Una bandera a la Victoria Esa Mujer, el cuento de Rodolfo Walsh, fue el hipotexto de muchos otras ficciones en torno a Evita y sus significancias. La potencia textual de la ficción de Walsh radica en varias cuestiones: la investigación periodística, la búsqueda de un cuerpo como un enigma policial, la cuestión política y la fuerza de lo puramente literario. Por eso no resulta extraño que María Seoane, que conoce muy bien su obra, lo haya elegido como el narrador de la historia que fragmentada pero reponiendo un todo, se suma a las figuraciones y representaciones de Eva Perón que nos asedian desde siempre. El film mixtura los logrados dibujos animados de Francisco Solano López con imágenes de archivo y fotografías. De ese modo, produce un extrañamiento respecto de la figura femenina más mítica y emblemática de nuestra Historia. La música de Gustavo Santaolalla tiene un sello de argentinidad que acompaña el relato sin desentonar nunca. Su síntesis argumental nos devuelve a ámbitos conocidos, la infancia en Los Toldos, la muerte de ese padre que ni un apellido dejó y la decisión inquebrantable de tomar el tren y venir a Buenos Aires. Pero como el narrador y personaje Rodolfo Walsh es un testigo privilegiado de lo ocurrido, los fragmentos se unen y encajan perfectamente aún cuando su orden cronológico se vea alterado. Y aquí reside otro acierto del film. Porque pasa de 1926 a 1976 cuando los militares se encontraron de nuevo con el cadáver de Evita y tuvieron que volver a decidir su destino en una suerte de tensión entre la vida y la muerte que tiene un hilo conductor, la persistencia. Si lo habían robado, vejado y ocultado en el 57 por qué no lo harían de nuevo. Exactamente un año después desaparecerían a Rodolfo Walsh que como personaje sabe muy bien de qué se trata la barbarie de esas bestias. “Hay un fusilado que vive”, le habían dicho en 1956. Los puntos de inflexión se dan en distintas secuencias como en 1945 cuando parece que todo comienza y la huelga que deriva en el grito por todos conocido “Queremos a Perón” y el narrador dice de manera contundente observando a los miles de la plaza: “era el subsuelo de la patria sublevado”. En distintos tramos la voz de Eva en sus discursos ya cristalizados en la memoria colectiva de su pueblo peronista aparece para reforzar esas imágenes que desde la animación en 2 y 3 D muestran, icónicos a oligarcas y obreros, el enojo y la tristeza, la gloria y la muerte. Y los cuervos que Favio usó magistralmente en Perón, Sinfonía del Sentimiento sobrevuelan siempre agazapados para dar su zarpazo. Buitres de ayer, de hoy y de siempre. Porque el Peronismo es, fue y será un movimiento amenazado de muerte por poderes que cambian de mano pero tienen un denominador común: el odio hacia la otredad. Ese magma, a veces informe, en el que se mezclan la derecha y la izquierda adjudicándose una pertenencia, en el que la disidencia deja paso, a veces, a la conspiración sangrienta, tiene una bandera a la victoria, Evita. Eva de la Argentina. Nadie está a salvo de su influjo, aunque sea para hacerse el popular y días después reprimir a un militante barrial. Ella no murió, pasó a la inmortalidad ha dicho Martín Kohan y esa cuestión en torno a lo sublime de la persona devenida en mito ha servido para fines diversos. Esa Eva que el enajenado Coronel Moori Koenig quiso para sí, la que le fue arrebatada, la que fue enterrada con otro nombre en Milán, que fue devuelta y ahora yace en Recoleta bajo un pesado bloque de acero como ordenó la dictadura más nefasta de la noche oscura de la Patria. La misma que trabajaba muchas horas para darle a sus descamisados, sus grasitas, como ella los llamaba, tiene en el film de Seoane una estatura que por su factura la acerca a todos, como ella quería, porque el mismo montaje del film le otorga esa pluralidad. La exhibición de Eva de la Argentina, a partir del 13 de octubre, sin dudas ocasionará más debates de esos que tan saludablemente en muchos casos vienen teniendo los que retornados a la militancia, encontraron una grieta de participación y dejaron el terror de otras generaciones detrás. Pero la historia de Esa Mujer da un paso más, ya que Walsh se enuncia como desaparecido y el dilema de los cuerpos en la Argentina retoma una significancia nueva. ¿Qué pasa con los cuerpos? ¿Qué perversión fatal nos azota desde tiempos remotos? No lo sé, pero en este film señalando que su cuerpo aún no fue hallado, hay un desaparecido que habla.
Seguramente despertará polémicas este film firmado por la periodista María Seoane, uno de los nombres más importantes de la profesión en el país. Pero serán polémicas sobre el contenido o la conveniencia de un dibujo animado sobre Eva Perón en época electoral. Las películas viven más que eso. El gran problema del film no es ideológico, sino estético: confundir un lenguaje de momentos fuertes como la historieta con un lenguaje de movimiento fluido como el cine (animado o no). Ese error estético, producto de no reflexionar lo suficiente sobre el medio, es lo que diluye la potencia del film.
Es la historia de un amor como no hay otro igual... Pocas semanas después del estreno de Juan y Eva, de Paula de Luque, llega otra recuperación de la figura de Evita; en este caso, con el énfasis puesto en la animación. Si bien hay varios puntos en común entre ambos films (empezando por la absoluta reivindicación de la vida y obra los protagonistas), esta película de la periodista devenida realizadora María Seoane tiene algunas aristas interesantes: en principio, tiene como narrador íntimo (casi en plan detectivesco) a Rodolfo Walsh, quien por un lado va reconstruyendo aquellos días mágicos y épicos del surgimiento del peronismo y de la historia de amor entre Juan y Eva; y, por otro, aborda uno de los aspectos más siniestros que cruzó la Argentina del último medio siglo: el derrotero del cadáver de la "jefa espiritual de la Nación", víctima del odio, del miedo y de la venganza de sus enemigos. La animación de Illusion Studios (la misma productora de Boogie, el aceitoso) está inspirada en los dibujos originales del recientemente fallecido Francisco Solano López (El eternauta) y luce bastante bien, incluso sobreponiéndose a sus limitaciones: lo artesanal aquí funciona porque no hay una búsqueda del perfeccionismo, ni siquiera un intento de trabajar en el realismo puro. La incorporación de imágenes documentales de archivo de la época (sobre todo de las masivas manifestaciones populares) también se amolda bien al relato. El problema, como siempre, surge a la hora de analizar el por qué, el cómo y el para quién. El film no logra trascender cierto esquematismo, cierta superficialidad y cierta solemnidad reverencial. Hay un intento por mostrar la bohemia del escritor/periodista/militante Walsh, en medio de la represión de la última dictadura, y algunas pinceladas sobre el costado más humano de la relación de Perón y Evita, pero así y todo al film le cuesta salir de cierto didactismo de manual y de discurso "para la hinchada". Más allá de estos reparos, quizás la animación (se dijo: bastante lograda) sirva para que adolescentes y jóvenes venzan cierto prejuicio hacia el cine "histórico" y puedan acercarse a aquellos tiempos y a esos personajes que, aún hoy, siguen siendo clave para entender la Argentina del pasado, del presente y, por qué no, del futuro.
