En 1995 se estrenó “Jumanji”, una película que no pasaría de moda y que quedaría en la historia como un clásico de la cinematografía. Es por eso que cuando se anunció el deseo y la concreción de una nueva cinta sobre esta historia, el temor comenzó a rondar. Tal vez su reboot fue innecesario, pero de todas formas le encontraron la vuelta para otorgarnos un film muy bien realizado, con un buen elenco y un guión divertido. Todos recordarán la historia de “Jumanji”, donde dos niños recién mudados con su tía a una mansión encuentran un juego de mesa ya empezado y suman a una antigua participante a la jugada. Luego se anexará Alan Parrish, el dueño original del juego (y de la casa) para concluir esta peligrosa y real partida. En “Jumanji: En la Selva” nos encontramos con una versión más actualizada y cercana a nuestros tiempos, donde en vez de un juego de mesa clásico y algo anticuado tenemos un videojuego de los años ‘90 que abdujo a un chico. Años después llegarán a él cuatro chicos muy distintos entre sí pero que comparten una hora de detención en la escuela. Allí se embarcarán en una aventura dentro de la pantalla, tomando la forma de cada uno de los personajes seleccionados. Una vez metidos en el juego deberán superar una serie de obstáculos y misiones para poder salir de ahí y regresar a casa. A simple vista este reinicio de la trama no tenía mucha razón de ser y podría estar justificado únicamente en el rédito económico. Pero a medida que el relato avanza nos damos cuenta de que buscaron realizar algo diferente y que dista bastante del producto original. Y esta novedad le brinda una frescura a la historia que, sumado con el buen guion, los chistes atinados y la sorpresa, genera una sólida efectividad dentro de la cinta. Los personajes están muy bien delineados y acompañados por figuras como Dwayne “The Rock” Johnson, Jack Black, Kevin Hart y Karen Gillan, que no sólo imponen su presencia artística, sino que realizan muy buenas composiciones gracias al desarrollo de sus papeles y su gran experiencia en el género de la comedia. Los que más se destacan son Black, que interpreta a un personaje totalmente distinto a él y lo hace de una manera tan sutil que provoca mucha gracia; y Hart, quien logra llevar a cabo los chistes escritos para su rol de una muy buena forma. Tal vez en su contra podemos decir que el cuarteto protagónico se enfrenta a un villano desdibujado y que carece de poder, mientras que también existen algunos diálogos con sobreexposición de información de los pasos a seguir que son innecesarios. De todas maneras, “Jumanji: En la Selva” resultó una grata e inesperada sorpresa, debido a que tomó la gran decisión de no retratar idénticamente a su película antecesora, sino que buscó hacer algo único, novedoso y actual, que funcionó por sus propios medios. Probablemente no quede en la historia como el clásico que fue la cinta de 1995, pero al menos no la recordarán como la remake innecesaria o mal llevada a cabo. El film presenta una aventura entretenida a partir de un guion ágil y divertido (con chistes eficaces) y un grupo de personajes entrañables.
Carlos Saldanha es conocido por ser el director de una de las franquicias animadas más importantes de los últimos tiempos, sobre todo para su estudio Blue Sky. Se trata de “La Era del Hielo”, la cual tiene hasta el momento cinco películas en su haber y su historia todavía no tiene fecha de caducidad. En esta oportunidad, el realizador nos trae “Ferdinand”, un film que logra su objetivo de entretener y presentar una trama con un mensaje positivo, pero que genera la sensación de haberla visto anteriormente. “Ferdinand” se centra en un toro que lleva el mismo nombre del título de la cinta, el cual es muy distinto a toda su especie. En vez de querer pelear por un lugar en la Plaza de Toros, él es mucho más sensible, le gustan las flores y la tranquilidad. Un día por azar logra escapar de su cuidador y encuentra una familia que lo quiere como es. Sin embargo, volverá a ese lugar que alguna vez reconoció como hogar y será seleccionado para pelear contra El Primero, el mejor torero de la historia. Desde que comienza hasta que termina el film podemos observar que “Ferdinand” sigue al pie de la letra la fórmula establecida por el cine de animación. Si bien en su superficie no tuvimos una historia sobre un toro (más allá del corto de Disney que también está basado en el libro “El cuento de Ferdinando” al igual que la obra de Saldanha), en el fondo nos encontramos con la base de cualquier película que pudimos ver con anterioridad (incluso en algunas