Tríos En su segundo largometraje como director, el popular actor francés Louis Garrel, hoy en conjunto con el reverenciado colaborador de Luis Buñuel, Jean-Claude Carrière, quien participó en algunos de los films más importantes del realizador surrealista aragonés como El Fantasma de la Libertad (Le Fantôme de la Liberté, 1974), El Discreto Encanto de la Burguesía (Le Charme Discret de la Bourgeoisie, 1972) y Ese Obscuro Objeto del Deseo (Cet Obscur Objet du Désir, 1977), presenta una comedia romántica sobre una pareja separada y reunida años más tarde por el destino. El film comienza con una confesión de Marianne (Laetitia Casta), una bella joven a su novio, Abel (Louis Garrel). Mientras el muchacho se prepara para ir a trabajar la mujer le dice que está embarazada de Paul, un amigo de la pareja, con quien la fémina tiene una aventura amorosa desde hace un año. Abel decide no luchar por su amor y seguir con su vida a pesar de estar muy enamorado de Marianne, pero nueve años después Paul fallece de un repentino ataque al corazón mientras duerme y el reencuentro entre los amantes renueva la relación a pesar de la oposición de Joseph, el hijo de Marianne y Paul, que insinúa que su madre puede haber estado involucrada en la muerte de su padre. A su vez, la hermana menor de Paul, Eve (Lily-Rose Depp), tiene una obsesión con Abel, del que está completamente enamorada desde que era chica. Con la pareja en su mejor momento Eve le confiesa a ambos que está enamorada de Abel y que pretende que Marianne se aleje de su amante, pero ella también está enamorada de Abel y decide poner a prueba su relación incitando al hombre a abandonarla por la joven enamorada. Amante Fiel (L’Homme Fidèle, 2018) construye una trama romántica de abandonos, reencuentros y obsesiones amorosas alrededor de una pareja que debe soportar el deseo de otros que irrumpen en su relación para romperla, pausarla y complicarla. Con pequeños toques de humor muy certeros y un gran manejo de todos los géneros, el film de Garrel desarrolla una comedia atípica centrada en el empoderamiento de la mujer y la docilidad masculina sobre la necesidad de sentirse amado, las trampas de la fortuna y la devoción por el objeto del deseo, adoración que se pierde apenas deja de ser imposible y se vuelve una relación tangible. Con muy buenas actuaciones de Lily-Rose Depp, Laetitia Casta, Joseph Engel y del propio Garrel, y una gran labor de dirección de este último al construir climas que cambian rápidamente de la comedia al suspenso y el drama, la película francesa ofrece una narración amena y fluida para una historia sobre el misterio de los sentimientos en la que es notoria la influencia sardónica de Jean-Claude Carrière al momento de ironizar con una mirada jovial en torno a la banalidad de los conflictos amorosos.
Abel (Louis Garrel) parece ser muy feliz junto a su compañera desde hace tres años, Marianne (Laetitia Casta). Pero casi al inicio de Amante fiel (L´Homme Fidele), ella le comunicará una gran novedad. Y tomará desprevenido no sólo a Abel sino al propio espectador, quien, estupefacto, escuchará la asombrosa confesión. Entra entonces en juego Paul, el mejor amigo de Abel, a quien sin embargo nunca veremos ya que la acción se desplazará ocho años en oportunidad de su sepelio. Quien sí ahora aparecerá es Joseph, el hijo de Paul y Marianne, así como Eve (Julie-Rose Depp), la hermana menor del difunto, completando de esa manera el cuarteto central del film dirigido por el propio Garrel. En los restantes setenta minutos de una de las películas francesas más cortas de los últimos tiempos asistiremos a una notable y variada sucesión de encuentros y desencuentros que solo la mano maestra de un gran guionista podría pergeñar. Jean-Claude Carriere (El discreto encanto de la burguesía, Danton, La insoportable levedad del ser), en verdad coautor del guion junto al propio realizador, logra alternar con enorme coherencia diversas situaciones que casi siempre enfocan alternativamente a solo dos de los cuatro protagonistas. Central será la relación de Joseph con Abel, cuando el primero (a apenas un cuarto de hora del comienzo) le revele una sospecha muy grave. Y que llevará a una escena graciosa sobre un encuentro concertado de Abel con el médico personal (personaje de dudosa sexualidad) de Paul. También será rica en matices la “relación” de Eve con Abel, quien la duplica en edad aunque le reconoce cierto atractivo. La hija de Johnny Depp y Vanessa Paradis es en efecto muy bella y habla perfectamente el francés, y el inglés seguramente. El film también revela la cinefilia de Garrel (hijo), cuando en una escena en uno de esos cines parisinos que afortunadamente siguen funcionando, se proyecta un clásico norteamericano de la década del ’40. Se trata de El extraño amor de Martha Ivers de Lewis Milestone, con Barbara Stanwyck y Van Heflin. Los últimos minutos adquieren cierto dramatismo cuando desde la escuela comunican que Joseph ha desaparecido. Ese final, en el lugar donde Abel y Marianne lo encuentran, cierra en forma brillante y extremadamente convincente esta pequeña perlita que este cronista no puede dejar de recomendar.
Como cada mañana, Abel (Louis Garrel) se prepara para ir a trabajar. Pero en esta oportunidad, Marianne (Laetitia Casta) interrumpe la rutina para darle una mala noticia antes de que cruce la puerta: está embarazada. Él se alegra, sorprendido, pero no, el hijo no es suyo, y lo que es peor, es de Paul, su amigo con quien ella ha estado saliendo desde hace un tiempo. El presente le cae encima como un balde de agua fría pero él -que tiene un máximo de diez días para resolver su situación antes de que Marianne y Paul se casen- lo toma con entereza o como dice ella, de modo inteligente. Una elipsis de ocho años los reencuentra en el velorio de Paul, fallecido -según se dice- a causa de un paro cardíaco. Allí, frente al cajón, Abel observa a su antigua novia junto a su hijo Joseph (Joseph Engel) y a Eve (Lily Rose Depp), la tía del pequeño. Cuando la ceremonia finaliza, el hombre se ofrece a llevar a la flamante viuda y al niño hasta la puerta de su domicilio. Allí se despiden hasta dentro de dos meses cuando ella lo llama y todo vuelve a comenzar de otro modo.
Triángulo amoroso francés. El cine francés supo explorar el amor y mostrarnos todos sus matices. L'homme fidèle (2018) se presenta como una comedia dramática con una muerte ya anunciada en el tráiler y nos conecta más con la comedia que con la pasión típica de los franceses. Sí con una propuesta de concebir a las relaciones amorosas de otra manera, aunque nada novedosa para cierto público. El hipnótico actor francés Louis Garrel, hijo del nombrado director Philippe Garrel, además de protagonizar esta película, es el director y guionista junto a Jean-Claude Carrière. Abel (Louis Garrel) y Marianne (Laetitia Casta), son pareja. Ambos muy seductores, se separan luego de una noticia que involucra a un amigo que tienen en común; luego de una década, se reencuentran y él decide recuperarla. Sin embargo, el panorama ha cambiado: Marianne es madre de Joseph (Joseph Engel) y su tía Eva (Lily-Rose Depp) ha crecido. Joseph confronta a Abel con un secreto impactante. Con participación en festivales y premios otorgados en el 2018 Festival de San Sebastián al Mejor guión, Premios César Nominada a Mejor actriz revelación (Depp) y 2019 BAFICI - Festival de Buenos Aires al Mejor director, los cinéfilos pueden estar intrigados por el coguionista de Garrel, el legendario guionista francés Jean-Claude Carrière. Ambos lograron un guión ligero y contar una historia en el tiempo justo sin convertirla en un melodrama; en el que cada protagonista de la historia articula sus perspectivas individuales a través de la voz en off, alternando el relato desde todos los puntos de vista, lo que otorga dinamismo y participación al espectador. En cierto sentido, todos están apegados a un hombre muerto que el espectador nunca llega a conocer, pero estará presente durante el desarrollo del film. Garrel sugiere de manera permanente, manteniéndonos en un estado de intriga en donde todo puede suceder y cada suceso es imprevisible. Sin embargo, esta confección agradable, más divertida que romántica tiene poco que decir sobre el dolor, la muerte, el arrepentimiento, la atracción y el compromiso, tópicos con los que se puede profundizar, pero no fue la idea aquí; debido al estilo novedoso del humor travieso, logra ser encantadora, aunque carente de emoción. El público que espera una comedia romántica parisina ingeniosa quedará satisfecho. Una invitación ocurrente para reflexionar sobre cómo los asuntos del corazón consumen a las personas y a veces, perseguir a alguien puede ser más gratificante que realmente poseerlo. En verdad nadie es dueño de nadie. El mensaje más importante quizás sea recordarnos que amar a una persona implica respetar su libertad, desvelar el misterio del significado del amor, con una opinión actualizada y desafiante.
“Amante fiel”, de Louis Garrel Por Hugo F. Sanchez Luego de su primera película Los dos amigos (2015), Luis Garrel vuelve a instalar en el centro del relato a un curioso trío amoroso, en una comedia agridulce con bastante de humor negro que funciona de maravilla. En el comienzo Abel (el propio Garrel) convive con Marianne (Laetitia Marie Casta), que una mañana y sin preámbulos, le informa que está embarazada, que él no es el padre y que se va a casar con Paul, su mejor amigo. Por cierto, tiene la delicadeza de invitarlo a la boda. Ocho años después, Paul muere, Abel asiste al entierro y vuelve a entablar relación con Marianne, con quien vuelve a convivir junto a su hijo Joseph, que está convencido de que su mamá mató a su padre. Las cosas se complican un poco más porque la hermana de Paul (Lily-Rose Depp, hija de Johnny, claro), está enamorada desde que era chica de Abel. Así que los enredos amorosos están en el primer plano, la liviandad (notable guión de Jean-Claude Carriére y Garrel) se agradece porque funciona perfectamente y es elegante, ágil y disfrutable hasta el último minuto. Esta reseña (ahora con agregados) corresponde a la presentación de Amante fiel en la Competencia Argentina del 21º Bafici. AMANTE FIEL L’homme Fidèle.Francia, 2018. Dirección: Louis Garrel. Guion: Jean-Claude Carriére, Louis Garrel. Intérpretes: Louis Garrel, Laetitia Casta, Lily-Rose Depp, Joseph Engel. Producción: Pascal Caucheteux, Gregóire Sorlat. Duración: 75 minutos.
