El prolífico director de Cara de queso, Mi primera boda, Sin hijos, Permitidos, Mamá se fue de viaje y El robo del siglo volvió a trabajar con Leonardo Sbaraglia pocos meses después de la experiencia conjunta en Hoy se arregla el mundo para una eficaz comedia popular inspirada en el caso real del gerente de marketing de la empresa Noblex que creó una audaz campaña poco antes del Mundial de Rusia 2018. Alvaro Torres (Leonardo Sbaraglia) trabaja desde hace 30 años como gerente de marketing de la empresa Noblex. La seguridad (léase rutina) laboral le hace repetir viejos esquemas de promoción que su jefe Omar (Luis Luque) y su nueva “rival”, la gerenta general Federica (Carla Peterson), rápidamente descubren y desdeñan. Las “ideas” son las mismas que se utilizaron (o se descartaron) para mundiales anteriores. Es que estamos en agosto de 2017, a pocos meses de la cita en Rusia, y algo hay que inventar para impulsar la venta de televisores, que se acumulan en el stock porque la marca está de capa caída. Un presente tan decadente como el del propio Alvaro, que con su bigotazo y su ropa involuntariamente vintage parece vivir en los años '70 y '80, se ha divorciado de su esposa Florencia (Cecilia Dopazo) y tiene una muy fría y distante relación con su hijo adolescente Gonzalo (Valentín Wein). Pero las cosas cambiarán para este hombrecito gris, demasiado estructurado, pragmático, conservador y cuidadoso cuando tenga una suerte de revelación. La epifanía lo lleva a proponer y luego implementar una audaz campaña según la cual si Argentina no clasificaba para el Mundial de Rusia la empresa devolvería a cada uno de sus clientes el valor de los televisores comprados. A todo o nada y -luego se verá por qué- sin red. La película va construyendo las múltiples desventuras afectivas, laborales, deportivas (a la Selección de Sampaoli no le va precisamente bien) y hasta de salud del atribulado Alvaro, al que de golpe se le viene cual alud la tan mentada “crisis de la mediana edad”. Y la verdad es que durante buena parte de los 104 minutos todas esas andanzas se siguen con interés, a partir de una narración sin fisuras y una muy precisa interpretación de Sbaraglia, cada vez más afiatado en el terreno de la comedia. Los problemas del film comienzan cuando cede a tentaciones demagógicas, a la exageración, a resoluciones altisonantes y de un sentimentalismo subrayado. Desde un Tano Pasman que aparece demasiadas veces haciendo lo único que lo hizo famoso (putear) hasta una antagonista (villana manipuladora) bastante estereotipada en el personaje de Peterson, pasando por un reencuentro padre-hijo trabajado con efectismo y trazo grueso. De todas formas, El gerente no deja de ser una entretenida comedia popular “inspirada en hechos reales”, de esas que recuperan a personajes en principio poco trascendentes y los elevan a la categoría de héroes inesperados. Winograd, ese prolífico artesano de la industria audiovisual, hace en muchos casos maravillas con el material que esta vez tiene entre manos, generando uno de esos films que se siguen con una permanente sonrisa y alguna ocasional carcajada (es muy buena la dinámica de Alvaro con su equipo creativo que completan la Sabrina de Marina Bellati, el Camilo de Ignacio Saralegui y la Vicky de Agustina “Papryka” Suásquita), mientras de fondo suenan de forma más que atinada clásicos del rock nacional como Sobredosis de TV, de Soda Stereo. No se trata de un mérito menor dentro de ese panorama en general bastante solemne y pesimista que domina al cine argentino contemporáneo.
El gerente es una amable excursión por la idiosincrasia argentina La historia de la promoción de los televisores de Noblex atada a la clasificación de la selección nacional en 2018 apuesta a una mirada reconfortante ante las segundas oportunidades, con una notable actuación de Leonardo Sbaraglia Cada cuatro años, la llegada de un nuevo mundial de fútbol alumbra las mejores piezas publicitarias que pueden ofrecer las marcas relacionadas a tal acontecimiento deportivo. No importa si son bebidas, indumentaria o electrodomésticos, la ciudad se tiñe de celeste y blanco, apuntando arteramente y en repetición a lo más patriótico, sentimental, emotivo y sensiblero de nuestro ser nacional. El gerente cuenta la historia de la madre de estos ejemplos, una promoción que nació como manotazo de ahogado, y fue a la vez el infierno y el paraíso para su protagonista. El hecho real no sucedió hace tanto, pero vale a modo de contexto. En 2018, y en el umbral de las eliminatorias para el mundial de Rusia, la empresa Noblex buscaba la idea salvadora, que le permitiera “salir del banco de suplentes” -como reza el guion del film- y mejorar las alicaídas ventas de televisores. El gerente de marketing (en la ficción, Leonardo Sbaraglia) acuña una idea salvadora que bautiza Súper Promo Noblex: “Si la Selección no clasifica, te quedás con el televisor y te devolvemos el dinero”. Estadísticamente las chances eran mínimas, los rivales no daban miedo y desde 1970 que Argentina no estaba en riesgo de quedar afuera de un mundial. Es más, ganando solo dos de los cuatro partidos por jugar, la selección estaba adentro y la empresa se salvaba, de la bancarrota y de la mufa. Pero llegó un empate, después otro, y con cada marcha atrás todo un país hablaba de dos personas: Lionel Messi, y del “gerente de Noblex”. AD A nivel local, la película de Ariel Winograd partía con la desventaja de que lo anterior es historia reciente y conocida, muy conocida, por lo que cualquier intento de apelar al suspenso sobre lo que sucedería con este hombre gris y anacrónico, que se jugaba la última ficha de su carrera a todo o nada, vendría con spoiler y final feliz incluido. Y precisamente esto es lo que resiente el primer tercio del film, donde la ineludible presentación del conflicto resta en entusiasmo e interés. El personaje de Sbaraglia sufre, mientras el espectador se relaja sabiendo el desenlace. En El gerente, el personaje de Leo Sbaraglia lidia con la decisión más difícil de su vida. En El gerente, el personaje de Leo Sbaraglia lidia con la decisión más difícil de su vida. Afortunadamente, promediando el metraje, la narración equipara las arenas movedizas profesionales en las que se mueve el protagonista con un vistazo a su vida personal: la relación con su hijo adolescente (Valentín Wein), que se vuelve su alter ego en redes y lo apuntala cuando se cae, el interés romántico con una compañera de trabajo (la siempre sorprendente Marina Bellati) y una sucesión de personajes secundarios que hacen lo necesario y cumplen, sin pretensiones de posteridad. Y lo mismo se podría decir de la película, que transcurre amable, sosteniéndose casi exclusivamente en la notable actuación de Sbaraglia, que en postura y gestos aparenta por lo menos diez años más de los que tiene. En la columna del debe está el personaje de Carla Peterson, que nunca termina de delinearse, y la presencia del Tano Passman haciendo de… el Tano Passman, en un chiste recurrente que pasa de simpático a tedioso. A diferencia de su contraparte de la vida real, este “gerente” cinematográfico no arriesga, prefiriendo pisar terreno firme. Tal vez por eso, y amparado por su recorrido en plataformas, llame más la atención de extraños que de propios. Una decisión más conservadora, pero en estos tiempos, también más segura.
