Inventando una estrella Para quienes no sepan quién es Taylor Lautner, se trata de un morocho de físico muy trabajado que interpreta al licántropo Jacob Black, tercero en discordia de la saga Crepúsculo. Tan inexpresivo y duro como Robert Pattinson, se ha convertido en un sex symbol de adolescentes y, aquí, los productores intentan usufructuar su popularidad y él, despegarse de aquel papel que lo lanzó a la fama. No voy a ser muy técnico si digo que Lautner es un "paquete", un actor "de madera", pero es tan así que no hay mejor manera de definirlo. OK, es fotogénico, atlético y lo han entrenado para pelear, pero a sus 19 años resulta mucho menos que la inmensa mayoría de los actores de su generación. El problema, de todas maneras, no es sólo suyo. El guión es menos que mediocre (arranca como película de escuela secundaria, sigue como drama familiar y deriva en thriller de persecución-escape tipo gato-ratón con elementos románticos). En este cocoliche hay un joven que descubre que los supuestos padres con los que convive en realidad son agentes del FBI y luego deberá escaparse -acompañado por la bella vecinita de enfrente (Lily Collins)- tanto de los investigadores del gobierno como de unos mercenarios de Europa del Este. Hay vertiginosas secuencias en camionetas, trenes y un final en un estadio de béisbol pero el film nunca trasciende una medianía alarmante que tiene que ver, sobre todo, con la falta de ideas. En este contexto poco propicio (previsibilidad y protagonista insulso), alcanzan a destacarse los muy buenos intérpretes contratados para "sostener" el film desde sus papeles secundarios: los falsos padres (Maria Bello y Jason Isaacs), el jerarca del FBI (Alfred Molina), la agente que protege al héroe (la gran Sigourney Weaver) y el malvado de turno (Michael Nyqvist, visto en la saga Millennium) le aportan algo de solvencia y convicción a un film bastante anodino. Un último párrafo para el director. John Singleton fue, a principios de los años '90, la gran esperanza del por entonces arriesgado, provocador y prometedor nuevo cine afroamericano con su ópera prima Los dueños de la calle. Hoy se ha convertido en un fantasma, un profesional sumiso al servicio de los productos más elementales.
Un producto para una estrellita Identidad secreta (Abduction, 2011) es, antes que fallida, anómala. Híbrido entre la puerilidad pensada para un público adolescente y una acción aséptica, fragmentada e indolora, el film del otrora promisorio John Singleton es un producto destinado al olvido fugaz que se yergue alrededor de la aura mediática de Taylor Lautner. El licántropo de la saga Crepúsculo es aquí Nathan Harper, un joven que despilfarra su tiempo entre las fiestas estudiantiles y los entrenamientos físicos con su padre en una publicitaria mansión familiar. Una búsqueda casual en un sitio web de personas desaparecidas abre sospechas sobre su identidad, desatando cuestionamientos ante sus padres (María Bello y Jason Isaacs), que al fin y al cabo resultan no ser tales. Pero no hay tiempo para lamentos, ya que en plena discusión unos supuestos agentes federales asesinan a la pareja, dejando a Nathan sin certezas de su identidad. De allí en más, la CIA, la mafia escandinava (encabezada por Michael Nyqvist, el periodista de La chica que soñaba con un fósforo y un bidón de gasolina- Millenium 2) y mercenarios del este europeo pugnarán por el secreto del torneado adolescente, fugado sin rumbo junto con su filito juvenil. Lo primero que llama la atención de Identidad secreta es la firma. Sin ser un virtuoso ni mucho menos un autor, Singleton podía catalogarse como un director con oficio, de esos que garantizan el arribo de un proyecto a buen puerto. Él fue, además, uno de los máximos referentes –el otro es Spike Lee- de un cine de temática afroamericana surgido entre fines de los 80 y principios de los 90. Poco queda de aquella vitalidad. El director de Cuatro hermanos (Four Brothers, 2005) toma los códigos genéricos del cine de acción, los sumerge en una olla de suavizante y obtiene esto, quizá la única película de acción de la historia del cine donde las balas no perforan, las piñas no curten y los vidrios no tajan, causando muertes casi místicas en las que no se derrama ni una –ni una- gota de sangre. Y hasta groseros errores lógicos para la operatividad de las criaturas que habitan el film. ¿Cómo es posible que los mismos cráneos de la CIA capaces de intervenir todos y cada uno de los teléfonos que descuelga el protagonista no vigilen a su mejor amigo? ¿Con qué grado de impunidad la parejita pasa la noche durmiendo a la vera de la vía del tren donde se escaparon? La asepsia formal y la incoherencia narrativa huele menos a casualidad que a estrategia comercial. Estrellita del fugaz firmamento juvenil, la figura de Taylor Lautner en una película que se vende de acción pero que no lo es connota la segmentación genérico-etaria al que se apunta. Esto es, las hordas de adolescentes que deliran en Crepúsculo. De allí la introducción antónima a la rispidez de Singleton, con una serie de estereotipos y lugares comunes dignos de Beverly Hills 90210 o Disney Channel. Lo que no necesariamente está mal –ver Rápidos y Furiosos 5: Sin control, una de las películas del año-, pero aquí se lo reviste con una pátina de seriedad y búsqueda de empatía inverosímil. La escena del pecheo y posterior desafío a trompearse cuan primates irracionales entre del actual novio de la vecina de Nathan es paradigmática. Identidad secreta es un producto calculado y descuidado, una suerte de sátira de las películas de acción discordante con la misma lógica que ella plantea. Una película olvidable, como su protagonista.