escenas podríamos hacer ciertos paralelismos con otros largometrajes). El personaje que no encaja dentro de su grupo, el regreso al lugar que le hacía mal, entre otras cuestiones que si las mencionamos revelarían parte de los giros del argumento. Esto provoca que el espectador sepa exactamente qué es lo que va a suceder en el relato a medida que éste avanza. No existe ninguna sorpresa o rumbo incierto que pueda tomar la cinta. De todas maneras, y a pesar de que se atenga perfectamente a una estructura, el film nos ofrece una aventura divertida con graciosos gags que hará disfrutar a chicos y grandes. Pero no solo se queda en la superficie, sino que también roza el sentimentalismo, cuestionando el uso de los toros para el entretenimiento, mostrando el maltrato animal, aceptando y alentando a ser diferente de los demás y fomentando la competencia sana. Con respecto a la animación, Blue Sky nos tiene acostumbrados a una gran calidad técnica que nuevamente se encuentra presente. Los personajes están bien diseñados y desarrollados, explotando más su parte física para conseguir risas. La fotografía expone colores fuertes y vívidos, sobre todo en la ambientación y en los distintos escenarios. En cuanto a las voces, nos encontramos con un grupo variado e interesante de actores, donde no solo predominan los estadounidenses, sino que también buscaron españoles y latinos como Miguel Ángel Silvestre o Gina Rodriguez. El resto del elenco está compuesto por Kate McKinnon, el inglés David Tennant, Bobby Cannavale y John Cena. En síntesis, en la superficie “Ferdinand” logra divertir y hacer reír a grandes y chicos, al mismo tiempo que aborda temáticas importantes y deja mensajes positivos, a partir de la exposición de personajes entrañables. Sin embargo, en una capa más profunda, nos damos cuenta de la constante repetición de fórmula y de su previsibilidad, sin conseguir aportarle nada nuevo al universo cinematográfico.
“The Room”, dirigida por Tommy Wiseau en 2003, es considerada como una de las peores películas de la historia, debido a sus inconsistencias en el guion y estructura narrativa, sus personajes secundarios incoherentes y sin razón de ser y subtramas que no se relacionaban entre sí. Pero rápidamente, por su estilo bizarro y cómico (aunque sin buscarlo) se convirtió en un film de culto tiempo después. Realizada con más de $6 millones de dólares, alrededor de su rodaje y estreno se generó un halo de curiosidad y misticismo que hizo que James Franco decidiera llevar al cine las memorias de Greg Sestero, uno de los protagonistas del film. “The Disaster Artist” se centra entonces en la realización de la película “The Room” de la mano de Wiseau y Sestero, quienes comenzaron con el sueño de consagrarse como actores en Hollywood y que finalmente culminó en llevar a cabo su propio largometraje. Tanto para aquellos que tuvieron la posibilidad de ver “The Room” como para quienes desconocen su historia, “The Disaster Artist” es una propuesta que funciona desde distintos ángulos. En primer lugar, hay que hablar de la excelente labor de James Franco que, al igual que el protagonista del film, se pone en el papel del director y del actor principal. Si bien la comedia es un género que Franco conoce a la perfección, en este caso tuvo que realizar un trabajo extra al componer a un complejo y extraño personaje como Tommy Wiseau. Su acento particular, sus expresiones, su forma de hablar y manejarse, resaltan por sobre el resto de los roles viene interpretando en su carrera. Pero todo el elenco funciona como un engranaje y cada uno de los secundarios le aporta un valor agregado al film. Además, son todos actores de renombre como Dave Franco, Alison Brie, Seth Rogen, Zac Efron, Josh Hutcherson, entre otros, y hasta una participación de Bryan Cranston como él mismo. Probablemente la historia de base ya haya sido demasiado buena para ser verdad (en medio de la película uno se pregunta si realmente fue todo tan así, porque resulta increíble, y confíen en que así fue), pero su adaptación le impone un toque de comedia muy particular que hará que el público se ría en todo momento. El film no decae en su hora cuarenta de duración, sino que su ritmo va creciendo poco a poco hasta su punto culmine. En síntesis, “The Disaster Artist” es una obra magistralmente realizada que, independientemente de haber visto el film del que se habla, logra cautivar a la audiencia a partir de un personaje disparatado (pero increíblemente real), la reacción de los personajes secundarios y un guion que presenta un chiste tras otro, superándose a sí mismo.
