La resistencia. El principal objetivo del Proceso de Reorganización Nacional que destruyó las instituciones, la capacidad productiva y los cuadros políticos de la Argentina a partir de marzo de 1976 fue la desarticulación de todos los sectores organizados alrededor de la lábil conceptualización de lo popular, identificable con un ideal socialista que proponía el fin de la explotación del hombre por el hombre. Los del Suelo (2014), la última película del realizador Juan Baldana, reconstruye la historia de dos militantes del Movimiento Rural de Acción Católica (una agrupación campesina ligada a las luchas agrarias y revolucionarias de los años setenta), Irmina Kleiner y Remo Vénica. Con el comienzo de la dictadura, la pareja debe huir a través de la selva chaqueña del acoso de los militares debido a su condición de líderes de las ligas campesinas. Gracias a la ayuda de sus compañeros y simpatizantes de la causa, los jóvenes logran evadir los cercos militares que se cierran a su alrededor, pero todo se complica cuando Irmina queda embarazada y pare a su beba en medio del monte. La película es una adaptación de la novela de Jorge Miceli, Monte Madre: Heroica Historia de Compromiso y Dignidad. La historia de la huida de la pareja desde Chaco hacia los cañaverales de Santa Fe le permite a Baldana recrear una odisea moderna para construir con efectividad otro capítulo de la nefasta historia de la última dictadura militar. Una de las principales características de la obra es el propósito de recorrer los distintos problemas tanto de la supervivencia y la crianza de un hijo en medio de un entorno hostil, como la intención de la pareja de reconstruir la red militante como alternativa para afrontar la situación política adversa. Las extraordinarias actuaciones de María Canale y Lautaro Delgado logran componer el drama de los protagonistas con el grado necesario de calidez y padecimiento que las escenas y el guión demandan. A esta labor se suma la exquisita fotografía de Iván Gierasinchuk, que se funde con la pertinencia de la increíble banda sonora realizada por el músico Walter Broide, integrante de la gran banda Los Natas. En cada escena de la obra la belleza y la hostilidad de la naturaleza se fusionan a través de la relación que el hombre establece con ella para convertirse en una ayuda o un obstáculo. A medida que transcurre la cinta, la intensidad de la experiencia de estos líderes sociales conmueve e inspira a la vez. Los del Suelo logra crear una atmósfera de asedio constante con la consiguiente imposibilidad de reflexionar sobre la realidad, ante la necesidad de celeridad en la toma de decisiones para lograr sobrevivir. Combinando las ideas con el amor y la militancia política, como construcción de relaciones sociales, la obra recrea una hermosa historia de resistencia ante la violencia del Estado aliado con el mercado. En una época virtual en la que el contacto con la naturaleza es mediada por el consumo y la ideología del hedonismo y la relación de cada individuo con lo que produce es inimaginable, la experiencia y la militancia de Irmina y Remo no solo son indispensables e inspiradoras sino, y por sobre todo, subversivas en todo el sentido revolucionario de la palabra.
Asedio en la selva Basada en la novela de Jorge Miceli, Monte Madre: Heroica Historia de Compromiso y Dignidad, Los del suelo -2014- se concentra en una etapa de la vida de dos líderes sociales vinculados con movimientos agrarios. Irmina Kleiner y Remo Vénica, quienes integraban el Movimiento Rural de Acción Católica. Ambos son la cara visible de una lucha que se trasladó a la selva chaqueña en busca de organizar a los trabajadores rurales para dar fin la dialéctica de la explotación del hombre por el hombre. En ese contexto, en plena dictadura militar, el asedio en territorio chaqueño ocupa el núcleo dramático del relato en el que el director Juan Baldana sabe suministrar la información y se toma el tiempo necesario en la construcción de los personajes y sus conflictos internos. Queda en evidencia, tanto la vulnerabilidad de esta joven pareja buscada por las fuerzas militares en cada rincón o rancho, pero también el espíritu de lucha que se acrecienta en la particular situación de la protagonista, cuando da a luz en pleno monte y debe decidir los pasos a seguir con su pareja, Remo, en relación a la búsqueda de nuevos refugios, así como apoyo de otros militantes para continuar con la causa, a riesgo de ser capturados y asesinados. También, Los del suelo -2014- ensaya reflexiones sobre el rol de los padres frente a los hijos cuando pone en escena al personaje que podría considerarse heredero de esta historia: La nieta en un presente que busca entender el pasado. La escueta participación de Julieta Cardinali, sin embargo, aporta otro aspecto dramático y suma con la gran actuación de María Canale, en el rol de Irmina, y de Lautaro Delgado en la piel de Remo la sensibilidad adecuada al trasfondo social e íntimo de la historia. No desentonan en ese sentido Juan Palomino y Luis Ziembrowski con la composición de dos siniestros personajes, quienes encarnan ideas más que actos y que se resumen en esa falsa dicotomía de la guerra sucia. A diferencia de otra película que abordaba desde un punto de vista distinto la relación de la militancia con la maternidad o paternidad como fuera Infancia clandestina -2011- de Benjamín Ávila, en el caso de Los del suelo es el punto de vista de los protagonistas el que prevalece y domina el eje narrativo planteado desde el guión, con momentos realmente logrados en lo que hace al drama como al buen uso de los recursos cinematográficos para narrar.