Esa Mujer La técnica de la animación es utilizada en esta ocasión para trasladar la vida de Eva Perón al cine. Eva de la Argentina (2011) es una experiencia inigualable, no tanto para los más pequeños sino destinada a un público adolescente y adulto. Aunque se esté a favor o en contra del mito, la obra dirigida por María Seoane, vale la pena como ejercicio cinematográfico y recorrido histórico de una época. El relato cinematográfico se articula a partir de la voz narradora del periodista y escritor Rodolfo Walsh (voz de Carlos Portaluppi) que irá conduciendo la historia a través de dos líneas de acción. La primera centrada en la vida de Evita desde sus orígenes hasta su muerte, y una segunda línea que hace hincapié en el derrotero sufrido por su cadáver. Eva de la Argentina es una ficción narrada a partir de animaciones -inspiradas en dibujos de Francisco Solano López- que se nutre de imágenes reales y documentos de la época. Es decir que en momentos la animación se funde con la realidad para brindar un nuevo género que resulta de la combinación del documental, la biopic y la ficción. Es una ficción porque es una versión libre de una biografía contada desde la técnica de la animación que utiliza imágenes reales para documentar hechos históricos. Hay varios puntos fuertes en Eva de la Argentina. La animación es uno de ellos y un guión dinámico y sin fisuras el otro. Resulta atractivo ver como a través de poco más de 70 minutos se arma un relato intenso, narrado desde la simpleza, que nos va conduciendo no sólo por la historia de "esa mujer" sino también por la de la misma Argentina. En Eva radica la mayor parte de la historia del siglo pasado y no sólo en su vida sino también en su muerte. El periplo de su cadáver es un ejemplo de eso y el equipo autoral explota de manera eficiente ese trozo de la historia a través de la adaptación del cuento Esa mujer de Rodolfo Walsh. Los detractores del mito podrán estar de acuerdo o no con lo que la película cuenta, pero no decir que se trata de un film panfletario o propagandista, sino todo lo contrario. Se le podrán hacer críticas buenas o malas, gustará o no, pero lo que Eva de la Argentina logra, y con muy buenos resultados, es contar la historia de un personaje real desde la ficción. Como la vida de San Martín y Belgrano, la de Eva Duarte de Perón también merecía ser rescatada y llevada al cine, lejos de bronce y más cercana a la realidad, aunque paradójicamente se trate de una animación. El resultado es altamente recomendable.
Una película distinta de la misma productora que realizó el film de Don Gato, Illusion Studios. Eva de la Argentina es una producción que combina la animación con el material documental para narrar la vida y obra de Eva Perón La historia es narrada desde la figura del periodista Rodolfo Walsh, quien durante la etapa que pasó a la clandestinidad en 1977 se pone a reconstruir en este film la figura de Eva. Es interesante el rol que le dieron a Walsh en la trama, quien investiga el misterio del cadáver ultrajado de esta mujer como si fuera un enigma policial. Francisco Solano López, uno de los grandes maestros de la historieta argentina (el dibujante de El Eternauta), quien falleció este año, llegó a colaborar con el film y la estética de la película claramente remite al cómic. De hecho uno llega a tener la sensación por momentos que se encuentra frente una novela gráfica cuyas viñetas cobraron vida. La estética de la animación y la música de Gustavo Santaolalla son los elementos que más se destacan en este estreno. El gran problema que tiene para mí esta película es el enfoque que presenta la directora María Seoane sobre esta figura histórica. El film prácticamente es una canonización cinematográfica de Eva Perón, donde por momentos parece que estamos viendo la historia de una heroína de los cómics, más que la mujer de carne y hueso que fue, con sus defectos y debilidades, que como todo ser humano tenía. Eva fue una de las grandes mujeres del siglo 20 y su historia y su obra son apasionantes, pero este retrato que presenta la directora es la Evita del bronce y en más de una escena el film se va de mambo con un excesivo romanticismo idílico hacia el peronismo que por momentos roza la obsecuencia. La película tampoco llega a convertirse en un panfleto de propaganda política pero la verdad es que no estuvo lejos de serlo. Lo que rescato de esta producción es que tenemos en la cartelera un estreno de animación para adultos que es algo muy saludable para la producción nacional frente a tantas propuestas locales que se limitan a brindar más de lo mismo.
La figura de Eva Perón seguirá siendo para siempre una divisora de opiniones, posiciones e ideologías en nuestro país. Cualquier forma de arte que quiera abordar su historia sabrá de antemano a qué atenerse respecto de las futuras repercusiones de su difusión. Esta verdad de Perogrullo, sumada a la inexistencia de misterios en torno la vida de Evita, hacen difícil encontrar una propuesta fuera de lo común. Eva de la Argentina, sin embargo, tiene los suficientes aciertos como para meterse en el lote de excepciones.
Animar a una figura histórica Combina animación con documental. A través de una animación con propicios aires de época (la del primer peronismo), bien articulada con material de archivo, Eva... aborda la exégesis de dos figuras icónicas y combativas del peronismo: Evita (como centro) y Rodolfo Walsh (como ficcional narrador). Con pericia y sólido conocimiento histórico, en poco más de una hora, María Seoane (actual directora de Radio Nacional) traza lazos que fluyen -en un ida y vuelta- desde la génesis del movimiento hasta la militancia setentista. El filme cuenta con dibujos maquetados por Francisco Solano López (dibujante de El Eternauta , recientemente fallecido) y música original de Gustavo Santaolalla (que incluye un tema con León Gieco). Carlos Portaluppi interpreta la voz de Walsh, quien recorre hechos históricos desde la perspectiva de alguien que se fue acercando gradualmente al peronismo, a partir de la figura de Eva (cuya voz, acertadamente, no es doblada). No es raro que el punto de vista del autor de Esa mujer derive en una línea que sigue el derrotero del cadáver de Evita, robado y profanado. Los dibujos dan cuenta de imágenes históricas que no tienen registro y de otras muy transitadas, desde nuevas perspectivas visuales. Ejemplos: los pies en la fuente el 17 de octubre del 45 y las bombas lanzadas sobre civiles en 1955, también en Plaza de Mayo.