Louis Garrel celebró con este corto el premio al Mejor Director que el jurado de la competencia internacional de largometrajes del 21° BAFICI le acordó por L’ homme fidèle. La distinción pareció sorprender tanto al también actor francés como a los espectadores que ubicamos esta comedia sobre la fidelidad (masculina) más cerca del ciclo Les Avant-Premières que del Buenos Aires Festival Internacional de Cine independiente. A la distancia resulta irrelevante la reflexión sobre las circunstancias de proyección. El segundo largometraje de Garrel como (co)guionista y director merece la atención de los públicos más diversos. El experimentado Jean-Claude Carrière es el otro autor del guion que consigue desconcertar al espectador, siempre en buena ley y en más de una ocasión. Es que el film ofrece un cóctel de humor absurdo, con bastante de comedia romántica clásica, y con una pizca de thriller policial y psicológico. Garrel y Carrière juegan, no sólo con los distintos géneros, sino con las tres –casi cuatro– versiones del relato: la de Abel, personaje que encarna el mismo co-guionista y director, la de Marianne (a cargo de Laetitia Casta), la de Eve (Lily-Rose Depp). Sin narración en off como las demás y por lo tanto menos explícita, la cuarta perspectiva corresponde a la mirada del niño Joseph (Engel) que a su manera también condiciona la evolución del particular triángulo amoroso conformado por los adultos en cuestión. Amante fiel –con este título se estrena en Buenos Aires– también hace malabares con las definiciones ortodoxas, si se quiere patriarcales, de las abstracciones Masculinidad y Fidelidad. Acaso sin proponérselo, subvierte los términos de películas dramáticas donde la mujer prueba, manifiesta o reivindica su amor de pareja acostándose con otro(s); Contra viento y marea de Lars von Trier es un ejemplo extremo. Es posible que esta propuesa sorprenda o entretenga menos a quienes hayan visto la ópera prima de Garrel como director. Filmada cuatro años atrás y co-protagonizada por el mismo Louis (que, atención, encarna ¿a otro? Abel), Les deux amis también gira en torno a un triángulo amoroso, pero en este caso conformado por dos amigos varones y una inmigrante de origen iraní. El hecho de que aquella comedia dramática no se haya proyectado en la Argentina disminuye el riesgo de comparaciones odiosas. ¿Ocurrirá lo mismo con la tentación de contrastar los primeros pasos de Louis realizador con la trayectoria de papá Philippe?
La pareja conformada por Marianne (Laetitia Casta) y Abel (Louis Garrel) periodista, está conviviendo hace tres años y ella, en una mañana como tantas otras, le pregunta si tiene un minuto. El accede, y en ese breve tiempo le informa que está embarazada, pero no de él, sino de su amigo en común, Paul y que se van a casar en unos días, así que debería mudarse. Sin dudas, los franceses son diferentes a los latinos, o al menos Abel lo es, ya que se lo toma con una increíble tranquilidad, según Marianne, “de manera inteligente”. Pasan nueve años, Paul muere de un ataque cardíaco mientras duerme y en el entierro se produce el encuentro entre la ex-pareja. Al cabo de dos semanas se encuentran y Abel conoce al niño que tuvo Marianne, Joseph (Joseph Engel) muy inteligente y amante de las historias de misterio quien siembra en Abel sospechas sobre su madre respecto a la muerte de su padre en las escenas más graciosas del film. En paralelo se suma la hermana menor de Paul, Eve (Lily-Rose Depp) quien desde niña mantiene una obsesión por Abel que cada vez se hace más fuerte. Como si fuera una contienda, le propone a Marianne una lucha por el hombre amado. Así establecido el conflicto, las cuatro piezas se moverán en distintas direcciones y aportarán distintas situaciones dramáticas y algunas con ciertas dosis de humor. Ganadora del Mejor Guión Original del Festival de San Sebastián 2018, la película escrita y dirigida por Garrel y Jean-Claude Carriere, es diferente y con buenas actuaciones del cuarteto. A tener en cuenta al niño Engel quien aporta genialidad en cada aparición y ternura en el momento justo. ---> TITULO ORIGINAL: L'homme fidèle ACTORES: Louis Garrel, Laetitia Casta, Lily-Rose Depp. GENERO: Romance , Drama , Comedia . DIRECCION: Louis Garrel. ORIGEN: Francia. DURACION: 75 Minutos CALIFICACION: No disponible por el momento FECHA DE ESTRENO: 05 de Septiembre de 2019
El amor en tiempos actuales Amante Fiel (L'homme fidèle, 2018) es una comedia dramática francesa dirigida, co-escrita y protagonizada por Louis Garrel, hijo del célebre director Philippe Garrel y de la cineasta Brigitte Sy. Siendo éste su segundo largometraje, completan el reparto Laetitia Casta, Lily-Rose Depp (hija de Johnny Depp), Joseph Engel, Diane Courseille, Vladislav Galard, entre otros. La cinta obtuvo el Premio del Jurado a Mejor Guión en el Festival de Cine de San Sebastián y Lily-Rose Depp estuvo nominada en los Premios César como Mejor Actriz Revelación. Además, en el BAFICI de este año Garrel fue elegido como Mejor Director. La historia gira en torno a cuatro personajes: el periodista Abel (Louis Garrel), Marianne (Laetitia Casta), Paul (no aparece en persona nunca) y Eve (Lily-Rose Depp), la hermana menor de este último. Abel y Marianne se conocen desde la universidad y mantienen una relación. Aunque las cosas parecen andar lo más bien, una mañana antes de salir a sus respectivos empleos Marianne decide confesarle a Abel que es amante de Paul hace un año y que se encuentra embarazada de él. Sin poder emitir ni una palabra, Abel se queda solo. Nueve años después, la repentina muerte de Paul hará que, en el funeral, Abel y Marianne se reencuentren. A la vez, entrará en escena Eve, la cual desde chica está enamoradísima de Abel y allí ve la oportunidad perfecta para que el periodista se fije en ella. Corta y sin rodeos, Amante Fiel (título bastante irónico) va al grano desde su primera escena, metiéndonos de lleno en una trama que se caracteriza por el amor desde una perspectiva no tan explorada. Con un estilo que recuerda a las películas de Woody Allen, se hace muy sencillo embarcarse en esta historia marcada por las relaciones liberales. Aunque en el filme cueste empatizar con los personajes, no se puede negar que tanto el guión como las actuaciones consiguen captar de inmediato la atención del espectador. Entre enredos y más enredos, Garrel también se ocupa de introducir un halo de misterio alrededor de Joseph (Joseph Engel), hijo de Marianne que le asegura a Abel que su madre fue la que causó la muerte de Paul. Aunque en un principio esto genera desconcierto y dudas, pronto esta subtrama pasa a ser muy poco relevante. No obstante, el niño actor da una buena interpretación, en especial cuando expresa su miedo a que su madre le sea arrebatada por estar con un hombre. Por otro lado, el personaje de Lily-Rose Depp es sumamente interesante. Eve más que enamorada de Abel está obsesionada desde su infancia, teniéndolo al nivel de un amor platónico. Desde el exterior, su accionar causa gracia y demuestra la locura que puede llegar a tener una persona cuando idealiza a otra. Además, la conclusión alrededor de Eve resulta bastante realista, dándonos a entender que la obstinación no siempre llega a buen puerto. Con un desenlace que podría haber estado mejor armado, los 75 minutos de duración de Amante Fiel entretienen lo suficiente para hacernos pasar un buen rato en la sala de cine. Aunque no quede en el recuerdo, la cinta de Louis Garrel funciona en lo que se propone.
Corazón francés Louis Garrel (Los soñadores) protagoniza y dirige Amante fiel (L'homme fidèle, 2018), una comedia romántica francesa tan fresca como placentera. Sin dudas que con este actor y director francés estamos en presencia de un autor que va a dar mucho que hablar. Si queremos historias que muestren relaciones con una cuota de drama evaporada por la comedia este es nuestro camino. Amante fiel nos va a contar cosas terribles atravesadas con una edulcorada carta de glamour. El comienzo de esta película es digno de una obra de Woody Allen. Allí el personaje de Garrel es sorprendido por su novia que le cuenta que está embarazada. Él no puede ocultar su felicidad hasta que ella lo sepulta diciéndole que ese hijo que espera no es de él, sino de su mejor amigo. Una escena que marca la pauta de lo que vamos a ver. Una escena interpretada de manera maravillosa. Garrel dirige su segunda película con total soltura y sin temer en utilizar aquellos recursos vapuleados por el espectador y la crítica. Un triángulo amoroso, confusiones y malos entendidos por doquier, un nacimiento, una muerte y un protagonista hipnotizante. Todo eso podemos encontrar en esta obra que utiliza dos perspectivas para contar la historia: la narración del protagonista se entremezcla con la postura de su enamorada, una joven que desde pequeña muere por él. Apenas 75 minutos dura esta película que le dió al francés el premio a Mejor Director en el último BAFICI. Apenas 75 minutos que nos dejan con ganas de más gracias a la versatilidad y dinamismo que presenta. Nada de linealidad. Nada de no expresar sentimientos. Amante fiel está hecha con el corazón, un corazón parisino.
