Basada en el cuento infantil homónimo de Dr. Seuss y haciendo demasiado hincapié en los propios estereotipos y lugares comunes de Hollywood, esta propuesta es una regular película que, con un mensaje muy correcto, pero que se roba el encanto de todo lo que sucede, y con ciertos cambios con respecto al material original, se convierte en una superficial, entretenida, pero desaprovechada oportunidad de plasmar la imaginación y la colorida paleta de colores predominante en el mundo creado por el autor de "El Gato en el Sombrero".
El Lorax, en busca de la trufula perdida es un film netamente infantil donde pesa más la enseñanza ecológica que la diversión. Así que es una buena opción para que los chicos disfruten de algo diferente ya que películas animadas para reírse abundan por doquier. Las canciones son muy alegres y la historia está contada en forma clara y amena para...
I love Dr. Seuss” El cine de animación es, hoy por hoy, un caballo de batalla que produce efectos extraordinarios en el público, y que tiene la particularidad de haberse extendido el espectro de visionarios que concurren al goce cinematográfico de sus historias. El consecutivo avance del mundo ha llevado a los productos de animación a una generación de conciencia y de replanteamientos variopintos respecto del mundo cotidiano y sus elementos constitutivos. Así tuvimos a Buscando a Nemo (Finding Nemo, Estados Unidos, 2003)...
Otra lección ecológica El Lorax: En Busca de la Trúfula Perdida (Dr. Seuss' The Lorax, 2012) mezcla ciencia ficción y fábula en un relato en donde la conciencia ecológica es central. Sin llegar a los picos artísticos de la compañía Pixar, este film de la Universal resulta un ameno pasatiempo. Y no mucho más. Ya se sabe: una forma de llegar directo al corazón del público infantil es recurrir a la conciencia ambiental. ¿Será porque los niños son el futuro, que pueden ser cautivados con mayor facilidad por películas que apelan al cuidado del medio ambiente? Sea como sea, ejemplos sobran y a esta altura no está mal preguntarse qué aporta cada uno de ellos. A la cabeza, incólume, está Wall-E (2008), una película que trasciende la conflictiva categoría de “Infantil” para contar una historia con fluidez narrativa y pasión cinematográfica. Pero volvamos a El Lorax: En Busca de la Trúfula Perdida. Aquí, conoceremos a Once-ler, un joven ambicioso con una familia verdaderamente tosca e ignorante. Gracias a su inteligencia y ambición, sumadas a la falta de escrúpulos de los suyos, el muchacho conducirá a todo un bosque hacia una tragedia de alcance global. Luego de instalarse allí para montar un emprendimiento textil y de desafiar al Lorax (inclasificable animalito que oficia de “voz del bosque”), el muchacho terminará en un estado de absoluta soledad, rodeado del ambiente que él mismo degradó. Cuesta creer que el motor de ese proyecto sea la creación de una suerte de bufanda-gorro que, por algún motivo, todos querrán usar. Unos cuántos años más tarde, el film nos transporta a Thneed-Ville, ciudad artificial que se mofa de no tener un solo árbol en pie. Excepto Ted, un niño enamorado de una cándida vecina cuyo sueño es ver uno de verdad, muy distinto a esos insípidos armatostes que en vez de frutos y hojas tienen lámparas. El Lorax: En Busca de la Trúfula Perdida apela, por una parte, a la conmiseración por los animalitos del bosque que se irán quedando sin un espacio para vivir. En la segunda parte, el relato se orienta hacia el objetivo de Ted: encontrar a ese personaje misterioso que fue la génesis de la tragedia. Relegado a una existencia mítica (no por nada es su abuela quien se lo menciona), esconde en una semilla la posibilidad de redimir su culpa y, al mismo tiempo, facilitarle las cosas al niño. Con un atractivo uso de la tecnología 3D que tampoco supera la media, la película de Chris Renaud y Kyle Balda queda encorsetada en su propio mensaje. Ni causa tanto miedo el “segundo villano” (el alcalde de la ciudad, especie de capomafia que se hizo poderoso vendiendo aire) ni tanta ternura el niño, que de a ratos cierra los ojos y recuerda a su vecinita. En cambio, sí es más convincente la perspectiva (estética y argumental) que la película genera sobre Once-Ier, a quienes los guionistas sí imaginaron con más psicología y menos marketing.
Mi villano ecologista Llega la nueva creación del productor de Mi villano favorito, Chris Meledandri, un relato basado en el cuento de Dr. Seuss, que narra el viaje de Ted para conseguir lo único que le importa: la atención de Audrey, la chica de sus sueños (que prometió casarse con el primer chico que le consiguiera un árbol de verdad). Lorax En esta travesía, Ted, conocerá la historia de un gruñón pero divertido personaje, responsable de la extinción de las trúfulas, quien le narrará la historia sobre la desaparición de los árboles reales. De manera amena y divertida, la historia se desarrolla entre musicales, moralejas y acción, ya que Ted deberá escapar del villano que desea comercializar oxígeno. Con un fuerte compromiso ecológico, El Lórax, entrega una clara reflexión sobre la vida silvestre y los verdaderos depredadores terrestres. Esta película animada comienza con un cortometraje de Mi Villano Favorito, por eso, es recomendable llegar con puntualidad al cine. Para aquellos que quieran disfrutar de su versión original, se encontrarán con las voces de Ed Helms, Zac Efron, Danny DeVito y Taylor Swift. Con el agregado de la música de Misión Imposible y la aparición heroica de El Lórax, el film se disfruta con comodidad. Se recomienda para chicos de corta edad y para adultos que quieran olvidarse del precio de la entrada.
