De un tiempo a esta parte, Francia se ha transformado en una verdadera usina de aquel subgénero de la comedia que se podría llamar "cena de amigos". Esto es: una reunión en principio amable en la que, con el correr del tiempo, van aflorando las peores miserias entre los comensales. En el caso de Enamorado de mi mujer -cuarta película del destacado comediante Daniel Auteuil, que aquí adapta una obra de teatro homónima- la cosa parte mal ya de entrada: Isabelle (Sandrine Kiberlain) acepta a regañadientes una invitación a cenar que Daniel (Auteuil), su marido, le hace a su amigo Patrick (Gérard Depardieu), quien vendrá acompañado de su nueva novia Emma (Adriana Ugarte). El resquemor se debe a que Patrick ha dejado a una amiga de Isabelle por esta joven y bonita española.
“Enamorado de mi mujer” es una película dirigida por Daniel Auteuil y escrita por Florian Zeller. Está protagonizada por Sandrine Kiberlain, Adriana Ugarte, Gérard Depardieu, Daniel Auteuil, entre otros. La historia nos sitúa en París, donde el veterano editor Daniel (Auteuil) se encuentra con su amigo Patrick (Gérard Depardieu) que no veía hace mucho tiempo y le invita a cenar a su casa. Su amigo Patrick llega acompañado de su nueva novia Emma (Adriana Ugarte), mucho más joven que ellos dos. Daniel empieza a fantasear sobre tener una aventura con ella, mientras que su mujer Isabelle (Sandrine Kiberlain) sospecha de sus intenciones. La cinta maneja bastante la comedia y el romance, y un poco de drama de pareja también (como siempre). La gran mayoría de momentos funcionan bien y muy pocos se sienten con poca gracia o con poca dramatización que pretenden mostrar en pantalla. Después tenemos las típicas situaciones clichés que suceden en la gran mayoría de comedias románticas y a su vez dramáticas. Si bien son repetitivas, están bien logradas para lo que pretende “Enamorado de mi mujer”. Pero el principal problema con esta cinta es el orden de cómo están contadas las cosas. Como bien leemos en la sinopsis, Daniel empieza a fantasear con la novia de su amigo Patrick, por ende, durante muchos momentos de la película vemos cómo se imagina tantas situaciones con ella. Pero el inconveniente es que por instantes no se termina de entender si está fantaseando o nos están mostrando escenarios que sí han pasado, porque además esas situaciones involucran a los 4 personajes protagónicos. El elenco es de lo mejor de la cinta, tenemos a reconocidos actores y actrices actuando en conjunto para una historia que no termina de sobresalir por sí sola. Todos tienen muy buena química y hacen bastante llevadera la trama durante sus 84 minutos de duración. En resumen, “Enamorado de mi mujer” no es algo que ya no hayamos visto dentro del género en el que se encuentra, pero gracias al elenco y la gran mayoría de momentos de humor, entretiene de principio a fin.
Uno de los actores más conocidos y reputados del cine francés contemporáneo, Daniel Auteuil se prueba como director por cuarta vez en su carrera (sus tres películas anteriores son inéditas en la Argentina) al mando de la adaptación de una obra teatral del dramaturgo Florian Zeller centrada en los avatares emocionales de un sesentón durante una cena con su mejor amigo y su nueva novia. Auteuil interpreta a Daniel, un editor de buen pasar económico y, en principio, felizmente casado con Isabelle (Sandrine Kiberlain). Un día se cruza de casualidad con su amigo Patrick (Gérard Depardieu), a quien no veía hace mucho tiempo, y lo invita a cenar con su nueva pareja, una bellísima española (Adriana Ugarte, vista en Julieta y la serie El amor entre costuras) mucho más joven que el resto del grupo. Pero lo que debía ser una cena amistosa terminará desencadenando en Daniel una serie de fantasías amorosas y sexuales con ella, al tiempo que su mujer empieza a sospechar que el trato atento y bienintencionado esconde otras cuestiones de fondo. La primera parte de Enamorado de mi mujer se presenta como un relato que alterna entre la imaginación idílica de Daniel ante cada dicho de la novia de su amigo y la realidad de una cena fría y protocolar. Una alternancia inicialmente simpática pero que a la larga se vuelve reiterativa y confusa, difuminando la separación entre lo “real” y lo ficticio. A medida que la película avanza, el tono cómico muta por uno dramático centrado en la crisis emocional de Daniel disparada por ese encuentro. Enamorado de mi mujer tampoco funciona del todo bien en esta faceta, pues no escapa a ninguno de los lugares comunes de las historias de “crisis de mediana edad”. Tampoco ayuda un desenlace abrupto y conformista que se preanuncia desde su título.
Es la adaptación al cine de la obra que aquí conocemos como Sin filtro, con el Puma Goity y Carola Reyna. El guión lo hizo el mismo autor de la pieza teatral, Florian Zeller, pero no se limitó a trasladar escenas más allá del living y la cocina de la casa de Daniel e Isabelle. La trama cambia bastante, porque hay escenas que, al menos en lo que se vio en el escenario del teatro La Plaza, no estaban. El que está Enamorado de mi mujer, suponemos, es Daniel. Amigo de Patrick (Gérard Depardieu), lo recibe en su casa, junto a su nueva y mucho más joven pareja, Emma (Adriana Ugarte, de Julieta, de Pedro Almodóvar). El problema es que Patrick dejó a su esposa, íntima amiga de Isabelle, por ella. En Sin filtro muchas de las cosas que piensan e imaginan los dueños de casa lo dicen en voz alta, casi sin querer. Y los juegos entre la fantasía y la realidad y, por ende, a veces la hipocresía es lo que da lugar en el teatro a los conflictos. Pero en la versión cinematográfica pasan muchas más cosas, aunque todas estén dentro de la cabeza y la imaginación del dueño de casa. Auteuil, como director, no ha acertado en darle a la historia un ímpetu, unos bríos que son necesarios para la comedia. Interpretó también a Daniel en el teatro, pero es evidente que no quedó anclado a su personaje. Depardieu no hace mucho más que jugar como frontón, y devuelve una y otra humorada y/o diálogo, mientras que Sandrine Kiberlain está como pasada de revoluciones encarnando a Isabelle. En fin, que como comedia no ofrece muchas situaciones reideras, como drama es inocuo, y tiene un final demasiado tirado de los pelos.
