Ahí está el Detalle! En su momento se solía decir que Estados Unidos tenía a Charles Chaplin y México tenía a Mario Moreno -mejor conocido artísticamente como Cantinflas- en calidad de estandarte humorístico de la época dorada del cine mexicano. Sebastian del Amo rinde homenaje a quien supo ser en su momento el máximo humorista latino del planeta con la biopic Cantinflas, una vida de película (2014), repasando la vida y la carrera del comediante de los famoso bigotes separados. El núcleo del film gira alrededor de la participación de Cantinflas en la producción estadounidense La vuelta al mundo en ochenta días (Around The World In Eighty Days, 1956), film que significó un hito internacional en la carrera del actor sobrepasando los límites del mundo hispano parlante, el cual lo hizo ganador de un Globo de Oro. La estructura narrativa del film da saltos entre diferentes épocas en la vida de Moreno, rememorando sus inicios y su progresiva consolidación como primer figura del cine cómico mexicano en su época dorada, al mismo tiempo que va desmenuzando los pormenores, contramarchas e idas y vueltas de como llegó a participar de aquello que en su momento se consideró una de las mayores súper producciones norteamericanas. Del Amo ya había experimentado con el formato biográfico hace unos años con El fantástico mundo de Juan Orol (2012), donde narraba vida y obra del actor conocido como "el rey del cine negro mexicano". En esta ocasión vuelve a demostrar -junto a un soberbio trabajo de producción y diseño de arte- su capacidad para retratar con precisión el México del siglo veinte a través de las distintas décadas. El alto nivel de la producción se deja ver claramente en el vestuario, las locaciones y una soberbia reconstrucción histórica. Detalle no menor: la producción fue elegida por la academia de cine de su país para ser la representante en la próxima edición de los Premios Oscar como Mejor Película Extranjera. El español Óscar Jaenada se luce interpretando a Moreno. Su parecido físico es tan asombroso como la facilidad con que adapta su acento y copia hasta el más mínimo del humorista para utilizarlo en pos de una interpretación impecable. Michael Imperioli (Buenos Muchachos [Godfellas, 1990]) se pone en la piel de Mike Todd, el productor que se valdrá de todos sus trucos y artilugios para poner a Cantinflas en La vuelta al mundo en ochenta días junto a un desfile de súper estrellas del cine de la época. El film busca celebrar la carrera de Cantinflas haciendo hincapié en sus dotes humorísticos y actorales, su habilidad innata para la improvisación y su dedicación por el trabajo. De forma liviana y pasando muy de costado sugiere algo de su costado mujeriego y adúltero, cuestiones que parecen no tener un lugar de relevancia en esta visión de Del Amo sobre la vida del comediante icono del cine de su país.
Supongo que porque tengo muchos abriles encima, crecí viendo películas de Cantinflas. Mis padres lo amaban y cuando hace unos días tuve la oportunidad de ver esta biopic, debo confesar que no defraudó mis expectativas: Mario Moreno Reyes está fantásticamente recreado por Óscar Jaenada (una gran revelación) y quienes quieran una perspectiva sobre su historia, tendrán mucho que descubrir aquí. Tan importante es Cantinflas que el público en su país de origen la consagró como el segundo mejor estreno mexicano de la historia, por detrás de otro film que conocimos este año, “No se aceptan devoluciones” de Eugenio Derbes. El apoyo popular a esta reconstrucción de la vida del enorme comediante, está ampliamente justificado: Sebastián del Amo rescata momentos importantes para el artista, en función de lo que sucede en su país a cada paso del camino. Porque Cantiflas es México. Sus películas están unidas al sentimiento nacional y esto se refleja en esta superproducción donde ningún detalle parece haber quedado al azar. La propuesta parte de instalarse en un determinado momento de su carrera (digamos que hacia 1955) y desde ahí, mostrar a través de raccontos particulares, como se fue armando el destino profesional de la estrella. Para quienes no conozcan los sinsabores de la vida personal de Moreno, hay que decir que encontrarán aquí mucho material para entender su personalidad y los escenarios que tuvo que atravesar como hombre y artista. “Cantinflas” ofrece una destacada reconstrucción de época, composición fotográfica de nivel y una cuidada manera para traer eventos importantes al relato, haciendo la narración dinámica y entretenida, siempre sorprendiendo al espectador. Del Amo ofrece un justo homenaje al mexicano de oro y es una gran alegría que el público latinoamericano pueda acercarse a conocer más sobre este genial comediante. Muy buena.
El sueño mexicano del cine La película es una impecable invitación para investigar en la vida de uno de los actores más importantes de ese país. Una destacable actuación de Óscar Jaeneda. Mario Moreno nació en la Ciudad de México en 1911 y murió en la misma ciudad en 1993. Fue el cómico más popular de su país y probablemente de toda Latinoamérica. El mundo lo conoció como Cantinflas y su extensa y prolífica carrera forma parte de la historia grande del cine. En esta época en la cual el biopic está tan de moda, no es raro que el cine mexicano decidiera apostar a una biografía de su cómico más querido. El enorme éxito de taquilla en su país confirma que la figura de Cantinflas se mantiene vigente. México, incluso, la envía al Oscar para la selección de los films nominados a mejor película extranjera. Como un film biográfico de manual, Cantinflas combina dos momentos de su vida, sus comienzos, desde antes de llamarse Cantinflas hasta el proyecto más conocido a nivel mundial en el que participó: La vuelta al mundo en ochenta días. El arranque de la película es veloz y el interés por conocer más de la vida de Mario Moreno, lo vuelve más apasionante. Pero la energía inicial se va apagando o va cambiando, cuando el director decide que la superproducción sobre el libro de Julio Verne se convierta en el eje central de la obra. Sin saberlo, o tal vez a propósito, la película juega mucho con la situación de varios actores en el cine mexicano. Popularidad en su país de origen, pero el deseo final de llegar a Hollywood. Como si acaso el actor en una película americana fuera el máximo objetivo de aquellos que hacen cine en México. Tal vez lo sea para el director, tal vez por eso México mande esta película al Oscar, en un claro gesto demagógico. Pero más allá de la lectura, está claro que en Cantinflas conviven dos películas. Ambas son interesantes, pero se anulan mutuamente. Comparemos con la reciente El sueño de Walt, donde en lugar de contar la vida entera de Walt Disney y la autora de Mary Poppins, se elige sólo contar el momento en el que ambos se reúnen en un film. Es interesante la historia de La vuelta al mundo en ochenta días y la lucha de su productor, Michael Todd, por conseguir llevar adelante semejante proyecto. Pero esa es otra película, muy diferente a la vida de Cantinflas. Para quienes no conocen a Mario Moreno, esta película tal vez sea una invitación a investigar más sobre su interesante historia. Como era de esperar, Óscar Jaenada, en el rol protagónico, realiza una actuación impecable, digna de destacarse. Caeré en el lugar común y para hablar sobre su gran actuación tan sólo diré: Ahí está el detalle.
