Si bien mantiene al espectador atento, cuando finaliza se siente algo así como "¿Y ésto era todo?", pues como se va planteando la trama, parecería que va a suceder algo impactante, algo que sorprenda brutalmente al espectador, pero...
La hoguera de las vanidades Interview (2007) es la remake de la película homónima que dirigió el cineasta asesinado por un fanático fundamentalista Theo Van Gogh en el año 2003. La misma ponía en tela de juicio los valores y la ética periodística en tiempos en donde por una primicia se es capaz de matar a la madre. El actor Steve Buscemi, en la dirección y el protagónico, reversiona la original logrando un relato contundente que lo atrapará pese al minimalismo de su puesta en escena. Pierre Peders (Buscemi) es un reconocido reportero de guerra al que el peligro no lo asusta. Katya (Sienna Miller) es la actriz de telenovelas más famosa del momento al que Pierre deberá entrevistar. Lo que empieza siendo una simple guerra de egos, desembocará en un duelo en dónde las peores miserias de estos dos seres humanos saldrán a la luz. Sólo dos personajes en escena en un gran loft conforman la puesta en escena una película en la que toda su carga dramática estará puesta en las acciones del dueto protagónico y que aplicarán lo mejor de sí mismos para atravesar todos los estados que el film propone, yendo de la comedia al drama en un solo paso y sin ningún tipo de limitaciones. Con una clara influencia a obras como Tape (2001) de Richard Linklater o Juego macabro (Sleuth, 2007) de Kenneth Branagh, Interview utiliza el cine dentro del cine para abrir el ámbito escenico y que no sea una puesta netamente teatral. Es así como los protagonistas se filmarán entre sí en varios momentos de la historia y dichas imágenes se verán en la misma cámara o en un televisor. ¿Cuánto estamos dispuestos a pagar por la fama y el reconocimiento? Ése parece ser el tema central de una entrevista en donde secretos, mentiras, vanidades y egos son tratados con una altura digna de cualquier ensayo social y que muchos programas de televisión actual deberían tener en cuenta a la hora montar los shows mediáticos a los que nos tiene acostumbrados con total naturalidad. Una película que a pesar de tener algunos años en su haber no deja de ser tan actual como oportuna.
Intolerable crueldad Esta nueva incursión de Steve Buscemi en la dirección (que lo tiene también como coprotagonista junto a la bella Sienna Miller) tiene una propuesta interesante e inquietante (está basada en una película previa del asesinado realizador holandés Théo Van Gogh), una lograda puesta en escena y dos grandes intérpretes haciendo alarde de su técnica. Con este preámbulo es lógico preguntarse por qué esta crítica no tiene una puntuación superior. El gran problema de Interview (o que yo tengo con Interview, ya que le gustó mucho más que a mí a la gran mayoría de mis colegas) es su apuesta por el cinismo (exasperante), el maltrato (casi sádico) hacia sus personajes que son capaces de despreciarse hasta límites intolerables, su apelación constante a diálogos demasiado pulidos, punzantes y cancheros (¿viste qué inteligentes que somos?). Por lo tanto, Interview me resulta algo así como una clase maestra de actuación, pero sin que pueda jamás involucrarme, interesarme, compenetrarme, identificarme o conmoverme por lo que les ocurre a estas atribuladas, traumadas criaturas con el corazón destrozado. Película sobre la manipulación, la seducción, la tentación, los secretos y mentiras, Interview tiene como protagonistas a un experimentado y algo decadente periodista político (que ha sido corresponsal de guerra) al que le asignan contra su voluntad un reportaje a una popular y hermosa actriz de telenovelas y películas de terror de la que no sabe absolutamente nada. La cita es en un bar, pero luego de la incomodidad y de los reproches iniciales las cosas siguen -con una ayudita del destino- en el inmenso loft que ella tiene en Nueva York. Allí, entre alcohol, cocaína e histeriqueos mutuos, se sumergen en jueguitos cada vez más peligrosos, en confesiones íntimas que nunca se sabe cuán ciertas son (al fin de cuentas, ella es una actriz). Buscemi (se) filma con criterio, apelando a la cámara en mano y a un cuidado montaje para romper con la teatralidad de la propuesta (una locación, dos actores), pero la cosa -más allá del innegable talento de sus hacedores- a mí no me terminó de convencer: es de esos films a los que les veo todo el tiempo los piolines, que caen en el regodeo, que me resultan demasiado calculados, que -en definitiva- me terminan dejando afuera.
