y positiva del asunto, abogando por una mayor integración y aceptación por parte de los lugareños.
Como en su último film, “Hamdan” (2013), donde se aborda el conflicto entre Israel y Palestina a través de la figura de un antiguo líder encarcelado, Martín Solá vuelve a documentar las vivencias de una cultura completamente distinta a la nuestra en “La familia chechena”. Abubakar es el protagonista del documental, tiene 46 años, nueve hijos, y participa de la Zikr, una danza ritual que realizan los musulmanes sufíes chechenos como una forma de liberarse por todo lo que sufrió el pueblo. A diferencia de lo que podemos imaginar para este género, esta interesante historia sobre Chechenia no está contada de una manera convencional. Se presentan tres tipos de rituales comunitarios distintos (hombres por un lado, mujeres por otro), donde prevalece la música y su intensidad creciente a medida que pasan los minutos. Estas danzas son alternadas con entrevistas o momentos cotidianos, como rezos, vida familiar o paisaje del lugar. El mismo protagonista es quien habla naturalmente a cámara o realiza las entrevistas, como en un momento donde conversa con su madre sobre la deportación a Siberia en 1944 y el regreso posterior a Chechenia. El director, en cambio, en ninguna oportunidad interviene de forma directa, sino que lo hace desde un punto de vista observacional, sin involucrarse en el relato. La mayoría de las secuencias son muy largas, sobre todo aquellas que no presentan ningún tipo de diálogo (no es que tampoco abunden muchas de estas escenas, sino que el film es más bien visual). Tal vez con una menor duración hubiera tenido el mismo efecto y un dinamismo mayor. Asimismo, se utilizan planos muy cerrados para captar los detalles, las manos, los instrumentos, los rostros, los rasgos. Y van de menor a mayor (a planos más abiertos) para mostrar el contexto de la situación. La posición de la cámara también retrata la creatividad del director. En síntesis, “La familia chechena” busca impactar de manera emotiva en el espectador, pero no a través de la narración de una historia compleja, nostálgica o triste, sino a partir de la superación, la cotidianeidad y la catarsis de un pueblo. Los aspectos técnicos y la creatividad del director son dignos de destacar.
Richard Gere vuelve a la pantalla grande para ponerse en el papel de Norman Oppenheimer, un fixer, es decir, una asesor de negocios de poca monta que presume conocer gente importante para conseguir conexiones y realizar favores. Un día establece una relación con Micha Eshel, un joven político israelí, que en ese momento no tiene mucho peso, pero que luego de tres años se convierte en Primer Ministro. Será entonces cuando la vida de Norman cambia drásticamente, tanto para bien como para mal. Para hablar de “Norman”, film del israelí Joseph Cedar, debemos mencionar indudablemente a su protagonista, Richard Gere, que nos ofrece un papel al que no acostumbramos ver, de una manera impecable. No es el galán de la historia, sino todo lo contrario, es un personaje misterioso, del cual después de dos horas no conseguimos conocer en profundidad. Es bastante patético, pero no parece molestarle, ya que está dispuesto a todo. Tampoco hay que dejar de lado a un talentoso elenco compuesto por Lior Ashkenazi, Steve Buscemi y Michael Sheen. Esta falta de definición del personaje también lo vemos en la historia, que no termina de enmarcarse dentro de ningún género determinado. Es una comedia satírica, es un drama; o básicamente es una mezcla entre ambas. La trama está estructurada en diversos actos cual obra teatral, se toma su tiempo para desarrollar los personajes y tal vez es todo lo que termina haciendo el film, generando la sensación de que dos horas de metraje es un poco excesivo. Por momentos el argumento se siente algo reiterativo, incluso al centrarse más en los diálogos que en las acciones, el ritmo que presenta la cinta es un poco pausado, acentuando esta falta de dinamismo. Algo interesante para destacar son los recursos narrativos que utiliza el director, que ayudan a que la trama no se plasme de forma convencional en pantalla, sino que le da un valor agregado al relato. Ejemplo de ello es situar a dos personajes que distan de sí en cuanto al espacio, en un mismo escenario, aunque solo estén conectados telefónicamente. En cuanto a la temática, se abordan cuestiones políticas nacionales e internacionales, económicas, religiosas, como también lo llamado networking, esta importancia de estar conectado con figuras poderosas. En síntesis, “Norman” se sostiene por la gran labor realizada por Richard Gere y algunos recursos narrativos interesantes que mantendrán la atención del público. Un film que cumple pero que no sobresale.