De las muchas estrellas y/o artistas que México tiene a nivel internacional, una de ellas es Mario Moreno, mejor conocido como Cantinflas. Protagonista de una gran cantidad de películas de la época del cine de oro mexicano, su forma de actuar y de hablar era tan única, que incluso en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, existe el verbo cantinflear. Así, dirigida por Sebastián Del Amo, Cantinflas, narra la vida y obra de este mítico personaje, desde sus inicios en una carpa ambulante en Veracruz, hasta su máximo triunfo: el Globo de Oro en 1956 por la grandiosa “La Vuelta al Mundo en 80 Días” por encima del mismísimo Marlon Brando. La parte buena del filme es sin duda Oscar Jaenada. Mucho se habló sobre la decisión de elegir a un actor español para interpretar a alguien tan mexicano como Cantinflas, existiendo tanto talento nacional. Pero debemos decir que es sin duda el mayor acierto de la película. Nunca se nota el acento español del actor, y sin duda se nota que el trabajo previo fue arduo: los gestos, las poses y esa manera tan singular de hablar es respetada al máximo. Sin embargo, tiene sus partes malas que, desafortunadamente son mayores. La vida y obra de cualquier artista nunca está exenta de escándalos y problemas, pero aquí, se los saltan en beneficio del personaje. Si bien tocan el tema del sindicato de actores y su infidelidad, son mínimas las intervenciones, de modo que no se manche la imagen de santo de Moreno. Y el montaje, que durante la primer hora de la película, es tan extraño y confuso, que parece que tienen prisa por terminar. Juega peligrosamente en la línea difusa de la persona y el personaje, que no sabe diferenciar cuando es papel y cuando es humano. La película es disfrutable por lo que Cantinflas era en sí mismo. Pero como trabajo biográfico, queda mucho a deber.
¿Y, donde está el detalle, joven? Finalmente, luego de tantos años de disputas legales -algunas continúan-, llega un filme dedicado a la figura del gran comediante mexicano conocido como Cantinflas. Claramente, la intención de esta película es homenajear al amo de las carpas que supo conquistar a toda habla hispana y triunfar en Hollywood, sin ahondar en aspectos negativos de su vida. Para semejante empresa consiguieron a un actor catalán, Óscar Jaenada, que impacta por su parecido físico con el cómico y además logra interpretar sus modos de actuar y de hablar de una forma asombrosa, al punto de parecer el mismísimo Cantinflas cuando actúa como él en las escenas que muestran el rodaje sus películas. La historia se narra entre dos tiempos. En 1955, cuando el productor Michael Todd (Michael Imperioli) trabaja en la producción del filme "La Vuelta al Mundo en 80 Días", película que promete ser monumental por su despliegue y especialmente por su elenco. Para ello, Todd trabaja en una nueva idea que consiste en lograr que figuras súper estelares participen brevemente en el filme, gratis; o a cambio de algún regalo o favor. Todd creaba así los cameos. En 1931 vemos a un muchacho esmirriado en busca de trabajo, se llama Mario Moreno y consigue ubicarse en una carpa de variedades para limpiar, asistir a los artistas y echar a algún borracho si hace falta. Las dos historias están en marcha y encaminadas para encontrarse. En ese camino veremos el nacimiento del personaje del "peladito", conoceremos el origen del nombre "Cantinflas", apreciaremos su ascenso social, sus problemas conyugales y su lucha sindical junto a Jorge Negrete. Visualmente atractiva, filmada con buen ritmo, esta película cuenta casi todo lo que se debe saber sobre Mario Moreno "Cantinflas", sin embargo, aunque es apreciable el poder de síntesis que tiene el guión, algunos aspectos de su vida ameritaban cierta profundización, mayor densidad narrativa. A favor cuenta con la soberbia actuación de Jaenada, pero por el contrario, los personajes secundarios no tienen profundidad alguna y muchos de ellos están muy mal presentados. Es incomprensible que Imperioli deba llevar un peluquín de cuarta cuando Todd no lo usaba. Su pésima caracterización se salva por el talento del actor. En general, los personajes famosos que se representan en el filme no están bien logrados, con excepción de Marlon Brando o Liz Taylor, a cargo de la bella Bárbara Mori. El resto es producto de un casting hecho con la luz apagada. "Cantinflas" es un amable homenaje, merecido por cierto, a un hombre que dentro de México fue mucho más que un cómico y que sirve para echar luz sobre su figura, para que muchos la recuerden y otros la conozcan.
La historia de Mario Moreno Cantinflas (muy bien Oscar Jaenada) desde sus comienzos al gran éxito, con muchas referencias históricas, gran reconstrucción de época. Interesante.
CANTINFLAS retrata la vida de uno de los más grandes iconos del cine mexicano. Pero además de oficiar como homenaje a Mario Moreno, es una cinta que refleja el contexto de una época y un canto de amor a la industria cinematográfica clásica. Las recreaciones del Hollywood de oro, se suma a la notable interpretación de OSCAR JAENADA, un trabajo que nunca cae en la imitación fácil, por el contrario es una performance cautivante, sensible y muy emocionante. Ver a JAENADA en pantalla es ver a CANTINFLAS. El guión, sin fisuras, el diseño de producción, la fotografía redondean una película de visión obligatoria para todos los amantes del cine latino, y el enorme legado de un artista transformado en mito.
