Neo-adultez servida en bandeja (de DJ). El sub-género “coming of age” en el cine norteamericano suele moverse dentro de tropos cuyo telón de fondo suele ser familiar y de rápida asimilación: el último verano, el último año de secundaria, la llegada a una nueva ciudad, el viaje iniciático, etc. Respaldados por el hecho de que la psicología declaró hace tiempo que la adolescencia habría corrido sus límites incluso hasta los 25 años de edad, podemos decir que Música, Amigos y Fiesta (We Are Your Friends, 2015) intenta hacerse un lugar dentro de esta categoría. Cole (Zac Efron) es un joven que vive en el valle californiano junto a sus tres inseparables amigos, y su sueño es convertirse en DJ. El entorno no colabora y Cole se ve forzado a arreglárselas subsistiendo como sea en pos de mantener vivas sus aspiraciones de pincha discos. Un famoso DJ que ya pasó su momento de gloria lo tomará bajo su tutela e intentará guiarlo al mismo tiempo que introduce en la vida del joven a su atractiva novia/ asistente personal Sophie (Emily Ratajkowski). El director Max Joseph -conocido por su labor en la serie de MTV Catfish– intenta mostrarnos cómo es la vida en el lado menos lujoso de la soleada California, donde se vive al día y los sueños tienen que hacer lugar a las obligaciones. Logra un buen trabajo representando a una generación cuyos anhelos no son trabajar en una oficina o un banco hasta jubilarse, como supieron hacer sus padres: los nuevos jóvenes quieren inventar el próximo Instagram, hacerse millonarios y vivir de fiesta. Cole vive atrapado en un eterno conflicto entre perseguir sus sueños o “desperdiciar” sus mejores años drogándose y enfiestándose con sus amigotes. Efron queda encerrado nuevamente en un personaje que es demasiado bueno y siempre intenta hacer las cosas bien para todos, sin grises. Ratajkowski por su parte cumple con creces la función de ser el atractivo visual dentro del film; la modelo y actriz no entrega por el momento interpretaciones descollantes pero su belleza (posiblemente la razón por la cual la tenemos en pantalla) distrae de forma efectiva respecto de otras habilidades. Por momentos estamos ante una película que se propone narrar muchas cuestiones al mismo tiempo: intenta ser una crítica o análisis de la juventud actual, una historia de amor, un relato de amigos y una crónica de superación. Promediando el film la narración se apoya demasiado en el dramatismo y el tono cambia drásticamente, algo de lo que después se le hace difícil volver. Vale la pena mencionar ciertas secuencias con interesantes animaciones y efectos visuales que ayudan a poner en imagen el submundo de la música electrónica y las drogas, e incluso se animan a desarrollar una teoría respecto de la biología del género musical. Es una pena que esta veta no tenga mayor desarrollo dentro del film. Así como Fiebre de Sábado por la Noche (Saturday Night Fever, 1977) en su momento supo retratar desde las pistas el drama adolescente a fuerza de música disco, Música, Amigos y Fiesta intenta hacer algo similar tal vez con un resultado más discreto; su mayor aceptación seguramente estará dentro del target de 18 a 25 años, lógicamente.
Un aceptable track Música, fiesta y amigos (2015) no es, contrariamente a lo que dice su nombre, sólo una película de fiesta, diversión universitaria y descontrol al estilo American Pie (2010) y Proyecto X (2012). Es el ascenso forzoso y difícil para salir adelante, con los condicionantes que aparecen el día después de terminada la fiesta. La música electrónica es el eje e influencia en una historia sobre un grupo de jóvenes que buscan cumplir sus sueños con una vida de excesos y decisiones, tanto malas como buenas. Cole (Efron) es un DJ que, junto a sus amigos de la niñez, buscan superar las barreras del barrio donde crecieron, el valle detrás de Hollywood; para llegar a la tierra prometida o a ese lugar ficticio que la ciudad de los famosos ejemplifica como sus sueños. La parte argumental de la película es predecible y lineal hasta que surge un punto de ruptura que trae consecuencias importantes para cada personaje. Un film que va un poco más allá y reflexiona sobre lo que pasa el día después de una noche de juerga y los límites, excesos y riesgos por los que caminan diariamente, entre drogas y otras cuestiones. Max Joseph hace una aceptable dirección con secuencias introductoras de la electrónica, explicándole al espectador de quq manera ésta repercute en nuestro cuerpo y como se relaciona de manera fisiológica con nuestros latidos y sentidos. Zac Efron, a pesar de seguir con el estereotipo de ser el chico lindo y malo fuera del colegio, cumple y transmite emoción en su búsqueda intermitente por llegar a destino. Emily Ratajkowski padece el mismo síntoma que Efron pero logra salir airosa gracias a su sensualidad, a pesar de cosechar una actuación modesta. El cast en general pasa la media y entrega una buena performance que suma a la exigencia del film. Grandes temas de artistas internacionales de este género musical vibran y acompañan a la perfección el relato accidentado de Efron y compañía, con tracks pegadizos y de calidad, como el de la banda Justice y el nombre que da título al film. Música, fiesta y amigos busca diferenciarse del resto desde su mensaje hasta en la manera en que constata su relación final con la electrónica: la autenticidad de un beat, de un track que lleve al protagonista al estrellato, está en las pequeñas cosas cotidianas que nos rodea, y no en un sonido preestablecido generado en una cpu. El film amplía los límites de la comedia-universitaria estadounidense nutriéndose de la amistad y la electrónica, directamente relacionada a las drogas con un mensaje diferente y especial acerca de las decisiones sobre cómo alcanzar los objetivos personales.
