Una revista está en crisis y “Paula” busca rescatarla con una opinión personal aunque descubra el complejo mundo de la crianza de un grupo de madres y sus dificultades. La película argentina se sostiene en base al humor y las vetas interpretativas de Julieta Díaz. Por. Florencia Fico. El director Marcos Carnevale relata la historia de “Paula”(Julieta Díaz) que es la editora en jefe de una revista para mujeres con las siguientes convicciones: ” liberales, independientes y comprometidas”. La publicación no le rinde está en pérdida, para superarla se le ocurre con su colega redactar una columna sobre maternidad. Paula con su capacidad interpretativa y en vez de promover el ideal romántico de la maternidad, se vuelca a todo lo contrario. A partir de ahí se cuestiona “Razones para no ser madre”, se aborda quitar las leyendas acerca de la maternidad y que accidentalmente se modifica de repente en un acontecimiento entre las mamás y no mamás. Además ella misma no tiene ganas de gestar, tiene una postura radical como estilo de vida en torno al tema. Sin embargo empezará a distenderse cuando dos integrantes se trasladan a su mismo piso de su departamento: Rafael (Pablo Echarri) y Rocío su hija. Los filmes de Carnevale transitan por tópicos discutibles en Corazón de León la estatura, en Anita el trastorno genético de Síndrome de Down y ahora la maternidad deseada o no. El filme “No soy tu mami” transita tópicos que son controversiales y pone a la protagonista como eje en constante introspección con sus prejuicios y la experiencia cotidiana que la atraviesa. El guion de Carnevale reescribe la percepción sobre la maternidad en un ida y vuelta entre Paula con un grupo de mamás que conoce por medio de Rafael quien le pide que lleve en ocasiones a su hija al jardín de infantes. En una escena entre Paula y Rocío surge una metáfora la ausencia de la madre de Rocío. La fotografía de Horacio Maira las conecta y alude en enfoques a la plastilina con la que juega la niña haciendo dinosaurios a la flexibilidad de las situaciones. El dialogo entre ellas, Rocio le dice “mamá” a lo que Paula le responde que no lo es, si no una amiga. Asimismo que los animales prehistóricos desaparecieron y Rocío contesta: “Mi mamá no va a volver se extinguió”. Un fragmento que cambia y sensibiliza toda la filosofía de vida en Paula. Un retrato con nueva perspectiva y apertura a la visión a partir de los chicos. Paula no acepta escribir sobre lugares comunes de revistas femeninas éstos son: manualidades, cómo levantarse a un tipo, métodos de depilación definitivos, qué trenza queda mejor por tu signo, 10 tips para planchar y la “camocina” : cama más cocina. La hermana de Paula le sugiere escribir desde el rechazo a ser madre. Aunque luego se convierte en un tema de discusión porque utiliza sus confesiones personales para sacar provecho y hacer sus notas. El usufructo de su vínculo entre Rafael, Rocío y las madres le aporta contenido a sus columnas, por ejemplo: sus hijos son demandantes e intransigentes, el ajuste en los gastos, la comunidad de WhatsApp entre las madres, la confección del Mamá Concert Musical. Por un lado, el no desarrollo de su oficio frente a la crianza de sus chicos. Ellas se ven a veces arrepentidas y castigadas a la doble función: “Maternidad y profesión”. En una salida con las mamás Paula le pregunta: ¿Qué extrañas de la vida antes de ser madre?, y ellas contestan: dormir, las relaciones sexuales, el disfrute de pareja, el romance y una confiesa: “Nace un hijo nace un miedo”. El sexo y la diversión le es una odisea en sus vidas entre otras cosas como: “La pesadilla de los cumpleaños”, el encargarse de las enfermedades y remedios cuestión que las agota y no le dejan tiempo para su espacio personal. Por otro, a Paula como periodista y soltera se le hacen recriminaciones por no tener una relación estable ya sea por su amante casual (Sebastián Wainraich), el no querer ser madre, le proponen la conservación de óvulos. Pero ella es combativa, analítica y no se deja llevar por el reloj biológico. Aunque siempre se hacen primeros planos al despertador cuando amanece a veces triste, contenta, desvelada y con preocupación. La columna “anti maternidad” se ve tambaleante cuando Paula comienza a enamorarse de Rafael y se relaciona con todo su núcleo. “Mollo” la niñera de Rocío a través de su humor descarado y prepotente le hace ver la necesidad que no desilusione ni dañe a la niña y su papá. Le comenta que “Pilar” la mamá de Roció hace un año y medio que está fuera del país, ellas solo se relacionan vía Skype, prefirió su vocación como bióloga marina que su maternidad y le envía regalos por encomienda. El género preponderante es la tragicomedia entre el mejor amigo de Rafael y él. Su compañero (Christian Sancho) es desubicado y arrogante, Rocío y Paula demuestran una alegre ternura entre vecinas, también las capo cómicas Valeria Lois y Daniela Pal, ellas son un unipersonal dentro de la película con las que uno rompe en risas. Las duplas dan un gran aporte a la cuota de humor en diferentes secuencias. Paula ayuda a Rafael con una lastimadura en la mano y va con él al hospital todo un día con su hija. En el pasillo de sala de espera, habla con Rocío y hacen el juego de hacer silencio. Pero Rocío no para de hacer acotaciones. Le pide ir al baño y que le narre un cuento para poder hacer sus necesidades ella le lee un texto que encontró por ahí y no funciona aunque cuando ellas conversan se distiende y logran acompañarse. Rocío (Sofía Orel Vladimirsky) hija de Rafael le gustan las cucarachas son como sus mascotas y en la venta de un caserón lo sigue él; que es martillero público; y no concreta la negociación porque ella aparece en el cuarto del baño de sorpresa con una cucaracha en sus manos lo que asustó a los clientes y a sus nuevos compañeros en la escuela. Rafael conoce a la madre de Rocío en la secundaria y no planearon el embarazo aunque él se hizo cargo de su crianza. Él se da cuenta del aprovechamiento de Paula para con su hija en su sitio web y se enoja. En pleno Mama Concert Musical ambos participan y Paula admite sus culpas con las madres y Rafael; ella vestida de frutilla y él de banana un momento en el que la redactora reconoce el valor de ser madre. Una escena que combina comedia musical y testimonio en primera persona en la que Julieta Díaz quien en la vida real le costó pensarse como madre. A los 37 años tuvo a su hija Elena. Es un personaje que le dio la posibilidad de desplegar su carácter fuerte, ironía y emotividad. Un pasaje que evidenció los distintos matices actorales entre lo intolerante y comprensivo. La música de Fabio Góes hizo hincapié en la canción “Se quema” de la cantante Miss Bolivia. En ésta composición se habla de las imposiciones machistas que se dan a las mujeres en la actualidad. Entre ellas: sean quietas, dóciles, tranquilas, discretas, finas, flacas y completas. La proyección cinematográfica se deja tácito el interrogante: ¿Con hijos o sin ellos?, la decisión está en no callar y hacerse respetar sea cual sea su elección. Un tema que expone el deseo propio y la exigencia a las mujeres. Va emparejado al abordaje integral de Carnevale. Puntaje: 80.
Has recorrido un largo camino En No soy tu mami (2019), del realizador Marcos Carnevale (Corazón de León, El fútbol o yo), Julieta Dìaz es Paula, una periodista que se presenta al mundo como una mujer segura de sí misma, que disfruta de su vida, del éxito en la profesión, y, principalmente, de su infranqueable decisión de no ser madre. Curiosamente, en la premisa de este relato, escrito por la propia Díaz y Celina Font, que se promociona como la comedia feminista para los tiempos que corren, sobre una mujer que a partir de una serie de textos periodísticos denuncia el universo maternal y sus derivados, es en donde se esconde la imposibilidad de trabajar correctamente aquello que intenta deconstruir. El personaje central se delinea con trazos gruesos, y con pocos claroscuros, su unidimensionalidad terminan por jugarle en contra, y sólo, por reemplazo, Paula bien podría haber sido un personaje masculino, que no quiere tener hijos y no mucho más que eso. En ese reemplazo, la mujer como protagonista termina por disolver aquello que enuncia, sin profundizar de manera correcta el desarrollo de los temas que subyacen en la historia, la idea de maternidad, decidir ser madre o no sin atender a mandatos, el rol de la mujer en el mundo laboral, la potestad sobre el deseo y la pasión, y otros derivados, y tampoco logra posicionarse como un hito dentro de los films en los que en el último tiempo se repiensan los roles y se busca una mayor participación de personajes protagónicos femeninos en los relatos. El título realiza un doble juego con la posesión/pedido de independencia, y aquellos célebres grupos de whastapp en los que una horda de padres y madres catalizan preguntas y comentarios sobre hijos y tareas escolares. También se disuelve la oportunidad de afirmar ideas sobre distinción de roles, exigencia de equidad, y otros puntos que se deslizan a lo largo del metraje. En determinado momento, y desandando el gag y la resolución símil sitcom, al film se le escapan ideas que podría haber profundizado, como su enamoramiento con el “chongo” impensado al comienzo de la historia, un hombre de mediana edad, que se cree el número uno, y que en su juego torpe de seducción, se presenta como uno los personajes más honestos del relato. Sebastián Wainraich gana frente a la obviedad del lugar de galán que se le deposita a Pablo Echarri, con su pulcritud, físico fit y su capacidad verbal para seducir a Paula, aún a pesar de ser padre. Hay otro personaje, una especie de niñera imposible de determinar su sexo, que interpreta Daniela Pal, que en la naturalidad de frases y hechos en los que interviene, y la manera en la que lleva sus rutinas y constantes cuidados para con la niña del relato, hay un interés por destacar su desfachatez que supera a aquellos roles centrales más subrayados. Una primera etapa potente de la película, con algunas logradas escenas, dejan espacio a resoluciones panfletarias y burlescas, que en vez de destacar la libertad de Paula para consigo misma y el resto, la subyuguen en las mismas denuncias que termina por gritar. Y en ese grito, Díaz, se desempeña correctamente, una vez más, como referente de la comedia local, en una propuesta que podría haber sido mucho más clara y honesta con sus principios si el guion acompañase su interés por presentar un personaje femenino más sólido y seguro de sus decisiones/convicciones y no un apurado borrador de algunos reclamos que de los grupos de whatsapp, redes sociales y la agenda mediática hicieron subidos a la ola verde y que terminaron por llegar a la pantalla grande no de la mejor manera.