Con un divertido Oscar Jaenada Sobresale por su vistoso diseño de producción, la elección de locaciones que permiten al espectador conocer lugares de entretenimiento de la década del "50 y una destacada actuación del para nosotros desconocido, Oscar Jaenada. Se trata de la biografía del que sería internacionalmente célebre, Mario Moreno, llamado Cantinflas, conocido actor cómico, considerado el Charles Chaplin de México. El filme habla de su llegada para probar suerte como boxeador en Veracruz, su fracaso y su incorporación a una suerte de teatro de variedades de un ruso emigrado con sus hijas, las hermanas Zuvareff, una de las cuales Valentina, se transformaría en esposa del actor, con quien permanecería unido hasta su muerte. Adoptando para su personaje el tipo del "pelado", hombre de pueblo al que parodia, alcanza un extraordinario éxito y se transforma en un ídolo popular y querido. Y posteriormente el mundo del cine lo proyecta a todo el público hispanoparlante. VIDA FAMILIAR La película, que se desarrolla en base a flashbacks, toma también la figura del productor Michael Todd, que fuera esposo de la actriz Liz Taylor en el momento en que intenta filmar "La vuelta al mundo en 80 días", en la que tendría un importante papel Cantinflas como el personaje de Passepartout y lograra un éxito millonario y varios premios Oscar. "Cantinflas" se centra en la vida familiar de Cantinflas con su esposa rusa, que trató de superar la imposibilidad de tener hijos con la adopción de un niño. Fragmentos de su intervención en el Sindicato de Actores, donde alcanzó gran importancia, el encuentro con Todd y la salida a la luz de los problemas de personalidad que su mujer le adjudicaba como la imposibilidad de conocer a Mario Moreno, que siempre se escondía tras el personaje de Cantinflas. CON BUEN RITMO "Cantinflas" sobresale por su vistoso diseño de producción, la elección de locaciones que permiten al espectador conocer lugares de entretenimiento de la década del "50 y una destacada actuación del para nosotros desconocido, Oscar Jaenada, que toma el personaje del cómico y lo da vuelta como un guante, logrando una composición divertida y fresca. Hay buenas actuaciones especialmente de Ilse Salas, como la esposa, Michael Imperioli (el Christopher Moltisanti, de Los Soprano) en el papel de Michael Todd. Aparecen figuras de la época como Chaplin, María Félix, Marlon Brando, Yul Brynner, Frank Sinatra y otros que llaman la atención por la poca similitud con los famosos personajes y aparecen sin la fuerza original de los verdaderas figuras. Con buena música; "Cantinflas" tiene un guión un tanto esquemático y que trata de aunar la trama Todd y la de Mario Moreno sin conseguirlo. Hay buen ritmo, pero algunos minutos de más.
La historia del “pelado” multimillonario Estrenada en México el mes pasado y precandidata al Oscar por su país, Cantinflas es una “película de prócer”. En esa condición queda estampado Mario Moreno, presentado no sólo como cómico genial (que lo era), sino como un simpatiquísimo caradura (que lo debe haber sido, al menos hasta que se hizo superrecontramillonario), corajudo sindicalista del rubro cinematográfico (en parte lo fue, pero no al punto de héroe de western al que la película lo eleva), acogido finalmente en el cielo de Hollywood. Tras lo cual, como se sabe, sólo queda la muerte. Aunque Cantinflas haya actuado en una sola película filmada en ese paraíso, La vuelta al mundo en 80 días (1956), como el inefable Passepartout imaginado por Julio Verne. Partiendo de la base de que más alto que ese globo no se puede volar, esta biopic toma como eje la gestación de ese elefantiásico operativo de marketing tramado por el productor Michael Todd, narrando en paralelo el surgimiento de Cantinflas como tal, a comienzos de los ’30. Era tan rápido para la improvisación este hijo de un cartero que hasta su nombre artístico lo pescó al vuelo. Durante una actuación de sus comienzos, en un teatro de varieté, alguien del público le gritó, ofuscado: “¡Vete a la cantina en la que te inflas!” (vaya a saber lo que quiso decir), y de allí el veloz Moreno contrajo su alias. Nombre y personaje: Moreno imitó la vestimenta y el hablar de la clase de campesino pobre e iletrado a la que en México llaman “pelado” (por no tener un peso) y lo que en el mundo de la caricatura se llamaría “mono” quedó establecido para siempre. Siguiendo la línea tradicional de la biopic, esta película dirigida por Sebastián del Amo lo dibuja en su ascenso al estrellato, caída (en la condición de ricachón y mujeriego), redención (cuando vuelve con su esposa, que era, curiosamente, una refugiada rusa) y gloria, cuando a falta de Oscar levanta el Globo de Oro, poco menos que como si fuera el Nobel. La clase de película en la que se notan las pelucas, los que empiezan haciéndose los rusos al rato se olvidan de que lo eran, el que hace del sublime Agustín Lara canta fuera de sincro, a un tipo cualquiera lo pelan y ya es Yul Brinner y todo está fotografiado con un filtro flú que no se sabe para qué (y además queda feo), no hay duda de que Oscar Jaenada, que hace del cómico, logra estar a su altura. Lo más asombroso de todo es que Jaenada... ¡es español! No se entiende cómo hizo este catalán para encarnar creíblemente al más mexicano de los mexicanos del siglo XX. Desde ya que son tan graciosas sus memorables sanatas como Cantinflas (el dominio de la lengua popular de Moreno era equiparable al de su contemporánea Niní Marshall en el personaje de Catita) como las ocurrencias al paso del propio Moreno. Pero todo eso representa apenas un diez por ciento de una película que en más de un momento da vergüenza ajena.