Daniel, un veterano editor de libros, está muy enamorado de su esposa, pero tiene mucha imaginación y un amigo al que no veía desde tiempo atrás. Cuando este le informa que, tras haber dejado a su mujer, tiene una nueva novia mucho más joven que ambos, los dos deciden organizar una cena de parejas en la casa del editor. La reunión se vuelve cada vez más caótica, ya que Daniel comienza a fantasear acerca de tener una aventura con la novia de su amigo, mientras que su mujer, siempre alerta, sospecha de sus intenciones. Con estos elementos de comedia de enredos el director Daniel Auteuil, que asume además el papel de ese editor que se verá envuelto en constantes sueños eróticos con la joven recién llegada, logró un film tan entretenido como divertido apoyado por un elenco en el que sobresalen las actuaciones del propio Auteuil, de Gérard Depardieu como el amigo y de Adriana Ugarte como la muchacha que desatará los deseos secretos de ese hombre que sueña imposibles. Así, entre secretos y callados deseos amatorios, la historia transita, además, por bellos paisajes italianos y franceses en los que Daniel pasea, con la imaginación, con su deseada amante. Una impecable fotografía y una música acorde con esta alocada fábula apoyan esta aventura que habla de amistad, pero también de celos y de rencores, aunque siempre tomados con una sonrisa.
La cuarta película como director de Daniel Auteuil y la primera que le conocemos en dicho ro en nuestro país, está adaptada de la famosa obra de teatro que aquí se conoció como “Sin Filtro”, aunque tiene algunas cosas cambiadas. Aquí los personajes no hablan en voz alta diciendo lo que verdaderamente piensan. La historia es simple, Patrick (Gerard Depardieu) ha dejado a su mujer por una chica hermosa y mucho más joven llamada Emma (Adriana Ugarte). Patrick y Daniel (Daniel Auteuil), que es editor, se encuentran casualmente y éste último lo invita a cenar con la excusa, según Patrick, de que conozcan a Emma y porque hace un tiempo que no se ven. Cuando Daniel llega a a su casa le cuesta mucho que su mujer Isabelle (Sandrine Kiberlain) lo acepte, ya que la que fue dejada es su mejor amiga. Así y todo, cuando llegan comienzan las fantasías de Daniel con respecto a Emma (que es deslumbrante), quien imagina desde viajes hasta peleas y salidas por distintos lugares. Todo en flashbacks que lo distraen del eje de la conversación de los cuatro y hacen sospechar a Isabelle que algo no anda bien. El tema principal en el guión de Florian Zeller y lo que Daniel en el fondo se cuestiona es la rutina y las crisis de mediana edad, un tema algo trillado, pero del que siempre se habla. De todas formas, es una comedia más, ni muy divertida ni con mucho para aportar. ---> https://www.youtube.com/watch?v=QDp9Og_COSY ---> TITULO ORIGINAL: Amoreux de ma femme ACTORES: Gérard Depardieu, Adriana Ugarte, Sandrine Kiberlain, Daniel Auteuil. GENERO: Romance , Drama , Comedia . DIRECCION: Daniel Auteuil. ORIGEN: Francia. DURACION: 84 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 13 años FECHA DE ESTRENO: 27 de Diciembre de 2018 FORMATOS: 2D.
Al personaje principal de esta comedia (Daniel Auteuil) le pasa como a Rogelio, el hombre que pensaba demasiado, la memorable historieta de Landrú. Frente a una criatura celestial no deja de pensar e imaginar todo tipo de maravillosas situaciones con ella entre sus brazos. Apenas la conoció, ya enloqueció. El problema es que se trata de la nueva novia de su amigo (Gerard Depardieu), con quien ambos están cenando en casa del primero (y de su esposa), y que el infeliz soñador debería estar más atento a la conversación (precisamente, así es como Rogelio terminaba metiendo la pata). Hay otro problema. La dueña de casa era amiga de la novia anterior, así que ella también imagina cosas (pero no demasiado agradables) sobre la nueva. Lo interesante es que, de a poco, imaginación y realidad se confunden, tanto en la cabeza del protagonista como en la mirada del espectador, que hasta puede sospechar algún anticipo favorable a nuestro antihéroe. Retrato de viejos verdes medianamente controlados, juego amable de la vida conyugal y la famosa hipocresía de los buenos burgueses, “Enamorado de mi mujer” adapta con habilidad una pieza teatral de Florian Zeller, “L’envers du décor”, algo así como el revés del decorado. Zeller mismo hizo la adaptación cinematográfica. Intérpretes gloriosos Auteuil, Sandrine Kiberlain, Depardieu y la divina Adriana Ugarte (“El tiempo entre costuras”). Director, el propio Daniel Auteuil, que acá ofrece un pasatiempo de verano, pero ya ha dirigido tres películas de mayor peso, sobre otros tantos clásicos de Marcel Pagnol: “La hija del pocero”, “Marius” y “Fanny”. Ahora está terminando “César”, y en cualquier momento se larga con “La mujer del panadero”. Maestro.