El fervor de los ideales Los del suelo narra la historia de amor y lucha de una pareja de militantes de las ligas agrarias que defendieron los derechos de los campesinos en la selva chaqueña durante la última dictadura cívico militar. Si bien el cine argentino ha abordado innumerables veces los acontecimientos ocurridos bajo este oscuro periodo histórico, la propuesta de Juan Baldana resulta valiosa porque elige contarlo desde la óptica de la resistencia popular campesina. Inspirada en la novela Monte Madre de Jorge Miceli, la película describe la persecución que protagonizan Irmina Klenery (Maria Canale) y Remo Vénica (Lautaro Delgado) dos líderes sociales del Movimiento Rural de Acción Católica, una agrupación campesina vinculada a las luchas agrarias quienes, fieles a sus convicciones y alejados de la civilización, deberán esconderse de la feroz dictadura que los persigue en el interior del monte chaqueño. En ese contexto disímil, deberán sobrevivir en condiciones infrahumanas, desde el nacimiento de sus hijos en medio de la selva, hasta atravesar el dilema moral de dejar a uno de ellos al cuidado de una familia campesina para continuar su lucha en el exilio. Lautaro-Delgado-en-Los-del-suelo Las actuaciones de la dupla protagónica logran transmitir el desamparo pero también las esperanzas por un futuro mejor de militantes que enfrentaron las lógicas monopólicas e imperialistas que presionaban a los sectores rurales de la década del 70´. El elenco que los acompaña conformado por Juan Palomino y Luis Ziembrowski, sintetizan la crueldad de un régimen sin escrúpulos, y por último, la colaboración de Julieta Cardinali aporta una lograda cuota dramática hacia el final del film. La atmósfera creada a partir del uso de la fotografía y los planos asfixiantes acentúan el escenario de acecho y miedo, latentes a lo largo del film, dejando atrás la eventual meseta en la que ingresa la película por momentos cuando los largos diálogos parecerían adormecer un poco el relato. En definitiva, Los del suelo es una película sensible, cautivante y necesaria sobre resistencia popular en el noroeste argentino que rescata el coraje y la valentía de una lucha colectiva frente a un poder opresor que destruyó mucho a su paso, pero no el fervor de los ideales.
Odisea clandestina Los del suelo (2015) presenta la sorprendente historia de Irmina Kleiner y Remo Vénica (interpretados por Maria Canale y Lautaro Delgado), una joven pareja militante de las Ligas Agrarias que huye de la persecución militar en 1977 refugiándose en la selva chaqueña donde sobreviven de forma extrema. Semejante hazaña merece una novela y la tuvo: Monte Madre de Jorge Miceli es el libro en el que se basó el director Juan Baldana (Arrieros, 2010) para el guión de esta ficción, que impacta por la contundencia con que el director nos sumerge en ese universo de supervivencia primitiva cargada de miedo y tensión por ser atrapados. El tiempo se estanca en las esperas, los silencios. El espacio se muestra laberíntico, claustrofóbico. El único recurso de comunicacion es la tierra: en esa relación se centra el film. Los del suelo es también una historia de amor. De amor entre la pareja protagonista, a sus hijos, y de amor a sus ideales y lucha por ellos. La carga dramática de la película está puesta en la posible separación de la joven pareja o en el rapto de su hija Marita por los militares. En su búsqueda y potencial aprensión se establece el conflicto. La historia de Remo e Irmina sigue la línea de películas que imponen un punto de vista novedoso sobre lo sucedido en la última dictadura militar. Tanto Infancia Clandestina (2012) como Pasaje de vida (2015) muestran el accionar de los combatientes en momentos de reducción y acorralamiento. El dilema ideológico de huir o resistir, así como la puesta en peligro de los seres queridos que los rodean, es puesto en juego por estos films que presentan a los protagonistas como seres humanos tomando decisiones épicas. La película de Juan Baldana ubica esa épica en el monte chaqueño, un escenario cuya geografía rural connota a otras hazañas que van desde las realizadas por el gaucho Martín Fierro hasta la odisea libertaria del Che Guevara. Espacio de lucha y de amor a los ideales.
