Vin Diesel larga los autos y agarrar la espada para transformarse en El Último Cazador de Brujas. El inmortal Kaulder es un guerrero de la edad media que dedica su vida a cazar brujas. Luego de matar a la Reina Bruja, es maldecido con el don de la inmortalidad; por eso ahora sigue persiguiéndolas o manteniéndolas a raya para conservar la tregua entre los humanos y los aquelarres. Pero luego de que su ayudante muera, Kaulder descubre una conspiración en torno su persona. Seguí con los autos Vin El género de brujería siempre dio algunas pelis interesantes, o como mínimo divertida. Y no solo me refiero a las que se sitúan en un contexto medieval, El Aprendiz de Brujo sin ser una genialidad, entretenía bastante y de paso nos mostró uno de los últimos papeles decentes de Nicolas Cage. Pero olvídense de todo eso a la hora de ver El Último Cazador de Brujas, porque ni siquiera llega al termino “estúpida y divertida”, solo es la primera palabra, y eso si somos buenos y vamos con las expectativas bajas. A todos los que querían ver a Vin Diesel (Rápidos y Furiosos 7) en modo vikingo repartiendo espadazos a diestra y siniestra, olvídenlo. Se ve que el presupuesto no alcanzaba para situar mucho metraje en el pasado, por lo que rápidamente veremos al pelado en la actualidad, haciendo las veces de un Constantine que en lugar de atrapar demonios, vigila brujas. En el medio de esto también aparecerán Michael Caine y Elijah Wood intentando darle una mínima cuota de calidad al apartado actoral. Pero por desgracia tanto Caine y Wood salen poco, y están desperdiciados en personajes planísimos. Si en cambio tendremos bastante de Rose Leslie (nuestra querida salvaje Ygritte de Juego de Tronos) como un pseudo interés romántico de Kaulder. El problema es que a la colorada parece que le dieron los peores parlamentos posibles, y su personaje no solo se vuelve prescindible, cae en lo insoportable rápidamente. Criticar a Diesel por su actuación a esta altura del partido, es como descubrir que la noche es negra. Pero es que ni siquiera en las pocas escenas de acción su personaje se vuelve creíble. Y para colmo de males, ¡poco y nada lo veremos empuñando una espada!, pero si disparando armas sin ningún mínimo de gracia. A esto súmenle un malvado genérico sin personalidad y los bostezos están asegurados. El director Breck Eisner poco puede hacer casi sin materia prima a la hora de dirigir, pero de todas formas se las ingenia para que las escenas de acción de El Último Cazador de Brujas sean de lo más rescatable, sacándole buen partido a los efectos especiales, que pese a no ser espectaculares, cumplen. Conclusión El Último Cazador de Brujas es mala, y lo peor de todo, es un film de acción del montón. Con destino seguro de “sábados de súper acción” en algún canal de cable (ya se imaginan a cual me refiero) y con muy poco para rescatar. Pese a tener a un actor por lo menos carismático, nunca vemos personalidad en la película, algo clave en un film de este tipo si quiere destacarse en un mercado superpoblado de propuestas.
Toretto, el caza vampiros Vin Diesel intenta renovar su repertorio de figuras de acción con El último cazador de brujas (The last witch hunter -2015-), bajo la dirección de Breck Eisner -nada relevante en su haber- logran un film unidimensional, que entretiene de a flashes y queda muy por debajo de la saga Riddick y ni que hablar de Rápido y Furioso. Corren los tiempos de la “Edad medieval”, las brujas planean desatar la peste negra sobre la tierra. Pero un grupo de hombres tendrá el coraje para enfrentar a la malvada Reina Bruja. Kaulder -Vin Diesel-, el más guapo de los ¿vikingos? cazadores (con un ridículo e innegable parecido a Travis Fimmel, de la serie Vikings -2014-) será el último guerrero de pie y con su épica espada en llamas hará justicia contra la bruja, no sin antes ser maldecido con un hechizo de vida eterna, transformándolo en Dominic Toretto -calvo y en autazos- por toda la eternidad. ¿Spoiler? No, es solamente el tráiler y los cinco minutos iniciales de película. Producciones previas bajo el ala de Vin Diesel habían demostrado ser de confianza, xXx, Triple X -2002-, Riddick -2004-, esto llevó a que tal vez, dentro de tanto cliché algo podía rescatarse. Pero el objetivo quedó un poco lejos. Por el lado de los positivos, las cualidades más redimibles son: las escenas de acción, remarcables coreografías de pelea, bien al estilo animal Diesel; el ritmo de la película es quien más entretiene, dinámico y siempre para adelante, hasta que algunos diálogos bastante poco cohesivos hacían todo este trabajo más fácil. Por el lado de los “no positivos”, como ya se resaltó, los diálogos son gran parte del dilema, “es una película de Vin Diesel, el público no espera buenos diálogos en sus películas” dirán algunos por ahí, pero el desafío está propuesto. En este film, todo es unidimensional, incluso la relación que se crea entre Diesel y Rose Leslie (bombonaza de la serie Game Of Thrones) es predecible en cada giro y lejos de sumar, redunda dentro de la mezcolanza de El último cazador de brujas. Por último está el lado de los neutros. La gran pregunta de este film es ¿Cómo llegaron Elijah Wood y Michael Cane a esta película? Ambos son ayudantes de Kaulder, Elijah Wood sucesor de Michael Cane -siempre agradable de ver en pantalla-, y son los encargados de documentar las aventuras del inmortal para la orden a la cual responden. En conclusión, es positivo que Vin Diesel quiera seguir creando nuevas historias y no duerma en sus ya conseguidos laureles, pero habrá que esperar para Rápidos y Furiosos 8 (Toretto) o Guardians Of The Galaxy Vol. 2 (Groot) para volver a verlo en papeles que ya se ganaron al público.
El ultimo cazador de brujas es recomendada solo para los que no vieron ni un film de este tipo o para los que anden con ganas de ver a Vin Diesel haciendo una película bastante malita. El cuento ya está tan visto que aburre y ni siquiera tiene algún giro o algo inesperado como para que el espectador se pueda enganchar con...