Tomando como punto de partida el caso real del secuestro y la posterior muerte de Giuseppe di Matteo, un preadolescente hijo de un mafioso arrepentido que comienza a trabajar como informante de la justicia, “Luna: Una Fábula Siciliana” busca retratar esta historia de una manera onírica y ficcional. Para ello, se centra en Giuseppe y Luna, dos compañeros de colegio que tienen una relación muy peculiar y que luego de una tarde juntos el joven desaparece misteriosamente sin dejar rastros. Tras días sin ir al colegio, Luna tomará un rol protagónico a la hora de llevar a cabo su búsqueda, una tarea que a muchos parecería no importarle. “Luna: Una Fábula Siciliana” no se caracteriza entonces por explorar este caso de la mafia de una manera realista, sino que lo hace mezclando el argumento con tintes fantásticos, oníricos, y sobrenaturales. Al tratarse de unos niños protagonistas, de los cuales uno de ellos padece una tortuosa situación, se busca suavizar o plasmar de una manera más sutil los hechos pero con igual intensidad. La fotografía compuesta por Luca Bigazzi cumple con un rol principal dentro del film, transmitiendo la personalidad y el estado anímico de los protagonistas a través de los paisajes y los espacios cerrados. Se puede observar mucha oscuridad en cada uno de los cuadros, que nos generan una sensación sombría y siniestra. Sin embargo, por momentos no se puede apreciar de la mejor manera a las personas u objetos que se muestran, teniendo que prestar más atención de la necesaria. En cuanto al elenco, hay que resaltar el trabajo realizado por la joven Julia Jedlikowska, quien interpreta a una adolescente, con todo lo que eso conlleva: las emociones a flor de piel, la rebeldía, las ganas de luchar, la idealización, la concreción de los sueños. A modo de crítica, se puede decir que el film tiene una duración excesiva, por encima de las dos horas, y por momentos se vuelve un poco repetitivo. No es una historia fácil a pesar de su aparente simpleza y requiere de la atención del espectador. Es por eso que su extenso tiempo puede resultar algo abrumador o pesado. En síntesis, “Luna: Una Fábula Siciliana” cuenta de una manera original una historia interesante, a través de un drama con tintes fantásticos y oníricos. Con una excelsa fotografía y buen liderazgo de su protagonista, se torna un poco pesada debido a su longitud y algunas repeticiones.
En 2016 se estrenó “El Club de las Madres Rebeldes” de la mano de las mentes detrás de “¿Qué pasó ayer?”, esta magistral comedia explorada hasta el hartazgo, donde un grupo de amigos vivía situaciones hilarantes y aventuras impensadas. La película protagonizada por Mila Kunis, Kathryn Hahn y Kristen Bell se confeccionó como una especie de versión femenina de esta exitosa cinta, y aunque no llegó a cumplir con estas expectativas, sí logró su cometido de entretener al público, proporcionando una mirada de ¿qué pasaría si las madres no se comportaran como tales e hicieran caso omiso a sus responsabilidades, poniéndose en un primer lugar y tomándose su tiempo para hacer actividades que les apasionan? En este caso, y a diferencia de la primera parte, “La Navidad de las Madres Rebeldes” se centra principalmente en la relación entre las protagonistas con sus madres que, como excusa de las fiestas, llegan para celebrar momentos en familia. Pero como suele suceder, este vínculo será bastante particular y pasarán por distintas fases, desde un apego intenso hasta una presión crítica. Las festividades no son fáciles y menos para estas mujeres. Como decíamos anteriormente, si bien la película original no fue magnífica ni pasaría a la historia como una gran comedia, con sus pocos y efectivos recursos logró entretener al público. Sin embargo, esta segunda entrega no explota los puntos fuertes de dicha primera parte o si lo hace recae en la repetición. Incluso tenemos secuencias calcadas, que probablemente en su instancia inicial hayan funcionado, pero una vez vistas ya no crea el mismo efecto, sino una simple sensación de deja vu. Con respecto a la música, este elemento tampoco resalta tanto como en su antecesora. En “El Club de las Madres Rebeldes” teníamos temas muy conocidos que le proporcionaban una gran fortaleza y poder, en cambio en esta oportunidad pasa un poco más desapercibido. Pero no solo sale perdiendo si se la compara consigo misma, sino también lo hace con las comedias en general. A pesar de que no nos encontramos en un momento en el cual el género esté en su máximo esplendor, “La Navidad de las Madres Rebeldes” no propone nada que no hayamos visto en otras películas (de hecho hace poco fue el estreno de otro film donde esta festividad y la relación entre padre e hijo se hacían presentes). Tenemos el conflicto navideño, la compleja relación entre madres e hijas ya adultas con sus propias vidas, y podemos predecir los arcos argumentales y la transformación por la que irán transitando los distintos personajes. Si hablamos únicamente de este caso, existen momentos de comedia que funcionan, con chistes inteligentes y otros que no terminan de impactar. Algunos personajes presentados son mejores que otros, todos encarnados por actrices de renombre como Susan Sarandon, Cheryl Hines y Christine Baranski, quienes exploran aspectos diversos de la maternidad. Con todas sus falencias, “La Navidad de las Madres Rebeldes” se convierte en una comedia pasatista que consigue entretener, pero ni siquiera al nivel de su antecesora.