“Corralón” se centra en dos empleados de la construcción que se dedican a repartir materiales en distintas obras. En sus recorridos se la pasan hablando de mujeres, yendo a un bar a tomar o comiendo. Pero su rutina cambiará cuando el enfrentamiento con una pareja adinerada y con aires de superioridad que está reformando su casa llegue al máximo punto de ebullición. Desde un primer momento, la estética en blanco y negro del film y la música a cargo de Axel Krieger nos da el pie y el contexto necesario para saber que nos encontramos frente a una película de género, la cual irá subiendo de tono a medida que pasen los minutos. Y tiene razón. La historia es inquietante y perturbadora y utiliza la constante comparación entre los hombres y los animales (específicamente los perros) para llevar adelante la trama. No solo importa el diálogo, sino que los gestos tienen un lugar predominante. Se maneja muy bien el ritmo del film, con una tensión y un suspenso constante, sin saber hasta dónde llegarán los protagonistas. Son imprevisibles, pero con un objetivo claro frente a ellos. Luciano Cáceres interpreta a Juan, en un papel que está acostumbrado a realizar; un cínico, border y obsesionado con los perros. Pablo Pinto, en cambio, encarna a Ismael, un personaje con menos luces, con más sentido del humor y quien sólo piensa en las necesidades básicas de un ser humano. El dúo que generan ambos personajes es uno de los puntos más altos del film. “Corralón” pone foco en las desigualdades sociales, en la crítica al otro y en la profundización del lado oscuro del hombre, ese agujero negro inexplorado, donde subyacen nuestros peores pensamientos y deseos. Los personajes se encuentran en todo momento al borde de la locura, realizando todo tipo de acciones. En síntesis, “Corralón” es una película de género, cuya estética y música generan el clima apropiado para que se desarrollen acciones inquietantes y perturbadoras. Con dos grandes actores como protagonistas, se aborda el lado salvaje del ser humano y las desigualdades en la sociedad.
Muchas de las comedias o comedias románticas del cine nacional buscan agradar al espectador y, en varios casos, terminan forzando las relaciones y los chistes, con el objetivo de generar risas y empatía. Pero esto no sucede en “Veredas”, un tipo de film que poco abunda en nuestra actualidad y que sobresale por su frescura y naturalidad. “Veredas” cuenta la historia de Federico y Lucía, dos jóvenes desconocidos con vidas totalmente diferentes, que por orden del destino cruzarán sus caminos, siendo guiados por el azar y las ganas de cambio dentro de su cotidianeidad. La película de Fernando Cricenti propone una historia simple sobre unos jóvenes que se conocen de manera inesperada y que transitarán situaciones poco ordinarias para un primer acercamiento. Se tratan temas como la complejidad de las relaciones humanas, las uniones, las separaciones, y lo sorprendente que es la vida. Tal vez desde un comienzo uno ya sabe cómo va a terminar el film, pero lo que importa y donde se le pone especial acento es en el recorrido hacia dicho final. Como dijimos anteriormente, “Veredas” se caracteriza por ser fresca y natural y esto lo podemos observar sobre todo en la manera en la que se cuenta la trama y la forma en la que se relacionan los protagonistas (encarnados sólidamente por Paula Reca y Ezequiel Tronconi), su química y sus diálogos. Todo parece espontáneo entre ellos, pero no porque suene improvisado, sino porque se nota que es casual. Por otro lado, se destaca la gran presencia urbana que hay en el film, ya que la mayor parte de las locaciones se ubican en el exterior. Los protagonistas recorrerán a pie varios barrios porteños y estaciones, mostrándonos nuestra ciudad a través una excelsa fotografía. La cámara en mano se utiliza con un claro objetivo narrativo y apoya a esta idea de seguir a los protagonistas por los paisajes urbanos. Esto le genera, además, un mayor dinamismo al relato, que no se estanca en ningún momento, sino que fluye constantemente. Lo mismo ocurre con la música que acompaña muy bien al film. En síntesis, “Veredas” funciona de una buena manera como una bocanada de aire fresco dentro del cine nacional, un film que sacará una sonrisa y dejará al espectador con una buena sensación una vez finalizada. Simple pero espontánea y natural.