La magia bajo control. Cuando se analizan las vertientes que hundieron al terror mainstream en la mediocridad, por lo general se hace alusión a la recurrencia de los fantasmas del J-Horror, la estrategia formal del found footage y la obsesión con producir remakes de éxitos foráneos o propios, de épocas remotas. En el deporte de repartir culpas -y siempre dentro del mismo rubro- se suele pasar por alto al combo más pomposo de todos, el único que realmente necesita de presupuestos millonarios y alguna que otra caripela conocida para garantizar dividendos en taquilla: hablamos de esa amalgama de sustos y cine de acción que patentó la hoy lejana Inframundo (Underworld, 2003), sin duda uno de los pivotes fundamentales del Hollywood tracción a CGI y fanfarria destilada, más atento al marketing que al producto empaquetado. Este nuevo paradigma es el más sincero del lote porque ni siquiera se molesta en transcribir la dinámica del slasher ochentoso (un psicópata entrega una “antología” de asesinatos artísticos), como ocurre con los otros casos, optando en cambio por un refrito de influencias varias destinado al público adolescente (el influjo de los videojuegos de la década del 90 es muy importante en este subgénero, como si constantemente estuviésemos ante una versión exacerbada del Alone in the Dark). Así como la calidad o la inteligencia no han sido rasgos a destacar dentro del andamiaje en cuestión, El Último Cazador de Brujas (The Last Witch Hunter, 2015) respeta a rajatabla un esquema que toma prestados los grandes estereotipos del terror para unificarlos con la fantasía, las aventuras y la acción personalista más simple. Por supuesto que con semejante título sólo resta aclarar que el encargado de ajusticiar a las hechiceras del averno no es otro que el inefable Vin Diesel, que sigue haciendo lo posible para despegarse de la franquicia iniciada con Rápido y Furioso (The Fast and the Furious, 2001), definitivamente con muy poco éxito. Aquí interpreta a Kaulder, un guerrero inmortal con detalles de los protagonistas de Highlander (1986) y Blade (1998), ahora en pos de desentrañar un misterio de su pasado que podría ser crucial para controlar lo oculto y evitar -por milésima vez- la aniquilación de la raza humana, cortesía de la malévola Reina Bruja (Julie Engelbrecht). Por suerte los secundarios compensan en parte la inexpresividad de Diesel; con Michael Caine, Elijah Wood, Rose Leslie y Ólafur Darri Ólafsson a la cabeza. El film no logra compatibilizar en un cien por ciento los CGI con la figura central, debido a que esa pretensión de base choca con los problemas de los dos extremos: la iconografía mágica se siente derivativa y perezosa (el apartado visual en su conjunto es bastante pueril), y para colmo Diesel continúa preso de sus propios tics (en algunos personajes calzan mejor que en otros, así su Kaulder se ubica en una región intermedia entre el tedio y lo aceptable). El guión de Cory Goodman, Matt Sazama y Burk Sharpless, responsables de las análogas aunque levemente superiores Priest (2011) y Drácula (Dracula Untold, 2014), sólo se sostiene gracias a la prolijidad del director Breck Eisner, quien -a pesar de su sutileza y tesón- hoy cae por debajo de La Epidemia (The Crazies, 2010), su mejor obra a la fecha…
Vin Diesel deja los autos por un rato y se pone a cazar brujas en esta película que lo tiene como uno de sus productores. The last witch hunter, en su título original, sufre la falta de un buen guion, lo que hace que la historia haga agua en varios momentos. El nuevo film de Breck Eisner está situado cientos de años atrás, donde las brujas tenían un gran poder sobre la tierra y distintos ejércitos de cazadores trabajaban para detenerlas y evitar su plan de esparcir la peste negra sobre el mundo. Kaulder (Vin Diesel) logra matar a la Reina Bruja (Julie Engelbrecht) en un enfrentamiento. Esta hazaña no la realiza sin consecuencias: antes de morir, ella lo maldice con la inmortalidad. Casi 800 años después, el cazador vive en la Nueva York actual y continúa con su deber. Trabaja para la orden de Hacha y Cruz, en donde se ocupa de las brujas, quienes hicieron un pacto de convivencia y se encuentran distribuidas por todo el mundo pero sin dar a conocer sus poderes. Para lograr dicha tarea, Kaulder cuenta con la ayuda de distintos “Dolan”: sacerdotes que juran servirle en su causa. El problema comienza cuando el Dolan 36 (Michael Caine) aparece muerto en su casa, por supuestas causas naturales. Con sus cientos de años de experiencia, el cazador sabe que su muerte no es casual y decide embarcarse en una cruzada por averiguar quién le hizo eso a su compañero y por qué. Para eso necesitará la colaboración de Chloe (Rose Leslie), una bruja con habilidades para manipular sueños, y del nuevo Dolan, ahora el número 37 (Elijah Wood), un joven ansioso por ayudarlo en sus tareas. Kaulder tendrá que buscar en su propia historia las respuestas que necesita para lograr su cometido y evitar que la era de la Reina Bruja resurja. Eisner toma algunos elementos sobrenaturales de su última película de terror, The crazies, y los mezcla con acción, romance y suspenso. Pero El último cazador de brujas nunca termina de llegar a buen puerto debido a su guion, realizado por Cory Goodman, Matt Sazama y Burk Sharpless. Para dar un ejemplo, el personaje de Diesel pasa rápidamente de ser una especie de playboy que se acuesta con mujeres que recién conoce, a ser un hombre melancólico que nunca puede superar las pérdidas de su esposa y su hija, asesinadas en la época en la que él caminaba por la tierra como un simple mortal. Vin Diesel (Rápido y Furioso) está hecho para estos roles, donde su experiencia en papeles de líder y su presencia física lo ayudan a desenvolverse bien, siempre que se tenga en cuenta que el actor no es ningún Al Pacino, ni nada por el estilo. La que se queda un poco atrás es Rose Leslie (Game of Thrones), aunque hay que admitir que no le tocaron los mejores parlamentos. El papel de Michael Caine es muy similar al de su recordado Alfred, pero en otro contexto. De todas formas, junto con Elijah Wood sacan chapa de su basta trayectoria, mientras encarnan a unos Dolan bien distintos de manera correcta. El último cazador de brujas no está ni cerca de ser una obra de arte y tiene varios puntos flojos, pero a pesar de todo eso, no es una película que aburra. Si lo que se busca es entretenimiento sin hacer demasiado análisis ni mucha profundidad, el film es llevadero y puede ser una buena opción, pero no hay que esperar nada más. El desenlace incluye un giro inesperado y deja la puerta abierta para una segunda parte.