No en vano a Ariel Winograd le pusieron la corona, merecida por cierto, de ser el rey de la comedia, el que maneja como nadie los momentos de humor y vértigo, con la fina emoción y los sentimientos a flor de piel. El guión de Patricio Vera se inspira en el libro “El gerente de Noblex” que relata un caso que se estudia en el mundo publicitario, el de una campaña casi suicida que propone esa fábrica de televisores. Ligar el destino económico a la clasificación de la Selección argentina en el Mundial de Rusia del 2018. En el argumento la decisión es de un gerente ya vencido por una realidad que no entiende bien, demasiado previsor, apurado por las circunstancias a jugarse prácticamente la vida. Pero el tema emotivo es el que más le gusta al realizador: la relación padre e hijo, la brecha generacional, la desconfianza y el reencuentro. Por eso más allá del hecho conocido, ese plano familiar, juega las mejores cartas. Winograd maneja con pericia todas las circunstancias con un suspenso y una desmesura casi periodísticas, de documental, de vértigo y luego nos traslada mágicamente a sentir ese partido definitorio, que es historia, con la emoción de la inmediatez, con el recupero de una emoción única. Cuenta con un Leo Sbaraglia, envejecido para la circunstancia, permeable e inspirado a los vaivenes que le exige el guión, y siempre acierta. En el elenco se lucen Carla Peterson, Luis Luque, Cecilia Dopazo, Valentín Wein, Marina Bellati, Mónica Raiola. Un placer para el espectador.
En la última película de Ariel Winograd ('Mamá se fue de viaje', 'El robo del siglo'), protagonizada por Leonardo Sbaraglia, el gerente de una importante compañía de electrodmésticos lleva adelante una estrategia de ventas muy arriesgada que puede salir mal. Meses antes del comienzo de Mundial de Rusia en 2018 el mundo futbolero está expectante: ¿quedará clasificada la Selección Argentina? Desde la empresa Noblex las estrategias e ideas sobrevuelan las reuniones ejecutivas pero nada parece ir demasiado bien en el equipo de Alvaro Torres (Sbaraglia), gerente de la marca, quien debe proponer una publicidad creativa a sus superiores (Luis Luque y Carla Peterson) para generar mayores ventas. Torres atraviesa momentos complicados en el trabajo y en su faz personal y familiar, pero todo da un vuelco al concebir una idea que puede llevarlo a lo más alto (o al fracaso absoluto): los compradores de televisores de la marca recibirán el reintegro total de lo que hayan gastado si la Argentina no queda seleccionada para Rusia 2018. Totalmente en contra de toda recomendación razonable e incluso de la postura de sus superiores, Alvaro y su equipo se meten de lleno en ejecutar este disparatado plan. EFECTIVO 'El gerente' es una película efectiva que logra entretener al espectador desde un comienzo con momentos graciosos (los personajes del equipo de Torres están muy bien delineados) y otros que apelan a la emoción, representados en su mayoría por las escenas de Alvaro con su hijo adolescente (Valentin Wein). Si bien la película cae en lugares comunes al edulcorar y subrayar por demás situaciones que no le aportan demasiada credibilidad al relato, es un filme logrado, efectivo e interpretado con profesionalismo. La música de Lucio Godoy acompaña los diferentes climas que la película recorre. Sbaraglia, quien trabajó hace poco con Winograd en 'Hoy se arregla el mundo', se desenvuelve con confianza en las escenas cómicas y dramáticas. Compone a un gerente cargado de matices que la cámara capta con inteligencia en sus planos y secuencias. En suma, es una película que supera las expectativas. Si bien no posee una trama con demasiada profundidad, entretiene y resulta valiosa por la empatía que genera entre el espectador y los diferentes personajes. Una buena opción para disfrutar en familia, tanto en cines como en la pantalla chica.
Ariel Winograd tiene mucho recorrido en comedias para toda la familia. Nuevamente con Leonardo Sbaraglia como protagonista, (luego de “Hoy se arregla el Mundo”) llega "El Gerente" el 20 de Octubre a los Cines Atlas (por una semana) en simultáneo con Paramount+ Con un muy buen guion de Patricio Vega (basado en el caso real del Gerente de Marketing de Noblex, creador de una osada campaña antes de un Mundial de Fútbol). la película relata la vida de Álvaro Torres (Leonardo Sbaraglia) el Gerente en cuestión, que trabaja en la Empresa hace 30 años. Se lo nota cansado, no propone ideas nuevas y se siente un perdedor, su Jefe (Luis Luque) trata de motivarlo y lo sostiene, casi contra la corriente, ya que la flamante Gerente General, Federica (Carla Peterson) llegó a la Empresa para cuidar los intereses de la misma y lo tiene en la mira. Si no aparece algo que levante las ventas, el plan es despedirlo. Hasta que una campaña audaz, que tiene que ver con el Mundial de Fútbol que se avecina, rompe los moldes de su vida y su trabajo. Cambia en lo profesional, también se revierte la fría relación que mantenía con su hijo Gonzalo (Valentín Wein) y con Florencia (Cecilia Dopazo), su ex mujer. La idea es vender la mayor cantidad de televisores posible, y lo que se les ocurre es bueno, pero arriesgado. Con ayuda de Gonzalo, y un equipo joven integrado por Sabrina (Marina Bellati), Camilo (Ignacio Saralegui), y Vicky (Agustina Papryka Suásquita), el grupo logra un cambio drástico. A medida que transcurren los 104 minutos, el film, que no tiene desperdicio, gana en dinamismo gracias, además del guion, a la gran actuación de Leonardo Sbaraglia, quien ofrece un enorme arco de emociones, al que se suma un maravilloso elenco. "El Gerente" habla de marketing, pero también de relaciones humanas y del amor a nuestra camiseta…y cerca del Mundial, el estreno llega para disfrutar a pura emoción.