Jaenada, razón excluyente para recomendar “Cantinflas” Dos héroes evoca esta película: el gran cómico Mario Moreno, alias Cantinflas, a quien los mexicanos deben la conquista del mercado hispanohablante, la Casa del Actor, y la presencia del verbo cantinflear en el diccionario de la Real Academia, y el empresario Michael Todd, a quien los norteamericanos deben varios aportes al show business, la pantalla Todd-AO para no pagar el uso del Cinemascope, y, en especial, la creación del cameo, yeite que permite acrecentar el número de estrellas sin vérselas negras después, para pagarles. Ambos hicieron brillar "La vuelta al mundo en 80 días", un suceso internacional de los años 50, que los conocedores todavía aprecian. Ese proyecto fue posible gracias al cómico. Por eso, la anécdota que une a ambos héroes sirve para recordarle al mundo entero que, sin mexicanos, más de un norteamericano estaría perdido. Viceversa, gracias a ese suceso, Moreno fue el primer mexicano que ganó un Globo de Oro en el Hollywood todavía desdeñoso de los "hispanos" como él. Y les ganó a Yul Brinner y Marlon Brando, nada menos, que eran los actores de moda. Pero ahora surge acá un tercer héroe, indispensable para que todo esto pudiera contarse: el grandioso camaleón catalán Oscar Jaenada, un flaquito que años atrás vino a Pantalla Pinamar con el biopic de Jaime Chávarri "Camaleón". Ahí él era, auténticamente, Camarón de la Isla. Acá es Mario Moreno, en pose, voces, todo, sin error alguno. Para más, lo representa con toda naturalidad a lo largo de 26 años de vida: el muchachito que llega a una carpa de variedades en 1930, los intentos de boxeador y novillero, las sátiras, el origen del personaje Cantinflas, la evolución, su forma de plantarse y hablar según fuera el público o el escenario, la vida sentimental, las crisis y reconciliaciones matrimoniales, las luchas gremiales, que llegaron al uso de las armas, la inauguración del Teatro de los Insurgentes con un enorme mural de Diego Rivera, la consagración de 1956, etcétera. Y cuando uno cree que Jaenada ya se lució de todos los modos posibles, ahí aparece en los créditos finales, recreando el famoso baile de Cantinflas con Elaine Bruce en "El bolero de Raquel". Un actor admirable, pero que (lamentablemente esto también hay que decirlo) es lo mejor y lo único irreprochable de la película. El estilo medio anticuado, las libertades históricas innecesarias, la discutible elección de ciertos intérpretes para encarnar figuras famosas, son limitaciones graves, aunque menos que la ignorancia de las nuevas generaciones. Por ejemplo, es muy buen guiño cuando Rafael Amaya gira en su taburete tal como hace Frank Sinatra en "La vuelta al mundo...". Lástima que no se parece a Sinatra, y que los espectadores actuales nunca vieron "La vuelta al mundo..." Tampoco saben quién era Cantinflas. Bueno, eso les pasa por llegar tarde. Pero están a tiempo para saber quién es Jaenada. Idea y producción, Adolfo Franco y Vidal Cantú, de Kenio Films, Monterrey. Investigación y libreto con licencias dramáticas, Edul Tijerina. Dirección, Sebastián del Amo, autor de "El fantástico mundo de Juan Orol", sobre el histórico director de cine popular que hizo "La mesera coja del café del puerto", "Gangsters contra charros" y "El fantástico mundo de los hippies". Puro México.
EL ARTISTA Y LA DOBLE PERSONALIDAD La mayoría de los países se encuentran representados por al menos un actor que lo representa históricamente en la comedia. En Estados Unidos es Chaplin, sin lugar a dudas, acá en Argentina podrían ser Olmedo y Tato Bores, y en México son Chespirito y Cantinflas. Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes, nacido en 1911, construyó este personaje que se asoció siempre a la identidad nacional de su país y le permitió realizar una larga y exitosa carrera que lo llevó incluso hasta Hollywood. Con su simpático bigote, al que le faltan pelos en la parte donde Chaplin sí los tiene, ganó un Globo de Oro en 1956 y logró que 21 años después de su fallecimiento se estrene internacionalmente su película biográfica. Sin embargo, más que una biografía o pseudodocumental, “Cantinflas, una vida de película” es un drama lleno de comedia compuesto por la doble personalidad del artista. Mientras que Mario Moreno es una persona que se conforma con amar y hacer reír sencillamente a la gente, Cantinflas es un famoso producto que tiene que generar cada vez más entretenimiento para satisfacer su demanda, alejándose así de lo que más valora en el mundo: su familia. De esta manera, la doble máscara teatral invadirá su vida y lo llevara a vivir hechos que tocarán lo más profundo de sus emociones. A raíz de esto, no resulta casualidad que la estructura de este film dirigido por Sebastián del Amo se encuentre dividida en dos tiempos que se intercalan constantemente. El primero de ellos, pasado, cuenta el llamado que le hacen a Cantinflas para participar de la producción estadounidense de “La vuelta al mundo en ochenta días” (1956). El otro, aún más pasado, narra sus inicios en el mundo del espectáculo y su salto a la fama. Estos dos polos opuestos conforman una trama circular en la que la estabilidad emocional va cayendo y decayendo esporádicamente. Y como era de espererar, para que esta película se convierta en la elegida para representar a México en la próxima edición de los Premios Oscar, el actor del papel protagónico debía ser elegido con pinzas. Así fue. El personaje principal está maravillosamente actuado por el español Óscar Jaenada, quien interpreta excelentemente a un mexicanazo lleno de mil caras graciosas y con un humor muy similar al de “El Chavo del Ocho”. El actor de 39 años, quien trabajó en “Los límites del control” (2006) bajo la dirección de Jim Jarmusch y también hizo de oficial español en “Piratas del Caribe 4: En mareas misteriosas” (2011), se luce haciendo de payaso tanto cuando está feliz como cuando está triste. Además, el reparto también cuenta con la participación de Michael Imperioli (Goodfellas, 1990), quien se pone en la piel de Mike Todd, un productor que busca a las mejores estrellas para rodar su próxima película. Por otro lado, la recreación artística es impecable en cuanto a vestuario y locaciones e incluso se acuerda de incluir el violeta en los ojos de la gran Elizabeth Taylor. De esta manera, el espectador logra viajar a esa Norteamérica del siglo XX teñida por el desorden social y el consumo del público de masas. Parece ser que Del Amo aprendió con la experiencia ya que no es la primera vez experimenta el formato biográfico. Anteriormente, había realizado una película sobre la vida y obra del ‘rey del cine negro mexicano’ llamada el “El fantástico mundo de Juan Orol” (2012). En fin, tenemos la película de la vida de Cantinflas convertida en el drama de un tipo humilde con el que muchos nos sentiremos tocados casi hasta el borde de las lágrimas. Es un personaje con el que más de uno se sentirá identificado. Aptísima para todo público.