Los chicos sólo quieren divertirse Una ópera prima que oscila entre diferentes rumbos sin definirse finalmente por ninguno. Es llamativo que un film titulado Música, amigos y fiesta tenga una carga de desencanto tan grande y notoria, pero lo cierto es que la ópera prima de Max Joseph está bastante lejos de ser la comedia que el tráiler invitaba a suponer. El protagonista es Cole (Zac Efron), un joven sin demasiadas cosas que hacer más allá de soñar con convertirse en DJ. Su meta se vuelve cercana cuando conoce a un reputado colega (Wes Bentley), quien a su vez tiene una novia/asistente (Emily Ratajkowski) con la que Cole empezará a llevarse demasiado bien. Lo más interesante del film es su mirada pesimista sobre la viabilidad de un futuro próspero. Tanto Cole como sus tres amigos saben que el mundo es un lugar inhóspito, mucho más salvaje que el sueño americano indica. Lástima que esto sea apenas un esbozo, y que Joseph elija construir una película que se limita a campear entre un coming of age, una comedia romántica para adolescentes y una historia de superación sin nunca decidirse por ninguna de las tres.
La conexión con el prójimo a partir de la creación musical sirve como excusa para plasmar una comedia con ritmo tecno sobre la amistad y los excesos. El actor Zac Efron, el mismo de High School Musical, Las novias de mis amigos y Buenos vecinos, entre otras, protagoniza esta nueva comedia dirigida por el especialista en cortos documentales Max Joseph, quien entrega un relato fresco y joven sobre la música, la amistad y las oportunidades laborales en el Valle de San Fernando. "¿Algún día seremos mejor que esto?" se pregunta Cole -Efron- junto a su grupo de amigos mientras busca su lugar en el mundo. El es un DJ que está alerta frente a su gran oportunidad de su vida mientras crea música para poder conectarse con el prójimo en esta historia que se mueve al ritmo del tecno, los tragos, la noche y las conquistas amorosas. Mientras comparte una casa con un chico que viene de clase trabajadora, un buscavidas que no le teme a los excesos y un nerd, que termina siendo su mejor amigo, Cole también enfrenta la competencia con un DJ profesional -Wes Bentley- que sale con la chica de "sus sueños" y sucumbe frente a la tentación del dinero que le ofrece un trabajo poco feliz en bienes raíces. Música, Amigos y Fiesta no pretende otra cosa que entretener y mostrar el periplo de los chicos desde Los Angeles hasta Las Vegas con un tono más amargo en los minutos finales y con toques de animación que muestran los efectos del consumo de alguna droga en medio de un baile nocturno. En ese camino incansable de búsquedas, errores, traiciones y excesos, Cole tendrá que encontrar su propio sonido y su propia historia para dar con el tema justo.
Un producto dedicado a los fanáticos de la música electrónica, con un argumento tonto que muestra los sueños de un chico por llegar a ser dj famoso, logra la protección de uno consagrado pero se enamora y concreta con su novia. ¡Oh! Zac Efron había intentado un camino de mejores películas. No es este caso.
Con sólo invocar a Zac Efron me parece que esta película podría lograr llenar salas con sus fanáticas teen; sin embargo, no creo que les guste la imagen que esta carita tierna tiene para ofrecer en un buena parte de la peli. La insípida frase que sirve de titular no sirve para averiguar qué hay detrás de esas palabras que lo componen: Música, Amigos y Fiesta . Es que si uno se pone a pensar en ellas, evoca buenos momentos, más que otra cosa. El punto al que el director Max Joseph quiere llegar es a mostrar el camino a la fama de un joven con auriculares y que ese joven, tiene amigos que podrían condicionar su ascenso. Ser DJ, más que un trabajo serio, suena -utilizando un verbo del rubro-, a que esta persona se pasa gran parte de su vida escuchando música y enganchándola para que la gente baile y él (David Guetta) o ella (Calu Rivero, París Hilton) gane dinero, se haga famoso y viaje por el mundo. OK, es cierto esto de convertirse en una celebridad pero lo que este filme quizá muestre es que también se puede ser un artista que haga bailar a multitudes al son de una música que se extrajo de la vida misma y no tanto el sonido electrónico en sí. Antes de eso, Cole (Zac Efron) deberá purificarse en el crisol: él y sus tres amigos no viven precisamente en el paraíso. La mejor noche es la del jueves cuando reunen a las chicas de la universidad en una pequeña disco donde Cole pasa su música como telonero de algún otro gran DJ consagrado. A él le dan las migajas. Cierta noche de jueves, una aparición cambiará su rumbo: se encontrará con James Reed alguien que ya pasó la cresta de la ola y que encuentra en Cole algo de su chispa de antaño. El protagonista se olvidará un poco de sus amigos para entrar en un mundo que le queda grande; saldrá del suburbio y tendrá la oportunidad de conquistar a un público por sí mismo. Un sueño hecho realidad, que puede convertirse en pesadilla. James tiene una asistente, Sophie, es más que la que arregla todos los detalles de la vida de la estrella. Es mucho más joven que él y enseguida se genera onda con Cole. Vivir es tener que decidir y eso es lo que le aguarda a la promesa de la música electrónica. Sus amigos, también, tienen metas que cumplir pero su brújula está un poco descompuesta: uno de ellos, no sólo es "tarjetero" del boliche sino que también vende droga para conseguir dinero e irse del Valle de San Fernando; otro, es un actor que tiene contactos que rayan con lo mafioso aunque con fachada de trabajo común y corriente y finalmente, Squirrel, que los lleva y los trae con el auto de la mamá, que es como el más indefenso pero por momentos ve claro y se pregunta si en el futuro serán mejores que la imagen que les devuelve su presente. Es la ópera prima en cine de Max Joseph, que se dedicaba más al videoclip, a la publicidad y a MTV con una serie que ya lleva 4 temporadas, "Catfish". La estética tiene mucho que ver con esto ya que a la actuación y a la música electrónica se le sobreimprimen títulos, palabras, algunas animaciones que surgen del estado de alucinación de los personajes al mezclar drogas y alcohol. Para su preparación como DJ, Efron se reunió con Alesso, un DJ sueco que le enseñó el oficio y hace un cameo en una fiesta en la que Cole comienza a demostrar sus habilidades. Varios artistas componen la larga lista de temas de la banda sonora que es un punto fuerte del filme, si es que les gusta este tipo de música: Years & Years, Gryffin, AlunaGeorge, Hook N Sling y The Americanos, entre otros. El título en idioma original, "We Are Your Friends" es inspirado por la canción de Justice vs. Simian, un remix de música electrónica que originalmente pertencía a la banda de hip-hop Simian, como título de un álbum y que en un concurso de MTV quedó en manos de "Justice vs. Simian", historia que sería bastante interesante que el director de la peli contara algún día. La chica linda es interpretada por Emily Ratajkowski, una modelo y actriz que hizo una aparición en "Entourage" en su versión cinematográfica y parece estar de moda. Wes Bentley ("Belleza Americana", "Los Juegos del Hambre"), interpreta a James, el mentor que por momentos no quiere dar paso a la juventud y al mismo tiempo brinda consejos para que Cole no se desbarranque. En EE.UU. no tuvo un buen arranque con alrededor de 2000 copias en cines de todo el país, mi impresión es que por estos lares tampoco causará mucho revuelo. No es "High School Musical", no es "Trainspotting", mucho menos "Fama" o "Flashdance", con algunos de sus elementos sociales, con algo de moralina flotando, y sin un título que tampoco ayuda a decidirse por sentarse a verla. En todo caso, si la trama no los atrapa, pónganse a bailar porque el sonido en la sala de la música es lo que vale en este paseo.
