El lado oscuro de la vida Con una lucidez y una crudeza perturbadoras, Woody Allen saca de la galera una de sus películas más logradas, con buenas actuaciones de Cate Blanchett y Alec Baldwin. Woody Allen llega a un film como Blue Jasmine luego de dirigir más de 40 películas y mantenerse activo y prolífico desde la década del '60. Es un cineasta veterano que ha pasado de la comedia al drama sin problema, que ha filmado mayormente en Manhattan, pero que desde el comienzo de su carrera ha salido también a recorrer la costa Oeste de su país, Europa y hasta Centroamérica. Varios actores y actrices han ganado premios gracias a trabajar con él, y el propio Woody Allen ya acumula muchos reconocimientos, que incluyen cuatro premios Oscar, tres por guión y uno por dirección. Esta leyenda viviente no siempre ha logrado obras maestras y aunque el público nunca se alejó del todo, la crítica durante ya casi dos décadas le desconfía. Lo cierto es que Medianoche en Paris (2011) fue su film más taquillero y su retorno oficial al mercado, además de una renovación entre sus seguidores. Ahora, con Blue Jasmine, Allen también demuestra que su cine podrá ser muchas cosas pero no es rutina. Con una lucidez y una crudeza perturbadoras, saca de la galera una de sus películas más logradas. La historia es la de Jasmine (Cate Blanchett), una mujer de clase alta que se va a vivir momentáneamente con su hermana Ginger (Sally Hawkins) de clase baja, luego de una terrible ruptura con su marido (Alec Baldwin) que terminó preso (luego sabremos más), quedando ella en total bancarrota. Jasmine se ve a sí misma como una ganadora, mientras que desprecia la condición de perdedora de su hermana. Ambas son adoptadas, lo que explica muchas de sus diferencias. El gran mérito de esta película de Woody Allen consiste en que vuelve a sus mejores armas como realizador. La fluidez del relato, la manera en la que Allen se pone serio sin ser solemne, van construyendo una película bella, intensa, una reflexión amarga pero brillante acerca de la condición humana. Como en los mejores films del director, los actores brillan y aunque Blanchett queda a centímetros de la sobreactuación, la película no pierde jamás su rumbo y ella finalmente se luce. Si Allen había vuelto con films ligeros y amables como Medianoche en Paris y A Roma con amor, con Blue Jasmine retoma su variable más oscura y pesimista. Woody Allen nunca se fue, pero aun así festejamos este regreso a la grandeza.
La tan temida crisis de los treinta La comedia dirigida por Sebastián De Caro presenta un tono de original con un protagonista que no pretende convertirse en héroe. Diálogos y situaciones que poseen un tono diferente a lo que el cine argentino. Es difícil a veces definir qué clase de cine es el que se ha cargado de lugares comunes y clichés hasta que aparece una película que, simplemente, va por otro camino. Una comedia agridulce que elige un tono que no es habitual para nuestro cine, que tal vez sea el eco en las formas más amables del cine independiente americano pero que en definitiva tiene identidad y estilo propios. El protagonista tiene treinta años, un trabajo aburrido, un noviazgo que se termina y una vida que parece haber alcanzado el punto más alto de su crisis. Pero la película no avanza hacia terrenos conocidos. Porque los personajes, los diálogos, las situaciones, poseen un marco diferente a ese cine argentino –o extranjero– donde las películas parecen transcurrir en un mundo tibio, nulo, inexistente. Sin el más mínimo interés por el naturalismo, De Caro logra sin embargo una gran autenticidad emocional en el retrato de su protagonista, con sus contradicciones y sus aspectos menos agradables también. Sebastián De Caro podría haber hecho personajes más fáciles, podría haber construido un protagonista más estándar, sin espacios de oscuridad. Pero como los grandes cineastas, prefirió ser honesto consigo mismo y entregarnos un protagonista que se equivoca, que no dice lo correcto, que toma decisiones dudosas, que peca de egoísta o necio, que brilla por su inmadurez y que a pesar de todo lo dicho no es merecedor de menos afecto por parte de la historia y sus espectadores. Los roles secundarios brillan todos, sin duda por méritos de los actores, pero también de una buena dirección. La sinceridad y la honestidad en un film no son necesariamente sinónimos de buen cine, pero cuando se trata de cualidades acompañadas por una buena película entonces sí deben ser destacadas. Podrá no parecer 20000 besos un clásico de la historia del cine nacional, pero su originalidad es tan grande que es probable que ocupe un lugar de privilegio de aquí en adelante.