La intención es lo que cuenta No deja de ser curiosa la costumbre que tienen las distribuidoras de cambiar a su antojo los títulos originales de las películas con el objetivo de vaya usted a saber. En el caso de la producción animada que nos ocupa se ha optado por transformar el original Dr. Seuss´ The Lorax por el más trepidante El Lórax: en Busca de la Trúfula perdida, en clara referencia a la primera de las aventuras clásicas de Indiana Jones. Qué tendrá que ver un arca con una trúfula supongo que eso lo conocerán quienes han optado por la valiente traducción; nosotros tan sólo podemos afirmar que en la película una trúfula es un tipo de árbol que escasea en la ciudad de Theneedville (algo así como La villa necesitada). Vayamos por partes: los mismos creadores y guionistas de la muy recomendable Mi villano favorito (de la que ya se está preparando una segunda entrega) se atreven ahora a trasladar a la pantalla grande una de las novelas más conocidas del Dr. Seuss (Theodor Seuss Geisel), un escritor y caricaturista estadounidense famoso por sus libros infantiles escritos bajo seudónimo. Entre sus narraciones que ya conocieron adaptación cinematográfica se destacan El Grinch, con un desatado Jim Carrey como protagonista; El Gato, con un no menos alocado Mike Meyers encabezando el reparto y la muy animada Horton y el mundo de los Quién. En esta ocasión, los directores de esta nueva adaptación de la obra de Seuss han recaído en la pareja de realizadores Kyle Balda, en su debut tras las cámaras después de un currículum admirable trabajando en el departamento de animación en films como Toy Story 2 o Bichos, una aventura en miniatura, y Chris Renaud, director de la ya citada Mi villano favorito y que, entre otras virtudes, se ha atrevido a dar voz a algunos de los animales del bosque en El Lórax. Ámbos, nos sitúan en una historia cautelosa sobre la responsabilidad ambiental y social, criticando la codicia corporativa, y haciéndonos partícipes de la necesidad de la sostenibilidad del medio ambiente, ya que sin ella las consecuencias pueden llegar a ser devastadoras. Este tema se resuelve como más oportuno y relevante en la actualidad de lo que pudiera llegar a ser en la época de los 70 cuando el visionario escritor norteamericano anticipó una problemática que, por desgracia, hoy está más candente que nunca. El problema es que lo que podría resultar una propuesta audaz como lo fue Una verdad incómoda, de Al Gore, se queda en una mera excusa para ilustrarnos una historia vista una y mil veces: la de un adolescente que para contentar los deseos de su amada no cejará en su empeño hasta que consiga su objetivo máximo, que en este caso es poder conseguir la semilla de un árbol con el que pueda repoblar la estéril tierra en la que habita. La película ganaría enteros si su puesta en escena resultara un poco más reposada; pero al ir dirigida a las plateas infantiles se le exige un ritmo frenético plagado de escenas de acción de parque de atracciones que acaban por ahogar el conjunto. Persecuciones, huídas y más persecuciones con el único objetivo de entretener sin más. ¿Y el mensaje que en teoría se nos debería quedar grabado a sangre y fuego? Pues se utiliza como mero “mcguffin” para justificar cabriolas y escenas vibrantes. Hay que reconocer la astucia de los creadores por idear personajes simpáticos que arrastran a la carcajada en más de una ocasión, con mención especial para los maravillosos cantapeces en concreto y para todos los habitantes del bosque en particular. Como siempre, si es posible, es necesario recomendar la versión original a la doblada (sobre todo en el caso de los fastuosos números musicales, que en español pierden gracia debido a lo forzado de las rimas). Es una pena no poder disfrutar de las voces de Danny De Vito, Ed Helms o Zac Efron, aunque en el caso del primero se ha esforzado por poner voz a El Lórax en varios idiomas, por lo que su acento ingés dota a su personaje de una peculiar caracterización. En definitiva, como suele ocurrir en muchos de los casos actuales en cuanto a cine de dibujos animados se refiere, estamos ante una obra que, en su afán por contentar a todo tipo de públicos, tanto adulto como infantil se queda a medio camino, de lo que podría haber llegado a ser si no hubiera tenido que pagar el peaje de la distracción a cualquier precio. En ese aspecto, la novela de 1971 supuso un aviso valiente de lo que estaba por venir, mientras que la película quiere cargar más las tintas en despertar la imaginación sin atender mucho a las raíces de la historia.
En un mundo artificial Adaptación animada de un clásico literario para niños. La gran contracara a Pixar (y sus “películas-para-chicos-que-son-más-para-grandes”) llegó en 2010 con Mi villano favorito . La fábula animada con más de Groucho Marx que de Frank Capra en la que la dupla Chris Renaud y Kyle Balda jugueteaba, con corazón, con la parafernalia de un Lex Luthor que descubría la paternidad, fue un medianamente ignorado instante en que la animación para chicos volvía a hablarle a lo absurdamente pueril e inventivo. Con El Lórax: En busca de la trúfula perdida 3D , Renaud y Balda vuelven a las andadas adaptando al cine el clásico de la literatura norteamericana infantil de 1971, Dr Seuss’ The Lorax , obra de Dr. Seuss (Theodor Seuss Geisel, el nombre más icónico y expansivo de la literatura infantil en los Estados Unidos). Ese carácter expansivo de Seuss, sumado a la reciente fascinación del cine hollywoodense por volver a sus relatos primaros (aquellos que educaron en lo lúdico cuando auténtico: Burton haciendo a Dahl, Jonze a Sendak, Stanton a Rice Burroughs), ha generado ya algunos olvidables Seuss en cine que no lograban condensar, ni ignorar, la potencia de visual y fonética del sinsentido con moraleja clásico de este buen doctor. El Lórax: En busca de la trúfula perdida al menos lo intenta. Toma la pequeña fábula anti industrialista de Seuss, donde el Lórax (un bicho color Gaturro, pero con bigote Coronel Cañoñes que es “la voz de los árboles”, y la de Danny De Vito hablando germánicamente en español) interviene en la construcción y caída de un imperio industrial, y, sin quitarle esa veta fundamental, agiganta el relato: lo vuelve musical y muta la historia de base en un flashback dentro del relato-aventura de un chico cansado de un mundo artificial donde hasta los árboles son plástico inflado. Visualmente El Lórax sabe aprovechar un universo preestablecido, aunque verbalmente pierde lo anárquicamente irracional del lenguaje en Seuss. El Lórax sabe mutar unos crudos personajitos del libro en definibles –por ende, vendibles- criaturitas, capaces de una ternura y potencia cómica ultrapop, quizá demasiado cercana a los Minions de Mi villano favorito . Es en su veta género, con villano incluido (con voz de Axel Kuschevatzky), donde se pierde un poco la coquetamente pueril alegría de todo el asunto.
Personajes que no convencen en esta historia del famoso escritor Dr. Seuss Theodor Seuss Geisel (1904-1991), más conocido por su nombre artístico Dr. Seuss, es uno de los escritores y dibujantes más populares y admirados de los Estados Unidos. Sin embargo, al menos en el terreno artístico, las películas infantiles realizadas en Hollywood en los últimos tiempos a partir de sus obras más famosas no han tenido demasiada suerte. Así, lamentablemente, El Lórax sigue el mismo camino que hace poco transitaron El Grinch o Horton y el mundo de los Quién: una corrección formal y un despliegue visual que no alcanzan a transmitir en ningún momento la sensibilidad, la frescura ni la fuerza alegórica de los imaginativos personajes y de las historias originales. Como en otros trabajos anteriores de ese gran poeta y caricaturista que fue Dr. Seuss, El Lórax tiene como trasfondo una metáfora ligada al cuidado del medio ambiente (en este caso, a los efectos arrasadores de la deforestación), pero su autor siempre tuvo la inteligencia necesaria como para que sus situaciones, conflictos y protagonistas, resultaran siempre entretenidos y, así, esa transmisión de valores positivos, esa veta "aleccionadora" si se quiere, no limitara la capacidad de entretenimiento y diversión. En la película, en cambio, casi todos los agregados a la trama y casi todas las decisiones artísticas (especialmente su impronta de musical con números muy poco lucidos) no hacen otra cosa que distanciar y abrumar al espectador. Por lo tanto, la película casi nunca fluye, los protagonistas son poco convincentes: el Lórax es aquí un mero personaje secundario, mientras que la historia de amor que motiva a un joven a encontrar un árbol de verdad jamás alcanza la intensidad necesaria. Más allá de la belleza cromática de algunos planos y del esfuerzo por conseguir algunos pasajes de cierto impacto gracias a los efectos en 3D, El Lórax es una película bastante obvia y anodina. Una pena, sobre todo viniendo del mismo equipo (con amplio aporte francés) que consiguió hace apenas dos años una muy lograda película como Mi villano favorito.