Criaturas misteriosas en busca de redención Buscemi se luce como actor y director El director holandés Theo van Gogh murió en 2004, tras rodar Interview , asesinado por un fanático indignado por el activismo del realizador contra el radicalismo islámico. Tres años después, productores norteamericanos encargaron a Steve Buscemi concretar una nueva versión de esa historia. Pierre, un periodista político sin mucha suerte, debe entrevistar a Katya, una reconocida actriz y permanente objetivo de los papparazzi. Cuando el periodista se entera de que un escándalo planea sobre la Casa Blanca, desea cubrir esa noticia, pero sus jefes insisten en que debe concretar la entrevista con esa mujer de singular belleza y misteriosa personalidad. Ambos se encuentran en un lujoso restaurante de Manhattan y Pierre no tardará en detestar a la actriz. Sin embargo, un hilo fino y misterioso los irá uniendo desde el momento en que Katya invita al periodista a su departamento. Allí, ambos irán abriendo sus almas, y la confrontación se transforma en una apasionada partida de ajedrez. La trama se inserta con indudable emoción en esos dos únicos personajes que saben que de esos diálogos, sumados a las drogas y al alcohol, surgirán fantasmas del pasado. Con un tono casi teatral (toda la acción se desarrolla en el departamento de Katya), el director Steve Buscemi logró hurgar con un implacable bisturí la vida de esa pareja para la que la honestidad lleva a la desilusión. El ingenio, la intriga y la tensión sexual aparecen a cada instante de esos diálogos en los que ambos procuran salvar sus, en definitiva, pobres existencias. Como actor, Steve Buscemi logró una impecable tarea que nace de la fuerza de sus emociones y de la necesidad de saber siempre más acerca de su acompañante. Sienna Miller, por su parte, une a su belleza un aire casi siniestro que trata de ocultar en esas largas conversaciones que la impulsan a descubrirse ante ese ocasional compañero de una noche que parece más oscura a través de sus problematizadas vidas.
Mentiras y video Steve Buscemi dirige y protagoniza esta remake de un filme holandés. Cuando el cineasta holandés Theo Van Gogh (bisnieto de Theo, el hermano de Vincent Van Gogh) fue asesinado en 2004 tras hacer una controvertida película sobre el trato de las mujeres musulmanas, tenía encaminado el proyecto de hacer una remake de su filme, Interview , en los Estados Unidos. Tras su muerte, el actor que había elegido para protagonizarla, Steve Buscemi, decidió hacerse cargo de la dirección (ya cumplió ese rol varias veces, en cine y en TV) y con Sienna Miller, como su coprotagonista. El filme es casi una obra teatral filmada, con la vitalidad y energía que le da el uso de tres cámaras simultáneas y hasta otras dos que usan los protagonistas. Hay algo del cine de Robert Altman o Neil LaBute, aunque más contenido narrativamente (son casi todo el tiempo sólo ellos) y con la cámara centrada en rostros y cuerpos. Pierre (Buscemi) encarna a un periodista político que no se lleva bien con su jefe y al que -en medio de un escándalo en Washington- le asignan un trabajo que odia: entrevistar a una actriz de telenovelas y películas clase B, más famosa por sus cirugías estéticas y escándalos públicos que por su talento. Sienna Miller (Katja) no da demasiado el tipo y encima la situación arranca mal cuando, en el restaurante acordado para la entrevista, él la ignora y la maltrata, y ella se levanta y se va. En la calle, Pierre se sube a un taxi, tiene un accidente, ella lo ayuda y lo lleva a su casa. Entre curaciones y una copiosa ingesta de alcohol empezarán los juegos de poder: trampas, seducción y revelaciones. Si bien -al menos en la experiencia de este cronista- este tipo de entrevistas tienen ínfimas posibilidades de terminar así, supongamos que el alcohol ha operado en ellos lo suficiente como para llevarlos a este juego cada vez más intenso que incluye arranques sexuales, besos, provocaciones, confesiones personales en cámara y espionajes varios. Un desafío actoral, finalmente, que se sostiene gracias al talento de ambos (la belleza de Miller también ayuda, hay que admitirlo), Interview -que está llena de homenajes al fallecido Van Gogh y citas a la película original- transcurre en un universo mucho más “fantasioso” de lo que la puesta en escena realista podría sugerir. Pero como ese juego de verdades y mentiras son parte de la historia, lo que termina por ser más intrigante es cuál de los personajes -y no los intérpretes- es mejor actor en esos perversos juegos de seducción y engaño.