La enemiga del pueblo Hannah Arendt fue una de las más importantes personalidades de la filosofía del siglo XX. Sus reflexiones acerca de los crímenes del nazismo son hasta la fecha motivo de discusión. Su presencia como corresponsal de The New Yorker, en el juicio a Adolf Eichmann realizado en Israel, luego de que este fuera capturado por el Mossad en Argentina, la llevo a acuñar la famosa expresión "La banalidad del mal". Intelectual valiente, no buscó nunca el camino sencillo ni demagógico, lo que le valió tanto elogios como ataques. La película se toma el trabajo minucioso de reconstruir aquellos años, incluso combinar las imágenes realizadas para el film con material auténtico del juicio a Eichmann. Posiblemente en esta combinación se hallen algunos de los mejores momentos estéticos del film. En la repetición explícita de algunos conflictos, por otro lado, está lo menos logrado. Pero con virtudes y defectos es justo decir que el tema es tan apasionante y estimulante, y está llevado con tanta fuerza, que es imposible no sentirse interesado de una punta a otra del film. La película está escrita y dirigida por una verdadera leyenda del cine alemán, Margarethe von Trotta, directora de clásicos del cine político de su país como Las hermanas alemanas (1981) y Rosa Luxeburgo (1986). Una vez más, se mete con la historia y otra vez cuenta con su actriz favorita, Barbara Sukowa para interpretar a Hannah. Sukowa tiene experiencia en interpretar personas brillantes, apasionadas, polémicas. Su rostro le da a Arendt una potencia que la película necesitaba. Hacia el final, frente a una clase, su discurso muestra la brillantez del personaje y el talento de la actriz. El debate no se cierra nunca, la discusión permanece, incluso la propia Arendt vivió cuestionando y pensando sus ideas hasta el final de su vida y la película es fiel a ese espíritu de constante revisionismo.
ASESINOS POR UNA NOCHE Si tuviéramos que ubica La noche de la expiación dentro de un género este debería ser sin duda la ciencia ficción. En un futuro cercano, Estados Unidos ha creado un sistema para resolver el creciente problema de la violencia. Para esto una noche al año se decreta “The Purge”. En esa noche está permitido matar y los ciudadanos deben decidir si encerrarse en sus casa prácticamente amuralladas o salir a matar por las calles. James Sandin (Ethan Hawke), su esposa Mary (Lena Hadley) y sus dos hijos, viven en una lujosa casa que han obtenido por el éxito laboral de él. Su trabajo es vender sistemas de seguridad para que la gente adinerada pueda protegerse en la temible noche de la expiación. Todos parecen tomarse con naturalidad el siniestro sistema y se prepararan rutinariamente para atrincherarse en sus casas. James y su familia delatan, de parte de los hijos principalmente, algunas grietas y contradicciones. A las 19 hs comienzan las doce horas de la ceremonia de violencia de cada año. Y por supuesto no habría película si las cosas no se complicaran mucho en esa noche. El tema de la película sin duda tiene que ver con la naturaleza humana. ¿Es el ser humano naturalmente violento y egoísta o por el contrario es pacífico y solidario? La película encuentra el argumento ideal para plantearse este interrogante. También alude a la idea de las desigualdades sociales, la ineficacia del gobierno para equilibrar esas diferencias y el crecimiento de la violencia en la sociedad. Aunque las máscaras del afiche prometan terror, la película no pertenece a este género y su costado de fantasía tiene que ver con el discurso más que con cualquier otra característica. Las acciones transcurren en el futuro y se adivina un futuro clásico de la ciencia ficción. La distopia (o como otro la llaman, la antiutopía) que hemos leído y visto en 1984, Brazil, Un mundo feliz, Fahrenheit 451Blade Runner y otras historias del género. Acá es llamativa la forma en que no hay ni un solo elemento tecnológico, ningún detalle de escenografía que nos haga creer que es un mundo alejado del nuestro. Ese futuro que describe la historia no podría ser más presente. La ciencia ficción está en la idea de un día legal para el asesinato y en las noticias cuando se habla de “Los nuevos padres fundadores”, pero no pasa de ahí. Tampoco necesita hacerlo. La situación de encierro y opresión, a luz, el sonido, e incluso la violencia, son lo que la acerca al cine de terror al que, como ya se dijo, no pertenece. Algunos lugares comunes, algunas obviedades y ciertas vueltas de guión no muy ingeniosas pueden atentar contra la película, pero a pesar de eso el film de James DeMonaco sale airoso y sus personajes adquieren poco a poco inesperada complejidad. No es agradable ni tranquilizadora, pero justamente en eso radica su encanto.
