Después de varias ediciones un poco erráticas o demasiado irregulares en su nivel general, Historias Breves 17 recupera un nivel que, aunque no alcance al de sus primeros y ya míticos años (de allí surgieron, entre otros, Lucrecia Martel, Daniel Burman, Adrián Caetano y Andrés Muschietti), sí muestra una saludable renovación de temáticas, estéticas, enfoques y modos de producción. Por ejemplo, la violencia de la década de 1970 se retrata de manera inteligente en Hay Coca, de Jose Issa, con Roly Serrano llevando un bolso cuyo contenido desconoce en plena Puna (el film desemboca en un emotivo homenaje a la recientemente muerta Isabel Sarli y a Armando Bo); y Noche de novias, de Santiago Larre y Gustavo Cornaglia. El humor negro aparece en Una noche solos, querible retrato de Martín Turnes sobre las desventuras de un matrimonio en crisis (Diego Velázquez y Analía Couceyro) que deja a su hijo de cuatro años con la abuela e intenta aprovechar una promoción en un hotel alojamiento. También se lucen La medallita, de Martín Aletta, trágica historia de un virtuoso boxeador y poeta de los años 30 que combina blanco y negro, estética del expresionismo alemán, intertítulos propios del cine mudo e ínfulas gardelianas; y El agua, otro corto con elementos fantásticos en el que Andrea Dargenio imagina un mundo sin agua (impactantes las imágenes de una nadadora saltando de un alto trampolín a una piscina vacía y de mares convertidos en desiertos) con resultados tragicómicos y, claro, muy inquietantes.
El resultado del tradicional concurso de cortometrajes del INCAA que desde su primera emisión en l995 busca promocionar a nuevos valores para incorporarlos a la industria y que sirve para tener un panorama de lo que se viene entre nuestros directores debutantes. Son siete cortos de estéticas diferentes y pocas cosas en común. En “Una noche solos” de Martin Tunes con dos grandes actores como Diego Velázquez y Analía Couceyro una comedia con tintes tragicómicos analiza con efectividad la dificultad de mantener el deseo en un matrimonio con un nene pequeño. En “Noche de novias” una cuidada producción de época que muestra a tres pareja con mujeres asustadas. Todo parece leve y se revela siniestro recordando una práctica de los años de plomo en nuestro país, uno de los cortos más logrados, bien actuados y con una idea que desde lo lateral abre la puerta del horror, dirigido por Santiago Larre y Gustavo Cornaglia. Un inusual western se desarrolla en “Hay Coca” con gran producción y la participación comprometida de Roly Serrano, con la dirección de José Issa. En “La medallita” dirigida por Martin Aletta se toma el riesgo de una predestinación, la carrera de un boxeador, en el pasado, con buena producción, como un homenaje a nuestro cine de antes, con un boxeador y escritor de letras de tango que se llama curiosamente Catulo Castillo, uno de los máximos poetas del género. En “El el espesor de lo invisible” se aborda la ansiedad por la paternidad y una curiosa manera de asumir la llegada de un hermafrodita, con una resolución extrema, dirigida por Mercedes Arias. En “El agua de los sueños “de Pablo José Fuentes y Rocío Muñoz hay un intento por buscar la aventura en nuestras raíces históricas y legendarias. Y en “El agua” de Andrea Dargenio con una cuidada producción visual y logrados efectos se plantea la distopia de la falta de agua con un solo testigo del desastre y el resto de la sociedad “haciendo de cuenta” que todo está normal. Una buena manera tragicómica y certera de retratarnos.