Mientras el aire sea gratis Un niño habitante de una ciudad donde todo es artificial -los árboles son de plástico y el aire se compra envasado- está decidido a encontrar la última semilla existente para plantar un árbol. En su búsqueda conocerá la historia del responsable de la devastación del planeta y de El Lórax, criatura protectora de la naturaleza. Sin ninguna sutileza, "El Lórax" trata sobre la desforestación y el cuidado del medio ambiente. La historia creada por Theodor Seuss Geisel en 1972, se presenta en esta versión muy fiel a los dibujos del libro original, como así también a la moraleja final. A esta altura no es posible criticar las técnicas de animación ni las aplicadas para sus texturas y efectos tridimensionales. Este tipo de películas cada vez se ven mejor, aunque en este caso es su contenido, simplón y moralizante, el que no está a la altura. Por bien intencionado que sea.
El Lorax es en mi opinión la obra maestra de Dr. Seuss, un genio de la literatura infantil que en Latinoamérica nunca tuvo la difusión que se merece, a tal punto que hoy todavía es complicado conseguir sus trabajos en las librerías. Lo genial de su arte, como ocurre también con L. Frank Baum, responsable de la saga de Oz y Michael Ende (Momo), es que detrás de la fantasía y diversión que tienen los libros, las historias brindan excelentes valores de vida que no está mal recordarlos una y otra vez. Especialmente en los tiempos que corren. Este relato siempre fue mi cuento favorito de Seuss porque representa la labor más oscura y controvertida de su carrera, donde el poderoso mensaje que dejó fue muy criticado cuando se publicó por primera vez en 1971. El Lorax fue muy polémico en su momento porque el autor se tiró en contra de las grandes corporaciones que en Estados Unidos generaban contaminación en el medio ambiente, además de criticar la filosofía de vida capitalista y la obsesión que tienen en esa sociedad con el tema de hacer dinero a cualquier costo. Lo cierto es que el libro estaba tan bien hecho que su mensaje inclusive hacía reflexionar a grandes y chicos sobre la importancia de respetar a la naturaleza y no perder el contacto con ella. De hecho, la primera adaptación televisiva dentro de la animación que hicieron en 1972 David DePatie y Fritz Freleng (responsables de la serie de La Pantera Rosa) llegó a ser censurada en algunas ciudades norteamericanas porque las compañías industriales presionaban a los canales para que no se emitiera, ya que el mensaje anticapitalista en contra de los empresarios afectaban su imagen y los negocios. Por todas estas cuestiones El Lorax es especial en la obra de Seuss. Esta nueva versión animada que llega al cine realizada por el director de Mi villano favorito, Chris Reanaud, se destaca por conservar el espíritu y el mensaje del libro, pese a los numerosos cambios que le hicieron al relato. Modificaciones, que por otra parte, eran bastante predecibles, ya que resultaba imposible llevar el cuento (que no supera las 30 páginas) a la pantalla grande sin expandir situaciones o agregar cosas en un largometraje. A diferencias de otras producciones donde estos retoques terminan haciendo desastres, acá dentro de todo el mensaje del Lorax se mantuvo intacto. La mejor prueba de esto son las reseñas negativas de los críticos yankees conservadores, que en varios medios le pegaron a este film por considerarlo una “propaganda socialista”. Los mismos sujetos que después recomiendan mamarrachos fascistas y ultrapatrioteros como Act of Valor o Batalla. Los Ángeles que le rinden pleitesía a sus adorados marines. El Lorax sigue siendo un grano en el trasero para determinados sectores de esa sociedad y este film volvió a demostrarlo. Visualmente la película es fascinante por los escenarios coloridos y psicodélicos que tiene la historia, que además cuenta con un muy buen uso del 3D. En este caso le agregaron más humor y persecuciones al conflicto, donde inclusive incorporaron un nuevo villano como es el empresario enano O´Hare que no existía en la obra original. El único problema que le encuentro a esta adaptación es que entre los cambios que le hicieron al relato, terminaron por generar que el Lorax quedara relegado a un rol muy secundario, cuando el título del film se refiere a él. Es una pena porque el personaje es maravilloso y Danny DeVito hizo un gran trabajo con el doblaje en castellano. Me hubiera gustado ver una mayor presencia del Lorax. Pese a todo, reitero, la historia conserva el espíritu del libro original y eso ya la convierte una gran producción para los más chicos. La verdad que está bueno tener en la cartelera una película que no se hizo únicamente para vender muñequitos en restaurantes de hamburguesas, sino que es una propuesta entretenida que tiene algo para decir.
Filme animado de gran primer nivel que ofrece un saludable mensaje ecologista. Cuando en 1995 Pixar irrumpió en la escena del cine animado con Toy Story, su primer largometraje, puso la vara del cine digitalmente animado tan alta que recién en los últimos años empezamos a ver productos similares en calidad tanto en cuanto a la animación propiamente dicha como al universo que crean para desarrollar sus historias. Esta es una de esas películas del género que no necesitan pertenecer a Pixar para brillar. Hay un motivo para que el universo de The lorax sea homogéneo ya que el filme está basado en un cuento de Dr. Seuss, escritor responsable también de libros que dieron origen a filmes con diversos resultados artísticos como El Grinch, Horton y el Mundo de los Quien y El gato. El Lorax: En busca de la trúfula perdida es un filme profundamente ecologista que habla del aire que respiramos, de la importancia de proteger el medio ambiente y las consecuencias de la tala indiscriminada de árboles. Y lo hace desde la sencillez de la historia de Ted, un adolescente, que en un futuro sombrío, rompe las reglas para intentar conseguir aquello que más desea la chica de la cual está enamorado. La ambición más profunda de Audrey, la chica en cuestión, es ver un árbol natural, algo a lo cual, en el universo en el que se desarrolla el relato es imposible acceder. La artificial ciudad de Thneed-Ville en la que viven Ted y Audrey carece de árboles y el aire puro es controlado por un magnate. El Lorax del título es el guardián de un bosque contiguo a Thneed-Ville que, antes de que un hombre llegara y talara el bosque en busca de beneficios económicos, supo albergar una frondosa y colorida arboleda y animales de muy diversas especies. Personalmente me sorprende que este filme no haya ofendido a los conservadores de Fox News que alzaron sus voces contra The Muppets por considerarla comunista ya que en The Lorax resulta más explícito como la ambición por el dinero es capaz de destruirlo todo. Además seguramente esta película llegará a un número mayor de niños que aquella basada en los muñecos creados por el gran Jim Henson. La correcta utilización del 3D colabora con la fluidez del relato y, por ello a que El Lorax: En busca de la trúfula perdida sea un filme más disfrutable y accesible a todos los públicos. Y, como lo habíamos anticipado al comienzo de la crítica, el nivel de la animación no tiene nada que envidiarle a los productos Pixar.