El principio de otra saga Vin Diesel cumpre el rol protagónico de este filme de acción que llega a una gran batalla final. Los vampiros, los hombres lobo y los zombies ya fueron tan explotados que había que abrir una nueva veta en la mina de los monstruos, y ése es el lugar que viene a intentar ocupar esta producción de fantasía y action noir llamada El último cazador de brujas. Kaulder, el personaje de Vin Diesel, es una cruza entre Highlander y Batman. Maldecido hace 800 años con el don de la inmortalidad por la Reina de las Brujas, es un solitario héroe dedicado a proteger a los seres humanos de la magia negra. Millonario, vive en un lujoso departamento enfrente del Central Park y trabaja para una orden religiosa que designa, desde hace ocho siglos, a un cura que sea a la vez su ayudante y tutor. Para este papel no es casual la elección de Michael Caine, que tan bien encarnó al mayordomo Alfred en los Batman de Christopher Nolan. La historia tiene un esquema clásico: se parte de un misterio que se va develando pista a pista, lucha a lucha, hasta llegar a una gran batalla final. El principal defecto de la película es que falta acción y sobran diálogos: hay permanentes explicaciones verbales sobre lo que está ocurriendo, algo que quita ritmo y agrega confusión. En este marco, los personajes carecen de profundidad: salvo el protagonista, los demás son meros resortes bidimensionales para el funcionamiento de la trama. Una lástima, porque se desperdicia a interesantes actores como Elijah Wood o Rose Leslie (la novia salvaje de Jon Snow en Game of Thrones). Del mismo modo, también están desdibujados los villanos. Por suerte, el departamento de arte y efectos especiales vino a compensar, en parte, esas fallas. Los monstruos están logrados y las locaciones aportan las dosis de misterio y oscuridad necesarias. Y, pese a su tosquedad, Vin Diesel tiene el suficiente carisma como para sostener su protagónico. Todo el conjunto tiene cierto potencial que, bien aprovechado, puede funcionar. Así que el crédito está abierto si, como todo indica, éste es el principio de una saga. POR QUE SI: El carisma de Vin Diesel y los logrados rubros técnicos compensan el exceso de explicaciones.
Un héroe al borde del ridículo Sería fácil echarle la culpa a Van Helsing con Hugh Jackman y a toda una corriente posterior de caza vampiros presentados a través de efectos especiales de última generación. Pero el último cazador en el rubro es más berreta, soporífero y poco lúcido con su facha de guerrero de la Edad Media que, trasladado a estos días, sigue con la obligación de asesinar demonios de diversas formas. En todo caso, hay varios responsables de semejante mamarracho, empezando por el ineficaz Breck Eisner (Sahara; The Crazies) en la dirección, dispuesto a creer que con un par de peleas bien filmadas se puede sostener una trama. Ya de por sí, vaga e insulsa, la historia de El último cazador de brujas presenta a Kaulder, encarnado por Vin Diesel, que no agrega demasiados matices actorales a los ya de por sí "exigentes roles" de Riddick y el fatigado Dominic Torello de la saga Rápidos y furiosos. Sin embargo, cargarle con toda la furia al actor pelado sería un camino fácil para destruir al cazador del pasado y el presente. En todo caso, la cuestión pasa por la impericia del director en construir un film menos que básico, sustentado exclusivamente en las escenas de acción, decidido a no ir más allá de un entretenimiento de manual de iniciados donde se tiran datos sobre la Edad Media como si fuera un programa de preguntas y respuestas de la televisión vernácula y, durante la segunda mitad, recurriendo a una sobreexplicación de los hechos donde al espectador se lo trata de poco o nada inteligente. Cabría plantearse qué hace el gran Michael Caine dentro de semejante engendro, también Elijah Wood, y por qué no, la colorada Rose Leslie de Games of Thrones. Ah, esos cruces e idas y vueltas genéricas aun sin sustento entre el lenguaje del cine y la televisión…. En cuanto a Diesel y sus facultades interpretativas, nada mejor que recordar la anécdota/frase de Groucho Marx yéndose rápido del cine donde se exhibía Sansón y Dalila (1950) con Victor Mature y Hedy Lamarr. "Nunca veo películas donde el pecho del héroe es mayor que el de la heroína", expresó el inefable y verborrágico cómico con su habano.
El último cazador de brujas es una incursión fallida de Vin Diesel en el género de fantasía. Una producción donde los guionistas no hicieron el menor esfuerzo por crear un universo de ficción interesante para desarrollar la historia que concibieron. El film básicamente refrita la misma fórmula de películas similares como Yo, Frakenstein, Priest, Drácula: La leyenda jamás contada y las historias de Blade. Nuevamente nos encontramos con el mismo perfil de anti-héroes y villanos, conflictos, música, fotografía, efectos especiales y tratamiento de las secuencias de acción. En consecuencia, el nuevo trabajo de Diesel termina siendo un bodrio denso de soportar durante 106 minutos, ya que todo se desarrolla de un modo extremadamente predecible. El director Breck Eisner, quien había hecho un gran trabajo con la remake de The Crazies (el clásico olvidado de George Romero) acá presentó una labor completamente desapasionada, donde ni siquiera le puso entusiasmo a la narración de las pocas secuencias de acción. No ayudó tampoco que el personaje de Vin Diesel sea un héroe insulso y trillado que no cuenta con ningún tipo de atractivo, al igual que los villanos. Lo único positivo de esta película, más allá del trabajo decente en los efectos visuales, es que los guionistas (el mismo equipo que escribió la reciente película de Drácula con Luke Evans) evitaron crear el film favorito de Torquemada. El tema de la guerra entre las brujas y la humanidad estuvo bastante equilibrado y al menos tuvieron la decencia que el conflicto no resultara completamente estúpido. En la trama no todas las brujas son malas ni todos los miembros de la Iglesia Católica buscan el bien de la humanidad. Kaulder, el personaje de Diesel, termina siendo manipulado por ambos bandos y ese es un gancho interesante del argumento que lamentablemente el trabajo del director Eisner nunca termina de desarrollar. Salvo por una amena participación de Michael Cane, El último cazador de brujas es una producción completamente olvidable. Al menos como para invertir una entrada al cine. En este momento hay cosas más atractivas en la cartelera y si dejás pasar este estreno no te perdés nada relevante.
Por su parte El ultimo cazador de brujas nos presenta a Vin Diesel como Kaulder un valiente guerrero que logró acabar con la Reina de las hechiceras pero que debe lidiar con una maldición personal: la inmortalidad que lo ha separado para siempre de su amada esposa e hija. En la actualidad, Kaulder es el único de su especie y tras siglos de dar muerte a brujas solitarias su némesis ha vuelto de la tumba para cobrarse venganza. Sabemos que la interpretación dramática no es el fuerte de Diesel, quien sin poder escudarse detrás de un volante, hace lo que puede con este guión flojo, sin sorpresas, que busca solemnidad cuando debería apelar a la desfachatez de las series B de brujas, dragones y espadas. En definitiva es un compendio de lugares comunes, diálogos imposibles y efectos visuales rudimentarios. Actores como Michael Caine y el Hobbit Elijah Wood deambulan en un metraje sin matices que termina siendo muy aburrido. Lo mejor: algunos momentos de acción y clima medieval de la primera parte del metraje.