Muy pocas veces una película como "Música, amigos y fiesta" (USA, 2015) puede desconcertar tanto desde su título. ¿Qué es lo que voy a ver si entro a la sala? Está Zac Efron, hay una estrella de la moda y los videos como Emily Ratajkowski, será un eterno videoclip o su director, el debutante Max Joseph podrá narrar una épica sobre la amistad y la profesión en medio de un contexto violento y que expele a los más vulnerables. Si la respuesta que eligió es la última, nada más acertado, porque detrás de ese título equivocado, confuso, vago e impreciso como "Música, amigos y fiesta", no hay un ápice de la interesante propuesta en la que nos sumergiremos por dos horas. La historia es clásica, chico (Efron) conoce a chica (Ratajkowski) mientras hace sus primeras armas en el mundo profesional de la música. Ella "pertenece" a otro (Wes Bentley) un DJ en decadencia que intentará acercarse a jóvenes para nutrirse de ideas frescas y novedades, a quien asiste pero suele también acompañarlo por las noches. Cole (Efron) pasa su tiempo durmiendo en la casa de uno de sus amigos mientras sueña con hacer delirar en algún Festival a hordas de jóvenes con sus ritmos, pero sabe que para lograrlo no solo se deberá acercar a James (Bentley), sino que deberá dejar de frecuentar a sus conocidos, quienes con un carácter bárbaro y cuasi "prehistórico" terminan por alejarlo de cada oportunidad en la que puede mostrar su talento hacia los demás. Si hace unas semanas "Eden" de Mia Hansen-Love nos hablaba de manera cruda y realista sobre la imposibilidad de continuar con una profesión que repele a los más viejos, en esta oportunidad el mundo del DJ se muestra desde su contracara, desde la juventud, narrando los pormenores que debe atravesar Cole para lograr una oportunidad en el mundo de la música. Joseph utiliza muchos artificios para capturar la atención de los espectadores, y cuando no estamos en una inmensa fiesta electrónica, el sincopado de las imágenes, las elipsis que utiliza, como así también la exploración de la pantalla desde los sonidos que los protagonistas generan y consumen, todo remite a un inmenso videoclip del que no se puede escapar fácilmente. Si bien hay algunos momentos en los que el dinamismo se resiente, durante las casi dos horas de filme hay una exploración sobre las relaciones tan intensa que permite evitar perder la atención en la historia. Puede que algunas escenas remitan también a ciertos frescos generacionales claves que el cine nos ha ofrecido, tales como "Trainspotting" o más reciente "Victoria", pero lo que sin dudas prima en esta propuesta es su intento por evitar caer en lugares comunes y sumar tramas paralelas, como la relacionada al trabajo de telemarketing en una empresa de bienes raíces, que no hacen otra cosa que reafirmar ciertas características que evidencian la línea ética de Cole. Efron entra rápidamente en sintonía con sus personajes, al igual que Ratajkowski y Bentley, pero también el elenco secundario, que se pone a la altura de una película que toma a los millenials, aquellos jóvenes apáticos, perdidos, que sólo buscan el placer como manera de supervivencia en el mundo.
Lo del título, pero sin alegría Hay música, amigos y fiesta en Música, amigos y fiesta. Y, por lo tanto, también alcohol, chicas voluptuosas, autazos, drogas naturales y de diseño y lujo, mucho lujo. Lo que no hay son chistes, alegría, pulsión no culposa por disfrutar el puro presente. Porque la ópera prima de Max Joseph no es la comedia zarpada que el trailer y el título local invitaban a preludiar. Por el contrario, la aproximación a esa bisagra muchas veces inaprensible que separa la adolescencia de la adultez está teñida por un desencanto y una amargura casi metafísica, generada por la certeza de que la felicidad es una entelequia. Claro que el protagonista central es el carilindo Zac Efron y difícilmente alguien lo contrate para un dramón. Así que todo ese pesimismo está diluido en un film que es –y no termina de ser– un coming of age, una romántica para adolescentes y una historia de superación.El ex High School Musical encarna aquí a Cole, un joven cuya rutina consiste en reclutar jóvenes para la fiesta semanal de un club nocturno. Eso y también pinchar discos, ya que su sueño es ser DJ. No la tiene del todo fácil en medio de un entorno compuesto por tres amigos a los que no les importa demasiado ir más allá, hasta que conoce a un DJ algo venido a menos (Wes Bentley) pero dispuesto a cobijarlo bajo su ala creativa. También conoce a su pareja/asistente muy bonita (Emily Ratajkowski, vista en la reciente Entourage, una película con varios puntos de contacto con ésta) con la que rápidamente empezará a haber algo de onda. Mientras tanto, la idea del retrato de una maduración se remarca con un trabajo como vendedor de asesoramiento de bienes raíces, fachada de un empresario buitre para comprar casas al borde del remate a precios usureros.El relato irá campeando entre el vínculo de Cole con sus amigos, el flirteo con la chica y sus avances como DJ y vendedor de bienes raíces. Pero nunca llegará a amalgamarse en un todo homogéneo sobre todo porque, atravesado el Ecuador del metraje, Joseph parece recordar que está en una película made in Hollywood y, por lo tanto, es indispensable que su protagonista aprenda una lección a como dé lugar. La muerte –¿el sacrificio?– de uno de sus amigos, el único al que Joseph le había dado carácter autonómico más allá de su funcionalidad narrativa de apuntalar a Cole, no sólo es un golpe bajo, sino también la muestra que en Música, amigos y fiesta importa mucho más qué decir que el cómo hacerlo.