ELOGIO DE LA AMISTAD FEMENINA Las buddy Movies podrían traducirse como películas de compinches. Dos amigos, o colegas, o compañeros accidentales de aventuras, protagonizan estas historias desde el comienzo del cine. En los géneros dramáticos, Butch Cassidy, Arma mortal, 48 hs, son algunos ejemplos de distintas décadas, siempre vinculado al cine de acción. El western, el policial, todos géneros que han sabido desarrollar las buddy Movies. Una interesante excepción, por femenina y por combinar drama y aventura fue Thelma & Louise. Sí, las buddy Movies suelen ser de hombres. Suelen tener, estas películas, mucho humor, pero finalmente es la comedia pura la que ha sabido explotar al máximo esta clase de films. Empezando por Stan Laurel y Oliver Hardy, y llegando a Vince Vaughn y Owen Wilson, pasando por todos los grandes dúos cómicos de la historia del cine. Sí, los voy a mencionar: Dean Martin y Jerry Lewis, Bob Hope y Bing Crosby, Walter Matthau y Jack Lemmon, The Blues Brothers, El mundo según Wayne y en Argentina podríamos mencionar la comedia policial Tiempo de valientes. Otra excepción, en variable femenina y hawksiana fue Los caballeros las prefieren rubias, una de las mejores comedias femeninas buddy Movies de la historia del cine. Esta breve historia es para llegar a esta verdadera sorpresa que aparece en los cines ahora. Empecemos diciendo que el duro trabajo para arruinar la película que se hizo desde el afiche (donde el photoshopeado fue dan burdo e insultante que hasta sus protagonistas salieron a burlarse) y luego desde el título en castellano, no le hace daño a lo importante: La película en sí misma. The Heat es el título original de esta excelente buddy movie protagonizada por Sandra Bullock y Melissa McCarthy. The Heat cuenta la historia de dos policías. Una acartonada, del FBI (Sandra Bullock) y la otra mal hablada y ruda, que trabaja de civil en los barrios marginales (Melissa McCarthy). Sí, claro, la base de la buddy movie, la extraña pareja por definición. La base, pero con eso solo no se hace mucho. Y ahí empiezan las sorpresas. La base es seguida por muchos aciertos. En primer lugar, el humor que tiene la película es increíble. Las dos actrices son muy graciosas. Es como estar viendo una película de Martin y Lewis, realmente. Tienen timing, simpatía, química, talento que se comprueba en cada escena. Pero además logran dos personajes humanos inolvidables. Son adorables, queribles de punta a punta. Son dos mujeres solitarias, que luchan contra el mundo y contra ellas mismas. Sin duda hay un buen trabajo en la creación de personajes. No es muy común una comedia protagonizada por una pareja de mujeres, pero además del humor, la película posee mucha emoción, gran inteligencia y en definitiva un enorme elogio de la amistad femenina. No es la primera vez que Paul Feig nos entrega una película con emoción, inteligencia y humor construida a partir de personajes femeninos. Sí, Paul Feig es el director de esa gran película llamada Damas en guerra. Y para que quede claro va de nuevo: las dos protagonistas de The Heat son magníficas. Sandra Bullock recupera su mejor forma como comediante y no le tiene miedo al ridículo. Justamente la comedia de mujeres no suele alcanzar a la comedia de hombres por la imposición de que las mujeres conserven la compostura. Bullock no lo hace y sabe reírse mucho de sí misma. ¿Y qué decir de Melissa McCarthy? Natural born comediante, McCarthy es tan talentosa como querible. Juntas son dinamita, se podría decir, citando otra famosa buddy movie.
