Aquí la joven actriz Malu Leicher con 11 años de edad es la protagonista de esta entretenida y encantadora historia que se desenvuelve de una manera bastante natural, no se explica porque pero tiene un don que le permite hablar con los animales, en este caso recordaremos al doctor Dolittle; en cambio los personajes que componen los adultos resultan exagerados. Nos van proporcionando una serie de chistes, algunos diálogos, varios animalitos muy simpáticos y hay una villana que tiene un estilo similar a Cruella de Ville. Algunas actuaciones no resultan del todo fluidas, pero el film tiene mensajes interesantes como que hay que apoyar al que es diferente. Una cinta poco pretenciosa, un agradable pasatiempo, lleno de aventuras para los niñitos.
Nos enfrentamos a un animal prehistórico el Megalodón (El nombre científico es Carcharodon Megalodon) que significa “diente grande”. Este escualo gigante vivió durante el Cenozoico, entre 19.8 y 2.6 millones de años), aquí se dice que mide 27 metros un gran monstruo amenazante, va a destruir todo, es imponente, ofrece escenas de gran impacto, juega muy bien con el misterio, el terror, el miedo y ofrece algún que otro sobresalto. No tiene un buen guion pero esta Jason Statham (“Rápidos y Furiosos 7”) es el héroe, se luce y seduce, goza de todas las habilidades y un físico muy cuidado. Además hay personajes encantadores: un perrito y la niña Shuya Sophia Cai, el caso de Rainn Wilson es un multimillorario, serio pero no resulta creíble, no se la ve del todo cómoda en su papel a la actriz y cantante china Bingbing Li (“Transformers: La era de la extinción”), resulta poco aprovechadas Ruby Rose y Jessica McNamee y un abanico de personajes poco explotados. Si compras la entrada ya viste el tráiler y sin duda tiene un buen merchandising, al elegirla rápidamente sabes que es un pasatiempo, una distracción, divertida, con situaciones exageradas, absurdas y repleta de clichés, con un estupendo paisaje marítimo, no es sangrienta para que la puedan disfrutar adolescentes y adultos. Hasta se toma su tiempo para hacerle un buen homenaje a Tiburón (Jaws, 1975) de Steven Spielberg. Tuvo un presupuesto aproximadamente de 150 millones de dólares.
Todo gira en torno a los momentos que les toca vivir a dos amigos entrañables que llevan varios años de amistad, se conocen bien y ante las vicisitudes que le presenta la vida son capaces hasta de cometer un delito para salvar su amistad. Esta es una comedia inteligente que se divide en dos partes y que incluye giros atrapantes, entre la complicidad de estos amigos, más el tercero en discordia, un joven idealista compuesto por el actor y director español Raúl Arévalo (de muy buena actuación) que en su momento quiere aprender las técnicas de su maestro Renzo (Luis Brandoni) y termina él dándole lecciones de vida. A la cinta le otorga buenos matices la presencia de Andrea Frigerio como la mujer extravagante. Nos introducimos en el mundo del arte, del capitalismo, la competencia y asistimos a situaciones sutiles. En esta comedia negra, los protagonistas valoran su amistad, aquí Francella y Brandoni tienen muy buena química y hasta logran escenas que resultan muy teatrales. Uno de los problemas de la trama es que no logra sostenerse hasta el final y decae un poco. Filmada en la Quebrada de Humahuaca, Jujuy, Bs As y Río de Janeiro. La fotografía del film se encuentra a cargo de Rodrigo Pulpeiro.
Es una historia sencilla, poética, emotiva, delicada y tierna, donde la directora japonesa Naomi Kawase pone todo su encanto a través de los árboles de cerezo y almendros en flor y un dulce de dorayakis, se van generando hermosos climas, y en mucho favorecen los sonidos y la fotografía. Cuenta con muy buenas interpretaciones de Masatoshi Nagase, Kirin Kiki y Kyara Uchida, muestra unión, la libertad, el amor, la sabiduría y nos deja varios mensajes positivos.
Lo que cuesta ver es a estas dos actrices porque en sus personajes son madre e hija cuando las separan solo catorce años de diferencia, ambas funcionan bien y son estupendas, con algunos gags efectivos, un corte musical placentero, resulta un entretenido pasatiempo siendo una comedia previsible y agradable en la que se luce Juliette Binoche, que se divierte en su personaje y contagia al espectador, aunque algunos puedan ir perdiendo el interés con bastante rapidez. Dentro de los créditos finales hay escenas extras.
Este film de terror canadiense va construyendo una atmósfera inquietante, mezclando elementos sobrenaturales y de alucinaciones. Durante los primero minutos su desarrollo logra ir creando interesantes climas de suspenso e intriga mediante un buen juego de cámara y escenas logradas. Pero a medida que van pasando los minutos se vuelve convencional, con algunas escenas innecesarias y que resultan poco efectivas. Tiene cierto hilo conductor a “Actividad Paranormal” y “Poltergeist”, entre otras, pero a pesar de estos datos puede generar intereses en aquellos espectadores poco pretenciosos y las nuevas generaciones.