Lo bueno si breve dos veces bueno La más reciente entrega de los cortos producidos por el Incaa ofrece una posibilidad de imaginar el futuro. A 24 años y 17 ediciones de las Historias breves seminales, piedra angular del Nuevo Cine Argentino, la más reciente entrega de los cortometrajes producidos por el Incaa ofrece una posibilidad de imaginar el futuro. Los siete cortos que integran Historias breves 17 fueron, en su mayoría, dirigidos por jóvenes realizadores que apenas comienzan a dar sus primeros pasos profesionales, probables casilleros de partida de una carrera cinematográfica. Como suele ocurrir en estos casos, los niveles de ambición, intenciones, logros y desafíos son muy diversos, como así también las temáticas y estructuras formales de las obras. De las fuentes del (neo)realismo, pero también de la fábula, bebe Hay coca, de Jose Issa, cuya historia está ubicada en el norte argentino durante la dictadura de Onganía. Roly Serrano es el encargado de darle vida al dueño de un almacén que, ante la muerte de un amigo, debe trasladar un misterioso bolso para entregarlo a sus destinatarios. Isaa parte de dos hechos históricos reales, detallados durante los títulos de cierre, notables excepciones que confirman sendas reglas: el desmantelamientos de los sistemas férreos contrapuesto a la construcción del Tren a las nubes, por un lado, y el aparato de censura cinematográfico con sus grandes rebeldes nac&pop, Armando Bó e Isabel Sarli, por el otro. El resultado es un cuento amable con dejos de Milagro en Milán y Cinema Paradiso. En algún lugar de América del Sur rodeado de montañas –aunque en un ámbito irreal, mitológico– transcurre El agua de los sueños, dirigida por José Pablo Fuentes y Rocío Muñoz. Un chamán, una poción alucinógena y un guerrero de piel blanca enfrentado a un demonio precolombino dan pie a un film basado en la historieta homónima de Trillo y Breccia. A pesar de su innegable atractivo visual, los efectos de posproducción y el trabajo de matte painting no logran ir mucho más allá de la ilustración de esa obra previa. Uno de los cortos más logrados, a pesar de (o justamente gracias a) su sencilla apuesta narrativa, Una noche solos, de Martín Turnes (Pichuco), ofrece el retrato de una pareja que deja a su pequeño hijo con la abuela con la intención de pasar, después de mucho tiempo, una noche en soledad. El voucher del hotel alojamiento vencido será apenas el primero de una serie de escollos para lograr ese objetivo. Diego Velázquez y Analía Couceyro aportan credibilidad al relato, breve, conciso y de fácil identificación para todo aquel espectador con niños pequeños. El espesor de lo visible, de Mercedes Arias, registra un estadio previo, el del embarazo, con sus esperanzas y miedos a flor de piel. El comentario del obstetra acerca de una novedad inesperada permite la reflexión sobre la identidad, los cuerpos y el género, aunque su ligazón directa y lineal con las clases de filosofía dictadas por el protagonista masculino hace deslizar al film innecesariamente hacia el terreno de la pretenciosidad. La medallita, de Martín Aletta, crea un destino aciago y contrafactual para el célebre poeta y compositor Cátulo Castillo, a partir de su temprana afición por el boxeo y el encuentro con un adivino que le transmite el día exacto de su muerte. El homenaje al Césare de El gabinete del doctor Caligari no es casual: el cortometraje recrea las luces y sombras del expresionismo germano al detalle y en esa mímesis logra transmitir con fuerza las emociones de un relato que confía en el anacronismo formal como fuente inagotable de placer. Noche de novias, de Santiago Larre y Gustavo Cornaglia narra en apenas nueve minutos una salida de hombres y mujeres a un boliche en algún momento de los años 70, con vuelta de tuerca final inesperada y oscura, al tiempo que El agua imagina un mundo en el cual su protagonista no es capaz de ver o sentir la presencia del más preciado líquido. Como si se tratara de un capítulo de La dimensión desconocida, la directora Andrea Dargenio –apoyada por un buen trabajo de efectos digitales– timonea con mano firma la breve saga fantástica, llevándola de paseo desde la sorpresa hacia el dislate y de allí a la desesperanza.
Si en la 16 la falta de creatividad del grupo de cortos terminaba por cuestionar la proliferación de realizadores, en esta oportunidad la solidez y potencia de relatos como "El espesor de lo visible", de Mercedes Arias, con una pareja que supera en medio de la llegada de un hijo sus propios miedos, "Una noche solos", de Martín Turnes, un viaje hacia una noche de placer que nunca llega, "Hay Coca", en medio de la dictadura un hombre logra superar todo y cumplir su cometido (con homenaje a Isabel Sarli), "Noche de novias", de Santiago Larre y Gustavo Cornaglia, una relectura del pasado sangriento del país desde otro enfoque, por nombrar solo algunos, demuestran que el cine sigue más vivo que nunca.