Supera el desafío Recuperar la figura del popular actor mexicano no era sencillo, pero la película lo logra. La recuperación biográfica de la figura de Mario Moreno, el popular Cantinflas, resulta per se, un acto de justicia. Además, la película de Sebastián del Amo retrata un época de gloria del cine mexicano, de los ‘30 a los ‘60, en la que el país más populoso de habla hispana dio a sus más grandes figuras en el mundo del arte. Una película de época con carpas, toreros y nostalgia de teatros y empedrados. A primera vista, el filme ofrecía una duda desde su protagónico, en manos del español Oscar Jaenada. Pues bien, la duda de si un español podía componer a un personaje tan mexicano queda saldada. Jaenada supera ampliamente el desafío. Un desafío para nada menor, tratándose de un "pelado", una figura nacida del vulgo mexicano con un lenguaje de su lugar de origen, un reflejo de las clases bajas y una reivindicación de ellas. Un artista popular. La película elige transitar sus orígenes indefinidos, como cadete en una carpa de pueblo, dando el salto a las tablas, eligiendo su apodo de una provocación tribunera. Y también hay una historia de amor, con su rusita, Valentina Ivanova. Y otras no menos importantes, como su relación con los sindicatos y otra lucha fundamental, contra su ego, contra el influjo de su salto económico y popular. Las mieles de la fama. Cantinflas mezcla los dos mundos del artista, el de sus orígenes y el de su destino, para lo que le arma una galería de personajes. Desde el productor ruso Jacques Gelman al mismísimo Chaplin. Tránsito que no interfiere en la espontaneidad del artista. Una reivindicación del monologuista natural, incapaz de seguir un guión, pero absolutamente creativo para inventarlo en escena, o como dijo Carlos Monsivais, un referente de los iletrados que toman el lenguaje como pueden. Se entiende por qué México la llevará a competir por el Oscar (en los EE.UU. se estrenó en 400 salas). Pero la relación de la película con el mundo Hollywood es lo más criticable. Mientras cuenta los 30 años de auge del actor, va desgranando la trama de su participación en La vuelta al mundo en 80 días, que le significó el mayor éxito de su carrera en el país del norte. A través de esa historia, amplificada en contraste con su carrera local, aparece lo peor de la película. Estereotipos bien americanos, como la lucha entre el mercado y la libertad artística en Los Angeles, que redundan en la banalización de otros nombres. Y en un mensaje claro: lo popular beatificado por el mercado. Ahí está el detalle.
Biopic superficial Mario Moreno, Cantinflas, tuvo una larga y fecunda carrera. Por eso, que el cine le haya dedicado una película tan obvia, torpe y superficial como ésta resulta no sólo una injusticia, sino también una enorme decepción. Cantinflas trabaja sobre dos líneas narrativas: una describe la odisea del productor Michael Todd por concretar La vuelta al mundo en 80 días, film que consagraría a Cantinflas en el ámbito internacional; la otra, bastante más previsible, es una suerte de "grandes éxitos" de la vida del artista. Si la primera tiene algún interés cinéfilo (allí aparece Chaplin ya viejo y se muestra la dinámica de un estudio tan particular como fue United Artists), la reconstrucción de la vida de Moreno es trabajada siempre de forma subrayada y superficial, con diálogos didácticos, y gestos y miradas que no dejan lugar a dudas. La de Oscar Jaenada es una buena caracterización. Podría haber sido incluso una actuación convincente si le hubiesen tocado en suerte situaciones más estimulantes y menos obvias.
Biopic sobre el gran comediante estrella del cine Méxicano que trascendió las fronteras y se convirtió en ídolo mundial. La historia comienza con Mike Todd, un excéntrico productor de Broadway, que llega a Los Ángeles con un proyecto de película bastante descabellado, La vuelta al mundo en 80 días, con el que quiere sacudir el star-system de Hollywood. Mario Moreno es un cómico que se gana la vida en las carpas de la Ciudad de México. Su personaje Cantinflas lo lleva a volverse un ícono del cine mexicano, y uno de los personajes más importantes de la industria fílmica. Sus caminos se cruzan en una película que terminará ganando cinco premios Oscar, y un Globo de Oro para Mario. Sorprende el parecido fisico e histriónico del protagonista, los flashbacks en como el realizador vá armando el rompecabezas con la vida del humorista. La militancia política, su manera de actuar e improvisar, sus amores, filmes, etc están plasmados en una película muy bien realizada, atrapante que llevará a conocer un poco más al mito y porque no a nuevas generaciones que desconocer al artista. Sobresale la ambientación y música del gran Roque Baños.