En su segundo largometraje como director tras Los dos amigos / Les Deux Amis (2015), Louis Garrel cambia de coguionista (ya no está Christophe Honoré pero suma al cotizado Jean-Claude Carrière) para una simpática y punzante tragicomedia (con más humor negro que melodrama) que lo tiene también como protagonista junto a Laetitia Casta, Lily-Rose Depp y el pequeño Joseph Engel. Abel (Garrel) es un periodista que está en pareja con Marianne (Casta), una ascendente asesora política. Cuando todo parecía marchar bien en la convivencia entre ambos, ella le confiesa que ha mantenido una relación paralela con Paul, uno de los mejores amigos de él, y no solo eso: está embarazada de su amante con quien además planea casarse pronto. Abel abandona el hogar y la acción salta 9 años. Paul muere de un paro cardíaco, pero Joseph (Engel), el hijo de Marianne y Paul, está convencido de que su madre ha envenenado a su padre. Abel se reencuentra con su viejo amor en el funeral y pronto volverán a convivir. Esta vez con Joseph en el medio, claro. La película apuesta a los equívocos y enredos amorosos (por allí también deambula Eve, interpretada por la hija de Vanessa Paradis y Johnny Depp, que se obsesiona hasta niveles absurdos por Abel) con buenos resultados: más allá ciertos abusos de la voz en off y algunos pasajes que pueden resultar un poco irritantes, el film fluye en gran parte de sus módicos 75 minutos con gracia, desparpajo y no poca elegancia, gentileza también de la fotografia en fílmico a cargo de Irina Lubtchansky. Canónica en su estructura de triángulo amoroso, con mucho de los clásicos de la comedia romántica y algunas reminiscencias del cine de su padre (Philippe Garrel), Amante fiel es -también- una película contemporánea que tiene el doble mérito de ser retorcida y cristalina a la vez. Prolífico actor, Louis demuestra que detrás de cámara se maneja con igual desenvoltura y convicción.
En los ochenta, cuando las comedias francesas no eran un consumo de minorías casi esotérico y podían llegar a estar entre las diez más vistas del año, una película como Amante fiel podría haber sido un estreno masivo, de esos que se recomendaban con seguridad y con alegría. Hoy en día, seguramente, llegará a un circuito reducido de salas y de público. Y es una lástima, porque el encanto y la gracia son bienes poco frecuentes. Y aun menos frecuente es hacer una comedia romántica en la senda de François Truffaut y triunfar en el intento, en el tono, en la conmovedora confianza en el amor como tema. Y todo eso, además, Louis Garrel lo hace en el triple rol de director, actor y coguionista (el otro es Jean-Claude Carrière, nada menos). La figura dinámica de Amante fiel es la del triángulo, la que Truffaut usó en Las dos inglesas y el continente (un hombre, dos mujeres), y en Jules y Jim (una mujer, dos hombres). En Amante fiel Abel (Garrel) quiere a Marianne (Laetitia Casta), pero ella se decide por el mejor amigo de él. Y la vida continúa, pero el amor y sus tribulaciones siguen sus caminos. Y Garrel filma -como Truffaut- gente que corre, y niños, y piernas, y cementerios. Y citamos todo el tiempo al inolvidable Truffaut, pero Amante fiel no es una película imitativa y mortuoria; es una propuesta vital, convencida de que recuperar las tradiciones más nobles es el primer paso para emocionar con las mejores armas, esas a las que Garrel suma su mirada entrañable y siempre un poco fuera de este mundo, ubicada en un lugar más encantador.
Hijo de Philippe, quien lo dirigió en Los amantes regulares (2005), por ejemplo, Louis Garrel parece tomar prestado de su padre algunas obsesiones o al menos el armado de situaciones dramáticas -triángulo amoroso, relaciones afectivas complejas-, pero en ésta, su segunda película como realizador tras Les deux amis (2015), si bien pivotea sobre ellas les da un aire de frescura y hasta de parodia, saltando de un género a otro. Con guión compartido con Jean-Claude Carrière, Abel convive con Marianne (Laetitia Casta, esposa del director). Todo iría bien, pero no. Ella le dice que está enamorada de uno de sus mejores amigos, Paul. Y, además, está embarazada. De Paul. Y piensa casarse con él. A partir de allí, entre la incredulidad de Abel -que interpreta el propio Louis Garrel- las cosas se irán sucediendo hasta que, en un futuro no muy lejano, Paul fallezca, Abel vaya al entierro de su (ex) amigo y la relación con Marianne renace. Claro que Marianne y Paul han tenido a Joseph (Joseph Engel), y el pequeño está convencido de que su madre ha asesinado a su padre. Y no tarda en contárselo a Abel. Para complicar o abrir más las cosas en este breve relato -dura 75 minutos, y no le sobra nada-, entra en pantalla Eve (Lily-Rose Depp, hija de Johnny y Vanessa Paradis, idéntica a su padre), que está tremendamente enamorada de Abel y pone en tela de juicio la relación de la pareja. El título original habla de un hombre fiel, no necesariamente amante, lo que lleva a pensar en las fidelidades a las que Abel se siente o no atado. La película versa sobre los celos, de acuerdo, pero también sobre las libertades que tienen todos y cada uno de estos personajes de hacer lo que les plazca, o les parezca mejor de acuerdo a su conveniencia egoísta. Como si algo de la Nouvelle vague de los ’60 impregnara la fotografía, los ambientes -esos departamentos...- y las relaciones de los personajes. Como si Garrel tributara más a Truffaut que a su padre. Estamos hablando de palabras mayores, y Garrel, que ganó como mejor director este año en el Bafici, tiene un largo recorrido por hacer en la dirección.
Apasionante relectura de las clásicas dramedys románticas, que en manos de Garrel cada detalle cuenta para desarrollar un relato sobre los vínculos y las inesperadas revelaciones que pueden modificar absolutamente todo de un momento a otro.
Texto publicado en edición impresa.
Un joven encuentra la posibilidad de volver con su gran amor, pero entre medio están su hijo, que quiere convencerlo de que fue ella quién mató a su padre; y la tía del pequeño, que está profundamente enamorada de él. L’homme fidele (Un Hombre Fiel) es una comedia escrita, dirigida y protagonizada por Louis Garrel (The Dreamers), en la que cuenta una historia de amor más que particular y muy francesa.
Besos robados La torre Eiffel, París desierta y un ritornello de Philippe Sarde que parece venir de otro tiempo. La voz en off cuenta una historia en pasado. Marianne frente a la puerta de entrada, vestida de cuello alto con la falda debajo de la rodilla. Su bello rostro sin maquillaje tiene el aire alegre del que va anunciar un acontecimiento feliz. Está embarazada, pero no de Abel, su compañero, sino de su mejor amigo Paul. Nombres de otra época como reimpresiones de viejas películas. Abel no pone ninguna resistencia, se precipita por la escalara del edificio y sigue su camino como si nada. Esta antiescena hogareña de antología establece el tono de una película singular en la que la sencillez y la delicadeza conviven con un desconcierto inquietante. Elipsis de nueve años. El corazón de Paul se detiene; Abel y Marianne vuelven a encontrarse en el funeral. Pasaron apenas tres minutos desde el comienzo de la película. La historia va a toda velocidad. Louis Garrel esgrime la libertad narrativa de la Nouvelle Vague. La cámara sigue la más mínima expresión en el rostro de los actores, con una voz en off a lo Truffaut y con una Laetitia Casta imperial filmada como una heroína de Hitchcock. Un hombre ama a una mujer. Pero entre ellos, un fantasma, un niño y otra mujer hacen de obstáculos. El cineasta filma con una notable fluidez los sobresaltos de esta historia escrita como un thriller sentimental: una pequeña colección de enigmas amorosos guiados por las actrices. Navegando de un color a otro, la narración se sostiene hábilmente por una triple voz en off que multiplica los puntos de vista. A cada uno de los protagonistas le suceden situaciones dolorosas, pero ninguno reacciona de acuerdo a las convenciones. Louis Garrel posee una manera de filmar precisa y sutil, una suerte de minimalismo elocuente con el que construye una película que es al mismo tiempo ligera y profunda, siempre elegante.
El protagonista, (guionista con el famoso Jean-Claude Carriére) y director, Louis Garrel, junto a Laetita Casta, su mujer en la vida real, se mueven cómodos y fluidos en una historia de amores y desamores, deseos y trampas. Una película romántica pero con toques contemporáneos, que plantea triángulos, aunque se escapa de los lugares comunes del género. En el centro del deseo un hombre pasivo y fiel, que se deja llevar por el ritmo, las acciones y los caprichos de las mujeres. Su pareja de tres años lo abandona, anunciándole que espera un hijo de su mejor amigo. Un salto en el tiempo transforma a ella en viuda e ilusiona a su eterno enamorado. Claro que las cosas se complican y mucho con los secretos y revelaciones de un niño, que puede ser suyo. Y a eso se le suma los deseos de una mujer joven, obsesionada con él desde su temprana niñez. Graciosa y entretenida, elegante y sorprendente. Además de Louis Garrel, eternamente melancólico y seductor a su pesar, Laetitia Casta se muestra segura y siempre bella, hace su aparición la hija de Vanessa Paradis y Johnny Depp, Lily Rose Depp de notable desempeño y una sorpresa, un niño que tiene a su cargo los mejores y claves momentos del film, Joseph Engel. Disfrutable, corta y con mucho encanto.
