Esto no es una película Tal vez por oportunismo, tal vez por negocio, es que llega a los cines argentinos una producción como Moisés y los diez mandamientos (Os dez mandamentos, 2016), de Alexandre Avancini, un compendio de los 254 episodios de la producción televisiva homónima de la Rede Record, que hasta hace muy poco se emitió por televisión. Si bien como producto pensado para la pequeña pantalla, la novela presentaba un nivel de producción por encima de sus competidores, con recreaciones y escenarios naturales que amplificaban las emociones que los protagonistas, en esta oportunidad, el fenómeno no logra trascender los límites autoimpuestos del formato televisivo para empatizar con los espectadores ajenos al fenómeno de popularidad y rating. Cualquier despliegue que impactaba en la TV es minimizado por la magnitud de la nueva pantalla en la que, ahora así, un ejército de egipcios se ve como un puñado de hombres perdidos en la escena. Claramente el público al que apunta una producción como Moisés y los diez mandamientos es aquel que siguió día tras días las desventuras de Moisés (Guilherme Winter), por volver a su pueblo, y con éste, encontrar la libertad en la Tierra Prometida mientras recibe los constantes embates del ejército y de Ramsés (Sergio Marone), el déspota hermanastro con el que termina por separarse ideológica y filialmente. En ese derrotero por recuperar sus orígenes, sumado a las enseñanzas que va recibiendo ad hoc, despojado de lujos y riquezas, son los que marcaran el destino de una historia que adapta libremente la narración más grande de todos los tiempos, con claros fines comerciales y de evangelización. No hay que olvidar que la Rede Record pertenece a Edir Macedo, fundador de la Iglesia Universal que alberga, al menos en Brasil, a cientos de miles de seguidores y que, gracias a esta señal, a partir de la aparente ingenua utilización de temas religiosos en novelas y programas especiales, ha logrado reposicionar al canal muy cerca de Globo, líder del rating en ese país. Moisés y los diez mandamientos transita los episodios de la tele con un gran poder de síntesis, no siendo esto algo bueno, sino, todo lo contrario. El trabajo del editor por resumir en 120 minutos los episodios de las dos temporadas de la novela, no sólo descansa en la elipsis como principal figura y la narración en off de Josué (Sidney Sampaio), sino que estas funciones terminan por resentir las acciones, construyendo un relato espasmódico, sincopado, sin sentido por momentos (los personajes y las situaciones desaparecen ante nuestros ojos), y que hasta puede generar risas en situaciones dramáticas. Este film es un producto destinado para los fanáticos de la producción televisiva, pero que en su versión cinematográfica no puede superar las propias trabas del medio del que surge, y termina por transformarse tan sólo en un programa de tele en el cine sin ningún atractivo y con muchas más fallas de las que podrían haberse visto en la pequeña pantalla.
Pongamos las cosas en claro: Fue un teleteatro de gran despliegue que cosecho enormes audiencias en su país de origen y en el nuestro. Por eso a sus productores se les ocurrió que resumir los más de cien capítulos en dos horas y pasarlos por el cine iba a repetir el suceso y el Brasil tuvo un éxito arrasador y aquí esperar repetir el acierto. Obvio que se nota en diálogos y situaciones que alteran los hechos bíblicos en algunos detalles, la profusión de planos y contraplanos, que se trata de un lenguaje propio de la televisión que nada tiene que ver con el cine. Sin embargo explotaron al máximo todo lo invertido en efectos especiales: las plagas y las aguas que se abren para darle todo el tiempo necesario que los fanáticos revivirán con satisfacción. En apariencia dedicada a un público cautivo que siguió con santa paciencia todo lo que ocurría capítulo a capítulo, que se supone concurrirán a revivir lo que vieron por la tele lo único que notaran es que el resumen tiene un narrador. Y algunos diálogos se volvieron a grabar para prolijar el material que ya tenían. Es tele de un nivel de producción excepcional para el género pasada en el cine. Resumen de la tele bien hecho nada que ver con el lenguaje cinematográfico.