Palpitando la euforia mundialista, llegó a Paramount+ El gerente, la nueva película de Ariel Winograd con Leonardo Sbaraglia, inspirada en la historia real de la audaz campaña de marketing de Noblex. ¿De qué se trata? Álvaro, gerente de marketing de Noblex, propone una temeraria estrategia para aumentar las ventas de televisores en las eliminatorias del Mundial de Rusia 2018: devolver el dinero a los compradores si la Selección Argentina no clasifica. Esta audaz idea también sacude su vida personal, que al igual que su carrera, estaba estancada en la monotonía. El gerente, una comedia que no falla El director Ariel Winograd ya ha demostrado un excelente manejo del timing de la comedia y ha hecho de este género su especialidad en films como Cara de queso, Mi primera boda, Sin hijos y El robo del siglo. Con El gerente, se da la eficaz combinación de una historia real poco habitual con un elenco estupendo. Y aun cuando, si el espectador es argentino, sabe cómo termina el asunto, la película mantiene la intriga hasta el final, a la espera -agónica- de oír el grito sagrado del fútbol y que nuestro protagonista no haga fundir la empresa. Sobra decir que Leonardo Sbaraglia está maravilloso. Junto a él se lucen del primero al último, desde las caras más conocidas, como Carla Peterson, Cecilia Dopazo, Luis Luque y Marco Antonio Caponi, hasta los jóvenes asistentes del protagonista. Mención aparte para el logradísimo personaje que interpreta Mónica Raiola, como una secretaria superdotada para las estadísticas. Genial. Winograd, otra vez, dio en el ángulo y se llevó el partido. Para pasar el rato, distenderse, reírse y hasta sufrir un poco, El gerente es una película que vale la pena ver. De esas que te dejan sintiéndote bien y con ganas desaforadas de gritar gol. El gerente Puntaje: 7 Duración: 105 minutos País: Argentina Año: 2022
Durante el mundial de fútbol, el país entra en una especie de dimensión paralela: es el único momento en el que los microfascismos del yo político quedan eclipsados por un deseo común. No es poco. Los argentinos se vuelven argentinian friendly y se juntan en horarios inverosímiles. Y compran televisores. El Gerente es la crónica de una apuesta: la de una estrategia de marketing que parecía segura pero termina siendo el via crucis físico y emocional del hombre detrás de la promoción “Si la Selección no clasifica, te quedás con el televisor y te devolvemos el dinero”.
Durante ciertas fechas especiales, las empresas y las marcas buscan aumentar sus ventas a partir de publicidades o promociones relacionadas con esos temas, como el Día de los Enamorados, el Día de la Madre o el Padre, la Primavera o hasta incluso el Mundial. Tiempo atrás, en 2018, la empresa de televisores Noblex lanzó en nuestro país una promoción durante las eliminatorias de la Copa Mundial de la FIFA que mantuvo en vilo a la sociedad argentina. La selección no estaba jugando muy bien y podía quedar afuera del mundial de Rusia. La iniciativa consistía en devolverle el dinero a todos aquellos que hubieran comprado un aparato suyo si Argentina no clasificaba. Es así como sus ventas se dispararon, como también la tensión de los dueños de la empresa, ya que si todo esto no salía bien podían quebrar. El director Ariel Winograd («Cara de Queso», «Vino para Robar», «Hoy se Arregla el Mundo») tomó esta pequeña historia basada en hechos reales para ofrecernos una película llena de corazón y gracia, que se convirtió en la primera cinta argentina de Paramount+ y que también se puede ver esta semana en los cines ATLAS. «El Gerente» es de aquellas películas que cuando las ves te hacen sentir bien porque nos brinda una historia cálida, donde el protagonista busca superarse y llegar a lo inalcanzable para cumplir sus objetivos, independientemente de los obstáculos que tiene que atravesar. A pesar de que puede no generar demasiada sorpresa porque es un caso conocido por muchos argentinos, sobre todo porque pasó hace relativamente poco tiempo y generó un impacto por su rareza y creatividad, esto no quita que el espectador se interese hasta el final por lo que sucede como si de algo nuevo se tratara. Además, no solo se centra en la propuesta de Noblex, sino que también se ahonda en la vida personal del protagonista, su vínculo con el hijo, su ex mujer y sus compañeros de trabajo, su estado de salud, entre otras cuestiones, que van cargando de color y novedad a esta historia popular. Cuenta el lado b de la trama que todos conocemos. Por otro lado, presenta un muy buen equilibrio entre el entretenimiento y la emoción. Es muy graciosa gracias a que tiene un buen timing para la comedia y un guion con gags atinados y representativos, donde todos nos podemos sentir identificados en algún momento. Además el elenco logra llevar a buen puerto sus diálogos y provocar las reacciones esperadas en el público. Leonardo Sbaraglia sin dudas es uno de los mejores actores argentinos y de los más versátiles. Le quedan bien el drama y la comedia y en este caso saca a relucir su talento para hacer reír con un personaje inocente, estructurado y conservador pero a la vez que no tiene miedo a la hora de asumir riesgos. Pero también existen muchos personajes secundarios que están muy bien delineados y sirven a este fin. A algunos los pudimos ver previamente en películas, series o novelas, mientras que otros nos sorprendieron por primera vez. Marina Bellati, Ignacio Saralegui, Mónica Raiola (sin dudas uno de los mejores papeles del film, que cada vez que interviene mete un gol al ángulo), Agustina Suasquita, Luis Luque, Cecilia Dopazo, entre otros. Todos se complementan muy bien entre sí y construyen un equipo sólido. Tal vez el personaje de Carla Peterson como villana no está demasiado desarrollado ni tiene muchos matices, sino que solo funciona como un enemigo en las sombras y como el principal inconveniente a sortear para el protagonista. También nos encontramos con algunas situaciones algo repetitivas, como por ejemplo la participación del Tano Pasman, que lo incluyen en varias oportunidades haciendo lo que lo hizo conocido. Tal vez resultan un poco innecesarias y estiran un poco el relato más de lo deseado, pero tampoco es algo que influya en el resultado final que es más que satisfactorio. Pero como decíamos anteriormente, no solo es una película que busca entretener o divertir al espectador, sino que también tiene su costado más dramático y emotivo, que ahonda más en los vínculos humanos y en las pasiones, como el fútbol, un deporte que une a millones de desconocidos para alentar a un mismo equipo. La película logra combinar de una manera atinada y justa ambas sensaciones. Ariel Winograd vuelve a darle en la tecla con una de sus historias queribles, que te hacen pasar un buen rato y te dejan una buena sensación. Personajes entrañables y con características particulares, no solo los protagonistas sino también muchos de los secundarios; buenos pasos de comedia que nos sacan más de una risa, pero a la vez combinados con momentos emotivos. Un relato épico que a cualquier apasionado del deporte le habrán generado muchas ganas de que empiece ya el mundial.