Enamorado de mi mujer es una comedia francesa dirigida y protagonizada por Daniel Auteuil, basada en la obra de teatro de Florian Zeller, que acá cumple también la función de guionista. Lo acompañan Gerard Depardieu, Sandrine Kiberlain y la actriz española Adriana Ugarte. La película cuenta la historia de Daniel (Daniel Auteuil), un editor de libros que invita a su casa a cenar a su amigo Patrick (Gerard Depardieu), quien le quiere presentar a su novia Emma. Pero surgen dos problemas: el primero es que su esposa Isabelle (Sandrine Kiberlain) no los quiere recibir porque está enojada con Patrick por haberse divorciado de su mejor amiga, y el segundo es que Daniel empieza a tener fantasías con Emma. Es así como la historia se divide en escenas que pasan en la vida real, con esta cena incómoda, y en la imaginación de Daniel, dando lugar a gags efectivos que la convierten en una comedia agradable. Lo primero que vale la pena destacar de esta película es la influencia de dos maestros de la comedia: Francis Veber y Woody Allen. Del primero Auteuil toma el uso efectivo de la comedia de situación, y del segundo la verosimilitud de las escenas que ocurren en la imaginación de Daniel, interviniendo de manera armónica en la trama, algo similar a lo que ocurre en Los secretos de Harry por ejemplo. Es necesario agregar que la influencia de Allen también se nota en la banda sonora, compuesta por música de jazz con la que empieza y finaliza la película. Respecto de las actuaciones hay que destacar el buen trabajo de cada uno de ellos. Porque Daniel Auteuil y Gerard Depardieuvuelven a dejar en claro su oficio y experiencia para la comedia, y no se duermen en los laureles de lo estereotipado de sus personajes, sino que los componen como dos amigos que atraviesan una crisis y las resuelven de diferentes maneras. Lo mismo ocurre con Sandrine Kiberlain, que sabe transmitir la incomodidad que siente su personaje al sentir que está traicionando a su amiga por recibir a su ex marido con su novia a su casa. Y por último Adriana Ugarte está muy bien como este personaje que genera el conflicto sin proponérselo, componiendo un personaje ingenuo y sensual que no cae en la exageración. En conclusión, Enamorado de mi mujer es una comedia agradable, que vuelve a utilizar una situación muy común en el cine francés como es la cena incómoda, vista en algunos clásicos como La cena de los tontos y La jaula de las locas. Esto se debe a que Auteuil no se limita a hacer teatro filmado, sino que aprovecha el lenguaje cinematográfico para alternar con escenas que muestran lo que ocurre dentro de la cabeza del protagonista, dando como resultado gags muy efectivos.
Propuesta de flojos resultados cómicos, pero con aciertos narrativos interesantes. Daniel Auteuil es uno de los actores franceses más reconocidos a nivel mundial. Una gran parte de ese reconocimiento se debe a su enorme versatilidad: alguien que puede bordar con gran sensibilidad tanto el drama más corrosivo como a la comedia más desopilante. Una amplitud de oficio, sumada a la escuela de haber estado a las órdenes de directores destacados, terminaron por despertarle el instinto de dirigir. Aunque su filmografía detrás de cámaras ya ostenta tres títulos, su cuarto opus, Enamorado de mi Mujer es el primero en llegar a la Argentina. Daniel, un editor literario parisino, se cruza con su amigo Patrick, quien recientemente dejó a su mujer por una más joven. En ese momento deciden ir a cenar a la casa del primero para que ambos conozcan a su nueva pareja. La llegada de esta mujer despierta las fantasías de Daniel y, desde luego, los celos de su esposa. Enamorado de mi Mujer no es lo que se dice una propuesta que saque muchas carcajadas, pero propone algunos mecanismos narrativos interesantes. Hay algunas fantasías del protagonista que saltan a la vista como tales, pero hay otras que, mediante un uso inteligente del espacio y del tiempo, agarran al espectador desprevenido. Es una narración que más que mostrar la intención de pasar una fantasía a la realidad, se inclina por demostrar que hay ocasiones donde esa transición no es lo más conveniente. No obstante, hay que decirlo, va encaminando a un desenlace que deja a la historia en una zona de demasiado confort. En materia actoral, Daniel Auteuil y Gerard Depardieu, en el papel de su amigo, no traen a la mesa nada nuevo que no sepamos de ellos. Ratifican su condición de ser los más sólidos y versátiles actores franceses. Ellos están apoyados por Sandrine Kiberlain, como la mujer del protagonista, aportando una necesaria cuota de histrionismo, en particular cuando discute con el personaje de Auteuil; mientras que Adriana Ugarteapoya con prolijidad en su arquetipo de Venus obnubilando al protagonista. En materia dirección, Auteuil se muestra eficiente. Si bien de tanto en tanto incurre en movimientos de cámara que llaman demasiado la atención sobre sí mismos, su puesta en escena, como un todo, es elegante. Es un realizador que prioriza el trazo escénico sobre el corte; un montaje que solo obrará de oficio cuando el plano agota todas sus posibilidades.