El director Marcos Carnevale presenta una comedia romántica en tiempos de empoderamiento femenino, parece que tomar nuestras propias decisiones y decir lo que pensamos si no “es de manual” tiene, aún hoy, consecuencias. Paula (Julieta Díaz) es una periodista liberal, independiente y comprometida y tiene una columna en una revista para mujeres. La misma necesita vender y su socia (Valeria Lois) le pide que escriba sobre temas femeninos. No quiere hacerlo sobre los mismos temas aburridos de siempre y se le ocurre escribir sobre maternidad y el por qué de su negativa ante éste acontecimiento, aunque su hermana (Celina Font) esté embarazada. En vez de conectar con la idea de hacer la experiencia, escribe su realidad, desatando todo tipo de opiniones a favor y en contra. Paula tiene relaciones libres, (Sebastián Wainraich) hasta que se muda Rafael (Pablo Echarri) junto a su pequeña hija Rocío (Sofía Orel Vladimirsky) al departamento de al lado. Se despiertan en ella sentimientos que no sabía que creía posibles, la idea de familia y el cariño por Rocío y Rafael. También, de repente, comienza a esquivar las relaciones esporádicas. La amistad con su vecino hace que éste le pida que busque a Rocío en el jardín, por lo que conoce al grupo de “mamis”, hecho que produce algunas confusiones y abre un nuevo mundo para Paula, como la preparación del Concert y algo tan actual como el chat de madres del colegio. A medida que los sentimientos crecen las cosas se complican para Paula y Rafael porque ella no fue del todo sincera, y éste amor inesperado la descoloca. La película entretiene, nos hace reflexionar sobre el rol de la mujer respecto a la maternidad y el elenco es bueno en su totalidad destacándose Julieta Díaz, Valeria Lois, Sebastián Wainraich y la niñera Daniela Pal.---> https://www.youtube.com/watch?v=cJVBYkA57yc TITULO ALTERNATIVO: Razones para no ser madre DIRECCIÓN: Marcos Carnevale. ACTORES: Julieta Díaz, Pablo Echarri, Sebastian Wainraich, Marina Glezer, Celina Font. GUION: Marcos Carnevale. FOTOGRAFIA: Horacio Maira. MÚSICA: Fabio Góes. GENERO: Comedia . ORIGEN: Argentina. DURACION: 108 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 13 años DISTRIBUIDORA: UIP FORMATOS: 2D. ESTRENO: 27 de Junio de 2019
El director de éxitos comerciales como Elsa y Fred, Viudas, Corazón de León, Inseparables y El fútbol o yo construye una película que pretende subvertir los códigos de la comedia romántica mas convencional, pero termina abrazando unos cuantos estereotipos con una resolución concesiva y poco convincente. Paula (Julieta Díaz) dirige una revista femenina “progre” que -como todas las revistas (progres o no)- está en plena crisis económica. Ante la inminencia del cierre, los dueños de la editorial le piden que apunte a contenidos más convencionales y tradicionales, con énfasis en la maternidad. Pero Paula -prototipo de la mujer independiente contemporánea- no sueña con tener hijos y tampoco quiere compromisos afectivos serios (tiene un amigovio que interpreta Sebastián Wainraich) e inicia entonces una columna, “Razones para no ser madre”, que se convierte en un éxito insospechado. El otro protagonista es Rafael (Pablo Echarri en su habitual papel de galán irresistible), un hombre casado y padre de una pequeña hija de pica rebeldía, cuya esposa está radicada desde hace muchos meses por trabajo en Finlandia y parece no tener demasiado interés en retomar la vida familiar. Rafael se muda al departamento contiguo al de Paula y se la pasa corriendo entre la escuela (donde las madres de las compañeras de Rocío no paran de suspirar por él) y su trabajo que consiste en mostrar casas para una inmobiliaria. Contará, sí, con la ayuda ocasional de Mollo (Daniela Pal, en el papel secundario más ambiguo e interesante de todo el film) y luego también de su vecina Paula. La película amaga con un planteo sobre el empoderamiento de la mujer, pero la saludable impronta femenina más a tono con estos nuevos tiempos de la Argentina, del mundo e incluso de la comedia romántica (como bien sostiene Fernanda Mugica en esta columna) queda bastante disimulada primero y arrasada finalmente por una resolución conservadora, complaciente y concesiva. Algo pasa, en ese sentido, con el cine de Marcos Carnevale en general, que apunta a romper con los estereotipos, con los mandatos tradicionales, con los prejuicios sociales, pero en muchos casos no hace más que reafirmarlos o en el mejor de los casos cuestionarlos de manera obvia, a fuerza de moralejas tranquilizadoras como para que todo quede bien clarito y (sobre)explicado. Y ese es, en definitiva, el principal problema de No soy tu mami, una comedia romántica con escasa sutileza, sin demasiados matices, con tendencia al subrayado (los contrastes entre Paula y el personaje de su hermana embarazada que encarna la coguionista Celina Font así lo certifican), una música torpe a cargo del brasileño Fabio Góes y una fotografía de Horacio Maira que ni siquiera cuida demasiado los primeros planos de los protagonistas. Entre personajes secundarios que funcionan como meros engranajes de una maquinaria ya vista muchas veces (Valeria Lois, por ejempo, como la Claudia Fontán de las producciones de Adrián Suar en el papel de la compañera de trabajo de Paula) están Echarri y Díaz (en una nueva colaboración con Carnevale después de Corazón de león y El fútbol o yo), quienes merecen ser reivindicarlos por mantener a flote a puro profesionalismo y no poco carisma personal un material que no es lo provocativo que pretende ser y una puesta en escena chata, apurada e incluso por momentos algo desprolija.
Como todo género (o subgénero), las comedias románticas tienen sus propias reglas. En general no se apartan demasiado del esquema de mujer conoce a hombre, tienen afinidad, superan algún obstáculo y, cuando parece que vivirán un idilio incomparable, algo los vuelve a separar -suele ocurrir que alguno de los dos haya mentido y ese engaño quede al descubierto- hasta que se reconcilian. No soy tu mami sigue este manual, pero es una comedia romántica escrita a pantalla partida, con un ojo en el Word y el otro en redes sociales, blogs y portales de noticias. Es decir, con la preocupación de reflejar la “actualidad”: los vínculos no tradicionales, el reverdecer feminista, la deconstrucción masculina, las nuevas familias. El famoso "cambio de paradigma”, como dice sin mucha sutileza la protagonista, Paula (Julieta Díaz). Ella es una periodista que logra salvar del cierre a la revista femenina en la que trabaja gracias a una columna de “antimaternidad” donde se burla de los flagelos de tener hijos. Lo que escribe es consecuente con su elección vital: no ser madre ni tener pareja estable. Una decisión que tambaleará cuando al departamento de al lado se mude Rafael (Pablo Echarri), padre soltero de una adorable niña de preescolar. Al estilo de Según Roxi y con un lenguaje visual cercano al de una tira televisiva -además de haber dirigido Elsa & Fredy Corazón de León, entre otras películas, Marcos Carnevale es director de contenidos de Pol-ka-, la idea es que madres (y tal vez padres) se rían del aspecto tortuoso de la crianza. Con todas sus inesperadas obligaciones (organización de cumpleaños, participación en eventos escolares, intervención en grupos de mamis de Whatsapp, etcétera) y sus efectos colaterales (falta de sueño, de intimidad, de tiempo). Por momentos, esta búsqueda de empatía (al estilo del standapero que pregunta “¿No les pasa que…?”) es desesperada y la enumeración -tácita o explícita- de situaciones típicas se torna agobiante. Y, de a ratos, poco eficaz, en tanto y en cuanto se establece una distancia mediante escenas que se ven muy importadas de yanquilandia -el ascensor de la oficina, el acto en la escuela- o parecen suceder en un mundo socioeconómico ideal, cuasi publicitario, de departamentos recién estrenados y autos cero kilómetro. La película gana en gracia cuando el costumbrismo se siente cercano y genuino, algo que viene de la mano de los personajes secundarios más reos, a cargo de Daniela Pal y Christian Sancho. El oficio de Díaz y Echarri hacen el resto.
“No soy tu mami”, de Marcos Carnevale Por Jorge Bernárdez En el comienzo de No soy tu mami parece que vamos a ver una comedia moderna y desprejuiciada sobre la maternidad o mejor dicho, sobre lo innecesario de la maternidad. Paula (Julieta Díaz) es una periodista que escribe para una revista femenina y que disfruta de las ventajas de una pareja abierta con un tipo simpático interpretado por Sebastián Wainraich. Ese “amigovio” tiene tan poco interés por establecerse con una familia cómo Paula. La periodista tiene una hermana (Celina Font que además es una de las guionistas) que está embarazada y a la que acompaña en esa situación pero planteando a cada rato lo incómodo que le resulta ese embarazo. En la revista de temática femenina para la que trabaja Paulam, las cosas no están bien y pese a las pretensiones literarias de las responsables de la publicación hay nuevos inversores que exigen un nuevo rumbo. Frente a la flamante situación laboral las novedades en su vida familiar, Paula propone una columna en la revista sobre las razones para no ser madre. Hasta acá está todo claro y da toda la sensación de que Marcos Carnevale, el director, está dispuesto a patear el tablero pero llega al edificio de Paula un nuevo vecino que se llama Rafael (Pablo Echarri) junto a su hijita y una señora que los ayuda, efectiva y simpática Daniela Pal como Mollo. La madre de la nena no aparece y después nos enteraremos que vive lejos y que dejó a su familia por su carrera. Lo que parecía un cachetazo en la cara de la sociedad pacata y un grito de liberación sobre la obligación de ser madre, se queda en el planteo inicial porque en pocos minutos Paula se va a ir metiendo en la vida del nuevo vecino para finalmente olvidarse de su negativa a formar una familia y hasta llega a desarrollar un inesperado instinto maternal. No soy tu mami está llena de problemas que curiosamente no la llegan a arruinar del todo, cinematográficamente es poco menos que nula y la traición al planteo inicial no es un problema menor. A cambio de eso hay diálogos veloces y distintos puntos de vista sobre el tema de la familias actuales, los grupos de madres de wathsaap, los padres, el instinto maternal y el peso de ser padre. Sin que sea una maravilla No soy tu mami se las arregla para que queden planteados algunos temas y para que Julieta Díaz y el elenco en general se luzcan, lo que hace que en cierto modo la historia se sobreponga al estilo netamente televisivo que impone Carnevale y a cierto abuso del estilo del Stand up, que se impone como una especie de nuevo costumbrismo SXXI. NO SOY TU MAMI No soy tu mami. Argentina/Brasil/Estados Unidos, 2019. Dirección: Marcos Carnevale. Intérpretes: Julieta Díaz, Pablo Echarri, Sebastián Wainraich, Valeria Lois, Daniela Pal, Marina Glezer y Celina Font. Guión: Celina Font, Nicolás Allegro, Marcos Carnevale y Florencia Colacito. Fotografía: Horacio Maira. Música: Fabio Góes. Edición: Luis Barros y Ana Paula Torrens. Distribuidora: UIP (Universal). Duración: 108 minutos. Apta para mayores de 13 años.