Relato simplista que no logra su cometido de mostrar un peronismo sin contradicciones En el último aluvión de producciones audiovisuales destinadas a narrar el peronismo o alguna de sus derivaciones se destaca, de alguna manera, Eva de la Argentina . No es la primera vez que se utiliza el recurso de la animación para poner en pantalla a los protagonistas de la política argentina de la última mitad del siglo XX: de hecho, Leonardo Favio, en su majestuosa Perón, sinfonía de un sentimiento , la contaba entre sus múltiples formas. Sin embargo, la comparación no puede ser más desafortunada para la producción de María Seoane. Si a través de la desmesura, Favio lograba reconvertir la precariedad de la animación utilizada y el maniqueísmo del punto de vista en una expresión lírica conmovedora, superadora de los datos históricos coyunturales, Eva de la Argentina se queda corta (literalmente, apenas supera la hora de duración) en cada uno de sus intentos. Pobre estéticamente, la simplificación de la historia que propone aparece en pantalla desnuda en sus limitaciones. Los dibujos de Solano López, el mítico creador de El eternauta , recientemente fallecido, son utilizados con la técnica de animación cut out , que usa figuras planas recortadas, de poca movilidad. A eso se le suma material de archivo, siempre más interesante. El resultado es estático y fatigoso, sin brillo y caricatural. Aves de rapiña pintadas con los colores de la bandera norteamericana, Evita recorriendo fábricas los días anteriores al 17 de octubre de 1945 con un pañuelo idéntico al de las Madres de Plaza de Mayo: todo es simbólico y recargado, pero sin vibración emocional. Otro problema que presenta la película es la dispersión narrativa. Anclada en el relato de un Rodolfo Walsh recluido en la clandestinidad, escribiendo su célebre "Carta abierta a la Junta Militar" al mismo tiempo que cuenta la historia del peronismo y desarrolla su cuento "Esa mujer", la película avanza en distintas direcciones temporales. Una de ellas es la vida de Evita, desde la humildad de sus orígenes hasta su encuentro con Perón, la Fundación y su trágica muerte. Otra es la deriva demencial de su cadáver bajo los regímenes militares, y la tercera, la valentía de Walsh bajo la dictadura. El resultado es un relato anárquico y disperso, unificado solamente por la necesidad de conciliar distintas épocas y causas bajo la consigna de mostrar un peronismo sin contradicciones ni costados oscuros.
Otro modo de abordar el mito Desde un lugar de respeto pero evitando la solemnidad, la película combina lo histórico, lo ficcional y lo político en una misma unidad digna de verse. Así, abre un nuevo capítulo en la manera en que el cine argentino aborda la figura de Eva Perón. “Mi gloria es y será siempre el escudo de Perón y la bandera de mi pueblo y aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria.” La frase, pronunciada por Evita el 17 de octubre de 1951 –el último de su vida–, es de una potencialidad dramática tan intensa que no pierde emotividad aunque se la haya escuchado miles de veces. Y a poco más de 59 años de su muerte, Evita sigue siendo el icono femenino más fuerte de la historia política argentina, el símbolo de la defensa de la dignidad de los trabajadores y la representante más fiel de los derechos políticos de las mujeres. Tan amada como odiada, la Abanderada de los Humildes fue abordada por el cine en numerosas oportunidades: desde la gran Eva Perón, de Juan Carlos Desanzo (con actuación consagratoria de Esther Goris) hasta la irrespetuosa Evita, de Alan Parker (con Madonna como protagonista), y más recientemente Juan y Eva, de la cineasta Paula de Luque, que contó la historia de amor de Perón y su mujer. Con un listado mucho más extenso que el mencionado, volver sobre la figura de Evita presentaba al menos un inconveniente: ¿cómo narrar su vida de una manera que no sea reiterativa? La respuesta la encontró María Seoane que, como periodista, investigó su vida y obra. Pero a la hora de pensar cómo contarla a través del cine, tomó una decisión muy original y arriesgada: hacerlo mediante dibujos animados. Seoane, directora y también autora del guión de Eva de la Argentina –en este rol junto a Carlos Castro y Graciela Maglie–, construyó una sólida estructura narrativa que reivindica la figura de Evita y aborda el mito desde un lugar muy respetuoso, pero sin ser solemne. Si hay una tensión en el cine, es aquella entre ética y estética. Muchas veces, en busca de respetar a una figura histórica, se pierde de lado la forma de narrar su vida, como si el contenido fuera lo único importante y no la manera de contar a ese personaje. No es éste el caso: rigurosa en reflejar la verdad histórica, Seoane armó una arquitectura que combina lo histórico, lo ficcional y lo político en una misma unidad digna de verse. Para darles vida a las animaciones, Seoane convocó al recordado Francisco Solano López, quien fue el encargado de los maquetados de los dibujos. Y era todo un riesgo convertir en imágenes palabras tan sustanciosas que atravesaron la vida de Evita, como amor, lealtad, solidaridad, rebeldía, odio, venganza, traición y compromiso. El resultado es un largometraje que puede disfrutar tanto el que ama a Evita como quien siente curiosidad por su figura. Aunque hay que aclarar que Eva de la Argentina no es un film informativo sino una obra cinematográfica que puede apreciarse o no, según la mirada de cada espectador. Además de ser la primera película política de animación del cine argentino, Eva... combina los dibujos con algunas imágenes documentales. Pero tiene otro aspecto original: está narrada por un personaje de ficción que es perseguido por la dictadura de Jorge Rafael Videla. Ese personaje representa al prestigioso periodista y escritor Rodolfo Walsh. De esta manera, Seoane establece un guiño a su generación política y el film gana en intensidad, ya que por momentos adquiere ritmo de thriller. Desde su infancia en Los Toldos, su juventud y sus sueños de actriz, su primer encuentro con Juan Perón –luego del terremoto de San Juan en 1944–, el surgimiento del peronismo –y por ende el nacimiento de sus detractores–, su obra política y su labor humanitaria, hasta llegar a su tormentosa muerte, el duelo por su pérdida, y el posterior secuestro y profanación de su cadáver, Eva de la Argentina es también, en parte, una clase de historia que abre un nuevo capítulo en la manera en que el cine argentino aborda la figura de Eva Perón.