Encerrados El gran Steve Buscemi vuelve a ponerse detrás de cámara para esta remake de una película holandesa. La idea es simple y la apuesta también: un periodista "serio" (dedicado a las noticias políticas, ansioso por cubrir un gran escándalo que se ha desatado en Washington) es asignado por su revista para realizar una entrevista a una exitosa actriz. Después de algunas escenas de introducción, asistimos a la entrevista fallida en un restaurante, en la que Pierre Peders (Buscemi) demuestra lo poco que le interesa la entrevistada. Alguna circunstancia los termina llevando al departamento de Katya (Sienna Miller) y el resto de la película transcurrirá ahí, con ellos dos solos. Por supuesto, no es fácil mantener una propuesta como esta, con tan pocos elementos. El gran sostén de Interview son, sin duda, las actuaciones: Buscemi, otra vez, demuestra su talento, su flexibilidad, su carisma; Sienna Miller desborda la pantalla y calza (y descalza) muy bien las medias de su personaje. Si la casi hora y media no resulta insoportable, es gracias a ellos. La cámara de Buscemi, simple, se subordina a lo que está pasando en ese departamento. Por otro lado, con una idea como esta es inevitable que las palabras terminen cargando todo el peso: diálogos bastante largos, bastante poco creíbles, ligeramente forzados. Si bien el guión de Interview no es excesivamente literario, tampoco termina de justificar del todo esta situación que se va volviendo casi abstracta. No se trata de que falten ideas en esta película, pero después de un rato empiezan a repetirse y rápidamente se vuelven ridículas, en especial en lo que tiene que ver con la relación de los protagonistas. Al final (y no vamos a decir más) hay una vuelta de tuerca que reacomoda en nuestra mente todo lo que había estado pasando. Ese final inesperado le presta un cierto aire de juego a Interview, pero ni eso alcanza. Sí, hay algo que no nos esperábamos, las cosas no son como creíamos, pero en el fondo tampoco eran tan interesantes.
Dos ideas opuestas sobre el mundo Film de cámara, ambiente (casi) único, dos mundos opuestos, batalla dialéctica. Para este tipo de película, la receta tiene que funcionar a la perfección: personajes interesantes, diálogos filosos y el intento del director por construir un espacio cinematográfico, desprendiéndose de la caja cerrada, la asfixia teatral. El punto uno obtiene la victoria desde el comienzo, a raíz de la contundencia que tienen Pierre Peders (periodista y ex corresponsal de guerra) y Katya (estrella de televisión y films clase B), dos personajes en franca oposición con respecto al mundo y a la vida en general. Los textos, por su parte, ingeniosos algunos y banales otros, con cierto tufillo a sentencia explícita, juegan con la incertidumbre, el cambio de roles, la relación que se establece entre alguien que domina y otro que es dominado, la clásica historia del gato y el ratón. Steve Buscemi, como director, hace todo lo posible por alejarse del origen teatral, moviendo la cámara, recorriendo el amplio loft artesanal donde vive Katya, jugando con la composición del cuadro sin caer en manierismos inútiles. En efecto, que Interview reciba un “aprobado” es algo seguro, aun con las convenciones y lugares comunes afines a un film de cámara: en algún momento, las máscaras van a caerse, las apariencias dejarán de ser tales y el juego de poder entre Pierre y Katya expresará derrotas importantes y victorias efímeras. Interview, remake de un film holandés realizado por un director que fuera asesinado debido a sus prédicas en contra del Islam, cuenta con las buenas actuaciones de Buscemi y Sienna Miller, quienes en algún momento disimulan ciertas reiteraciones de la trama. Por último, hacer referencia a la apabullante belleza de la actriz también sería un lugar común.