Y cumpliendo con el ritual de cada año, se estrena en el cine Gaumont, la edición número 17 de “HISTORIAS BREVES” que reúne un seleccionado de cortos nacionales, siempre mostrando un abanico de propuestas que nos permite ir del drama a la comedia, hasta los toques de cine fantástico, un perfil más vanguardista y algún proyecto más experimental. Históricamente “HISTORIA BREVES” fue la ventana para que se diesen a conocer los trabajos de jóvenes realizadores que luego se convirtieron en importantes directores / autores de nuestro cine como por ejemplo Lucrecia Martel y su inolvidable “Rey Muerto”, Daniel Burman, Bruno Stagnaro, Jorge Gaggero (“Cama Adentro”), Paula Hernández (“Herencia” “Un amor”), Adrián Caetano, Sandra Gugliotta, Benjamin Naishtat (director de la reciente “Rojo”), Santiago Loza (el director, entre otras, de “Breve Historia del Planeta verde” y Liliana Paolinelli (quien presentó en el último BAFICI si nuevo largometraje, la brillante “Margen de Error”, entre otros. Este año, en la edición 17, vuelve a repetirse el fenómeno –que no sucedió por ejemplo el año pasado- de que hay algunos cortos que tiene un alto nivel de impacto con ideas novedosas y una apuesta al riesgo y otros, que si bien tienen una idea atractiva, cuesta que se plasme dentro de este formato que requiere de cierta precisión para que en un tiempo acotado se pueda definir un buen trabajo. Si vamos de menor a mayor, indudablemente el error casi imperdonable que comete “UNA NOCHE SOLOS” con guion y dirección de Martin Turnes, es el de desperdiciar a dos talentosos actores como Diego Velázquez y Analia Couceyro en una idea que apuesta a un ritmo de comedia que atrasa unas cuantas décadas, sobre el imaginario de lo que puede/quiere hacer una pareja cuando se “libera” de su hijo que queda a cargo de la abuela. Una rutina ya vista, ideas repetidas, obsoletas y un concepto general que no termina de tomar forma, hacen que sea el más fallido del equipo. Hay buenas ideas que no logran plasmarse acertadamente tanto en “NOCHE DE NOVIAS” de Santiago Larre y Gustavo Cornaglia como en “EL AGUA DE LOS SUEÑOS”, la trasposición del comic “Alvar Mayor” dirigido por Pablo José Fuentes y Rocío Muñoz, que apuesta a una narración fantástica pero que debe lidiar con algunos notables desaciertos de producción y sobre todo en el tono de las actuaciones de las que sólo sale airoso Germán Da Silva, un verdadero actor todo terreno. En una estructura más clásica, logran distinguirse “EL ESPESOR DE LO VISIBLE” de Mercedes Arias sobre una pareja que está esperando su primer hijo y recibe una noticia inesperada e inquietante, y “LA MEDALLITA” de Martin Aletta que dentro de un relato clásico, se juega por contar la historia de un boxeador de los años treinta sobre el que pesa una “sentencia”, de una manera diferente: homenajeando al cine mudo, con un brillante blanco y negro y aires de expresionismo alemán. El más creativo y estéticamente más impactante es “EL AGUA” de Andrea Dargenio que trabaja muy ingeniosamente sobre el hecho de que un día el protagonista (excelente Nicolás Maiques), despierta en un mundo donde a pesar de que falta el agua, nadie pareciera notarlo. Un excelente trabajo de fotografía y el diseño de arte de Carla Claude Celsi, hacen de este corto uno de los más interesantes y el más atractivo del grupo, donde se da la integración de una idea novedosa, un guion bien resuelto y una apuesta estética muy por encima del promedio. Una interesante vuelta de tuerca sobre la censura y los años del oscurantismo en nuestro país viene de la mano de “HAY COCA” de Jorge Issa que cuenta la historia de un hombre que debe transportar un bolso a la Puna cuyo contenido desconoce donde deberá sortear diversos “controles”, situaciones de riesgo y algunas adversidades para llegar a destino y cumplir con su objetivo. No tiene sentido adelantar demasiado su final que encierra cierta sorpresa, sólo decir que tiene un final perfecto, con reminiscencias de “Cinema Paradiso” y que tiene –hoy más que nunca- plena vigencia por la reciente pérdida de una entrañable figura del cine nacional, que sin saberlo, el corto homenajea doblemente y nos recuerda de aquellos años en los que muchas escenas cinematográficas de grandes directores, quedaban mutiladas en manos de censores y burócratas, quienes, por suerte, han quedado en el pasado como un recuerdo desafortunado. Como todos los años, es interesante asomarse a la diversidad de propuestas, a los trabajos más recientes de jóvenes cineastas que muestran sus primeras obras, que pueden abrirle camino a una gran carrera dentro del cine nacional.