Vieja fórmula para triunfar Altos y bajos en esta historia de conflictos, donde el personaje de Zac Efron quiere ser DJ. Seguramente, Música, amigos y fiesta sea una película más atractiva para el ambiente DJ que para el común de los mortales. Por un tema de prejuicios musicales, pero además porque desarrolla en profundidad aspectos de ese mundillo mientras se vuelve más trivial y estereotipada en sus historias contextuales, que se parecen mucho a un relleno y que dado el tono herético del filme, necesita más riesgos. Esta, la primera película de Max Joseph, se mete en la intimidad de un grupo de amigos, jóvenes de clase media baja que buscan su identidad en Los Angeles. La tienen difícil. No estudian y tienen una enorme avidez por el dinero, por lo que sus ambiciones reales, sus gustos y deseos más profundos, siempre están en riesgo de pasar a un segundo plano. El drama principal es el de Cole Carter (Zac Efron) un incipiente DJ que conoce a Sophie (Emily Ratajkowski), la hermosa chica indicada, y luego a su novio James (Wes Bentley) un DJ famoso que le ve condiciones y se vuelve su mentor. Dos caminos en uno. En los papeles hay un buen planteo de las tensiones que sufre Cole en su interior: su grupo de amigos, su sueño musical y un amor furtivo por la mujer de un tipo que le cae bien jalonan el conflicto, pero la resolución de esos cruces asoma pueril, predecible. En cambio, el proceso de formación del DJ luce más atractivo, con fórmulas para hacer bailar a las masas, para entrar en sus corazones, y para componer hits con personalidad. Un ABC nada despreciable para cualquier proceso creativo, con James (Wes Bentley) como guía, el personaje más logrado del filme. En paralelo hay un mundo de drogas, sexo, excesos y ritmos que van increscendo hasta hacernos mover los pies en la butaca. Una especie de banda musical que suena demasiado fuerte para el resto de las respuestas cinematográficas, que termina diciéndonos que siempre podemos ser mejores ¿músicos, personas? Frases e ideas sueltas para un drama de amigos que va del descontrol a la fórmula pacata sin anestesia.
El actor y el DJ, tratando de crecer Los jóvenes que buscan abrirse paso, los adolescentes tardíos que deben madurar al enfrentarse al mundo real. Un tema conocido pero no por eso menos interesante o agotado. Si esos jóvenes son, además, artistas, las reglas del género quedan perfectamente delimitadas. Los jóvenes que buscan abrirse paso, los adolescentes tardíos que deben madurar al enfrentarse al mundo real. Un tema conocido pero no por eso menos interesante o agotado. Si esos jóvenes son, además, artistas, las reglas del género quedan perfectamente delimitadas. En esta caso el protagonista de Música, fiesta y amigos es Cole, interpretado por Zac Efron. El joven actor funciona tan bien en esta clase de papeles como también hubiera funcionado en la década del '50. Esto no es una crítica, sino todo lo contrario, es un elogio para su estilo atemporal. Pero con el carisma de un actor no alcanza. Los lugares comunes se transforman en tales cuando los códigos de un género son trabajados sin frescura, sin la sensación de que son tratados de forma novedosa o auténtica. Y así el mundo de los DJs y la música electrónica que retrata la película solo consigue hallazgos parciales a nivel estético que no son otra cosa más que el natural encanto de la propia música y el montaje de escenas con la esperable estética cercana al videoclip. La amistad, el amor, el éxito, las lealtades, todo lo uno espera está, pero no hay manera de que eso vaya más allá de la aplicación de manual de cada una de las piezas mencionadas. Curiosamente, una película francesa llamada Eden trató los mismos temas y el mismo universo y se estrenó en Argentina un mes atrás, aunque sus pretenciones y sus logros eran muy diferentes. Uno puede imaginar películas generacionales como fueron las de Elvis Presley o Fiebre de sábado por la noche con John Travolta, como otros films vinculados con la música y el camino a la madurez del protagonista. Aunque eso es otorgarle a este film que aquí se comenta una relevancia que no hay tenido. El fracaso estrepitoso de la película en Estados Unidos y su paso seguramente silencioso por las pantallas locales confirmará que es el público, y no los críticos, quien no hay elegido a Música, fiesta y amigos como la representante oficial de sus angustias, deseos y ambiciones. Esas cosas no se imponen, se consiguen naturalmente o no se consiguen.