Excelente película con mensaje ambientalista Thneedville es una ciudad totalmente amurallada en la cual no existe el mundo vegetal. Todo es de plástico y artificial. El aire se vende y el dueño de la empresa que embotella el aire, Mr. O´Hare, es la persona más poderosa del lugar. Audrey es una niña que sueña con conocer algún día un árbol o una planta de verdad. Ted es un niño enamorado secretamente de su amiga Audrey y será capaz de salir de la ciudad para conseguirle un árbol a cualquier costo. Fuera de la ciudad se encontrara con Once-Her, un ser que dice ser el culpable de la desaparición de la naturaleza. Él le contará como, a pesar de las advertencias del Lorax, un ser que habla en representación de los árboles, comenzó la destrucción que llevo al planeta a estar como está. A partir de allí una historia que, amén de ser fantasiosa y escrita hace ya un tiempo, no deja de tener visos de realidad. Theodor Seuss Geisel (más conocido como Dr. Seuss) es uno de los autores y caricaturistas de cuentos infantiles más reconocidos y leídos en los EE.UU. Todos sus cuentos conllevan algún tipo de mensaje y “El Lorax” no podía se menos. Esa vez la naturaleza y el medio de vida, la concientización del cuidado del planeta, es el tema principal. Este film de animación computada, donde se respetan a la perfección las caricaturas de Dr. Seuss en 3D, cuenta con una excelente realización técnica pero que, lo mejor de todo esto, es que esta puesto al servicio de un mensaje tan necesario en la actualidad. “El Lorax” es la mejor manera de que los chicos entiendan cual puede llegar a ser el futuro del planeta si no lo cuidamos, pero además, repetimos, en un film excelentemente realizado. “El Lorax” de interés cultural y medio ambiental de la ciudad de Buenos Aires, es por ellos que se realizaran varias actividades. Por ejemplo, en coordinación con el Ministerio de Desarrollo Social, se realizará en el Village Caballito una función especial del film para 400 niños de hogares, también habrá una avant premiere del film en el Village Recoleta para 450 alumnos de escuelas municipales convocados por el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, y por una iniciativa del programa "Mejor en Bici" el personaje protagonista del film, el propio Lórax, hará una recorrida por los puestos de bicicletas de la ciudad para dar una sorpresa a todos aquellos que utilicen el servicio durante ese día. Un maravilloso film de ensueño para ayudarnos a tomar conciencia a nuestros chicos y a nosotros mismos de una manera tierna, simpática, eficaz y placentera.
Recio amor por la naturaleza Se trata de una película de animación en 3D, basada en un cuento que escribiera en 1971 el californiano Theodor Seuss Geisel, mejor conocido como Dr. Seuss. Una pequeña ciudad donde la naturaleza no existe. En ella ni las flores, ni los árboles son naturales. Todo es de los materiales más variados. Ted vive en el lugar con su madre y su abuela y está enamorado de su vecina, Audrey, una alegre pelirroja de unos doce años como él, ésa que lo pone en apuros cuando dice estar obsesionada con tener un árbol natural. Quién se lo traiga, asegura, será receptor de todo su amor. Y así Ted se lanza a la aventura con la ayuda de su abuela que lo orienta en la tarea. En moto, cruza los límites de la ciudad y se encuentra con un territorio desértico y extraños personajes. Lorax, una especie de enano del bosque decidido a proteger el espíritu de la tierra y un misterioso señor Once Lear que le cuenta una dramática historia que revaloriza la necesidad de proteger el medio ambiente y la necesidad de que la naturaleza, nuevamente, forme parte de la tierra. AIRE EMBOTELLADO Ted, que se enfrenta a un gobernante especulador que vende aire puro en botellitas, mientras mantiene una ciudad "artificial", decide transmitir el mensaje ambiental a los ciudadanos. El filme de Chris Renaud y Kyle Balda, orignales creadores de "Mi villano favorito" readaptan el cuento del escritor y construyen un mundo maravilloso de pequeños animales en colores pastel y dan un tinte naif no sólo a la historia, que se simplifica, sino a los pequeños personajes, una fauna de jugetes como peces caminadores, ositos sonrientes, conejos encantadores y el mismo Lorax, mezcla de enamo de jardín y morsa acaramelada. Película destinada por la forma a los más chiquitos, con mensaje ecológico y muñecos listos para formar parte del futuro merchandising de la película, "El Lorax..." toma el formato de un musical con ciertos puntos de contacto con un clásico, "El mago de Oz". Algunas divertidas canciones y ese delicioso bestiario que recuerda los duendecillos del animé japonés, componen una puesta sencilla y con buen ritmo.
Un héroe biodegradable. Este jueves llega a nuestras salas el esperado film El Lórax en busca de la Trúfula perdida, película basada en el cuento del mismo nombre de Dr. Seuss, un relato que nos sitúa en un futuro apocalíptico donde todo es artificial y artificioso. Las calles de Thneed-Ville están llenas de color, los árboles son inflables y hasta el aire se vende envasado. La gente sin embargo vive en un estado de total alegría, tal vez una emoción tan falsa como los componentes del verde follaje. En este marco sin embargo aún subsisten las clásicas historias de amor adolescentes, donde las niñas objeto de deseo suelen poner a prueba la voluntad de sus pretendientes. Es así como Ted Wiggins eternamente enamorado de su vecina Audrey escucha como ella suelta con total desparpajo la frase “le daría un beso a quien me consiguiera un árbol de verdad” .Y esta simple frase será el motor para que el joven con la complicidad de su abuela comience una incansable búsqueda de una semilla que logre que germine tanto el árbol, como el ansiado beso. Así emprende un viaje iniciatico, alejándose de los límites de la ciudad (tanto físicos como filosóficos) e ingresando en un hostil y gris ambiente. En este mundo opacado y polucionado vive Once-ler un hombre quien posee la preciada semilla, pero que a cambio de su entrega le relatará al joven como el mundo natural fue destruido por la desmedida ambición de los habitantes primitivos. Aquí la historia a través de un desdoblamiento nos llevará a los tiempos donde los colores y la vida silvestre eran de publico dominio y donde todo era de libre e irrestricto acceso. Allí el joven Once-ler , emprendedor como pocos , se adentró en los bosques nutridos de colores brindados por los árboles de Trúfulas y al verlos supo al instante que allí dormía una mina de oro . Al intentar talar los árboles mágicamente se materializa en escena el héroe de nuestra historia, el Lórax , una especie de ser peludo y simpático que vela por la integridad del bosque. El gruñón ser convence a Once Ler que la devastación de los recursos no es el medio para lograr sus objetivos o por lo menos no es el medio con menor impacto ambiental para los seres que ahí habitan. Sin embargo Once Ler movido por la ambición desmedida inicia una industrialización masiva de su producto, aniquilando el bosque de Trufulas y con ello la calidad de vida de sus habitantes Así el mundo tal cual era conocido no existirá más y empezará la comercialización de los pocos recursos que quedan , hasta llegando al extremo de comercializarse el aire puro envasado En las manos de Ted Wiggins ahora no estará solo la semilla de la Trúfula sino la posibilidad de revertir esta historia de desatención por la naturaleza y desinterés por el prójimo. El film cuidadosamente narrado con vivaces cuadros musicales (de los cuales sobresale “ ¿Cuan malo puedo ser ?”) , no solo narra la historia con efectividad sino que apunta la concientización de los niños sobre las consecuencias de la falta de cuidado ecológico en nuestro actuar diario. Casi con aires de viejo cuento de las abuelas con moraleja, no la hace especial ni el despliegue de recursos técnicos ni los actores que prestan sus voces al proyecto, sino que conmueve al público desde el lugar de ponernos de frente a las propias miserias del capitalismo salvaje. Cuando el costo de la codicia no es otra cosa que el futuro de la nuevas generaciones , el dilema esta planteado y como dice Once-ler “a menos que ” hagamos algo al respecto nuestro destino está mas cerca de Thneed-Ville de lo que creemos. Es hora de despertar conciencias y si El Lórax así lo hace habrá cumplido su cometido.