Historias Breves 17: Los cortosHay Coca (15:55)Dirección: Jose Issa – Elenco: Rolando Serrano, Cástulo Guerra En tiempos de dictadura, un hombre atraviesa la puna cargando un bolso de contenido claramente clandestino. La sed y sus perseguidores ponen en peligro su vida, pero está decidido a llegar a destino y entregar el paquete en momentos donde hasta una pequeña desobediencia puede resultar valiosa. Es quizás el cortometraje que demuestra mayores recursos de este Historias Breves 17. Aprovecha los escenarios naturales de la puna para presentar una buena propuesta visual que acompañe a una historia simple de supervivencia, la cual se resuelve tan rápido que necesita de un texto que la explique. Una noche solos (15:00)Dirección: Martín Turnes – Elenco: Diego Velázquez y Analía Couceyro Celina y Alejo están desencontrados como pareja. Por eso aprovechan una oferta de la madre de Alejo: cuidar a su nieto para que puedan aprovechar un voucher de un hotel alojamiento y así tener una noche para ellos. Es algo bien sabido que la llegada de un hijo es un desafío para la intimidad, y el planteo de intentar revivir la pasión pero encontrar los mecanismos oxidados seguramente hará sentirse identificada a más de una pareja. Pero aunque lo hace con cierta gracia, este corto termina cayendo en demasiados lugares comunes sin detenerse a cuestionarlos como para resultar interesante. El espesor de lo visible (12:13)Dirección: Mercedes Arias – Elenco: Ana Schmukler, Manuel Vignau, Pablo Caramelo Ana y Francisco atraviesan la experiencia del primer embarazo, monologan sobre el concepto de la forma y las vidas posibles. Una historia sin diálogos, con personajes monologando al aire y casi sin interactuar. Las pretensiones estéticas y filosóficas que plantea no van mucho más allá de ser apenas eso, pretensiones. Narrativa y estéticamente tan chato que no da razones para empatizar con estos personajes ni con sus ideas. El agua (13:30) Dirección: Andrea Dargenio – Elenco: Nicolás Maiques, Jorge Booth, Claudio Lauria, Rubén Corbalán, Dimas Komarov Un chico se despierta en un mundo donde el agua ha desaparecido, sin embargo, todos se portan como si nada pasara. Esta narración casi exclusivamente con imágenes de un pequeño cuento fantástico es de lo mejor de esta selección de Historias Breves 17. Sólido en lo argumental y lo actoral, con una propuesta estética que desde lo irreal cuadra orgánicamente con lo que cuenta. Noche de novias (9:00)Dirección: Santiago Larre y Gustavo Cornaglia – Elenco: Soledad García, Sofía Bertolotto, Daryna Butryk, Maxi Trento, Pablo Trimarchi, Juan Azar Sandra llora en el baño, Andrea toma un cuchillo, una nerviosa Carina hace de cuenta que todo está bien. Tres parejas parecen divertirse en una noche de discoteca, pero algo no encaja en el cuadro que se nos muestra. Este thriller se propone crear tensión en pocos minutos y lo logra, sin revelar el misterio de lo que está sucediendo por detrás de las apariencias hasta los últimos instantes. El agua de los sueños (14:00) Dirección: Pablo José Fuentes y Rocío Muñoz – Elenco: Gustavo Pardi, Germán Da Silva, Nerina Balza, Marco Antonio Alcalá Un chamán Inca recluta a Alvar Mayor para que salve a su hija del demonio Chahuar, en una leyenda precolombina donde se desdibuja el límite entre la realidad y el sueño. Inspirado por las novelas gráficas de Breccia y Trillo publicada en los setenta, este ambicioso corto plantea una simple historia de aventura pero se pone demasiado alta la vara, quedando a mitad de camino, sobre todo en lo estético. Aunque también es limitado en lo narrativo, lo que más le juega en contra es un diseño visual que queda lejos de lo que parece pretender ser. La medallita (16:06) Dirección: Martín Aletta – Elenco: Juan Manuel Correa, Valeria Blanc, Ariel Pérez de María, Félix Völker Un joven y promisorio boxeador se encuentra con un adivino que le predice la fecha de su muerte, la que eventualmente descubre coincidente con el día de la pelea definitoria del título. Cerrando esta edición de Historias Breves 17 queda el proyecto más ambicioso y a la vez más sólido de la selección, que emula a los clásicos del cine silente, tanto visual como narrativamente. Aunque poco sorprende el desenlace de esta historia, el camino que recorre lo compensa con una estética ajustada y un ritmo ágil e interesante donde no dejan de suceder cosas.