Al director Juan Baldana parece fascinarle la relación del hombre con la naturaleza. Tanto en sus dos notables documentales (Arrieros y Soy Huao) como en su primer trabajo de ficción (la historia de pueblo chico-infierno grande Los Angeles) había una presencia importante de lo más virgen y salvaje de la Tierra. En Los del suelo, reconstrucción de un episodio de la vida de los activistas Irmina Kleiner y Remo Vénica, esa obsesón vuelve a estar muy presente. Kleiner (María Canale) y Vénica (Lautaro Delgado) militan en el Movimiento Rural de Acción Católica, una organización muy activa y extendida que impulsa la lucha agraria y, como tal, resulta una de las víctimas de la persecución cuando asume la dictadura militar. El film describe la odisea del matrimonio, que sobrevivió durante cuatro año en medio de la selva (el monte chaqueño) entre decisiones extremas, como la de dejar a uno de sus hijos en manos de campesinos para poder resistir en condiciones infrahumanas. Lo mejor del film tiene que ver, precisamente, con la subsistencia, con la lucha en la intemperie y en el desamparo. La narración se resiente, en cambio, cuando entran en escena tanto los represores que los persiguen (unos estereotipados Juan Palomino y Luis Ziembrowski) como los lugareños que los ayudan (Jorge Román, Mónica Lairana y Germán De Silva). Inspirado en el libro Monte Madre: Heroica historia de compromiso y dignidad, de Juan Micelli, el largometraje -que tiene no pocos puntos de contacto con Infancia clandestina, incluidos algunos coproductores- cede a la tentación de establecer una conexión con la actualidad (hay un epílogo en el que aparece un personaje interpretado por Julieta Cardinali y hasta el propio Remo) y en el más obvio de los tributos, dilapidando así parte del impacto humano que la historia de ficción había logrado.
La historia real de Irmina Kleiner y Remo Venica, que militaban en las Ligas Agrarias y fueron miembros del Movimiento Rural de la acción católica y durante el proceso deciden refugiarse en la selva misionera para evitar ser cazados por el ejército. Tensa reconstrucción de época, bien actuada.
Hijos de la selva Elige una historia real, rica en imágenes y conflictos que, sin embargo, desarrolla de manera dispar. La dificultad de ficcionalizar una increíble historia real e incluir en ella varios temas superpuestos es el principal desafío que enfrenta Los del suelo. La película de Juan Baldana cuenta los días cruciales de Irmina Kleiner y Remo Vénica, una pareja de militantes de las Ligas Agrarias que se ocultó en la selva chaqueña con la llegada del golpe militar. Y ya nace con un conflicto, el histórico, llevado a ese terreno inhóspito del que poco se ha ocupado el cine de acá. Basada en Monte madre, el libro en el que el periodista Jorge Miceli recuperó esta historia insual, la película apuesta principalmente a ese clima selvático, a la huida desesperada de esta pareja de guerrilleros en la selva del NEA, con militares armados cazándolos día y noche. La trama le da más lugar a esa innata estrategia de supervivencia que al debate ideológico, a la aventura selvática que al conflicto político. Pero a medida que avanza va sumando desafíos. En esa selva nace Marita, primera hija de ese matrimonio guerrillero, quien vive con ellos los primeros 45 días en condiciones precarias, pero es una presencia latente en el resto del filme. La pareja, interpretada por Lautaro Delgado y María Canale, se enfrenta a los militares por un lado, al conflicto de sostener su lucha y de criar a su hija recién nacida, a quien dejan al cuidado de unos campesinos que pronto serán visitados por el comando militar. El mundo de los hacheros, la guerrilla rural, la alevosía de los militares, el contexto de derrota, los mandatos en relación a los hijos, el rol de la iglesia son temas que conviven en esta historia, que no termina de elegir su conflicto madre, no elige en qué profundizar para motivar la empatía de un espectador que debería hacerse las preguntas que se hacen los protagonistas. ¿Qué hacer con los hijos? ¿Irse o quedarse? Y luego un salto temporal que viene de los ‘70 a la actualidad para revisar una historia personal que es a la vez colectiva, y que más allá de implicancias históricas, de la particularidad de una decisión, plantea interrogantes comunes atravesados por este caso único.