Ser o no ser madre. Esa es la cuestión sobre la que gira No soy tu mami, una comedia romántica con una idea de base más original que lo que se suele ver en la comedia popular del cine argentino, pero que no logra un desarrollo a la altura de su planteo inicial. El film dirigido por Marcos Carnevale tiene un comienzo bastante arriesgado, en el que Paula (Julieta Díaz), una mujer independiente y que rechaza la idea de ser madre, comienza a escribir una columna antimaternidad para su revista femenina, que tiene problemas de ventas. Este planteo despierta curiosidad y genera expectativa por saber cómo seguirá la historia cuando se cruce con su nuevo vecino, Rafa (Pablo Echarri), y su hijita. Lo que sigue a continuación es, paso a paso, todo lo que cualquier espectador acostumbrado a este tipo de películas sabe que pasará, con gags humorísticos repetitivos y una estética heredada de ciertos productos televisivos nacionales. La diferencia está en lo que le sucede a Paula, en su cabeza y su corazón. La atención que se le presta al proceso interior de la protagonista es el rasgo más valioso de la película, anclado en la muy buena interpretación de Díaz. Con Echarri -quien también se destaca en su interpretación- forman una pareja protagónica atractiva acompañada de buenos actores de reparto en personajes secundarios, que podría haber sacado provecho de un film que se alejara aún más de la fórmula.
Elegir y dejar elegir La nueva comedia romántica de Marcos Carnevale es protagonizada por Julieta Diaz y Pablo Echarri. Distribuida por Universal y producida por Leyenda, en su debut; la comedia Argentina cuenta la historia de Paula, una mujer que pasó los treinta años y lleva una vida no convencional; sin hijos, sin marido y un trabajo completamente independiente en donde ella es partícipe de las decisiones que se toman en el mismo. La editorial de la revista en la que la protagonista trabaja está afrontando una crisis al haber caído las ventas por falta de interés del público. Entonces se ve en la encrucijada de tomar un nuevo rumbo; decide redactar en forma anónima notas destacando los motivos por los cuales ser madre no es una buena elección, causando con esto, un revuelo en la sociedad femenina. En el ínterin de los días, conoce a Rafael, un papá soltero que está a cargo de su única hija, Rocío. Es ahí en donde batalla sobre sus antiguos deseos y los nuevos cambiando sus planes para el futuro. Lleno de ironías y de toques cómicos,el film de Carnevale y Julieta Díaz cumple con las expectativas de la propuesta.
Paula no quiere tener hijos, tampoco desea una relación tradicional o ninguno de los vínculos que siente impuestos por la sociedad. Ella es independiente y le encanta la vida sin ataduras que lleva. Pero eso empezará a tambalearse cuando empieza a escribir una columna sobre sus razones para no ser madre y un nuevo vecino se mude al edificio. No Soy Tu Mami es una comedia romántica que pretende alejarse de los estereotipos pero cae de lleno en ellos y no entrega nada original.
No soy tu mami introduce con una premisa que supone ser innovadora a su protagonista, Paula (Julieta Díaz), quien tomó la decisión de no tener hijos, no quiere ser madre ni ahora, ni nunca. Paula trabaja para una revista femenina que busca alejarse del contenido tipo Cosmopolitan para acercarse más a la mujer real de hoy en día. Cuando la revista se encuentre en peligro justamente por su postura, Paula tiene la idea de empezar a escribir una serie de artículos, bajo un seudónimo, que relaten sus razones para no ser madre. Por otro lado, tenemos al personaje de Rafa (Pablo Echarri) un hombre que está criando solo a su adorable hija de 5 años y que, oh casualidad, se muda justo justito al departamento de al lado de Paula. Y si, por supuesto que Paula y Rafa se conocen, hay onda y finalmente se enamoran. A todo esto el no solo no sabe que ella no quiere tener hijos, sino que tampoco está al tanto de que Paula está usando su relación con la hija de rafa para generar material para su revista. La nueva película de Marcos Carnevale es una comedia romántica que intenta retratar el empoderamiento femenino, así como la inversión de los roles de género que viene asociada con el movimiento feminista. Sin embargo, este recurso, que de por si no aporta mucho a la discusión, termina dando lugar a nuevos estereotipos y esquemas de relaciones. Tanto Julieta Díaz como Pablo Echarri se cargan la película al hombro e interpretan sus personajes desde un lugar sumamente auténtico que permite conectar con la historia. También podemos encontrarnos con algunas situaciones cómicas puro mérito de los actores secundarios que reivindican un poco la historia. Pero, a fin de cuentas, No soy tu mami se queda corta, especialmente en la resolución del conflicto y la escena final de la película que concluye de manera simplista y predecible.
Sanguche de coincidencias Sofisticada e intelectual, Paula (Julieta Diaz) es una periodista que junto a su socia encabeza una revista femenina atípica que evita caer en todos los lugares comunes de ese tipo de publicaciones. Es justo la revista que ella quiere hacer, pero los números no acompañan y la publicación corre riesgo de cerrar a menos que logren atraer rápido a una cantidad considerable de público. Para salvarla, les sugieren hacer exactamente eso que odia: virar el eje hacia un estilo más tradicional y superficial. Atrapada entre dos malas opciones, durante una charla con su hermana embarazada se le ocurre comenzar a escribir una columna con las razones por las que ella tiene decidido nunca ser madre. El éxito es inmediato, juntando por igual a gente que piensa como ella y gente que la detesta. Un click es un click. Al mismo tiempo que la popularidad de su columna estalla, en el departamento de al lado se instala un nuevo vecino (Pablo Echarri) con su pequeña y simpática niña. Con intereses mezclados, comienza a relacionarse. Aunque por un lado disfruta un poco de estar con ellos, también son una gran fuente de inspiración para esa columna que nadie relaciona con ella al ser firmada con un seudónimo. Pero quizás si La trama es tan simple y anticipable como parece de antemano; solo sorprende cuando se vuelve absurda y el único misterio es por qué ponen en un lugar importante del poster a un actor que -además de hacer un papel muy pobre e irrelevante- apenas aparece un par de veces. Lo que más sostiene a No soy tu Mamies el trabajo de sus dos protagonistas, seguidos de cerca por la pequeña niña que a puro carisma se gana sus escenas. El resto del elenco es casi parte del decorado, haciendo lo que pueden con lo poco que les dan para ir tachando estereotipos de una lista que hay que llenar. No es que los protagónicos se salven de caer en la lista: aunque la quieran vender como de corte feminista, esta película no puede evitar presentar como irascible o cínica a la mujer que se sale de su lugar, sin profundizar en sus motivaciones más allá de algún momento interesante donde se queja porque todo el mundo opina y cuestiona su elección de no ser madre. Tampoco esquiva el otro lugar común de tratar de héroe al padre que se dedicó a criar más o menos solo a su hija, cuando su esposa se fue a Europa al aceptar una oferta importante para su carrera. Y digo «más o menos» porque lo ayuda una mujer que no recibe mucho crédito y que (como siempre que se necesita un personaje femenino que no compita como interés romántico) es retratada de forma vulgar y grosera para justificar una relación cercana que no sea sexual. No hay tiempo ni lugar para explayarse sobre los argumentos de Paula para no ser madre, pero sobre todo no hay mucha intención. No soy tu Mami no va a profundizar en eso; la historia sería la misma si simplemente fuese una mujer a quien le cae de la nada una niña de seis años y es incorporada de sorpresa en el grupo de madres de la escuela, abriéndole una perspectiva nueva hacia un mundo que hasta ese momento había desconocido. Seguramente porque ella nunca vio cine ni televisión, porque todo lo que muestra son lugares comunes recorridos cientos de veces en otras producciones de géneros variados. En otras manos la misma premisa quizás hubiera resultado más original, pero no es sorpresa que No soy tu Mami transmite el mensaje opuesto al que parece pretender, encontrando la forma de no salirse de la regla. Si hago tanto foco en la trama y su mensaje es porque también lo hace esta producción, donde la imagen está solo para sostener lo que se cuenta por otro lado, casi siempre con palabras. Visualmente hace lo justo para cumplir con esa función, sin pretensiones de nada más, ni siquiera para complementar la narración. Ello es algo que habitualmente calificamos como «televisivo», pero ya deberíamos considerar un nuevo calificativo porque cada vez hay más series con mayores pretensiones estéticas que las de este tipo de películas.
Con la dirección de Marcos Carnevale, que también participa del guión con Nicolás Allegro, Florencia Colacito y Celina Font, esta comedia tiene muchos atractivos. Primero es muy actual en cuanto a una mirada femenina sobre los tiempos que corren, después porque se atreve a cuestionar un mandato aún tabú en nuestra sociedad, la maternidad. Lo que cuestiona el personaje que encarna Julieta Díaz (aquí también productora) es que no quiere ser madre, no tiene ganas de tener una pareja o un marido convencional y como periodista registra lo que ve con ironía y sarcasmo El grupo de mamas de whatsapp de un colegio y sus preocupaciones, los cumples infantiles y sus convenciones, los ritos de seducción de su “amigo con derechos”, todo cae bajo su mirada crítica. Planteos bien presentados, con buen lenguaje, con una actitud desafiante. Claro que a las convicciones y buenas intenciones a veces se les cruza el amor, encarnado por el convincente, seductor y medido Pablo Echarri, un vecino conveniente. Y la trama toma giros esperados pero no pierde frescura. Y por sobre todo se transforma en un buen entretenimiento con condimentos que pueden dar para algunas polémicas pendientes. Una comedia donde la química de Julieta Díaz y Pablo Echarri funciona, y la experiencia de Marcos Carnevale resuelve con pericia.