Amante Fiel, una propuesta que demuestra su inteligencia al exponer todas las caras de un mismo tema. El amor romántico tiene implícita una idea de fidelidad absoluta hacia otra persona. No obstante, Amante Fiel se anima a plantear que existen más aristas a ese concepto de las que parecen estar predeterminadas. Fidelidad y Amor Si bien el punto de partida de la narración es la obvia ruptura de una fidelidad romántica establecida, Amante Fiel elige ir por otros costados, otras miradas de la relación que existe entre la fidelidad y el amor. Por ejemplo, la fidelidad existente entre un amor no correspondido, representado en el arco de Eve (Lily-Rose Depp), fidelidad arraigada en el deseo. La narración se anima a mostrar que esta puede desaparecer una vez alcanzado, cubierta por un manto de aburrimiento que convierte ese ideal en la realidad que claramente no vio venir. El que esa fantasía, ese berretín de la adolescencia, puede ser extremadamente diferente con la convivencia, al ver los defectos en la misma cantidad que las virtudes. Otra mirada sobre la fidelidad y el amor que plantea el film es la existente entre madres e hijos. La novia con quien vuelve el protagonista tiene un hijo que se muestra extremadamente celoso ante la idea de que su madre rehaga su vida romántica tras quedar viuda. Este mismo hijo se vale de varios recursos manipuladores para poder defender ese vínculo. Es que a los niños se les inculca que el padre es el hombre de la casa, y habiendo muerto este, el hijo por pequeño que sea entiende que le corresponde ese lugar. Así va a hacer lo que sea, justo o injusto, para preservar esa sucesión que él ve legitima. La novia en cuestión (Laetitia Casta) presenta la idea de fidelidad más liberal que propone la película. Una mujer que no se ve como dueña de nadie, y si lo hace es porque hay un hijo en el medio. Una mujer que ama tanto a dos hombres y se siente cómoda haciéndolo, pero habiendo un hijo en el medio no se anima a seguir ese camino, un temor claramente fundado en la mirada prejuiciosa de la sociedad tradicional. Un temor que la obliga a elegir algo tan importante a través de un método infantil, si se puede decir, como el cara o seca. Sin embargo, dentro de la liberalidad que propone este arco, se plantea la idea en la cual se puede compartir el cuerpo con muchos amantes, pero el corazón, los sentimientos, con uno solo. O sea, la fidelidad en cuanto a la conciencia tranquila; el engaño consensuado y hablado como muestra de fidelidad, seguridad en la fidelidad y demostración de la fidelidad. Las cuentas son tan claras que podríamos hablar de una propuesta de poliamor, pero como el tercero en discordia es la cuñada deseosa arriba mencionada, no vayamos tan lejos. Aunque la destreza de Louis Garrel como actor es eficiente, lo que destaca es su mano en la dirección. Los cambios de punto de vista no se producen solo en el plano visual, sino también en el plano sonoro. Instancias tales como una escena con dos personajes en la que percibimos cómo cambia la voz en off de un personaje a otro. Por otro lado, la película es rica en planos cerrados. Incluso el más general de ellos parece cerrado. La idea de ilustrar esto, podemos decir, es cómo la fidelidad de los protagonistas puede ser una caja que no les permite ver más allá.
Entre la sorpresa y el placer cinematográfico El film es un divertimento que nunca tiene vergüenza de serlo, pero también es capaz de emocionar inesperadamente al espectador. Si algo no se le puede negar a Amante fiel, ganador del premio a Mejor Director en la última edición del Bafici y segundo largometraje como realizador del actor (e inevitable “hijo de”) Louis Garrel, es su capacidad para generar sorpresa y placer cinematográfico en partes iguales. La primera escena es un ejemplo inmejorable de ello: como todos los días, Abel se prepara para salir a la calle y a una nueva jornada laboral cuando su pareja y conviviente le confirma que está embarazada de otro hombre, un amigo en común, con quien viene manteniendo una relación paralela desde hace más de un año. Eso no es todo: sin que se le mueva un pelo, le anuncia que en un par de semanas se casará con él y que, posiblemente, lo mejor sea que Abel comience a sacar sus pertenencias del departamento esa misma noche. La precisión de los cortes que marcan el juego de planos y contraplanos, el manejo del cuerpo y el rostro delante de cámara de Abel/ Garrel ante las novedades, el remate bajo la forma del gag cómico fuera de campo anticipan las formas sintéticas y tonos efectivos de la película que acaba de comenzar. Título principal, corte y elipsis. Nueve años más tarde, ese “otro” que logró pasar de la periferia al centro fallece súbitamente y el reencuentro de Abel con su ex, Marianne (Laetitia Casta, su esposa en la vida real), se produce precisamente en el entierro. A partir de ese momento comienza el desarrollo de una enorme cantidad de acontecimientos, muchos de los cuales no conviene revelar aquí, pero es indudable que Garrel y la leyenda viviente del guion Jean-Claude Carrière (mano derecha de Luis Buñuel en su etapa francesa, por citar apenas una de sus colaboraciones más celebradas) deben haberse divertido de lo lindo escribiendo las idas y vueltas de la historia, compacta con sus 75 minutos de duración total, pero repleta de hitos, giros y desvío. Si bien el punto de vista será esencialmente el del personaje masculino, otras dos voces aportan sus miradas de manera alternativa: la de la propia Marianne, cuyo inteligente y sensible hijo tiene ya unos 8 o 9 años, y la más jovencita Eve, hermana del difunto, obsesivamente enamorada de Abel desde la pubertad (papel interpretado por Lily-Rose Depp, la hija de Vanessa Paradis y Johnny Depp). La voz en off del trío de personajes es literaria y concisa, seria pero nunca grave, y transforma la descripción sucinta en otro apoyo para empujar la trama sin dilaciones. L'homme fidèle, título original menos juguetón pero un poco más ambiguo e irónico que el local, parte de la sensibilidad de un François Truffaut para deslizarse hacia las formas del cine de Phillipe Garrel –padre, mentor y una de las fuentes creativas de Louis– y recorrer luego los territorios cinematográficos de Claude Chabrol, regresando finalmente al punto de partida con breves paradas en el universo de Eric Rohmer. Sin encarnar en pastiche ni -mucho menos- demandar de la audiencia un conocimiento previo de esas influencias, la película es una suerte de batido de temas y tonos nuevaoleros que utiliza todos esos elementos para construir una fábula moral (en el sentido rohmeriano del término) con pasajes de suspenso, otros de comedia y varias instancias de educación sentimental. Un divertimento que nunca tiene vergüenza de serlo y un relato con aires conscientemente afrancesados que, de golpe y porrazo, es capaz de emocionar al espectador, de sacarle una lágrima de emoción genuina cuando el concepto de adopción aparece a la vuelta de la esquina más inesperada.
Louis Garrel es un rostro tan presente en el cine francés actual gracias a su prolífica carrera, por lo que muchos lo recordarán por sus participaciones en el cine de Christophe Honoré (“Les bien- aimés” “Mi madre” con Isabelle Huppert o en “Canciones de Amor”), o acompañando a su padre Philippe Garrel (en “Los amantes regulares” “Un verano ardiente” o “La Jalousie”, vista justamente en ediciones anteriores del BAFICI). Hay quienes seguramente lo identifiquen por su luminosa intervención en la inolvidable “Los Amantes Imaginarios” de Xavier Dolan, o bajo las órdenes de otro gran cineasta francés, Arnaud Desplechin, en “Los fantasmas de Ismael”. Fue también uno de “Los soñadores” de Bernardo Bertolucci y recientemente ha personificado a Jean Luc-Gordard en la irregular “Godard, Mon Amour” dirigida por el ganador del Oscar Michel Hazanavicius. En esta ocasión Garrel no solamente estará delante de las cámaras en el centro del triángulo amoroso de “L’HOMME FIDÈLE – AMANTE FIEL” sino que además este proyecto lo convoca como co-guionista y en el rol de director, detrás de las cámaras, que ocupa por segunda vez después de su ópera prima, “Los dos amigos”, que no ha sido estrenado en Argentina-. El guion firmado junto con el talentoso Jean Claude Carrière, apuesta a una película de estructura tradicional, enriquecida fundamentalmente con el juego que se establece a partir del entrecruce de los personajes. Garrel y Carrière ponen su lupa en esos pequeños universos que cambian permanentemente a partir de los diferentes vínculos que se van estableciendo entre ellos. La trama es simple: Abel (el propio Garrel) está en pareja desde hace unos tres años con Marianne (Laetitia Casta) y la historia inicia cuando ella le anuncie que está embarazada. Pero el bebé que está en camino no es suyo sino de su mejor amigo, Paul, una confesión que lo empujará a Abel a tomar la drástica decisión de abandonarla. La historia avanza diez años hacia adelante cuando Paul fallece repentinamente y el vínculo entre Marianne y Abel vuelve a reconstruirse a partir de su reencuentro en el funeral. Si bien la historia está apoyada en una estructura de clásico triángulo romántico, la pluma virtuosa de Carrière plantea mucho más que un simple triángulo en la escasa hora y cuarto del filme. Tan sólo 75 minutos le bastarán a un dramaturgo experimentado para explorar las múltiples combinatorias vinculares entre los personajes, haciendo entrar en el juego triangular tanto al fantasma de Paul -cuya presencia física obviamente no se materializa pero que si está presente en forma casi permanente en las pulsiones y en las sensaciones de los personajes- como a su hermana, Eve. Ella, de pequeña, siempre ha percibido a Abel como un objeto de deseo y admiración algo lejano, pero ahora, pasado el tiempo, pareciese que su deseo podría llegar a materializarse. Por lo tanto, la aparición de Eve en escena, desencaja las piezas, rompe ese delicado equilibrio y todo se baraja nuevamente. Indudablemente, otra de las piezas fundamentales en este rompecabezas que plantea el guion es la del hijo que han tenido Paul y Marianne (a cargo de un vivaz y simpático Joseph Engel) que permite presentar dentro del relato el tema de los roles filiales, el activo ejercicio de la paternidad y, además, a través de las fabulaciones que este hijo hace a partir de la muerte de su padre y los comportamientos de su madre, aportar en iguales dosis, tanto el misterio como la comedia. Enriqueciendo la sencillez de la trama, el mayor interés está en el juego con los diálogos, en las precisas las voces en off desgranando los pensamientos más íntimos y en primera persona y sobre todo, exquisitamente, introduciendo en el relato de Abel un tiempo verbal que es muy usado en la literatura francesa pero que no tiene correlato con la oralidad cotidiana. De esta forma, la dupla Garrel - Carrière, nutre a ciertos fragmentos de la película de un espíritu literario que le es armónico y aporta esa búsqueda interesante de diferentes lenguajes que se plantean los guionistas para apartarse de la dramaturgia más tradicional. Louis Garrel sabe que este tipo de personajes le calzan como un guante y aprovecha y explota todas las aristas, en una construcción similar a la de los personajes masculinos en conflicto que construye el cine de su padre. Aquí no es la culpa ni los celos los que mueven al personaje, sino que el planteo va de la mano de la fidelidad, no sólo por oposición a la infidelidad de Marianne sino una fidelidad entendida desde sus propios principios, de la ética y de la propia construcción interna de Abel. A su lado, Laetitia Casta no solamente despliega toda su belleza, sino que aprovecha los matices que le brinda el personaje y subraya aún más con su actuación esa veta enigmática que plantea el guion, sobre todo en el primer acto, sobre las potenciales muertes de su esposo. Eve, “la tercera en discordia” está a cargo de Lily-Rose Depp (hija de Johnny Depp y Vanessa Paradis) que tiene el tono perfecto de esa niña que ahora es mujer, con una fuerte carga de sensualidad que remite a algunos personajes de Christina Ricci en “The Opposite of Sex” o “Pecker”, con quien incluso se parece hasta físicamente. Presentada en el último BAFICI dentro de la competencia internacional y ganadora del premio a la mejor dirección para Garrel, quizás muchos puedan llegar a pensar que es la menos “BAFICI” de las presentadas este año en la competencia internacional, pero lo cierto es que “L’HOMME FIDÈLE – AMANTE FIEL” acierta tanto en la duración (sin estirar situaciones ni plantear múltiples historias secundarias que frecuentemente quedan en la nada), como en la construcción de los personajes y sobre todo, se disfruta en esos momentos que tienen un halo de homenaje a la nouvelle vague o cuando el protagonista narra con esa voz en off, tan típica del cine de Truffaut, que le sienta tan pero tan bien.