VideoComentario (ver link).
Como todos los cuentos del clásico Dr Seuss, tiene el encanto de una enseñanza, la cualidad de poner en ridículo a los humanos que sólo se preocupan por su interés. En este caso, en defensa de la naturaleza, con una realización impecable.
Conciencia medioambiental al estilo Dr. Seuss El Lórax: En Busca de la Trúfula Perdida cuenta la historia de Ted, un niño que vive junto a su familia en una comunidad artificial y bajo un gobierno despótico, Ted emprende un viaje a buscar algo que los habitantes han olvidado y parecen no necesitar, un árbol real, ésta iniciativa sin embargo, no responde en principio a un carácter idealista sino a algo mucho más mundano, real, algo totalmente Dolinesco, conquistar a una chica, es que nuestro filosofo porteño, Alejandro Dolina, ya lo habia adelantado "Todo lo que un hombre puede hacer, sean proezas y hazañas o, simplemente, hechos destacables, lo hace por levantarse a una mina". El Lorax es una película que apunta a la consciencia ecológica y pura y exclusivamente a eso, el humor en la película nunca llega a conectar, la acción está ausente y las canciones tampoco logran llegar a buen puerto, sin embargo el desarrollo de la historia es acertado y la narración, mostrando la historia de Ted y la de "El una vez...", beneficia bastante la evolución de la película. De ésta manera con un manejo soberbio de la animación (que remite bastante a Horton y el Mundo de los Quien), una paleta de colores maravillosa y un desarrollo profundo de la temática ecologista dado por la construcción de lo cotidiano en ese mundo distópico El Lorax logrará en el adulto la reflexión y en el niño la diversión que busca. El Lorax está apuntada sobre todo a los niños más pequeños y no tanto a los pre-adolescentes como otras cintas de animación a las que estamos acostumbrados y que juegan con el famoso chiste "doble sentido", en El Lorax el doble sentido corre por el lado de la metafora entre los aspectos de ese mundo y el nuestro, un claro ejemplo es la venta de aire embotellado y en bidones, inmediatamente unido a nuestro consumo de agua bajo las mismas circunstancias a pesar de ambos ser elementos naturales.
En los últimos días El Lórax: en busca de la trúfula perdida fue declarada de interés cultural y medioambiental por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Esta acción pone sobre el tapete el principal objetivo al que parecieron apuntar los realizadores, un film de concientización con un mensaje pro-ecológico, más concentrado en aleccionar a los niños que en construir una historia con personajes de emociones reales. De los creadores de la muy recomendada Despicable Me, esta producción presenta una distancia con aquella, convirtiéndose más en un manual de biología, de hecho se amaga a dar una definición de lo que es la fotosíntesis, que en un film con corazón. De igual forma que antes, aquí se recrea nuestro mundo pero con marcadas diferencias. Si en el anterior trabajo la sociedad había tenido una suerte de regreso al espíritu de los años '30, con un reconocimiento del público y la prensa a los delincuentes de turno, aquí se presenta un mundo sintético en que los árboles han desaparecido y se los ha reemplazado con réplicas plásticas, a la vez que no solo el agua sino también el aire se vende en botellas descartables. Un futuro marcado por el capitalismo despreocupado que ha llevado a un olvido de lo que es el medio ambiente y a una desconexión total con la naturaleza. Esto abrirá la posibilidad de contar dos historias, la de las causas de tal desolado paisaje y la de un joven ya nacido dentro de esas consecuencias, en búsqueda de recuperar aquello que se ha perdido. Habrá oportunidades para las que Ken Daurio y Cisco Paul, guionistas de Mi Villano Favorito, retomen ese divertido rumbo, ofreciendo algunas secuencias de cierta comicidad, centradas en un cuidado importante sobre los detalles. Por demás nunca terminará de romper del todo con su mensaje infantil y sobradamente optimista en torno a la ecología, aunque destilará en una crítica menos superficial al capitalismo salvaje y al consumismo que funciona mejor. Entre tanto personaje vacío de emociones cabe resaltar la figura de Danny DeVito, hombre verdaderamente comprometido con la causa, quien puso su voz al Lórax en todos los idiomas. Escuchar al personaje pronunciar frases del mismo modo en que Pedro Almodóvar anunció que la ganadora del Oscar era "El secretou de sús ojous", es una locura que bordea la genialidad.
Buen mensaje y bella imagen; falta picardía El mensaje ecológico y los atractivos visuales son los puntos fuertes de este film de animación digital de Chris Renaud, responsable de la superior «Mi villano favorito», que no sólo lucía bien, sino que tenía un argumento con bastante más picardía. En cambio, en «El Lorax», todo el peso está en lo visual, con diseños realmente imaginativos para plasmar una ciudad del futuro donde no hay árboles y el aire puro se comercializa en botellitas de plástico, como si fuera una gaseosa. El relato es un poco desprolijo, ya que por un lado muestra a un chico que se esfuerza por conseguirle un árbol de verdad a su hermosa vecinita, y por otro, un extraño anciano recluido en una casucha ubicada fuera de la ciudad explica cómo arruinó un paraje paradisíaco talando todos los árboles. En este relato es donde aparece el personaje del título, especie de demonio de Tasmania bigotudo cuya misión es proteger los árboles, algo que evidentemente no cumple demasiado bien. El Lorax tiene la voz de Danny DeVito incluso en esta versión en castellano, ya que el talentoso actor se ocupó, entrenándose con coachs de lenguajes, de doblar el film a casi todas las versiones internacionales (un trabajo loable e inédito, ayudado por el hecho de que el personaje no aparece demasiado tiempo en la pantalla). Hay algunas escenas muy atractivas y bien pensadas para el 3D, como una caída por los rápidos de un río o la persecución final para plantar la última semilla de un árbol, pero el conjunto no cierra del todo, mientras que la imaginativa música de John Powell no siempre funciona a la hora de que las canciones sean dobladas al castellano.