La segunda película del director Matías Szulanski (“Reemplazo Incompleto”) cuenta la historia de Natalia López, alias la Gorda, quien contrata a dos mujeres para conseguir unos riñones para poder realizarle un trasplante a su hermano. Pero todo se complicará en esta comedia sangrienta, cuando el destino les juegue una mala pasada. “Pendeja, payasa y gorda” es un film transgresor de esos que no se suelen ver con frecuencia en la cartelera argentina. Mezcla la violencia explícita y sangrienta, con tensión, comedia absurda y humor negro, donde en su corta hora y cuarto el espectador se verá envuelto en esta entretenida historia. Lo mejor que presenta la película es la manera en la que se cuenta la trama, es decir, a partir de distintos capítulos que no siguen un orden cronológico, sino que tienen su propia secuencia, mostrando una parte del relato que se centra en un personaje en particular. Tal vez al principio parezca un poco confuso, y el público se deba adaptar a esta distribución, pero a medida que se desarrolla el argumento, uno le va encontrando el sentido, y en el momento culminante todo cierra a la perfección. El espectador termina con una muy buena sensación de que todo tenía una razón de ser, y la forma que toma el relato hace que la historia tenga un impacto mucho mayor al que podría haber tenido si se contara conforme a cómo se fueron dando los hechos. Además, esto genera que no se le otorgue toda la información “masticada” al público, sino que se lo involucra en la trama a partir de la necesidad de una mayor atención. En cuanto a los recursos técnicos y estéticos, “Pendeja, payasa y gorda” utiliza los elementos justos y necesarios para la realización del film, es una cinta sencilla y que va al punto constantemente. Por otro lado, el elenco conformado por Mirta Wons, Florencia Benitez, Ana Devin, Germán Tripel y Andrés Gil, se encuentra muy bien cada uno en su rol, aportándole esa pizca de violencia o humor, o una combinación de ambos elementos. En síntesis, “Pendeja, payasa y gorda” funciona debido a la forma en la cual se cuenta su historia violenta y graciosa, que genera un fuerte impacto durante su resolución, haciendo sentir al espectador que la trama cobró un sentido particular.