No es una biopic, sino el desgarrador relato de lo que vivieron en carne propia Irmina Kleiner y Remo Vénica durante la dictadura y que a partir de algunas decisiones personales los mantuvo en la clandestinidad durante varios años. Ese relato, que además se nutre de la experiencia que forjaron en Naturaleza Viva, su granja, fue compilado por Jorge Micelli en “Monte Madre”, un libro que llevó varios años de realización, seguramente por el relato oral que intentó recupera. En esta oportunidad Juan Baldana, mientras buscaba material para una película, se topó con “Monte Madre” y automáticamente el fuego del cine lo llevó a Irmina y Remo para proponerles adaptar su historia a la pantalla grande. Pese al recelo con el que en un primer momento lo recibieron, luego fueron relacionándose y bajando la guardia al comprender, tal como se lo habían advertido durante toda la vida sus hijos, que su historia debía ser narrada, ya que cuenta una parte de nuestra historia en la que la revisión histórica, afortunadamente en este caso, puede omitir el hablar de “desaparecidos” para encontrarse con seres de carne y hueso que pudieron luchar en el monte chaqueño por sus ideales. “Los del Suelo” (Argentina, 2015), protagonizada por la sólida María Canale y, el ascendente y camaleónico, Lautaro Delgado (quien en breve interpretará a la Mujer Maravilla trans en “Kryptonita”), nos lleva a esos paisajes en los que la posibilidad de camuflarse con la naturaleza, también fue el inicio de una relación en particular con métodos de producción, que les permitió salir adelante a pesar de todo. Una primera etapa del filme habla de algunas decisiones, duras, que Irmina y Remo debieron tomar, para luego avanzar con la historia personal de ambos mientras, agazapados y en estado de alerta constante, tuvieron que mantenerse en la clandestinidad y, en algunos momentos, decidir algunas cuestiones, principalmente las que tuvieron que ver con su pequeña hija, que quizás ni ellos mismos hubiesen imaginado. Como pasó en filmes recientes como “Infancia Clandestina” o más cercano “Pasaje de Vida”, la posibilidad de relatar el período en el cual se desarrolló la dictadura cívico militar más sangrienta del país, pero desde otro lugar, posibilita que “Los del Suelo” aporte su impronta para conocer más de ese momento oscuro. En la compenetración de los actores, pero también en la cuidada puesta en escena e imágenes, con la que Baldana atraviesa el relato, duro, secreto, increíble de estos dos luchadores, es en donde “Los del Suelo” puede afirmarse como un exponente del drama social, que además, al tener un componente verídico e inédito para el gran público hasta ahora, merece ser visto y atendido mientras los sentimientos interpelan sin medias tintas ni solapamientos.
No está a la altura del hecho real que cuenta Juan Baldana, autor de respetables documentales, vuelve a probarse en el cine ficcional de sus comienzos.Elude ahora la exacerbación de su opera prima "Los ángeles", y con pocos elementos consigue varias escenas dignas de elogio. Por ejemplo, describe el arresto de una mujer poniéndola al fondo, fuera de foco, mientras vemos sólo el rostro afligido de la protagonista oyendo los gritos. Otras escenas, en cambio, no logran la tensión esperada o ya nacen afectadas por los lugares comunes de cierta dramaturgia. Pero ésas son cuestiones de forma. Lo grave es no haberle sacado suficiente jugo a la historia real en que se basa la obra. Esa historia es la de Remo Venica e Irmina Kleiner, un mecánico y una empleada de una cooperativa de seguros, miembros del Movimiento Rural de Acción Católica, e impulsores de las Ligas Agrarias en Saenz Peña, Chaco. En 1975 debieron huir de la Triple A refugiándose en el monte, y ahí se mantuvieron hasta 1979, a veces como matreros, a veces en algún rancho que los ocultaba aun a riesgo de sus habitantes. Así sembraron, recolectaron, cazaron (sin escopeta para no hacer ruido) y caminaron, con las fuerzas del orden pisándoles los talones. El último año caminaron de noche hasta Santa Fe, donde gente de la Iglesia les consiguió unos documentos para cruzar la frontera. Lo más terrible fue separarse de una hija recién nacida, que los militares encontraron en casa de la partera. Por suerte se enteró el obispo y logró que la entreguen a sus abuelos. Al siguiente hijo lo tuvieron en el monte y lo llevaron con ellos. Hoy viven en Guadalupe Norte, al frente de una granja modelo biodinámica, llamada Naturaleza Viva. Su aventura de supervivencia, protegidos por la naturaleza y sus pobladores, han motivado una obra de teatro, una novela, "Monte madre", de Jorge Miceli, y ahora esta película. Que debió tener más hilación, más variedad de situaciones, más suspenso. Y, sobre todo, mejor exposición de la vida en el monte y de algunos conflictos sufridos por la pareja y la gente de las Ligas Agrarias, que se vio afectada por la infiltración de la guerrilla en sus filas. Tal como está, pareciera que la persecusión empezó recién con los militares y la pareja era de armas tomar. Inverosímil, la escena donde el hombre interrumpe al cura en plena ceremonia de bautismo de su hijo, para ponerse a discutir de política. Buena sorpresa, el planteo de la hija recuperada, un asunto que merecía más detenimiento, o directamente otra pelicula (Julieta Cardinali interpreta a esa hija, y hay que esperar hasta los minutos casi finales para verla).