¿Quieres ser una mujer moderna? En parte comedia romántica, en parte relato costumbrista, la nueva película del director de Elsa y Fred aprovecha un tema de hoy (la maternidad como deseo o imposición cultural) para hacer el mismo cine de siempre. El cordobés Marcos Carnevale es uno de los cultores más consecuentes de la comedia popular y populista del mainstream nacional contemporáneo. Corazón de león, La televisión y yo, Elsa y Fred y Almejas y mejillones, entre otros títulos, han recorrido con relativo o enorme éxito de público las pantallas locales y es esperable –lógico, incluso– que No soy tu mami repita esa performance sin demasiado esfuerzo. En parte comedia romántica, en parte relato costumbrista, en parte sitcomtrasladada a la pantalla grande, el undécimo largometraje de Carnevale parte de premisas tan actuales que, con un poco de malicia, podría tildárselas de coyunturales: el cambiante lugar de la mujer en la sociedad, la crisis terminal de los roles femeninos y masculinos tradicionales, la maternidad como deseo o imposición cultural, la libertad personal versus las obligaciones paterno-maternales y de pareja. Y también, desde luego –como subrayan tenazmente los avances publicitarios– los grupos de chats de mamis y papis, la tierna hinchapelotez de los chicos más chicos y otras yerbas ideales para su transformación automática en meme o gag. Julieta Díaz es Paula, la directora de una revista femenina que afronta cambios editoriales para sobrevivir a la merma de ventas. Dueña de su carrera, de su cuerpo y de sus elecciones de vida, la posibilidad de transformarse en madre se ubica en la última posición de una supuesta lista de deseos. Así lo afirma en no menos de cinco ocasiones durante los primeros quince minutos de proyección, como para que su posición quede claramente definida. Lo hace incluso delante de su hermana, embarazada y ansiosa por el nacimiento de su futuro hijo o hija (Celina Font, a su vez coguionista del film). El planteo de la protagonista es, desde luego, la plataforma de lanzamiento de la trama, el pretexto para la aparición inesperada del romance. Paula se pondrá a escribir, bajo estricto seudónimo, una columna autoficcional que aboga por la vida sin hijos, describiendo, entre otras delicias, los infernales cumples infantiles, la servidumbre de esposas y madres y, esencialmente, las miradas de pena y/o desprecio que muchas mujeres de cierta edad y escasas ansias maternales reciben en pleno siglo XXI. Pero… Pero aparece un “papi”, un vecino trabajador, sensato y buen mozo, el padre de una nena de cinco años temporalmente separado de su pareja que, casualmente, se muda al departamento contiguo al de Paula. Es decir, Pablo Echarri se muda al lado de Julieta Díaz. Película de estrellas que se comportan como tales pero que también intentan aportarles a los personajes algo de profundidad (las miradas, las pausas, los silencios son a veces tanto o más importantes que los diálogos), la trama avanza con trucos y condimentos probados de antemano en cientos de ocasiones– el flechazo, el equívoco, el rechazo, la reconciliación, su ruta– sin ofrecer mucho más jugo que el indispensable para mover los motores. Película de fórmula, la fotografía lustrosamente cenital y los planos/contraplanos con ligeros movimientos laterales –deudores directos del magma televisivo– ilustran el guion y sus avatares. Los chistes a veces funcionan y en otros casos no, las puteadas y palabrotas son variopintas, los comentarios sexuales aportan algo de “pimienta” y los personajes secundarios no pasan del estadio del alivio cómico unidimensional, con el grupo de mamis del jardín como ejemplo más flagrante. Así como Paula no desea ser madre, No soy tu mami no quiere ser peral y es al ñudo, por lo tanto, pedirle peras. Aunque podría haberse tomado un poco más en serio la excusa argumental y construir en la protagonista una criatura un poco más compleja que una (otra) mujer planteándose si, en el fondo, no estaba equivocada en su manera de pensar. Pero el amor es siempre más fuerte: beso, travelling, música, fundido a negro.
Después de que cayeran las ventas de la revista en la que trabaja Paula (Julieta Díaz), ella se ve obligada a escribir una columna sobre temas femeninos. Para darle una vuelta de tuerca a este nuevo requerimiento, la protagonista crea "Razones para no ser madre", un espacio en el que vuelca su antipatía hacia ese (todavía) mandato social. Con esta premisa se desarrolla "No soy tu mami", de Marcos Carnevale ("Elsa y Fred", "Corazón de León"), una comedia romántica que alude vagamente a las producciones estadounidenses "Cómo perder a un hombre en 10 días" y "Sex and the City". Paula -que usa el seudónimo de Juana de Arco en sus publicaciones- toma como sujeto de estudio a un grupo de madres del jardín de la hija de su vecino, Rafael (Pablo Echarri), con quien tendrá un amorío. LUGARES COMUNES La película, que remarca constantemente los diferentes estereotipos de quienes eligen la maternidad y quienes no, se alimenta de situaciones que suelen ser vox pópuli entre las madres, como por ejemplo el tedioso grupo de WhatsApp de la escuela, la falta de descanso o el sexo. "No soy tu mami" propone, en un comienzo, un personaje principal femenino interesante: independiente, con ideas claras y que se muestra seguro de lo que quiere, pero finalmente cae en algunos lugares comunes. El filme del director de "El fútbol o yo", aunque pretende aggiornarse a la agenda de hoy no logra tener perspectiva de género. Retoma viejas fórmulas y en su intento por ahondar en el deseo o no de ser madre, queda a medio camino. Julieta Díaz, siempre correcta en su papel de protagonista de este tipo de comedias, está acompañada por un sólido equipo de actrices secundarias como Daniela Pal, Celina Font -quien además es coguionista-, Magela Zanotta y Luciana Lifschitz, que inundablemente potencian las escenas más cómicas de la película.
La nueva comedia de Marcos Carnevale, "No soy tu mami", intenta sumarse a la ola de empoderamiento femenino sin entender demasiado de qué va el asunto. Una película tan falaz y arbitraria, como anticuada. La solvencia de sus protagonistas logra rescatar algunos momentos. Una periodista empoderada, libre e independiente, que escribe para una revista femenina, pero reniega de los artículos banales, y aspira a tratar temas de actualidad. Ante la caída de ventas de la revista, es obligada a presentar una serie de notas que sean del tópico regular de la revista. Basándose en un personaje femenino que expresa todo lo que ella no es, decide escribir una columna en la que expondrá teorías reafirmando su postura feminista, la cual resultará un éxito que la pondrá en boca de todos. Para esto, utilizará a un hombre al que engañará, sin darse cuenta que en el trayecto se enamorará y pondrá a prueba todos sus preceptos de coraza, y el amor de ese hombre que la conquistó. ¿Esto es la premisa de "No soy tu mami"? No, es la premisa de "Cómo perder un hombre en 10 días", simpática comedia romántica de Donald Petrie con Kate Hudson y Mathew McConaughey, un clásico de las rom com de principios del Siglo XXI. Aunque también podría ser la premisa de la nueva comedia de Marcos Carnevale, hombre que ya tuvo algún problema de plagio en su anterior película "El futbol o yo". “Tomar prestada” una idea no sería tan grave, de no ser porque ya pasaron dieciséis años de "Cómo perder un hombre en 10 días", y supuestamente, "No soy tu mami" se venda como una comedia romántica de vanguardia, deconstruida a la luz de la coyuntura actual. Lo dicho, estamos hablando de la nueva película del mismo director – y la misma protagonista – de "El fútbol o yo", una de las comedia más recalcitrantemente retrógradas de los últimos tiempos, en la cual Julieta Diaz componía a una hierática, enajenada, esposa y madre que berrincheaba frente al fanatismo de su esposo por el futbol, que hacía que no le preste atención a ella, y no la incluya en algún aspecto de su vida social. Una mujer que dependía tanto de su marido que hasta tenía como anhelo principal que aquel le ponga un local de pastelería. Cualquier parecido con la Coti Nosiglia (Boluda total) de Fabio Alberti y Ethel y Gogó Rojo en "Hay que romper con la rutina" (1974), ¿era coincidencia? Bueno, no, Paula (otra vez Julieta Diaz, en plan le bajé un cambio a los gritos pelados) no necesita de que un marido le ponga un localcito para que no lo moleste; tiene un trabajo propio. Es más, ni siquiera está casada, tiene una relación de sexo sin compromiso con un compañero de trabajo (Sebastián Wainraich), y no quiere quedar embarazada ni ser madre. Vive la vida abocada a su profesión. Tiene a su hermana, Eva (Celina Font, que colaboró en el guion), que representa a esas mujeres que viven su embarazo y su maternidad como lo más especial del mundo; y por lo tanto, será el blanco para que Paula nos pueda arrojar toda su diatriba respecto al rol de la mujer de hoy en la sociedad. Frente a la mirada socarrona, típica de un “no sabe de lo que hablás” de la interlocutora (¿representación del público?) Paula es periodista en una revista femenina que no está atravesando un buen momento, por lo que necesita de un nuevo enfoque. Su editora (Valeria Lois haciendo ese personaje exasperado que le hacen hacer siempre en cine comercial a esta gran actriz) le pide que cambie su enfoque de noticias de actualidad y se dedique a escribir artículos de interés femenino, para lo cual Paula pensará en una columna sobre “razones para no ser madre”. Paralelamente, Paula conoce a Rafael (Pablo Echarri) el vecino de al lado, con una hija, con los cuales inmediatamente crea un vínculo de amistad que deparará en romance. Por una confusión, la niña le dirá al resto de las madres del colegio que Paula es su mamá, y esta, lejos de desmentirlo, lo utilizará para sacar jugo a su columna que se convierte en todo un éxito. Bueno, no, "No soy tu mami" no es un dechado de originalidad. Toma bastante de "Cómo perder un hombre en 10 días", y es un cliché de varias comedias románticas familiares conocidas; hasta la local y más lograda "Sin hijos". Podríamos decir que mucho, por no decir (casi) todo el cine comercial se basa en ideas ya conocidas y perpetradas. Obviemos también que se sube al colectivo feminista y no sabe cómo manejarlo, que crea un personaje femenino sin ataduras masculinas, patriarcales, y lo va derribando al momento de enamorarse de un hombre a primera vista, y relacionarse