Sólo una cuestión de tamaño Como sucede con muchos productos televisivos llevados al cine, en el film basado en la telenovela brasileña homónima no hay una verdadera adaptación al lenguaje cinematográfico, sino un simple pasaje de formato. Actuaciones exageradas en primeros planos; gestos subrayados para que se entiendan las intenciones de los personajes, enamoramiento a primera vista; todos los elementos propios del culebrón televisivo están aquí. Tampoco ayuda que el guion, aun teniendo a una gran historia en la que basarse, sea muy flojo y aburra con su misión evangelizadora. Eso sí, el espectador fanático de la telenovela podrá disfrutar de ver a los personajes en tamaño gigante.
El pecado de la limitación En Moisés y los diez mandamientos (2017) se narra la vida de Moisés (Guillherme Winte), el hijo adoptado del faraón de Egipto, centrándose en su renuncia a los lujos de la clase alta para seguir los pedidos de Dios en la tierra y así liberar al pueblo judío. La película fue armada con distintas escenas de las dos temporadas de la novela de la serie de televisión y los momentos mas impactantes de la historia del profeta. En este preámbulo es donde cae parte de la narrativa del film: al contar cada aspecto de su vida -niñez, adultez, su enamoramiento y hasta el momento que se rebela- la película acusa un ritmo lento y poco entretenido. La consistencia de Moisés y su transformación se pierde en una película de un largo desarrollo pero con pocas emociones. La adaptación libre del texto bíblico a cargo de Vivian De Oliveira no desarrolla de manera fluida el relato de Moisés, ni trata de una manera menos superficial los problemas internos que acarrean al personaje. En cuanto a la dirección de Alexandre Avancini y las actuaciones, Moisés y los diez mandamientos siguen la línea televisiva más que la cinematográfica, con interpretaciones demasiado exageradas, primeros planos para generar emoción en el espectador y diálogos incoherentes con el contexto en el cual se desarrollan. Aunque compartan muchos puntos sensibles, no es lo mismo recrear una historia para la televisión en su construcción narrativa como también así en los diálogos, acciones y consecuencias de sus protagonistas. Por otro lado, resulta contraproducente el abuso del slow motion, ya que pierde peso dramático su uso reiterativo con el fin de brindar a las escenas una emotividad superior. Los efectos especiales, el vestuario y la puesta en escena de Moisés es uno de los puntos más altos de esta producción brasileña. Sin embargo, es inexplicable como utilizan, por ejemplo, una canción en inglés para representar una escena de amor, totalmente fuera de contexto y lugar. Moisés y los diez mandamientos es una película enfocada para el nicho que siguió los capítulos en la televisión y quedó atrapada por esta historia, pero nada más. No aporta más a la caracterización de este regalo clásico bíblico, ni tampoco ofrece un panorama diferente a lo ya visto en la serie, limitándose a eso para no defraudar a sus fanáticos.
“y también llorareis… pero de risa” Se estrena este jueves 23/2 “Moisés y los diez mandamientos” film basado en la historia bíblica de Moisés bajo la adaptación libre de Vívian de Oliveira y con la dirección de Alexandre Avancini. Esta rareza es un producto derivado de una serie de tv brasilera de mucho éxito en su país (actualmente entiendo que se está emitiendo en un canal de aire local) Lo que hicieron fue un montaje con las mejores escenas del material televisivo, incorporando un despliegue interesante en el campo tecnológico, donde hay escenas sumamente bien logradas. Lo que ocurre es que la historia, basada en ese género histórico/bíblico, fue pensada como una tele-novela. Tal vez lo más atractivo de esta película es las risas que pueda despertar en los espectadores. Porque a falta de emoción estamos frente a un sinfín de situaciones muy graciosas y ridículas. Ejemplos por citar solo algunos: anticipar casi todo lo que va suceder con la palabra, repetir una historia varias veces como hace su protagonista en alusión a una semilla que lleva consigo, o cuando se enamora y encuentra a su chica… con música actual, en cámara lenta, cual videoclip (?) El cine no es tele-novela ni tampoco es a la inversa. Cada cual tiene su estructura. Aquí no se respetó el lenguaje cinematográfico y no hay construcción del verosímil. Lo que sucede es que termina siendo como una parodia. Este hibrido es el resultado de esa extraña mezcla de novela-cine. Es muy meritorio el trabajo realizado por todo el equipo técnico, así como también del elenco, y de verdad hay escenas muy bien logradas, pero no alcanzan ni por lo bajo para llevar la bandera en alto de que lo que estamos viendo sea Cine. Y sobre todo una historia tan atrapante y apasionante como debería ser la que despierta un personaje como lo es Moisés. Entiendo que para los fieles seguidores de la novela será un placer ver en pantalla grande esta selección de escenas. Para los demás, me incluyo, nos queda la risa.