Tributo a un cómico popular Dos tiempos se cruzan en la película de Sebastián del Amo, Cantinflas: los comienzos del cómico popular mexicano en los años 1930/40 y las instancias previas a la filmación de La vuelta al mundo en 80 días, su consagración en Hollywood en 1955. Un homenaje es una decisión que determina las facetas del personaje elegido, su mejor perfil, y también, un modo de contar vida y logros del notable en cuestión. Cantinflas, la película, revive la comicidad de Mario Moreno (1911-1993) y su estilo, construido a base de una profunda observación y de las ventajas que ofrece una identidad asumida con claridad. El logro de la biografía es el actor catalán Óscar Jaenada que realiza un trabajo extraordinario en el rol de Cantinflas/Moreno, además, planteado en evolución. La gestualidad acompaña el modo de hablar, los modismos y tonos que el actor entrenó asistido por un imitador de Cantinflas. El guión inicia el relato cuando Michael Todd (Michael Imperioli) anuncia, antes de confirmar el elenco de estrellas, la realización de la película más taquillera de la historia. El pícaro bont vivant, metido hasta el cuello en los compromisos con los productores, busca a Cantinflas para un cameo (sería un indio o algo así, a tono con la desvalorización de la que eran objeto los mexicanos). A partir de esa aventura, del Amo reconstruye la historia del hombre que comenzó a actuar por casualidad en las carpas, de puro gracioso y con la fuerza del hambre. Ése fue su patrimonio y fortaleza. Cantinflas captó al público desde el corazón y nunca traicionó su estilo. Aparece por ahí alguna escena en que, ya famoso en México, descuida a su esposa (expresiva Ilse Salas en el rol de Valentina Ivanova), pero nada se dice de los claroscuros de la fama ni se problematiza al personaje. La otra línea de la historia es la mirada en torno a los grandes estudios y la fábrica de éxitos, escenas que corren paralelas a la actividad gremial de Cantinflas que termina expulsando a los corruptos de la Asociación Nacional de Actores, Anda. El diseño de la película que recrea los ambientes entre palmeras y autos caros, o la magia circense de los cómicos populares en México, así como las breves intervenciones de personajes célebres (Charles Chaplin, el mejor; Marlon Brando, idéntico; María Félix, la diosa) se complementa con la fotografía de Carlos Hidalgo. "Sigue siendo tú mismo", fue el consejo y la clave del éxito de Cantinflas. La película lo visita en el altar y renace el mito que conforma a los públicos de ambas márgenes del Río Bravo.
Había una vez un cómico Se cuenta que en sus comienzos, mientras actuaba en una carpa (un tipo de teatro popular y ambulante mexicano), alguien del público, no muy conforme con lo que veía, le gritó: "¿En qué cantina inflas?", creyendo que estaba borracho, ya que no le entendía una palabra. Ése fue el bautismo, según el mito que retoma la película, de uno de los personajes de ficción más recordados de América Latina: Cantinflas, aquel indigente delirante e ingenioso del espectáculo azteca. Cantinflas intercala dos tiempos distintos: Avanza y retrocede desde los años 30 hasta los 50, alternando dos momentos en la carrera del artista: Mario Moreno Reyes, el muchacho anónimo de cuna humilde, que probaba suerte como boxeador o torero y sólo un poco más tarde, por mera casualidad, se topó con los escenarios, donde parió a su personaje predilecto; los días en que se gestó y rodó La vuelta al mundo en 80 días, aquella megapelícula sobre la novela de Julio Verne, ganadora de Oscars y Golden Globes (uno se llevó Moreno Reyes, como mejor actor): un “crossover” que le valió el reconocimiento de Hollywood y la admiración de Charles Chaplin. La película opera como una biopic y busca representar la vida del cómico en cuestión, pero abre líneas narrativas que luego no desarrolla –su pertenencia a una clase baja, su relación con el público que se identificó con él y lo hizo popular, el vínculo accidentado con su pareja, la fama, el dinero, el reconocimiento social, su militancia política al frente del sindicato de actores–. Bajo la excusa de haber elegido contar cómo este mexicano llegó a los estudios hollywoodenses, la película quiere abarcarlo todo, pero termina por quedarse en la superficie, sin desplegar el relato. Una gran cantidad de planos dedicados a las marquesinas de los cines, las alfombras rojas, las estrellas del star system, los sets de las majors y otras escenas del cine dentro del cine, todos ellos elegidos para hacer avanzar lo contado, dejan entrever la fascinación, muy probablemente del director, por la industria (esto se confirma sobre todo si se tiene en cuenta El fantástico mundo de Juan Orol, su anterior película, dedicada a otra figura del cine mexicano de la época de oro). Así se entiende el uso de ciertos recursos de este tipo de cine, que aquí son nada más que fórmulas efectistas no logradas del todo, que procuran provocar emoción y empatía con el protagonista, pero sólo repiten lugares comunes. El trabajo que logra Jaenada con mucho oficio, gana en muchos aspectos: parecido gestual, cadencia de la voz y sus pausas, pero pierde fuerza y se aleja de la gracia del personaje original por el esquematismo y la falta de despliegue del guión, que le niega la densidad dramática que se merece. Cantinflas es una película fría porque se mantiene distante con el personaje homónimo. Lo conoce bien, sin dudas, pero nunca logra intimidad: por el contrario, es un desfile de anécdotas que no crecen, de detalles (sutilezas, las que mejor hablan por las personas, casi siempre) que nunca aparecen. No es posible saber cómo y qué piensa el personaje y por eso no hay afinidad posible. Tanto es así que una vez concluida la película todavía resta saber quién fue Cantinflas.