con su hija del modo más tradicional. "Re loca" también entendió mal al feminismo, por lo menos démosle el beneficio de no ser la única. En "No soy tu mami" el asunto es que no sólo hace un falso planteo feminista, sino que su “humor” atrasa tanto, tanto, que termina siendo exactamente el polo opuesto de ese feminismo. No derrapa al nivel de "El fútbol o yo", pero la mira con cariño. Los personajes son todos estereotipos de la peor clase, con preconceptos anticuados, vetustos. Tal cual sucedía en la ya añeja en su momento "Dos más dos" (2012), la relación de sexo sin compromiso es duramente cuestionada, Wainraich no sólo aparece muy poco en la película sino que cada aparición suya es para remarcar la imbecilidad de su personaje. Hay otro personaje masculina sexualizado interpretado por un Cristian Sancho tan chongo de manual que hasta va en musculosa a su trabajo de oficinista, y no puede evitar ser stripper aún en el lugar menos apropiado. Eva no es la única mujer supuestamente opuesta a Paula, descartemos a la editora que apenas si tiene algún diálogo sobre un hijo consentido. El grupo de mamis del colegio son el comic relief de la película en base a ser mujeres reprimidas, que se encargan de todo lo relacionado a sus hijes pese a estar en pareja, predadoras del papi, contrincantes entre sí, mal histriónicas ¿Se podría decir que los chat de mamis son así? La remetan en una cena “de chicas” en la que el humor será mujeres hablando libremente de sexo (tuppersex incluido), porque mujeres liberadas es una carcajada de sólo pensarlo. El único personaje femenino no reprimido sexualmente, aparte de Paula que tampoco es tan liberal, es una niñera, o empleada doméstica, presentada de la peor forma, el viejo y odiado “marimacho” mal hablado. El guion es antojadizo, abrupto, tiene varios baches argumentales, y situaciones que tienen que ocurrir sólo para que la cosa avance en el cauce que todos esperamos, no importa cómo. Carnevale abraza el estilo televisivo, no es ninguna novedad. Los planos, el montaje, el uso de la música incidental, y la construcción de los diálogos, responden a un espíritu de telecomedia para el horario en el que la familia se reúne a cenar. En el medio de todo esto, se encuentra la pareja protagónica. Julieta Díaz y Pablo Echarri son frescos, luminosos, y le ponen todo el carisma que el resto de la película no tiene. La reman, construyen química, y hacen verosímil su relación. Echarri logra sacar del cliché de galán a su personaje de padre, lo impregna con esa cosa barrial que tanto nos gusta, tan suya. Díaz sonríe y hace que no nos importe más nada. Ambos merecían un mejor contexto, pero hacen lo suyo con solvencia; son capaces hasta de lucir simpáticos con disfraces de fruta. Es justo decirlo, "No soy tu mami" tendrá a su público fiel. Carnevale es un director que sabe cómo capturar la atención de una taquilla sin exigencias, y a ellos va dirigida esta comedia que se viste de empoderada para debajo seguir teniendo los mismos paradigmas de siempre. No le pidan otra cosa.
En algún momento Julia Roberts fue la reina de la comedia “blanca” antes de dar algunos volantazos y modificaciones en su carrera a medida que la edad le exigió ciertos cambios. Tom Hanks y Meg Ryan nos enamoraron con comedias simples, bastante obvias, a las que se les cuestionaba poco y nada. Emma Stone y Ryan Gosling hacen una buena pareja en “Crazy, Stupid Love” pero tampoco el guion es una genialidad por más que tuviese momentos de mucho lucimiento y sin ir más lejos, cualquier receta hollywoodense no es, a los ojos de la crítica, tan castigada como cuando hablamos de comedias románticas argentinas. Sin ir más lejos, gran parte de la crítica local pareció disfrutar de ensañarse, el año pasado con la opera prima de Juan Vera, “El amor menos pensado” con Ricardo Darín y Mercedes Morán, sin poder dejarse llevar por la simpleza de una comedia muy bien hecha, con excelentes actuaciones, momentos de mucho humor y lucidez, aunque ya desde el afiche y el tráiler, nos estuviese anticipando todos los rincones previsibles a los que la historia iba a echar mano. Frente al estreno de la última película de Marcos Carnevale, parece mucho más honesto escribir pensando en el lector, en el que público que concurre a las salas cada semana aportando el valor de su entrada. Desde ese punto de vista, cabe destacar que “NO SOY TU MAMI” cumple perfectamente con lo que promete, está muy bien hecho, aún con sus rasgos sumamente televisivos, y con un elenco que se presta al juego de la comedia romántica clásica –aunque todo haga pensar que presume de “progre”- y no desilusionará al consumidor de este tipo de productos. Particularmente, Marcos Carnevale como director, siempre ha llevado los vicios de la televisión a la pantalla grande, pero de todos modos, sabe crear películas convocantes a nivel taquilla sin que esto implique un desmedro en la calidad técnica o que no intente desde su guion una estructura un poco más sólida que un mero unitario de la factoría Pol-ka o Underground, por citar a las principales productoras televisivas de la actualidad. Carnevale repite la exitosa receta de actores de gran trayectoria con un libreto ameno que apunta más al “crowd pleaser” que al cine de autor y con el rabillo del ojo contemplando también a la taquilla. Así son recordadas algunas de sus películas como “Inseparables” (excelente química entre Oscar Martinez y Rodrigo de la Serna), “Corazón de León” (comedia y reflexión sobre los diferentes, de la mano de Francella y Julieta Diaz), la recordada “Elsa & Fred” y una amor de la tercera edad con la eterna China Zorrilla en un protagónico imborrable o la mezcla entre drama y toques de comedia en “Viudas” con Valeria Bertucelli y Graciela Borges. Obviamente “NO SOY TU MAMI” se inscribe en este grupo, y realmente es más agradable este cine comercial de Carnevale que cuando arriesga al drama y cae en la pomposa solemnidad de “El espejo de los otros” o el subrayado lacrimógeno de “Tocar el cielo”. En este caso, la protagonista es Paula (Julieta Diaz) que junto con su socia (Valeria Lois, una excelente actriz que debiese cuidar un poco más no quedar atrapada en este tipo de papeles en los que despliega más una morisqueta que una genuina veta de comedia) deberán salvar su proyecto editorial, una revista cuyas ventas están tan bajas que peligra fuertemente la continuidad de su tirada. Es así como surge la idea de la columna “Razones para no ser madre” que rápidamente romperá con todas las estructuras y posicionará a Paula y a la revista como un gran suceso de mercado. La mirada despiadada y resentida de Paula sobre la maternidad y, en particular, sobre las madres que idealizan ese rol, junto con su estilo de escritura directo y sin pelos en la lengua, la convierten velozmente en un récord de ventas. Ella está harta de dar explicaciones, de justificar porque decide postergar el deseo de la maternidad o inclusive ni siquiera tenerlo entre sus planes. Además de la mirada reprobatoria del mundo exterior, deberá inclusive rendirle cuentas a su propia hermana (Celina Font, una de las guionistas del filme) que parece empecinada en convencerla de lo equivocado de su decisión. Su mundo lleno de certezas y su actitud de mujer segura de sí misma comienza a resquebrajarse cuando se muda Rafael (Echarri brillando una vez más con su carisma, en un papel totalmente a su medida), un agente inmobiliario que es papá casi full time ya que la madre de su hija lo ha “abandonado” siguiendo un proyecto laboral en Finlandia (!). Por esos enredos típicos de la comedia, un día Paula se ofrece a ayudar a Rafael, yendo a buscar a su hija Rocío –una pizpireta Rocio Vladimirsky que es otro acierto de casting- a la salida del Jardín. La niña no tiene mejor idea que decir frente al nutrido grupo de madres que espera en la puerta del colegio (con un aire a “Según Roxi” un mordaz e irreverente retrato de los diferente estereotipos de madres que uno podrá encontrar en cualquier jardín / colegio primario) que Paula es su mamá. A partir de ahí se sucederán una serie de enredos que Paula a su vez “aprovecha” para meterse en el mundo de la maternidad y sus recovecos: la logística del “pool” para repartir a los chicos, rifas y colectas para regalitos de cumpleaños, estrategias para conseguir las figuritas o los útiles en el abarrotado kiosco a la salida del cole, consignas y secretos del grupo o un picante “after office” en donde confesarán algunas intimidades, en donde siempre tratará siempre de sacar provecho y extraer información directa de la fuente, para luego disparar sus dardos desde su exitosa columna. “NO SOY TU MAMI” acierta en la pintura de esos personajes secundarios que buscan la complicidad directa con el espectador. El grupo de “Mammis” del cole, tiene momentos verdaderamente desopilantes y excelentes trabajos de Magela Zanotta, Luciana Lifschitz y Dolores Ocampo y además, Daniela Pal, la niñera de Rocío, logra con su personaje algunos momentos de notable lucimiento –aunque se le puede reprochar estar construido en base a un prototipo de lesbiana que parece aferrarse demasiado a ciertos clichés anacrónicos-. La química entre Echarri y Julieta Diaz es la base fundamental para que la comedia llegue a buen puerto y ambos parecen ideales para estos roles. Aunque el guion peque de oportunista en un momento en donde la figura femenina está en permanente (re)construcción para arribar a nuevos lugares de privilegio y de “empoderamiento”, la propuesta global de “NO SOY TU MAMI” no intenta más que una comedia romántica con un intento de aggiornamiento al incluir personajes con diversidad sexual, las madres que hablan en el after office sin pelos en la lengua –en una escena que desentona completamente con la propuesta general y raya la grosería- y que pretende ciertas “libertades” en la concepción de pareja cama afuera que tiene Paula (con un buen co-protagónico de Sebastián Wainraich). Obviamente la historia sobrevuela todos los temas sin ningún tipo de profundidad pero tampoco se supone que un producto Carnevale apuntase a la reflexión y a los subtextos, sino que toma estos elementos para construir una comedia pasatista, con muy buenos momentos y personajes, que si bien parecen escapados de una sit-com televisiva por el timing de sus diálogos, responden a la receta de una comedia romántica convencional y que agrada masivamente al público que la consume. Y en ese sentido, cumple con creces.