Un rejunte promocional disfrazado de película. Que la televisión se encuentra en una época de oro no se puede negar. Tampoco se puede negar que una gran parte de ese oro se debe a que la gran mayoría de las producciones cuentan con una calidad cinematográfica que se puede proyectar en cualquier sala. Ahora, falta reconocer que una cosa es una serie con calidad cinematográfica y otra muy diferente una telenovela, que por más calidad cinematográfica que tenga, es y será lo que su nombre la define: una novela para la televisión. Moisés y los Diez Mandamientos no consigue despegarse de este estigma y su proyección cinematográfica no consigue más que agrandar y hacer inconfundibles las exageraciones que podrían haber pasado desapercibidas en la pantalla chica. Previamente en….: La historia de Moisés y los Diez Mandamientos es la que ya todos conocen de múltiples versiones cinematográficas o de la misma biblia, así que es medio en vano repetirla. El hecho concreto es que estamos ante un resumen de dos horas de los cientos de capítulos televisivos de una novela que es un éxito. Lamentablemente este resumen, entre sus cortes abruptos y su carencia de lógica, ponen en evidencia sus claros orígenes telenovelescos, donde las exageraciones, las reiteraciones, los diálogos sobreexplicados, y los golpes bajos están a la orden del día. Este intento de dar una coherencia universal, no hace más que mostar el principal error de la mayoría de las telenovelas que es su cortoplacismo narrativo; resuelven las cosas del momento sin pensar en el futuro, y el resultado es que cuando se hacen estos resúmenes se pone en evidencia su falencia narrativa como un todo. Esto hace que salte a la vista que sea un producto para los seguidores de la serie, pero con una función de prensa repleta y una salida comercial en salas descomunal, demuestra que tienen la esperanza de que los que no siguen la serie lo hagan. Esto cuece la pregunta de ¿Para que se molestarían en pagar una entrada para ver un rejunte de una serie que durante un año pudieron ver gratis en la comodidad de su hogar? ¿Por qué pensarían que a los espectadores que no convencieron televisivamente, van a tener mejor suerte de convencerlos presentando el mismo producto en una pantalla de cine? En realidad, lectores, lo que parece ser un gran despropósito, en realidad tiene un motivo muy lógico: calentar los motores para una secuela (que cuenta la historia de Josué), recién llegada a las pantallas argentinas. En materia técnica, decir que su fotografía es muy televisiva sería incurrir en una redundancia, pero hay una cuidada dirección de arte y vestuario atenta al detalle. No obstante, el único momento donde consiguieron que me callara la boca fue en la secuencia de la partición del Mar Rojo. Por el costado actoral, no me voy a meter con los intérpretes. Ellos construyeron una performance para la televisión y sería injusto analizarla con estándares cinematográficos, puesto que son sólo víctimas de este rejunte. Conclusión: Moisés y los Diez Mandamientos es un “previamente en…” de dos horas para tener al día a sus seguidores y ver si pueden sumar más adeptos para su secuela. Que una telenovela tenga calidad cinematográfica no siempre significa que el cine sea el mejor lugar donde mostrarla.