Nuevamente en la cartelera nacional, la antología de cortos cinematográficos nacida en 1995 por el impulso del Instituto Nacional de Cine. Semillero de nuevos talentos como Lucrecia Martel, Adrián Caetano, Santiago Loza, Daniel Burman, Sandra Gugliotta, Ulises Rosell, ésta nueva edición es algo así como la carta de presentación de una nueva oleada de directores. "Historias Breves 17" con sus siete cortos, muestra un nivel distinto respecto de la anterior. Un aspecto formal homogéneo, mayor orientación hacia lo comercial en los contenidos con excepción de dos de ellos y la clásica pluralidad de la temática. Dos de sus cortos se inclinan por contenidos relacionados con gobiernos autoritarios ("Hay Coca" y "Noche de Novias"), tres incursionan en lo fantástico ("La medallita","El agua de los sueños" y "El agua") y dos en lo cotidiano, dirigidos por Andrés Turnes y Mercedes Arias ("Una noche solos" y "El espesor de lo visible"). Si la diversión corre por cuenta de la amable "Una noche solos" de Martín Turnes con la profesionalidad de Analia Couceyro y Diego Velázquez, sobre un matrimonio que intenta recuperar la intimidad de su relación en un hotel alojamiento, lo fantástico pertenece a la directora Andrea Dargenio ("El agua") en una lograda estampa casi de ciencia ficción y Pablo José Fuentes y Rocío Muñoz, que con "El agua de los sueños" retoman el tema de la Conquista en base a un guión del gran maestro de la historieta, Enrique Breccia y de Carlos Trillo (Sexto episodio de la serie "Alvar Mayor") con la presencia del estupendo Germán Da Silva, Gustavo Pardi y una esforzada dirección de arte de Lucía Onofri. MIRADAS Y las palmas se la llevan dos cortos. "Hay Coca" y "La medallita". "Hay Coca" está dirigida por José Issa, maravillosamente fotografiada por Mauricio Asial en las arideces de la Puna, con una historia en que se entremezcla la aventura y la censura (Isabel Sarli incluída) con notables interpretaciones de Roly Serrano y Cástulo Guerra, un gran actor argentino, radicado en Estados Unidos. El otro corto destacable es una pequeña joya dirigida por Martín Aletta. "La Medallita", que a la manera del canadiense Guy Maddin, recrea una historia en que se mezclan pasiones argentinas, el boxeo y el tango con el recuerdo de Cátulo Castillo en un encuentro expresionista con vidente urbano incluido. Destacan las actuaciones de Juan Manuel Correa, Ariel Pérez de María y rubros como la dirección de arte, la fotografía y la música.