Basada en hechos reales, no todos claro, narra la historia de la memorable promoción lanzada para la venta de televisores durante las eliminatorias de la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018 que mantuvo en vilo a la sociedad argentina; una empresa de televisores prometió devolver el dinero a todos aquellos que hubieran comprado un aparato suyo, y sus ventas se dispararon. Y la tensión
SOBRE CONVENCIONES Y RIESGOS En un momento de El gerente, su protagonista Álvaro se encuentra en una primera consulta con un cardiólogo. El médico le diagnostica hipertensión y le pregunta por su vida. Allí Álvaro le describe una rutina diaria aparentemente sin problemas, en un tono apagado que de tan calmo parece impostado, como si estuviese escondiendo una tensión secreta. El registro actoral de Sbaraglia, que pocas veces estuvo tan bien como acá, juega a un tipo de sobriedad extrema, que contrasta con varias acciones extravagantes y decisiones que pueden descolocar. De ahí que sea tan importante en la película la vestimenta que usa su protagonista. Su forma de pararse frente a las cosas y los cambios que va teniendo a lo largo del relato tienen que ver no pocas veces con la forma en la que va cambiando sus pantalones, sacos o remeras. De su estilo “Rotary Club”, que muestra a alguien atado a un comportamiento que viene arrastrando hace demasiado tiempo, pasando por su breve vestimenta de ridícula modernidad, que muestra su intento forzado de encajar en una edad que no es la suya. Llegando finalmente a su última forma de vestir, que lo hace distintivo pero no ridículo, que le permite moverse en su entorno, siendo tomado en serio, aunque sin perder personalidad. Su ropa es quizás una de las formas más contundentes que tiene la película de expresar eso que una cara más caracterizada por reprimir emociones que por expresarlas no hace. Pero hay algo más que marca la actuación de Sbaraglia, porque me atrevería a decir que ese juego hacia lo contenido es lo que marca una parte importante de la estética de esta película. Actoralmente hablando, El gerente se caracteriza por interpretaciones discretas. Así es como vemos a Luis Luque –quien en general gusta de actuaciones desbordadas y furiosas- haciendo de un insólito dueño de Noblex amable y sentimental. O a Ignacio Saralegui, conocido hace poco por la serie Porno y helado y que cultiva también un tipo de comicidad apagada, graciosamente abúlica. En sus mejores chistes, El gerente también juega a este tipo de humor sobrio. Un ejemplo claro tiene que ver con el momento en el cual Álvaro tiene su primera internación por un pico de presión tras tomar Absenta. La cámara toma a Álvaro luego de ingerir la bebida alcohólica mientras asegura que no le ha provocado ningún efecto. Al segundo de decir esto, en un plano general ubicado desde atrás de una ventana, se escucha cómo su halter empieza a acelerarse frente a una reacción discretamente sorprendida de Álvaro. Sin que medie ningún grito, ninguna persona corriendo alarmada, ninguna humorada basada en la exageración o la desmesura, se corta a una ambulancia yendo rápido al lugar del afectado. No es común que el cine argentino más industrial apueste a este tipo de comedia. Pero en todo caso, hay muchas cosas que son poco comunes en El gerente. Estamos hablando de una película donde se habla de fútbol y la selección nacional, pero que no toma el camino fácil de ser futbolera ni de hacer irnos al chauvinismo barato o al culto de la hinchada y las grandes multitudes. Por el contrario, acá el resultado de un partido es importante porque signa los destinos de un protagonista y de los trabajadores de su empresa. Una película que nos amaga con una historia de amor que luego se corta por completo con una y sólo una línea de diálogo en un chiste rarísimo y bienvenido. Un relato sobre grandes empresas ganando plata donde nunca se habla de esto en términos de avaricia o materialismo tóxico de ningún tipo. También una película sobre el mundo del marketing que no cae ni una sola vez en los estereotipos de ese mundillo. De hecho, ni Álvaro ni ningún miembro de su equipo están lookeados de forma cool y sus modismos están a años luz del estereotipo de cheto. También una película que, lejos de lo que aparenta en sus primera mitad, no es tanto sobre el marketing y los negocios (que sí, está presente) sino sobre el autodescubrimiento, tanto de lo que Álvaro realmente quiere como de quién es él realmente. Nada que no hayamos visto antes, claro, con la diferencia de que Álvaro termina descubriendo que, muy en el fondo, durante muchas décadas, era un chiflado que estaba jugando a ser cuerdo. Hay una escena en la película que habla sobre esto y que es también un chiste extraño y efectivo. Álvaro va a visitar a su ex mujer y a su hijo. De pronto, en una actitud insólita, le pide a la mujer ducharse. Un plano después encontramos a Álvaro desnudo, tomado de la cintura para arriba con su panza cincuentona, hablándole a su hijo en el baño. Sospecho que ese es el primer indicio que nos da la película de que Álvaro, en el fondo, no está sólo en busca del éxito personal y de recuperar su orgullo profesional, sino de volver con su familia. Hay allí una aspiración secreta a volver a esa cotidianeidad, y a estar en esa casa que hace años no le pertenece (de hecho, y si mal no recuerdo, nunca vemos que Álvaro esté en su casa, con sus cosas, y viviendo su vida de separado, acaso –me arriesgo a sobreinterpretar- porque nunca se siente cómodo allí). Pero también se ve allí que este hombre, miembro de las grises tropas de los oficinistas, es en realidad un excéntrico que quizás no esté tan enamorado del marketing como de la adrenalina del riesgo, que es en el fondo un aventurero con todos los peligros que eso puede conllevar. Desde este punto de vista, uno de los elementos más habituales de El gerente es que no deja de hacerse cargo de que la apuesta de Álvaro es en el fondo peligrosa e irresponsable. Una tirada de dados que podría dejar literalmente a miles de familias en la calle. No se trata de un juicio moral, sino de otra cosa: de describir un carácter que no es ni ejemplar ni aleccionador, sino excéntrico, a veces egoísta, pero también dueño de una moral. Uno de los mejores momentos de la película se da en el instante en que el personaje de Álvaro le confiesa tanto al personaje de Luque como al de Carla Peterson (villana a la que la película comete la inteligencia de no ir por el camino fácil de castigar) que no contrató un seguro que permitía que la empresa no hubiera ido a la quiebra de fallar el plan de Álvaro. La escena se juega sin música machacona, en el puro silencio, entendiendo que en estos momentos confesionales lo mejor es dejar que la palabra no tenga compañía musical alguna. Allí se ve tanto la mayor oscuridad de la responsabilidad de Álvaro como su ética personal de entender las consecuencias de sus actos y admitir estoicamente que no puede pertenecer allí. La escena en el fondo, claro, es un gran cliché. Pero no deja de ser un cliché sobre un personaje curioso. Como dice el tango, hay algo de raro, como encendido en esta película detrás de su apariencia convencional. No es perfecta (la discusión entre el padre y el hijo adolece de sobreescritura, los cameos del Tano Pasman resultan muy básicos en su humor), pero sí es distinta. Y a veces, eso puede ser más valioso que la excelencia.