Monstruos y hechiceras temibles, con despliegue de efectos y el bueno de Vin Diesel como guerrero implacable. Alcanza para el entretenimiento pero no mucho más.
La bruja buena le roba la película a Vin Diesel Ochocientos años atrás Vin Diesel mató a la Reina Bruja, que antes de morir lo condenó al suplicio más solitario: la inmortalidad. Así es como, en el mundo actual, el protagonista de este film fantástico con el énfasis en la acción es un personaje clave para limitar el accionar de brujas y hechiceros, con la ayuda de un sacerdote de "el hacha y la cruz" que hace las veces de asistente y confesor. La acción comienza justo cuando el protagonista tiene que aceptar el retiro de este sacerdote, nada menos que Michael Caine, y su reemplazo por un joven cura interpretado por Elijah Wood, un cambio que no lo convence mucho (lo que es muy sensato). Pronto queda claro que con este cambio de sacerdote hay extraños movimientos entre las brujas y hechiceros decididos a usar las artes prohibidas, y el asunto es que aquella Reina Bruja supuestamente liquidada sólo estaba esperando el momento para resurgir y dominar el mundo. El director de la nueva versión de "The Crazies", Breck Eisner, aquí se hace cargo de una historia entre incoherente y previsible con algunos detalles divertidos y sobre todo muy buenas imágenes horripilantes, aunque curiosamente el film nunca logra asustar ni generar auténticos climas de terror. Por otro lado, todas las secuecias se resuelven con un huracán de efectos especiales que antes de la mitad de la proyección ya saturan, no sólo por el abuso en la cantidad sino también por la textura eminentemente digital de cada efecto. Michael Caine, que tiene el mejor diálogo del film, está en estado de hibernacion casi todo el tiempo, lo que es una pena, pero la que se roba cada escena donde aparece es la bruja buena encarnada por Rose Leslie.
"El Ultimo Cazador de Brujas" es una peli más, de esas que uno no entiende porque entró a verla. La propuesta es una hoja de calcar a otras historias que ya vimos; el elenco es genial, pero están tan desdibujados que todo se convierte en irreal. Caine y Diesel formarían parte de lo más rescatable, siendo una dupla que quizás no hubiéramos imaginado y al menos lo que se vé - que es poco (ya entenderás porque lo digo) - es buena química (un punto a favor)... No voy a pasar por alto la dupla Elijah Wood/Diesel, quienes también tienen sus buenos momentos. Ah, los efectos especiales, obviando el guión y la dirección, son lo mejor logrado (dos puntos a favor). Una historia que no suma nada a todo lo que vimos y que seguramente quedara en el olvido la próxima semana. Vos decidís si verla o quedarte en casa.
El cazador cazado. En pleno hype por los films de superhéroes, murciélagos, mutantes y dicotomías Marvel o DC, siempre alguna película fantástica con elementos mágicos -en un envoltorio de acción/ aventura- suele colarse entre medio, aprovechando los ecos lejanos de sagas enormes como El Señor de los Anillos y Harry Potter. El año pasado la problemática El Séptimo Hijo (Seventh Son, 2014) logró filtrarse en la cartelera sin ocasionar mucho ruido; esa oportunidad cayó en este 2015 a los pies de El Último Cazador de Brujas (The Last Witch Hunter, 2015). Vin Diesel (saga Rápido y Furioso) forma parte del núcleo central de esta historia en la cual interpreta a Kaulder, un cazador de brujas inmortal de más de 800 años de edad. Y a pesar de lo que diga el título del film, el argumento nunca se encarga de clarificar en profundidad su calidad de “último cazador de brujas” del mundo. Pero en pos de la suspensión de la credulidad, vamos a suponer que así es. Nos encontramos en la época actual y Kaulder -con sede en Nueva York- sigue siendo servicial a una antigua orden que se encarga de mantener a las brujas en vereda, cuando descubre que fuerzas ocultas planean resucitar a la bruja más poderosa de todas, esa que casualmente el propio Kaulder creyó haber destruido hace 800 años. El personaje de Diesel podrá ser el último cazador, pero no está solo en esta empresa. Dos curas de la orden (el mítico Michael Caine y Elijah “Frodo” Wood) y una bruja “de las buenas” (Rose Leslie) se suman a su cruzada. Tal vez el mayor problema del film sea su tibieza: muy light para ser considerada una producción de terror/ suspenso y demasiado oscura para ser considerada una película de aventura ATP. Nos quedamos a mitad de camino de todo. Si bien cuenta con un diseño de producción interesante y hace un buen trabajo insertando todo un universo mágico en la urbe moderna, el abuso de los efectos especiales hechos por computadora -que tienen un tufillo muy de inicios de este milenio- rompe un poco con la magia, irónicamente. Por momentos nos da la sensación de estar viendo un híbrido entre Highlander (1986) y Hansel & Gretel: Cazadores de Brujas (Hansel & Gretel: Witch Hunters, 2013). El reparto hace una buena tarea acompañando a Vin Diesel y eleva la calidad de una cinta que se guarda algunos giros interesantes en el tercer acto, a pesar de contar con ciertos puntos clave convenientemente desarrollados en el preciso momento en que la historia así lo requiere, con la única función de lograr que la trama avance. Diesel es un fan confeso de Calabozos y Dragones y todo este universo lúdico de magos, pociones y encantamientos: hoy busca hacer de esta película una nueva plataforma para despegarse del Dominic Toretto de Rápido y Furioso. Sólo resta esperar y ver si la taquilla lo apoya como el último cazador o termina siendo el último gran héroe…
Un inmortal demasiado efectista Kaulder, el personaje con el que Vin Diesel piensa cubrir la abstinencia que le dejará el final de Rápidos y furiosos, lleva 800 años luchando junto a una sociedad secreta cobijada por la Iglesia Católica contra la amenaza de un velado culto ancestral fundado en tiempos medievales por una "reina bruja", creadora de la peste negra. El destino de Kaulder está desde entonces atado al de la hechicera, agazapada por siglos a la espera de un regreso triunfal desde el inframundo. Ese momento está por producirse. Toda la película es la crónica de la vigilia y el estallido de esa ancestral batalla entre Kaulder (asistido por una insípida y gótica "organizadora de sueños") y ese ejército del mal. La trama acumula sin convicción situaciones demasiado explicadas, vistas una y otra vez en casi todas las historias de su tipo (como los infaltables, forzados y efectistas flashbacks que nos recuerdan la culpa de Kaulder por el sacrificio de su familia), y sólo se sostiene en la calidad de los efectos visuales. La atracción entre los dos protagonistas resulta tan lánguida y artificiosa como los volantazos que pega cada tanto el guión para conservar cierta lógica. Todo es tan endeble que hasta la siempre poderosa presencia escénica de Diesel luce aquí inesperadamente raquítica. La película está pensada como el prólogo de una historia con perspectiva de continuidad. Pero con este episodio inicial lo único que se augura para este inmortal es una vida escasa en la pantalla.