Mucho ruido y poco riesgo Historias Breves, el clásico compendio de cortometrajes argentinos que nació en 1995 dando a conocer los primeros trabajos de Lucrecia Martel, Daniel Burman, Israel Adrián Caetano, Ulises Rosell y Sandra Gugliotta, ya va por la edición 17 y tal vez sean las nuevas tecnologías, la coyuntura o el gran desarrollo que ha tenido el cortometraje argentino en los últimos años que hacen que hoy ya no sea visto como un semillero de futuros grandes cineastas ni como una herramienta de experimentación para el riesgo. Historias breves 17 (2019) presenta siete nuevos trabajos, algunos de ellos de directores que ya incluso han estrenado largometrajes, que si bien están correctos (en su mayoría) no ofrecen nada nuevo en cuanto a formas de narrar. Dentro de la heterogeneidad de miradas de esta edición sobresalen El espesor de lo visible, de Mercedes Arias; Una noche solos, de Martín Turnes; La medallita, de Martín Aletta; El agua, de Andrea Dargenio, y Noche de novias, dirigido a cuatro manos por Santiago Larre y Gustavo Cornaglia. El primero, tal vez el que más arriesga, jugando con el tiempo y el espacio, se centra en una joven pareja de padres primerizos que se entera bruscamente que el hijo por nacer será de género no binario. Mercedes Arias apela a una concepción filosófica en la narrativa que se traslada a un riguroso trabajo visual. Martín Aletta realiza un homenaje a las películas mudas de principios de siglo pasado, al tango y al boxeo en un singular relato filmado como en los comienzos del cine que cuenta la historia de un boxeador llamado Catulo Castillo que tratando de evitar su propia muerte se topará con ella de manera fortuita. En El Agua, cuyo guion corresponde a Elia Gonella, Dargenio ubica a su personaje en un presente distópico donde el agua ha desaparecido pero pese a ello el entorno que lo rodea parece no haberse dado cuenta de lo sucedido mientras actúa con total normalidad. Un coctel de ciencia ficción con comedia negra que pone en evidencia a una sociedad enceguesida que no quiere ni puede ver una realidad que se le presenta de manera explícita frente a sus ojos. Santiago Larre y Gustavo Cornaglia trabajan, lo que en un principio puede ser leído como una historia patriarcal donde el hombre ejerce supremacía sobre la mujer, un audaz relato sobre el accionar de un grupo de tareas durante la última dictadura cívico militar argentina en Noche de novias. La historia más corta (dura solo 9 minutos por sobre un promedio de 15 del resto) resulta ser tan efectiva como perturbadora. También ambientada durante la dictadura Hay Coca (Jorge Issa) trabaja el tema de la devastación económica graficada con el cierre de los ferrocarriles y la censura en una especie de homenaje (neo)realista a la recién fallecida Isabel Sarli. Mientras que en El agua de los sueños Pablo José Fuentes y Rocío Muñoz trasladan al audiovisual el capítulo homónimo del comic Alvar Mayor, de Carlos Trillo y Enrique Breccia, combinando la épica con el melodrama. Finalmente, Martín Turnes, que ya había debutado en el largo con Pichuco (2014), propone una comedia romántica, protagonizada por los impecables Analía Couceyro y Diego Velázquez, que sigue el derrotero de una pareja que decide pasar Una noche solos, lejos de su pequeño hijo. Tarea casi imposible que es puesta en escena con una buena dosis de humor sutil que nunca pierde su elegancia.
Se estrenó Historias Breves 17, con los siete cortos ganadores del concurso anual del INCAA. Hay Coca dirigido por José Issa con Roly Serrano transportando de manera clandestina algo imprescindible para la cultura argentina. Buenas actuaciones y fotografía. Una noche solos dirigido por Martín Turnes con Diego Velázquez y Analía Couceyro. Una noche solos, un momento de intimidad, alejado de la maternidad y paternidad, es lo que necesita esta pareja. Un pequeño retrato, con algunos momentos graciosos, pero con la sensación de que podría haber sido más (en tiempo o guion). El espesor de lo visible de Mercedes Arias con Ana Schmukler y Manuel Vignau. La sinopsis dice que una pareja atraviesa un primer embarazo con ciertas dificultades en la gestación. Todo eso es cierto, pero lo que no cuenta es cómo pretendía la directora narrar esta historia o, mejor dicho, cómo pretendía que no sea contada y se vuelva poco comprensible. Simbologías de más y un tratamiento muy confuso en general. El agua dirigido por Andrea Dargenio con Nicolás Maiques. Un gran trabajo, principalmente desde el sonido, en un mundo donde pareciera haber desaparecido el agua, pero sólo una persona es consciente de eso. Noche de novias dirigido por Santiago Larre y Gustavo Cornaglia con Soledad García, Sofía Bertolotto, Daryna Butryk, Maxi Trento, Pablo Trimarchi, Juan Azar. Desde el comienzo del cortometraje, los planos y la angustia de una de las chicas vemos que algo no está bien. Todo se presenta como una salida de parejas que, a medida que avanza la historia, se va volviendo más turbia y lo que parece no es tal. Sutil retrato, contando todo de la mejor manera en pocos minutos y sin trazo grueso. El agua de los sueños dirigido por José Fuentes y Rocío Muñoz con Gustavo Pardi, Germán Da Silva, Nerina Balza, Marco Antonio Alcalá. Un chaman inca se cruza con un hombre para que su destino cambie y enfrente a un demonio. Muy destacado trabajo de FX y de edición en este cortometraje. La medallita dirigido por Martin Aletta con Juan Manuel Correa, Valeria Blanc, Ariel Pérez de María, Félix Völker. Oda al cine mudo. La historia es la del boxeador y letrista de tangos Catulo Castillo. Su encuentro con un adivino que pronostica su muerte y su andar hasta ese supuesto final. Todo en blanco y negro, bien musicalizado y con intertítulos, como en el cine de la década del 20. Estos siete cortometrajes ganadores de Historias Breves 17 muestran una buena elección, con diferencias entre los realizadores pero también con muchos aciertos desde lo técnico, con historias en general interesantes y buenos elencos.