Hace cinco años Mariano Luque estrenaba su primer largometraje llamado “Salsipuedes”, donde se abordaba la violencia de género dentro de una pareja. En esta oportunidad, el director nuevamente se adentra en el universo femenino para contar la cotidianidad de la maternidad. “Otra Madre” se centra en Mabel, una mujer de treinta y pico que se separó de su marido y que volvió a vivir en la casa de su madre junto a su pequeña hija. Allí convive también con su hermana adolescente y su abuela. Una familia donde el matriarcado tiene un rol preponderante. El film plantea una mirada melancólica sobre la maternidad de distintas generaciones, a través de la rutina de ciertas mujeres que son el sostén de una familia. Se las ve luchar, trabajar desmedidamente, ocuparse de sus hijas, mientras presentan una dificultad para tomar las riendas de su propia vida. Se observa el sacrificio que realizan en el cuidado de los demás, y sus sueños que quedan detrás. En la historia no nos encontramos con muchas figuras masculinas, y los que aparecen lo hacen en un corto período de tiempo o fuera de campo. Si bien muchas de las decisiones o acciones que realizan estas mujeres están relacionadas al universo masculino (criar sola a una hija, por ejemplo), la cinta busca centrarse solamente en dichas protagonistas. A lo largo de la trama tenemos pocos diálogos y pocas acciones (que se repiten una y otra vez dentro de la rutina), debido a que se explora más la expresividad, la mirada y los silencios de las mujeres, que terminan diciendo mucho más que las palabras. Esto se transmite a través de la utilización de largos planos. Con respecto al elenco, nos encontramos con buenas interpretaciones en general, destacándose Mara Santucho, quien vuelve a repetir el papel protagónico dentro de un film de Luque, y la revelación de su pequeña hija en la ficción, Julieta Niztzschmann, otorgando una gran simpatía y naturalidad. En síntesis, “Otra Madre” presenta una mirada interesante sobre la maternidad de las distintas generaciones, mostrando su lado luminoso como también los desafíos y el desgaste que esto conlleva. Criar niños, trabajar, sostener a una familia y pensar en uno mismo, una tarea compleja que solo una madre puede tener.
Luego de la desaparición de una mujer, un equipo integrado por Harry Hole (Michael Fassbender) y una recluta novata (Rebecca Ferguson) comenzará a investigar el caso que parecería no ser el único, sino uno más en una serie de asesinatos que sigue un mismo patrón. Mujeres inmersas en matrimonios infelices, hijos pequeños y un muñeco de nieve que siempre aparece en la escena del crimen. La historia que propone “El Muñeco de Nieve”, el nuevo film de Tomas Alfredson adaptado de una novela del noruego Jo Nesbø, es interesante y atrapa desde un primer momento. El director no apuesta por las medias tintas, sino que se anima a mostrar los distintos casos de una forma cruda y expuesta, abordando incluso imágenes de mujeres descuartizadas, sin miedo a espantar a los espectadores más impresionables. Existen ciertas subtramas o historias que se desarrollan a lo largo del metraje que pueden verse como que no terminan teniendo sentido para la trama central, pero también se puede tomar como una especie de cebo, por el cual se las implantan para distraer al público, querer llevarlo por un camino determinado cuando en realidad se termina resolviendo por otro. Hacia el final de la cinta la historia se vuelve un poco predecible, por lo que el espectador puede prever quién será el asesino y cómo terminará el film. Incluso la resolución se siente un poco abrupta o que no sigue la línea que se venía investigando (relacionándose justamente con el hecho de proponer historias que llevan hacia otro lado), algo que le hace poca justicia al film. El ritmo es un poco lento, pero esto no quiere decir aburrido, sino que se toma su tiempo para desarrollar a los personajes y a las historias. Ejemplo de ello es que el primer caso tarda en llegar, porque principalmente busca centrarse en el protagonista. Además, no es de esos thrillers con sobresaltos, pero sí impone tensión en todo momento. Con respecto a la fotografía, ésta resalta en el relato y lo enmarca dentro de un clima hostil, complejo, aislado, frío, siendo un lugar propicio para que sucedan estos casos escalofriantes. Por último, el elenco está compuesto por personalidades de renombre como Michael Fassbender, J.K. Simmons, Rebecca Ferguson, Toby Jones, que se ensamblan de una forma correcta. En síntesis, “El Muñeco de Nieve” se siente que es una película que podría haber llegado más lejos de lo que consigue alcanzar, pero propone una trama atrapante e impactante, de la mano de un elenco fuerte. Si bien tiene algunos problemas narrativos que redondean un guion un poco flojo, como un final que no termina de cerrar o situaciones que pueden funcionar de una buena o mala manera, según por dónde se la mire, cumple con su objetivo de entretener al público.