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El título Música, amigos y fiesta parece hacer referencia a una película del estilo Proyecto X (2012), donde los protagonistas son adolescentes que no tienen otras preocupaciones más que pasar una buena noche. Y sí, esos elementos están presentes, pero enmascaran otras cuestiones más profundas en un drama donde la música, los amigos y la fiesta pueden traer más problemas que soluciones. La película está atravesada por la música electrónica desde su título original, We Are Your Friends, el cual hace referencia a la canción homónima del dúo francés Justice. El grupo de amigos en cuestión está liderado por Cole Carter (Zac Efron), un DJ del Valle de San Fernando que lucha por destacar en una escena llena de músicos con laptops. Sus cómplices son Mason (Jonny Weston), Ollie (Shiloh Fernandez) y Squirrel (Alex Shaffer), un grupo a simple vista inseparable, que se verá afectado por las decisiones personales y el estilo de vida que lleva cada uno. Las cosas empiezan a cambiar la noche que Cole conoce a la deslumbrante Sophie (Emily Ratajkowski), en una escena con clichés típicos de las comedias románticas. En esa ocasión se encuentra con la pareja de Sophie, el exitoso y experimentado DJ James Reed (Wes Bentley), con quien conecta casi al instante. Con el paso de los días, James se convierte en su amigo y mentor, mientras lo ayuda a encontrar su estilo. Es por esto que Cole se encuentra dividido entre la relación que tiene con James y la que le gustaría tener con Sophie, situación que pone en juego su futuro profesional. El debut cinematográfico del director Max Joseph, uno de los presentadores del show Catfish, cae en lugares comunes, con situaciones que se desencadenan de forma predecible. Con una hora y media de duración, Música, amigos y fiesta podría dividirse en varios videoclips, con escenas en las que abunda la música electrónica y escasean los diálogos. Uno de los ejemplos más claros es una escena animada mediante rotoscopiado: uno de los momentos mejor logrados del film, en el que las imágenes juegan con las alucinaciones del protagonista. Las actuaciones son correctas, si bien no tienen lugar a un gran desarrollo, por tratarse de personajes que responden a fórmulas usadas con frecuencia. Efron no sorprende pero cumple como el chico carismático de buen corazón, sin salir del esquema de otros personajes que interpretó en películas como Las novias de mis amigos (That Awkward Moment, 2014). Ratajkowski, conocida por haber participado en el videoclip de “Blurred Lines”, es la típica chica sexy y encantadora que representa el interés amoroso del protagonista. A pesar de no destacarse dentro de una cartelera abultada y no ser apta para aquellos con poca tolerancia a la electrónica, Música, amigos y fiesta entretiene al espectador mientras retrata la búsqueda creativa de Cole, las dificultades económicas y las crisis clásicas de los jóvenes.
Mirar Música, amigos y fiesta es como someterse a un tratamiento de conducto sin anestesia o escuchar un disco completo de David Guetta, que para el caso es lo mismo. Una historia trillada dentro del subgénero Coming of age (también conocido como Lértora Movie) que se centra en un grupo de idiotas de veinte y pico que no saben que hacer con sus vidas, hasta que uno de ellos descubre que tiene talento para ser un gran DJ. Una película que tenía el potencial de brindar una propuesta interesante si el director Max Joseph hubiera tenido claro cuál era la historia que quería narrar en esta producción. Los elementos más atractivos de este relato pasan por el retrato que se hace del mundo de los DJ´s y la relación que se gesta entre el personaje de Zack Efron y Wes Bentley, quien interpreta a un artista alcohólico que se convierte en el mentor del protagonista. El vínculo entre estos dos personajes representa lo más atractivo de este film. Todo el detrás de escena del trabajo del DJ y la manera en que debe conectarse con la energía del público para brindar un buen espectáculo es muy interesante. Lamentablemente el film de Joseph nunca explora estos temas ni la cultura de la música electrónica y se limita a ofrecer un trillado relato sobre jóvenes que enfrentan la etapa de la adultez. Una historia que no va a ninguna parte y cuenta con un exceso de personajes despreciables. La numerosas subtramas que involucran a los irritantes amigos del protagonista, empresarios inescrupulosos de la industria de la música y un denso conflicto romántico terminaron por aniquilar algunos elementos atractivos del argumento que podían haber sido más desarrollados. Desde los aspectos visuales hay algunos momentos decentes en film cuando se retrata las fiestas rave, pero la película es tan aburrida que los méritos técnicos enseguida quedan en el olvido, al igual que la historia. Música, amigos y fiesta dura 96 minutos pero parece una película de dos hora y media debido a la soporífera narración del director. Un bodrio que se desvanece enseguida de la mente a la salida del cine y se puede dejar pasar.
Para fans de DJs y fiestas electrónicas Este film sobre el nacimiento de un DJ demuestra que, en Hollywood, el ritmo puede cambiar, pero la melodía es siempre la misma. La historia de un artista que logra el triunfo empezando desde la nada se ha visto un centenar de veces, y en este caso, en su opera prima, el ex astro de programas de MTV Max Joseph aplica la fórmula de siempre a la escena de las fiestas electrónicas. Zac Efron y sus amigos son típicos Valley boys, es decir chicos de uno de los principales suburbios de clase media de Los Angeles que sueñan con algo más, por ejemplo triunfar en Hollywood. Pero mientras tanto se resignan a repartir volantes publicitarios de fiestas electrónicas. El único que se tiene fe y cree que con su laptop y aunque sea un solo buen tema puede hacer la diferencia es el protagonista, y finalmente consigue que un tipo más experimentado (Wes Bentley) se fije en él y crea en su hipotético talento. Aunque hay un problema, y es que el joven DJ podría estar enamorándose de la chica de su mentor, la bella Emily Ratajkowski. Por supuesto, todo el asunto está bien condimentado de drogas de diseño listas para motivar cada situación. Como se ve, todo es bastante previsible, aunque a favor del director se puede decir que, no por remanida, la historia deja de estar bien contada. Las actuaciones son convincentes, y en especial lo que más se destaca es la fotografía y el montaje que aportan el ritmo y la imaginación visual pertinente a las numerosas secuencias de fiestas electrónicas, quizá demasiadas, aunque eso ya es cuestión de gusto. Justamente, esta película puede resultar un poco más atractiva a los fans incondicionales de la música electrónica y los DJs, que sin duda disfrutarán de los más de 20 temas muy bien elegidos del género que conforman el soundtrack.
¿Algún día seremos mejor que esto? Música, amigos y fiesta (We Are Your Friends) es la ópera prima de Max Joseph, y uno de sus principales argumentos es que para triunfar como DJ no se necesita más que una laptop, talento (apenas) y un sonido pegadizo. Y justamente ese toque pegadizo es lo que le falta a esta película, lo que caracterizaría a cualquier película del género musical. Música, amigos y fiesta es un producto exclusivamente para fanáticos de la música electrónica, y no se gasta en que sea mirable para el resto de los seres humanos, a partir de una historia que nos muestra los sueños de un chico por llegar a ser un famosos DJ y quien consigue la protección de otro ya consagrado y problemático. Ese chico es Cole Carter (Zac Efron) quien con nada para hacer abandona el colegio y se dedica a ser DJ en un club de Los Ángeles. Una noche conoce a James (Wes Bentley), un veterano DJ que lo invita a una fiesta que posteriormente se convierte en una mañana de resaca. Producto de su paso por la televisión para millennials el trabajo de Joseph podría haber tenido mucha más fuerza. Sobre todo hacia el final, cuando Carter sufre una experiencia reveladora que lo obliga a replantear su camino. El trabajo de Efron es normal, ni tan lejos ni tan cerca de aquellos en los que se ha desenvuelto en su carrera. Posiblemente la actuación de Emily Ratajkowski sea la más destacable, gracias a su mirada atractiva y movimientos sensuales. Durante poco más de 90 minutos, el film nos ofrece algunos detalles que permiten no condenarla al fracaso artístico, como ser una escena en la que Efron mezcla su concepto de la música electrónica con explicaciones sobre las pulsaciones por minuto y I Think I Like It de Fake Blood. Es eso lo que nos lleva a pensar que se haya concebido para dirigirse a un nicho en especial, y debemos decir que desde ese punto de vista es capaz de conectar con el público juvenil.