Las chicas miran acción Incluso quienes no vimos ninguna de las películas de la saga Crepúsculo, terminamos conociendo (a fuerza de pósters, propagandas, trailers, televisión y demás parafernalia) a los chicos con los que al parecer sueñan todas las chicas: el vampiro pálido y el hombre lobo étnicamente ambiguo. La saga sigue, pero gracias a su éxito cada una de sus estrellas ha intentado abrirse camino con proyectos propios. Si el vampiro pálido tuvo su intento romántico (entre otros) con Agua para elefantes, el hombre lobo Taylor Lautner lo intenta ahora con una película de acción y suspenso, con agentes secretos, identidades robadas y demás. Estaba claro, de entrada, que este proyecto estuvo pensado siempre para el público adolescente (una buena tajada del mercado). En principio, uno podía suponer que la fórmula no era necesariamente mala: el cine siempre se llevó bien con el público adolescente y las películas de acción suelen atraer a ese público. Pero al ver Identidad secreta descubrimos algo: la película apunta al público adolescente, pero apunta (casi exclusivamente) al público femenino. Ese no es el público que suele ir a ver estas películas. ¿Por qué decimos que Identidad secreta está pensada para el público femenino? No se trata simplemente de la preeminencia ridícula de Lautner en pantalla. No es cuestión tampoco de la infinidad de planos que parecen sacados de una propaganda de desodorantes. Tampoco es por los momentos gratuitos de Lautner sin remera o por las escenas cargadas de "sentimientos", en los que el protagonista llora o siente timidez a la hora de encarar a su vecinita de toda la vida. No, Identidad secreta se revela como una película de acción pensada para chicas adolescentes (ese público que no suele mirar películas de acción) por un simple hecho: la acción en esta película importa bastante poco. Hay una persecusión, un tiroteo, dos peleas a puño limpio (de las cuales una es falsa). La trama que explica la "guerra" entre agentes secretos parece por momentos enmarañada y cuando finalmente es hora de revelarla resulta sosa y sin interés. Puede ser, por supuesto, que todo esto sean síntomas no de una película de acción para chicas, sino simplemente de una película mal hecha. No se puede decir, por otro lado, que las (pocas) escenas de acción estén mal hechas. En general, están filmadas de una forma prolija, se entiende lo que pasa, no se abusa del montaje, el ritmo es parejo. Pero no hay demasiada tensión y los personajes no nos importan demasiado (a no ser que ya estemos enamorados de Lautner). El chico lobo Lautner, a su vez, se maneja bien en estas secuencias. El problema es todo lo demás. Los malos (que son unos cuantos) proliferan, no se entienden, su motivación resulta bastante débil (además de azarosa) y tampoco importan mucho. Eso, en una película como esta, siempre es un problema grave. El peligro tiene que tener una cara y tiene que ser amenazador. Acá hay dos bandos (aunque al principio no se entiende), se supone que (paranoicamente) todos son malos, pero al final triunfa el orden gubernamental. Es difícil, sin embargo, enojarse con el costado "de espionaje" de esta película, porque ni a ella le interesa. Contrapicados varios, desplazamientos que no se entienden mucho, planos del musculosito cargado de amor y sentimientos, y una historia que suena un poco a Harry Potter cargado de esteroides.
No soy yo, soy otro Taylor Lautner no es lobo como en “Crepúsculo”. ¿Qué es? Hay películas cuyo título ya adelantan, tal vez, demasiado. No hablamos de *Noche de miedo* o *Los vampiros los prefieren gorditos* , sino de este filme ( *Identidad secreta* ) en el cual cuando apenas nos sentamos en la butaca y comienza la proyección, desconfiamos. Desconfiamos de todo. Y de todos. A ver... Nathan es un joven que se lleva bien con su papá (Jason Isaacs) y mamá (María Bello). Pero recordando el título, ¿él será quien dice ser? Cuando entre a un sitio de Internet en el que se muestra rostros de chicos desaparecidos, y vea una fotito de un nene muy parecido a él, ¿no será que es un niño robado? ¿Quién soy? ¿Dónde estoy? ¿Cuál es el sentido de la vida? Todas y cada una de estas preguntas tendrán su respuesta a lo largo de los 106 minutos de *Identidad secreta* , un thriller construido a partir de la figura de Taylor Lautner, quien si bien muestra lomo, bíceps y otros músculos que el muchacho de *Crepúsculo* viene trabajando desde hace unos años, el actor trata de escaparle al perfil licántropo de la exitosa saga. Y le cuesta, claro que le cuesta, no sólo porque prácticamente no ha hecho otra cosa, sino también porque a diferencia de Robert Pattinson, no muestra hasta ahora mayor expresividad que la de, digamos, un Vin Diesel. Sin ofender a nadie. La producción lo ha rodeado bien a Lautner. El director es John Singleton, quien supo ser el realizador más joven en ser candidato al Oscar, por *Los dueños de la calle* . Bueno, *Identidad secreta* no se le parece en nada, pero Singleton ha manejado siempre bien los resortes de la intriga, y aquí eso es lo que abunda. El combo incluye corrupción, la CIA, asesinos a sueldo, el FBI y frase memorables (como “la confianza se gana”), que se repiten una y otra vez, para que el concepto quede claro. A Nathan lo persiguen los buenos (Alfred Molina) y los malos (Michael Nyqvist, de *Millenium* ), lo ayuda una psiquiatra (Sigourney Weaver) a superar “la tripe I” (insomnio, impulsividad, ira), pero por suerte lo acompaña la bella Karen (Lily Collins, de *Priest* , y que está filmando *Blanca Nieves* ), la vecinita de enfrente que lo tiene loco de amor. Y entre balazos, peleas a puño limpio y patadas voladoras, la trama se irá, por así decirlo, complejizando. No mucho, para que al mirar el balde de pochocho no se pierda nada.
La acción salva una historia insustancial En algún momento John Singleton apuntaba a ser el más firme competidor de Spíke Lee a la hora de filmar policiales con trasfondo social o político. Ahora con esta «Identidad secreta» se aleja de cualquier pretensión seria, pero por lo menos sigue exhibiendo una gran calidad en lo técnico, lástima que aplicada a una gran tontería conspirativa, algo así como un film de espías adolescentes. Taylor Lautner, el hombre lobo light de la saga de «Crepúsculo», es el espía en cuestión, aunque el guión lo muestra en un principio con un adolescente bastante común y corriente salvo por el detalle de que su padre lo entrena permanentemente en boxeo y artes marciales, además de ser el campeón de lucha libre de su colegio. Además, el muchacho se siente raro, y le cuenta a su psiquiatra Sigourney Weaver un sueño recurrente en donde es raptado de chico. Cuando un profesor le pide un trabajo especial de sociología sobre chicos desaparecidos, el protagonista descubre, junto a su vecinita de enfrente, que un chico desparecido cuya foto se publica en un site se parece sospechosamente a él mismo, y hasta encuentra en el sótano la misma remerita de la foto que se ve en Internet. Lautner avisa al site, y empieza -casi tarde, porque todo esto demora mucho- la superación, con espías malvados que atacan su casa y espías supuestamente buenos comandados por Alfred Molina, que también lo persiguen pero para protegerlo. A partir de este momento la película se debate entre escenas de acción bastante violentas y muy bien filmadas y diálogos tontos que, por momentos, casi arruinan todo. La excelencia técnica y las buenas actuaciones de los nombres ya mencionados en el reparto ayudan a mantener el equilibrio de esta tontería violenta que con mayor inteligencia hubiera dado para más.