Ecología animada Al título original de esta película, Dr Seuss’ The Lorax, debe prestársele atención porque, cuando para el mercado argentino la bautizaron como El Lorax, dejaron de lado una información importante acerca del origen de la obra. Dr. Seuss, nombre artístico de Theodor Seuss Geisel, fue un escritor de cuentos para niños y director de cortos animados que dejó huella en algunas generaciones de lectores norteamericanos. Autor entre otras de How de The Grinch stole Christmas (que en Argentina se conoció como El Grinch) u Horton y el mundo de los quien, se destacó también por tener claras posiciones políticas y sociales de compromiso con su país, algunas de las cuales quedaron plasmadas en sus obras. La historia del Lorax, por ejemplo, es un alegato en contra de la explotación indiscriminada de los recursos naturales. El tema está disperso a lo largo del argumento. En éste, un niño llamado Ted desea cumplir el sueño de una chica para así ganarse su corazón. Ese sueño consiste en poseer un árbol verdadero, algo casi imposible en la ciudad que habitan, donde los gobernantes han hecho un culto de lo artificial y viven pensando en cómo alimentar la docilidad de la población. Pero Ted desafía las reglas y cruza el límite urbano. Pronto se encontrará con un misterioso viejo, que le contará la historia del Lorax, y la de un mundo del pasado donde la naturaleza florecía y embellecía el paisaje. Despegado del modelo Pixar tanto como del Dreamworks, y muy agradable de ver, el mundo animado de esta película resulta atractivo, aunque el relato no cierra tanto, y se lee por allí a algunos admiradores de Dr. Seuss diciendo que el autor fue bastante distorsionado por quienes lo filmaron.
Al rescate de los bosques extinguidos Un muchachito quiere encontrar un árbol de verdad para impresionar a una joven; ellos viven en una sociedad que se ha apartado de la naturaleza y que ha acabado con los bosques. En esa aventura conocerá al Lórax, una suerte de malhumorado guardián de la Naturaleza. Los cuentos del Dr. Seuss (Theodor Seuss Geisel, que vivió a lo largo de casi todo el siglo XX) son extremadamente populares en los EE.UU, pero son prácticamente desconocidos entre nosotros. Las adaptaciones de estos relatos al cine no han tenido tampoco el éxito que habría podido augurar su enorme difusión literaria, sobre todo entre los niños norteamericanos. Los intentos de llevar a la pantalla las andanzas de "El Grinch" o el particular universo de "Horton y el mundo de los Quién" no alcanzaron la repercusión esperada por los productores. Algo parecido puede llegar a ocurrir con esta historia de clara orientación ecológica contada en clave de aventuras con sesgo musical. A la presentación de la fantástica ciudad en la que viven los personajes centrales, un mundo artificial en el que todo es una monumental escenografía, le sigue la exploración que lleva adelante el joven protagonista más allá de los límites del pintoresco municipio. En ese mundo desconocido toma contacto con el Lórax, un celoso guardián del medio ambiente que deja en claro (no sin humor) el desatino que cometen los seres humanos al transformar irresponsablemente el orden de la Naturaleza. Si bien el chico comienza a correr su aventura porque quiere impresionar a una muchacha, pronto abraza la causa ecológica y decide jugarse el todo por el todo en la empresa de volver a plantar la última semilla natural en el centro de la ciudad artificial, para crear conciencia acerca de la necesidad de recuperar los lazos con la naturaleza. La realización técnica es muy buena, con un excelente uso del color y un vistoso diseño de los entornos y de los personajes; el efecto tridimensional está inteligentemente aprovechado, y los números musicales se ven correctamente resueltos; pero, aunque la narración no presenta tropiezos, los personajes no terminan de atrapar el espectador: el Lórax aparece algo desdibujado, y la historia no ofrece demasiadas sorpresas.
El árbol que tapa el bosque Desde que ha sido adaptado al cine, el imaginario del Dr. Seuss ha tenido un problema mayúsculo: su excesiva carga alegórica, lo que convierte a cada película en una pesada muestra didáctica de no-cine. A excepción de la estupenda Horton y el mundo de los quién, el cine no ha sabido encontrarle la vuelta a un autor que, por otra parte, resulta casi inadaptable. En primera instancia, sus personajes hablan en rima y además aquellos que son los buenos, abusan de una actitud naif tan recalcitrante, que sólo una obra autoconsciente puede incorporar satisfactoriamente este universo. En la mencionada Horton… el personaje principal, el elefante, sostenía notablemente esa lógica interna y a su costado excedido en bondad le incorporaba una cuota de valentía y heroísmo que trasgredía el cuento original para contagiarlo de un espíritu épico a la usanza del cine. En el caso de El Lórax, en busca de la trúfula perdida, era la gente encargada de la atractiva Mi villano favorito (junto a los guionistas de Horton…) la empeñada en traducir el cuento en narración cinematográfica. Y en ese sentido, los resultados no podían ser más decepcionantes: El Lórax… funciona sólo por momentos, y se deja avasallar por una metáfora ecologista de tamaño extra-large, nunca diluida en ese amable aporte del cine: el cuento en movimiento. El Lórax, en busca de la trúfula perdida avanza en dos niveles: por un lado tenemos al joven Ted, habitante de una ciudad-domo artificial donde todo es de plástico o se infla, donde el aire es comercializado por un malvado empresario, y donde la presencia de un simple árbol real es ya un elemento mitológico o de fantasía. Ese joven se entera que la chica de la que está enamorado se entregaría a quien le enseñe un arbolito, y emprende un viaje hacia el exterior de ese universo idealizado en busca de un misterioso personaje que debería saber dónde encontrar el último árbol vivo. En esa instancia es donde aparece la otra línea narrativa del film, que es el relato del hombre misterioso a Ted, sobre cómo él mismo fue el encargado de comenzar la destrucción del planeta tal como se lo conocía. Emprendedor, para producir un loco invento, taló todos los árboles de un hermoso bosque, ese que ahora sólo muestra troncos cortados y un cielo violeta oscuro. Tiempo presente y pasado se van fusionando progresivamente, hasta un desenlace en la veta optimista: como siempre en Dr. Seuss, está presente el mal, pero no tanto como una esencia malévola per sé, sino como un lugar al que se llega desde la ignorancia y las buenas intenciones. Y más allá de su diseño visual atractivo, El Lórax… no funciona porque falla tanto narrativa como temáticamente. No hay nada de malo en una fábula ecologista, WALL-E lo era e incluso ha sido la obsesión de la obra de Miyazaki, pero el inconveniente es que el mensaje, la bajada de línea, es aquí tan grosera, que inhabilita cualquier complejidad. WALL-E o Miyazaki (otra vez) pueden ser ecologistas, pero hay otros niveles de lectura que tienen que ver con una mirada sobre la humanidad, un juego por la vía de los géneros, de la ciencia ficción al relato de aventuras. Son metafóricas. El Lórax… no, es una alegoría. Y, se sabe, no hay forma de ver otra cosa en una alegoría, es eso y listo: es el fin de la imaginación. Por eso, no vemos en esta película nada más que un mundo al que le hace muy mal que talemos árboles. Bien, aprendimos la lección y nos vamos a casa preocupados. Pero… ¿nos divertimos en el camino, nos emocionamos? Imposible. Salvo en aquellos momentos donde la historia viaja al pasado y conocemos a las criaturas que habitaban el bosque, un mundo de ositos y pececitos que funciona con la misma lógica lisérgica de los minions de Mi villano favorito, el resto de la película es una nulidad absoluta. Los personajes carecen de interés y volumen, el villano es uno de los diseños más feos del cine de animación reciente, los conflictos están mal definidos, y los números musicales son de lo más feo que se recuerde. ¿Y el Lórax? Bien, gracias. Es llamativo cómo el personaje que se supone central y que le da título al film, un peluche naranja de unos bigotazos amarillos que es como el representante de la naturaleza (ojo que baja desde arriba y rodeado de un haz de luz), se convierte apenas en una nota al pie, en un secundario sin mayor injerencia más allá de ser el reservorio moral del relato. Aquel bosque, el de los ositos, patitos y pececitos, por su sola lunática presencia, ameritaba mantenerlo con vida. No hacía falta tanta alegoría para apagar tanta gracia. El Lórax, en busca de la trúfula perdida es un film incomprensible en el sentido de que tenía todo para ganar y lo pierde irremediablemente.