Una historia de amor y militancia Basada en episodios reales que vivió una pareja de militantes de las Ligas Agrarias, en plena dictadura militar, la película de Baldana se interna en la espesura del monte chaqueño y resiste a pie firme la tentación de caer en cualquier forma de cliché. Irmina Kleimer y Remo Vénica fueron parte, en los años 70, de las Ligas Agrarias, movimiento en defensa de los trabajadores del campo que tuvo particular desarrollo en la zona del Litoral y Noreste argentino. Los del suelo transcribe un período específico de la vida de ambos, aquel en que se refugiaron en el monte chaqueño intentando huir de las fuerzas de represión y paramilitares de la última dictadura militar, con una coda en tiempo presente. Sufrida, angustiosa, vivida con el corazón en la boca en una instancia de sobrevivencia sin garantías –la espesura, el aislamiento, la falta de provisiones, el acoso de los grupos de tareas–, la historia de Irmina Kleimer y Remo Vénica terminó resultando más afortunada que la de tantos otros. Con antecedentes en el documental, el realizador y guionista Juan Baldana narra esa encerrona resistiendo a pie firme la tentación de caer en cualquier forma de cliché, aunque el concentrarse en evitarlo parece mantenerlo excesivamente a raya de la tensión narrativa que la historia requería.Los del suelo se inicia en agosto de 1977, con Irmina (María Canale, recordada sobre todo por su papel de hermana mayor en Abrir puertas y ventanas) embarazada y Remo (Lautaro Delgado) a su lado, intentando seguir vivos en medio del monte. Habrá tiros y se verán obligados a separarse, manteniendo de allí en más una comunicación digna de náufragos en tierra, con mensajes en una botella escondida entre el follaje. Intenta darles caza un grupo entre quienes se adivina la presencia de un par de soldados, y que tiene como jefe a un paramilitar mesiánico, de cruz en el cuello y voluntad de decidir sobre la vida y la muerte de sus presas (Juan Palomino) y como segundo a un transpirado nativo de la zona (Luis Ziembrowski). Imposibilitados de dar con quienes buscan, logran hacerlo con la bebé que Irmina y Remo dejaron al cuidado de un asustado matrimonio del lugar (Jorge Román y Mónica Lairana). A quienes de paso torturan, mientras intentan cerrar el círculo sobre un compañero de militancia de los protagonistas (el siempre certero Germán De Silva, protagonista de Las acacias).Con encuadres tan cerrados como la situación, usando en ocasiones alguna abertura como forma de reencuadre y con una notable fotografía en clave baja del talentoso Iván Gierasinchuk, Baldana pone todo el cuidado en no melodramatizar una situación que se prestaba a ello, tanto como en elidir cualquier énfasis, subrayado o caricaturización de los represores. Ese esfuerzo de contención resulta particularmente evidente en las escenas de violencia, que muestran sólo lo necesario, y a veces un poco menos. Todo ello es loable, tanto como el tiempo real en que las escenas tienden a desarrollarse, opción aconsejable cuando lo que se quiere es concentrarse en la situación y los personajes.Contar en tiempo real y plano secuencia suele dar por resultado narraciones secas, fácticas, de dientes apretados. En el caso de Los del suelo son verificables los dos primeros aspectos. No tanto lo que hace al sostenimiento de la tensión. A veces, y este es el caso, por no querer dar golpes bajos terminan dándose menos golpes de lo que la pelea pide. Con lo cual, por cuidarse del exceso se pierde punch.
Los 70 en modo fallido Se nos presentan actores y actrices que han sabido probar su eficacia en diversas películas, por ejemplo y especialmente María Canale en Abrir puertas y ventanas, y Germán de Silva en Las acacias y Los dueños. Y un director y guionista, Juan Baldana, que con su ópera prima Soy Huao había logrado no sólo interés temático, sino además una notable autenticidad. Poco y nada de eso transmite Los del suelo, una plúmbea propuesta de 110 minutos con escaso poder narrativo, con tensión que se busca, pero es siempre esquiva, con actuaciones desorientadas y diversas y constantes torpezas de puesta en escena (los dos partos, adocenados, recargados e inverosímiles, son ejemplos claros). Esos y otros defectos hacen que este relato sobre Remo e Irmina, pareja militante de las ligas agrarias del Chaco durante los 70, falle estrepitosamente. En medio de diálogos fatuos dichos con ese énfasis excesivo típico de la fluidez ausente y del armado defectuoso de los personajes, la pareja intenta escondida en la selva sobrevivir a la persecución militar. Hay una hija que se deja al cuidado de campesinos, luego hay otro hijo, hay decisiones difíciles, militares torvos, gente leal y discursos políticos pedestres y básicos. También hay una estructura no cronológica y una historia marco que intenta apuntar a la conciencia ecológica que tampoco benefician este infructuoso intento de ficción basada en hechos reales.