“Evita” básica para alumnos secundarios Desafío interesante, el de este dibujo animado para adolescentes de la secundaria. En 70 minutos combina la biografía básica de Eva Perón, la biografía también básica del escritor y periodista Rodolfo Walsh, y su cuento «Esa mujer», donde se relata su posible encuentro con el coronel que sacó de la CGT el cadáver embalsamado de Evita. En verdad, el cuento fusiona dos coroneles de Inteligencia: Carlos Mori-Koenig, que en diciembre de 1955 invadió la central obrera y, tras dramático recorrido, dejó el cuerpo en un cajón de embalaje junto a su despacho, y su reemplazante Héctor Cabanillas, que se horrorizó de esa locura y le consiguió una tumba con nombre ficticio en Milán (en 1972, el propio Cabanillas, ya retirado, asistió a la exhumación y entregó luego el cadáver en Puerta de Hierro, pero esa historia ya no cabe en el cuento). La biografía de Walsh que aquí se expone enfoca su evolución ideológica, desde intelectual desdeñoso del fenómeno peronista hasta investigador de asesinatos políticos (se cita «Operación Masacre», y habría que recordar «¿Quién mató a Rosendo?», sobre gremios violentos) y, por último, militante armado haciendo frente a los militares de 1976, año en que, dicho sea de paso, el cadáver de Evita fue llevado por sus familiares desde la Quinta de Olivos, donde había ido a parar, hasta la Recoleta, donde descansa definitivamente. El cuerpo no tuvo en ese momento nuevas vejaciones, como sugiere la película, añadiendo confusamente una mancha más al tigre. En cuanto a la biografía de Eva propiamente dicha, cumple su propósito ilustrativo, combinando dibujos, noticieros de época y fotos (sobre todo la de pelo suelto, que difundieron años después los montoneros). No es una hagiografía, una Vida de Santa, sólo porque en un momento equívoco aparece la jovencita aspirante a actriz dejándose rodear por dos empresarios facinerosos en una confitería. Pareciera que fue así como llegó al estrellato, lo que enturbia su persona y deja en el olvido a don Héctor Pedro Blomberg, el poeta y autor radiofónico que la hizo consagrar limpiamente. Pero también hay escenas elogiables, por suerte para los autores (María Seoane, también directora de Radio Nacional, y Marcelo del Castillo, director de animación). Del resto, los malos de la película aparecen como típicos malos de otra época, la del 1900, y como cuervos, lo que constituye además un saludito a cierto recurso usado por Leonardo Favio en «Perón, sinfonía de un sentimiento». Abunda la música de Gustavo Santaolalla, las ilustraciones están bien realizadas, y en algunas escenas, no muchas, aparecen los típicos dibujos duros del fallecido Francisco Solano López. A los alumnos de la secundaria les gustará más que leer un libro.
Dibujo animado que hará historia Luego de la realización de filmes documentales o de ficción como "Quien quiera oir que oiga", dirigida por Eduardo Mignogna; "Eva Perón" de Juan Carlos Desanzo, o "Evita" de Alan Parker; la historia de Eva Duarte se encarna, por primera vez en un largometraje de aimación. Y no sólo ésta es la novedad, sino el hecho de que su historia sea contada por un perosnaje real desaparecido, convertido en dibujo animado, el escritor Rodolfo Walsh, antecesor de una obra (Operación masacre), que inauguraba el luego divulgado género de "no-ficción". Así se conjugan dos trágicos destinos. Ella, amada y odiada según las facciones políticas, él referente del peronismo de izquierda, ambos con un común destino de cuerpos en fuga. El cuerpo embalsamado de Eva deambularía por distintos espacios y tiempos; el de Walsh, asesinado, figura aún como desparecido. VISION MILITANTE El filme de María Seoane, con su visón militante, arma el rompecabezas de un momento argentino, donde el movimiento peronista brilla en un espacio atemporal. Y la historia de la protagonista, con todas las características de una Cenicienta "castigada" en la infancio con un nacimiento "ilegítimo", escapa a Buenos Aires ahuyentada por simbólicos cuervos, salidos de la pluma de Poe. Allí, la pobreza, pero también las posibilidades, en el mundo del espectáculo y el surgimiento del amor por quien se convertiría en Preisdente de la Nación, Juan Domingo Perón, y sus acciones benéficas a través de la Fundación que llevaba su nombre. Su muerte muy joven, empalma con el novelesco y patético Vía Crucis de su cuerpo intervenido, trofeo también de enemigos que veían en la figura inerte, un peligroso talismán, capaz de mutar la suerte en desgracia. LA ANIMACION "Eva de la Argentina" esta filmada en 2DCut Out y Tra digital con dibujos planos, sin volumen, sistema moderno de animación elaborado en tabletas digitales (como "Boogie el aceitoso", también de Illusion Studios). Con los dibujos del recordado Solano López (El Eternauta), la incorporación de imágenes de archivo, ajustado ritmo, creativa musicalización, sin abandonar una línea apologética, la película de María Seoane muestra algunos momentos que remiten a acierta iconografía pictórica de León Ferrari (bombardeo del "55) y los cotidianos universos de los libros de lectura de la década peronista. Un cuento sencillo, de personajes unidimensionales, casi naif, hasta el momento en que un cadáver comienza a rodar por una Buenos Aires de sorpresas, contado por alguien que escribiera el cuento "Esa mujer" y se convirtiera en un tenaz Sherlock Holmes, en la búsqueda de su destino final.
El ícono reinventado Comienzan los años más negros de la historia contemporánea argentina. Corre el año 1976 y, desde la clandestinidad, un periodista ya maduro escribe y escribe. En una carpeta voluminosa se juntan recortes de diarios, fotos, escritos. En cada hoja, la misma presencia: una mujer rubia, menuda, elegantemente vestida y casi siempre sonriente que opaca a cualquiera que entre en cuadro con ella. El periodista es Rodolfo Walsh y es su voz en off la que narra la historia. La mujer es "esa mujer": Eva Duarte de Perón, Evita, la adalid de los descamisados. Walsh ha perseguido su historia por los entresijos de toda la historia política desde los años treinta en adelante, y más allá. La infancia en Los Toldos, la adolescencia truncada de improviso para ganarse la vida como actriz en Buenos Aires y, por supuesto, la apoteosis de la mano de Juan Domingo Perón, el político que marcó para siempre la escena política y social de la Argentina. Un momento de inflexión en el que esa mujer tuvo mucho que ver. Si bien no hay posibilidad de bajar línea política respecto a la vida de Eva Duarte (su sola presencia en la escena social del país no deja lugar a dobles interpretaciones), sí se podía enfocar la historia de la mujer más emblemática de la Argentina desde un lugar épico romántico. Con el rigor que la caracteriza, puesto al servicio de una trama que está acotada por el género y valiéndose de mucho material de archivo, Seoane no se guarda nada. Eva antes de Perón no la tuvo fácil y hay poco romanticismo en su vida de provincias; no hablemos de sus primeros años en la gran ciudad y su relativamente rápido ascenso en la escena del espectáculo local. Si bien las sutilezas son necesarias, la narración a cargo del personaje de Walsh no es ambigua y no esquiva la violencia, la perversión, las traiciones que surcaron ese ámbito en el que Eva aprendió a moverse. Sobre sus pensamientos no hay más que letra muerta. ¡Quién podría decir lo que realmente pensaba la mujer más poderosa del país? Eva no escribía y los únicos testimonios que se escuchan de su viva voz corresponden al archivo de sus apariciones públicas, mediatizados por la necesidad política y ajustados en beneficio de Perón. Sin embargo, Seoane la posiciona más allá del simbolismo heroico y apela a su dimensión más humana con flashbacks a la infancia y escenas de ternura conyugal. La animación y sus recursos permiten este juego, no exento de hipérboles e imposibilitado de escapar del romanticismo intrínseco, de la épica evitista. Y hay que destacar que, si bien esta película es sobre Evita y se centra en ella, es el valor agregado su punto más fuerte. Que la historia de Rodolfo Walsh y sus investigaciones atraviesen la trama, que el archivo bien utilizado reemplace la voz de las animaciones (más meritorias por lo que muestran que por su calidad intrínseca) realmente son factores para destacar. Por lo demás, si no se produce por parte del espectador un acercamiento por fuera de la emoción, si no hay posibilidades de soslayar el contenido romántico-político, no se la puede disfrutar en plenitud: el peronismo es así, como las emociones que despierta. Visceral, a todo o nada. Para propios y para ajenos.