"El Último Cazador de Brujas" es una típica película de aventuras que sigue al pie de la letra el manual pero entendiéndolo a la perfección. Contando con un presupuesto bastante moderado para una producción de este tipo (unos 80 millones de dólares), tiene la inteligencia de lograr, combinando practical effects con CGI, que sus escenarios fantásticos y escenas de acción sean convinentes. El trabajo del director, Breck Eisner, es solvente, como así también el de sus acctores principales. Vin Diesel interpreta el papel de un hombre que ha visto y vivido lo suficiente como para ser amargado e indiferente a quienes lo rodean; sin embargo el actor logra dar vida a un personaje que es carismático, con gran empatía y por momentos sarcástico. Así, no se queda atrás cuando tiene que compartir cámara con un grande del cine como es Michael Caine, y junto con las muy buenas actuaciones de Rose Leslie, como una bruja que se ve involucrada en su lucha, y de Elijah Wood, como un cura que colabora con su tarea, forman un elenco coherente y de gran nivel. Por momentos la película puede resultar lenta para los seguidores del género de acción y de su actor principal. Sea por la falta de presupuesto para realizar escenas más ambiciosas o por una decisión creativa acertada, el film cuenta con una buena cantidad de diálogos y momentos de pausa que hacen los personajes para pensar dónde están parados o simplemente relacionarse. Ésta es una característica propia del género de aventuras que se ha ido perdiendo en la filmografía actual, plagada hoy de secuencias de acción cada vez más impactantes, pero sin un contenido real. Sin embargo, en "El Último Cazador de Brujas" todo coopera para la historia que quiere contar y no nos muestra brillantina sólo para conformarnos. Los elementos fantásticos están representados de forma creíble, inspirándose en la mitogía clásica de las brujas y del mundo mágico en general. Hay en la película influencias notorias de otras obras de ficción, como son Dungeons & Dragons -del que es Vin Diesel un asiduo jugador-, estando parcialmente basado su personaje principal en un cazador de brujas del juego. Además, por momentos Kaulder nos recuerda al Batman más clásico: no sólo sale a pelear a las calles, sino que tiene dotes investigativas, siendo un hábil detective. Un película recomendable para los amantes del género fantástico y de aventuras que quieran ver una historia a la vieja escuela pero con efectos de nuestros días.
Este tipo de personajes casi siempre le caen bien al protagonista Vin Diesel (su mirada ruda, musculoso contundentes y su voz grave) y acá una vez más el director (“Sahara”) sabe aprovechar esto. Llena de buenos efectos especiales, el film se da ciertos lujos como tener en el elenco Michael Caine, un diferente Elijah Wood, entre otros. Sin demasiadas sorpresas, con flojas actuaciones y guión, se puede sortear con un buen balde de pochoclos, una buena sala y se puede disfrutar una historia sin demasiadas pretensiones.
Todo menos inmortal Sin sentido del suspenso ni del misterio, a la película El último cazador de brujas, sin embargo, le sobra imaginación, esa clase de imaginación que puede obtenerse a precio de oferta en cualquier supermercado de fantasía esotérica. El musculoso Vin Diesel, a quien le debemos por los menos tres personajes icónicos del nuevo siglo (Toretto, de Rápido y furioso; Riddick, de la saga del mismo nombre; y Xander Cage de xXx) esta vez le da cuerpo a Kaulder, un guerrero que fue condenado a la inmortalidad el día en que mató a la reina de las brujas en la Edad Media. Desde entonces ha vagado por el mundo eliminando a los exponentes más dañinos de esa raza de criaturas con poderes sobrenaturales que conviven con los humanos. Pero, salvo por la escena inicial, esa introducción histórica es presentada por la voz de un viejo sacerdote contemporáneo (Michael Caine, ya reducido desde el Batman de Nolan a simpática figura secundaria). De modo que el tramo más significativo del relato se desarrolla en el presente, con lo que la prometedora escenografía gótica del principio se transfigura en una insípida Nueva York, siempre más apta para las comedias o los policiales que para el terror fantástico. Si bien cualquiera que conozca la historieta Gilgamesh, el inmortal hubiese preferido que contrataran al maravilloso Robin Wood como guionista, hay que decir que los tres escritores que firman el guion de El último cazador de brujas (Cory Goodman, Matt Sazama y Burk Sharpless) le entregaron un material más que digno al director Breck Eisner, con todos los cabos atados y una serie de personajes interesantes. Sin embargo, esa trama bien tejida no sirve como red de contención a la indiscriminada abundancia de efectos especiales, detalles decorativos, explicaciones innecesarias, flashbacks y subrayados sonoros que hacen de esta película algo así como un catálogo de todo los pecados que no deben cometerse a la hora de contar una historia en la pantalla.