Una vieja fórmula para un joven DJ Con la sabiduría que le da su celebridad, el maduro y consagrado DJ James Reedle (de 37 años) le hace una advertencia al jovencito Cole Carter, de 23: "Imitar es suicida", le dice. Uno ha tomado al otro como discípulo, y por ahora el joven tiene bastante que aprender para abrirse paso entre los candidatos a ingresar en el mundo de música electrónica bailable y lograr la efímera gloria de suceder a su mentor. Hace falta -le insiste el maestro- encontrar la voz propia, personal, alimentada con los sonidos de la vida y de sus experiencias de vida. Pero una cosa es el discurso y otra la coherencia, porque, paradójicamente, en este film la imitación está a la orden del día. Y lo que se imita o más bien se reproduce es esa viejísima fórmula que el cine ha venido explotando cada vez que el cuento gira en torno de un artista. En este caso, en torno del aspirante a DJ. Por un rato, al comienzo, mientras presenta a los personajes principales, esa receta se disimula un poco. Como estamos en el ambiente de fiestas las nocturnas de los clubes, relativamente pequeñas, o las multitudinarias al aire libre, el director debutante Max Joseph puede mostrar algo de lo que ha practicado en su trayectoria como productor, director y escritor de cortos, en su gran mayoría comerciales o videos difundidos en Internet. Por ejemplo, utilizar la animación para ilustrar las visiones del protagonista cuando está bajo los efectos de alguna pastillita, bebida o cigarro, mientras observa a los jóvenes sacudirse estimulados por el machacar de la electrónica. O apelar a las leyendas en un segmento informativo (vía voz en off) sobre la ciencia de ser DJ. Pero, a medida que la historia avanza, todo se va volviendo más previsible y, de a ratos, tedioso. Hay tres asuntos que dominan la modesta historia de Cole: uno, el trío de amigos de toda la vida con los que comparte casi todo, desde el (escaso) trabajo hasta la diversión. El segundo, Reedle, su mentor, que lo seduce con sus conocimientos, su experiencia de hombre de mundo y el infinito y costoso arsenal con que cuenta para ejercer su oficio. Y el tercero, pero no menos importante, la fulminante y presuntamente prohibida atracción que siente por la chica de su mentor. Entre Zac Efron y la sexy Emily Ratajkowski, la chispa no termina de encenderse, aunque ya se sabe que con tales ingredientes habrá amor, conflictos, una pizca de drama elemental que no conmoverá a nadie (imposible con personajes tan poco definidos) y todo lo que cualquiera que haya visto alguna vez en el cine historias de artistas de cualquier especie puede esperar. Incluido, por supuesto, el previsible final.
¿Qué es lo que hay que tener para ser un buen DJ? Una laptop, talento y un track para animar a las masas y hacerlas bailar toda la noche. Se podría decir que hay dos tipos de DJ, parados en dos paradigmas distintos: los que ponen la música que la gente quiere y los que ponen la propia. Dentro de estos dos grupos podrá haber subdivisiones o diferentes teorías, pero el control de la bandeja siempre lo tiene una persona con auriculares que adopta una de estas dos maneras de sacudir la pista, de estas dos filosofías para hacer bailar. Música, amigos y fiesta es la gran sorpresa del año, una de esas películas a las que no se les tiene fe y la rompen. Aunque muchas veces el prejuicio de algunos impide valorarlas como corresponde. La opera prima de Max Joseph, protagonizada por Zac Efron, deja al público extasiado con su soundtrack, en el que el dubstep y los loops incitan a continuar la fiesta hasta que salga el sol. Cole Carter (Zac Efron) es un aspirante a DJ de 23 años con un agudo sentido del ensamblaje. Junto a sus tres amigos busca la fórmula para ser alguien mejor haciendo lo que le gusta. El lugar al que se circunscribe la historia es el valle de San Fernando, esa franja de tierra al otro lado de Hollywood, cuna de la pornografía. Los cuatro amigos pertenecen a una clase social más bien baja, son los marginados del sistema, los jóvenes desorientados. Lo único que tienen como vía de escape es el Social, la fiesta a la que van a bailar y a divertirse todos los jueves. En una de esas fiestas, Cole conoce al famoso DJ James Reed (Wes Bentley) y a su amante y asistente Sophie (Emily Ratajkowski), una morocha infartante de quien se enamora automáticamente. El popular músico advierte el potencial talento de Cole y decide apadrinarlo para perfeccionarlo en el arte de pinchar discos. James pertenece a la generación analógica de disc jockeys. Cole a la digital. El choque entre estas dos tradiciones se ve cuando James le dice a Cole que una buena canción no se hace con sonidos de la computadora sino con sonidos de instrumentos reales. Lo que sigue es el deambular de los cuatro amigos en busca de trabajo, mientras Cole sigue yendo a la mansión de James a aprender a ser un mejor DJ y a ver a Sophie, con quien empieza un fogoso romance clandestino. Luego surgen los problemas y la tragedia golpea inesperadamente al grupo. En un momento Cole comprende que el track perfecto, y el que lo llevará a la gloria, tiene que ser un mix de los sonidos que lo rodean a diario (el de una moneda dando vueltas en una mesa, la voz de su amada, el sonido de una perforadora en el techo de una casa, el latido de su corazón), es ahí donde se encuentra escondida la clave del éxito de la música para pastillas. Max Joseph sabe captar el aire melancólico de la tardes de San Fernando, la atmósfera cargada de nostalgia de esos días en los que los amigos andan a la deriva buscando ser alguien. También es destacable la importancia que le da al sonido hacia el final, acompañado de una estética visual marca MTV que a muchos puristas de la imagen puede molestar. Música, amigos y fiesta es una experiencia corporal, que convierte a la sala de cine en una verdadera rave.