Un poco de amor francés El cine francés se caracteriza por mostrar el romance desde todos sus perfiles. Dos triángulos amorosos en un plazo de 8 años es lo que narra lo nuevo de Louis Garrel. Amante fiel (L’ homme fidèle), con algunos premios en su haber, como Mejor Director en BAFICI 2019 y Mejor Guion en Festival de San Sebastián 2018, llama la atención desde antes de su estreno. Un guion fresco, una historia contada en poco más de 1 hora (raro para el cine de ese país), grandes actores y el espectador como partícipe de la narración, hacen grande a la nueva película dirigida y protagonizada por Garrel. La historia comienza con Marianne (Laetitia Casta) confesando a su novio, Abel (Garrel) que está embarazada de Paul, un amigo de la pareja. Luego de algunos años, Paul fallece de un ataque al corazón mientras duerme, y se lleva a cabo el reencuentro entre Abel y Marianne. Joseph se opone a esa nueva relación, insinuando que su madre fue quien mató a su padre. A su vez, Eve (Lily-Rose Depp), la hermana de Paul, está obsesionada con Abel desde pequeña y ahora quiere adueñarse de su amor, cueste lo que cueste. La película funciona mejor gracias a las grandes interpretaciones – sino sabría a menos, creo – del propio Garrel como Abel, la antítesis de galán pero que enloquece a todas; su esposa en la vida real y también en la ficción, Laetita Casta como Marianne, con la que generan una química extraordinaria; y Lily-Rose Depp, la cuñada de la discordia, Eve, la hija de Johnny Depp y Vanesa Paradis, bellísima, con un francés increíble y una buena interpretación. Por su lado, está bien el trabajo de Joseph Engel, que encarna al hijo de Marianne, y termina siendo el personaje más maduro. El conocido actor francés Louis Garrel llega con su segundo largometraje como director, después de Les deux amis (2015). Se nota que el hijo de Philippe Garrel, no solo heredó su talento sino que vio mucho de Woody Allen, lo que genera una mezcla explosiva de este joven director, promesa del cine francés. Louis Garrel dirige esta historia desde los cánones conocidos, pero no por ello le quita interés. Amante Fiel es una película recomendable, con trama de romance, drama, abandonos, reencuentros y traiciones, dentro del marco parisino. Garrel despliega una atípica comedia sobre las necesidades y vacíos del amor. Los triángulos amorosos se desnudan en el principio con el amigo de la pareja y luego con Eve, la hermana del fallecido. Todo se torna una prueba, una toma de decisiones continua en la que el espectador participa poniéndose de un lado o del otro, a medida que va conociendo actitudes de los personajes. Puede resultar aburrida, sin mucha emoción, aunque el final hace que valga la pena toda la película. Es una invitación a reflexionar sobre distintos tópicos, sobre todo el amor, la amistad y los valores como ser humano, en tiempos modernos.
En colaboración con Jean-Claude Carrière, Louis Garrel escribió el guión de esta película que recupera el espíritu del cine de François Truffaut. En su segundo film, Garrel interpreta a Abel, un hombre que se reencuentra con la que fue su novia Marianne (Laetitia Casta). Aquel romance no había terminado de la mejor forma: tras anunciarle que estaba embarazada de su mejor amigo y que en diez días se casaban, Marianne lo abandona. - Publicidad - El tiempo pasa, el marido muere y ahora Marianne es una joven viuda con un niño al que debe cuidar sola. Abel decide volver a conquistarla; pero si la historia ya de por sí coquetea con el absurdo, se suma la hermana del muerto, la joven y bella Eve (Lily-Rose Deep), quien estuvo siempre obsesionada por él y pondrá todos sus esfuerzos para “arrebatárselo”. L’homme fidèle vuelve a la figura del triángulo amoroso (nodal dentro de la cinematografía francesa) con desparpajo pero, al mismo tiempo, cuidando la fibra más sentimental. El hijo de Marianne le agrega al relato un condimento sórdido, cuando revela -con plena convicción- que su madre envenenó a su padre. De allí en adelante, se suceden más situaciones de humor negro, tanto en espacios cerrados como en exteriores; de nuevo, París como una protagonista más, aunque –por suerte- alejada del pintoresquismo turístico. Comedia sentimental, al fin de cuentas, L’homme fidèle –en sus concisos 75 minutos- vuelve al tópico del amour fou; un desajuste para el universo burgués, una forma de recordarnos que las relaciones amorosas desordenan la vida pero, al mismo tiempo, la hacen más vivible, más intensa. L’homme fidèle, del actor Louis Garrel, resultó la ganadora del premio a la Mejor Dirección de la Competencia Internacional del XXI BAFICI. Esta nota se publicò originalmente en ocasion del BAFICI 2019 y se publicò el 14-04-2019
El prolífico actor francés Louis Garrel (hijo del gran cineasta Philippe Garrel), de tan solo 36 años, suma su segunda experiencia como director y co-guionista en el film “Amante fiel”. El mítico Jean- Claude Carrière es el otro guionista involucrado en esta película que se exhibió en el pasado BAFICI, donde Garrel ganó el premio a la mejor dirección. Protagonizada también por el propio director, “Amante fiel” cuenta la historia de un trio amoroso que completan Laetitia Casta, una actriz de vasta carrera, y la joven Lily-Rose Depp (hija del célebre Johnny Depp). Marianne y Abel son pareja. Un día ella le confiesa que está saliendo con Paul, uno de los mejores amigos de Abel. Y no solo eso, además espera un hijo de su amante y está dispuesta a casarse con él. Se separan y tras varios años, Abel se entera que Paul ha muerto de un inesperado paro cardiaco. El reencuentro de ambos se da en el funeral. Allí las emociones vuelven a florecer, pero Eve, la hermana de Paul, no parece estar muy contenta con esto. Es extraño el enfoque de “Amante fiel”, porque comienza como un drama que rápidamente se transforma en una tragicomedia y que tiene incluso hasta algún coqueteo con el thriller. Así va pendulando la nueva película de Louis Garrel, plagada de personajes indecisos que van y vienen durante sus muy cortos 70 minutos. Los personajes de Garrel están desesperados por amor. Llevan sus emociones a lo extremo, una regla clara del melodrama, se enredan, se pelean, y se mueven como bien podrían hacerlo los personajes del cine de Woody Allen. Desde el minuto 1 nos queda claro que el objetivo de Garrel es construir una cinta al estilo ‘Nouvelle Vague’. La voz en off se hace protagonista principal del relato y funciona como ordenador y distribuidor de la información. Pone en palabras lo que vemos en imagen y refuerza las emociones. Esos amagues a entrar por el terreno de lo policial son llevados simpáticamente por Garrel quien nunca se los toma demasiado enserio, pero le sirven para darle algún enredo más a la historia. Ese roce con los géneros clásicos es otra de las cosas que tanto ha caracterizado a la corriente francesa, pero “Amante fiel” siempre tiene bien en claro lo que a fin de cuentas es, una comedia romántica con bastante humor negro. El film nunca termina hundiéndose en el tono dramático que el comienzo podría sugerir. Esa densidad acaba siempre alivianada por rápidos chistes y situaciones que van llevando la historia para otro terreno. Sin ser grandiosa ni compleja, “Amante fiel” es una buena y bienvenida segunda película del cineasta Louis Garrel. La sombra de su padre es grande, pero Louis de a poco ha encontrado un estilo de narrar sus historias bastante bello. Si ganará un poco de profundidad seria aún mejor. Una película francesa de cepa.