Vin Diesel abandona el universo de los automóviles para viajar en el tiempo en la piel de Kaulder, un guerrero condenado a la inmortalidad luego de enfrentar a una poderosa bruja. Chisporroteo visual en una historia que no se luce. La nueva película de Breck Eisner -La epidemia- intenta revivir el espíritu de las viejas producciones que mezclaban aventura, terror y un tono fantástico, y trae a la memoria títulos más interesantes como El aprendiz de brujo -2010-. Vin Diesel abandona el universo de los automóviles para viajar en el tiempo en la piel de Kaulder, un guerrero condenado a la inmortalidad luego de enfrentar a una poderosa bruja -Julie Engelbrecht-. De este modo, la acción de El último cazador de brujas comienza en la época medieval, en pleno combate entre humanos y estas criaturas sobrenaturales que deciden desparramar la Peste Negra alrededor del mundo. Kaulder es "hechizado" y en la actualidad es un ser sufriente que ve morir a su familia -cosa que la pelìcula recuerda una y otra vez a través de flashbacks- y que deambula por la ciudad para derrotar, junto a la joven bruja Chloe -Rose Leslie, de la serie Juego de Tronos-, al malvado hechicero Belial -Ólafur Darri Ólafsson-. En su triste peregrinaje por la tierra forma parte de una Orden secreta en la que aparecen unos deslucidos y desaprovechados Michael Caine y Elijah Wood. El film concentra su poderío visual en la época pasada pero esto dura muy poco y cuando traslada el andamiaje fantástico a la actualidad pierde fuerza y los personajes carecen de interés y dramatismo. El guión de Cory Goodman, Matt Sazama y Burk Sharpless acumula los clichés propios del género -como lo hicieran en Priest- en esta suerte de batido entre Conan, Blade y Highlander, pero sin la intensidad ni la adrenalina que tenían esas realizaciones. Con espada en mano, entre llamaradas, traiciones y chisporroteo visual, Vin Diesel intenta alzar su espada desafilada en una historia que no termina de convencer y a través de un personaje que se luce poco y sólo encuentra sus buenos momentos en las escenas de enfrentamientos.
La épica se construye con una serie de valores que se juegan a todo o nada. “El último cazador de brujas” construye paso a paso, y sin mucha sutileza, esa épica de justos contra villanos. La película, basada en un guión de Cory Goodman (“Priest: el vengador”), Matt Zasama y Burk Sharpless (“Drácula, la historia jamás contada”), recuerda en sus primeros minutos a “300” la novela gráfica de Frank Miller llevada al cine. Allí Gerard Butler, como el rey Leónidas, les dice a los soldados una frase épica de antología: “Espartanos, este día es nuestro para siempre”, sabiendo que iban a morir para evitar la caída de Grecia bajo el poder de Persia. El último cazador del título es una especie de Leónidas. Miembro de la Legión del Hacha y la Cruz, enfrenta en el Medioevo a la Bruja Reina que sólo puede morir “a hierro y fuego”. Lo hace, pero la villana, antes de arder, lo maldice con la inmortalidad y así se convierte en el último cazador de brujas durante los siguientes 800 años. Sin embargo, en la Nueva York actual, sus esbirros planean revivirla y restaurar su reinado. El director Breck Eisner tuvo un presupuesto generoso para su primera gran película. Y no solo eso. También contó con tres actores de primera línea como Vin Diesel como Kaulder, el inmortal; Elijah Wood, cuya expresión inextricable es ideal para su ambiguo personaje, y el gran Michael Caine que ilumina cada línea de su breve personaje de sacerdote y miembro de la cofradía. La inagotable fuente de recursos técnicos y efectos especiales muy bien utilizados curiosamente no atentan contra este relato que reúne acción, horror, magia y suspenso, y hasta se permite flashes de humor, al servicio de un relato clásico, con el viejo encanto del cine clase B, pero realizado con recursos actuales y al servicio de una historia de héroes épicos, aún a pesar suyo.
Vin Diesel no es Tom Cruise Desde hace ya un rato largo, Vin Diesel viene recorriendo un camino parecido al de Tom Cruise, buscando desde la actuación y producción ir construyendo una mirada propia que lo revele como autor, como alguien que piensa su carrera, su estatus de estrella y su forma de pararse dentro del ámbito cinematográfico. Pero mientras Cruise es alguien con un punto de vista muy elaborado sobre los géneros que transita, que sabe complementarse con los cineastas con los que trabaja y que encima es consciente de que él es una parte de todo el proceso de desarrollo de un film, Diesel sólo piensa al cine desde la mera acumulación visual y las redes sociales, no le da un rol preponderante a los realizadores que lo dirigen y rara vez es capaz de desempeñarse en función de un conjunto que lo trascienda. Por eso no es raro que el mismo año en que Cruise estrena esa obra maestra que es Misión: Imposible – Nación secreta, Diesel nos trae este film desaliñado que es El último cazador de brujas, que quiere sentar las bases para una franquicia pero termina revelándose como agotada ya en su primera entrega. Lo que sí es llamativo es que ambas películas fueron indudablemente muy pensadas en sus procesos de producción, pero mientras que la protagonizada por Cruise posee un espíritu liberador, como si la poseyera la pureza de la espontaneidad aún en su guión calibrado al milímetro, la de Diesel parece desde un principio atrapada por el cálculo, por la necesidad de estar explicando el mundo que intenta delinear a cada rato, desconfiando del poder de la imagen y de esa maquinaria que es el cine. Y es una pena, porque había a priori elementos interesantes y atrayentes en esa historia centrada en Kaulder (Diesel), un guerrero que en el mismo momento en que asesina a la Reina Bruja, es maldecido por esta con la inmortalidad, teniendo que dedicarse a cazar brujas durante siglos y siglos. Estaban elementos vinculados a lo sobrenatural, lo horroroso, lo misterioso, lo tentador y lo maldito, con toda la mitología de la brujería a disposición. Pero no, todo debe tratarse de Diesel -en modalidad canchera permanente, como si no pudiera trascender su papel de Dominic Toretto en la saga de Rápidos y furiosos- y lo que gira a su alrededor es de cartón corrugado. El último cazador de brujas es una película plagada de artificiales efectos especiales que le restan verosimilitud y diálogos explicativos donde demuestra que se piensa dirigida a un público incapaz de entender lo que sucede en la pantalla sino es mediante la palabra. Condenada casi desde su comienzo al aburrimiento y la intrascendencia, con un director como Breck Eisner que hace lo suyo en piloto automático, un elenco donde nombres como Rose Leslie, Michael Caine y Elijah Wood tienen un fin meramente decorativo y un protagonista que jamás crea empatía en sus dilemas, dolores y aventuras, El último cazador de brujas es parte de ese Hollywood que concibe todo como un producto de fábrica, sin amor por lo narrativo. Y nos vuelve a confirmar que Diesel no es Cruise: al primero le falta la locura y el atrevimiento del segundo.