El arrollador éxito de la televisión llega ahora a las salas de cine para seguir confirmando que hay mucho público para las típicas historias de novela. Hay que ser realistas, su trasfondo bíblico es una mera excusa que funciona en los tiempos modernos, pues el amor, la traición, la venganza, la redención y demás, existen desde Antes de Cristo y no hay nada que no hayamos visto. Siguiendo con la línea de la pequeña pantalla, el film está doblado al español, lo cual le quita credibilidad con esas voces caricaturescas opacando una historia que originalmente está en portugués, por lo que desde el vamos no podemos esperar fidelidad histórica. Está bien, se entienden las cuestiones presupuestarias y la audiencia masiva a la que apunta, y fue por eso también que el actor Sidney Sampaio (Josué en la ficción) debió aclarar el tema de no tener a un Moisés tartamudo en el proyecto, un cuestionamiento que aunque no lo crean surgió entre los periodistas presentes en el pre-estreno de la película. Dos años de rodaje bastaron para que el relato mundialmente conocido por toda religión acerca del niño que fue librado a su suerte en un cesto de mimbre a orillas del Río Nilo cuando el emperador egipcio ordenó matar a todos los primogénitos varones, y que muchos años después se convertiría en el libertador de un pueblo hebreo oprimido y esclavizado por Ramsés y los suyos, vuelva a arrojar material suficiente como para completar dos piezas de entretenimiento, si me disculpan, básico. Y esto no lo digo por malicia, sino porque se nota que los actores -al menos los presentes en la conferencia de prensa- apenas si conocían la misma historia que nos contaron a todos cuando éramos pequeños y nos preparábamos para nuestra primera comunión. El propio Guilherme Winter confesó que solamente leyó un libro y se inspiró en líderes como Martin Luther King o Che Guevara para preparar su personaje. Una preparación profesional cimentada únicamente en los evangelios de conocimiento público, sin ningún tipo de investigación que profundice algún tema político o religioso; de hecho, esa fue otra de las preguntas que surgió en la sala, pero lamentablemente ni los guionistas tuvieron la intensión alguna de ir más allá del mero cuento del héroe predecesor a Jesús. Como muchos de ustedes, respeto la religión y no pretendo que una telenovela sea el reflejo de cuestiones que trascienden las páginas de la Biblia, por eso me conformo con que Moisés sea lo más parecido a un cuento para niños. Eso sí, no se me ocurriría faltarle el respeto al esfuerzo de producción desbocando risas a montones, como lamentablemente lo hicieron muchos de los que me acompañaron en la jornada de proyección y presentación del film en Argentina. En fin, si decides gastar plata de tu bolsillo quedas advertido de que no vas a ver nada diferente a lo que sale en la TV, un formato que acaba siendo el indicado para un relato tan extenso. La actriz Giselle Itié, que interpreta a Zípora, se mostró orgullosa de representar a –si se quiere- la primer feminista conocida en la historia, sin embargo, en el largometraje la vemos nada más que en dos o tres escenas que no destacan su personaje por culpa de los cortes bruscos hechos en montaje para ensamblar muchas de las partes que fueron rodadas a lo largo de este tiempo, ya sea para el cine como para la tele. Los tres actores que visitaron nuestro país para presentar la película. En lo que respecta a categorías técnicas, lo único salvable es la puesta en escena y algunos vestuarios, pues el plano musical deja mucho que desear, con elecciones cursi que arruinan algunos momentos clave. Y hablando de ropa, destaco que los actores hayan soportado temperaturas de casi 40 grados centígrados ataviados en ponchos y túnicas; a este detalle, Sampaio agregó que su preparación constó de caminatas a mediodía en la playa caracterizado como Josué. En la misma línea, Winter dijo que hasta fue a cenar a un restaurante viéndose como Moisés e Itié que el vestido blanco bordado que usó para la boda con quien fuera de la pantalla también es su pareja estable fue su favorito. Al fin y al cabo, la perfección de esta mujer está más para una Wonder Woman que para el nacimiento de los mandamientos, y la teoría aplica para todos los intérpretes, otro detalle que claramente no está librado al azar. Nadie puede asegurar cómo se veían los hebreos en aquellos tiempos, pero de seguro no tenían la gracia física de los protagonistas de Moisés y los diez mandamientos.