Adolescente busca a su padre En lo que refiere al guión y su lenguaje narrativo, podría decirse que no escapa a las reglas convencionales del género. Hay buenos y malos, en el lío está metida la CIA, los datos se van revelando de a poco y las escenas de acción están correctamente filmadas, incluídas las explosiones. El chico de "Crepúsculo", Taylor Lautner, es el protagonista de este thriller, en el que un adolescente intenta averiguar quienes son sus verdaderos padres. Lautner, podría decirse tiene la cámara pegada a sus pies y su desempeñó es mucho mejor en las escenas de peleas cuerpo a cuerpo y de artes marciales, que en lo referido a la actuación. Pero esto no es un obstáculo para dejarse llevar por esta historia, en la que un muchacho, debido a un trabajo práctico que le pidieron en el colegio al que concurre, descubre que su imagen figura en una página web de gente desaparecida. La pregunta inmediata que le surge al joven es ¿quienes son esas personas que dicen ser sus padres? A partir de ese descubrimiento el muchacho lógicamente se inquieta y el filme despega a un frenético accionar, en el que Lautner, muy bien entrenado, se ve obligado a correr, saltar, subirse a un auto, a un tren, o incluso poner a prueba su lógica, para ir desenrollando el laberinto en el que se convirtió su vida. BUENOS Y MALOS Más tarde el muchacho irá atando datos que lo llevarán a averiguar la verdad de quienes son sus padres y qué ocurrió con ellos. En "Identidad secreta", su tema, precisamente no es el de una apropiación, pero sucede algo similar. Ocurre que el muchacho fue dado en custodia a una pareja debido a ciertos conflictos que sufrían sus padres originales. Pero en lugar de seguir contando la trama, lo mejor es ver este thriller con buena acción y un Taylor Lautner que hará suspirar a sus fans, que no son pocas. En lo que refiere al guión y su lenguaje narrativo, podría decirse que no escapa a las reglas convencionales del género. Hay buenos y malos, en el lío está metida la CIA, los datos se van revelando de a poco y las escenas de acción están correctamente filmadas, incluídas las explosiones. A lo mencionado se destaca que el papel de la psicóloga está a cargo de Sigourney Weaver, mientras que Taylor Lautner y su joven compañera Lily Collins, se complementan bien en sus papeles.
A los actores de sagas como las de Crepúsculo o Harry Potter les cuesta salir del encasillamiento en el rol que los lleva a la fama mundial. Tanto Kristen Stewart como Robert Pattinson ya han intentado, con mayor o menor éxito, romper el cerco vampiro encabezando otras realizaciones que no requerían que se alejaran demasiado de sus papeles conocidos. El que faltaba era Taylor Lautner, quien busca pegar un salto a medias con Abduction, una película de acción muy light que trata de mantenerse cercana al público adolescente que sigue a su protagonista. La joven estrella transpira Twilight por los poros, como si fuera una exigencia del contrato hacer nuevamente de Jacob. Un juego interesante que se puede poner en práctica en la previa a la proyección es tratar de medir el tiempo que tardará el joven actor en aparecer sin remera. La velocidad con que lo hace sorprende, de la misma forma que el notar que todavía gruñe como si el lobo estuviera a punto de aflorar. La identificación con un sector específico de la audiencia no se limita sólo a su personaje central, de hecho la amenaza del gran villano es eliminar uno a uno a todos los contactos que el otro tiene en Facebook. Tras una década y media de mantener un promedio de una película cada dos años el director John Singleton se tomó una larga pausa. Four Brothers (2005) había sido su último trabajo, una buena película de acción centrada en la búsqueda de venganza de cuatro hombres criados como hermanos por una madre adoptiva recientemente asesinada. Si Abduction es una peor película en todo sentido es porque parece más ocupada en instalar una nueva franquicia joven a la que explotar. El guión del debutante Shawn Christensen toma ciertos elementos de Wanted y Bourne a los que agrega muchas hormonas, dando como resultado un film azucarado y carente de originalidad. Hay no obstante ciertos elementos rescatables, sobre todo durante la primera parte. Fundamentalmente se dan con las intervenciones de Maria Bello y Jason Isaacs, este último boxeando a Lautner, al igual que Sigourney Weaver, Alfred Molina y Michael Nyqvist, todos como parte de una gran trama de secretos y mentiras que llama algo la atención hasta que se revela como un Wanted sin disparos curvos. Así la elección del joven Taylor como héroe de acción queda justificada, ya que se trata, sin llegar a los extremos de I Am Number Four, de otra película pensada para aprovechar la mina de oro que resultó ser el público adolescente.
VideoComentario (ver link).
Después de brindar una muy buena película de acción en el 2005 como fue Cuatro Hermanos, el director John Singleton regresa con una propuesta del mismo género que está destinada a la generación Crepúsculo. Las chicas de 13 años que tienen en su cuarto los posters con la imagen de los actores de la saga Twilight son quienes más van a disfrutar esta propuesta, ya que ese es el target al que apuntó claramente este estreno. El concepto del film no está mal, pero esta producción tuvo dos graves problemas. En primer lugar la película esta protagonizada por uno de los peores actores jóvenes que existen en Hollywood por estos días como es Taylor Lautner. A Robert Pattinson se le pegó bastante pero comparado con este sujeto es el sucesor de Marlon Brando. Las marionetas de Jim Henson tenían más carisma y expresividad que este pibe que es realmente malo para expresar emociones. La escena en este film donde descubre que es adoptado es uno de los peores momentos actorales que se vio en el cine este año. Que Hollywood intente venderlo como héroe de acción es ridículo porque no lo compra nadie. Esto nos lleva al otro inconveniente que tiene este film y es el enfoque que le dio Singleton a la trama. En menos de dos minutos, Taylor Lautner en esta historia pasa de ser un típico adolescente que cursa el secundario a un comando de la Fuerza Delta. Es joda. Por eso no funcionan las películas de acción con adolescentes, salvo que haya algún elemento en la trama que explique (como ocurrió en la genial Hanna) la habilidad del protagonista para enfrentarse a asesinos entrenados, de otro modo no resultan creíbles. Como propuesta de acción este film es bastante mediocre y es claro que los buenos actores que aparecen en roles secundarios aceptaron participar de esto porque les dieron un buen cheque. Que esta película lleve la firma de John Singleton la verdad que da lástima. En los ´90 este realizador irrumpió en el cine como una de las grandes promesas del cine independiente. Sus primeros trabajos como Los chicos del barrio (Boyz n the Hood) y Poetic Justice tenían un marcado compromiso social con la problemáticas que vivían los jóvenes de la comunidad negra en Los Ángeles y eran muy buenos filmes. Sin embargo, desde que trabaja para los grandes estudios de Hollywood no paró de hacer películas olvidables simplemente por el cheque. El problema no es que haga un cine más comercial (Cuatro Hermanos lo fue y estuvo genial), sino que los proyectos que elige son horribles y es un director que da para muchísimo más. Ojalá algún día John Singleton recupere su nivel.