Jonathan Dayton y Valerie Faris es un dúo de directores a los cuales conocemos por darle vida a “Little Miss Sunshine” (2006), una película tan entretenida como reflexiva que realiza una crítica social importante a los certámenes de belleza y a la posición de ganador o perdedor en la que se sitúa una persona. En esta oportunidad, se vuelven a unir para llevar a la pantalla grande a “La Batalla de los Sexos”, un film basado en hechos reales sobre la tenista número uno que consiguió la igualdad de las mujeres en dicho deporte. El 20 de septiembre de 1973 se llevó a cabo la famosa “Batalla de los Sexos”, un enfrentamiento deportivo entre Bobby Riggs, un tenista retirado de 55 años, con una posición abiertamente misógina, que ganó grandes torneos como el Roland Garros y el Wimbledon y la joven de 29 años Billie Jean King, la cual logró doce campeonatos de Grand Slam y que luchaba por la igualdad de las mujeres. Siempre es atractivo conocer una historia basada en hechos reales, y las hazañas deportivas suelen ser algunas de las tramas más llevadas al cine. En este caso, además, no se trata simplemente de un encuentro de tenis, sino que el contexto es lo más relevante e imponente que propone el film. Es interesante ver cómo la mujer fue ganando terreno en la década del ’70 en un ámbito al que la mayoría somos bastante ajenos como lo es este deporte y cómo Billie Jean King consiguió obtener los mismos derechos que los hombres, luchando por ella y sus compañeras, siendo una gran precursora. En este sentido, nos encontramos con una muy buena actuación por parte de todo el elenco, destacando al dúo protagónico, con una mayor preponderancia de Emma Stone interpretando a Billie Jean King, un papel que le permite ahondar en la emoción y en la lucha, y un Steve Carell que aporta esa simpatía y gracia que lo caracterizan, con un personaje que pone en jaque la posición machista de la época. La parte técnica también es impecable, con un buen manejo de los movimientos de cámara (y saber cómo transmitir un partido de tenis) y una fotografía muy cálida. También se destaca la ambientación de la época y la vestimenta (algo que también fue precursor dentro del momento en el que ocurre el film). A modo de crítica podemos decir que a pesar de que sea una adaptación de un hecho de la vida real, algunas situaciones son un poco predecibles (aun sin conocer la historia) y otras un tanto cliché, haciendo que el romanticismo cobre un mayor lugar que la lucha femenina. En síntesis, “La Batalla de los Sexos” es una interesante trama llevada al cine, para mostrar una vez más la lucha de las mujeres por la igualdad (reconocimiento, misma paga que los hombres) en una época en la cual todavía estaba muy instaurada la cultura machista y se descreía del poder que podía tener un grupo femenino. Una historia poderosa, buen elenco con sólidas actuaciones y entretenimiento garantizado.