Después del éxito de la telenovela, la primera brasileña basada en una historia bíblica, llega la adaptación al cine, también suceso de taquilla en su país, donde millones de creyentes explican en buena medida el fenómeno que llega desde esa usina de grandes culebrones con asuntos más cotidianos. Con limitaciones técnicas y artísticas evidentes, que hacen la vista bastante insufrible, pero una ambición desmesurada, el film muestra los más famosos pasajes de la Biblia. ¿Le alcanzará la tracción de la novela para llevar espectadores a los cines argentinos?
Su desarrollo se encuentra bastante monologado y apenas comienza vemos a Josué (Sidney Sampaio) guiando a sus tropas, gran parte de las escenas continúan de la misma forma y las soluciones resultan algo obvias. Moisés (Guilherme Winter) se reencuentra con sus hermanos, Aarón y Miriam, su madre, Jocabed, y su padre Amirán, además de eso, se enfrenta quien un día fue para él como un hermano Ramsés (Sérgio Marone, "El clon" Tv Serie) pero le falta euforia. Los momentos heroicos y fraternales que tienen que emocionar nunca llegan a hacerlo. Uno de los puntos más altos son las plagas y aunque un momento que podrían haber aprovechado como es el de la apertura del mar Rojo no se destaca. El personaje de Zípora (Giselle Itié, “Los Indestructibles”) aparece poco y se nota que algunos actores quedaron fuera del film. No vi la serie para televisión, pero sé que cuenta con muchos seguidores y fans. En esta versión cinematográfica (La proyección a la que asistí) las voces de los actores se encuentran dobladas hecho que no los favorece, además por lo citado anteriormente no resulta atractiva.
El curro Todos sabemos que Moisés y los diez mandamientos fue un suceso indiscutible el año pasado. La súper producción brasileña captó millones de espectadores en todo el mundo y tuvo una gran aceptación por parte de los más creyentes. Hubo numerosas adaptaciones relacionadas con el tema, Los 10 mandamientos, El príncipe de Egipto y la nefasta Exodus: Dioses y Reyes. Acá es donde está el gran error de esta propuesta. Hacer una película de esta serie parece un robo a mano armada, con el simple hecho que todo fue simplemente una edición de los mejores momentos de los 250 capítulos que constituían la serie. Nada nuevo, todo similar a las propuestas previamente mencionadas. Por otro lado, los fans seguro que lo disfrutarán por ver una versión resumida de la historia de Moisés. Es una buena idea de marketing, sí, pero en el campo del cine es algo muy trillado. Los efectos especiales, la selección de escenas y la edición del filme son rescatables. ¿Hace falta aclarar que la apertura del Mar Rojo es uno de los mejores efectos logrados? Este es un detalle no menor: la serie se pudo sostener. Simplemente y en resumen Moisés y los diez mandamientos logra captar a los fans y no tan fans con una buena edición, pero esperaba algo novedoso, detalle que no encontré. La televisión pudo ser su fuerte pero en el cine, como antes cité, no es más que un filme. Al menos logra redimir Exodus con creces.