Zac Efron interpreta a un DJ en ascenso en este blando drama musical. La fiesta olvidable Música, Amigos y Fiesta es una película que si se hubiera tomado las cosas con un poco de humor, al menos hubiera servido como diversión por todas las razones equivocadas. Lamentablemente para Efron y compañía, el film se toma muy en serio su frívola historia. Lo suficiente como para aplastar las ilusiones de quienes, ya a los 10 minutos de metraje, buscábamos alguna razón, cualquiera que fuera, para soportar todo lo que estaba por venir. La solemnidad entre las que se desenvuelve la trama de este grupo de amigos intentando volverse ricos sin ningún tipo de talento aparente o verdadero esfuerzo de por medio, hace imposible cualquier tipo disfrute para quienes no estamos interesados, o simplemente sabemos poco y nada del mundo de la música electrónica. Un mundo al que al parecer la película no tiene demasiadas intenciones de incluirnos, ya que casi no se indagada en el tema. Efron interpreta a Cole, un joven que durante el día trabaja junto a sus amigos en un negocio de poca legitimidad, mientras que por las noches intenta triunfar como DJ en el competitivo mundo de la música electrónica. Por esas cosas que tiene la vida conoce a James (Wes Bentley), un DJ más experimentado que ve algo especial en él y termina por convertirse su mentor. Los problemas llegan cuando Cole no puede mantener la tararira quieta en sus pantalones y cae bajo los encantos de Sophie (Emily Ratajkowski), una despampanante muchacha que al mismo tiempo es la pareja de James. Obviamente esto pone a Cole en un aprieto, ya que deberá elegir entre apostar por una relación con Sophie, o continuar trabajando junto a James para convertirse en el DJ más capo de todo Los Ángeles. Aparte de que ni siquiera la música y la fiesta a las que hace referencia el título logra anteponerse a la solemnidad del relato, la película cree estar diciendo algo importante sobre los jóvenes de hoy en día. A duras penas intenta armar una suerte de retrato generacional sobre la juventud en tiempos de música electrónica, mostrando su lucha por volverse millonarios, ya sea inventando la app de moda o componiendo el hit del verano. O también está el caso de Sophie, quien se queja de tuvo que abandonar la universidad porque no podía pagarla y ahora se dedica a servir café, pero que por alguna razón vive de fiesta en fiesta, sale con un DJ exitoso y se viste con ropa cara y elegante. Definitivamente el guión hace un pésimo con sus personajes y es imposible generar algún tipo de empatía con ellos. Por el costado de las actuaciones Zack Efron nunca estuvo peor y ni siquiera logra crear una conexión con el público desde su interpretación, aunque para ser honestos nada ni nadie a su al rededor ayuda demasiado. En especial Emily Ratajkowski como el interés romántico de Cole, un personaje unidimensional y poco atractivo que tiene como único objetivo pasear su despampanante figura por la pantalla, nada que los más curiosos no puedan encontrar ya con una simple búsqueda en YouTube. Conclusión Dentro de muchos muchos años, cuando el ser humano esté al borde de la extinción y nos preguntemos ¿donde fallamos como especie?, probablemente Música, Amigos y Fiesta tome cierta relevancia como un retrato generacional que expone claramente donde nos equivocamos. Mientras tanto, es tan solo otro frívolo y aburrido relato de jóvenes que solo buscan divertirse y hacerse ricos a costa de nosotros los espectadores. La opera prima de Max Joseph no se aleja demasiado de lo que ya vimos hace pocos meses atrás en la película de Entourage. Pero al menos en aquel caso había algo de humor de por medio y ni siquiera las estrellas de Hollywood que aparecían se tomaban en serio a sí mismas, todo lo contrario a lo que sucede aquí. Como diría El Carpo: búsquense un trabajo honesto.
Un grupo de amigos disfrutan de música tecno y excesos. Uno de ellos, el joven de ojos azules interpretado por Zac Efron, busca un sueño. Se encuentra ambientada en el mundo de la música electrónica y la vida nocturna de Hollywood, Cole Carter (Zac Efron “Cuando te encuentre”), tiene 23 años y aspirante a Disjey. Este muchacho se pasa día y noche trabajando junto a sus amigos de la niñez: Mason (Jonny Weston, "La serie Divergente: Insurgente"), que es su manager y algo agresivo; Ollie (Shiloh Fernández, “La chica de la capa roja”), quiere ser estrella de cine, además le encantan las drogas y las mujeres; y Squirrel (Alex Shaffer, "Win Win"). La canción que busca puede llegar a ser el suceso del año y su trabajo es intenso. El carismático Cole conoce al consagrado Disjey James Reese (Wes Bentley, “Interstellar”), quien lo invita a su estudio de grabación de lujo y pueden crear juntos música, pero cuando existe una mujer de por medio a veces las cosas se complican, porque James esta de novio con Sophie (Emily Ratajkowski, “Perdida”), más joven que éste. Con el correr de los días todos comienzan a compartir mayores encuentros y salidas, entre música, alcohol y sensualidad. Durante una ausencia de James, se despierta la pasión de dos jóvenes ardientes Cole y Sophie y se van creando climas que los lleva a enamorarse, a una noche de placer que pone en juego la amistad, la lealtad, el amor y el futuro de todos. Nos encontramos frente a un argumento sencillo en el que todo gira en torno a la vida de un DJ, sus amigos y la búsqueda de un sueño. Para los amantes de la música electrónica y las adolescentes enamoradas de Zac Efron (acá el director sabe muy bien poner la cámara para que se luzca), vale parte de la entrada al cine y las actuaciones no interesan. La trama es alegre y con buenas dosis de música, tragos, chicas bonitas, drogas, amistad, amor, traiciones y algunos excesos.
