Estamos ante una película bélica que se mezcla con el género de terror y el gore, en la que hay seres que mediante un experimento son entrenados para matar, su aspecto es monstruoso y se enfrentan a unos soldados que desembarcan en Normandía en época de la Segunda guerra mundial. Contiene una buena construcción narrativa, es visualmente solida, tiene acción rimbombante, tensión constante, varios sobresaltos, maneja muy bien los tiempos, no deja a los espectadores distraerse en ningún momento, posee escenas de gran nerviosismo, con planos secuencias para el infarto, variados efectos especiales y un estupendo maquillaje utilizado para las criaturas y sus transformaciones. Contiene cierto toque tarantinesco y le otorga toda la dosis que necesita las actuaciones de: Wyatt Russell (Es el hijo de los actores: Kurt Russell y Goldie Hawn; “Soldier”) esta genial y muy similar a las aventuras que ofrece su padre, Jovan Adepo (Mother!), John Magaro (“Carol”) y Mathilde Ollivier, ellos te ofrecen humor y puro entretenimiento de principio a fin.
Chang Sung King en la actualidad tiene 58 años, es un actor y director de teatro de origen coreano que reside en Argentina desde los siete años. Algunos espectadores lo recordarán por su personaje (de breve participación) en distintas series de televisión como “Los simuladores” entre otros trabajos. En este documental participan: MiKe Amigorena, Juan Palomino y Daniel Valenzuela, entre otros. El protagonista viaja al lugar que lo vio nacer, una vuelta al pasado y reencontrarse con sus afectos, contiene mucho ritmo, es didáctico, divertido, enternecedor y su narración es un viaje a lo emocional para conocer otras costumbres, cultura y una búsqueda interior.
Este documental comienza con una escena en blanco y negro contando una historia, luego pasamos al color con una charla frente a cámara con un ceramista, un especialista en pesebres que trabaja haciendo cerámicas de Papá Noel. Se arma esta figura inflable en la plaza y existen distintas personas que recorren las calles de algún barrio representando a este personaje y ellos te ofrecen sacarte una foto y vivir un rato de ilusión. Están hasta las estatuas vivientes y personajes medievales que se lucen todos los años, en cambio Papá Noel pertenece solo a una fecha especial. Ofrece una buena fotografía además entremezclando el color y el blanco y negro. Distintos momentos transcurren hasta las movilizaciones callejeras. Varias personas participan a través de buenas entrevistas, imágenes que van mostrando cómo se prepara la navidad en cada casa y centros comerciales. Están los preparativos para ser Papá Noel, los mensajes en facebook, los diálogos con los niños a través de un llamado telefónico y también la emoción y el espíritu navideño. Nos deja un lindo mensaje cada uno de los protagonistas que hicieron de Papá Noel en este film.
Esta historia se dice que se encuentra inspirada en hechos reales y trata sobre la importancia de donar órganos, especialmente un corazón. Se encuentra narrada en tres actos, la vida de Aralia, (Betiana Blum, es la tercera película que trabaja junto a este director), se inicia con el intento de una nueva vida, tuvo el trasplante y sus hijos (Martín Slipak, Pablo Rago y Romina Gaetani), pretenden que este más tranquila. Ella, ya viuda, viaja por todos lados con las cenizas de su difunto (Víctor Laplace) que además charla a solas con él porque no ha logrado desprenderse y entre las situaciones pendientes queda la de reunir a la banda compuesta por: una cellista (Silvana Bosco), y dos violinistas (Hugo Arana y Jorge Chester), pero como es lógico ciertos problemas irán sucediendo con estos amigos y sus hijos. Filmada bajo un hermoso paisaje en la tierra de los siete colores en Purmamarca, entre otras locaciones, con pinceladas de humor, habla de las relaciones humanas, de los vínculos y las situaciones no resueltas, la acompaña una subtrama algo romántica, con las vivencias que sufre Sol (Paula Reca) que está a punto de ser una nueva integrante del grupo familiar y varios mensajes, se encuentra un poco sobreactuada, aburre un poco y contiene cierto toque televisivo.