Un despliegue técnico y actoral notable, pero desgraciadamente al servicio de un guion flojo. Mario Moreno Cantinflas es, por amplio margen, uno de los cómicos de habla hispana mas reconocidos en el mundo, por no decir el primero y el que ha abierto una puerta que permitió que tantos otros hispanohablantes pudieran trascender en el mundo del espectáculo mas allá de las fronteras. Una trayectoria que tuvo su punto de partida en el mas humilde de los orígenes circenses, hasta terminar como co-protagonista de La Vuelta al Mundo en 80 Dias, que se alzó con el Oscar a la Mejor Película de 1956. La materia prima para una biopic está. Ahora cómo se la use, eso es otra historia… ¿Cómo está en el papel? La película cuenta dos historias. Por un lado cuenta la travesía que tuvo que emprender el productor Michael Todd para que Cantinflas acceda a integrar el ensamble multiestelar de La Vuelta al Mundo en 80 Dias. Paralelamente, cuenta la historia de como Cantinflas pasó de ser un artista circense, a trascender en el teatro, y finalmente en el cine. Todo esto por supuesto también mostrando al hombre detrás del cómico; su lucha por formar un sindicato de actores en México y la dificultosa relación con su esposa. Una frase define al guion de esta película: Cantinflas Greatest Hits. Es decir una concatenación de los mas grandes logros de Cantinflas, mostrando poco y nada de su lado oscuro. Decir que esto es una falla sería excesivo, pero tampoco tiene los suficientes puntos para ser llamado un acierto. El guion de esta película obviamente partió de la premisa que atrae a muchos productores a contar una historia de vida: La de que un gran personalidad haya sido alguna vez una persona común como las que ocupan las butacas. Ese apartado lo tienen cubierto, pero no es suficiente. Falta un ingrediente fundamental para que el factor identificatorio sea completo: Mostrar las debilidades, las bajezas, los defectos, esa multidimensionalidad que hace que ese personaje en la pantalla se sienta real. Eso acá tiene su presencia pero de una forma superficial; metida con calzador y les diría que a ultimo momento. Siendo así, el drama parece un culebrón telenovelesco que estoy seguro quisieron evitar. No pudieron. ¿Cómo está en la pantalla? El despliegue técnico de esta película, en particular la fotografía y la dirección de arte, es notable por su nivel de detalle y su uso del color. A la altura de las mejores producciones Hollywoodenses; una de las pocas producciones latinas que he visto que tenga este nivel de calidad. Por el costado actoral, me quito el sombrero ante Oscar Jaenada. Este caballero no es un actor que hace de Cantinflas. No es un imitador de Cantinflas. Oscar Jaenada ES Cantinflas y le sale genial; para quitarse el sombrero. La otra gran actuación de la película es la de Michael Imperioli, con una calle, una labia, y una pasión inamovible en su papel de Michael Todd que entra en simpatía con el espectador tan inmediatamente como lo hizo la interpretación de Jaenada. Conclusión El que quiera ver al hombre detrás del mito, se va a llevar una desilusión porque la película claramente no va para ese lado. Pero si quieren reír, aunque sea un poco, y ver los pormenores de alguien que muchas veces nos hizo reír, y a cargo de una interpretación fiel y sentida, enmarcada dentro de una puesta en escena de gran calidad, tal vez quieras darle una chance. Pero debe decirse que es una historia que si bien no hace agua, no involucra al espectador mas allá de la admiración de un caramelo visual y una gran labor interpretativa.
La biopic equivocada. Mario Moreno Cantinflas fue considerado el actor mejor actor pago del mundo luego de ser parte de “La Vuelta al Mundo en 80 días”, su primer película en el mercado americano y calificado por el propio Charles Chaplin como el mejor comediante del mundo. El director Sebastián del Amo nos trae su vida, en esta biopic de 102 minutos que nos cuenta los inicios del artista, su éxito en el mercado mexicano, su participación en el sindicato de actores hasta llegar a Hollywood mientras en paralelo nos habla de la lucha del productor newyorkino Michael Todd para producir la película “La Vuelta al Mundo en 80 días”. El trabajo del español Óscar Jaenada (Atraco) haciendo de Cantinflas es extraordinario, ha conseguido capturar la esencia del original con sus tonos de voz y con su apariencia, aunque es demasiado galán para interpretar a un Mario Moreno que definitivamente no se caracterizaba por tanta belleza. Pero quien si captura en la pantalla es Michael Imperioli (Los Sopranos, Goodfellas) que en su papel de Michael Todd, hace de Cantinflas un film mucho más entretenido e interesante. Cantinflas Es tan fuerte la segunda historia, que por momentos más que biopic de Cantinflas estamos viendo la historia de cómo el gran productor y ganador del Oscar, Michael Todd, logra conseguir a Mario Moreno en su film, cómo involucra a personalidades destacadas del mundo de Hollywood para llevar adelante su gran proyecto y cómo consigue obtener el éxito y hacer trascender a un actor latinoamericano al mundo. El film arranca muy bien, contando un poco sobre ese joven Moreno que después de probar como boxeador o barredor en una carpa, logra acceder a una prueba en un escenario. Desde ahí, todo lo que se narra sobre su vida no es llamativa, muchos sucesos que se mencionan quedan truncos en la pantalla y no hay una evolución de los personajes. Cantinflas_Michael-Todd En cambio, con Imperioli como Todd, nace otra película. Cada escena donde expone su proyecto y donde trata de convencer a los capitalistas es genuinamente de un atractivo superior. Quizás porque muestra un poco cómo se manejaba esa industria en esa época o quizás por cómo están pensados los diálogos, que en comparación a todo lo que se muestra sobre Cantinflas, hay una gran diferencia. El trabajo cinematográfico de Del Amo es bueno, pero parece que hizo dos películas en una y perdió el eje a la hora de definir qué contar sobre lo que se suponía relevante por más hilo conductor que exista. No deja de ser entretenida, pero a mí como biografía de Cantinflas me quedó corta.