BREVES IMAGINARIOS En su 17° edición, los cortos que integran las Historias breves –cuyos realizadores pueden llegar a ser nombres importantes en el futuro- no llegan a mostrar un nivel deslumbrante, pero sí una solvencia técnica innegable. Ese profesionalismo en la puesta en escena –que no es una sorpresa en el contexto del cine argentino- se alimenta en buena medida de un reciclaje de imaginarios claramente identificables, que juegan tanto a favor como en contra. Hay Coca, de José Issa, está situada en tiempos de la dictadura militar y se centra en un hombre (Roly Serrano) que debe llevar un bolso a la puna sin saber su contenido y tomando caminos alternativos para eludir a sus perseguidores. Durante buena parte de su metraje le cuesta encontrar un tono pertinente, incluso perdiéndose en divagues sin demasiado sentido. Es en su segunda mitad cuando encarrila la narración, aprovechando el paisaje en función de la aventura. El giro del final es inteligente y hasta tiene su dosis de sensibilidad desde su diálogo nostálgico con una parte de la historia del cine argentino, aunque es forzado el texto de cierre, porque redunda en explicaciones. En Una noche solos, de Martín Turnes, también hay ciertas dificultades para delinear apropiadamente los conflictos de los personajes, aunque la premisa quede clara desde el inicio: un matrimonio (Diego Velázquez y Analía Couceyro) al cual le regalan un voucher para un hotel alojamiento y les ofrecen cuidar a su hijo para que pasen un rato solos, aunque ese momento de descanso no termina de cumplir con las expectativas previas. Sin embargo, el corto progresivamente va encontrándole espesor a los protagonistas, de la mano de la química entre Velázquez y Couceyro, que están realmente muy bien. Los últimos minutos, sostenidos con un plano fijo que le da a la vez plena acción a los personajes, son excelentes. El que nunca llega a explotar del todo su potencial es El espesor de lo visible, de Mercedes Arias, que indaga de manera filosófica en los dilemas que atraviesa una pareja con la experiencia de un primer embarazo, que encima trae novedades tan inesperadas como problemáticas. Es un corto con un óptimo trabajo con el montaje pero que se regodea excesivamente en la discursividad oral. Algo parecido sucede con El agua, de Andrea Dargenio, que parte desde una idea sumamente atractiva: un joven se despierta en un mundo donde el agua ha desaparecido pero todos se manejan como si no pasara nada. Ese punto de arranque nunca llega a ser explotado en todo su potencial, aunque el trabajo visual es impecable, a tal punto que constituye una narración en sí mismo. Con Noche de novias, de Santiago Larre y Gustavo Cornaglia, el problema pasa más que nada por las decisiones y sus ejecuciones: tiene una primera mitad potente a partir de la incertidumbre que genera el no saber qué es lo que pasa con esas tres parejas que están en una discoteca, con los hombres muy sueltos y divirtiéndose, pero las mujeres tensas o simulando que está todo bien demasiado explícitamente. El relato se cae cuando ese enigma desaparece y se muestran todas las cartas, vinculando de forma excesivamente subrayada lo que se cuenta con un conjunto de imágenes de época. Posiblemente el corto más arriesgado sea El agua de los sueños, de Pablo José Fuentes y Rocío Muñoz, a partir de cómo indaga en una leyenda precolombina desde una narración donde lo onírico va a la par de la aventura, con un chamán inca pidiéndole a un hombre que se enfrente con un demonio para salvar a su hija. También es quizás el corto más fallido, porque todos estos elementos –los sueños, la lucha sobrenatural, lo romántico- no llegan a unirse de forma fluida, con lo que el relato nunca llega a atrapar de la forma requerida y las ambiciones se quedan estancadas en expresiones de deseo. Finalmente, La medallita, de Martín Aletta, recupera la estética del cine mudo para abordar la historia de un boxeador que se encuentra con un adivino que le predice la fecha de su muerte, que justo coincide con el día de la pelea por el título mundial. Es un corto que está casi siempre a punto de descarrilar, pero sostiene su apuesta, no se queda en el mero guiño cinéfilo y construye un conflicto bastante potente, con un cierre donde combina lo trágico con lo irónico. Como en casi todas las ediciones previas, Historias breves 17 vuelve a mostrar un conjunto de cineastas y narraciones que, con sus altas y bajas, muestran un conocimiento bastante profundo de las herramientas cinematográficas y las reglas genéricas, aunque sin llegar a romper los moldes.