n gerente de una empresa que fabricaba televisores se encontró durante la clasificación del Mundial de Rusia, con que la selección nacional de fútbol -a pesar de contar con grandes estrellas- estaba en grandes problemas y al mismo tiempo la producción y venta de aparatos estaba en su punto más bajo. La situación tenía preocupados a los hinchas de la selección pero más preocupado al dueño de la marca de televisores. Entonces apareció una idea salvadora que combinaba audacia comercial y pasión futbolera, además de cierto riesgo. La empresa de televisores decidió lanzar una oferta audaz, las cuotas pagadas por los televisores sería devueltas si la selección Argentina no clasificaba. Cómo la desconfianza en el equipo era alta, la audaz oferta era mucho más que un fenómeno comercial porque el nombre del gerente de la fábrica comenzó a aparecer en los medios de comunicación y en las redes donde se crearon polémicas, porque muchos pensaban que el directivo iba a quedar en la calle. Ariel Winograd tomó esa historia, que derivó en libros y en relatos publicados sobre ese fenómeno. El director convocó a Leonardo Sbaraglia y entre ambos crearon a Álvaro, ese no es el nombre real del gerente en cuestión, el asunto es que el protagonista se encuentra en un momento de su carrera como gerente que no es el más auspicioso, el dueño de la fábrica ve que las ventas están estancadas y llega una nueva gerenta (Carla Petrson) con ambiciones e ideas innovadoras. Todo hace presagiar lo peor, alrededor de Álvaro el mundo ha cambiado, su matrimonio está roto y en la empresa el equipo que lo rodea son más jóvenes, utilizan una tecnología novedosa y hasta un idioma que ha mutado de manera tal que Álvaro no entiende. El gerente es una comedia sobre algo que salió bien, pasa que todos recordamos el riesgo pero nos olvidamos que la locura de ese gerente, que para llevarla a cabo pasó por encima de algunas recomendaciones criteriosas como la de sacar seguro cuya póliza hubiera reducido las ganancias de manera dramática. Ver a Leonardo Sbaraglia con ropa fuera de onda, pelo mal cuidado y un bigote que parece haberse quedado ahí desde los años ochenta del siglo pasado, es entender que su Lautaro se ha quedado varado en un tiempo que no volverá y que su registro del mundo es casi nulo, acaso sea la relación con su hijo lo único que lo liga al mundo de 2018. Es justamente el hijo quien va a ayudar desde las redes, que por supuesto Lautaro no sabe cómo usar, el que lo va a ayudar para que la idea se instalé en la gente y la apuesta de la fábrica de televisores se convierta en un tema que se instale en la sociedad. Además de Sbaraglia y Peterson hay un elenco de sólidos actores que acompañan el desarrollo de la historia como Cecilia Dopazo (la ex esposa), Luis Luque (el dueño de la fábrica), Ignacio Saralegui, Marina Bellati y Migue Granados, solo para nombrar solo algunos de los miembros del elenco que se suman a la propuesta de esta historia que combina el destino de la clasificación de la selección nacional de fútbol con el destino de una fábrica de televisores y el destino laboral de los cientos de los trabajadores que dependían de eso. Paramount presenta la película en cines y en su plataforma al mismo tiempo y hay detrás de esta producción un grupo de productoras y de nombres que es algo que no puede asombrar pero que a la vez es una marca de estos tiempos que corren. Mientras Argentina, 1985 sigue sumando elogios en distintos festivales y puso a una película nacional de nuevo dentro del radar del público argentino que pese a lo que se suele decir está lejos de no apoyar al cine nacional cuando las propuestas son de valor y presentan figuras atractivas. Algo une a El gerente con la película de Mitre, salvando claro la importancia del tema clave de nuestra historia que fue el juicio a las Juntas, ambas películas hablan de cosas que a los argentinos nos salieron bien. El gerente es una propuesta competitiva, una comedia con algo de tensión dramática y un elenco sólido en manos de un director como Winograd que maneja los resortes de la comedia con solvencia. EL GERENTE El gerente. Argentina/Estados Unidos, 2022. Dirección: Ariel Winograd. Intérpretes: Leonardo Sbaraglia, Carla Peterson, Luis Luque, Cecilia Dopazo, Valentín Wein, Marina Bellati, Mónica Raiola, Agus “Papryka” Suásquita, Ignacio Saralegui y Martín Piroyansky. Guion: Patricio Vega, basado en el libro El gerente de Noblex, de Marcelo Romeo y Gastón Bigio. Fotografía: Félix “Chango” Monti. Música: Lucio Godoy. Edición: Pablo Barbieri. Sonido: Gonzalo Matijas y Matías Vilaro. Dirección de arte: Romina del Prete. Duración: 104 minutos.