Todo comienza en 1971 y muestra a un joven adolescente que ingresa a una casa lujosa vacía, se sirve un whisky, enciende el tocadiscos pone música y baila el tema “El extraño de pelo largo” (un éxito de La joven guardia) y se lleva varias cosas del lugar. A medida que corren los minutos vemos a un joven desenfadado, él se define como ladrón de nacimiento, después de cada delito regresa a su casa, le miente a sus padres (Cecilia Roth y Luis Gnecco, sus actuaciones impecables) que son gente de trabajo y aparece con ciento de objetos diciendo que son regalos y que le prestan cosas. Luego se hace amigo de Ramón (Chino Darin, un personaje audaz, con soltura, hasta en una escena se atreve a un playback de Palito Ortega) y sus padres (Daniel Fanego y Mercedes Morán. Admirables interpretaciones, se lucen). Junto a Ramón forman una banda dedicada al robo y comparten varias aventuras, a partir de este momento Carlos ya no concurre tanto a su casa y comienza a vivir con estos delincuentes. Con el tiempo aparece en escena otro ladrón Miguel Pietro (Peter Lanzani, compone un atractivo personaje). El protagonista de esta historia es el joven Lorenzo “Toto” Ferro una grata revelación, en una composición fantástica, un gran trabajo de interpretación, además un gran acierto del casting porque tiene un parecido extraordinario con Robledo Puch. Esta es una trama basada en el libro de Ricardo Palacios “El ángel negro”, aquí su director es Luis Ortega (Series de televisión: Historia de un clan y el marginal, Cine: “Lulú”, entre otras) quien realiza una versión libre. “El ángel” es una gran película que no retrata un personaje oscuro, sino un ser audaz que actúa bajo su naturalidad, su locura, un joven que juega a matar, es feliz bailando, un psicópata que busca constantes aventuras. Dentro de algunos elementos que forman parte del film contiene una buena estética, humor, muy buen vestuario, peinados, se encuentra llena de colores, diarios de la época, dentro de la banda sonora incluye una versión en español de The House Of The Rising Sun y a través de otros temas musicales el director hasta se hace un tiempo para homenajear a su padre.
Aborda las dificultades que vive Alejandro (Gustavo Almada de destaca interpretación aporta muchos matices) ante una madre enferma de cáncer (Irene Gonnet), con su hermana no se lleva bien ya que esta dice que no puede hacerse cargo de su madre, una pareja (Maura Sajeva) que no lo entiende, problemas en la escuela donde dicta clases, no puede conseguir un departamento para independizarse y varios avatares de la vida que se le van cruzando en estos momentos, pareciera que todos los problemas se pusieron de acuerdo para presentarse en esta etapa de su vida. La cámara persigue a este personaje y a través de los distintos planos nos va dando ciertas pistas, mostrando los ahogos que padece Alejandro en lo sentimental, lo económico y su interior. Pero también podemos observar a cada uno de los personajes secundarios. El guión de Ruiz y Gustavo Almada, se toma sus tiempos para mostrar a cada uno de los personajes, la crisis que están pasando, los distintos laberintos de la vida, las confusiones, las relaciones humanas, las ansiedades, las inquietudes, la incertidumbre y una serie de situaciones que puede estar enfrentando cualquier espectador.
Este film el año pasado obtuvo el premio a Mejor película en el Festival de Toronto. Escrito y dirigido por el canadiense Robin Aubert quien se toma su tiempo para presentar a cada uno de los personajes, su ritmo es lento, rodeado de distintos planos, silencios, ruidos y tensión para ingresar en un mundo postapocalíptico, la lucha constante para sobrevivir, donde están los cazadores y los cazados. Un grupo de personas que no fueron afectadas por un virus que atacó a casi toda la población se unen ante tan situación, se va generando intriga, nerviosismo y suspenso, escenas gore, no resulta para nada novedosa. Ahora desde Canadá llegan este relato de los zombies, los muertos vivos, con cierta similitud a “Cell” dirigida por Tod Williams, del libro de Stephen King. Esta es una cinta ideal para los amantes del género de Zombis y del cine de terror.
Las protagonistas son dos mujeres que se quieren desde siempre y vuelven a reencontrarse cuando Ronit regresa, quien no logro olvidarla la llama, ante la muerte de su padre, todos aquello que supuestamente estaba dormido vuelve a avivarse. Ronit Krushka (Rachel Weisz, “Ágora”) hija de un rabino Krushka, que acaba de morir, querido y admirado por muchos, como casi no vivió allí no la conocen, ella decidió no casarse, no tener hijos, se alejo de los mandatos de la religión y es fotógrafa en Nueva York, en cambio Esti (Rachel McAdams, “Noche de juegos”), sigue los mandatos religiosos, se casó con Dovid Kuperman (Alessandro Nivola, “Selma”) amigo de ambas y discípulo del rabino. En esta historia de amor y de deseos prohibidos, dos mujeres se aman apasionadamente pero tienen que luchar contra los mandatos de la religión judía ortodoxa, se logra con las excelentes actuaciones de Rachel Weisz, Rachel McAdams y el camaleónico Alessandro Nivola quienes van generando grandes climas, muy sólida, emocionante, con una buena ambientación, dirección de arte, banda sonora y fotografía de Danny Cohen (“Los miserables”). El director argentino pero chileno de adopción Sebastián Lelio (ganador del Oscar a Mejor Película Extranjera por “Una Mujer Fantástica”) con esta historia hace su primera incursión en el cine de habla inglesa, resulta desbordante esta pasión entre dos mujeres, con momentos asfixiantes, llenos de miedo, fogosidad, angustia, a veces el amor y el sacrificio llegan a traspasar todas las barreras.