Policías que luchan contra los muertos El director Robert Schwentke (el mismo de Red, con Bruce Willis) encaró una original y arriesgada comedia de hechos sobrenaturales, donde un policía asesinado es asignado a un equipo de oficiales muertos que buscan almas. Basada en el cómic de Peter M. Lenkov, R.I.P.D. (Rest in Peace Departament) es un clásico policial de dúo pero ambientado en el género fantástico. Un policía corrupto pero arrepentido, Nick (Ryan Reynolds), es asesinado por un compañero y, para su sorpresa, es asignado a un departamento de policía conformado por policías muertos, algo así como un purgatorio. Su misión será atrapar almas escapadas del infierno que deambulan por la Tierra. Aprovechará entonces para resolver ese caso, mientras sigue los pasos de su colega asesino (Kevin Bacon, brillante). El compañero de Nick en su trabajo será Roy (Jeff Bridges, en un tono delirante), un cowboy con el que recorrerá la ciudad. Lo mejor que tiene esta película es su tono insólito, cómico e inverosímil, en una apuesta de mucho mayor riesgo que el promedio de películas basadas en cómics. Con gran sentido del humor, con espacio para la sorpresa, con un despliegue visual que no le teme a la falta de lógica, R.I.P.D. Policía del más allá consigue alejarse de la pereza habitual de las películas, a veces logradas, a veces no, que buscan entregar un espectáculo tibio y sin salirse de las reglas. Al trío protagónico mencionado hay que sumarle una gran actuación de Mary-Louise Parker, que suma delirio y deja en claro el estilo de la película. Es verdad que la película por momentos parece evocar títulos como Ghost (por aspectos de la trama, no por el tono o la estética) y Hombres de negro (en su estilo de comedia dentro del mundo del cine fantástico) y que no todas sus ideas son originales.Pero sí queda en claro que aun sin ser una película impecable sus búsquedas son interesantes, sus actores son excelentes y la trama se sigue con interés, además de proporcionar genuino entretenimiento. Que quede claro, entretiene porque sus personajes son interesantes, porque su historia nos importa, porque sus temas tienen valor. Eso sí, su tono humorístico no es para todos los gustos, porque la película tiene una apuesta al absurdo que la acerca a la lógica del cómic pero la aleja del producto masivo de sencillo consumo. Con limitaciones y todo, R.I.P.D. Policía del más allá es muestra de algo que a veces la cartelera comercial no ofrece: una mirada distinta, en definitiva: una apuesta.
Una comedia familiar Salvo algunas excepciones, la filmografía de Adam Sandler tiene una coherencia importante en muchos sentidos. Además de dedicarse a la comedia como género excluyente, tiene una productora (Happy Madison, mezcla de dos grandes títulos del comienzo de su filmografía), participa de los guiones, y además de su protagonismo incluye siempre un gran número de actores secundarios que incluyen a clásicos como Steve Buscemi. Pero su obra ha ido creciendo con el paso de los años, y sus inquietudes han ido cambiando en algunos aspectos. Son como niños 2 es la primera secuela que hace y el resultado es bueno. Si aquella primera entrega resultaba rutinaria y con poco vuelo, hay en esta segunda parte un encanto natural, un tono más relajado que beneficia mucho al relato. Los cuatro amigos que no terminan de madurar y sus historias familiares repiten acá sus gracias, una vez que el protagonista ha decidido volver a vivir en su pueblo. Sin un gran conflicto central, la película se desarrolla con simpatía y muy buenos chistes. Los admiradores de Sandler reconocerán la lealtad del actor a su humor y agradecerán, como siempre, su constante amor a la década del 80 y su iconografía. En ese y otros aspectos, Son como niños 2 está claramente por encima de la media de las comedias familiares recientes.
Mitos en la modernidad Las sagas literarias para adolescentes son un fenómeno que alcanza al cine de forma constante. En esa línea está Percy Jackson y los dioses del Olimpo, creada por Rick Riordan. La gracia del personaje, Percy Jackson, era que descubría que era hijo de Poseidón, y al hacerlo, descubría también que los Dioses de la mitología griega no eran ficción, sino realidad. Esta revelación daba el puntapié inicial para una combinación entre aquella mitología y el mundo contemporáneo. El primero de los films, Percy Jackson y el ladrón del rayo, presentaba al personaje y esta original propuesta entre dos mundos. El resultado era tan interesante en teoría como decepcionante en la práctica. En esa misma línea sigue, lamentablemente, Percy Jackson y el mar de los monstruos. El mar del título no es otra cosa que el triángulo de las Bermudas y hacía allí se dirigen los héroes de la saga para recuperar el Vellocino de oro y restaurar el orden quebrado al comienzo de la historia. Con ciertas ideas simpáticas acerca de los héroes de la mitología griega metidos en el mundo actual, la película intenta sostener la trama pero no le alcanza. El actor Logan Lerman es un Percy Jackson asustado, con poca credibilidad como héroe. La falta de fuerza define a la película y el humor, realmente lamentable, reduce notoriamente el interés. En estas épocas donde la saga de Harry Potter ha llegado a su fin, Percy Jackson podía ser la heredera del cetro, pero a juzgar por los resultados no de una, sino ya de dos películas, es imposible que lo logre. Eso sí, algunos monstruos, hay que reconocerlo, están muy bien.