Cualquier persona en la oficina o la mesa familiar tiene algo bueno que decir sobre China Zorrilla en Elsa & Fred. Recuerdo la sorpresa positiva que varios expresaron por Anita, y el desagrado más generalizado por Viudas. Recién a partir de Corazón de león comenzó a sentirse la expectativa perversa por cada paso anunciado de Carnevale en su filmografía, ese encuentro con la idea de que realmente va a hacer eso que su próximo estreno anuncia: oh por Dios, realmente es toda una película con la premisa de Francella enano, o Alfredo Casero y Leticia Brédice representando la condición humana en un restaurante que hace del Purgatorio, o una remake de Amigos intocables con De la Serna y Oscar Martínez, o Julieta Díaz renegando porque Suar mira mucho fútbol en 2017. O como en la película que hoy nos convoca, el paso pretendidamente más consciente en 2019. Lo más asombroso es que la capacidad depredadora del estilo cómico de Carnevale parecería no tener ningún sesgo de género: los universos de Suar enfermo del fútbol y Julieta Díaz periodista feminista están lo suficientemente lavados como para asemejarse a las publicidades de un banco que la pifió evocando a un estereotipo, y quiso recuperarse con la voluntad automatizada de llevar todo “para el otro lado”. A esta altura podría hacer un experimento como La flor de Llinás pero con 14 horas de comedias románticas que involucren a rabinos, artistas de trap y asesinas a sueldo: en vez de las actrices lo que se repetiría es ese submundo extraño en el que el neocostumbrismo de Carnevale se libra en departamentos hermosos, oficinas majestuosas y cervecerías, usualmente lejos de cualquier problemática más o menos identificable por fuera de lo romántico. Ya hemos hablado de esto. La cosa es que algunas de las discusiones socioculturales que proliferaron con fuerza en estos últimos años sí están presentes en la película: para salvar del cierre a su revista para mujeres, el personaje de Julieta Díaz (Paula) decide comenzar a escribir una columna sobre los mandatos y ataduras de la maternidad, impulsada por la actitud infumable de su hermana embarazada. La llegada a su edificio del padre casi soltero interpretado por Pablo Echarri (Rafael) junto a su pequeña hija presumiblemente empezará por colaborar con la premisa -y las picantes columnas de Paula bajo seudónimo-, para después empezar a modificar la vida de ella, meterla en quilombos y hacer que se replantee todo aquello que proclamaba. En el medio están Wainraich como el yuppie con el que ella se acuesta sin compromisos mientras no cree en la felicidad al lado de un padre soltero y su hija, un popurrí de mamis de WhatsApp que son la cruza de Sex and the City con material de Dalia Gutman y dos personajes bastante simpáticos, interpretados por Daniela Pal (Mollo) y Christian Sancho. La escena de este último en el cumpleaños debe ser genuinamente lo mejor que haya hecho Carnevale. No sé si la resolución del argumento representa necesariamente una contradicción con el mensaje que la película pretende entregar, pero las necesidades de su fórmula la llevan por mal camino: pareciera que los prejuicios de Paula se borran menos por conocer las experiencias más gratificantes de la maternidad que por el hecho de engancharse con Rafael, horrenda escena amorosa mediante. Y una vez que hay beso y reconciliación la película se raja sin mostrar ninguna autosuperación, descaricaturizar a las mamis del colegio o buscar alguna risa más. Con Carnevale se pierde hasta cuando se le pide más.
Una mujer independiente No Soy Tu Mami (2019) es una película de comedia dirigida y co-escrita por Marcos Carnevale (Corazón de León, Inseparables). Coproducida entre Argentina y Brasil, la cinta está protagonizada y producida por Julieta Díaz. El reparto se completa con Pablo Echarri, Sofía Orel Vladimirsky, Daniela Pal, Christian Sancho, Sebastián Wainraich, Valeria Lois, Celina Font, Luca Martin, Luciana Lifschitz, entre otros. La historia gira en torno a Paula (Julieta Díaz), una periodista que trabaja en una revista orientada al público femenino. Como las ventas no están siendo del todo buenas, Paula decide comenzar una nueva columna titulada “Razones para no ser madre”. Ella se siente muy identificada con esta temática, por lo que sus textos son completamente personales y sinceros. Mientras va conociendo a su nuevo vecino Rafael (Pablo Echarri), que es padre de la pequeña Rocío (Sofía Orel Vladimirsky), sus columnas (publicadas bajo un seudónimo) adquieren cada vez más visitas online. El hecho de que Paula utilice lo que vive día a día como material para su trabajo a la larga le terminará acarreando más de un problema. La nueva cinta de Marcos Carnevale desde el vamos plantea a una protagonista con una ideología acorde a la de muchas mujeres de hoy en día. Decidida, liberal e independiente, Paula tiene sus propias razones que la hacen estar segura de que conseguir una pareja estable o ser madre son asuntos que no pueden estar más alejados de su lista de prioridades. Sin embargo, desde que el personaje de Pablo Echarri aparece en escena con su nena de cinco años, ya sabemos cómo va a terminar Paula. A pesar de la previsibilidad del filme y su cambio de rumbo, desde el guión se logra dejar en claro que la mujer no debería ser juzgada de acuerdo a cómo quiere vivir su vida, en especial si quiere ser soltera y no tener ningún niño. Dirigida a un público familiar, la cinta consigue ser lo suficientemente amena gracias a las situaciones graciosas en la que se ven involucrados personajes secundarios como el de Daniela Pal (mejor amiga de Rafael) o Sebastián Wainraich (amigovio de Paula). Christian Sancho tiene un rol muy ridículo pero de igual manera da gracia; por otro lado, las actrices que interpretan a las madres del jardín de infantes son tan curiosas o pesadas como muchas veces sucede en la realidad. La dupla Díaz/Echarri funciona, a la vez que es lindo ver a Paula compartir momentos con Rocío. Ésta última considera a Paula como su mamá, ya que a la suya no la ve casi nunca porque trabaja en otro país. Sofía Orel Vladimirsky transmite mucha ternura y picardía, siendo una niña adorable en todo momento. Simple pero simpática, No Soy Tu Mami consigue sacar las sonrisas suficientes para pasar un buen rato en familia.
FRENTE DE IZQUIERDA TODOS JUNTOS POR EL CAMBIO Y EL CONSENSO 2030 El estreno de No soy tu mami, justo cuando está arrancando la campaña electoral, no deja de tener pertinentes resonancias políticas. Al fin y al cabo, el nuevo film de Marcos Carnevale –a esta altura, un verdadero autor pero en el peor sentido del término- es un poco como todos estos frentes partidarios que juntan gente que apenas si tienen coincidencias entre sí en pos de rascar algunos votos más. De hecho, su relato es como una típica boleta electoral de este año: hay pañuelos verdes, celestes, naranja, violeta, rojo, negro, blanco…Y, a la vez, es terriblemente descolorida, sin posicionamiento, una suma de contradicciones constante. Ciertamente había riesgos pero también oportunidades en la historia, centrada en una periodista (Julieta Díaz) que empieza a escribir una columna semanal donde enumera razones para no ser madre, defendiendo su posición frente a la maternidad y la vida en general, pero que empieza a entrar en crisis cuando conoce a su nuevo vecino (Pablo Echarri) y su pequeña hija, con los cuales empieza a entablar un vínculo atravesado por lo romántico y lo afectivo. Se podía apreciar algo de mecanicidad y automatismo que recuerda a comedias del estilo Cómo perder a un hombre en 10 días y Soltero en casa –donde las premisas se imponen a los personajes-, pero también la chance de interpelar un presente donde las corrientes feministas procuran romper con ciertas estructuras discursivas, institucionales y hasta ideológicas. La dificultad era cómo construir un discurso potente y consistente que no dejara de lado a los personajes. Esa dificultad no solo no se supera, sino que el fracaso es completo por varias razones, empezando por un guión (escrito por Celina Font, Nicolás Allegro, Carnevale y Florencia Colacito) que arranca queriendo dárselas de progresista –aunque con bajadas de líneas de una obviedad alarmante- para luego volcarse al conservadurismo y finalmente querer volver a una especie de reconciliación entre ambas perspectivas que es totalmente endeble. Hay un cuestionamiento inicial a la institución familiar y algunos lugares comunes vinculados a la maternidad y lo femenino, pero que lucen entre repetidos, facilistas e infantiles. Por ejemplo, la seudo burla a la enunciación de temas propio de las revistas tipo Para Ti no solo no es original sino que incluso atrasa mínimo veinte años: pareciera que nadie del equipo de la película vio alguna vez un sketch de Boluda total, que Fabio Alberti creó a principios del nuevo milenio. Encima, ese arranque supuestamente contestatario se enhebra desde una catarata de mentiras de la protagonista, que son el preanuncio del retroceso en chancletas para seguir confirmando los discursos establecidos. Claro que ese guión repleto de cabos sueltos, donde varios personajes –como los interpretados por Sebastián Wainraich o la misma Font- son meras herramientas al servicio de un par de enunciados, se retroalimenta (para mal) con la puesta en escena de Carnevale, que nunca sale de lo televisivo ni aporta un solo plano vinculado a lo cinematográfico. De hecho, hay pasajes donde la suma de planos y contraplanos terminan cansando los ojos y evidencian una desconfianza tremenda en la inteligencia del espectador, como si el director creyera que le fuera imposible completar y entender el significado de lo que no se ve o queda fuera de campo. Cada minuto de No soy tu mami está digerido y explicado al máximo, remarcando todo desde la música e incluso poniendo personajes que solo están para decir explicar algo que se podía decir de mil formas diferentes y más productivas. En el medio, el director vuelve a evidenciar su desconocimiento (o desinterés) en los ámbitos laborales –pareciera que nunca hubiera pisado la redacción de una revista- y, en vez de construir situaciones cómicas o dramáticas, acumula chistes y declaraciones. De ahí que lo único que tiene a favor la película es su elenco: una química apropiada entre Díaz y un correcto Echarri; la simpatía –bastante subrayada, por cierto- de la niña; Christian Sancho haciendo lo que puede con un chiste al cual debe repetir una y otra vez; y Daniela Pal, que encarna a una suma de estereotipos chistosos pero al que su esfuerzo interpretativo le termina otorgando la dignidad de un personaje mínimamente tangible. Pero, si nos ponemos a pensar mínimamente, lo que tenemos son méritos técnicos, actores que hacen bien su trabajo y nada más, porque detrás solo hay una cáscara vacía. La cima de ese rejunte de ideas superficiales y posicionamientos vagos que es No soy tu mami llega cerca del final, con un monólogo del personaje de Díaz que es de lo peor que ha entregado el cine argentino en la última década, lo cual es mucho decir. Es una declaración tipo “me mandé muchas macanas pero al final aprendí y me di cuenta que me equivoqué, y bueno, al fin y al cabo ustedes también se equivocan, y si yo fui prejuiciosa con ustedes, bueno, ustedes también, así que mejor dejémoslo ahí y sigamos adelante, total ya pasó”. Y no, no pasó, no se puede borrar con el codo lo que se escribió previamente, porque al fin y al cabo hay diferencias insalvables, con las que hay que convivir, pero haciéndose cargo con honestidad de las acciones e historias previas. No soy tu mami pretende quedar bien con todo el mundo pero termina revelando lo obvio: que eso es imposible. Ahora, todo esto no solo es culpa de Carnevale, ese realizador que pareciera creer que todo se soluciona con un par de frases banales y biempensantes. No, también es de Díaz, que ya viene desde hace rato entregando personajes femeninos que amagan con ser rupturistas y terminan sumidos en una histeria que ratifica al discurso conservador. Aunque sea con Dos más dos, Corazón de león y El fútbol o yo tenía la excusa de que su presencia quedaba relegada tras los protagónicos de Guillermo Francella y Adrián Suar, pero acá no, se acabaron las justificaciones. En No soy tu mami no solo encabeza el elenco, sino que la historia estuvo armada a su medida y hasta figura como productora asociada, lo cual implica un aval al proyecto que va mucho más allá de su presencia destacada en el póster. Lo cierto es que se ganó ese lugar, llegó a ese lugar de poder en la toma de decisiones a partir de una carrera tan extensa como exitosa. Eso está genial, pero esa posición de poder no solo trae privilegios sino también responsabilidades. Así como muchas veces no se entiende para qué o por qué Suar hace cine, es imposible entender dónde está parada esa periodista que encarna Díaz. Aunque posiblemente la respuesta la brinde la película en una escena donde la jefa de Díaz, ante una propuesta de la protagonista, contesta “me parece genial, así abarcamos a todos los mercados”. Quizás al final no se trate del feminismo, el machismo, el progresismo o el conservadurismo, sino de conquistar la mayor cantidad de mercados posibles. Y está todo bien, porque el capitalismo es la ideología dominante, pero no vendría mal un poco de honestidad, en vez de falsas poses.