Musica, amigos y fiesta es una película que van a disfrutar muchísimo los más jóvenes gracias a la buena música y al carisma de Zac Efron, aunque al público adulto le pueda resultar entretenida pero fallida y olvidable. Cada nueva generación adolescente tiene una película musical con la cual se identifica o se ve...
Mucho más que música electrónica "Música, amigos y fiesta" cuenta la historia de Cole, un chico que conoce al malintencionado DJ James que lo toma bajo su tutela. A medida que su amistad se afianza, el joven se enamora de su novia y las cosas se complican. Si bien en apariencia nos enfrentamos a una historia superficial, de chicos lindos que quieren divertirse, el filme atraviesa diversos temas atinadamente. Cole (Zac Efron) es un dj sin suerte, con talento pero un potencial demasiado escondido. Él y sus amigos son unos chicos que quieren salir del eterno letargo del olvido, de ser nadies, a fuerza de fiestas con poca concurrencia, insistiendo en el error una y otra vez sin lograr mejores resultados. Son parias, y conscientes de ello, viven el traspaso a la madurez como eso que no quieren dejar de ser pero sabiendo que no llegarán lejos arraigados a ese estilo de vida. En una noche de trabajo, cuyo pago son tragos gratis, Cole conoce a James, un afamado dj que nota su energía y lo toma como protegido. A medida que su amistad se afianza, el joven, artero, se enamora de su novia y se olvida de sus amigos. No pasará mucho hasta que las mentiras y las traiciones se destapen. Si bien en apariencia nos enfrentamos a una historia superficial, de chicos lindos que quieren divertirse, el filme atraviesa diversos temas atinadamente. Ponerle cuerpo y alma a la música electrónica -hobby que a medida que pasan los minutos se transforma en obsesión para el protagonista- simbolizan, en carácter transitivo, humanizar y empatizar con problemáticas menores para el resto del mundo pero gigantes para la juventud (falta de futuro, miedo a la responsabilidad, reconocimiento de las aptitudes propias y las carencias). “Música amigos y fiesta”, pésima traducción de título, sorprende en la trama y en el resultado, siendo mucho, muchísimo más que “Música amigos y fiesta”.
Cómo enamorarse de la música dance. Crítica a ‘We Are Your Friend We Are Your Friends (Música, amigos y fiesta), dirigida por Max Joseph (uno de los conductores de la serie Catfish), es una de esas películas que enamoran o disgustan con mucha facilidad. Sucede esto porque el film oscila constantemente entre un drama adolescente en tono indie-suburbano y una experiencia narco-electrónica-dance melancólica.
El descerebrado sueño americano "We are your friends" es una película bastante naif acerca del ascenso de un DJ en los suburbios de Los Angeles. El DJ en cuestión no es otro que la estrella juvenil, Zac Efron ("Buenos Vecinos"), alguien que de por sí atrae a muchos adolescentes al cine para verlo en acción. Acompaña como contraparte femenina del film, la curvilínea Emily Ratajkowski (la morocha topless del clip Blurred Lines de Robin Thicke). Hasta acá un cóctel atractivo y libidinoso para el rango etario de los 15 a 30 años. ¿Dónde está el problema? Como casi siempre sucede, en el planteo de la trama. El novato Max Joseph, que aquí oficia de director y guionista, nos ofrece una historia bastante básica, naif y cliché. Cuatro amigos de The Valley, del tipo mediocre, que sólo piensan en volverse millonarios haciendo o inventando algo para lo cual no están ni remotamente preparados, intentan convertirse en los reyes de la noche en Los Angeles. Relacionistas públicos, djs, promotores y vendedores de drogas sintéticas. Esas son sus credenciales. No estudian y no tienen laburos (hasta que finalmente consiguen entrar en un call center), pero sí tienen sueños de grandeza. El gran sueño americano, esa trampa que promete convertirse en millonario de la noche a la mañana sin hacer prácticamente nada, simplemente teniendo un poco de suerte. ¿Qué tiene de interesante este planteo? Nada. Porque ni siquiera hay una intención seria de criticar este concepto de sueño americano. Prácticamente se enfoca en cómo Zac Efron con mucha, mucha suerte, y algo de talento, logra pasar de tocar en boliches de mala muerte a un gran festival de música electrónica donde "se consagra". Digo lo de la suerte porque una noche se topa con un DJ groso de la escena nocturna californiana fumando un porro en la parte trasera del boliche y como por arte de magia lo invita a una fiesta donde está el verdadero ambiente fiestero al que quiere pertenecer. Antes de entrar a la fiesta le mete droga sintética y Efron comienza a ver dibujos animados por todos lados, lo que de alguna manera, comienza a potenciar su talento musical... Sí, así de estúpido como suena. Luego el DJ groso, también por arte de magia, lo toma bajo su ala protectora como aprendiz. En el camino a la fama debe lidiar con la estupidez de sus amigos y con el dilema de laburarle la novia a su mentor o ser fiel y no levantársela. Todas cuestiones muy profundas como podrán apreciar. Cuando finalmente se anima a encamarse con Emily, toman droga sintética (por supuesto) y viven una noche de fuego y música. También en el viaje de nuestro protagonista, se topa con la muerte de uno de sus mejores amigos. Adivinen cómo muere... por supuesto, por la ingesta de drogas sintéticas. El dolor, el nuevo amor, la ambición, las drogas sintéticas... lo llevan a componer una melodía superlativa que pone a todo el festival a bailar como locos y se acaba el film. Una verdadera cagada. Más allá de lo básico de la trama, me debo poner un rato en el lugar del tipo que da el sermón, sobre todo luego de las muertes de jóvenes que se producen regularmente por sobredosis de drogas sintéticas. El mensaje del film es estúpido, irresponsable y descerebrado. Nadie se vuelve más talentoso por drogarse. Muy pocos llegan a ser millonarios sin esfuerzo. La clave de la vida no está en garcharse a la minita hot. No te hacen falta pastillas para divertirte. No recomendable.