El director ha realizado los documentales “Soy Huao” y “Arrieros” y dentro de la ficción el film “Los Ángeles”. En esta oportunidad se mete en una historia basada en hechos reales y la ficciona, con momentos de: tensión, claustrofóbicos emotiva y miedo. Bien planteado los conflictos políticos y sociales y esto se encuentra rodeado de buenas actuaciones. Se utiliza el flashback y a través de este se narran sucesos vividos durante la década del 70. Se encuentra presente el amor, los sueños e ideales y nuevamente vemos una etapa negra de nuestro país, algo similar sucedía en “Infancia clandestina” de Benjamín Ávila. Los momentos que cae son aquellos en los que los diálogos y los silencios son muy prolongados, además algunos personajes secundarios son poco efectivos.
Cuentos de la selva Remo Vénica e Irmina Kleimer eran militantes de las Ligas Agrarias que entre 1975 y 1979 se ocultaron en la espesura chaqueña para escapar de la represión. Conocidos en Misiones, mientras Vénica daba un curso de capacitación para jóvenes campesinos como delegado del Movimiento Rural de Acción Católica, la pareja tendió una red de contactos durante su clandestinidad, tuvo dos hijos, e Irmina fue herida durante una persecución, pero logró recuperarse y reencontrarse con Remo. El eje de la adaptación de esta historia real es el nacimiento de Marita, la primera hija, a quien los Vénica dan en adopción para resguardarla. Al principio es la hija de Marita, hoy, quien encuentra un diario y manuscritos en una botella y se le revela el pasado de sus abuelos: esa historia se desenvuelve como una cinta ensortijada con enormes huecos narrativos, diálogos absurdos y una caracterización estereotípica de los personajes que pide cambio a los gritos. Curiosamente es el final, donde aparecen los protagonistas históricos y puede verse a Vénica cuidando su quinta orgánica –su nuevo emprendimiento ONG–, lo más bello del film. Quizá pudo haberse ahorrado la dramatización de la historia y mostrar, en cambio, el recuerdo desde un digno presente.
Infancia clandestina La película se inspira en la historia de una pareja de militantes chaqueños que durante la última dictadura militar pasaron a la clandestinidad y se escondieron en el monte chaqueño. En los últimos años, el cine argentino ha empezado a cultivar una sensibilidad propia. Esto es algo positivo, porque recién ahora se puede hablar de un cine que se reconoce en sus planos, en sus movimientos de cámara, en su puesta en escena, en sus actuaciones, en su ritmo. Sin embargo, vale recordar que en materia de cine no alcanza sólo con tener una identidad bien definida. Los del suelo, dirigida por Juan Baldana, está basada en la odisea que vivieron Irmina Kleiner (María Canale) y Remo Vénica (Lautaro Delgado), una pareja de militantes de las Ligas agrarias del Chaco y miembros del Movimiento Rural de la acción Católica, quienes durante la última dictadura militar pasaron a la clandestinidad y se escondieron en el monte chaqueño, donde llevaban adelante la lucha por un modelo más natural de vida. La película se centra en esa huida, con fuerte presencia de la naturaleza y una persecución que por momentos gana tensión y suspenso, pero en la que también se ve la imposibilidad de tratar los géneros a los que se arrima con timidez. A su modo, es una película de aventura clandestina, o una especie de western selvático, en el que hay buenos y malos, y en el que estos últimos tienen que cazar a los primeros. Las dos principales cabezas malvadas son la de Juan Palomino, en el papel del jefe que se cree dios y da las órdenes, y la de Luis Ziembrowski, quien interpreta a un militar temible y despiadado. A Irmina y a Remo se les complica más el asunto cuando ella queda embarazada de Marita, ya que dar a luz en la selva es dificultoso. No obstante, se dan maña para tener a la niña. Pero surge un segundo problema: no la pueden tener con ellos porque si los militares los agarran puede ser peor. Es así que deciden dejar a la beba al cuidado de unos amigos del lugar. Los del suelo también intenta depositar la fe y las esperanzas en las nuevas generaciones, de ahí la importancia de la hija de Marita cuando esta ya es grande (la película va y viene en el tiempo), que aparece en la casa de campo de su abuela Irmina en imágenes que se intercalan con la narración principal. Uno de los problemas de la película es que no existe independientemente del contexto al que se refiere, y el cine siempre tiene que trascenderlo, un filme siempre tiene que poder verse independientemente de su contexto. La ingenuidad ideológica y la anécdota sentimental ganan la partida. El cine se evapora en silencios vacuos, que son los peores, los que no dicen nada.