No soy tu mami, la nueva película de Marcos Carnevale con Julieta Díaz y Pablo Echarri. Paula (Julieta Díaz) es periodista en una revista “para mujeres” que, debido a problemas económicos y cambios en la mirada de sus lectoras, debe cambiar el foco de las notas y también el público a quien se las dirigen. La idea y el comienzo de No soy tu mami es bueno y jugado, cambiando el típico enfoque de las comedias románticas. Paula empieza a escribir una columna antimaternidad, no le interesa ser madre, ni tener pareja estable, ni nada “que debería ser y hacer una mujer”. Una niña y su padre (Pablo Echarri) se mudan al mismo edificio. Acá empieza un poco de lo mismo en comedias románticas: personajes secundarios que aparecen para aportar los gags; otros que sólo aparecen, en este caso, para recordarnos que la protagonista no quiere ser madre, etc. Paula aprovecha a su nuevo vecino para poder conocer más de los niñes y de los padres para ir dándole forma a su columna antimaternidad que se vuelve un éxito. No soy tu mami, como dijimos, parte de una buena idea, con un elenco a priori entrenado en la comedia y con una historia que se presenta diferente. Todo eso se va desvaneciendo a medida que avanza la película, pareciera que Carnevale a medida que iba realizando este trabajo cambiaba, daba marcha atrás o, simplemente, no se animó a ir por todo, haciendo que todo (la no maternidad, las relaciones, el trabajo) se desdibuje. Tampoco la totalidad está mal. Julieta Díaz y Pablo Echarri reman un guion muy difícil, dando muy buenas actuaciones. La pequeña que hace de hija de Echarri es, desde la comedia en la película, lo mejor que se ve
Este es un nuevo film de Marcos Carnevale que tiene como protagonistas a la actriz Julieta Diaz (“El fútbol o yo”, “El espejo de los otros”) que ya trabajó en varias oportunidades con él y por primera vez con el actor Pablo Echarri («El kiosco», «Cuestión de principios»), la pequeña actriz Sofía Orel Vladimirsky es encantadora, tierna y perfila para nuevos personajes y un elenco de primer nivel. En esta ocasión su narración va transitando por varios caminos, el principal es la maternidad, donde muchos espectadores se pueden sentir identificados, que es ser madre, si uno tiene que serlo por el solo mandato del reloj biológico, que te da y que te quita, entre otras razones. La pareja protagonista tiene muy buena química y sabe comunicarlo, además tienen un director que sabe dónde poner la acción y transmite humor, oficio, es un creador de historias, descubre una fauna de personajes, toca temas a los que le va dando cierta profundidad, te hace reír, emocionar, pensar, conmover y si bien tiene los toques justos para el entretenimiento, tal vez te deje pensando y dialogues sobre el tema.
La comedia es un género misterioso como la concepción: dedicarse a ella supone una elección tan riesgosa y decisiva como la de tener hijos. Las medias tintas no valen para sus complejos engranajes, y por eso la confusa y difuminada protagonista de No soy tu mami sucumbe junto a un filme que no alumbra ni se reconoce rebelde: más bien adopta gestos arbitrarios de aquí y allá, como un nervioso experimento de probeta. Paula (Julieta Díaz) es una redactora de revista de tendencias que se larga a defender las incorrectas bondades de la soltería femenina con el seudónimo Juana de Arco en una columna llamada “Razones para no ser madre”, y que para sorpresa de ella y su medio en crisis es un instantáneo éxito. Mientras mantiene una descomprometida relación con un amante (Sebastián Wainraich, que nunca deja de ser un holograma instrumental), Paula conoce a Rafael (Pablo Echarri), recién mudado vecino del departamento de al lado que es padre recientemente separado. Con la asistencia cómplice de un par de personajes secundarios ambos cruzan medianeras y la intransigencia independiente de Paula entra en conflicto. Pero es un decir, porque el problema de la cinta de Marcos Carnevale es que justamente carece de conflicto: la osadía inicial de Paula (que esgrime que Hitler y Trump también fueron bebés) se disipa apenas la película arranca y sólo permanece vigente en palabras de otros o en citas a sus textos. Ella se limita a sentar posición frente a un par de madres ortodoxas (con las que probará tener bastante en común), pero por lo demás se corre hacia una dócil amabilidad, al monólogo dramático (y lloroso), a la ternura de música de fondo compartida con Rocío (Sofía Orel Vladimirsky), hija pequeña de Rafael, y a las instancias románticas con su pareja de condominio. Más aún, No soy tu mami presenta una fachada contemporánea en su sociología posmoderna y #MeToo, fotografía publicitaria, términos (yuppie, hipster, aliento “walking dead”) e íconos conectivos en pantalla, pero con el correr de las escenas revela un cuerpo picaresco, costumbrista, de telenovela con moraleja. Por eso no es raro que esté más cerca de un cuento de hadas de Disney que de logros aggiornados como Re loca. Proyección errática de la provocación que pudo ser (visible en el efectivo gag de un payaso stripper que genera escándalo en un cumpleaños de niños), No soy tu mami es extrañamente autoconsciente de su cualidad vacía e intercambiable: “Esos textos no son de Paula”, dice el personaje de Wainraich en un momento. Julieta Díaz es la auténtica Juana de Arco del filme, que se sacrifica por un universo conservador que reprime su gran talento.
Idea sin redondear sobre la tolerancia Paula (Julieta Díaz) es una periodista feminista e independiente que no cree en el amor y lucha contra los mandatos sociales. Ante la necesidad de salvar la revista para la que trabaja, decide comenzar una columna, pero, a diferencia de las demás publicaciones que se encuentran en revistas de temática femenina, decide escribir en contra de la maternidad. Pero al mismo tiempo conoce a su nuevo vecino, Rafael (Pablo Echarri), padre de una niña. Comienzan a llevarse bien, y la pequeña la toma como una imagen materna a Paula, aunque ella se muestra reacia. Pronto habrá más que un vínculo amistoso entre la periodista y su vecino, pero el romance se encontrará con los destinos diferentes que cada uno planea para su vida. El filme intenta focalizar sobre el tema de la maternidad deseada, y enfrenta a las personas que idealizan el instinto maternal y las que consideran que sólo es una construcción social, como si se tratara de una grieta. Es decir que el filme propone una especie de puente de tolerancia. En ese aspecto, la idea y el guión escrito por Celina Font, quien también actúa, tiene un buen punto de vista para mostrar y en consecuencia la primera parte, presentación de personajes y discurso, funciona bien. Es clara y contundente, algo necesario en el cine nacional catalogado como popular. Vale recordar un caso reciente de la televisión argentina, cuando el personaje trans que interpretó Maite Lanata en “100 días para enamorarse” fue tema de discusión no sólo en los medios sino en las casas de los televidentes. Los problemas surgen cuando hay que concluir el cuento: en principio porque la trama queda atrapada dentro del mismo género, la comedia romántica. Lo que funciona como motor para llevar adelante el conflicto de una forma amable, es también una dificultad a la hora de finalizarla: el amor y la comprensión de cada situación son representados de forma apresurada y panfletaria, tirando la cancha para un solo lugar, y lo construido para llevar a la reflexión se esfuma en el tramo final.
Carnevale es un realizador eficiente: sabe cómo hacer para que un material a priori previsible destile motivos para emocionar al espectador. Es probable que, ante la premisa, el lector diga “ah, es ‘Sin hijos’ pero del otro lado” y algo de eso hay. Aquí Díaz interpreta a una periodista que escribe sobre las razones para no ser madre, se vuelve un éxito, tiene una vida buena sin vástagos, se ríe un poco de quienes lo han elegido y se le muda al edificio un tipo atractivo con una hija. Todo lo que el lector puede esperar de esta premisa está ahí. Pero Carnevale es un realizador eficiente: sabe cómo hacer para que un material a priori previsible destile motivos para emocionar al espectador. (Te puede interesar: El balance del año del cine nacional: crecer a pesar de la crisis) Y sabe otra cosa: hacer una película en un universo que reconocemos como próximo casi en seguida, sin esfuerzo. Eso y que los actores comprenden a sus personajes alcanza para que “No soy tu mami” funcione bien, tenga algo de garra, diga algunas cosas interesantes sobre la vida que llevamos y nos alcance de modo terso al final feliz.