Steve Buscemi, un actor de un talento y versatilidad notable, hace un gran trabajo en Interview como director. Pierre Peders es un periodista político que, mientras en Washington se producen importantes hechos en relación al presidente, su editor lo envía a entrevista a Katya, una bella modelo que actúa en telenovelas tontas, y películas de terror para adolescentes. Algo anda mal con Pierre si le asignan este tipo de entrevistas, que no le interesan, y para las que no tiene oficio. Efectivamente muchas cuestiones personales anda mal, y su trabajo está peligrando. La entrevista con Katya fracasa, tanto por su impericia como por su intolerancia, pero un fortuito accidente hace que él termine en el loft de la actriz. Allí compartirán algunas copas, conversaciones todo el tiempo cruzadas por la ironía y el desprecio mutuo, secretos y momentos de violenta tensión. La relación entre el periodista experto y hábil, y la rubia tonta, se convierte en un juego del gato y el ratón, donde el ambiente único de la vivienda, deviene espacio dramático, en el que, cada uno a su tiempo, parece listo a cazar al otro. Discernir quién es el cazador y quién el cazado es parte de la tensión que se establece en el espectador. Steve Buscemi, un actor de un talento y versatilidad notable, hace un gran trabajo en Interview como director. Con una estructura dramática propia del teatro: un escenario, dos personajes, diálogos importantes, logra una muy interesante película. Será a partir del uso preciso de la cámara y el montaje, operando sobre ese espacio físico único, que logrará deconstruirlo y reconstruirlo, para presentar un espacio cinematográfico por momentos asfixiante. La tensión está muy bien dosificada, y en esta precisión rítmica, se verifica el trabajo ajustado tanto en el manejo del espacio como de las actuaciones, impecables. Interview recuerda a grandes momentos del realismo sucio del teatro norteamericano. Sin embargo está basada en una película del realizador holandés Theo Van Gogh, descendiente del homónimo hermano del gran pintor impresionista. Lo universal, en este caso, es invisible a los ojos.
En 2003 el realizador holandés Theo Van Gogh, sobrino bisnieto de Vincent, dio a conocer su obra cinematográfica “Interview”, basada en la obra teatral de Theodor Holman. Luego de presentarla en varios festivales y obtener buenas críticas, Van Gogh comenzó a preparar su arribo profesional a Hollywood, pero ese mismo año fue asesinado por un fundamentalista islámico. El productor Gijs van de Westelaken se asoció con Bruce Weiss y juntos llevaron adelante el proyecto hollywodense de Van Gogh que con el nombre de “Triple Theo” abarca las ramakes de tres obras del cineasta holandés, “06” (1994), “Blind Date” (1996) e “Interview” (2003), para ésta última, que es la que se comenta, se eligió a Steve Buscemi para su realización y también para componer al protagonista. La historia, que por momentos recuerda a la película argentina “El infierno tan temido” (Raúl De la Torre, 1980), tiene como protagonistas a Pierre Peders, reportero de guerra y a Katya, una actriz más famosa por sus escándalos mediáticos que por su talento. Pierre, por inercia profesional de su especialidad, buscará la primicia, descubrir y revelar lo que nadie sabe, pero desconoce que el ámbito periodístico de espectáculos, donde generalmente las noticias son falsas, tiene otros códigos y su accionar provocará la reacción de la entrevistada. Ambos comenzarán en ese juego a desnudar a medias sus personalidades, a omitir detalles que puedan esclarecer las situaciones. Se muestran, se ocultan, se autodesmienten en una batalla que ambos quieren que termine pronto, e íntimamente desean que no haya perdedores porque la derrota de uno significará al mismo tiempo que el otro no triunfó. Steve Buscemi como realizador tuvo que aceptar, por imposición de los productores, rodar con el sistema holandés que usó Van Gogh. Por lo tanto situó tres cámaras, una para cada uno de los protagonistas y otra para las escenas de planos maestros. Lo que da la singularidad