Es la versión cinematográfica de la obra teatral creada por Florián Zeller que en nuestro país protagonizaron el Puma Goity y Carola Reyna, que aquí se tituló “Sin filtro”. Pero en la obra de teatro, la puesta, desdoblaba la personalidad de los protagonistas, para escenificar lo que verdaderamente pensaban. En la película se muestran las fantasías de ese hombre cincuentón, que envidia a su mejor amigo, separado, enamorado de una joven y bella mujer, que dispara sus fantasías eróticas. Una cena que organiza este librero casado con una maestra, la pareja formada por Daniel Auteuil y Sandrine Kimberlain, para recibir al ex esposo de una amiga del matrimonio, el empresario y su nueva conquista, Gerard Depardieu y Adriana Ugarte (“Julieta” de Almodóvar). El mismo Auteuil es el director de una comedia que transcurre en una larga cena, donde se disparan los deseos del anfitrión, que airean la acción en distintos y bellos escenarios. Sin embargo esta comedia amable, pensada para un público adulto, parece atrasar con los tiempos que corren y lo que le ocurre a ese hombre, más que un juego de la imaginación, lo coloca en el poco cómodo hombre “baboso” frente a una mujer joven que nada hace para incentivarlo. Sin dudas Daniel Auteuil es uno de los más talentosos actores franceses, pero aquí la comedia y la dirección no le dan los mejores resultados.
“Enamorado de mi mujer”, de Daniel Auteuil Por Ricardo Ottone Daniel Auteuil, actor todoterreno y figura infaltable del olimpo cinematográfico francés de los últimos treinta y pico de años, debutó en la dirección en 2011 con La fille du puisatier (La hija del pocero), la adaptación de una novela de Marcel Pagnol (que este mismo había también llevado al cine en 1940). Auteuil parece particularmente interesado en la obra del escritor, porque al poco tiempo la emprendió con la adaptación de tres de de sus piezas teatrales que forman el ciclo conocido como La Trilogía marsellesa. De estas ya estrenó Marius y Fanny (ambas en 2013) y ya tiene anunciada la tercera, César. En medio de esta tarea que podríamos llamar titánica, o al menos claramente demandante, arrancó un proyecto más distendido y liviano en el género que lo hizo conocido a fines de los 70 y principios de los 80: la comedia. Auteuil, que también protagoniza, interpreta aquí a Daniel un editor ya veterano, casado y de buen pasar. Una mañana Daniel se encuentra en la calle con su amigo Patrick (Gérard Depardieu), quien hace poco abandonó a su pareja de años por otra mujer y lo invita a cenar a su casa junto a su nueva novia. La noche programada para el encuentro Patrick llega acompañado de la joven y despampanante Emma (la española Adriana Ugarte) para turbación de Daniel y disgusto de su esposa Isabelle (Sandrine Kiberlain). Así transcurre la noche en medio de situaciones incómodas y la actitud embarazosa y ridícula de Daniel a quien la presencia de Emma le dispara todas las fantasías amorosas/eróticas del hombre maduro que suponemos promedio. Enamorado de mi mujer también es la traslación al cine de una obra de teatro, en este caso una comedia picaresca y de enredos adaptada por su propio autor, Florian Zeller. Y estos orígenes teatrales se notan. La mayoría del film transcurre en esa noche en la casa de Daniel y su esposa, y recorre las alternativas de esa cena accidentada. Lo que airea el relato es la puesta en escena de las ensoñaciones de Daniel en un continuo ir y venir entre realidad y fantasía. Estas fantasías, que sirven como desvíos pero también como ejemplos claros de la mente del protagonista, exponen los clichés más previsibles y transitados del deseo masculino: mujeres jóvenes, voluptuosas y complacientes, siempre fascinadas por el protagonista que las enamora sin proponérselo. Emma en tanto objeto de su deseo protagoniza estas situaciones con la ocasional participación de alguna otra señorita igualmente seductora y de similar actitud. Los escenarios son también lugares comunes del romanticismo más prosaico y mersa: hoteles de lujo, una mansión en el mediterráneo, los canales de Venecia. Digamos que a Daniel, por más miembro de la comunidad literaria parisina que sea, la cabeza no le funciona de manera muy original. Las situaciones, si bien previsibles, al principio funcionan y provocan algunas sonrisas. Los actores acompañan sin estridencias pero con solvencia y la pareja cómica de Auteuil y Depardieu vuelve a demostrar su eficacia. Después de todo Depardieu es también un todoterreno con un currículum más que probado en el género. En el transcurso el planteo empieza a agotarse y el recurso de las fantasías va tomando cada vez más espacio hasta casi quedarse con el grueso del relato. Estas fantasías a veces son obvias y claramente identificables desde el comienzo y otras son apenas más sutiles y logran que se tarde un poco más en distinguirlas. Pero también estas se agotan y su apelación cada vez más frecuente no hace que el interés se recupere. Se trata de una comedia liviana que toma de manera también liviana los temas que expone: la crisis de la madurez y el desgaste de la vida amorosa. A veces parece que se va a poner más seria pero no Los planteos del protagonista acerca de la insatisfacción con su propia vida o su eventual frustración o felicidad quedaron afuera probablemente por ser materia demasiado pesada y se optó por quedarse con la parte más superficial (y un poco patética) del asunto tales como las fantasías de virilidad y la fascinación de los señores mayores por la jovencitas. Cualquier planteo apenas un poco más denso queda afuera y la cuestión se resuelve sin mayores complicaciones quedando el recurso de la fantasía ya no solo como compensación, sino también como campo de ensayo seguro y como lugar de advertencia en un ambiente tan protegido como inofensivo. ENAMORADO DE MI MUJER Amoureux de ma femme. Francia, 2018. Dirección: Daniel Auteuil. Intérpretes: Daniel Auteuil, Adriana Ugarte, Gérard Depardieu, Brigitte Aubry. Guión: Florian Zeller, sobre su propia obra. Fotografía: Jean-François Robin. Música: Thomas Dutronc. Edición: Joëlle Hache. Producción: Olivier Delbosc. Producción Ejecutiva: Christine De Jekel. Diseño de Producción: Herald Najar. Distribuye: Mirada Distribution. Duración: 84 minutos.