Supongo que esta es la historia que a Rodolfo Walsh le hubiese gustado contar. Esa es la impresión que tengo al abandonar la sala donde vi “Eva de la Argentina”. Modelo de escritor y periodista, este hombre ha servido de inspiración a miles de jóvenes del medio desde su desaparición física en 1977. Su nombre es símbolo de convicción y compromiso con la investigación a la hora de alumbrar la verdad de los hechos. Por eso, cuando la directora y colega, María Seoane, decide ubicarlo como narrador de esta historia (aunque sea un personaje animado) marca a fuego el destino de su película: este narrador cobrará tanta altura como la narración misma. Periodista y ahora mujer detrás de las cámaras, ella elige potenciar la trama de su biopic con una figura de peso para asegurar nuestra atención: no es cualquier sujeto el que hablará de Eva, sino el más talentoso periodista de su generación. Atención entonces, el objeto de trabajo y análisis (nada menos) de Rodolfo Walsh (aunque sea ficcionado aquí hay muchos elementos extraídos del relato “Esa mujer” y otros artículos que abonan su pensamiento sobre el tema). Seoane se juega por compilar sus percepciones acerca de la vida de esta crucial mujer y darle el privilegio a su maestro (Walsh, sin dudas) de ser el narrador de la misma. “Eva de la Argentina” es una película que combina diferentes técnicas de montaje para contar la historia de una de las mujeres más controversiales de nuestra Argentina, pero su gran fuerza reside en el carisma de estas dos figuras que la definen.. A través de una integración de cómic (inspirados en dibujos del gran Francisco Solano López), imágenes de archivo, fotos, videos y audios, la directora reconstruye algunos aspectos centrales en la vida de la gran líder de masas. Desde su lucha por salir de la miseria, en aquel pueblo chico que le marcaba su condición de hija natural, hasta su llegada al poder de la mano de su amante, el joven coronel Juan Domingo Perón, cuando éste arribaba a la Presidencia a mediados de la década del 40’. Y más: el relato trabaja sobre Eva viva pero también se zambulle decididamente a contarnos que sucedió con su cuerpo una vez que el justicialismo es proscripto (después de 1955), en una intriga que reafirma la fuerza de aquella mujer para modificar destinos e influir en conductas hasta después de muerta. Debo decir que el guión de la directora, en equipo con Carlos Castro y Graciela Maglie llama la atención. Presentan los eventos con claridad, haciendo hincapié en pequeños detalles que muestran que son conocedores veteranos del paño que transitan. Durante toda la extensión del relato, proponen líneas de reflexión para sumergirse en la trama política de los eventos que se sucedieron vertiginosamente en la vida de Eva Perón. La presencia de Walsh, a quien le costó mucho tiempo “ser y sentirse” peronista, la ayuda mucho: quienes conocemos la historia (y su fusilamiento por parte de los militares en una emboscada callejera) no podemos más que aplaudir su inclusión: Eva, como él, han sido personas que nos han abandonado antes de tiempo pero han dejado una marca en nuestra historia como país. Volviendo a la cinta, la misma tiene una gran conducción de arte y sonido que sobresalen dentro de la media nacional. No es usual ver aspectos técnicos tan cuidados y tan bien ensamblados en una construcción fílmica que se presenta novedosa, original. Su estética, rara al principio, va tomando forma a medida que avanza el metraje y el conjunto luce ensamblado y con una supervisión hecha y derecha. No hay nada parecido a esta biografía (por el recurso de montaje y la integración de diferentes elementos) en la historia de nuestro cine y ya por eso, esta producción merecería tener mayor difusión de la que seguramente tendrá. Desde lo que se ve, publicitariamente del film, quizás a alguno le parecería que esta es una biografía de Eva en dibujos animados y nada más. Error. Hay que alejarse de esa definición simple, tendenciosa y superficial. Es un ejercicio cinematográfico de alto valor por su irrupción en un escenario (las películas acerca de Eva) conocido con una técnica destacada y una narrativa equilibrada. Sólo se le puede observar que cierto ir y venir en la historia (eso de interrumpir en cierto momento, irse al futuro a ver el destino del cadáver y regresar para retomar) puede que no sea una buena idea así como otros detalles (tal vez el cierre podría tener más imágenes de archivo y no ser tan bucólica) menores, no empañan el resultado final. Distinguida y esperada llegada de la ópera prima de Seone a nuestras salas. No se dejen engañar (incluso si su ideología no rescata a Eva como debiera) por su envase ideológico (que lo tiene, seguro), veanla como un registro fílmico que rompe las estructuras y se muestra innovador y potente, rescatando dos
La mayor virtud de “Eva de la Argentina” es su calidad técnica. Se trata de la poca frecuente combinación de dos géneros tan disímiles como la animación y el documental. El título del film y su afiche no arrojan ninguna duda sobre cual es la temática, centrada en un personaje varias veces transitado por el cine, inclusive hace muy poco en Juan y Eva. María Seoane luce más como realizadora que como guionista, esto último junto a Carlos Castro y Graciela Maglie. Este último reparo se realiza al considerar que nuestra cinematografía tiene una deuda pendiente, no habiendo aún logrado un retrato equilibrado de la figura de Eva Perón. La que aquí se muestra está más cerca de la “santidad” y casi en las antípodas de la “Evita” de Alan Parker. Hecha la objeción señalemos los numerosos aciertos que comienzan al enfatizar la belleza de los dibujos elaborados por Illusion Studios, los mismos de “Boggie el aceitoso”, de la mano del fallecido Francisco Solano López (“El eternauta”). La música es otro punto fuerte al haber sido confiada al talentoso Gustavo Santaolalla y en su parte final a León Gieco en la canción “Eva” que este último entona. También es destacable la presencia de un personaje animado que hace las veces de relator, nada menos que el trágicamente desaparecido Rodolfo Walsh y a quien le presta muy bien su voz Carlos Portaluppi. Es inevitable la referencia a su libro “Esa mujer”, que explica porque la película le dedica un metraje importante al tema del cadáver de Evita. Son acertadas las inclusiones de imágenes documentales de Perón y Evita en los momentos más importantes de la corta vida de esta última. Dichas imágenes, sobre todo las finales cuando ella ya estaba enferma, logran emocionar inclusive a quienes no necesariamente sienten devoción por ella. Ese es quizás uno de los mayores logros de “Eva de la Argentina” a tal punto que dicha sensación de tristeza resulta incluso transmitida por las imágenes animadas. El balance es positivo y es de esperar que, aún quienes no sean particularmente afectos a esta visión algo unilateral del personaje, sepan vencer el prejuicio para poder admirar una obra de rara belleza y singularidad.