de diferentes orígenes lumínicos que recaen sobre los rostros sin que existan contraplanos de factura aislada, y una semipenumbra general que crea un clima artificial que condice con los diálogos que por momentos son agresivamente fríos y en otros tienen cierta tibieza que aplaca los ánimos. Buscemi, también asume el personaje protagónico, si bien es uno de los actores cinematográficos más populares por sus roles secundarios. El periodista que compone, sufre un traspié laboral y por eso lo han enviado a hacer un reportaje en un ámbito que no le es familiar, se muestra distante, cauteloso, descreído de la persona a la que reportea pero también de sí mismo. Buscemi al autodirigirse, acertadamente se modera para que su rostro no desborde el texto, ya que precisamente en esta obra más que situaciones hay conversaciones. Eligió como partenaire a Sienna Miller, quien aceptó el papel de la protagonista femenina sin haber leído el guión. Miller con una extensa carrera previa como top model conoce el mundo de la imagen y la banalidad, pero para componer su personaje hace uso, de manera muy evidente, de los recursos del sistema Strasberg con gesticulación basada en los sonidos y poca participación del resto del cuerpo. Logra así a una Katya fiel a su falsa imagen, fría, sarcástica, con una mirada que quiere demostrar que ya volvió de todos los lugares imaginables. Si bien el argumento se basa en la relación, buena o mala, que puede establecerse entre un periodista y su entrevistado, según la carga previa de cada uno, el mensaje subliminal va más allá al ponerlo en generalidad sobre las personas que arrastran prejuicios y también sobre las que muestran una imagen que no les es propia, pero las condiciona en ambos casos puede llegarse a vivir “de mentiras” a sabiendas o no. Un metamensaje cinematográfico muy vigente para los ambientes periodístico y artístico argentinos.
El conocido actor Steven Buscemi se mete de lleno en una producción como entero responsable de la misma, si bien no deja de ser una remake de una peroducción homónima del 2003 dirigida por el desparecido Teo Van Gogh (tataranieto del hermano del pintor Vincent Van Gogh). Posiblemente este filme no sea muy bien recibido por la crítica “especializada”, tendrá grandes defensores, a los que me sumo, y grandes detractores. Es en realidad casi una obra de teatro con dos personajes que aparecen juntos y solos en el 90 % del filme, y el restante 10% esta uno u otro, pero que por sus formas y contenidos no decae en la atracción que provoca. Lo dicho, un pequeño texto fílmico, intimista, pausado, introspectivo, plagado de movimientos de cámara, sustentado en un guión muy inteligente y apoyándose en actuaciones soberbias. Pierre Peders (Steve Bucemi) es un periodista con extensa carrera, todo su baluarte esta en relación al periodismo político, pero sus formas son muy heterodoxas, y su editor lo “castiga” enviándolo a realizar una entrevista a Katya (Sienna Miller), una actriz de moda, en principio más bella que talentosa, más sexy que inteligente. El se cree superior a ella, más inteligente, más culto, hasta más importante, ella sabe seducir, es caprichosa, superflua y banal Así puestos frente a frente, uno que no quiere pero debe hacer y otra que lo hace por necesidad en principio narcisista, se construye un enfrentamiento entre gato y ratón, donde el papel va cambiando según avanza el proceso, con sorpresas, vueltas de tuerca, para terminar con un final aparentemente insospechado. El realizador se da tiempo de homenajear desde la imagen a Theo Van Gogh y al filme original dándole un papel pequeño a Katja Schurman, actriz protagónica del original. Pero la idea queda atravesada por el discurso del realizador, es por eso que hay otros muchos elementos puestos en juego, como la tendencia a la estereotipación de las personas, el prejuzgar, pero mucho más importante es la demarcación de los limites de la vida intima de los otros. El filme a flor de piel cuestiona, y mucho, la ética periodística, y eso es lo que molestara a más de uno.