Uno de los actores franceses más prestigiosos de la actalidad (Daniel Auteuil) tiene cierta inquietud por ampliar sus horizontes profesionales y cada tanto, le gusta dirigir. En esta oportunidad, nos presenta una versión remozada de una obra de teatro escrita por Florian Zeller, 'L'envers du décor', éxito francés que se expande por el mundo. Incluso, cuenta con una recreación porteña que se exhibe en el Paseo La Plaza, llamada "Sin filtro". Auteuil ya había dirigido esta obra en París y sintió que le podía sumar algo de perspectiva en una versión cinematográfica. "Enamorado..:" explora el mundo de la fantasía masculina, con la clara intención de mostrar el desenfreno del deseo del hombre mayor, hacia las mujeres jóvenes y hermosas. El síndrome ya conocido como "viejo verde", aunque aquí más racionalizado y elegante, acorde a una producción europea, de estas que están de moda últimamente donde burgueses se reunen a comer y se producen situaciones fuera de lo común, que impulsan cambios (o no) en sus vidas. Ya ese hecho, era (reconozco) un escollo para el análisis. ¿Qué tanto pueden aportar este tipo de adaptaciones excepto llegar más lejos (desde lo físico, para geografías que aún no tienen la obra en cartel), prescindiendo del dispositivo teatral?¿Qué tan significativo es su aporte si se respeta tanto los lineamientos del marco en el que fue creado? El desafío era entonces mostrar el mundo de los deseos del protagonista, para enriquecer la llegada del mensaje, claramente. Pero vamos a la trama. Todo comienza cuando Daniel (el protagonista comparte nombre con el director) hombre casado y común, se encuentra accidentalmente, con un viejo amigo, Patrick (Gerard Depardieu), a quien invita a comer para ponerse al día y pasar un momento agradable. Nada que anticipe algo demasiado disruptivo. Pero lo que a Daniel sorprenderá es el calibre de la mujer que vendrá con su compañero. Patrick estrena su condición de separado con una joven mucho menor que él, Emma (Adriana Ugarte, debutando en el cine francés), tremenda explosión de belleza y juventud. Para peor, él viene de abandonar a su ex, gran amiga de la mujer del anfitrión. Desde ya, podría pensarse que si no se conservan las formas, ciertas chispas podrían generar discusiones en la mesa. Me inclino a pensar que lo interesante de la obra, se juega de la mitad hacia el clímax, donde dejamos de lado un poco la cuestión liviana de la atracción física y se ponen en perspectiva conflictos de pareja atravesando una madurez compleja. Quizás lo que Auteuil claramente intenta, dos cosas, promover un debate sobre la fantasía masculina, en el marco de una edad que genera crisis en la mayoría de las parejas establecidas y presentar debate sobre el destino de la pareja cuando ya el reloj nos comienza a correr sin pausa ni prisa. También es cierto que algunas ideas que giran en silencio (el hecho de seducir mujeres jóvenes podría implicar una forma de retrasar el inevitable envejecimiento físico que nos acerca a la muerte) provocan cierta tensión en la mesa, que con el correr de los minutos muta en un drama moral, cuando su mujer expone lo incómodo de su situación (ante la presencia de Emma) y abre el debate sobre los problemas maritales de una unión que a priori, parecía ser equilibrada y segura. Pero no lo era tanto. El guión sigue los pasos teatrales (aunque hay algunas sorpresas con respecto a la versión que conocimos aquí) y dibuja bastante escenarios alternativos a la realidad que se vive en la cena. Ugarte luce encantadora y atrapa todas las miradas, como debe ser en este tipo de films. No podemos decir lo mismo de Depardieu que sólo aporta oficio y poco más. La revelación es el carisma que destila Sandrine Kiberlain como Isabelle (la esposa de Daniel), de lo mejor de la cinta. Lo que al principio parece una comedia desopilante, va cambiando de registro e instala un universo distinto, áspero y más reflexivo. Nostálgico. Me inclino a decir que es una película muy teatral, y el desafío era que el formato cine le permitiera al espectador promedio conocer la propuesta del autor. Auteuil enriquece visualmente la historia, aunque la cuestión de fondo sigue siendo idéntica. "Enamorado de mi mujer" dispara un tema álgido para ciertas parejas pero válido si el debate es lo tuyo. Transita por carriles habituales, y se deja ver sin mayores complicaciones. Creo, sin embargo, que la cercanía del director por el material, impidió que la película desafíe el orden teatral que traía. Ese ropaje costoso era el que había que desarmar, a la hora de llevarlo a la pantalla grande. No sucedió. Me incilino por definirla como una cinta discreta y ambigua. Puede funcionar si el elegante cine burgués francés te va.
Vuelven a trabajar juntos Daniel Auteuil y Gérard Depardieu, en una comedia de enredos con toques teatrales, acompañados por la sensual y bella Adriana Ugarte cuyo personaje hace fantasear al personaje que compone Auteuil aunque es la novia del otro protagonista, Gérard Depardieu y despierta los celos de la esposa de Daniel (Auteuil), interpretada por la estupenda actriz y cantante francesa Sandrine Kiberlain. Su trama es ligera, al espectador no le produce demasiadas risas espontaneas, es reiterativa, entretiene por momentos, posee una buena fotografía, un guión flojo y poco efectivo y un final débil. Daniel Auteuil es un actor francés muy reconocido y esta es la cuarta película que dirige en cine.