Desde el título, la impronta y las características de la producción se entienden bien por qué “Cantinflas” es la elegida por México para representar al país en la carrera por un lugar en la terna del Oscar 2015. Si el contenido de esta biopic tuviera el mismo brillo que su máscara estaríamos frente a una seria candidata. Que Mario Moreno “Cantinflas” haya sido, y sigue siéndolo, un actor icónico en México es innegable, así como también su trascendencia más allá de las fronteras con clásicos como “Ni sangre, ni arena” (1941), “El señor fotógrafo” (1952) o “El profesor” (1971). Peluquero, boxeador, canillita, gendarme, maestro de escuela, portero, zapatero, son apenas una muestra de los múltiples oficios populares encarnados por el actor mexicano, lo que lo llevó a tener un peso sublime en la masa trabajadora de su país, que rápidamente lo convirtió en su referente. Como siempre, los pueblos idolatran a aquellos que lo hacen reír, pero mucho más si esa risa es provocada por el incorruptible valor de la comedia cuando esta funciona como un espejo en el cual verse reflejado. En este sentido, el actor fue al país del tequila lo que Niní Marshall o Luis Sandrini al nuestro. Estos antecedentes deberían ser una sólida plataforma de la cual partir para realizar el retrato de alguien que tuvo tanta importancia en su tiempo y en el saber popular de un país. Por eso resulta una extraña paradoja que “Cantinflas” apunte sus cañones a Hollywood como producto de exportación, en lugar de buscar una identificación visual y narrativa más emparentada con la propia historia de la cinematografía mexicana. En cambio, el novato Sebastián del Amo se aleja de casi toda posibilidad de bajar su criatura a los terrenos culturales a los que pertenece y lo endiosa a niveles muy cercanos al divismo y a la adulación exacerbada. El resultado es una obra desangelada que confía más en la recreación de época que en la historia. Parece extranjera en su propio lugar de origen, y de hecho uno de los momentos de la vida del actor en donde hace hincapié es su participación en “La vuelta al mundo en 80 días” (1956), y su respectivo Globo de Oro en 1957. Todo en “Cantinflas” tiene un tufillo artificial, el vestuario, una fotografía glamorosa, la banda de sonido algo melodramática, y una puesta de cámara que busca un glamour deliberado. Sería necio negarlo: se ve y suena profesional, el punto es si es aplicable o no a la idea. En todo caso, los laureles se los lleva la estupenda personificación de Oscar Jaenada, comenzando por hacernos olvidar su origen español. La minuciosa investigación de los movimientos, formas de hablar, modismos y ademanes remiten a lo hecho por Robert Downey Jr. en “Chaplin” (1992). Aun así, la dirección de actores no se molesta demasiado en marcar las diferencias (que las había y muchas) entre el hombre y la estrella. En todo caso si sólo la actuación es la gran virtud a rescatar de “Cantinflas” estará en cada quién probar si eso justifica la salida. Queda la posibilidad latente de hacer algo mejor con semejante figura.
El icono cinematográfico más importante de México, Mario Moreno “Cantinflas” ya tiene película. El film de Sebastian Amo hace hincapié en la preproducción del rodaje de “La vuelta al mundo en 80 días” de 1954, como punto de partida la historia comienza en los días previos a la reunión entre el productor norteamericano Michael Todd y Mario Moreno para presentarle el guion. Mediante el flash back se narra la vida del artista, sus humildes inicios en un pequeño escenario en los años 30, pasando por sus luces y sombras, su cargo como Embajador de la Paz de la OEA, sus vínculos con el poder, su actividad gremial defendiendo a los actores y el éxito que logra en Estados Unidos. La película hace un paralelismo con “el vagabundo” de Chaplin y su activismo social, siendo el mismo Charles Chaplin quien cataloga a “Cantinflas” como “el mejor comediante del mundo” y quien da un punto de giro a la visión de Mario Moreno. Protagonizada por el español Oscar Jaenada (‘Piratas del Caribe. En mareas misteriosas’, ‘La herencia Valdemar II: La sombra prohibida’), la elección de un actor extranjero trajo polémica en México, su entonación está muy bien lograda, pero el relato superficial enfatiza las actuaciones teatralizadas, poco profundas. El film roza los campos, las políticas sociales, los méritos de su carrera, su vida en general, queriendo mostrar mucho se queda pobre de recursos. El mensaje final: Hollywood es quien cataloga a una “estrella”, luego de premiarlo.
El Personaje y el Hombre Chaplin siempre será "Charlote", Sandrini será Felipe y Mario Moreno Reyes será "Cantinflas", esa parece ser la premisa de los exitosos cómicos populares, y se pueden citar muchos nombres más. El público recordará por siempre los briosos fenómenos populares del cine como sus mas celebres personajes. Algo de eso sucede con esta "Biopic" hecha por Sebastian del Amo, que solo toca los inicios del actor mejicano en las denominadas "carpas", y su posterior trascendencia y llegada al cine donde su consagración sera total. Pero más que nada la historia se desarrolla a través de la instancia de su llegada a Hollywood para filmar "La vuelta al Mundo en 80 días", con el productor Mike Todd haciendo su juego de convencimiento. Digamos que nada es tan poco y tan poco es nada -tan solo algo anecdotario- como para ser la principal fuerza narrativa del guión. Y que pese a todo uno se queda con ganas de saber mas de la personalidad del cómico, o indagar sus amoríos y perfil propio. O sea estamos ante una Biografía a medias, que eso si: trae un actor protagonista impresionante metido a la mascara de Cantinflas: Oscar Jaenada, además español, que por su caracterización tan solo se puede ver el filme. Últimamente este género de películas no vienen cerrando: la de Hitchcock con Antonhy Hopkins, la de Grace Kelly con Nicole Kidman, la de Lady Di con Naomi Watts, casi todas son híbridos, carecen de interés, hacen agua por varios flancos, y terminan aburriendo. Esta solo obtiene su validez por su actor protagonista.
Podríamos decir que Estados Unidos tenía a Charles Chaplin, nosotros a Florencio Parravicini y México tenía a Mario Moreno conocido como “Cantinflas”. Comienza mostrando la juventud de Mario Moreno como: lustrabotas, taxista, cartero, torero, boxeador, barrendero en una carpa para llegar al momento en el que el célebre humorista gana un Globo de Oro con "La vuelta al mundo en ochenta días" (1956) y además la película ganó cinco Premios Oscar. La narración se va entremezclando entre sus comienzos y el final de sus días, con sus amores, escándalos, secretos y sorpresas. Es emotiva, divertida y se combina muy bien lo biográfico, lo dramático y la comedia. Cuenta con la buena actuación de Jaenada (Cantinflas), la ambientación y la dirección de arte. Uno de los problemas que tiene el film es que intenta abarcar mucho de la vida de Cantinflas y se queda sin tiempo.La película ha sido elegida por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), para representar a México en los Premios Óscar 2015, en su entrega 87°, en la categoría de Mejor película extranjera.