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Este es el primer largometraje de animación bajo la dirección de María Seoane (Actual directora de Radio Nacional), producción de Azpeitía Cine e Illusion Studios (Productora de “Don Gato...”), con música original de Gustavo Santaolalla y la Canción original: “Eva”, de León Gieco, combina animación con pinceladas de material documental que narra la vida, obra y muerte de Eva Perón. Mediante la narración con la voz del periodista y escritor Rodolfo Walsh (voz de Carlos Portaluppi) vamos conociendo de otra forma a través de la animación, una vez más, la vida de Eva, aunque muchos de nosotros ya la conocemos por libros, videos, etcétera, pero para quienes no conozcan mucho les ayudara un poco. Comenzamos viendo a una niña de un pequeño pueblo del interior de Buenos Aires, bastarda y despreciada, por la familia de su padre, ya que era hija ilegitima, y por esos años no estaba bien visto, Eva desde niña miraba ese tren, este a través de esas vías la llevará a obtener otro destino. Siendo muy joven llega a Buenos Aires, donde paso hambre y vio la miseria, pero tal vez el tiempo la recompensó, logró uno de sus sueños la actuación en el radio-teatro, como era una mujer inquieta, a causa del terremoto de San Juan en 1944, conoce a Juan D. Perón (secretario de Trabajo y Previsión Social), no solo conquisto el corazón de este hombre sino con el tiempo el de los humildes; juntos dirigieron el destino de una Nación, provocando en una sociedad machista, el odio de los poderosos y el amor incondicional de los humildes. Pero llegan los momentos oscuros, estos en varias escenas están representados por cuervos (este símbolo ya fue utilizado en “Sinfonía del Sentimiento”, de Favio), su muerte prematura, el secuestro del cadáver embalsamado y su misterioso peregrinar por diferentes lugares y con un pueblo que queda a la deriva. Uno de los personajes es el escritor y periodista Rodolfo Walsh (perseguido y asesinado por la dictadura de Jorge Rafael Videla), su relato está cargado de enigmas, tensiónes y confabulaciones, con ritmo de thriller y con un pequeño vuelco al policial negro. El film está realizado en un 95% en animación cut-out y en un 5% en imágenes de archivo, basándose en los diseños del maestro Solano López (quien falleció este año); es una versión libre donde se utilizan imágenes reales para documentar los distintos hechos históricos, es dinámica, su narración simple, casi no tiene diálogos, logra combinar lo histórico y lo político a través de la ficción, y podemos interpretarla bien. Ya pasaron 59 años de su muerte, podemos decir que Evita sigue siendo una figura muy fuerte para: los trabajadores, los derechos políticos de las mujeres y la historia política argentina; fue amada y odiada. Y aun sigue viviendo a través del cine.
Dibujos poco animados Con un público al que va destinado difícil de precisar, hace su aparición un film que vuelve a trabajar sobre una de las figuras de la política más renombrada de la historia de nuestro país: Eva Perón. María Seone, luego de años dedicados al periodismo, incursiona en el cine con Eva de la Argentina, planteando una nueva forma de contar la historia: mediante dibujos animados. De la mano del famoso dibujante Francisco Solano López, autor de El Eternauta, Seone relata la historia de Eva Duarte de Perón haciendo hincapié en el mito que se ha formado en torno a su figura. Eva de la argentina está pensada por la directora para que sea vista a partir de los 12 ó 13 años. Pero lo cierto es que no basta con que se entienda y esté hecha en dibujos animados. Es una película de chicos pensada por un grande, con alma de grande. No es un capricho pensar que el adulto tenga que tener alma de niño, porque si su destinatario son los más pequeños y los adolescentes, tiene que llamarles la atención para que puedan aprender, junto a un film divertido, parte de la historia. Sin embargo, la película vuelve a remarcar algo que piensan muchos adolescentes: que la historia es aburrida. El ritmo, sin duda, le juega en contra. El film también está apuntado para adultos y se podría decir que está, claramente, dedicado a aquellos que en su infancia se criaron con los cómics en sus manos y los antagónicos discursos de los familiares sobre Juan Domingo Perón y Eva Duarte. Resulta por momentos propagandístico de la época pero, sin duda, con el correr de la película, Seone demuestra que es propio del mito que se ha creado alrededor de Eva. La simbología es una constante que se trabaja en el film, que corresponde muy bien a cómo fue dado el gobierno de esta famosa pareja. Asimismo, el aporte documental que se entrelaza entre los dibujos refuerza las argumentaciones que se exponen. Es un gran acierto de Seone que el personaje encargado de contar la historia de Eva sea el prestigioso periodista asesinado en plena dictadura cívico militar, Rodolfo Walsh. El respeto que existe sobre este profesional del periodismo de investigación hace que sea más atractivo ver la película y, sobre todo, que tome más credibilidad lo que se está contando. La película no sólo trabaja la vida de Eva en vida, sino que, también, la recrea en su muerte. Como también narra parte de la vida de Juan Domingo Perón, a quien muestra derrotadazo después de la muerte de Eva. Seone juega mucho con lo que significan las raíces. La figura de Eva como niña dándole la mano a la Eva grande es claramente un símbolo por el cual la autora representa cómo esta figura de la política nunca se olvidó de dónde venía y quién era, a pesar del poder con el que contaba y la riqueza que poseía. A pesar de tener un buen material de archivo y el privilegio de contar con uno de los dibujantes más renombrados, Eva de la Argentina resulta por momentos bastante lenta. Sin embargo, la duración del film es relativamente corta lo que permite que la cantidad de información que expone no sature. Si bien cuesta entender a qué público está dirigida, seguro será utilizada como material de estudio por las escuelas debido a la carga documental que tiene y la forma didáctica con la que fue hecha. Lástima que no pudieron romper con la frase que indica que “la historia es aburrida”, interesando a los jóvenes en un periodo tan atractivo como este con un material más llamativo.