Hace 800 años, casi todo el mundo “civilizado” (Europa digamos) andaba ocupadísimo con Las Cruzadas. Toda persona de género masculino iba en busca del Santo Grial (más todo lo que pudiesen “encontrar”). Los pocos que preferían quedarse andaban con problemas de salud. Una peste terrible azotaba toda el área, así que habrían de matar a las brujas responsables de esto o no quedaba nadie. Entre todos los feroces cazadores está Kaulder (Vin Diesel), el más pensante de todo el grupete que convenientemente sugiere matar a la Reina Bruja (Julie Engelbrecht), para que todas las otras mueran con ella. Así lo hace este buen hombre, pero antes de morir ella le lanza la terrible maldición de la inmortalidad, condición que nos lleva, elipsis mediante, a nuestro atribulado presente y de paso explica el título: “El ultimo cazador de brujas”. Este guión de Cory Goodman, Matt Sazama, Burk Sharpless es un disfraz para reciclar y maquillar ideas de antaño. Como si mezcláramos en una licuadora el de “Highlander” (1986), el de “Blade” (1999) y el de “Constantine” (2005), entre otros cientos de ejemplos. Al no poder ponderar la originalidad de la idea, cualquier espectador del género de aventuras querría al menos contar con buena factura técnica, que el planteo sea creíble y las escenas de acción cuenten con cierto nivel de aceptabilidad entre el diseño de arte, vértigo, sonido, suspenso, música, etc. Hay varios nombres notables en el equipo como Dean Semler en la fotografía, Steve Jablonski en la banda de sonido o Chris Lebenzon como uno de los compaginadores aunque de todos modos, por más talento que se tenga si el cuento es flojo… “El último cazador de brujas” zafa raspando algunas materias gracias a esos nombres y a contar con Vin Diesel en el elenco. El actor conoce su paño y se pone a sus espaldas todas las falencias de esta producción porque su figura está emparentada con el género de acción, por lo cual, una historia que gira alrededor de su casi constante presencia puede acomodarse a la complicidad de un público que simplemente quiere ver cómo gana la batalla. Los demás integrantes del elenco dejan diferentes sensaciones. Michael Caine parece haber tomado a su Alfred de la última trilogía de Batman para conseguirle trabajo en esta película, mientras que Elijah Wood no sabe bien como seguir luego de la saga de “El señor de los anillos” (2001), Rose Leslie compone el único personaje con crecimiento dramático a lo largo de los 105 minutos, pues Chloe (la bruja buena, digamos) será en definitiva quien acompañe a Kaulder en su derrotero por salvar al mundo. Por el lado de los villanos, tanto Belial (Ólafur Darri Ólafsson), como la mencionada Reina Bruja, nunca parecen terminar de constituirse en verdaderas amenazas que comprometan la suerte de los protagonistas. En esto, la figura de Vin Diesel es un arma de doble filo como varias veces lo fueron los viejos y queridos actores del cine de acción de los ‘70 y ‘80. Así y todo, la película llega a puerto. Maltrecha, golpeada por tormentas de situaciones conocidas pero manoteando aire con líneas de diálogos apuntadas al humor referencial (“nos equivocamos con Salem”, dice Kaulder en un momento), e intentos por instalar elementos que construyan las futuras continuaciones. ¡Ah!, porque va a haber otras ¿eh? A ver… no nos engañemos. Si hay una “Reina” es porque hay un “Rey” ¿no? La taquilla es y será la que decida, si es o no “el último”.
Sí, bueno, Vin Diesel (lo queremos) no es un gran actor aunque está bien cuando se da cuenta y no se toma las cosas en serio. En otra variante del género “agarramos el terror y lo hacemos cine de superhéroes y aventuras”, aquí el pelado es el último avatar de un grupo de cazadores de brujas (sí, el título no miente). Cuando empieza a moverse y no habla, la película sube puntos. Mientras tanto, todo es esperar el siguiente trompis.
¿Habrá algo que asuste a Vin Diesel? Durante 800 años Kaulder ha sido un guardián de la humanidad, el garante de que el pacto de convivencia con brujas y brujos se mantenga vigente. Pero el sacerdote que trabajaba con Kaulder fue asesinado y una antigua amenaza se corporiza en la Nueva York de estos días. Vin Diesel se ríe mucho durante las casi dos horas de “El último cazador de brujas”. Eso es bueno. Diesel interpreta a Kaulder, el guerrero medieval condenado a la vida eterna por una bruja malísima, que odia tanto a los pobres humanos que quiere exterminarlos a todos. Kaulder se lo impidió una vez y está en guardia, porque sabe que ella es muy bicha y volverá en cualquier momento. Mientras tanto se toma la inmortalidad con humor, llevándose azafatas a su departamento con vista al Central Park. Es el tono adecuado para una película con aspiraciones de saga, la quinta para la agenda del inoxidable Vin si contamos “Rápidos y furiosos”, “Riddick”, “xXx” y “Guardianes de la galaxia”.Lionsgate se preocupó por subrayar el carácter de clase A de “El último cazador de brujas”. El estudio contrató a Michael Caine -que a esta altura no está muy selectivo con sus papeles- y apostó por Rose Leslie para el protagónico femenino. Sí, la Ygritte de “Juego de tronos”. Son los escuderos de Kaulder en sus incursiones por el submundo de la hechicería moderna, ambiente bastante transitado por el cine y la TV en estos tiempos. Hay viñetas que remiten a escenarios conocidos, incluyendo -vaya sorpresa- el entramado del universo Potter. Breck Eisner compensó los clichés del guión con ritmo, un par de atractivas resoluciones visuales y luz verde para que Vin Diesel hiciera lo que sabe, por más sobrenatural que sea el enemigo.