Una película notable, a contrapelo de lo que se estrena cada semana. Una mujer abandona a un hombre por el mejor amigo de este. Ese amigo muere, esa mujer vuelve y comienzan los celos familiares. Con una frescura notable para una trama que parece enrevesada, Garrel se concentra en sus criaturas y en lo ridículo y lo noble que puede ser el comportamiento por amor. Imperfecta, por cierto, pero con una ambición llamativa a pesar de su forma mínima. Una película notable, a contrapelo de lo que se estrena cada semana.
Amores y desamores a la francesa. Crítica de “Un Hombre Fiel” de Louis Garrel. Marianne deja a Abel por Paul, su mejor amigo y padre del hijo que está esperando. Ocho años más tarde, Paul muere y Abel vuelve con Marianne. Esto provoca los celos del hijo de Marianne y de la hermana de Paul, Eve, enamorada en secreto de Abel desde que era niña. Por Bruno Calabrese. El protagonista central en “Un hombre fiel” es Abel (el propio Louis Garrel), quien se ve obligado a elegir entre un mujer mayor y una más joven. La mayor es Marianne (Laetitia Casta), el amor de la vida de Abel, quien en la primera escena le dice a Abel que está embarazada de su mejor amigo, Paul, con quien mantenía una relación hace un año. Ella ha decidido casarse con él porque la familia de él es muy conservadora. El joven acepta casi sin poder reaccionar ante la noticia y decide meterse de lleno en el duro trabajo de olvidarla. Años después, Paul muere, con lo cual se produce el reencuentro con su ex novia. Pero no solo aparecerá ella en el camino, también se reencuentra con Eva, (Lily-Rose Depp), la hermana de Paul, quien ha estado enamorada de Abel desde pequeña. Abel, que trabaja como periodista, se reúne con Marianne en el funeral de Paul, y sin ninguna explicación, se muda con ella y su hijo, Joseph (Joseph Engel). Asumen todas las cualidades de una familia pequeña, pero son infelices. Antes de que Abel haya desempacado, Joseph intenta asustarlo con sugerencias de que su madre envenenó a Paul y se acostó con el médico para evitar que realizara una autopsia. Igualmente el trío sigue juntos durante un período de tiempo, hasta que la joven hermana de Paul le declara su amor por Abel y amenaza a Marianne con una guerra por el amor del joven. Algunos giros de trama, facilitados por un guión nítido y bien elaborado, sumado al paisaje de las calles parisinas casi desiertas, nos remiten a otros clásicos del cine francés y nos ofrece un deleite visual. “Un Hombre Fiel” es una historia de amor y desamores entretenida, un producto puramente industria francesa, breve, sin minutos de más y con actuaciones maravillosas. Puntaje: 80/100.
LOS VERDADEROS AMANTES IRREGULARES Louis Garrel es un grande. Su rostro y su cuerpo en pantalla ya han enaltecido gran parte de la historia del cine. Ahora, como director de su segunda película, Amante fiel, comienza a ratificar una salud creativa y un aire de renovación capaz de beber de las aguas de su padre Phillipe y escupirlas con buen tino para el lado de Rohmer y Truffaut. El comienzo/prólogo de esta historia prepara el terreno con desenfado y establece el tono: los temas vinculados con el amor son importantes, pero más aún la forma en que se los convoca, desprejuiciada, libre, sin ataduras propias de una tradición (Nouvelle Vague) que siempre se erigió como una terrible sombra. «Estoy embarazada, pero no es tuyo» le dice Marianne (Laetitia Casta) a Abe (Louis Garrel), una sentencia que podría haber derivado en un caos existencial. Sin embargo, todo conduce al dominio de la comedia contenida, donde la lógica del plano/contraplano incluye cada corte como si fuera un disparo. Las palabras que pronuncian los personajes nunca poseen un único sentido y la sospecha reina a medida que avanza una trama que fluye sin grandilocuencia. El cine manipula el tiempo como ningún otro arte. Nueve años después, Paul (amigo de ambos y tercero en discordia) muere. El clásico trío de amor francés deviene en un reacomodamiento de las relaciones y nuevas revelaciones se añaden a las voces que arman el relato con sus intervenciones/recuerdos. El amor como juego, el amor como evanescencia, un tópico de la Nouvelle Vague que Garrel hijo elige enmarcar en un cuentito donde nada sobra y todo parece en su justa dimensión. Que los constantes giros argumentales no se presten a confusión y estén bañados por una pátina de esa clase de humor que invita a la sonrisa, se debe seguramente a la colaboración inestimable del gran Jean Claude Carrière. Pero, además de lo anterior, existe un componente fotogénico en los personajes que pone a la película en esa órbita de belleza que tanto les agradecemos a los buenos cineastas. La luz en Amante fiel es un contrapeso perfecto para el carácter sombrío de los permeables vínculos entre seres que caminan, sueñan, se encuentran, se desean y luego se desencuentran cuando la ilusión ha sido vencida por la realidad. Que Paul no aparezca más que sugerido es sintomático de ello, apenas una presencia que hace mover el tablero y quedará sumido en un orden espectral. Lo mismo ocurre con su hermana Eve, enamorada secretamente de Abe. Cuando logra concretar, la expectativa ha sido gigante y tomar conciencia es un acto fatal. Lejos de la solemnidad, sin caer tampoco en la banalización, Louis Garrel sostiene durante apenas setenta y cinco minutos belleza y solidez narrativa sin pedirle prestada la herencia a nadie y llevándola en todo caso a aguas más cristalinas, joviales y sumamente disfrutables.
Aguda indagación sobre el empoderamiento de la mujer en la sociedad actual. “Amante fiel” (“L’homme fidèle”, 2018), segundo largometraje de Louis Garrel (“Dos amigos”, 2015), que también protagoniza, es una comedia de enredos sobre dos mujeres cuyos vaivenes psicológicos las obligan a experimentar una permanente inestabilidad y fragilidad en el amor. La historia gira alrededor de dos triángulos amorosos: el primero entre Abel, Marianne y Paul, su mejor amigo, cuya ausencia-presencia siempre generará otra mirada sobre la situación. Mientras que en el segundo entrecruza la vida de Abel con la de Marianne y È ve (Lily-Rose Depp), su cuñada, enamorada de éste desde la adolescencia. Con el espíritu de vintage y como un revival de aquella Nueva Ola Francesa, con aire de existencialismo romántico, en un momento de feroz escepticismo y de valores subvaluados en una Europa que atraviesa una seria crisis cultural, porque la multirracialidad generó un nuevo paradigma social, Louis Garrel propone una fórmula de oxigeno renovador a la incertidumbre y desasosiego del individuo contemporáneo. Hijo del realizador Philippe Garrel (“Amante por un día”, -“L´amant d´un jour”-, 2017), “La sombra de las mujeres” –“L'ombre des femmes”-, 2015), y actor fetiche del realizador Christophe Honoré (“Las canciones de amor”, 2007, “Metamorfosis”, 2014), Louis Garrel junto con Jean-Claude Carrière, un joven de 87 años, compañero de aventuras y filmes maravillosos de Luis Buñuel, crearon un juego de intrigas en donde no faltó un niño de 9 años, Joseph (Joseph Engel), hijo de Maerianne que proporcionó al filme un toque de malicia, gracia, perversidad, y cuyas ambiguas afirmaciones causaran consternación a todos aquellos con quienes se comunica. Garrel junto Carrière al incorporar a Joseph como una especie de maléfico cupido, con una fantasía desbordada y centrada en lo criminal, consiguen una interesante trama pues mezclan elementos de comedia, drama y suspenso. “Amante fiel” inicia con una toma de París semejante a la de “Besos robados”(1968) de François Truffaut , y al igual que esa historia sobre Antoine Doinel, el protagonista en “Un hombre fiel” , Abel (Louis Garrel) se ve obligado a elegir entre un mujer mayor y una más joven. La mayor es Marianne (Laetitia Casta), el amor de su vida, quien en una brutal primera escena le dice a Abel que está embarazada de Paul, su mejor amigo, y elegantemente lo echa de la casa. Tras una elipsis, y entierro de por medio nuevamente, se encuentran Abel y Marianne, y ésta decide regresar a su primer amor, pero otra vez lo enfrenta a la incertidumbre al decirle que no sabe si su hijo, Joseph, es de él o de Paul, ya que nunca quiso comprobar la identidad del mismo. Es interesante ese punto el giro, puesto que da otra dimensión al conflicto. Carrière, al utilizar por primera vez, en toda su trayectoria, voces en off en el transcurso del filme, también genera una visibilidad distinta al pensamiento de cada personaje, y serán tres voces disimiles las que se escucharan y, dispares las miradas sobre la realidad. El Woody Allen francés es la antítesis de aquellos galanes buenos mozos y machotes que pululaban en el cine durante varias décadas. Es irresoluto e ingenuo frente a la adversidad, con rostro de niño asustado, lo cual consigue generar, curiosamente, una reacción proteccionista en la platea femenina. “Amante fiel” refleja a la sociedad contemporánea que ha perdido el romanticismo y en la cual el amor sólo es una palabra que existió, reemplazada por otra: sexo. Recorre una sociedad que se vuelca al poliamor para no tener compromisos, hacer más llevaderas las rupturas y sobrevivir a los traumas amorosos. Esta realización tiene la liviandad y el humor del burlesque, con situaciones en algunos casos grotescas. Por momentos posee una ironía lacerante sobre la manipulación y el engaño, sobre eros y tanatos, deseo y hartazgo, lealtad e infidelidad, amor y desamor, pareja y soledad. Pero sobre todo es un filme que indaga sobre el empoderamiento de la mujer en la sociedad actual
Una pareja joven, Abel y Marian. Los suponemos felices. Cuando Marian habla de su embarazo la felicidad se amplía (eso pensará Abel). Pero ella le dice que el futuro niño es hijo de un amigo de Abel y le pide con dulzura que se vaya porque el tercero viene a instalarse. Esto pasa en los primeros cinco minutos de "Amante fiel". Lo que viene puede ser tan inesperado como esto. "Amante fiel" es la nueva película del actor y director Louis Garrel, un francés de poco más de treinta años, hijo de Philippe, otro director prestigioso. Lo singular de este Garrel es que su película es una representante de la nouvelle vague, nacida casi sesenta años después de su creación. Lo sorprendente es que tiene frescura y encanto, y un permanente tono lúdico que impide que nos la tomemos demasiado en serio. Con protagonistas que reflexionan en off sobre sus vidas, niños que siembran la duda sobre crímenes imposibles ante los amantes de su madre, y mujeres capaces de amar y engañar con la misma liviandad que tomar un vaso de agua, transcurre esta comedia luminosa, con muchos exteriores y luz de día (hasta en eso es "muy nouvelle vague") CONDIMENTOS Como su padre en "Amante por un día". el joven Garrell transita el fuego sin quemarse, siempre con elegancia. Nada pasional, salvo algunas manifestaciones de la chica Lily Rose Melody Depp, enamorada de Abel desde la infancia y que surge en esta comedia romántica para dar un poco más de condimento a la salsa. Entretenida, con buenos actores, hasta el director Garrell, que hace de Abel, lo es. "Amante fiel" divierte y vuelve lo amargo dulce con ese vaivén de situaciones que van del pasado al presente con soltura. Lejos resuena la risa de Jeanne Moreau en "Jules et Jim", pionera en transformar los peligrosos triángulos amorosos en armónicos y viables. Hoy, en momentos de empoderamiento femenino y con Louis Garrel de director todo es posible.