No desearás la mujer de tu prójimo A los pocos minutos de iniciada Enamorado de mi mujer (Amoureux de ma femme, 2018), de y con Daniel Auteuil, las reglas de este vodevil quedan establecidas para el espectador, quien deberá asumir una posición frente a la propuesta, que rápidamente vuelve su gracia en un artificio aburrido y desalentador. Daniel (Daniel Auteuil) es un editor que se encuentra tras mucho tiempo con Patrick (Gerard Depardieu) un viejo amigo, separado y con nueva pareja Emma (Adriana Ugarte), una joven española, ardiente, fogosa, que le ha devuelto las ganas de avanzar en su carrera y en su estilo de vida. Daniel organiza una cena con ellos y su mujer Isabelle (Sandrine Kiberlain), quienes transitarán la comida entre dos puntos, uno onírico y otro real, en una suerte de “liberación de pensamientos” que transformará al protagonista en una suerte de demonio a punto de liberarse y evidenciar sus verdaderas intenciones con Emma. Adaptando la pieza teatral L'envers du décor de Florian Zeller, conocida aquí como Sin Filtro con Carola Reyna y Gabriel Goity, la propuesta con una puesta -valga la redundancia- teatral, comienza a desinflarse promediando la duración, al revelarse el mecanismo con el que se expresa el deseo de Daniel por Emma, multiplicando gags recurrentes. Daniel Auteuil logra que su personaje se despegue de anteriores producciones en las que le ha tocado llevar adelante la narración, pero pierde su magia interpretativa al hiperbolizar el mecanismo que impulsa la progresión dramática del relato. Aquello que en la obra se presentaba como “el revés” de la escena, aquí se pierde, y de hecho el protagonismo de Isabelle queda en un segundo plano al potenciar la dupla del deseante y el objeto de deseo, siempre al borde de ser descubierto en sus misóginos pensamientos. En tiempos de deconstrucción y cambio de paradigma, una película como Enamorado de mi mujer, lamentablemente no logra acomodar su “gracia” y se muestra de una manera que no genera ni siquiera sonrisas, sumando una crítica al matrimonio que podría haber guionado Hugo Moser. A pesar del esfuerzo de sus protagonistas, de los loables cambios de narración para diferenciarse de la obra en la que se basa, y de su ajustado mecanismo de precisión para presentar los gags, las corridas, y las idas tras la puesta, Enamorado de mi mujer no logra imponer su discurso y mucho menos su anacrónico humor.
Olmedo y Porcel, pero a la francesa Puestos a jugar a las ucronías e imaginando qué tipo de comedia podría hacer hoy el dúo integrado por los fallecidos Alberto Olmedo y Jorge Porcel, obligados a adaptarse a un mundo de mujeres revolucionadas, puede pensarse que la cosa no andaría lejos de Ena- morado de mi mujer, cuarto trabajo como director de ese emblema del cine francés que es Daniel Auteuil. De más está decir que si bien esta película podría significar un progreso para los famosos capocómicos, en el caso del francés la misma no le hace ningún favor. Como un reloj descalibrado, el film no solo atrasa en el tipo de humor que elige exhibir sino en cada uno de los rubros en los que se la evalúe. Daniel, interpretado por Auteuil, se encuentra con su amigo Patrick (Gérard Depardieu), al que no ve desde que éste se separó de su mujer, que además es la mejor amiga de la suya, Isabelle. Patrick le pide que arme una cena para presentarles a su nueva novia, Emma, una española 30 años menor. Pero Daniel teme que Isabelle se niegue a recibirlos por una cuestión de lealtad con su amiga. Es en ese momento que la película revela el recurso que la define, poniendo en escena la discusión que Daniel imagina tendrá con Isabelle cuando le sugiera invitar a la pareja. A partir de ahí Enamorado de mi mujer alternará entre la realidad y la imaginación del protagonista, que pasa de ser una nota al pie a adueñarse de a poco del relato. El hecho de que Daniel acabe alucinando con levantarse a la noviecita de su amigo convierte a la película en una versión ramplona de Las puertitas del Señor López, gran clásico de la historieta argentina. Pero su imaginación no lo llevará nunca hacia esos universos paralelos de erotismo y liberación que eran la marca registrada del personaje de Carlos Trillo y Horacio Altuna, sino que, por el contrario, nunca logra ir más allá del ceñido corset de la fantasía unidimensional del infiel. Pero con tan poco coraje, que al imaginar su propio fracaso el personaje termina convencido de que es mejor la realidad. Conclusión a la que jamás hubiera llegado López, para quien lo real representaba una cárcel, un monstruo del que era necesario evadirse. La película ofrece un final en el que el personaje de Auteuil, tras haber evaluado como un ajedrecista todos los finales posibles para su fantasía de infidelidad, concluye que el amor por Isabelle es más valioso que la aventura. “Mejor malo conocido…”, digamos, para resumir. La coda romántica con la pareja paseando en góndola por Venecia no permite segundas interpretaciones. Al final resulta que hasta las películas de Olmedo y Porcel eran mejores: al menos ellos elegían sus minas con total convicción y nunca por cobardía.