Entre Highlander y Blade El carisma de Vin Diesel, el oficio de Michael Caine y Elijah Wood, la ascendente presencia de Rose Leslie combinados con un submundo de brujas y una batalla épica por el destino de la humanidad parece a simple vista una mixtura irresistible. Y aunque se queda a mitad de camino en ciertos aspectos, “El último cazador de brujas” es genuina en su intento de entretener sin forzar, sin apelar a pomposas reflexiones, a una profundidad imposible de sostener. Es maniquea y simplona, vehículo de lucimiento para Diesel, pero también un buen ejemplo de cine de evasión sin pretensiones. Una magnífica introducción nos lleva hasta el siglo XIII, un mundo asolado por la peste negra. Un grupo de guerreros junto a un cura invade la morada de una poderosa bruja (Julie Engelbrecht), culpable de la epidemia. Kaulder (Diesel) logra vencer a la hechicera, pero ésta alcanza a maldecirlo: “Vivirás por siempre y cazarás por siempre”, le dice antes de caer. Hay un salto temporal de 800 años y estamos en la actualidad, ya no en la Europa medieval sino en la cosmopolita ciudad de Nueva York. Los brujos han aceptado someterse a un precario pacto para no afectar a los seres humanos con sus poderes mágicos y son mantenidos a raya por la Orden del Hacha y la Cruz, que tiene a Kaulder como brazo ejecutor. Sin embargo, esta convivencia pacífica no conforma a todos los hechiceros y una amenaza está a punto de resurgir. Kaulder, el protagonista, tiene reminiscencias de otros personajes que han transitado mucho las páginas del cómic y la pantalla de cine. Como Highlander, es inmortal, pero vive esta circunstancia como una maldición que lo confina a la soledad y la imposibilidad de descanso. Al igual que Batman, entrenamiento, convicción y armas de diseño especial son los pilares que lo habilitan a avanzar en su fantástica cruzada. Y tal como le ocurre a Blade, el matador de vampiros, su destino está atado a la supervivencia de los mismos seres monstruosos a los cuales debe cazar y mantener a raya. El diseño de producción y los efectos digitales están muy bien logrados, a través de un puñado de secuencias de gran impacto visual, como los insectos emergiendo desde las entrañas de Nueva York, la destrucción del árbol de la bruja o el aquelarre que antecede al duelo final entre Kaulder y Witch Queen. Es cierto que el film tiene menos acción de la que en general demandan los seguidores del género (y del propio Diesel), lo cual supone un lastre: el ritmo decae durante un largo tramo de la película, que se torna un poco aburrida. Pero sobre el último cuarto de hora el director recupera el pulso y logra un gran clímax. La escena final abre la chance de una secuela, que incorporaría a Chloe-Leslie como acompañante de Kaulder-Diesel en sus andanzas para proteger a la humanidad de la amenaza siniestra que pesa sobre ella. ¿Tentativa de iniciar una nueva franquicia a la altura de Diesel? Dudoso, pero posible. Buen reparto y toques de humor La variedad y calidad del reparto es uno de los principales atractivos del film. Diesel (más solemne que en sus trabajos como Dominic Toretto en la saga “Rápido y furioso”) sostiene la película sobre sus espaldas. Michael Caine (¿habrá quién pueda reemplazarlo el día que decida retirarse?) aporta sapiencia y su personaje del envejecido padre Dolan 36º es el contrapunto ideal para Kaulder. Elijah Wood está perfecto como un joven sacerdote con ansias de respetabilidad, al que le queda todo por aprender y Rose Leslie (la actriz conocida por su papel de Ygritte en “Game of Thrones”) encarna con soltura a Chloe, joven bruja que cuenta entre sus habilidades la de manipular los sueños de las personas. Otro de los puntos a favor es que el guión de Melisa Wallack y Cory Goodman (por sus características parece inspirado en un cómic, aunque en realidad no es así) incluye algunos toques de humor deliciosos: el Consejo de Brujas con peinados y ropa de los ochenta, las brujas modelo aferradas al intento de mantener una imagen de belleza que se cae a pedazos en el interior de los espejos, la exitosa tienda donde un estrafalario brujo parecido a Stevie Wonder vende productos panificados mezclados con alucinógenos, el desprecio del viejo padre Dolan por las nuevas tecnologías y las frases que suelta Kaulder del estilo: “Un beneficio de la inmortalidad es matarte dos veces”. Dignas de un héroe con personalidad.
Seguramente muchos se sientan confundidos a la hora de ver a Vin Diesel afuera de un auto pero se ve que quiere cambiar un poquito de aire y se pone a cazar brujas. Nuestro querido “Toretto” le da vida a Kaulder, un cazador de brujas que cientos de años atrás, formaba parte de una organización que tenía como meta destruir a la “Bruja Reina” y así poder evitar el fin del mundo. En este enfrentamiento, muchos de sus amigos mueren pero Kaulder logra matar la Bruja y ella antes de transformarse en cenizas los maldice con la vida, algo que nuestro protagonista odiaba porque el pasado lo persigue.
Decente aventura mágica "The last witch hunter" es todo lo que el título propone. Tenemos una historia de fantasía y magia en la que un guerrero milenario interpretado por el crack de las nuevas películas de acción de Hollywood, Vin Diesel, debe enfrentarse a un complot gigante que pretende revivir a la reina bruja y destruir el mundo. Como se lee. Si de entrada esta premisa te parece ridícula y poco interesante, definitivamente no es un film para vos. Por otro lado, si solés disfrutar de estos productos fantásticos en los que se incluyen seres mágicos como brujas, sociedades secretas y monstruos míticos, puede que te interese leer más al respecto. Esta película del director Breck Eisner ("The Crazies", "Sahara") trata sobre la guerra eterna del bien y del mal, el primero personificado en el guerrero Kaulder (Vin Diesel) y la sociedad secreta de la Iglesia llamada "El Hacha y La Cruz" , mientras que la maldad está compuesta por un grupo de brujas rebeldes leales a la reina bruja, una entidad diabólica que caminó nuestro planeta sembrando el terror y la oscuridad. Hace miles de años Kaulder se deshizo de la reina bruja cuya terror había acabado con su familia, no sin antes recibir una maldición de la misma. El hechizo lo condenaba a vivir para siempre con la carga de la muerte de su esposa e hija. La Iglesia aprovechando esta situación, lo convirtió un su principal arma de lucha contra el mal, una especie de Van Helsing, pero que caza brujas. Acá me detengo un poco. En comparación con otras películas populares de acción y fantasía como la del cazador de monstruos interpretada por Hugh Jackman, "The last witch hunter" si bien no es una perlita del cine, es entretenida y subestima menos al espectador. El tono de la historia tiene una buena mezcla entre serio/adulto y divertido/aventurero, aunque sí presenta varios de clichés típicos del género. La presencia de un nombre como Michael Caine ("Inception", "The Dark Knight") le suma puntos a la propuesta, aunque se rol sea bastante secundario. Por su lado la incorporación de Rose Leslie ("Game of thrones") me pareció refrescante, aunque la de Elijah Wood ("The lord of the rings") estuvo desaprovechada y previsible. Y Vin Diesel... bueno, Vin en Vin. Carismático y medio maderón para la actuación. En lo que a trama se refiere, me pareció que la historia es un tanto trillada aunque en general está bien contada, de manera dinámica y entretenida. En lo que a efectos especiales se refiere, se percibe un buen nivel de calidad aunque me quedé con ganas de ver más brujas y más poderes. "The last witch hunter" es una película de fantasía entretenida, que no será recordada como un exponente importante del género pero que cumple en su cometido de transportar al espectador por un rato a un mundo mágico y entretenerlo.