Un periodista se levanta una mañana y su mujer le dice que está embarazada de su mejor amigo. Así arranca esta comedia romántica felizmente desencantada, coescrita junto a Jean Claude Carriére, dirigida y protagonizada por Louis Garrel después de Los dos amigos. Algunos años después, el amigo muere y la relación de la pareja se retoma, ahora con el hijo de ella en medio. Además, hay una joven (Lily-Rose Depp, hija de Vanesa Paradis y Johnny Depp), que está locamente enamorada del protagonista. El triángulo, claro, no es el único absurdo en esta historia que suma capas de sentido y juega con las miradas y los puntos de vista: el niño, por ejemplo, cree que su madre mató a su padre. La mujer que está ofreciéndole al protagonista una taza de té justo en ese momento. Hay mucho humor y buenas ideas atravesando todo el asunto, que también puede resultar en algunos momentos un poco vueltero y tedioso, con su narración en off y su exposición distante de los sentimientos, íntimos, de sus personajes. En todo caso, la inteligencia y la irreverencia para ocuparse de ellos, son más que bienvenidas. Un homenaje simpatiquísimo y con mucho vuelo a la Nouvelle vague.
“Amante fiel” le debe casi todo a la Nouvelle Vague de los 60, y en especial a François Truffaut. No es extraño. Su guionista, director y protagonista es Louis Garrel, hijo del realizador Philippe Garrel y ahijado de Jean-Pierre Léaud. Mucha nobleza del cine francés. Sin embargo, Louis Garrel no es pura referencia al pasado y tiene talento propio. Su segunda película como director, “Amante fiel”, es una buena prueba. Acá el foco está puesto en algunas obsesiones heredadas de su padre: el triángulo amoroso, las relaciones complejas, las mujeres vitales y seguras y los hombres a su eterna sombra. Con su tono de comedia asordinada, la película comienza con un diálogo imperdible. Abel (Garrel) convive con Marianne (Laetitia Casta). Una mañana ella le dice como si nada que está enamorada del mejor amigo de él. Y además está embarazada (del amigo). Ellos se separan, el tiempo pasa, pero después volverá el amor con sus triángulos, sus celos y sus idealizaciones. En el medio aparecerá el personaje de Eve (Julie-Rose Depp, la hija de Johnny Depp) y un niño enigmático que desnudará la inmadurez de los adultos. En apenas 75 minutos, Garrel redondea una historia que sólo necesita del amor (y sus infinitos recovecos) para conmover y seducir.
“Amante Fiel” comienza sin anestesia: Marianne (Laetitia Casta), le cuenta a Abel (Louis Garrel), que está embarazada; pero el hijo que espera no es de él, sino de Paul, un amigo en común de ambos. También le comunica que se van a casar, y que debe irse de la casa que comparten. Abel acepta la situación con tranquilidad y sigue con su vida, hasta que algunos años después Paul muere y se rencuentra con Marianne. Este es el segundo film dirigido por el magnético Louis Garrel, hijo del reconocido director Philippe Garrel, y actor de films como “The dreamers” (Bernardo Bertolucci), “Les Chansons d’amour” (Christophe Honoré), “Les Amants réguliers” (Philippe Garrel). En éste film, se adentra fraccionariamente en la cotidianidad de un grupo de personas que vuelven a relacionarse luego de la muerte de un personaje. A través de las voces en off de Abel y Eve, la hermana de Paul, junto con imágenes siempre grises de París (cliché de los filmes franceses si los hay, pero cómo resistirse a ellos, ¿no?) somos testigos del rencuentro de Marianne y Abel; de como Eve entra en el triángulo amoroso; y como todos los personajes transitan ciertas situaciones de una manera soprendentemente fresca y liviana, con la cuota justa de dramatismo. Y es ahí a donde reside la grandeza del éste film: en contar un retazo de una historia, pinceladas de un momento, de manera bella, y fresca, sin aturdir al espectador. Un film altamente recomendable.
Nos encontramos ante la historia de un triángulo amoroso con buenas actuaciones, y un film en el que gran parte de lo que se describe se efectúa a través de la voz en off del protagonista Abel, cuyo gran amor es Marianne, que fue su pareja y acaba de enviudar de su amigo Paul y la joven Éve (Lily-Rose Depp, hija de los actores Johnny Depp y Vanessa Paradis) quien siempre lo amo en secreto. Todo gira entre enredos, un ala de misterio y amores encontrados. Ya se vieron otras cintas con este tipo de corte, sin sorpresas y un tanto monótonas
En la nueva producción dirigida, co-guionada y protagonizada por el francés Louis Garrel, Abel es un periodista -graduado y con trabajo- que se reencuentra con Marianne (Laetitia Casta) a los nueve años de haberlo rechazado como novio; ella es ahora Asesora de Comunicaciones en Relaciones Exteriores, viuda y tiene un hijo, Joseph (Joseph Engel). Paralelamente, el camino de Abel coincide con el de Eve (Lily-Rose Depp, hija de Johnny), quien fuera la hermana del difunto marido de la ex-pareja del protagonista y, a la vez, la enamorada secreta del mismo.