Todo parece ir bien en la vida del joven Nathan Harper (Taylor Lautner): vive con sus padres, va al colegio secundario, sale a divertirse con amigos, se siente atraído por Karen (Lily Collins), su vecina y amiga de la infancia... Un adolescente normal, que sin embargo no logra comprender por qué todas las noches tiene extraños sueños ni por qué su padre lo entrena en boxeo y otras disciplinas de lucha. Las cosas se pondrán más extrañas cuando, durante un trabajo escolar, descubre por Internet que podría ser un niño que lleva años desaparecido. Y ahí la verdad le cae como un mazazo: su verdadero apellido es Price y sus progenitores no son tales sino agentes que quieren protegerlo. Protección que no dura mucho más, ya que el muchacho comienza a ser perseguido, golpeado y tiroteado por espías extranjeros y hombres de la CIA. Nathan deberá salir con vida y resolver el misterio de su verdadera identidad. La película es, ante todo, un vehículo para Taylor Lautner, famoso por interpretar a Jacob Black, el licántropo que sufre por amor en los films de Crepúsculo. Si bien tiene presencia, garra y pasta de héroe de acción, todavía está verde como para llevar adelante una película él sólo. Eso sí: para alegría de las chicas, no pierde la oportunidad de andar con el torso desnudo. Lautner está acompañado por otra cara joven: Lily Collins, hija del otrora baterista y luego cantante de Génesis Phil Collins. Karen, su personaje, es la chica de la película, pero que sabe defenderse cuando la situación lo amerita. A la actriz pronto se la verá como Blancanieves en un film todavía sin título definitivo, con Julia Robert haciendo de la Bruja. Los secundarios sí son actores con larga trayectoria. Sigourney Weaver es una psicóloga que esconde un secreto, Alfred Molina encarna a un agente de la CIA en el que resulta difícil confiar. Jasón Isaacs y María Bello componen a los “padres” de Nathan. El sueco Michael Nyqvist hace del villano, un espía de origen serbio. Nyqvist, conocido por su papel de Mikael Blomkvist en las películas de la serie Millennium, basadas en las novelas de Stieg Larsson (empezando por Los Hombres que no Amaban a las Mujeres) repetirá su rol de mal tipo en la inminente Mission: Impossible - Ghost Protocol. John Singleton sigue siendo el director más joven en ser nominado a un Oscar, en 1991, a los 24 años, por Los Dueños de la Calle, la historia de un grupo de amigos en un suburbio de Los Ángeles. Continuó haciendo films en esa línea: Sin Miedo en el Corazón, con Janet Jackson; Higher Learning, sobre disturbios universitarios; Rosewood, acerca de tensión racial, y El Rey de la Calle. Luego demostró que podía hacer películas mainstream, con secuencias de acción y espectacularidad: Shaft, Más Rápido, Más Furioso, Cuatro Hermanos. Por supuesto, Identidad Secreta forma parte de este último grupo, pero, como en todas sus obras, hay una marca autoral: personajes que tratan de lidiar de la violencia que les rodea. De todos modos, ésta es su película más convencional, menos atrevida, como si se tratara de un simple encargo y nada más. En cuanto a las influencias, los primeros minutos recuerdan a Espías sin Rostro, en la que River Phoenix descubría que sus padres eran espías soviéticos en un vecindario estadounidense. Con el correr de las escenas, el personaje de Lautner deriva en una versión teenager de Jason Bourne, el espía amnésico que interpretó Matt Damon en Identidad Desconocida, La Supremacía Bourne y Bourne: El Ultimátum. Identidad Secreta es una pequeña historia de espionaje, con cero pretensiones, y funciona, más que nada, como un aperitivo para los fans de Crepúsculo, quienes deben estar contando las horas para el estreno de Amanecer - Parte 1.
Anexo de crítica: Frente a una “máquina del tiempo cinematográfica” tan inocente y hueca como Identidad Secreta (Abduction, 2011) uno no puede contener la sonrisa: si bien hablamos de apenas un vehículo para Taylor Lautner, no por ello deja de ser cierto que la propuesta combina con mucha torpeza los latiguillos de la “saga Jason Bourne” con todos los clichés imaginables de aquellos films de acción/ espionaje de fines de los `80 y principios de los `90. En suma la obra de John Singleton es extremadamente inverosímil, al punto de que pasada la mitad hasta comienza a caer simpática…
Todos los clichés juntos en una película que no entrega nada nuevo. La primera película de Taylor Lautner como actor principal después de años de la saga de Crepúsculo, lamentablemente, no fue el mejor inicio que podríamos haber visto de él. Este nuevo film de John Singleton, un director conocido por sus películas de acción, nos cuenta la historia de Nathan, un típico adolescente que descubre junto a su amiga y vecina Lily una web de personas desaparecidas donde hay una foto de un niño que es igual a él. Investigando se entera que realmente ese niño perdido es él, sus padres no son los que él creía y su vida es una gran mentira que oculta algo muy peligroso que lo lleva a tener que escapar de asesinos, agentes de la CIA y toda persona en la que no pueda confiar. Una sinopsis tan simple nos podría dar una buena peli de acción para pasar el rato, pero no llega a lograrlo completamente, ya que es un filme que contiene demasiados clichés vistos miles de veces. Diálogos muy utilizados, frases hechas, escenas comunes, el chico musculoso y lindo, su hermosa compañera y hasta el típico villano de Europa del Este son algunos de los elementos ya conocidos por nosotros que se utilizaron para generar un producto muy pobre que, con suerte, tal vez pueda llegar a divertir un rato en los cines a alguien. Encima de todo, alguien tomó la no muy buena decisión de no hacer tantas escenas de acción ya que solo se ven pocos momentos fuertes y el resto queda para que las fanáticas del licántropo de Crepúsculo puedan disfrutar de su cuerpo un par de veces más. A pesar de todo esto, podemos destacar la elección de actores que en el tráiler sonaba prometedora, con gente de la talla de Sigourney Weaver, Alfred Molina, Maria Bello y Jason Isaacs (un bastante irreconocible Lucius Malfoy de la saga de Harry Potter) pero que lamentablemente aparecen muy poco tiempo y no logran salvar completamente esta historia. Hay que remarcar que las (pocas) escenas de acción que hay están bastante bien hechas por este joven, que si se esfuerza un poco más, podría llegar a tener un buen futuro como actor de películas de acción. Una pobre película, que nos puede recordar un poco a “The Bourne Identity” y sus secuelas (Pat Crowley, uno de los productores de este film justamente también fue productor de esta trilogía) pero que no le llega ni a los talones, aunque se note un poco el esfuerzo en la elección de actores y director. Perosi les gusta ver a Taylor Lautner sin remera, no dejen de ir a verla.
Pichón de Jason Bourne Con su estreno un día antes que en Estados Unidos, la película de John Singleton juega con las apariencias engañosas y las falsas identidades para disparar una trama que apuesta al vértigo y las persecuciones. Identidad secreta cuenta con el protagónico del ascendente (e inexpresivo) Taylor Lautner, el actor que surgió de Crepúsculo. A diferencia de las transformaciones en "hombre lobo" que tiene en la exitosa saga, acá todo está puesto a su servicio y su personaje posa al mejor estilo publicitario: atraviesa cambios que lo sumergen en un mundo nuevo y desconocido donde debe desconfiar de todos aquellos que lo rodean. Nathan Harper parece tenerlo todo hasta que descubre su fotografía en un sitio web de personas desaparecidas. Su tranquilo y cómodo estilo de vida del "típico estudiante norteamericano" se derrumba y sus padres están lejos de ser quienes dicen que son. El thriller está narrado con ritmo y buenos recursos por John Singleton y acumula escapes y su cuota de acción cuando Nathan comienza a ser perseguido sin descanso por agentes del gobierno y un equipo de asesinos entrenados. Como una suerte de pichón de Jason Bourne (Pat Crowley, uno de los productores de la saga protagonizada por Mat Damon), el film pone primera hasta el desenlace que tiene lugar en el exterior de una cancha. La recomposición familiar, las sospechas permanentes y el armado de un rompecabezas son las constantes de Identidad Secreta, que cuenta con buenos actores como Alfred Molina y Sigourney Weaver. En tanto, a Lautner habrá que darle tiempo para que se posicione dentro del género. Habilidades físicas tiene de sobra.