LOS ULTIMOS DIAS DE MADAME BOVARY Madame Bovary, publicada como novela en 1857, es una de las historias más importantes de la historia de la literatura universal. Controversial para su época, Gustave Flaubert tuvo que soportar incluso que lo llevaran a juicio por ofender la moral de aquella época. El libro fue llevado a la pantalla muchas veces, así como también adaptado como ópera. En el cine las versiones más famosas han sido la de Carlos Schlieper en 1947, protagonizada por Mecha Ortiz, la de 1949 de Vincente Minnelli con Jennifer Jones en el rol protagónica y la de Claude Chabrol en 1991 con Isabelle Huppert como Madame Bovary. Una gran producción está anunciada para el 2014, mostrando la clara vigencia de la historia. Pero ahora es Arturo Ripstein quien ha decidido acercarse al libro. Con su guionista habitual, Paz Alicia Garciadiego, como aliada, arman entre ambos una versión muy distinta a todas las demás. La más revulsiva de las adaptaciones había sido hasta ahora la argentina de Carlos Schlieper, porque el director feminista no sentía demasiada simpatía por Emma Bovary y creía que lo único que debía hacer era marcharse y vivir su vida. Ese enojo hizo que boicoteara con humor y subrayados irónicos gran parte de la trama. Minnelli apostó a su clásico personaje soñador y Chabrol con su actriz fetiche arremetió con ferocidad contra la burguesía y sus costumbres. Ripstein es aquí, por encima de cualquier otra cosa, fiel a sí mismo y despliega un film de una sordidez, una claustrofobia y una angustia terribles. Esta angustia, aumentada por el blanco y negro, no le impide alcanzar altos niveles de poesía e incluso rara belleza. Para quien conozca al director, tal vez no haya grandes sorpresas, pero aun así hay que reconocerle un gran pulso para lo trágico. No le importa a Ripstein el comienzo de la historia y se lanza desde el vamos al clímax de la novela y el desastre. Emilia, así se llama aquí la protagonista, está interpretada por una extraordinaria actriz llamada Arcelia Ramírez. Ella le da vida a uno de los personajes más grandes de la literatura y en el México actual logra que Madame Bovary tenga la misma fuerza y vigencia que tuvo cuando en el siglo XIX fue creada por Flaubert.
Lugares comunes del género Cars y Cars 2 fueron dos de los más grandes éxitos de los estudios de animación Pixar. Sus personajes, sin duda de los más queridos y populares. Como una ramificación de ese universo, llega esta película sobre aviones. Dusty Crophopper es un avión fumigador que le teme a las alturas. Su sueño es competir en carreras de aviones. No hay dudas de que Aviones se enfrenta sin ningún pudor a los más básicos lugares comunes del género de animación. Lo que se conoce como una "underdog story", es decir la historia de un "tapado". No hay una, ni dos, sino docenas de películas de animación que van por esa línea, y aunque algunas consiguen su objetivo, muchas otras no pasan de la rutina y cierto tedio. Los admiradores de Cars serán sin duda quienes disfruten más de esta película, porque aun sin ser un proyecto tan ambicioso, la animación es muy parecida y la personalización de los personajes está estructurada de la misma forma. Por lo demás, la película ofrece algunos chistes ingeniosos, muchos bastante rutinarios y los colores y las imágenes propias del estudio y en particular de los films de Cars. Los entrenamientos en solitario, las fantasías del protagonista, el héroe proletario que busca acceder a las grandes ligas, el mismo esquema que ha funcionado muchas veces, desde Rocky hasta Turbo. Sí, hace unas semanas se estrenó Turbo, donde un caracol soñaba con competir en carreras de autos. Historias llenas de esperanza, llenas de emoción cuando funcionan, pero que lamentablemente no resultan tan simpáticas cuando se las ve como un armado más cerca del lugar común que de cualquier otra cosa. El sueño de Dusty es simple: demostrar que puede ser algo más que la función de fumigador para la que fue construido. Quienes quieran hacer descansar en sus hogares las gastadas copias de Cars y Cars 2, tal vez encuentren en el futuro acá una buena opción, parecida, pero inferior a los films que lo inspiraron.