ENAMORADO DEL PATRIARCADO No sólo podríamos decir que atrasa discusiones, sino que tampoco es gracioso el humor que propone Enamorado de mi mujer. Cuando uno piensa que se han erradicado ciertas películas de mal gusto, aparece algo así y te das cuenta que aún no hemos avanzado tanto como sociedad. Este film es un gran horror argumentalmente, pero a eso le suma un guión flojo. Daniel está casado con Isabella y no parece entrar nunca en crisis con su pareja. Sin embargo, cuando su amigo Patrick y su nueva novia van a cenar, él empieza a fantasear con la joven muchacha. No es tan claro, pero por el tipo de historias que Daniel se imagina, es posible observar que su matrimonio está pasando por una crisis. El gran problema de esto es que se vuelve a incursionar en planteos patriarcales. Ya el hecho de que un adulto mayor se babosee de una mujer que podría ser su hija es de mal gusto. Pero si a esto le sumamos que ella cumple con el estereotipo de mujer que medios construyen y se la presenta como un simple cuerpo bonito, es peor aún. Ni hablar de la falta de voz que tienen las mujeres. El rol de ellas es pasivo, conformista, determinado por la decisión de ellos. Las pasiones son del hombre, mientras que ellas esperan. La esposa tiene un rol controlador y él está supuestamente sometido a ella. Pero como siempre las contradicciones del patriarcado son algo corriente, porque da la casualidad que Isabella no es necesariamente la que fantasea, la que tiene libertad. Ella “toma tantas decisiones” que al fin y al cabo la única que vemos es la de estar al lado de su marido. Y de la joven poco sabemos de su boca. Un poco nos cuenta Patrick y otro tanto, la idealización de Daniel. La idea de matrimonio que plantea el film queda un tanto vieja para los debates actuales, además de que causa rechazo. El humor tiene un estilo a film de hace viente años. Y más allá de las diferentes opiniones sobre el patriarcado, tampoco se salva desde los recursos narrativos que presenta. Desde el comienzo, Enamorado de mi mujer plantea una modalidad básica: pequeño diálogo, imaginación de Daniel y una vuelta caótica a la realidad (generalmente no muy bien trabajada). Esto se va repitiendo durante todo el film y va generando una sensación de previsibilidad. Pero además, a los momentos de imaginación de Daniel le faltan mucha fuerza, no son más que un planteo idealizado insípido y superficial. Es tan así que una película de poca duración como esta pasa a ser tediosa e interminable.
El consagrado actor francés Daniel Auteuil vuelve a ponerse detrás (y delante) de cámara para narrar la historia de un hombre maduro que fantasea con la joven mujer de su amigo. Hay mucho de teatral en Enamorado de mi mujer y es que está basada en una obra de teatro de Florian Zeller, quien además escribe el guion de esta adaptación que dirige Daniel Auteuil. Porque prácticamente toda la acción sucede en una sola noche, en una sola cena. Pero no es eso lo único de lo que seremos testigos a medida que las escenas se van sucediendo. Cuando Daniel (Auteuil) se encuentra a Patrick (Gérard Depardieu) por la calle, su viejo amigo que acaba de separarse de su mujer para irse con alguien más joven, se ve casi forzado a invitarlos a cenar. Pero en su casa su esposa, Isabelle (Sandrine Kiberlain), se encuentra reacia a recibirlos ya que la mujer que fue abandonada es una gran amiga suya. Tras algunas idas y vueltas, aceptan y organizan una simple cena. Patrick cae con su novia Emma (Adriana Ugarte, quien se destacó en Julieta de Almodóvar), una joven bella y seductora. Durante toda esa noche, a medida que la cena se lleva a cabo y las conversaciones van desarrollando diferentes aristas, Daniel se encuentra, cada dos por tres, “colgado” creándose su propia historia en su cabeza. Al principio esas trampas suceden de manera un poco ingeniosa. Pero a medida que la película avanza el “chiste” se gasta rápidamente tras reiterativas vueltas a la misma noche en cuestión. Si bien a través de esas historias que él se va imaginando va dejando en evidencia gran parte de su personalidad y su modo de ver la vida, la idea se agota demasiado rápido. A la larga tenemos a un hombre ya mayor, con su crisis de edad avanzada, fantaseando con cómo sería su vida con una mujer mucho más joven y hermosa que aquella que tiene a su lado. Se van exponiendo esas cuestiones sexistas que atrasan y que hacen de este retrato algo demasiado básico y plano, y esa resolución moral y apresurada no ayuda. El personaje de Emma será poco más que eso, objeto. Criticada por Isabelle que se encuentra ofuscada al verse como lo opuesto a ella, y adorada, aun intentando disimularlo, por Daniel quien a causa de la presencia de esa mujer se da cuenta de que envidia a su amigo y de que hay actitudes que encontraba amables de parte de él que hoy siente cada vez más irritables. Es que todo se intensifica esa noche.
Enamorado de mi mujer es la cuarta película realizada por el actor, guionista y director de cine francés Daniel Auteuil, quien además interpreta al personaje principal de dicha cinta. Completan el resto del elenco Gerard Depardieu, Adriana Ugarte, Sandrine Kiberlain y Brigitte Audry, resultando un reparto nada despreciable. Enamorado de mi mujer trata sobre el reencuentro de dos viejos amigos; por un lado Daniel (intepretado por Auteuil), quien es editor y convive con su esposa Isabelle (Kiberlain), y por el otro Patrick (Depardieu), que por el contrario recientemente se separó de su pareja, y en la actualidad sale con Emma (Ugarte), una mujer mucho más joven que él. La sugerencia por parte de Patrick de realizar una cena en casa de Daniel para que conozcan a su nueva novia no parece ser una idea muy conveniente ni amigable, principalmente por ser Isabelle la mejor amiga de Laurence, la ex pareja de Patrick, y estar indignada por el hecho en cuestión. Pese a la negación inicial, y de buscar Daniel la forma de evitar la realización de dicho evento sin ofender a su amigo, Isabelle termine accediendo, de forma inesperada. Una vez presentados, Daniel no tardará en sentir deseos sobre Emma, replanteándose en algún modo su forma de vida, dispersándose con demasiada facilidad, y quedando expuesto en más de una ocasión. Pese a tener dos de los más grandes actores de su generación, ni Auteuil ni Depardieu (a quienes siempre podremos recordar por protagonizar cintas imborrables como Jean de Florette de Claude Berri, o El placard de Francis Veber), logran sacar a flote está comedia francesa con cruces dramáticos, que a la larga no cumple ni funciona como una cosa, ni la otra, quedando a mitad de camino en todo sentido. Y es que el problema no son las actuaciones, ni las elecciones de cada personaje, sino el entramado mismo del relato. Si bien en un comienzo algunas ocurrencias invitan a la risa,y la historia tiene de por sí un enfoque interesante, que podría llevarse a otro plano, a medida que avance la película, los chistes van perdiendo efecto, algunos muy simples, otros muy insulsos, las situaciones terminan hasta sintiéndose forzadas, y la propuesta cae al vacío. Quizás uno de los mayores méritos de Auteuil es lograr que Enamorado de mi mujer no se estire más de la cuenta, durando menos de una hora y media, y evitando al menos el aburrimiento del espectador, aunque ciertamente tal filme no merecía durar ni un minuto más.