Un romance ecológico Con escenarios que recuerdan demasiado a “Horton y el mundo de los quién” y algunos personajes que remiten a “Mi villano faorito”, el filme del dibujante estadounidense Theodor Seuss Geisel (Dr. Seuss), es una historia que tiene como protagonista a un chico de 12 años lanzado a la conquista de la chica de sus sueños. Para conseguir su objetivo busca y encuentra a un huraño personaje (Lórax) que vive en la cima de una montaña y está empeñado en defender lo que queda de una Naturaleza cercada por la deforestación. Las imágenes son tan limpias y prolijas que no alcanzan a convencer con una historia que muestra dos caminos: la aventura del joven conquistador y el empeño del ermitaño Lórax por conservar lo poco que queda del mundo natural. Un filme correcto que no esconde sorpresas.
Ante todo quiero decir que me genera una admiración inmensa el hecho de que el mismo actor que hace la voz de un personaje en la versión original en inglés, haga lo mismo en su versión en español. Sobre todo si ese actor es Danny De Vito. Es decir que, a pesar de ver una película doblada, estamos oyendo la voz original. No pasa a menudo, así que es algo digno de mención, y sobre todo de agradecimiento. Una muestra inusual de respeto al público. Ahora vamos a la película: Ted es un chico que vive Thneedsville, una ciudad feliz, colorida, aparentemente perfecta, excepto porque su césped, árboles, arbustos y animales son de plástico. Lo cual genera una consecuencia que podría ser un serio inconveniente, si no fuera porque a un brillante empresario, O’Hare, se le ocurrió cómo resolverla: para paliar la falta de aire puro, hizo una fortuna vendiendo aire envasado. Y si quiere hacer crecer su negocio, sólo necesita generar más contaminación, así la gente querrá más aire todavía. Ted tiene 12 años, vive con su mamá y su abuela, y está enamorado de una “mujer de secundario”, o sea Audrey, una chica mayor que él. Audrey es una nostálgica de los árboles, los de verdad, esos que ya no hay. Y dice que se casaría con quien le consiguiera uno. No hace falta una palabra más para que Ted se ponga en campaña, y termine siendo el héroe de la película. Con algo de ayuda de su particular abuela, ubica al Una-vez quien le cuenta la historia de lo ocurrido con los árboles de antaño, y por ende, la historia de la mágica criatura que los protegía, el Lórax (cuya voz hace Danny De Vito, con algo de acento foráneo, lo que le da más simpatía al personaje). El film se ubica en el grupo de películas infantiles con conciencia ambiental, como lo fue Las aventuras de Sammy, por ejemplo, pero desde un lado más ficcional, desde un lugar más simbólico, no tan realista. Incluso los tan olvidados árboles de trúfula son muy “inventados”: son de colores, y su follaje tiene una textura tipo angora. Las criaturas del bosque son hermosas, casi empalagosas diría de tan bonitas y dulces. Hay un par de guiños musicales de los pescados que van a causar gracia a los adultos, aunque los niños no entenderán de qué se trata, pero como somos los grandes los que los llevamos, está bueno que se acuerden de nosotros. Pero aún desde este punto, algo más distante de la realidad de los espectadores, el mensaje de la película no ahorra en sutilezas a la hora de echar las culpas de los desastres ambientales a los intereses económicos particulares, y al consumismo general. Con la salvedad de las diferencias entre cada uno de los “empresarios” representados: está el que cree que no hace ningún mal, y por lo tanto se permite arrepentirse luego (y ser el puntal de la recuperación), y el otro, como O’Hare, mucho más inescrupuloso y ambicioso sin límites. Presten atención a la voz de O’Hare, personaje cuya estética me recordó mucho a Edna Moda de Los Increíbles. No lo van a reconocer fácilmente, pero el hombre detrás de esa voz es nuestro Axel Kutchevasky. El film tiene dos tiempos de narración: el presente de Ted, y los “flashbacks” con los que el Una-vez cuenta lo que ocurrió hace un tiempo, no tan lejano. Pero están claramente separados, por lo que no resultará confuso para los más chiquitos. La película está basada en uno de los personajes del célebre Dr. Seuss, escritor y caricaturista, creador, entre otros, del Grinch, y del Gato Ensombrerado, actual serie de dibujitos, pero que fue llevado al cine en una versión no animada (se llamó El Gato, y lo interpretaba Mike Myers). Además cuenta con varios musicales, entre los que se destacan “Cuán malo puedo ser”, y la emotiva “Déjalo Crecer” (que al final, en los títulos, se escuchará en una versión más movida y en inglés, no la desaprovechen). Del lado de lo estético, la paleta de colores de la película es hermosa, llena de colores vivos que contrastan con la oscuridad del mundo post-árboles. El efecto 3D está usado correctamente, sin llamar demasiado la atención. Quizás para algunos la trama sea demasiado simple, y hasta se puede criticar la ilusión de que un solo niño pueda revertir un caos ecológico de magnitudes, misión que encuentra de casualidad cuando su propósito era sólo conquistar a una chica. Sin embargo, esa es la idea: demostrar que el compromiso, aunque sea de una sola, y pequeña, persona, es el punto de partida para cambiar el mundo. Y que nunca es tarde para empezar con esa tarea.