Disponible a través de la plataforma on demand “Cine Ar Play” (play.cine.ar) , se nos presenta la histórica serie de “Historias Breves”: el concurso anual de cortometrajes para directores organizado y producido por el INCAA que posee, en su última edición, siete nuevos trabajos de temáticas, estéticas y contenidos bien diversos. Cabe mencionar, que antes de estrenarse en salas comerciales, el emprendimiento número 17 de “Historias Breves” pasó por el prestigio Festival BAFICI y participaron en estos formatos episódicos los realizadores Mercedes Arias, Andrea Dargenio, Martín Turnes, Santiago Larre, Gustavo Cornaglia, José Pablo Fuentes, Rocío Muñoz, Martín Aletta y José Issa. Si hacemos un poco de historia, recordaremos la semilla inicial de este proyecto, el cual data de 1995. Aquel año se estrenaron en la pantalla cortometrajes de figuras hoy en día relevantes de nuestro medio como Daniel Burman, Israel Adrián Caetano, Jorge Gaggero, Sandra Gugliotta, Paula Hernández, Lucrecia Martel y Bruno Stagnaro. En aquella ocasión, los cortometrajes fueron realizados por el grupo proveniente del Centro de Experimentación y Realización Cinematográfica (llamado Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica –ENERC- a partir del año 2011), de la Universidad de Buenos Aires y de la Escuela de Cinematografía de Avellaneda. Este ejercicio audiovisual fue considerado una pieza fundamental para la formación de una generación renovada de directores de cine, que se llamó Nuevo Cine Argentino. Apenas tres años antes se había estrenado “Rapado”, de Martín Rejtman, film que inauguraría el llamado ‘Nuevo Cine Argentino’, fructífero período que permitiría el surgimiento de una serie de cineastas talentosos, portadores de renovadoras ideas. Mediante la irrupción de movimientos de corte independiente como el ‘Nuevo Cine Argentino’ (NCA), nuestro medio audiovisual ha buscado, sin cesar, un notorio cambio de rumbo en busca de su verdadera identidad, orientación evidente por el camino trazado desde el regreso de la democracia hasta hoy. Madurando un cine permeable a reflexionar cuestiones delicadas como las barbaries cometidas por la dictadura y el exilio sufrido por aquellos que, sin claudicar en sus ideales, osaron desafiar la censura y la persecución -poniendo en riesgo su vida y aún enfrentándose a hurgar en lo más recóndito de su pasado-, el cine nacional recurrió a estos reconocibles arquetipos mediante nobles propuestas que reflexionaron sobre el pasado de nuestra sociedad y también de nuestra industria. Las tendencias estéticas y el profundo espíritu vanguardista de esta incipiente camada de los años ’90, trajo a la memoria otro episodio esencial de nuestra historia cinéfila: el ‘Nuevo Cine Argentino’ de los años ’60. Cierta huella intelectual, conceptual y estética de aquella camada puede percibirse en la renovación permanente de miradas que este modo de producción ofrece, año a año.