Julia (Valentina Bassi) trabaja como camarera en el turno noche del casino de Comodoro Rivadavia, pero el dinero no le alcanza para poder pagar el alquiler del departamento y vivir. Es así como Gwynfor (Jorge Sesán), un frecuente cliente del lugar, le ofrece una entrevista de trabajo en la industria petrolera, alejada de la ciudad. Pero en el camino tendrán un accidente, revelando las verdaderas intenciones del hombre. A pesar de todo, Julia y Gwynfor deberán mantenerse unidos para sobrevivir las arduas condiciones climáticas de la Patagonia. “Al Desierto” se enmarca dentro de un clima árido, seco, desolado e inhóspito del sur argentino, funcionando como un personaje más dentro de la historia. El paisaje es aquel que les impone distintos obstáculos a los protagonistas y el que los hará tomar decisiones, marcando su camino. Asimismo, la fotografía a cargo de Julián Apezteguia nos proporciona uno de los puntos más altos del film, con imágenes impresionantes de la Patagonia. Sin embargo, nos encontramos con algunas lagunas dentro del guion, que aunque esperamos que se respondan a medida que se desarrolla el metraje, esto no termina sucediendo. Desde el comienzo no se entiende muy bien las sospechas que tiene Julia, ya que desde el lado del espectador no tenemos ninguna pista de las intenciones de Gwynfor. Lo mismo ocurre con la relación entre ellos, que irá mutando poco a poco, mezclando el rechazo con la atracción. Las actuaciones de Bassi y Sesán se encuentran muy bien (por momentos algo exagerado, pero probablemente vaya de la mano de la situación extrema por la que están transitando). El ritmo que mantiene la película vira entre un tono pausado con las escenas desérticas y los descansos de Julia y Gwynfor y los momentos de tensión física y psicológica que hacen que la atención aumente. En síntesis, “Al Desierto” presenta una película visualmente atractiva, que impacta a partir de su excelente fotografía y desolados paisajes, que determina a los protagonistas. Si bien tiene ciertas inconsistencias en el guion, el film es disfrutable por su ritmo tenso y que te da la sensación de algo por venir (aunque eso no termine sucediendo completamente).
En 2013, el director español Adrián Orr realizó un corto llamado “Buenos Días Resistencia”, donde retrataba a un padre levantando a sus hijos para ir al colegio, y la dificultad de los pequeños por comenzar la mañana. “Niñato” retoma este corto para ampliar la historia de ese padre. Se trata de un hombre de 34 años apodado “Niñato” en el mundo del rap, con tres hijos a cuestas, viviendo en casa de sus padres, sin trabajo y teniendo que sobrellevar su vida en el crudo invierno español. La cámara de Orr se posa desapercibida, a modo de documental con cámara en mano, para retratar la rutina de esta familia. No sabemos absolutamente nada de la madre (si murió, si los abandonó), pero casi que no hace a la historia, ya que lo que busca el film es mostrar cómo un padre se hace cargo de la situación como puede, como le sale. No intenta glorificar al protagonista, ni echar culpas al exterior, sino simplemente plasmar en la pantalla grande la vida misma. De todas maneras, existe un paralelismo entre la personalidad y las acciones del protagonista con las de sus hijos; cómo en cierto punto el padre tiene algo infantil y encuentra en uno de sus hijos las mismas problemáticas que él tiene. En ciertos pasajes podemos notar también una crítica social y económica a la España actual, y a la dificultad de los adultos para sobrellevar la situación y sustentar a sus familias. El film tiene un tono melancólico, pero a la vez esperanzador. En “Niñato” no se encuentra un conflicto latente que haga que la historia avance, sino que simplemente se busca retratar esta cotidianeidad. Sí se puede decir que existe un proceso de crecimiento, tanto para el padre como para los hijos, desde el comienzo del film hasta el final. En síntesis, “Niñato” busca mostrar la cotidianeidad de un padre con sus hijos, las dificultades de la paternidad, del crecimiento y de la vida actual en plena crisis española.