Ecología para los más chicos El Lórax es otro personaje del famoso escritor Dr. Seuss que llega a la pantalla grande con la dinámica y el espíritu con el que fue concebido: mensajes educativos, diversión y surrealismo. En este sentido respeta la obra original y ofrece un buen entretenimiento para los más chicos, aunque se agregan varias cuestiones que no estaban en el cuento. No es de esos filmes animados que son principalmente para niños pero que contienen varios ingredientes para atraer a los adultos que deben acompañar a esos niños en el cine, sino que su puesta es exclusivamente para los más chicos, cuestión que puede provocar el rezongue de más de uno. Aquí creo que le erraron un poco ya que seguramente los que conozcan bien quien es Dr. Seuss y sus historias sean personas de más de 30 años. No pude identificar momentos en los que se apuntara al público más adulto, aunque quizás el director y los productores hayan querido hacerlo en algunas escenas. La parte visual está muy bien lograda, con una mezcla de colores envidiable y un mundo, tanto en su faceta artificial como en la que aparecen las trúfulas, que logra manifestar a la perfección la visión del ya fallecido escritor norteamericano. El trabajo de voces incluye figuras como Danny DeVito, Ed Helms, Zac Efron, Taylor Swift y Betty White. Debo aclarar que no me gustó el trabajo de doblaje, por más esfuerzo que haya implicado hacer que el mismo DeVito pusiera la voz para la versión en castellano. Suena horrible, forzado y no respeta la dinámica del idioma original. Claro que entiendo que hace falta el doblaje para los más chicos, pero debería darse la oportunidad para que el espectador no tan niño pueda disfrutar de la versión original sin tener que bancarse traducciones malas y que lo embrutecen. A muchas salas de cine parece no importarle esta cuestión. Para concluir, la recomiendo para llevar a los más pequeños (de 5 a 11) que podrán aprender valores nobles como el cuidado del ambiente y la precaución para con las grandes corporaciones que no siempre están pensando en el bienestar de la sociedad. Para los más grandes... ¡Warning! NO es Shrek.
Este es un filme de animación que lo podes ver en 3D o en 2D, basado en el libro del Dr. Seuss del mismo nombre, producido por la Illumination Entertainment, distribuida por Universal Pictures, la cuarta cinta basada en los trabajos de Dr. Seuss y la segunda adaptada totalmente animada por computadora (la primera fue Horton hears a Who!). Gira en torno a Ted (Zac Efron), es un joven de 12 años, idealista y romántico, vive en "Thneed-Ville", una ciudad que es totalmente artificial, a excepción de su gente; se encuentra enamorado desde niño Audrey (Taylor Swift), la chica de sus sueños, dará todo para conquistarla, quien desea ver un árbol real. Ahora debe encontrar una semilla, la Abuela de Ted sugiere que hable Once-ler (Ed Helms) un anciano que relata su descubrimiento de la selva de Truffula, y así descubre la historia del Lorax (Danny DeVito), una pequeña criatura de color naranja, gruñón pero encantador, con cejas amarillas y un gran bigote que lucha para proteger su mundo. La historia se va desarrollando con un fuerte contenido ecológico, es una buena forma de ir introduciendo a los más pequeños del cuidado del medio ambiente, ya que los mayores con el transcurso del tiempo lo siguen destruyendo, una buena manera de reflexionar, todo con música, colorida, entretenida y didáctica, los adultos que acompañen a los más pequeños encontrarán algunos guiños de otras historias, y solo se encuentra doblada, quienes quieran escuchar las voces originales deberán esperar a que salga el DVD original. Un dato importante: esta aventura animada basada en el libro infantil recaudó 39,1 millones de dólares, cuyos ingresos aumentaron en las salas de cine de Estados Unidos y Canadá a 122 millones de dólares en 10 días, "The Lórax" es el estreno de mayor éxito en taquilla en lo que va del año 2012.
El árbol de la vida Historia realizada por animación, adaptación del cuento del Dr. Seuss, que con muy poco entrega demasiado: humor, mensaje ecologista y, al mismo tiempo, denuncia lo irreparable del daño que se produce cuando se instala en una sociedad el monopolio a ultranza. Dejando un lugar para construir lo bueno de los lazos familiares, más allá de las generaciones. La historia gira en torno de un joven llamado Once-ler, quien va en busca de El Lórax, el causante de vivir en una ciudad artificial, rodeada de plástico, donde todo es falso: no hay árboles, no hay animales, y el aire esta enviciado. Empujado por el ansia de una niña, Audrey, su amada ignorante de tener un enamorado como vecino, ante su ferviente deseo de ver un árbol de verdad. Si bien no estamos en una de las grandes producciones del cine de animación, con mensaje ecologista, como lo fue la maravillosa “Wall – E” (2008), todo un despliegue de talento narrativo audiovisual, ni con la profundidad de otros filmes, como “El rey león” (1994), ésta sin embargo tiene a su favor ser más claramente construida para un publico infantil, con algunos guiños hacia la platea adulta. Tiene todo para ser querible,: personajes reconocibles como el villano, pero que no asusta demasiado, los dos jóvenes, uno aventurero, la otra propiciador de la aventura, y una abuela que sabe más por vieja que por cultura, que apoya en la tarea a su nieto, un salto generacional que se une por encantamiento mutuo, donde el afecto se instala por sobre los limites de la vida familiar. Dos partes muy bien definidas, la relatada por El Lórax, planteando su propia historia con las consecuencias que ya sabemos, y la resolución del conflicto por parte de Once-ler, oponiéndose al mundo adulto anquilosado y subsumido por el poder de turno. Lo único que no se entiende es cómo puede ser que en Hollywood se realicen películas tan inteligentes para los más chicos, mientras que a los adolescentes los traten de idiotas, tal el caso con el reciente estreno “Los juegos del hambre” (*) Una realización de Terence Malic, de 2011.
Esta adaptación del escritor para niños Theodore Geissel (o Doctor Seuss) es una fábula ecológica bastante transparente. La sabiduría de la película consiste en que eso no opaca ni el humor ni -esto es clave- las preocupaciones más íntimas de los personajes (el amor o, más bien, el primer amor del protagonista “humano”). A un diseño bello y funcional se suma un guión preciso, lo que transforma el film en mucho más que una alegoría para educar a los chicos sino en un cuento que merece la pena ser contado.
Considerando quien es el autor a quien esta película inspira, he decidido hacer la siguiente reseña en forma de rima. Un día de marzo Mientras me cercenaba la cutícula Me llego un mensaje del editor diciéndome Que vea esta película. Empezó con la introducción del Lorax Un bigotón y simpático enanito Hablando en un notorio spanglish ¿Che, esa voz no es de Danny DeVito? La película a nivel guion Es sin vueltas y al punto Salvo una pequeña inconsistencia Que casi echo a perder todo el conjunto. Hare un pequeño paréntesis Si me permiten que discrepa Ya que retratan al malvavisco Como algo parecido a la pepa. En el rubro dirección La acción se narró con destreza y empeño No será una obra maestra Pero tampoco caí en el sueño La animación es generosa Te mete dentro de la acción No puedo decir lo mismo De su tercera dimensión Por tanta rima ridícula No pretendo perder su atención Así que con su permiso Les adjunto mi conclusión Los niños disfrutaran este film A los adultos les parecerá entretenido Ni en p… pasa a la historia Pero tampoco es aburrido. Al pie de esta reseña Yo adjunto mi puntaje Saludos a todos, En caso que el editor me raje.
Publicada en la edición digital de la revista.