Moisés y los 10 mandamientos: Porno cristiano. La novela desembarca en la pantalla grande para dar nauseas en el fútil y poco estrellato que la mantiene viva. Desde Brasil llega la película basada en una telenovela basado en una lectura banal de la Biblia (di plagio, di plagio, di plagio)… y no es más que eso, una lectura superflua de una mistifica figura fervorosa de Moisés. Desde su nacimiento hasta la llegada de los 10 mandamientos (sí, solo al final lo deja al borde la justificación del título), la obra narra la historia de Moisés y su lucha por la liberación de los esclavos en Egipto. Todo esto con la ayuda de su Dios que aparece en diversas situaciones en voz off y siempre será el camino correcto, no se cuestionara sus ultimatos o su falta de benevolencia. Como si lo hubiese dirigido el propio Ned Flanders de “Los Simpsons”, las secuencias de sangre no tardan en aparecer y destacar de forma negativa. El protagonista castiga a aquellos quienes se someten a su juicio a actos de crueldad (será subjetivo, ya que antes de asesinar a un militar que da latigazos a un sirviente, masacró en diversas guerras a varios soldados) de los cuales nunca tendrá arrepentimiento, ni siquiera cuando se queda deslumbrado ante él el mandamiento de “no matarás” que le otorga su Dios. Un salvador sin problemas arrepentimiento, un héroe perfecto, limpio y constantemente purificada por la fe. Pero el mesías no está solo; su esposa, quien según la actriz es una figura feminista aunque en el largometraje se vive ocultado detrás del creyente. Sus hermanos, uno el rey quien es el enemigo oficial en el drama, y el otro el creyente que en su forma espiritual y pecadora muestra y preserva las decisiones de Dios. Su padre, el orador y seguidor más fiel que pudo existir (hasta tal punto de llegar al ridículo). Y Josué, el mulo predilecto del aventurero principal quien además deberá seguir con el camino para realizar más episodios, es decir, una hipotética “secuela” abierta. La tesis cristiana se basada en “florecer” en tierra hostil, la cinta recurre a está analogía a través de una semilla pasada del padre de Moisés a futuras generaciones (hay momentos donde el objeto emprende más odisea que los propios protagonista). ¡Qué paradoja que se utilice una defensa santotomista para una devoción evangélica! El pasaje de la pantalla chica a la grande es directo y abrupto. No se han molestado en cambiar su producción de telenovela y parece un recorte del acto escolar colegial de un chico que representa la época colonial; con actuaciones exageradas, reiteraciones y la búsqueda de un espectador distraído para sucumbirlo en una ola de propaganda religiosa. Son un selección de capítulos montados de forma redundante para que se lleve a cabo un resumen de dos horas. Uno pensaría que con “Éxodo: Dioses y reyes” (2014) llegaríamos a acuerdo de muerte súbita con los relatos bíblicos. Sin embargo, la recaudación extranjera de $29.800.000 por parte de la cinta brasileña nos da una idea que no terminaran por un largo periodo. Y lejos ya estamos de volver a ver una aventura épica como “Los diez mandamientos” (1956) de Cecil B. DeMille. La única respuesta que puede tener la pregunta: ¿Cómo es posible y qué motiva a que salga esta clase de propuesta en el cine? Es como diría Don Cangrejo del Krustasio Kaskarudo: “El dinero”.
Crítica emitida en Cartelera 1030 Sábados 20-22hs por Radio Del Plata AM 1030
Imagine alguna telenovela emblemática de la televisión argentina, por ejemplo Grande Pa, Verano del '98, Casi Ángeles, Campeones o Graduados. Ahora imagine esta tira compactada en dos horas, pero no a modo de resumen o de "mejores momentos"; imagine que con el material acumulado durante años, un montajista inventa una película autoconclusiva. Nada cinematográficamente coherente saldrá de algo pensado para un formato diario, con planteos lisos para evadir en el televidente cualquier esfuerzo hermenéutico. Moisés y los 10 mandamientos es una experiencia traumática: toma el material grabado para televisión y moldea con ello una película. Su visionado no brinda siquiera un placer nostálgico, por el contrario, equivale a testimoniar el ultraje del traspaso: los saltos narrativos son obscenos, cientos de personajes secundarios se extravían y las escenas carecen de atmósfera al ser simples cúmulos climáticos. Es como desmembrar un cadáver y sin el torso rearmarlo para una exhibición altanera y triunfal. Suponer que un despliegue de extras o el uso de decorados naturales hace cinematográfico per se a un producto audiovisual, es grosero. Este pensamiento primitivo incluso denigra al formato televisivo, dando por sentado que el ADN del cine se detecta en sus recursos de producción. Moisés y los 10 mandamientos fue y será una telenovela, regurgitar la misma historia en la sala de un complejo es un acto de mala fe, una operación canalla que injuria el legado de la serie al convertirla en no-película. Imaginemos ahora a un espectador virgen, desconocedor de la materia prima. De estas dos horas sacará las siguientes conclusiones: la trama es zigzagueante, las actuaciones son chillonas, el vestuario es una comparsa, las paredes están pintadas con aerosol, la música fue hecha con samplers y los efectos especiales son trabajos prácticos de un taller de postproducción. Este espectador virgen también se preguntará por qué los hebreos le reclaman a los egipcios “mejoras salariales” o en el palacio los criados le dicen “señora” a Nefertari, replicando con tanta fidelidad la jerga novelesca. La Biblia es una obra literaria excepcional. Se necesita estar enfermo de codicia para maltratar así una estructura dramática que suele dar buenos resultados. Lo mejor que le podría pasar a Moisés y los 10 mandamientos es huir cuanto antes de la cartelera, cediéndole su espacio a películas que, fallidas o no, se pensaron como cine y apuestan por un encuentro con el espectador.