Como si fuera una de esas películas de casas encantadas. Gran parte de su desarrollo transcurre durante la noche (da mayor tensión) en el hospital psiquiátrico Gonjiam de Gwangju, que estuvo cerrado por veinte años ya que hubo un suicidio en 1979 y los rumores dicen que allí hubo prisioneros torturados, que el director desapareció de manera dudosa, la habitación 402 en el piso superior fue cerrada y varios enigmas quedaron en el lugar. La acción transcurre en este hospital, primero pasan por allí dos adolescentes, algo extraño sucede en el lugar, a raíz de esta situación un grupo de youtubers irán a explorar el lugar, viviendo situaciones vibrantes en este hospital, ello van equipados con mapas, cámaras, linternas, entre otros elementos y obviamente todo lo que suceda será trasmitido en vivo. La cámara va captando los rostros, ayudado por un lenguaje visual, hay sombras, oscuridad, distintos sonidos, está llena de clichés, marea al espectador con tanta cámara en mano, funciona como un falso documental, algo similar sucedía en “El proyecto Blair Witch” (1999), toda una novedad en esa época. La diferencia ahora está en la utilización de otra tecnología, existe otro tipo de recursos que le da a la historias ser más atractivas desde lo visual, que no aburran y resulta más entretenida. Ideal para los seguidores del género y espectadores poco pretencioso.
Se encuentra muy bien contada, nos lleva a la Polonia de 1949, un país con el dolor de la II Guerra Mundial, ambientes sombríos, tristes, se muestra una sociedad llena de contradicciones, se van tocando varios temas políticos, entre el socialismo y capitalismo, también hay una historia de amor, pasión y desencuentros, entre Zulu (Joanna Kulig, “Las inocentes”, “Ida”), que se enamora del director de orquesta Wiktor (Tomasz Kot). Su desarrollo se traslada a Paris y Alemania con excelentes interpretaciones. Además está presente: el desarraigo y la cámara es testigo y protagonista que va reflejando lo que deja la guerra, con un muy buen montaje, planos y metáforas. Este film tiene cierta similitud a “Ida” (2013) del polaco Pawel Pawlikowski, en su fotografía en blanco y negro, una película muy cuidada en la utilización de la banda sonora, iluminación, ambientación, entre otros elementos.
Aquí la protagonista de la historia debe encontrar una llave para poder abrir un regalo que le dejó su madre fallecida, para ello ingresa en otra dimensión, en un mundo lleno de magia, intriga y secretos, allí se va encontrando en diferentes reinos y de esta manera se va enfrentando a lo desconocido y a distintos obstáculos. La joven Clara se va encontrando con varios personajes: Padrino (Morgan Freeman), Capitán Phillip Hoffman (Jayden Fowora-Knight), la madre Ginger (Helen Mirren ), Hawthorn (Eugenio Derbez), Schauder (Richard E. Grant) y la hada del azúcar ( Keira Knightley ), esta última fue la mejor amiga de su madre Marie, que gobernó Naschwerkland. Su narración tiene momentos divertidos y emotivos, es muy atractiva desde lo visual con una bella fotografía, increíbles paisajes, muy colorida, posee una gran belleza estética, lugares increíbles, un hermoso vestuario, peinados y maquillajes, y con los toques de Disney aquí la joven sufre porque su madre falleció cuando era pequeña. La historia resulta predecible porque sabemos cómo va a terminar, aunque tiene algunos giros, entretiene y deja claros mensajes. La banda sonora es brillante y hay números musicales que engalanan. Seguramente va obtener varias nominaciones a los premios Oscar principalmente en los rubros técnicos.