Lautener juega a ser un nuevo Jason Bourne Lo primero que me llamó la atención en la sala en la que ví "Abduction" era que no estaba repleta de adolescentes en llamas. Esperaba eso, sinceramente. Pero no, público mezclado, expectante, con la idea de ver un buen thriller de acción, eso era. Lo cual, me pareció una señal interesante, todos sabemos que esta cinta es vehículo exclusivo de consolidación de Taylor Lautener como estrella, más allá de "Twlight". La oportunidad, se la dimos. Fuimos a ver que tenía por ofrecer su último trabajo y salimos con un gesto adusto en el rostro. No es ni la mitad de lo que esperaba con el nivel de gente que trabajó en el proyecto, sólo cumple los estándares mínimos para... un lanzamiento en DVD? Si, eso sí. Ideal para algún domingo en que no haya fútbol y el la tevé por cable se haya caído. Por ahí anda esta "Abduction"... En cuanto abrió la cinta, miré el reloj... Pensé: "¿Cuántos minutos pasarán hasta que Lautener se saque la remera y muestre su privilegiado físico?"... si tenés buena carne hay que venderla ¿no?... diez minutos y el hombre lobo de "Crepúsculo" y "Luna nueva" volvió a aparecer con sus cuidados pectorales al aire. Lo que los fans esperaban, estaba. Ahora, el resto del público, tendría chances de ver una buena película? Yo creía que sí. Mirando que detrás de las cámaras se encontraba el respetable John Singleton ("Boyz n´the hood", recuerdan?) y que en el cast aparecían nada menos que Maria Bello, Alfred Molina, Sigourney Weaver y Michael Nyqvist (el actor de la versión original de "Milenium"), me dije: "a este pibe lo rodearon bien, no puede fallar". Pero bueno, hasta los mejores equipos equivocan el camino si no tienen claro el objetivo que persiguen. Este es el caso, "Identidad desconocida" tenía a priori, mucho potencial para destacarse por la calidad de sus intérpretes, pero un guión chato (del pseudo debutante Shawn Christensen) y las ya sabidas limitaciones de Lautener en lo actoral lograron transformarla en un producto mediocre, de los que comunmente llamamos "de relleno" en los estantes de videoclubes bien surtidos. La historia es bastante simple e inspirada en "The Bourne Identity". Un joven llamado Nathan (Lautener) recibe la asignación de un trabajo práctico en su escuela sobre internet. El profesor de su curso quiere que trabajen en grupo y le ubica como compañera al gran amor de su infancia (y vecina), la deliciosa Karen (Lily Collins), por lo que ámbos, que se hablan poco y se atraen mucho, deberán juntarse a resolver la tarea. Nathan tiene problemas para dormir y ataques de ira desenfrenada, problemas que trata con la doctora Bennet (Weaver). Se siente raro junto a sus padres (María Bello y Jason Isaacs) y no sabe bien porqué. La cosa es que junto a Karen, deciden explorar sitios webs que hablan de personas desaparecidas para hacer su ensayo. Ahí es cunado Nathan entra en crisis .Esto dispara (con gran velocidad) una serie de acontecimientos inesperados ya que él se dará cuenta que no conoce la verdad sobre su origen y que el precio de conocerla puede ser fatal. Cuando se conecte a la red y suba su foto, la CIA y terroristas serbios vendrán por él, sin darle mayores explicaciones. Nathan entonces deberá escapar de ámbos grupos y además, descubrir la verdad sobre sus padres antes de que sea demasiado tarde. El relato está pensado para el lucimiento de Taylor Lautener a todas luces. El siempre está en el centro de la escena y participa activamente (no usa dobles) en las escenas de peleas y persecusiones, donde hay infinidad de balas y explosiones por doquier. Digamos que en ese aspecto, el hombre se defiende. El problema es que tiene limitaciones actorales serias: asesinan a sus padres , destrozan su hogar, amenazan su mundo y él... casi ni lo percibe, si no fuera por algún llorisqueo corto, el público no notaría la gravedad de los eventos. Se nota que a Lautener le cuesta. Lo más preocupante es que le falta expresión en el rostro. Matt Damon, por ejemplo, sufría una circunstancia parecida en la saga Bourne, pero siempre lo veíamos creíble y en control. Esa madurez, el joven actor de "Twlight", aún no la tiene, y el film sufre su protagónico: carece de intensidad dramática. Pero bueno, hay otras cosas. Belleza en Lily Collins y algunas buenas escenas de acción. Una respetable banda de sonido y un metraje justo. Y eso es todo. Indudablemente la industria apostó por este muchacho y su desarrollo como primera figura. Lo cierto es que todavía está lejos de poder sostener una película sobre sus hombros, incluso aunque lo acompañen actores prestigiosos. Asignatura pendiente entonces, adivinar cómo será el futuro para este Lautener cuando la saga "Twilight" llegue a su fin... El tiempo para reinventarse se acaba y sería bueno ver qué otras cosas puede hacer más allá de lo que ya sabemos que hace bien...
Una acción sin retorno Taylor Lautner, milagro del cine adolescente, es Hathan Harper, quien busca su identidad en medio de grandes actores y muchas patadas. Por acá, hay una película que divide su estructura en dos partes. Por un lado, el retrato de una familia, el campus universitario y un probable romance del protagonista con su vecinita que anda en conflicto con el novio. Más adelante, en la segunda mitad, se viene toda la acción, las artes marciales, las persecuciones, las corridas, los tiros y, como dice la traducción del título original, una trama que se vuelca a la búsqueda de resolver una identidad secreta. Por allá, hay un director que hace 20 años hizo una película interesante (Los dueños de la calle) y que rápidamente se perdió en el mestizaje cultural que propone Hollywood. Singleton invoca a aquel título sobre negros de barrio sólo cuando aparece en plan altruista uno de los amigos del protagonista, dentro de escenas que repudiaría Malcolm X. Por ahí, andan unos serbios muy malos, todos con caras poceadas y graníticas que parecen salidas de un film de espionaje con la KGB ridiculizada por la CIA. Por acá, hay acción al por mayor donde el verosímil se cae a pedazos, pero esto poco debería importar en esta clase de películas donde la adrenalina se expande por todos lados. Por allá, andan excelentes actores metidos en roles secundarios, conviviendo con la mediatización del cine para adolescentes que Hollywood recompone cada cinco años. María Bello, Alfred Molina, Jason Isaacs y Sigourney Weaver (¡sí, volvió Ripley de la saga Alien!), interpretando a una particular psicóloga, dejan algún que otro momento donde a la actuación cinematográfica se la disfruta con placer. Por ahí, se ve a una joven enamorada del protagonista, una linda chica de cejas importantes, que construye un par de mohínes para transmitir su amor. Por acá, y tal vez esto sea lo más importante, está Nathan Harper, interpretado por el exitoso Taylor Lautner, como se sabe, salido de la saga vampírica de Crepúsculo. Y es un problema que esté presente en las imágenes de toda la película, porque su labor actoral transmite similar intensidad e interés que la de un potus en estado terminal. Canchero, fachero, ultra deportista, Nathan pega patadas, llora, corre, se pregunta si esa pareja que lo protege serán en realidad sus padres, manifiesta cierta timidez en acercarse a la chica que desea, hace terapia y comienza a desentrañar su verdadero origen cuando descubre su rostro (con mayor carisma) navegando por Internet. Una película que tendrá muchísimos espectadores seducidos por ese inexplicable milagro del cine para adolescentes llamado Taylor Lautner.