Importa menos la inexactitud histórica (todo cuento de la Biblia será inexacto siempre), el cambalacherío de los decorados, las actuaciones enfáticas, los exteriores de cartón piedra, los efectos digitales realizados con una tablet de oferta. Lo que importa es que todo esto le falta al respeto a cualquier espectador que espere una película y no un video promocional y mal hecho para la trasnoche televangélica.
Empecemos por el título, ¿No tiene cierto aire a nombre posible de un conjunto musical de bailanta berreta? Ni cumbia, mire. Algo de eso hay cuando el subtitulo del producto es “La Película”. Eso daba cuenta que se trataría de una traslación al lenguaje del cine de un producto realizado para otro medio, en este caso televisivo. Pero no. En realidad es un trabajo de editores, (montajistas, es otro cosa), que cortaron y pegaron lo necesario, o no, para reducir dos años de telenovela en un pastiche de dos horas y pueda ser un tanto coherente. Eso se logra, a medias, alguna coherencia interna tiene, lo que además posee es una total falta de cohesión y respeto con la historia en la que dice basarse. Si eso fuese todo el problema entonces no importaría que Moisés fuese llevado a las aguas del Nilo por su madre y no por su hermana Miriam; que la madre fuese sirvienta de la princesa que lo rescata del río a Moisés, y además cumpla la función de matrona del niño elegido; que el pequeño devenga en tartamudo por la mano de Dios; ni siquiera que Aarón, su hermano, ya no es, según esta película, la voz del patriarca, porque no es necesario, y pase a ser una figura decorativa y que la mayoría de las situaciones que suceden estén fuera de los tiempos que marca el texto bíblico. El problema es que al cortar y pegar se pierde en muchos pasajes y por completo las continuidades espaciales, temporales, lumínicas, dialógicas, saltos lingüísticos cinematográficos, que al ser un relato conocido por el público hasta podrían pasar desapercibidos, pero son tan burdos como José Luis Rodríguez cantando la “Oda a la Alegría” de Ludwig Van Beethoven, por ende inevitablemente sufridos, por el público, claro. Dicho de otro modo, se respira todo el tiempo el aire de culebrón telenovelístico con todos y cada uno de los elementos inherentes a ese formato: los paneos sobre primeros planos, gestos ampulosos, música empalagosa, y muy malas actuaciones, ni las cobras se salvan. Eso si, algunos efectos especiales de buena factura, pero a esta altura la tecnología al alcance de cualesquiera hace todo posible en estos términos. En otros términos, aburre, más allá de las risas que puedan producir algunos desatinos La serie fue de mucho éxito, público seguidor, no he visto la telenovela y habiendo visto lo que ví, no quiero, ni creo haga falta que siga viendo. Acá funcionaría el libre albedrío. No diga que no se lo advertimos.