El gerente es una comedia basada en una historia real. Cuenta la historia de una promoción lanzada por la marca Noblex durante las eliminatorias del mundial de fútbol de Rusia 2018. Álvaro Torres, el gerente del título, interpretado por Leonardo Sbaraglia, decide lanzar una promoción espectacular. Si Argentina no clasifica al mundial, se le devuelve el importe de los televisores a todos aquellos que lo hayan comprado durante dicha promoción. Las ventas se dispararon automáticamente, pero a la selección se le empezó a complicar la clasificación y la promoción exitosa podría terminar en un desastre para la empresa. La película se inspira en una promoción real y a partir de allí construye una ficción que anteriormente también tuvo un formato de libro. El guión de Patricio Vega se toma todas las libertades necesarias, aprovechando el centro del conflicto pero dándole una forma cinematográfica divertida, con suspenso a pesar de que todos conocemos el final y también con un costado emotivo que es capaz de captar la emoción del fútbol y como forma parte de la vida de los argentinos. Lo primero que funciona es el humor. La película tiene gags muy logrados, incluso de humor absurdo, como toda la escena en Uruguay, yendo mucho más allá de las posibilidades del costumbrismo y usando los mejores resortes de la verdadera comedia. La mayoría de los actores captan el tono y el experimentado director Ariel Winograd logra sacar, en particular del protagonista, lo mejor de cada uno de ellos. Álvaro Torres es un personaje que arranca con un tono de patetismo y derrota y va reinventándose escena tras escena hasta volverse luminoso. Es como esos equipos tapados que salen del fondo de la tabla y comienzan a ganar partidos contra todo pronóstico. La mejor de las estructuras del cine deportivo aplicada a una historia alrededor del fútbol. A la película le cuesta encontrar el tono correcto para la villana, la que no cree en el proyecto e intenta boicotearlo. Aunque todos sepamos el final, el guión logra generar una enorme tensión al construir varios conflictos menores alrededor del principal. Aún así, la antagonista está un paso atrás del resto. Se hace también un cierto abuso del personaje del Tano Pasman, un famoso hincha de fútbol que fue grabado insultando a su equipo y que acá ocupa un rol divertido pero algo repetitivo. Ariel Winograd ha logrado mejores y peores películas, siempre con un nivel aceptable, pero con algunas realmente buenas. El gerente está entre lo mejor que ha hecho el director de Mi primera boda y El robo del siglo. Es una genuina comedia llena de emoción, muy divertida y con una gran historia. Qué esté basada en eventos reales no hace más que mejorar y multiplicar su simpatía.
Una ingeniosa película argentina sobre la arriegada promnocion de Noblex en 2018 donde si Argentina quedaba fuera del mundial te regalaban qel tele que habías comprado. En el link la crítica escrita más formal; más la crítica radial, más informal, completa en audio o video. El Gerente es una película bastante inteligente, graciosa, y de buen tono y ritmo, dirigida por un director argentino que es realmente muy bueno, que se llama Ariel Winograd, que ya ha hecho otros éxitos comerciales y artísticos estrenados en las salas. En este caso cuenta la historia basada en hechos reales, de una persona encargada del marketing de la firma Noblex, cuando está por ser el mundial de fútbol de 2018 y se le ocurre hacer una campaña dónde si argentina no clasifica al mundial, Noblex le devuelve el dinero completo, pero sin quitarle el televisor a la gente; o sea que básicamente se lo regala al televisor a cada comprador si Argentina no clasifica al mundial. La campaña es realmente exitosa, y cuando argentina empieza a flaquear en las eliminatorias y casi se va quedando afuera del mundial, la apuesta empieza a ser muy dramática, dado que podría quebrar a la empresa. La película claramente no muestra de forma fidedigna este proceso, pero sí la muestra de una forma cinematográficamente válida, con una historia realmente interesante, creíble y verosímil. La película tiene un buen ritmo, buenas interpretaciones, y funciona bien durante todo el metraje, además es ingeniosa tanto en su narrativa, como en su argumento, haciendo que el espectador esté casi todo el tiempo con una sonrisa en su rostro, aun cuando tiene sus momentos dramáticos, y también sus momentos emotivos. A su vez, hay un paralelismo entre esta historia de esta enorme apuesta, con la vida de nuestro protagonista, bien interpretado por Leonardo Sbaraglia, que hace del personaje del jefe de marketing, qué se cae a pedazos en su vida personal por distintos problemas, familiares, emocionales, de salud, y laborales; pero esta campaña exitosísima puede ser la que lo lleve a la gloria, o la que lo hunda definitivamente, y al público le interesa saber qué pasa con este personaje, a pesar de que sabemos cómo terminó la campaña en la vida real los que somos argentinos, y quizás en algunos otros lugares del mundo también, por el impacto de la misma, especialmente en redes sociales. La película funciona con suspenso en determinados momentos, y hace que a uno le interese lo que le pasa a los personajes, además de pintar lo que es la pasión argentina por el fútbol, y lo que vive en determinados hinchas, que prefieren obviamente que argentina clasifica al mundial, antes que tener un televisor de 50 pulgadas gratis, cómo se ve en el personaje interpretado por el Tano Pasman, hincha que se hizo famoso por un video viral del descenso de River Plate, que funciona bien en esta peli, aunque está un tanto reiterativo. Una película que se puede ver con toda la familia, que funciona bien, qué es graciosa, y que, sin tener la trascendencia de otros filmes del director, logra hacer un producto redondo, de primer nivel, qué es garantía de entretenimiento. Muy recomendada. Cristian Olcina
Durante las eliminatorias de la Copa Mundial de la FIFA 2018 el gerente de marketing de la marca Noblex tiene una idea para impulsar la venta de televisores. Dicha promoción consiste en la promesa de que si Argentina no clasificaba para el mundial la marca le iba a devolver el dinero a todos aquellos que hubieran comprado el televisor de 50 pulgadas. Parecía ser una apuesta segura, pero a lo largo de las semanas la clasificación a la copa del mundo se complica. “El Gerente” es un largometraje argentino original de Paramount Plus estrenado el pasado 20 de octubre de 2022. Está basada en la memorable promoción de la marca Noblex que fue lanzada durante el 2017. Estamos ante una comedia que mezcla el mundo corporativo con el del fútbol. Para los argentinos es imposible no recordar esa emblemática promoción. El guión es fresco y entretenido y por momentos muy gracioso. A pesar de que el gran foco de “El Gerente” sea toda la situación con respecto a la clasificación al mundial también hay otros elementos presentes en la película tales como la familia, el amor romántico y la rivalidad dentro de las corporaciones. Se destacan las actuaciones de Leonardo Sbaraglia (Álvaro Torres), Carla Peterson (Federica) y Mónica Raiola (Leticia). Si recuerdan esta promoción entonces no pueden perderse “El Gerente”. Actualmente se encuentra disponible en Paramount Plus.