Un conflicto apto para adolescentes Por aquello de que el público se renueva, aun los clichés del espionaje según Hollywood recuperan frescura cuando los protagoniza la camada de actores jóvenes. Taylor Lautner, el chico lobo de Crepúsculo, interpreta en Identidad secreta a Nathan, un adolescente como muchos. La película de John Singleton (Rápido y furioso 2) plantea, primero, la crisis de personalidad propia de la edad, para luego armar una trama de thriller, con mucha acción. Nathan está loco de contento, va a una fiesta, se emborracha, se enoja con sus padres, que se enojan con él. Un minuto asomado a Internet le cambia la vida y lo pone en la pista que nunca debió conocer. El tema de la búsqueda de la verdadera identidad vira hacia el descubrimiento que lo pone en la senda de la violencia y una serie de secretos que lo obligan a huir. Lautner compone bien el personaje conflictuado que hace terapia para dominar sus problemas de insomnio, impulsividad e ira. De todas maneras, el fuerte del actor es el trabajo físico frente a la cámara. Además de la dosis de romance junto a Lily Collins (Karen). Identidad secreta convoca a la platea más joven, al tiempo que combina con picardía los ingredientes de una posible saga, con el muchacho que descubre su historia familiar y la Cía protegiéndolo. Queda abierto el futuro del personaje que ahora sabe que su padre es un peso pesado de la Agencia, a quien no alcanza a ver en el momento decisivo. “Entraste a un mundo caótico”, le dice uno de los responsables de la operación, Burton (Alfred Molina). El actor logra verse entre amenazante y amigable con el chico. En ese mundo que el común de los mortales no imagina, una lista con nombres puede generar una movida extraordinaria por calles y bosques, sobre rieles o en un estadio de béisbol colmado. La película ofrece cantidades suficientes de vidrios estallando y balas, también, el folklore de la Agencia más temida del planeta, con sus hombres de anteojos oscuros y movimientos robóticos. Predomina en el guión la ingenuidad narrativa y el tratamiento esquemático del género al que los espectadores entran, quizá, con menos inocencia de la que supone el director. La película, entretenida y rica en efectos, incluye a Michael Nyqvist, el actor sueco de Millennium, en el rol del espía malvado. En tanto Sigourney Weaver, como la psiquiatra, pone la ambigüedad de su personaje al servicio de una especie de hada madrina contemporánea.
Un pibe descubre que sus padres no son sus padres. Eso podría dar lugar a un drama, pero esta es una película de espías, conspiraciones, secretos dentro de secretos y saltos en edificios para salvarse de las balas. Podría pensarse en algo así como una versión adolescente de la triología Bourne, y es -tememos- un lugar común esa comparación. Como no hay historias originales, veamos lo que tenemos: un film de acción no demasiado inspirado, bien actuado por los veteranos (Sigourney Weaver, Alfred Molina) y que se disuelve al salir de la sala.
Taylor Lautner tenía que sumarse a la ola que generó “Crepúsculo”. Lautner, que a los 20 años es uno de los actores más famosos de Hollywood, también debía interpretar otra cosa que Jacob, el hiperactivo licántropo enamorado de esa saga. En este filme sobresale la acción y Lautner tiene oportunidad de mostrar toda su potencial. Pero además hay intrigas, persecuciones de agencias del gobierno y, por supuesto, romance. En este caso es un chico que un día descubre que su cara aparece entre las de personas desaparecidas. Ese es el puntapié que puede acabar con el orden de su vida hasta ese momento normal. Es la acción, una muy cuidada producción y algunas perlas, como los trabajos de Weaver y Alfred Molina, lo que los fans del género y de “Crepúsculo” sabrán apreciar.
El actor que constituye al trío amoroso conflictivo de la insoportable saga de “Crepúsculo” (2008/2011) fue citado para ¿protagonizar? otra producción para niñas adolescentes, ¿se sigue diciendo “babeen”?, con el “musculoso carilindo” de Taylor Laurent para que siga incursionando en la pantalla grande, eso es lo que hace, incursiona, o sea transita por delante de la cámara, a veces vestido, otras mostrando su trabajado cuerpo juvenil. Pero con menos expresividad gestual y, valga la aclaración, corporal que un rinoceronte, ni hablemos de la capacidad de tonos vocales, de darle distintas entonaciones según corresponda a lo que el texto dice o intenta, ahí ya estamos, en tanto actuación, muy por debajo de Harpo Marx o de “Bernardo” , el ayudante mudo de “El Zorro”. A esta nueva “estrellita”, distintiva de la manufactura industrial hollywodense, la han rodeado de grandes actores como Alfred Molina, Signourey Weaver, Maria Bello, Jason Isaacs, entre otros, puestos todos al servicio de un realizador con mucho oficio, incluyendo en el equipo de trabajo a personas con talento y mucha actividad en el rubro que les compete, como el director de fotografía Peter Menzies Jr., el compositor musical Ed Shearmur, o el imprescindible compaginador de películas de acción Bruce Cannon. El problema es que se olvidaron de contratar a un guionista, o específicamente, a un dialoguista, pero más que un olvido sospecho que no debería tener importancia qué se cuenta, cómo y qué se dice. Por momentos parece que entraron en Google, escribieron y buscaron “diálogos más usados en filmes olvidables”, y de ahí sacaron la catarata de pláticas sin sentido grabadas en el inconciente de todos los espectadores, es verdad que son inocuos, pero eso no los redime. Esto es posible ya que la prioridad esta en vender a una figura, que sea comprada, y recaudar buen dinero. Para que el paquete este completo siempre, de acuerdo a la edad, recordemos que son adolescentes (más conocidos en la madre patria como “Teenagers”), dentro de este cúmulo de personajes principales debe haber una joven que obligatoriamente acompañe en las prosecución del objetivo al héroe, no alguien que se sacrifique, para eso estarán los adultos. Entonces hace su entrada triunfal la bella Lilly Collins, pero sólo para aportar su rostro e insinuar su figura. ¿De que va la historia? Nathan Harper es el inconfundible “langa” de la escuela y del barrio, todas las chicas mueren por él, salvo la vecinita de enfrente que lo tiene loco de amor, pero de amor verdadero, y la timidez de ambos no permite que tengan un acercamiento algo más profundo, yo diría penetrante, pero estaría encuadrado en otro genero, ¿no? Algo más esta en juego en la personalidad de Nathan, razón por la cual va a una psiquiatra que esta, desde lo teórico, más cerca a Hannibal Lecter que a Sigmund Freud. Él desde siempre tuvo la sensación que está viviendo la vida de otro, que en realidad algo no está bien de su historia. Sus padres se desviven por él, aunque el padre personificado por Jason Isaacs, parece estar en competencia violenta y extrema por el amor de la madre, en el cuerpo de la excelente María Bello, para quien es la luz de sus ojos. Un día, realizando una tarea para la escuela, descubre que él podría ser uno de los tantos niños desaparecidos en el mundo, entonces sus padres no serían sus padres, y él habría vivido siempre en una mentira. Esta duda, aclarada y aceptada por su madre, a punto de convertir en certeza respecto a su verdadera identidad, explota con el asesinato de hasta ese momento sus padres. Antes de morir su padre le pide que huya, todo esto ocurre hasta el primer punto de quiebre narrativo, o sea más o menos a los 20 minutos de iniciada la proyección. Lo demás es una seguidilla de copias, homenajes, robos de cuanta película que involucre a los buenos y malos de la CIA, los malos rusos, los terroristas, espionaje y contra espionaje se haya filmado en estos más de 100 años que se invento el cinematógrafo.