DE A DOS En su última incursión tras las cámaras, Steve Buscemi realiza una remake de un film de Theo Van Gogh, director holandés asesinado en 2004 por un fundamentalista musulmán. La película se centra la complicada, cambiante y tumultuosa relación que establecen durante una noche, y en un solo ambiente, un periodista supuestamente serio y una bella actriz de telenovelas. Interview, cuarta película dirigida por Steve Buscemi, presenta ciertas características por las que fácilmente se la puede calificar con una frase típica que cinéfilos y críticos solemos utilizar: “es teatro filmado”. El hecho de que en la historia aparezcan –en campo- apenas dos personajes, y que ésta transcurra casi exclusivamente en un solo ambiente lleva, inmediatamente, a pensar en la frase citada. Y claro está que su uso no es precisamente elogioso. Sin embargo, esto no debería entenderse tanto como un desprecio al teatro en sí, sino más bien como una forma de decir que la película en cuestión le debe más a procedimientos estéticos provenientes de otra expresión artística que a los del propio cine. Sin querer entrar aquí en cuestiones que merecen más espacio y cuidado (como la de las particularidades que hacen al ser del cine), podríamos decir –sintéticamente- que lo que se le reclama a toda película es que construya su(s) sentido(s) a partir de una simbología (puesta en escena) que exceda el mero registro de dos actores diciendo sus diálogos; es decir, que no caiga en eso que Hitchcock explicó tan bien con su muy conocida frase: “fotografía de gente hablando”. Como decíamos, Interview se centra en dos personajes: un periodista que se ocupa de temas políticos y que supo ser también corresponsal de guerra, y una estrella de telenovelas a quien el primero tiene que entrevistar contra su voluntad. Luego de un fallido primer encuentro en un restaurante, y debido a un hecho fortuito, los personajes terminarán juntos en el departamento de la actriz, lugar en el que se desarrollarán todos los acontecimientos. Allí distintas circunstancias harán que la relación de estos personajes cambien constantemente: del rechazo inicial pasarán a estar a punto de concretar una relación sexual; el desinterés mutuo por realizar la entrevista se transformará en confianza, y esto los llevará a confesarse secretos. Todo esto, claro, teñido siempre de ambigüedad, porque si de algo trata Interview es de la manipulación, ya sea ésta por interés (como en el caso de él, un cínico vestido de periodista) o por cierto placer morboso (como en el caso de ella, una bellísima mujer a la que le gusta seducir y jugar con su imagen frívola). Aquí hay que decir que Buscemi consigue ser efectivo, ya que si bien las constantes vueltas de tuerca del guión se notan demasiado y delatan su condición de sostén dramático, se la ingenia para no ser repetitivo ni tampoco rebuscado en la elección de los planos, y consigue utilizar muy bien el fuera de campo, dándole con esto último el aspecto más cinematográfico a su película. El otro aspecto a destacar es el de las actuaciones, muy buenas en ambos casos, y que ayudan a sostener el desarrollo de la historia. Pero estos “elogios”, tan mecánicos, tan circunscritos a aspectos técnicos, dejan en claro las limitaciones y la pobreza de la propuesta. Interview es teatro bien interpretado y bien filmado; pero teatro al fin.
Particular y reconfortante remake, Interview está alejada de ese insufrible hábito hollywoodense de rehacer una buena película de habla no inglesa para transformarla en una nueva versión adaptada al supuesto gusto americano. No fue esa la intención del actor y director Steve Buscemi, sino básicamente homenajear al realizador holandés Theo Van Gogh, asesinado hace unos años por un musulmán radicalizado. Este descendiente de Vincent Van Gogh realizó en 2003 el film original, y fantaseaba con hacer una versión propia en Hollywood de Interview y otras películas suyas. Buscemi cumple aquí en parte con su sueño, forjando una pieza inteligente acerca de la accidentada entrevista entre un cronista lúcido pero prejuicioso y resentido y una célebre actriz televisiva, frívola y antojadiza. Dos personalidades antagónicas que confrontan pero llegan a un contacto profundo, sexy, entrañable y también por momentos desolador y autodestructivo, en el que la aparente ética periodística y humana de él y la presunta superficialidad de la entrevistada no serán tales. Film teatral pero a la vez cinematográfico, desarrollado casi en tiempo real e interpretado magníficamente por la bellísima Sienna Miller y el propio Buscemi, cuenta con un irónico e impiadoso final en el que se deja ver Katja Schuurman, protagonista del Interview de Van Gogh.