En el medio del monte Un tema recurrente en el cine argentino es la persecución a los movimientos sociales y sindicalistas durante la última dictadura militar. Ya pudimos ver films que hacían referencia a estos hechos, desde Kamchatcka (2002), de Marcelo Piñeyro, donde un niño escapa junto a sus padres a una casa alejada de la ciudad, o la más reciente Infancia clandestina (2012), de Benjamín Avila, que experimenta con el arte del cómic y juega con la identidad de un preadolescente y sus padres guerrilleros. Ahora nos encontramos con Los del suelo, la historia real de una joven pareja de la resistencia popular campesina que se esconde en el monte chaqueño y que transmite un relato sensible y cruento a la vez. Su director Juan Baldana, realizador de la ficción Los Angeles y los documentales Soy Huao y Arrieros, se basó en el libro Monte madre, de Jorge Miceli, para contar sobre la persecución de Remo Vénica e Irmina Kleiner, pertenecientes al Movimiento Rural de Acción Católica que defendía y defiende la lucha agraria contra el imperialismo que presiona su socioeconomía. Los del suelo cuenta lo duro de la supervivencia en lo profundo del monte y más aún con la responsabilidad de traer hijos al mundo en esa precariedad, lo que implica un dilema moral respecto a lo que es “correcto” para seguir la lucha de los ideales en el exilio. La contraparte a esa lucha se destaca a partir del trabajo de dos actores como Juan Palomino, quien ya había trabajado con el director, y Luis Ziembrowski, que representan a dos milicos sucios y temibles. Este film cautiva desde el suspenso y el miedo a ser descubierto, aprovechando también como factor a la naturaleza misma, que puede ser cobijo pero también una amenaza latente. La lucha, la amistad, el amor, la prescripción y la compañía de los sonidos ambientales como de alguna melodía que escapa de una guitarra criolla son las temáticas a flote en una historia que no revela mucha información sino que exige al público el descifrar tales simbolismos ocultos. El final cierra correctamente esta sencilla película dentro de un salto de tiempo abierto desde el principio para explicar el poder de determinadas decisiones en contextos políticos difíciles que aún repercuten en estos días.
De las Ligas Agrarias Cristianas que sostenían los reclamos de tierras de campesinos en el norte argentino durante los años 70, a la granja libre de agrotoxicos que en la actualidad fomenta el consumo familiar de los cultivos en la provincia de Santa Fe, la pareja que forman Irmina Kleimer y Remo Vénica tienen una vida coherente con sus principios y sus valores. Esta pelicula, la segunda ficción del director argentino Juan Baldana, trata del primer momento, durante el año 1977, en el climax de la Dictadura en Argentina. Hubiera sido mejor, tal vez, mantener el título del libro en el que se basa Los del suelo. Efectivamente, Monte madre, de Jorge Miceli, refiere con más precisión a esa relación entre el monte como lugar de escape y refugio a la vez que como espacio de la maternidad. Dos veces pare Irmina en ese monte que no termina de ser tan espeso como para confiar en él. De Juan Baldana, habíamos visto sus dos documentales Arrieros y Soy Huao, en este último, especialmente, sobre una población indígena y su supervivencia en la selva ecuatoriana, los tiempos cinematográficos los imponía la naturaleza, una observación detenida sobre prácticas y habitat que Baldana equilibraba con inteligencia y poesía. Algo de eso hay tambien en Los del suelo, pero la ficción parece no caberle tan cómoda a la propuesta, muy potente visual (los contraluces de Iván Gierasinchuk) y musicalmente (Walter Broide) pero en la que termina faltando el mismo espesor que a ese monte en el que transcurre. Parir en la clandestinidad, durante la Dictadura está relacionado directamente con la apropiación de niños, y ante la decisión de quedarse a buscar a su hijita o irse y sobrevivir, el dilema se soluciona pronto. Los militares asediando a los pobladores que colaboran con los perseguidos, o el cura y la breve discusión sobre el fin de los ideales que mantenían las Ligas y que finalmente termina ayudando a que la pareja salga del país resultan algo forzados. El relato se articula tambien sobre los planos recurrentes de la lectura que una niña hace de un cuaderno de notas. Y en ese sentido, no termina de ser muy afortunada la escena final en la que ademas de apelar a un diálogo bien de telenovela cambia rotundamente el punto de vista que se venía dando, de los padres al de la niña “abandonada” por sus padres, ahora grande, con reclamos que resumen la historia y argumentan, sobreexplicando lo que había quedado de alguna manera claro a lo largo del relato.