¿Puede existir una película animada que no se apta para chicos sino que esté destinada al público adulto? Claro que puede y “Bad Cat”, el film turco que desembarca este jueves en nuestros cines, es ejemplo de ello. El mismo cuenta la historia de Turro, un gato maleducado e irreverente, y sus amigos (una rata y una gaviota), quienes disfrutan de la vida en un barrio de mala muerte en Estambul. Un día complicado en la vida del protagonista será el argumento que tratará esta adaptación del cómic underground más popular en Turquía. En primer lugar, cabe recalcar que “Bad Cat” no es una película para todo público, especialmente no es un film infantil ni familiar, debido a su alto contenido de malas palabras, sexo y alcohol y a diversas situaciones por las que pasan los personajes que podrán impactar a los más chicos por su violencia. Desde un comienzo, la cinta deja en claro a qué audiencia está destinada y se mantiene fiel a este estilo. De todas maneras, por instantes se puede observar un exceso de todos estos contenidos. Si bien el protagonista se define con una personalidad alocada, parecería como que buscaran justificar esta forma de ser constantemente; no es necesario que en todo momento se abuse de las malas palabras (probablemente en cada conversación exista al menos una de ellas), el mensaje se entendió claramente. En cuanto a la historia que se cuenta, no existe una trama principal, sino que se retrata un día en la vida de Turro. El protagonista debe atravesar distintas situaciones que se le van enfrentando, pero ninguna de ellas es lo suficientemente profunda o fuerte, se lo desarrolla de una manera superficial y existe un continuo salto de una a otra. Esto permite que la película se vuelva muy dinámica, pero también genera esa sensación de que se posterga la resolución. Probablemente “Bad Cat” llegue a muchas salas doblada, sin mostrarse en su idioma original, como la pudimos ver en la función de prensa, decisión que no le termina haciendo justicia al film. Esto se debe a que por ahí toma varios modismos característicos de la cultura latina y no es representativa de las tradiciones o costumbres turcas. Incluso los chistes que fueron concebidos de una forma, seguramente fueron modificados en la adaptación, lo que provoca que no terminen funcionando en la mayoría de los casos (aunque tal vez tampoco estén bien elaborados desde el guion). A simple vista la película parecía ser entretenida y picaresca, pero debido a la vorágine de las distintas situaciones que van ocurriendo (y que no tienen el desarrollo profundo que se merece), no termina de captar al público y, en su corta duración, se vuelve un tanto larga y pesada. En síntesis, “Bad Cat” presenta una propuesta distinta e innovadora para un público adulto, a través de una buena estética de animación, pero que en su ejecución no termina de atrapar por la carencia de una trama central y muchas sub historias que se van contando, la falta de simpatía, el abuso de recursos y un doblaje que no permite que la cultura turca traspase.
Basada en hechos reales encontrados escritos en el diario de la Reina Victoria (en su mayoría), “Victoria y Abdul” se centra en la inesperada amistad que nació entre esta máxima autoridad y Abdul Karim, un joven que llega desde la India para formar parte del 50 Aniversario del mandato de la reina, entregando una pieza muy preciada de su país. Pero en vez de volver a su hogar después de la ceremonia, Victoria ordena que Karim forme parte de su servicio. A medida que pasa el tiempo, la relación entre ambos va creciendo a tal punto que incomodará al círculo de confianza de la monarca, pero que revitalizará el mundo de ella. Si hablamos de un film que se enfoca en la amistad entre dos personas, el dúo protagónico debe ser muy sólido. Y esto es lo que ocurre en “Victoria y Abdul”. La reina es encarnada por la gran Judi Dench, actriz con una larga y valiosa trayectoria que no hace falta repasar, pero que hace poco estrenó también en nuestro país otra de sus cintas, “Asesinato en el Expreso de Oriente”. Ali Fazal, por su parte, se pone en la piel del joven hindú para entregarnos una interpretación sensible y poética. Entre ambos generan una química que traspasa la pantalla. Uno se cree naturalmente la amistad que generaron de un momento a otro y que con el tiempo se fue intensificando. Pero tampoco hay que dejar de mencionar al elenco completo, cuyos personajes sirven como contrapunto y antagonistas; nadie quiere al hindú en esa posición y a medida que gana más poder dentro de la casa, la situación se vuelve cada vez peor (pero más divertido de ver). Es así como se aborda también el racismo en la monarquía. En cuanto al género, podríamos definir a “Victoria y Abdul” como una biopic que mezcla la comedia y el drama en una justa medida, no es una historia que busca provocar carcajadas pero sí propone que el espectador se ría constantemente a partir de situaciones hilarantes, absurdas o que están fuera de lugar para gran parte de los personajes. Pero también es emotiva, la relación que crean los protagonistas es muy particular, es genuina, maternal, de una admiración y cuidado impresionante. Si bien son dos horas de película, en ningún momento se siente pesada, debido a que se nos presenta una historia llevadera, amena. No es una biopic histórica común y corriente, sino que esta mezcla de géneros le juega a favor. Además de la dupla actoral y cómo se cuenta su relación, se destaca la parte técnica del film. Se observa un muy buen manejo de la fotografía por parte de Danny Cohen, donde se muestran maravillosos paisajes de Inglaterra, India y Escocia, además de la gran ambientación del siglo XIX y la vestimenta de época de los personajes. En síntesis, “Victoria y Abdul” es una propuesta atractiva dentro del cine debido a que presenta una biopic contada desde un punto de vista ameno, descontracturado, fresco, gracioso y emotivo. Además, tanto sus protagonistas como todo el elenco se amalgaman de una manera muy efectiva para la historia.