Sigue siendo esa mujer… ¿más mujer o más heroina? Un filme animado que narre la vida de Eva Perón no puede dejar de ser una obra interesante. Los puntos de vista que seguro girarán sobre la misma van a ser tan imparciales como reales, porque nuestra historia nos liga al peronismo. De manera positiva o negativa, todos los que tenemos raíces en este país venimos de familias peronistas o antiperonistas, una brecha que constituyó un modelo de sociedad y que aún hoy, a pesar de ser una categoría histórica, sigue latiendo tan fuerte que incluso para quienes no han vivido los verdaderos años peronistas, saben de lo que se habla porque se respira políticamente y permite que siga existiendo esa dicotomía que nos pone a ambos lados de una calle innecesariamente. Y esto, no puede dejar de pasar en un filme que tiene en su título ya la impronta clara de lo que será. Eva de Argentina, un nombre propio (y no es cualquier nombre propio) que se asume como parte de un país, si no también que se instituye como propietaria del mismo. De igual manera que una mujer pasa a tener el apellido del marido al casarse y adopta la preposición “de” seguida del apellido de éste. Un de que en parte genera reciprocidad de propiedades. En esta cinta las dicotomías también están marcadas en el momento cero del relato cuando una niña Eva junto a su madre y hermanos es bastardeada por la familia de su padre. Su vida en la ciudad, su lucha por ser actriz, su relación con el general (en un cuerpo hiperbolizado) y su vida política hasta su muerte y posterior secuestro de su cuerpo, hacen que se la convierta en una heroina constante y se pierda mucho la idea de contar un poco más o algo diferente de su esencia y su vida personal (ojo, hay momentos interesantes que permiten mostrar una Eva más cercana y menos estoica.) Igualmente sentí que el filme de María Seoane no termina siendo un aporte significativo y donde lo que vemos es un manual audiovisual (en clara referencia a los manuales escolares peronistas que tenían a Eva como principal personaje) apuntalado por el gobierno actual para seguir manteniendo y fomentando el peronismo (o su recuerdo). Completando el panorama, más ruido hace su estreno tan próximo a las elecciones del próximo domingo. Pero esto son sólo observaciones. Lo cierto es que más allá de las múltiples lecturas que se le pueda dar a un filme tan político (aunque peque de no serlo), existe un buen trabajo narrativo. La historia es interesante, y sigo sosteniendo la impronta emocional que tiene para nosotros (los argentinos). El racconto realizado por Rodolfo Walsh me parece lo más certero del filme y la música a cargo de Gustavo Santaolalla es lo más destacado de la cinta. Los dibujos animados realizados por Illusion Studios basados en los diseños del recientemente fallecido Francisco Solano López (Creador de “El Eternauta”) dan forma a una historia que por momentos roza lo heroico y por otros, se convierte en manual para chicos y grandes de quién fue esa mujer. Las imágenes de archivo se complementan de buena manera con el relato. Realmente es imposible dar una opinión sin dejarse llevar por los sentimientos que ha generado esa mujer en nuestras vidas, lo cierto es que el filme nos da un acercamiento sobre quién fue y lo que logró, guste o no, y nos da una nueva mirada sobre cómo hoy se la sigue viendo.
La conjunción del experto en cine de animación José Luis Massa con la periodista, escritora y ahora realizadora María Seoane y el recientemente fallecido dibujante Francisco Solano López da como resultado una obra de genuina calidad plástica e ideológica, acercando la figura de Eva Perón a un terreno artístico inédito. Massa, director de títulos dirigidos al público infantil y productor de la notable Boogie el aceitoso, encara una búsqueda estética y temática diferente, que coincide con la calidad gráfica de los trazos de Solano López. Por su parte Seoane, como orquestadora de este trabajo abarcador y ambicioso llamado nada menos que Eva de la Argentina, se propone enaltecer la figura de una líder popular que traspasó los límites de un país y se transformó en un mito universal. Con ecos de la francesa Persépolis, basada en la historia autobiográfica de una niña iraní que huye de un régimen fundamentalista, el film va desarrollándose con una atrayente visión del género. Aquí la pequeña Eva Duarte atraviesa por su propia epopeya, en este caso sin huir de ningún poder hegemónico sino por el contrario acercándose, luego de una infancia difícil, a un incipiente movimiento del que será parte de manera indisoluble. Narrada y protagonizada por el periodista y escritor Rodolfo Walsh -otro hallazgo de la película-, Eva de la Argentina describe a esa mujer revolucionaria, amada y odiada, que tras su dolorosa muerte atravesó con su cadáver por un tormentoso periplo. En algunos tramos aparece algún exceso de enfatismo partidario, pero los buenos recursos expresivos, la tarea de Carlos Portaluppi y Carlos Russo en las voces en off, los cuidados apuntes sonoros de Gustavo Santaolalla y la bella canción final de León Gieco enmarcan una pieza apasionada y apasionante.
Eva Perón no sólo vive en el corazón de todos, desde hace muchos años está viva gracias al teatro y al cine. En los últimos años muchos realizadores han llevado su vida a la pantalla grande, sin embargo a nadie se le había ocurrido hasta el momento contar la historia de Eva, la abanderada de los humildes, para el cine en dibujitos animados. La realizadora de “Eva de la Argentina”, María Seoane, además de ser la actual directora de Radio Nacional, y de haber escrito varios libros sobre lo que pasó en la dictadura, nos regala esta belleza poética que la van a disfrutar desde los chicos hasta los grandes. Narra desde la perspectiva del periodista Rodolfo Walsh la extraordinaria historia de Eva Perón. La obsesión de éste escritor y periodista por la presencia de Evita en la acontecimientos contemporáneos de nuestra historia es, al mismo tiempo, la reconstrucción de su propia vida y muerte y del destino de los argentinos. Considerada una santa para los humildes y un mito para el mundo, “Eva de la Argentina” narra la gesta de una heroína del siglo XX que se fue del mundo con la promesa de volver y ser millones. El film está realizado en un 95% en animación cut-out, con un 5% en imágenes de archivo, basándose en los diseños del maestro Solano López. Está narrado de una manera muy didáctica para que la entiendan todos, y ese objetivo ha sido logrado. Si bien los dibujos son estáticos (si los comparamos con los que vemos en las animaciones que vienen de exterior), se presentan muy vistosos y entretienen. “Eva de la Argentina” es una muy buena idea. Tiene varios valores por los que amerita ser vista: Dibujos de Eva y el peronismo, que en algunos casos conservan la impronta peronista del 40 y en otros son futuristas, buena música y, por sobre todas las cosas, impera el buen gusto. Quizás sea la película más panfletaria que se haya filmado hasta ahora. Pero eso no importa a esta altura, porque Eva es de todos.