Si bien parte de una buena idea, la historia termina siendo un tanto rebuscada, poco creíble, y muy cercana al cine clase B. La actuación de Taylor es correcta, pero sería bueno que para la próxima elija un film más interesante como para que pueda hacer una buena carrera cinematográfica. Los "malos" del elenco actúan en una forma...
Duro de aguantar A Identidad secreta se le notan las marcas del producto multitarget por todos sus rincones: en primera instancia es un proyecto modelado para la figurita joven del momento, Taylor Lautner, el licántropo exhibicionista de la saga Crepúsculo. La idea es, pues, poner al joven en un producto de acción, lo que atraerá tanto a las chicas (para ver al muchacho) como a los muchachos (que quieran ver algún tiro). El film va en la onda saga de Bourne, con un protagonista perdido y en carrera por descubrir su identidad. Pero, también, rodean a Lautner (y a la inexpresiva Lily Collins) de gente como Sigourney Weaver, Alfred Molina, María Bello, Jason Isaacs, con la esperanza de que esto revista de algo de seriedad al asunto, y así atraer a otros públicos. Por si fuera poco, suman a un director como John Singleton, que si bien viene arrastrando malas películas es un tipo con un mínimo de prestigio. Así las cosas, con todos estos parches sobre la espalda, Identidad secreta termina siendo una película de acción sin acción, un misterio irrisorio y un film aburridísimo. Así no hay producto multitarget que aguante. Nathan (Lautner) es un joven conflictivo, que va a terapia para tratar de contener su ira. Va al colegio y le gusta Karen (Collins), pero no puede ni sabe cómo encararla. Sin embargo, sus posibilidades de acercamiento aumentan cuando un profesor les encarga un trabajo práctico en dupla, y a él le toca trabajar con la chica. Ambos se ponen a investigar un asunto sobre páginas web, y llegan a un sitio donde se muestra a niños perdidos. Entonces, el conflicto se desencadenará cuando Nathan descubra que en realidad él era un chico perdido, y comienza a dudar de sus padres, mientras sin que lo sepa empieza una cacería sobre su persona, que arrastrará a agentes de la CIA y peligrosos mafiosos rusos. Si las cosas salieran más o menos bien, uno utilizaría términos como “hitchcockniano” o “depalmiano”, pero todo es tan ridículo y tonto, y narrado y escrito con persistente nivel de inutilidad, que la única filiación cinéfila que uno le puede adosar a Identidad secreta es la de parecerse a esos thrillers flojos de DJ Caruso con Shia LaBeouf, pero incluso con mucha menos gracia. Identidad secreta arranca mal, con una postal de esos jóvenes americanos que el cine yanqui nos vende como máxima de la incorrección, que organizan fiestas en casas, se emborrachan y ven a dos chicas en malla y se creen que son los más atrevidos del planeta, todo musicalizado con rock duro y fotografiado como en una publicidad de cerveza: son muy graciosas algunas referencias culturales que mete, con nombres como Justin Bieber o Lady Gaga, lo que evidencia su interés por conseguir un público sub-18. Pero las cosas empeoran mucho más, con una sucesión de giros mal escritos (la aparición de una remera, hecho que relanza la historia, es algo indigno de ver) y peor filmados (el montaje es especialmente malo), sumado a unos personajes sin conexión con el espectador. A Lautner le queda enorme el rol de héroe de acción, y la película que le construyeron a su alrededor se cae a pedazos. Uno inmediatamente se acuerde de otros tiempos, con otros vehículos puestos a disposición de actores en ascenso como por ejemplo Bruce Willis y Duro de matar. Eso hace que la indignación aumente. Pero, por suerte, si uno quiere decir algo a favor de este coso infumable es que al menos no indigna. Es solamente malo. Muy malo. Duro de aguantar, le diría.
Debería haberse quedado así... Abduction o Identidad Secreta, es una pifia del cine de esas que dan un poco de vergüencita ajena y lástima a la vez, sobre todo por un tipo que había demostrado tener talento en el mundo del cine... estoy hablando por supuesto del director John Singleton y no del protagonista Taylor Lautner que en breve recibirá lo suyo. Singleton es un conocido director que comenzó con películas sobre gangsters, que por su color de piel y raíces retrató en sus films la dura vida de los afroamericanos en los barrios de mala muerte de Estados Unidos. Luego, con los buenos resultados de taquilla de películas reconocidas como "Más Rápido, Más Furioso" o "Cuatro Hermanos" le dieron la oportunidad de dirigir esta nueva saga comercial... definitivamente debería haber declinado la oferta. Identidad Secreta es una copia ordinaria, infantil y descerebrada de "The Bourne Identity", que no sólo no aporta nada nuevo al género, sino que lo perjudica gravemente al proponer como nuevo héroe de acción al morocho cara de bebé Taylor Lautner, que tiene serios problemas de actuación y un perfil de tipo rudo menos creíble que la hombría de Ricardo Fort. Eso sí... verán cuadros creados especialmente para mostrar su dotes físicos... no me extrañaría que en la secuela (sí, sí! ya está anunciada la continuación de este bodrio) aparezca más ligerito de ropa como gancho publicitario para las chichis. Creo que Lautner debería trabajar más en su actuación, tomar más clases interpretativas y aflojarle un poco al gym, o tal vez podría seleccionar papeles en comedias románticas que de seguro le cuadrarían mucho mejor y haría más felices a sus seguidoras. Hay algunas escenas realmente vergonzosas, como por ejemplo una de las finales donde se lo felicita por su labor ¿? (pasa de ser un pibe normal a un espía con conocimientos extraordinarios en 10 minutos)... donde se le dice que es "un amigo de la casa", refiriéndose a la CÍA como su Hogar... un verdadero asco propagandístico. Los momentos de acción inclusive son bastante desabridos e infantiles, donde se cuida de que no sean tan fuertes o violentos como para que una chica de 12 años puede ir a ver a su hombre lobo favorito al cine. Como suele pasar con estos films, se contratan a actores secundarios de renombre para levantarle el nivel a la producción, pero en esta ocasión ni Sigourney Weaver, María Bello, Alfred Molina o Michael Nyqvist pueden salvarla de la catarata de malas críticas. Salvo que estés perdidamente enamorad@ de Taylor Lautner, no pierdas tu tiempo y tu dinero.