Se palpita el comienzo del mundial. Un deporte que es pasión de multitudes, el país se paraliza. Se siente en el aire, el espíritu futbolero a flor de piel, y aparecen las cábalas que no fallan; calentamos motores. Ariel Winograd, el responsable de films como “Permitidos” (2016) y “El Robo del Siglo” (2019), aborda nuevamente el terreno de comedia, con suma pericia. Nos retrotraemos a 2017: en la antesala del Mundial de Rusia; echamos un vistazo a la tabla de posiciones y, si bien las probabilidades están a nuestro favor, algo no marcha bien. A tres partidos de la finalización de las clasificatorias, Argentina está fuera de la competencia. No estamos listos para pronunciar esas palabras, lo último que se pierde es la esperanza. Una insólita campaña irrumpe en los medios con más ingenio que sentido común. El marco social y deportivo ofrece en bandeja de plata, a un gris y depresivo gerente, en la piel del enorme Leo Sbaraglia, una última posibilidad para resarcirse y dar a su carrera profesional (tanto como a su vida personal), un drástico giro. Desde su responsabilidad como gerente de marketing, hay riesgos que tomar. Se vienen días de sobredosis de TV y el deporte más convocante del país es el gancho perfecto. Negocios son negocios. Dice la fórmula: bolsillo lleno, corazón contento. Una oferta apostará con los propios colores en juego, no tenemos nada que perder. ¿En qué creer después? Si se mezclan con la pasión, ¿qué resultado obtendremos? Las pasiones hace tiempo que no mueven el vuelo rasante del querible Álvaro, un ser hecho a medida de televisión en blanco y negro, ataviado con un vestuario que parece anclado en plenos años ’70. Para él, cambiar significará poder reencontrarse con aquel lejano deseo perdido. El espectador comprenderá las convenciones presentadas y empatizará con un personaje adormeciendo en sus vínculos, viviendo su vida bajo un manual de instrucciones que está a punto de romper en pedazos. En su cartuchera hay una última bala. La adrenalina cursa por sus venas, el corazón se acelera y lo que ve delante no es la boca del túnel…la salida de emergencia va directo a una sala de hospital. Álvaro palpita un final reñido, pero no hablemos de repechaje. Si el resultado deportivo no se inclina a favor, la desgracia quedará subsanada con su propio suicidio profesional; son los porcentajes para una ecuación infalible. Lo fundamental es cumplir el objetivo: que la empresa triunfe, colores son amores y la TV los muestra en HD. Las redes sociales saben hacer su juego…trina el pajarito. La marca garantiza calidad en tecnología. La apuesta se convierte en trending topic. El gerente se juega (y transpira) hasta la camisa, literalmente. Lo volvería a hacer mil veces, si hiciera falta, reafirma. La selección camina por el borde del abismo…¡no hagan enojar al Tano Pasman! Carla Peterson, Cecilia Dopazo, Martín Piroyanski y Luis Luque son nombres de peso para una película hecha con química y precisión. “El Gerente”, basada en sucesos reales relatados en el libro “” – autoría de Romina Zollo-, mixtura fútbol e internas empresariales para acabar convirtiéndose, al fin, en excusa para hablar acerca de un hombre como cualquiera de nosotros, afrontando deberes paternales y en busca de su propia redención. Ese gol de último minuto, que con acierto sabe plasmar el guión de Patricio Vega (“Hermanos & Detectives”). Convertido en el primer film nacional estrenado en la plataforma Paramount+, ofrece gracia, dinamismo y algún que otro cliché a la hora de congeniar una historia que nos ilustra sobre las segundas oportunidades que siempre reconfortan.
Cuando se acercan los Mundiales de fútbol, los publicitarios se las ingenian para captar la atención del público con la excusa de la pelotita. Como la publicidad de Quilmes, dirigida por Augusto Giménez Zapiola, que este sábado adelantó su estreno tras viralizarse por las redes, antes de la cita mundialista en Rusia, lo recordarán, Noblex salió con una promo infalible, que El gerente, con Leonardo Sbaraglia, recuerda y retoma. No faltaba mucho para que terminaran las Eliminatorias y el equipo de Sampaoli, que tenía a Messi como carta ganadora, marchaba más o menos cómodo. El gerente de marketing de Noblex presentó una idea: si el Seleccionado nacional no clasificaba a Rusia 2018, la empresa les devolvería el dinero a quienes compraran los televisores de su marca. Al ser un hecho tan reciente, ver El gerente es como sentarse a ver una película con el final spoileado. Hay gente a la que no le molesta, pero al filme, al menos aquí y ahora, tal vez no en Turquía o dentro de unos años, le juega de contra. Así como el gerente de marketing se la jugó y arriesgó, Ariel Winograd apuesta a lo contrario, porque va a lo seguro, a lo que sabe hacer bien y termina ganando. El director de Mamá se fue de viaje y El robo del siglo se ha afianzado en esto de hacer cine comercial y divertido. Es efectivo. Las líneas de diálogo de sus películas suelen ser ingeniosas, sobre todo las que dicen los personajes que secundan a los protagonistas, en esos roles que los estadounidenses denominan comic relief. La trama tiene a Alvaro Torres (Sbaraglia, que repite con Winograd tras Hoy se arregla el mundo), un tipo al que la rutina le comió bastante de su cerebro, que viste vintage pero no lo sabe, secundado por un equipo de asistentes (Marina Bellati, Ignacio Saralegui, Agustina Suásquita y especialmente Mónica Raiola), quien de buenas a primera tiene la idea de la promo, que le encanta a su jefe (Luis Luque) pero que odia la nueva gerenta (Carla Peterson, en un papel desdibujado, muy de macchietta, por lo que queda desaprovechada). Sonrisas constantes Como si se tratara de un partido de fútbol, hay parejitas que se marcan e intentan ganar sus propios duelos. La rivalidad encubierta entre Federica y Alvaro es una, la relación que tiene Alvaro con su hijo (Valentín Wein), quien lo ayuda en las redes, pero llega un momento en el que se enfrentan, otra. La inclusión de la “familia” del protagonista intenta darle, no otro giro a la trama, sino ampliarla, integrándola a la problemática del ámbito laboral, ya que si bien Noblex vende más televisores, surgen problemas internos con los proveedores y demás. Winograd logra que los 110 minutos se sigan con una sonrisa más o menos constante. Y hasta apela al Tano Pasman, el hincha de River que se había viralizado puteando al equipo cuando se iba a la B, pero no hacía falta repetirlo, repetirlo y repetirlo, porque el efecto de sorpresa, o gracioso, se gasta. El niño que aparece con el siempre enfervorizado Pasman es uno de los hijos del director (dato para cancherear con los amigos o la familia cuando vean la película en casa) y la iluminación es del Chango Monti, el mejor director de fotografía que tiene el cine argentino.