Los franceses son expertos en comedias de enredos, y “Enamorado de mi mujer” lleva la firma de Daniel Auteuil, uno de los más reconocidos actores franceses de comedia. Pero la cuarta película de Auteuil como director promete mucho más de lo que finalmente entrega. La historia parte de una cena complicada entre dos parejas. Daniel (Auteuil) y su mujer Isabelle (la siempre convincente Sandrine Kiberlain) invitan a comer en su casa a su amigo Patrick (Gérard Depardieu), que vendrá acompañado de su nueva novia Emma (Adriana Ugarte). El tema es que Patrick ha dejado a una amiga de Isabelle por esta española joven y deslumbrante, entonces Isabelle tiene sus reservas. Y las cosas se complican más todavía cuando Daniel, embobado por la belleza de Emma, empieza a tener todo tipo de fantasías con ella, desde conquistarla y escapar con ella a Venecia hasta verla triunfar en el teatro como actriz. La primera parte de la película, con los “ratones” de Daniel disparándose en todas las direcciones, crea algunas situaciones cómicas, pero este recurso empieza a desinflarse cuando la comedia vira a melodrama liviano y los límites entre imaginación y realidad se tornan confusos. Además, los temas que la película pretende abordar —la rutina del matrimonio, la crisis de la mediana edad— le quedan demasiado grandes a la trama y los personajes. Auteuil como actor aporta oficio y talento. Depardieu, en cambio, parece actuar con un insólito desgano.
Este intento de comedia protagonizado y dirigido por reconocido actor francés Daniel Auteuil sustenta sus bases en la obra de teatro escrita por Florian Zeller, también responsable del guion cinematográfico pero con resultados muy poco efectivos. La obra de Zeller se estrenó este año en Buenos Aires con el nombre “Sin filtro” una pieza comercial protagonizada por el Puma Goity y Carola Reyna en los papeles que en el filme encarnan Auteuil y Sandrine Kiberlain. La obra teatral presentaba un recurso bastante efectivo para lo hilarante de las situaciones y para sostener el conflicto de los personajes recurso que el filme no utiliza en ningún caso. Los personajes de la obra enunciaban en voz alta sus pensamientos, como si nos leyeran el subtexto de sus diálogos, poniendo a la luz las maniobras de ocultamiento, sus pequeños engaños, y jugando con cierta parafernalia de la hipocresía socialmente habilitada, esa con la que tantas veces nos manejamos en la vida. En el filme este recurso no existe como tal por lo que el doble discurso de todos los participantes queda diluido a su mínima expresión y no hay sustituciones que lo validen de manera eficiente y cinematográfica. La trama es nuclearmente la misma en ambos formatos: un amigo (Gerard Depardieu) reaparece un poco por azar luego de haberse separado de su esposa, íntima amiga de la pareja de Auteuil / Kiberlain, y se auto invita a cenar a la casa de sus amigos con su nueva “novia”, una treinteañera joven y sensual que será la piedra fundamental de las fantasías que abruman a Daniel durante todo el evento. Así es que las situaciones que la cena dispara y en especial la inquietante belleza y juventud de Emma (Adriana Ugarte) la joven novia de Depardieu, se crisitalizan en una serie de secuencias tan solo imaginadas por Auteuil que “ratonea” toda la progresión de un vínculo imaginario con ella, desde la seducción hasta la crisis, donde la idea de la aventura, el deseo y la novedad son el factor común. No funciona este elemento para todos los participantes ya que solo entramos al imaginario del protagonista y sus desvaríos, cuadros fantasiosos que son muy obvios, clichés, poco cómicos y absolutamente previsibles. Lo que llamamos el “lugar común” y la falta de ingenio es lo que define la propuesta de esta película que no logra remontar ni siquiera con la talla de sus actores. Si la meta es poner en cuestión los temas de pareja en la mediana edad y esa dualidad que puede darse al imaginarnos atrapados entre los vínculos ya conocidos y la fantasiosa necesidad de lo nuevo como lo revelador, no hay puesta en cuestión, ya que en términos de drama el tema queda sobrevolado sin hacer pie en ninguna arista reflexiva de estos recovecos de la psiquis humana. Las actuaciones son débiles sobre un texto fallido que tampoco logra una comicidad de salón por más liviana que sea. La apuesta teatral fue claramente más efectiva, aún sin las estrellas del cine francés y sin la música de jazz que envuelve todo este filme difícilmente recordable. Por Victoria Leven @LevenVictoria
Seguramente Auteuil, gran actor, tenía alguna deuda por ahí y por eso decidió hacer esta comedia burguesa de un señor que ama mucho a su mujer pero fantasea con la novia nueva de su mejor amigo. Todos los lugares comunes que se le pueden ocurrir sobre “ah, estos franceses con el amor, qué complicados que son” se justifican con esta película pobre de ideas y más pobre aún de ritmo. Esperemos que los cheques hayan sido generosos, al menos.