El amor, como una síntesis fabulesca Tras la cámara, el actor Louis Garrel ofrece una solvencia recompensada con la tarea del insigne guionista Jean Claude Carrière. Entre la juventud de Louis Garrel y la sabiduría de Jean-Claude Carrière seguramente haya oficiado algo similar a lo sucedido entre Agnès Varda y (el fotógrafo) JR en la película Visages Villages. En todo caso, tales comparaciones no hacen sino decir sobre el vínculo íntimo, por fuera de la tangente temporal, que el arte promueve. Se sabe que Carrière es un maestro, de esos cuya palabra sabe. Su tarea como guionista, legendario, involucra películas con Luis Buñuel, Jean-Luc Godard y Philippe Garrel, entre otros. LEER MÁS Jean-Noël Pancrazi: "Se puede imaginar y decir la verdad también" | El escritor argelino se presenta en el Filba LEER MÁS Festival de San Sebastián: Brasil se llevó el premio mayor | La Concha de Oro fue para el film "Pacificado", sobre una favela carioca Justamente, es con el hijo de este último con quien acomete nueva empresa, y en una línea similar a la de esa triada de películas recientes de Garrel padre: La jalousie (con el propio Louis Garrel en protagónico) (2013), A la sombra de las mujeres (2015) y Amantes por un día (2017); las tres en blanco y negro, las dos últimas con la participación de Carrière. De modo tal que Amante fiel bien podría responder a premisas surgidas de aquellos y otros tantos films: una historia breve, concisa, capaz de encerrar en sus matices mucho más que lo visto; vale decir, en Amante fiel, la fórmula "menos es más" funciona de maravilla. De esta manera, es en la acción sesgada, sugerida, contenida en acciones y réplicas como espejos, cómo la película de Louis Garrel transcurre. Apenas con algo más de 70 minutos. Los justos y precisos como para abrir la película de varias maneras, a partir de las miradas de tres personajes cuyas voces se buscan, se dicen, intentan explicarse, mientras estructuran el relato. Amante fiel narra el desencuentro entre Abel (Garrel) y Marianne (Laetitia Casta), noviazgo perfecto hasta que ella dice estar embarazada, pero de otro. La voz en off de Abel es la que narra primero. Voz que tendrá cruces oportunos con la de Marianne, pero también con la de Ève (Lily- Rose Depp; hija de ese otro grande que es Johnny Depp). A saber: Ève es la hermana de Paul, aquél por quien Abel fuera abandonado. Aquí, algunas consideraciones. En primer término, las tres voces organizan el relato pero nunca muestran procedencia espacial. No se sabe desde dónde hablan. ¿Están juntos? En todo caso, lo que aportan es la seguridad de que lo que se está viendo ha sido vivido; en suma: voces confidentes, que se enhebran desde lo que cada uno de ellos entiende, sufre, ama. En segundo lugar, Abel ha sido abandonado por Paul, uno de sus mejores amigos. Paul permanece en un constante fuera de cuadro, sólo es nombrado, sugerido, amado, recordado, llorado. Es un cuarto personaje, desde ya. La maestría con la cual se lo introduce y hace permanecer en el relato es el secreto de un guión admirable, pero también el de un realizador cuya segunda película (la anterior es Los dos amigos, en donde Garrel interpretara a un personaje de nombre Abel, tal vez el mismo de Amante fiel) da muestra de una puesta en escena consciente, que sabe exactamente lo que quiere y cómo conseguirlo. En este sentido, bien podría decirse que las lecciones de Carrière son aquí asumidas y elaboradas desde una sensibilidad personal, en combustión creadora con el gran guionista. Como si de una síntesis fabulesca se tratase, Amante fiel ofrece vínculos espejados, abandonos reiterados, con el deseo despierto o tal vez apagado. En última instancia, se trata de un juego. El placer lúdico de hacer una película. De dar vida a personajes enfrascados en situaciones halagüeñas y complejas. Hay un momento que lo evidencia: como no puede ser de otra manera, sucede cuando se va al cine. Allí, mientras los personajes miran El extraño crimen de Martha Ivers, la película se desdobla y los diálogos hibridan. La operación es perfecta, cruza los discursos, además de imbricar el argumento de sospecha de aquél film clásico con lo que aquí se narra. Que la sospecha esté presente a partir de las elucubraciones del niño -ese hijo ¿deseado?, ¿de qué manera?, ¿por quién?- incentiva de otras maneras. Es él quien intenta ordenar también lo que ocurre a su alrededor, en ese mundo adulto con el cual debe relacionarse y acomodarse. A la vez, el deseo de tener a su madre para sí solo no deja de ser tan válido como el sentimiento que moviliza a Abel respecto de Marianne, o a Ève acerca de Abel. Una voz diferente que no sea "el mal menor" | Entrevista con el candidato a diputado nacional del FIT Lo genial es cómo todo esto -que bien podría ser parte de algún argumento de Woody Allen-, con pequeñas notas casi humorísticas, que intentan serlo de modo prudente y elegante, encuentra un cauce común, compartido, de convergencia reveladora. No casualmente, es el niño quien llevará a todos hacia ese lugar de encuentro, final y de desenlace. Tal vez, sea ése el ámbito desde el cual cada una de estas voces indaga mientras rememora. El lugar final, entonces, como situación presente. Por otra parte, lo que ocurre en este escena tal vez revela al niño como el protagonista verdadero de este relato coral. Porque se trata de un niño arrojado y sumido en la pregunta más profunda que todo ser humano pueda alguna vez suscitar. Esa pregunta está contenida -para eso es que hay que ver el film- en la imagen última. Allí, ante el misterio, la mano que pide ser tomada y querida. El niño pide ayuda, hay temor ante el desamparo. La disposición de todos y cada uno de los personajes en el encuadre organiza finalmente lo que aparecía disgregado. Desorden que ha posibilitado, justamente, que la historia fuese narrada. En un entrevero de voces que confluye en una misma angustia, en una misma necesidad de ser queridos.
Una mujer le dice a su compañero, Abel, que quiere a otro hombre, un amigo común de ambos. Tiempo después, el amigo muere. La protagonista ha tenido un hijo con él y vuelve con Abel, aunque la relación de este con el hijo de ella será complicada. Además, la hermana del amigo muerto está secretamente enamorada de Abel. Comedia negra, por momentos emocionante, por momentos delirante, la película toca varias cuerdas con habilidad pero termina siendo tan parecida a tantas otras películas francesas con tonos parecidos que la sensación de que todo ya ha sido visto se impone más allá de los momentos inteligentes y el carisma de sus actores.
La nueva película del actor y director francés, premiada en la competencia internacional del BAFICI, es un clásico triángulo amoroso a la francesa y un claro homenaje a las películas de la “nouvelle vague” en un tono que apuesta más por lo cómico que por lo dramático. Difícil hacer una película más francesa y más “nouvelle vague” que AMANTE FIEL, la nueva de Louis Garrel. A diferencia de su padre Philippe, que en su cine un tanto más grave, oscuro y desesperanzado trató de quebrar ciertos códigos de la generación de cineastas que lo precedió, su hijo parece abrazar gran parte de esos recursos, incluyendo los momentos más livianos, luminosos y juguetones. Con guion de Garrel y Jean-Claude Carriere (gran colaborador de Luis Buñuel), la película coquetea con varios géneros, de la comedia hecha y derecha al policial, pero finalmente es una historia de amor y lazos familiares, enredada lo suficiente como para darle al espectador una suerte de paseo por lo que a esta altura podrían ser figuras casi retóricas de cierto tipo de cine francés. La película tiene un notable gag inicial en el que vemos a Abel (el propio Garrel) enterarse que su pareja está embarazada y, luego de que él acepta con una costosa sonrisa la inesperada noticia, ella agrega que él no es el padre sino Paul, un amigo de la universidad de ambos con el que ella está teniendo un affaire hace tiempo. Marianne (Laetitia Casta, esposa en la vida real de Louis) y Abel se separan, algo que él parece tomar de forma bastante calma y racional aunque pronto queda claro que no es tan así. Laetitia Casta y Louis Garrel La historia salta diez años (el que no quiera toparse con ningún SPOILER puede detenerse aquí) y Abel recibe la noticia de que Paul ha muerto, quedando Marianne sola con su hijo, Joseph. A su vez, la hermana menor de Paul, Eve (Lily-Rose Depp) ya no es más la niña-adolescente que Abel conoció alguna vez y es ya una bella veinteañera perdidamente enamorada de él. Abel quiere volver con Marianne, la chica acecha desde afuera, el hijo sospecha que la muerte de su padre no ha sido accidental, hay un sospechoso doctor de por medio y una serie de intrigas a resolver en medio de una constante manipulación emocional que juegan los cuatro protagonistas. ¿Alguien saldrá bien parado entre todo este torbellino? Garrel juega sus cartas de manera lúdica. Si bien hay despechos amorosos y hasta intrigas de tono policial, Louis deja en claro todo el tiempo el carácter juguetón de su película. Mientas los personajes van explicando sus deseos y necesidades en respectivas voces en off (Abel, Marianne y Eve, cada uno aporta su punto de vista aquí), L’HOMME FIDELE avanza de manera fluida y efectiva en sus breves 75 minutos. Lily-Rose Depp Por momentos uno tiene la sensación de que la película ganaría en complejidad si se tomara más en serio a sí misma, pero al final queda claro que el tono es el ideal: la densidad emocional está presente, solo que alivianada entre gags de comedia (hay uno muy bueno con los mozos de un restaurante) y juegos policiales que hacen pensar que algo más oscuro se esconde por detrás de las apariencias. Y si bien es innegable su enorme deuda con varias tradiciones del cine francés (solo le faltaría haber sido filmada en blanco y negro), eso no quita el disfrute de la experiencia. Sí, es otra historia de amor francés con amantes, despechos cruzados, gente que corre por la calle y voces en off dichas como al pasar. Sí, lo vimos un montón de veces. Y sí, cuando está bien hecho, el asunto sigue funcionando muy bien.
No es intencionalmente malicioso comparar este filme de Louis Garrel con la filmografía de su padre Philipe, en especial porque aquí se destaca la mirada distintiva y personal que Louis construye sobre su propia narrativa. Es un gusto ver que en su segundo largometraje como director, ponga en escena a los mismos actores que ha dirigido su padre, pero que en L’Homme fidèle los haga transitar un registro de temas, géneros y reflexiones de manera muy diferente a las preocupaciones existenciales y narrativas que atraviesan a su progenitor cineasta. En resumen la trama describe la vida de Abel, un joven enamorado de Marianne la que a su vez tiene como amante, consensuado por todos, a Paul el mejor amigo de ambos. En una suerte de guiño transversal a Jules et Jim y su amor triangular, aquí el relato toma otro camino. Marianne le confiesa a Abel que está embarazada de Paul y que por razones particulares debe casarse con él. Es así que esa separación imprevista deviene en que el relato continúe nueve años más tarde cuando Paul fallece y Abel se reencuentra con Marianne y su hijo, Joseph. El vínculo amoroso entre ellos se vuelve a producir pero la marca de esta nueva etapa amorosa es la relación que se debe resolver entre Abel y el el pequeño Jospeh. Una de las claves que hacen de este filme un acierto es la participación del magistral y octogenario guionista Jean-Claude Carrière, una figura icónica de la escritura occidental moderna que fue marca distintiva desde su trabajo en Francia con Buñuel hasta decenas de adaptaciones ejemplares de la literatura al cine. Sus trabajos han dejado en claro que su pluma es versátil y audaz, y que su capacidad de absorber el universo de los directores con los que ha trabajado es de una capacidad prodigiosa. En L’Homme fidèle queda expuesta que esta unidad de trabajo construida para la producción del guión es efectiva ya que confluyen la maestría, la elegancia y el conocimiento del lenguaje de parte de Carrière, más el mundo emocional, simbólico y dramático que ocupan el interés y el deseo de relatar por parte de Louis Garrel. Los diálogos sutiles van de la mano de un trabajo meticuloso en el subtexto generando un clima que evita lo explícito y permuta eso por la sugestividad. El guión entrama las situaciones con un hilo de humor negro medido pero contundente en el contexto del relato. Pero la mayor gracia y más destacada elegancia está ante todo en la mixtura que se articula entre el thriller francés moderno y la comedia romántica clásica por lo que el filme se constituye como una versión contemporánea de los cánones de aquellos relatos pasados y eternos. Por Victoria Leven @LevenVictoria