Con un interesante e intrigante comienzo, en el que una niña se esconde entre arbustos para curiosear una caja de recuerdos y leer una vieja libreta de anotaciones, "Los del suelo", transporta al espectador a una cacería humana en el monte chaqueño y da inicio a una historia basada en hechos reales, en la que una pareja ligada a las luchas agrarias y revolucionarias de los años setenta en la Argentina sobreviven a la persecución militar refugiándose en el monte chaqueño. Juan Baldan, también realizador de los documentales Soy Huao y Arrieros y la ficción Los Ángeles, adapta la novela de Jorge Miceli “Monte Madre: Heroica Historia de Compromiso y Dignidad”, basada en una pareja de jóvenes que lucharon en el monte chaqueño a favor de los derechos de los campesinos durante la última dictadura militar argentina. En la actualidad, una niña descubriendo una libreta con anotaciones, da inicio a este relato que mediante flashback traslada la acción a la década del 70 en el monte chaqueño Argentino, para narrar lenta y paulatinamente, con una atmósfera de asedio constante, la historia de Irminia y Remo que huyen a través de la selva chaqueña del acoso de los militares, regresando al presente sobre el final con la pareja que sigue con sus ideales indemnes. Cimentado en una excelente fotografía, buena banda sonora y las sólidas actuaciones de María Canale y Lautaro Delgado, que logran componer muy bien el drama de los protagonistas, apoyados por las correctas interpretaciones de Juan Palomino, Luis Ziembrowski y Julieta Cardinali, en papeles a los cuales ya nos tienen acostumbrados, Los del Suelo logra combinar los momentos de tensión con la historia familiar y militancia política. A pesar de volver sobre una temática ya abordada en múltiples films, lo que distingue a Los del suelo es el hecho de que la historia transcurra en escenarios naturales, totalmente alejados de la civilización, y enfocada en personajes verídicos que en el mundo de hoy siguen la lucha por sus ideales, pero desde otro punto de vista.
Las luchas no se abandonan Hay películas que rinden homenaje y apuestan a la memoria. Y este es el caso de "Los del suelo". El largometraje inspirado en la novela "Monte Madre", de Jorge Miceli, se basa en la historia real de Irmina Kleiner y Remo Vénica, dos militantes de las Ligas Agrarias, en los 70, que luchaban contra el sistema por un mundo mejor. Con logrados protagónicos de Lautaro Delgado y María Canale (actriz que brilló en "Abrir puertas y ventanas"), el director Juan Baldana construyó un relato dinámico y testimonial, sin necesidad de hacer bajada de línea. La cámara se cuela en lo profundo de la selva chaqueña, donde la pareja pasó cuatro años en condiciones de extrema precariedad, que no impidieron que Irmina (Canale) diese a luz a sus dos hijos. Irmina y Remo (Delgado, impecable) intentarán levantar la bandera de sus ideales y no claudicar pese a la represión militar, que los obligó a huir de las persecuciones y a separarse de sus hijos. Uno de los atractivos del filme es que el hilo dramático de la trama se mantiene siempre arriba, sin caer en golpes bajos. Todo el elenco cumple sin fisuras y se destaca la labor de Germán de Silva, como un campesino solidario; Luis Ziembrowski, que compone a un represor detestable, y Julieta Cardinali, en un rol que es conveniente no revelar. El final de "Los del suelo" tiene una perlita, que enseña que toda lucha digna nunca es en vano.
Una pareja de militantes en la selva del noreste argentino. Ella está embarazada: ambos huyen de los militares y el parto sobreviene en pleno bosque. El film auna la intensidad de la aventura trágica con la ideología y el panorama de época, y lo que tiene atrae al espectador es mucho menos la pintura de época o el discurso que la situación de gente en peligro. Algunas actuaciones muy estereotipadas conspiran contra el resultado final.
Resistir es amar "Los del suelo" cuenta la historia de una pareja militante de las ligas agrarias del Chaco durante los años 70 que se refugia en el Impenetrable para escapar de la persecución militar y allí enfrentan el desafío de tener a su hija en plena y salvaje naturaleza. Drama, suspenso y tensión, aunados en una historia muy conocida para los argentinos, pero encerrada en otro universo. Aprender a convivir con la frustración, no dejar que venza la desesperanza, no es sólo soportar. Buscar, como si no hubiese fin a la búsqueda pero sin descansar jamás, es resistir, por amor. “Los del suelo”, filme dirigido por Juan Baldana (e inspirado en la novela “Monte madre”, de Jorge Miceli) narra la historia de Irmina Kleiner (María Canale) y Remo Vénica (Lautaro Delgado), una pareja militante de las ligas agrarias del Chaco durante los años 70 que se refugia en el Impenetrable para escapar de la persecución militar. El monte que los acobija también les presentará el desafío de tener a su hija en plena y salvaje naturaleza, y luego, el dilema de dejarla, cual relato bíblico, al cuidado de unos campesinos para salvarla de los que ellos saben que puede sucederle. A pesar de esa triste decisión, la niña es encontrada y raptada por los militares, y Rómulo e Irmina se enfrentarán a la terrible dicotomía de quedarse o, más lejos de su hija, intentar recuperarla desde el exilio. Drama, suspenso y tensión, aunados en una historia muy conocida para los argentinos, pero encerrada en otro universo, completamente diferente a la realidad de una gran ciudad. El silencio, que puede ser protagonista o retrato de las ausencias en los filmes, está curiosamente tratado en “Los del suelo”, que, con pocos diálogos (los justos) y excepcionales actuaciones de Delgado y Canale, transforman los espacios vacíos en cautivantes escenas en las que las palabras sobran. No importa lo que o cuánto hablan, sino lo que quieren decir.
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