El filme tiene varios problemas. El primero es la indefinición en el tono: sus primeros minutos son de un didactismo que bordea el manual de colegio primario, mientras que luego se mete en cuestiones mucho más oscuras y difíciles. No es casualidad que los mejores momentos de Eva de la Argentina tengan que ver con aquellos en los que el narrador Rodolfo Walsh investiga el destino del cadáver de Eva Perón. Allí, el film adquiere ritmo de thriller, de película noir, de investigación, que tiene mucho que ver, también, con la profesión que la directora María Seoane ha desarrollado durante mucho tiempo: el periodismo. Pero, lamentablemente, la película no se conforma con recortar un momento de la historia y ponerlo bajo el prisma de lo genérico (algo que a lo que se animó Caetano con Crónica de una fuga, por ejemplo), especulando sobre la realidad, sino que pretende también ser una parte más de la saga que cuenta edulcoradamente al peronismo, sumándole la vida de Eva Duarte y una referencia a la última dictadura militar. Es mucho, no sólo para un film de apenas 75 minutos, sino también para uno que desde la animación apela a una estética visual chata y escasamente interesante. Eva de la Argentina es la historia de Eva Duarte, desde su nacimiento hasta su muerte. Claro que contar eso es, básicamente, contar el nacimiento del peronismo y de cómo las clases obreras se pudieron sentir representadas en el poder. Pavada de tema. Hace poco, Juan y Eva contaba algunas cosas que aquí se vuelven a ver, pero el film de Paula de Luque difería de este en la manera en que presentaba a la pareja: Seoane es, evidentemente, más “evitista”, arriesga en mostrar a un Perón devastado y débil una vez que la Duarte no está con él. En ese sentido, continúa más una línea histórica que ha querido ver a la presencia de Eva como el verdadero motor que contrarrestaba las taras que Perón arrastraba de su pasado militar. Juan y Eva, por el contrario, ponía a Eva como la mujer detrás del estadista y eso era lo más interesante de un film por demás apolillado. Pero Eva de la Argentina tiene varios problemas. El primero, y más notorio, es la indefinición en el tono: sus primeros minutos son de un didactismo que bordea el manual de colegio primario, mientras que luego se mete en cuestiones mucho más oscuras y difíciles. Pero, como decíamos anteriormente, la película es demasiado corta como para poder contar adecuadamente todo lo que quiere contar: así recurre a simplificaciones, a dibujar personajes con un trazo demasiado grueso, a mezclar los gobiernos de Perón, la muerte de Eva, la persecución sobre Walsh, y más temas que por más que se nos quiera hablar de una continuidad histórica, desconocen los contrastes de cada tiempo. Estas contradicciones impiden ver si Seoane pensó esto como un producto para instruir a los jóvenes o para un público adulto. Sin embargo, lo que definitivamente más molesta del film es el escaso cuidado puesto en su aspecto visual y narrativo. El tema es que si se pensó en un film animado, no hay indicios de que a alguno de los involucrados le interese demasiado la animación. Más allá de los dibujos de Solano López, la técnica del cut out, con figuras planas recortadas sobre fondos móviles, genera siempre una sensación de tosquedad. No sólo no hay un aprovechamiento o justificación de esta técnica (aunque parece ser un problema habitual de los productos de Illusion Studios, aunque Boogie el aceitoso se justificaba un poco), sino que además el film está contado desde la voz en off del Walsh dibujado. Es decir, en Eva de la Argentina importan más las palabras y las ideologías que la técnica utilizada. Ese descreimiento del soporte es una demostración de cómo el cine es a veces rehén de las circunstancias y la coyuntura. Una pena, porque Eva de la Argentina tenía en la animación una ventana para escapar del mármol habitual y tener más libertades.
Autor de “Operación masacre”, Rodolfo Walsh estaba obsesionado por la reconstrucción de la historia de Eva Duarte y es esta ansia de descubrir la verdad lo que llevó a que terminaran con su vida. Evita, figura ensalzada por los más humildes y desprotegidos, será una heroína para parte de la sociedad de la época y poco más que una mediocre actriz para otros. Su trascendencia más allá de la enfermedad también es incluida en los poco más de 70 minutos del filme. Dirigida por María Seoane, la historiadora contó con las inmejorables colaboraciones del dibujante Francisco Solano López (fallecido en agosto último) y del músico Gustavo Santaolalla. Narrada en primera persona por el personaje basado en el periodista desaparecido Rodolfo Walsh, “Eva de la Argentina” es una recomendable alternativa para que los más chicos se acerquen a la historia política de nuestro país y conozcan a uno de los personajes emblemáticos del siglo pasado. Cabe reconocer que muchas voces elegidas para el doblaje no concuerdan con las criaturas animadas y que la técnica estática del dibujo cut-out pierde en emoción con respecto al cine de animación más tradicional. La utilización de material gráfico, fílmico y auditivo de aquellos años es un hallazgo que compensa algunas falencias de la producción animada.
Es una película made in Argentina, con una mirada bien propia sobre Eva Duarte de Perón, un personaje mítico y polémico de la historia del país. Lo particular de la mirada es también el registro documental mezclado con el recurso de la animación que hacen ver como “un cuentito” muy bien narrado y también documentado de esos períodos tan calientes de la historia nacional. Los dibujos fueron realizados por el recientemente fallecido Solano López (El Eternauta) y fueron animados con la técnica del cut out, dándole un toque casi artesanal a la película. La producción fue guionada y dirigida por la periodista y escritora María Seone, otorgándole todo el sesgo de una investigación periodística. La historia es narrada en primera persona por Rodolfo Wash (voz Carlos Portaluppi), escritor y periodista que se encuentra desaparecido desde 1977. Recluido en la clandestinidad, escribiendo su conocida “Carta abierta a la Junta Militar”, el periodista devela su obsesión por esa mujer cuya historia comienza en un pueblo de la provincia de Buenos Aires (Los Toldos) y aún no finaliza. Porque sigue todavía muy presente en la memoria popular y en los centenares de relatos desde distintos lugares que se han hecho a su vida. Esta es una nueva versió que pone el eje quizás en su lado más humano que político, e intenta dar luz a un período oscuro de la historia argentina.