El lunes 20 de febrero se llevó a cabo la proyección de Moisés y Los Diez Mandamientos – La película y luego de eso sus famosos protagonistas dieron una amena conferencia de prensa en Cinemark Palermo. ¿Seguiste la novela? Entonces seguro te interesa saber todo sobre este fenómeno. Puede gustar o no, pero hay que reconocer que esta producción de temática bíblica ha sido un verdadero éxito en Brasil, Argentina y otros países donde de vendió, así que, alguna curiosidad genera. Primero te cuento sobre la conferencia de prensa. Allí estuvieron Guilherme Winter (Moisés), Giselle Itié (Zipora) y Sidney Sampaio (Josué), el mismo que ahora protagoniza “Josué y la tierra prometida”. Con humor y simpatía los tres actores hablaron sobre lo importante que fueron estos papeles en su carrera y en sus vidas, la experiencia de rodar la novela, la construcción de los personajes y hasta el increíble vestuario que usaron durante las grabaciones. Acá te comparto el registro de sus declaraciones y te pido disculpas si ves que ¡ups! de golpe hay un movimiento brusco, pero te podrás imaginar que estaba lleno de periodistas :O Sobre ‘Moisés y los Diez Mandamientos – La película’ El film es un resumen de las dos temporadas de la novela -más de 200 capítulos- con especial foco en el personaje de Moisés y lo sucedido en la primera temporada. Lo positivo, sin dudas, es el nivel de producción, trajes, escenarios, efectos: no es algo que se vea a menudo en novelas latinoamericanas. El problema del film es simple: lo que funciona en televisión no siempre funciona en cine. El resumen está bien hecho pero hay muchas escenas que carecen de verosimilitud y quizás en la sala de cine se nota más que en el comedor de casa. ‘Moisés y los Diez Mandamientos’ se proyecta doblada al castellano pero, según informaron durante la conferencia de prensa, es probable que se hagan proyecciones subtituladas. Conclusión: si viste la novela y querés revivirla, esta es tu película, sino, seguí de largo. ‘Moisés y los Diez Mandamientos’ resulta, lamentablemente, una comedia involuntaria. Puntaje: 2/10 Título original: Os Dez Mandamentos: O Filme Duración: 120 minutos País: Brasil Año: 2016
Entiendo el entusiasmo de algunos por el estreno de este "resumen" de la legendaria producción televisiva de la Rede Record brasileña. En Argentina, así como sucediera en su país de origen, el producto funcionó muy bien, haciendo foco en un público ávido de conectarse con esta clásica historia religiosa. Buscando extender el lucro de alguna manera (no le encuentro una explicación artística, realmente), nos llega un compendio de 2 horas de duración que compilan lo mejor de ese recorrido (254 capítulos) en caso de que quieras revivirlo o sumarte a la experiencia. No se mucho que decirles. Conozco gente en mi familia que amó esta novela. A mi en particular me parece que es súper televisiva y que no tenía demasiado sentido llevarla a la pantalla grande. Y menos así, cortando y editando a diestra y siniestra tramos e intentando que haya algo de coherencia y cohesión en el relato. Sin mucho para amplificar (aunque haya ahora narrador que explique y connecte los eventos), ya sabemos de que va la historia de Moisés (Guilherme Winter), en su camino por darle a su pueblo libertad y llevarlo a la Tierra Prometida. Su rival es Ramsés (Sergio Marone) quien oprime a los judíos (ya conocen la historia) y tiene un tema personal con su hermanastro... Si, las secuencias más impactantes de la serie se ven mejor, y hay algunos díalogos que también se volvieron a grabar para hacer lucir un poco más al producto en este formato comercial. Ojo, que quede claro que me parece un producto muy jugado que en su tierra funcionó a pleno y hay que reconocer. Lo que si, la película que resume toda esa legión de capítulos, no logra convertirse en una buena alternativa cinematográfica para el público que no fue fan de la novela. Como espectador neutral, la sentí bastante desordenada en su narración, los eventos iban demasiado rápido (menos es más?) y no logré desprenderme de sentirla televisión. Incluso con el dolby taladrándome a full los oídos. No se. Quizás les guste ver una novela así. Lo dudo pero... Debe haber público para este "Moisés y los Diez Mandamientos" y seguramente ellos se podrán reencontrar con aquello que ya han visto y disfrutado en la pantalla chica...