EL JUEGO DEL GATO Y EL RATON Cuesta creer que el director de "Los Dueños de la Calle" sea el mismo que llevó adelante esta nueva película, no solo por la calidad argumental, sino por la manera que se decidió llevar adelante visual y sonoramente la propuesta, desaprovechando casi todo lo que se tiene al alcance y jugando con planos que parecen haber sido sacados de alguna película de la saga de "Crepúsculo". Nathan es un adolescente que continuamente tiene un sueño que lo intriga: él ve a una mujer que está protegiendo a su hijo y que luego es asesinada. Una tarde, al estar investigando en Internet para un proyecto de la secundaria, encuentra en una página de niños desaparecidos una foto suya de cuando era chico. No duda en investigar qué es lo que está sucediendo y descubre que las dos personas con las que vivió desde pequeño no son sus verdaderos padres. Es así, como comienza una gran aventura al tratar de escapar de las manos de unos agentes de la CIA que quieren secuestrarlo. El joven tiene muchas preguntas sin resolver y no va a terminar hasta conseguir todas sus respectivas respuestas. El guión es el gran problema de esta película. La historia carece de ideas, de sentido, de algo que logre destacarla del resto y de imaginación. El relato se introduce como una cinta de conflictos secundarios, presentando al protagonista, a sus amigos y a una atractiva mujer, todo en el entorno de una gran fiesta en la casa de una compañera de curso de Nathan. Aquí no faltan las miradas entre personajes, la música bien fuerte, el alcohol y todo lo que caracteriza a este tipo de secuencias. Luego, se pasa a un drama familiar, comenzando con la rivalidad entre padre e hijo y concluyendo con el consecuente descubrimiento de un secreto bien guardado, indudablemente la única parte en la que vale la pena destacar algo (las actuaciones correctas de Maria Bello y Jason Isaacs). Por último, la propuesta finaliza con una serie de persecuciones, de escondidas y de luchas muy al estilo "Bourne". No solo no hay coherencia con cada una de estas tres partes, sino que se crea una evolución del personaje principal muy poco creíble, poco interesante y mal resuelta, ya que pasa de ser un solitario alumno a ser una persona especializada en matar y sin miedo a nada ni a nadie, características que parecen formar parte de otra película diferente a la vista en la primera media hora. Otra de las características que hacen de esta propuesta una película fallida, es la actuación de Taylor Lautner en el papel protagónico. La mejor manera de definir su interpretación es mirando el póster de la cinta (el primer plano de su rostro), ya que esa inexpresividad está presente en los momentos divertidos, en los de acción, en los románticos y en los emotivos. Igualmente, cabe destacar que, si bien la sobreacuación y la falta de credibilidad en el papel protagónico es a causa del trabajo de Lautner, la película, producto de una incorrecta dirección y de un guión que falla continuamente, no hubiese sido mejor con la participación de un actor con más experiencia en el género. Las escenas de acción está correctas, hay algo de vértigo en algunos momentos y se juega bien con la velocidad y la rápida edición, el problema cae en las justificaciones que se les da a cada uno de esos momentos, convirtiéndolos en situaciones artificiales y poco entretenidas. "Abduction" es una propuesta mal dirigida, con un abuso de los primeros planos del protagonista y de los silencios; con una historia incorrectamente escrita y con pocas ideas; con actuaciones regulares y un desorden argumental, visual y sonoro importante. Film destinado al público de "Crepúsculo" que intenta tomar su propio estilo y trasplantarlo en el genero de acción. Una película fallida. UNA ESCENA A DESTACAR: escenas con los padres.
La otra supremacía Con sólo 19 años, el estadounidense Taylor Lautner ya inmortalizó su carrera de actor con Jacob Black, el corpulento licano que enamora a Bella en la famosísima saga Crepúsculo que ya está cocinando la segunda parte de Breaking Dawn. ¿El siguiente paso del estadounidense?, aprovechar el éxito de la novela de Stephenie Meyer y amoldar sus futuros trabajos con papeles similares o, sacarle jugo al furor Crepúsculo, reinventarse y desencasillarse del plano romanticón. Por suerte Taylor decidió seguir por esta senda en Identidad Secreta. Y a futuro (en 2013 se estima si la Tierra no sucumbe antes) dará vida al prisionero Finn en la película Incarceron. Lautner encarna a Nathan Harper un adolescente que involuntariamente fue arrastrado al mundo del espionaje encubierto. Súper entrenado por su padre (a veces con algo de brutalidad), la preparación del joven tiene un fin oculto que el protagonista irá descubriendo, literalmente, a los golpes. Pero Harper no está solo porque –y acá va el emparentamiento con sus pelis anteriores- su vecina Karen (Lilly Collins) sería seducida por el carisma del musculoso muchacho. Al principio ella le histeriquea pero luego también será empujada a un mundo de identidades falsas, agentes federales y asesinos serbios. Mucha acción. Y, en el medio, caerá en brazos de Nathan, lo flojito para una película que se mide en kilos de dinamita, cartuchos de balas y no en sentimentalismos vampíricos. Escenas de escape como la del shopping donde Nathan baja por un techo vidriado (el póster de promoción) o la maratón selvática que hacen él junto a Karen remiten –peligrosamente- a la saga protagonizada por Jason Bourne, el ex agente de la CIA que sufre amnesia traumática. Sí, donde Matt Damon, al igual que Tealor Lautner, asesina a sangre fría para defenderse. Esta película, a diferencia de las tres películas de la supremación Bourne (La Identidad, La Supremacía y El Ultimátum) es una versión tierna de aquella, donde hay encuentros en lugares públicos y una red de espionaje que lucha por lo más preciado de esta era: información. Apostemos a una secuela para esta película y que Lautner deje la piel de lobo.