Todo por un televisor El éxito y el fracaso están separados por una delgada línea. En este caso, clasificar o no al Mundial de Rusia. Sobre esa posibilidad hace equilibrio Alvaro, un gerente de marketing de Noblex que opta por un plan revolucionario para vender televisores en vísperas del Mundial de Fútbol: si Argentina no clasifica, la empresa devuelve el dinero total de la compra de los televisores Noblex. Un punto de partida más que suficiente para que la historia sea entre disparatada y dramática. Inspirada en un caso real, y basada en el libro “El gerente de Noblex”, Ariel Winograd (“Cara de queso”, “Mamá se fue de viaje”, “El robo del siglo”) vuelve a apostar al carisma de Leonardo Sbaraglia que ya había probado este año con “Hoy se arregla el mundo” y el resultado, como aquella vez, fue más que satisfactorio. Porque la pintura de este Alvaro es lograda, desde el rol de un tipo que está decidido a no bajar los brazos y que resiste con creatividad no exenta de riesgo. Alvaro no la tiene fácil. Viene de separarse del amor de su vida, es un padre que no tiene mucho feeling con su hijo, quien está lejos de verlo como su ídolo; y como si fuera poco está a contramano de los nuevos tiempos, ya sea desde la manera de vestirse hasta el poco conocimiento de cómo repercuten las redes sociales. Encima tiene una enemiga a pocos metros de su escritorio: la temible Federica, nueva gerenta estrella de la empresa (brillante Carla Peterson). En ese contexto adverso, Alvaro lucha para que no lo rajen de la empresa pero sobre todo para superarse a sí mismo. Para demostrar y para demostrarse que todavía vale. Es desde allí donde Winograd apuesta a un personaje empático, querible, y de una lealtad infranqueable. “El gerente” no deja de ser una película oportunista al estrenarse a días del comienzo del Mundial 2022. Incluso Noblex acaba de sacar una promoción similar que se pone en marcha hoy, 30 de octubre, con el nombre de “Paga Dios”, en alusión a la fecha de nacimiento de Diego Maradona. Esa pasión futbolera atravesada por la angustia que se vivió cuando parecía que la Argentina se quedaba afuera está bien retratada, a excepción de la fallida inclusión de las puteadas del Tano Pasman. En líneas generales, “El gerente” funciona tanto como comedia y también como retrato de época, y lo fascinante es que logra captar la atención pese a que el público conoce el final de la historia. Es allí donde adquiere más valor la mirada de Winograd sobre las miserias del mundo laboral, atravesada por lealtades y deslealtades, pero por sobre todo por cómo cambia todo por un detalle mínimo, cuyo grosor es una línea. Pero nada menos que una línea de gol.
Rememorando Rusia 2018. Antes del actual Mundial de Qatar tuvimos el de Rusia en 2018 y una empresa famosa de televisores, Noblex, tuvo la genialidad de una propuesta que pudo haberlos llevado a la quiebra: prometía devolverles la plata a aquellos que compraran su televisor si Argentina no clasificaba para aquel mundial. Una idea que jugaba con las probabilidades y que mientras la empresa apostaba a que el equipo ganara, el público tenía sensaciones ambiguas, entre que gane su selección o que pierda y tener de premio consuelo un televisor. Con Ariel Winograd en la dirección y protagonizada por Leonardo Sbaraglia, tenemos un gran equipo para esta comedia, que completan Cecilia Dopazo, Carla Peterson, Luis Luque y Marina Belatti. Basada en el libro “El gerente de Noblex”, Leo Sbaraglia es Alvaro, un jefe de marketing que está encerrado en la rutina y para evitar su despido y fin de carrera tira esta idea descabellada cual manotazo de ahogado. Ariel Winograd es un as de la comedia argentina, con proyectos como El robo del siglo, Mamá se fue de viaje y Hoy se arregla el mundo, esta última también con Sbaraglia como protagonista. Es un artista que tiene la habilidad de jugar tanto con el humor como con la emotividad. Si bien cuando vi el filme, tuve un breve déjà vu del personaje de Sbaraglia por su participación en Otros pecados, se me borró cuando empezó a desarrollarse la historia. Detrás de la idea de Álvaro, tenemos a un hombre entrando en mediana edad, viéndose como inservible que vive en un ambiente cada vez más competitivo. En resumen, un reflejo a la realidad del país. Pero también tenemos una atmosfera de alegría sobre lo que transmite el Mundial de FIFA, como un país (no voy a entrar en cuestiones políticas) que pasa por numerosas crisis y que todos tienen sus problemas, mantienen su patriotismo en este evento deportivo sin precedentes. El gerente es un filme emotivo, entretenido que vale la pena disfrutar en este periodo, donde la fiebre mundialista está a flor de piel.
Reseña emitida al aire en la radio.
Critica emitida en radio. Escuchar en link.
Critica emitida en radio. Escuchar en link.
Ariel Winograd en piloto automático. Un encargo de la Paramount que recién sobre el tercer acto aborda la relación padre e hijo que es tan distintiva en la obra del realizador. Algunas escenas tienen el timing ideal y cumple sin demasiados atributos.