Cuando llega al cine parte de la historia de algún personaje emblemático y/o famoso es todo un desafío para cualquier director y guionista. Aquí todo comienza en 1970 mostrando a un joven adolescente de origen pakistaní, inquieto, con mucha personalidad que por las noches salía a tomar cerveza y a escuchar una banda. Un día justo esta banda se queda sin vocalista y por esas cosas que tiene la vida, Freddie se ofrece a Roger Taylor (Ben Hardy) y Brian May (Gwilym Lee), estos cuando escuchan el registro de su voz quedan sorprendidos y lo aceptan sin dudarlo. Luego se suma a la banda John Deacon (Joseph Mazzello). Vamos viendo como era Freddie (Rami Malek, “Noche en el museo: El secreto del faraón”), como llega a su vida el amor de una joven muchacha Mary Austin (Lucy Boynton, Asesinato en el Expreso de Oriente”) humilde, trabajadora, con una mirada expresiva, quien lo ayuda, lo acompaña y lo contiene mientras puede, él le compuso “Love of my Life”. Llega el éxito mundial de Queen y comenzó a distanciarse de ella, Mary sospecha que le es infiel, pero un día él mismo le dice: “Creo que soy bisexual”, a lo que ella responde “Creo que eres gay”. Ellos lejos o cerca siempre mantienen el vínculo. La fama de Freddie cautivó a su público, era un ser muy creativo, el crecimiento de la banda fue increíble incluido su primer contrato con el sello EMI, pero también sufrieron ciertos vaivenes y errores que llevaron a la separación de la banda. Los cimbronazos también llegaron en su vida personal, con su pareja Jim Hutton (Aaron McCusker, “Dexter”), la traición de Paul Prenter (Allen Leech), quien le daba drogas, le organizaba fiestas y donde no faltaba el alcohol. La cinta tiene varios momentos de belleza visual, magistrales, es divertida y dinámica, habla de los problemas sexuales, con las drogas, el alcohol pero todo está sugerido, la relación con Paul Prenter como término, la primera hora pasa muy rápido y tiene sus toques dramáticos. El actor estadounidense Rami Malek debería ser nominado a los Premios Oscar por su papel como Freddy Mercury ya que logra la gestualidad, los movimientos y el carisma del cantante. Usó una prótesis en su boca, no le cambiaron el color de sus ojos y de esa forma utiliza mejor su mirada, en el canto mezcla entre Malek, el cantante canadiense Marc Martel (tiene su color de voz) y en otros momentos Freddi Mercuri. Están geniales: Gwilym Lee como Brian May y Joseph Mazzello, más flojo es Ben Hardy como Roger Taylor, correctos: Mike Myers como Ray Foster de la discográfica; Lucy Boynton; Aaron McCusker; entre otros. “Bohemian Rhapsody” va desde 1970 hasta 1985 con el concierto “Live Aid” con una duración de unos 15 minutos para disfrutarlo, lo vivís como si estuvieras en un concierto, para vibrar en tu butaca, una banda sonora y fotografía increíble. Una pena que las canciones no se encuentren subtituladas. Tiene un final un poco abrupto y queda un poco afuera su soledad, su enfermedad, porque no la llevan hasta 1991, dentro de los créditos finales se hace dicha referencia y hay imágenes de los verdaderos personajes. Freddy Mercury lucho contra sida en una época que no se conocía mucho de la enfermedad y no había casi medicamentos.
Parte de la trama se encuentra relatada en off, un poco para mostrar que es pasado, que le sucede a los distintos personajes y que la misma se desarrolla en dos tiempos. Se encuentra bien contada y narrada, con una buena construcción de los personajes que logran transmitirle al espectador su melancolía, su tristeza, la asfixia y la soledad. Se encuentra llena de misterio, tensión y acción, dentro de los aspectos técnicos goza de una interesante paleta de colores, una buena ambientación de época, bajo una destacada fotografía y armonizada a través de la banda sonora. Tiene cierto hilo conductor con otros films como por ejemplo “Vértigo” de Hitchcock, como así también alguna influencia de Truffaut.
La trama se desarrolla bajo un paisaje paradisiaco que aporta la fotografía de Gustavo Biazzi (“La patota”; “Los dueños”) y en el medio del cual vamos observando la relación entre un hombre ermitaño, solitario, dueño de unas cabañas en San Marcos Sierra (Córdoba) y un adolescente llamado Juan (Juan Ciancio) que se instala en el lugar para conocer a ese hombre, acercarse a él y estrechar cierto vinculo con su padre, este último no lo sabe, pero no tardará en descubrirlo. Bajo ese paisaje entre lo rural y lo turístico, estos seres intentan vincularse, el paisaje influye entre los personajes, entre silencios y distintas actividades, también van surgiendo cuestiones del pasado y en ese lugar Juan encontrará el amor (Malena Villa). Esta es una historia intimista y con varios conflictos a resolver.