PERPETUO NO SER En plena búsqueda del goce, del amor propio, de la autonomía de los cuerpos, de la hermandad entre mujeres, del quiebre de los parámetros de belleza o género, del cese de los tabúes por la masturbación y del hartazgo frente a toda clase de abusos, la maternidad se instaló como uno de los grandes temas de debate social. ¿Cuántas formas existen para ejercerla? ¿Cómo se constituyen las familias ahora? ¿Qué rol ocupan el desarrollo personal y el reloj biológico? Un abanico de posiciones, creencias y metodologías sostenido en los deseos singulares en lugar de los mandatos preestablecidos. La última película de Marcos Carnevale parece congeniar con ello a través de una protagonista decidida a no ser madre ni a perder su independencia o estilo de vida. Pero, pocos minutos más tarde, pierde cualquier matiz diferencial para desnudar una inexistente actualización discursiva contraria a la lógica inicial. No se trata de una propuesta renovada que dialoga dentro y fuera de la pantalla, sino una serie de postulados sin acervo ni profundización que terminan reafirmando los modelos tan arraigados que “pretende extirpar”. Desde el marco general, el primer inconveniente surge al inicio de No soy tu mami cuando Antonia le comenta a su socia Paula que la revista no se está vendiendo y les exigieron un cambio de perspectiva “femenina” con un primer sumario con posibles notas tales como depilación realmente definitiva, trenzas según los signos y una nueva práctica de cocina y cama. Si bien los gestos de ambas dan cuenta de la banalidad de las opciones queda al descubierto un pensamiento popularizado: lo femenino debe ser superficial y vacío. ¿Por qué no se lo puede pensar desde el contenido, la exploración y el cuestionamiento? ¿Por qué se instaura, por ejemplo, que las lectoras no se sienten interpeladas por artículos de política, economía, cultura o arte, temáticas que las atraviesan como seres sociales? ¿De qué manera notas sobre tipos de peinados puede funcionar en un contexto donde las mujeres luchan por derechos y espacios laborales entre otras cosas? Sobre todo en una revista que funciona como lugar de divulgación y que, como ellas mismas aseveran, está compuesta en su mayoría por mujeres con intereses, opiniones y análisis. Bajo esa idea aceptada también por las dos de lo femenino como algo frívolo y minimizado en su máxima expresión, Paula propone una columna sobre las razones para no ser madre que se convierte en un éxito y Antonia le sugiere el seudónimo de Juana de Arco, como una suerte de líder de una voz apagada. Sin embargo, el discurso vuelve a pecar de ingenuo porque sólo importan los “me gusta”, los seguidores, los feedback en redes sociales y las réplicas en otros medios como la misma pantalla manifiesta con emojis, recortes de comentarios o de programas radiales en lugar de enfocarse en lo escrito por la periodista que queda oculto o en breves monólogos interiores casi imperceptibles. Tampoco utilizan a su favor al grupo de madres del jardín plasmado desde toda clase de estereotipos desde la personal trainer que vendía juguetes sexuales y puede hablar libremente de sexo, la histérica que vive sin tiempo detrás del hijo, la chismosa y la que está orgullosa de ser ama de casa pero que se avergüenza de haber dicho que extraña una mañana de sexo o se escandaliza porque Rocío, la nueva nena, vaya despeinada o tenga una cucaracha de mascota. El grupo de chat y el pool de los chicos también entran en este juego sin aportar al relato. Este año se publicó What’s up mamis, último libro de la guionista y autora Erika Halvorsen que trabaja la construcción de red entre Paloma, Majo, Vicky y Soledad, integrantes de un chat disidente de mamis que viajan a Uruguay para salvar a una de ellas que fue engañada por el marido. Al igual que en la película, una vende vibradores y asesora respecto al autoplacer y otra es envidiada por el aspecto físico y la ropa de marca pero se diferencian sustancialmente en la manera de percibirse y desempeñarse. Mientras que en el libro se articula un doble accionar complementario entre el autodescubrimiento y el desarrollo de la comunidad donde ellas son por sí mismas en vez de definirse por los roles o maridos y actúan en pos de los deseos, decisiones, el placer, el reconocimiento y la libertad, en el filme no importa la unidad ni el acompañamiento, sino que son singularidades reducidas a los hijos y al trabajo que lleva criarlos. No importan las carreras, los anhelos, los cuerpos anestesiados, todo se resume a cumplir con la “responsabilidad ininterrumpida” luego de pocos minutos de disfrute sexual. Mientras que en el plano íntimo, Paula parece perderse en sus convicciones. La escena más interesante es aquella donde le grita a la hermana que está cansada de explicarle a ella y a todo el mundo por qué no tiene una pareja estable, vive de cierta forma y no le interesa ser madre. Pero enseguida se extingue como la defensa hacia Rocío durante el cumpleaños o algunos gestos aislados. En lugar de actuar como puntapié para el diálogo o como una de las tantas alternativas posibles, ella empieza a dudar de sí misma a partir de la llegada de Rafael y la hija, como si el chispazo y los nuevos lazos borraran de una vez su esencia y emergiera, de golpe, la ausencia de motivaciones e ideales. Ni siquiera, el director trabaja las incertidumbres y los repentinos conflictos internos que atraviesa, desdibujándola hasta el remate del discurso final donde acepta los prejuicios que tiene y pide el mismo trato. Una confesión sin sentido que devora tanto a la protagonista como al relato en pos de repetir recetas ya conocidas. Cabe destacar la picardía y el encanto de la nena que funciona muy bien en las escenas que comparte con el padre y articula a los personajes secundarios como Mollo, los compañeros del jardín, las madres, el amigo del padre y la madre que vive en Finlandia que, de lo contrario, quedan desconectados y accesorios a Paula y Rafael. No soy tu mami peca por tratar de quedar bien con todas las posturas sin conseguirlo. Frente a una primera invitación para pensar otras miradas y elecciones respecto a la maternidad desvirtúa, en principio, el universo femenino tratándolo de superficial y minimiza sus intereses, exploraciones, denuncias y problemáticas. Después transforma a la exponente de dicho cambio en alguien deslucido, sin juicio ni deseos propios que se encuentra ajena entre ambas posturas hasta situarla en la comodidad de los mandatos sociales y una tibieza de carácter respecto a los exabruptos del comienzo. Un relato que prometía apertura, contemporaneidad y diferencia pero no quiso escapar a la fórmula efectiva de trenzas según el horóscopo. Por Brenda Caletti @117Brenn
Paula (Julieta Díaz) es periodista en una revista femenina en crisis. Y cuando todo lo que proponen para reflotarla le parece convencional y estúpido, se lanza a publicar una columna blog sobre chicas como ella: solteras sin apuro y, sobre todo, convencidas de que no quieren ser madres. Como las de Carrie Bradshaw en Sex&City, sus columnas pronto se viralizan y se convierten en un éxito. Con un amigovio que la acompaña de vez en cuando (el no actor Sebastián Wainraich, elección difícil), y en un departamento lindo de sitcom, Paula va con aire de quien no necesita nada. Entonces, un vecino nuevo y atractivo (Pablo Echarri) se muda al departamento de al lado. Él también está solo (su esposa en Finlandia, sin regreso a la vista), pero no exactamente: tiene una hija de cinco años a la que cría con la ayuda de una amiga que hace las veces de niñera y se llama Mollo (Daniela Pal). Y en el primer encuentro fortuito, ella lo ayuda tras un pequeño accidente doméstico, cuidando de la nena. No soy tu mami es una comedia romántica argentina de las de siempre, con personajes que gesticulan y hablan a los gritos como si estuvieran sufriendo un ataque de nervios. Con un enredo central muy pariente de Sin hijos, de Ariel Winograd, en la que el personaje de Maribel Verdú tampoco quería saber nada con la maternidad. Una historia, en este caso, pergeñada por la actriz Celina Font, con Julieta Díaz y Marcos Carnevale. El director de Elsa y Fred, El fútbol o yo o Inseparables le imprime al asunto una dosis de ternura que suma, en la dicotomía clásica entre independencia y compromiso, hijos o libertad. Pero no puede evitar caer en estereotipos, subrayados y obviedades que desgastan la historia, como un producto masticado y previsible. Aunque quizá lo más irritante de No soy tu mami está en ese planteo, que Carnevale ha llamado "humanista" y no "feminista", pero que termina encauzado en el más conservador y anticuado de los modelos. Problemas que salvan sus protagonistas, haciendo eso (el galán papito, la romántica en el fondo) que saben hacer con oficio y gracia.
El director Marcos Carnevale sabe de comedias populares ("Elsa y Fred", "Corazón de León", "El fútbol o yo"). Sabe cuál es la fórmula que funciona y la cumple a rajatabla, a riesgo de repetir esquemas y desgastarlos. En "No soy tu mami" la protagonista es Paula (la siempre brillante Julieta Díaz), una mujer independiente y segura de sí misma que tiene algo muy en claro: no quiere ser madre. Paula es periodista y trabaja en una revista femenina que anda floja de ventas, entonces decide escribir una columna provocativa ("Razones para no ser madre") que se convierte en un éxito. Pero en el medio (oh), esta soltera firme y alegre conocerá a su nuevo vecino (Pablo Echarri), un tipo atractivo que fue abandonado por su mujer y vive con su pequeña hija. Lejos de pretender ser una comedia de esta era feminista, "No soy tu mami" se plantea como una comedia liviana, que acierta en recorrer los aspectos más anecdóticos de la maternidad. La convicción que le imprime Díaz a su personaje es fundamental para calar un poquito más hondo, aunque el resto del guión se disuelve en la fórmula más previsible (y para colmo con estética televisiva). Hay buenos personajes secundarios (una niñera improvisada, una nena encantadora) y algunos monólogos de la protagonista realmente logrados, que por momentos indican que la película podría haber tenido otro vuelo.