A juzgar por los primeros minutos de Nueva Mente, la recolección formal (a cargo de empresas públicas y privadas) e informal (el llamado cirujeo) de basura preocupa hace décadas a la opinión pública porteña. Sin embargo, el nuevo documental de Ulises de la Orden revela, por un lado, la ausencia de políticas destinadas a tratar los residuos con criterio ambiental y, por otro lado, el desamparo de los cartoneros reunidos en cooperativas, que entienden mejor que nadie la necesidad de procesar debidamente los desechos para revertir la contaminación y otras violencias derivadas de la conversión de tierras fiscales en basurales. Una contundente compaginación de artículos periodísticos e informes televisivos de ayer y hoy ilustra una preocupación histórica que parece meramente declarativa o tan efímera como los titulares que inspira. El realizador contrasta esta enunciación mediática con el testimonio de entendidos en la materia: el antropólogo Francisco Suárez, el sociólogo Waldemar Cubilla, integrantes de la Cooperativa Bella Flor. Esta confrontación discursiva pone en evidencia el desinterés y desconocimiento de muchos ciudadanos respecto del recorrido de la basura, y las (in)conductas del Estado a la hora de gestionar los residuos y de reconocer los derechos laborales de los recicladores que trabajan por fuera del circuito privado-estatal. La contradicción entre preocupación por un lado e indolencia/negligencia/violencia por el otro enciende un primer foco sobre una realidad compleja, que De la Orden analiza en términos políticos, económicos, sociales, antropológicos, ecológicos. Las imágenes de los rellenos sanitarios a cargo de la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE) y de las instalaciones de la Cooperativa Bella Flor resultan tan contundentes como las fotos de archivo utilizadas al comienzo del film. Los testimonios de los entrevistados encienden un segundo gran foco, esta vez sobre la relación entre basura, hambre, pobreza, enfermedad, violencia institucional, delincuencia, cárcel, crisis habitacional. Como en Amanecer en mi tierra, película que estrenó a fines de mayo pasado, aquí también De la Orden reivindica el cooperativismo en tanto lucha colectiva capaz de ganarles algunas pulseadas a los poderosos de siempre, y de aplicar principios ecológicos reñidos con la lógica de la propiedad privada y del lucro. Por esta misma razón, algunos espectadores relacionamos el segundo documental con el cortometraje Tu basura es mi tesoro que Marisa Turco les dedicó en 2013 a Ricardo Coco Niz y a la cooperativa El CorreCamino. Ese mismo año, se proyectó e-wasteland de David Fedele en el 15° Festival Internacional de Cine y Derechos Humanos en Buenos Aires, por entonces apocopado DerHumAlc. A diferencia de De la Orden (y de Turco), el realizador australiano documentó el proceso de reciclado manual de basura electrónica en playas de Ghana sin cederles la palabra a los niños, hombres, mujeres a cargo de la tarea tóxica. Ante el recuerdo de ese otro antecedente, resulta todavía más valiosa la decisión autoral de haber privilegiado los testimonios de Lorena Pastoriza, Nora Margarita Rodríguez, Ernesto Lalo Paret, Orlando Oscar Kun Olivar, Víctor Chaco Gómez. El protagonismo acordado a éstos y otros integrantes de Bella Flor resulta fundamental en un largometraje que, tal como adelanta su título, postula la imperiosa necesidad de cambiar nuestra mentalidad de manera radical para que los basurales dejen de ser un negocio suculento (y de paso disciplinador) disfrazado de problema eterno.
Relatos en primera persona. Crítica a “Nueva Mente”, de Ulises de la Orden ADELANTOS, DOCUMENTALES, ESTRENOS Nueva Mente (2019) es el último trabajo del cineasta Ulises de la Orden. Se trata de un documental que gira en torno a la problemática de los residuos urbanos. Esta temática, sin embargo, permite trazar una interesante cartografía social. Por Juan Páez ¿Qué debemos hacer con la basura? ¿Cuáles son las políticas que se aplican para su tratamiento? ¿Qué intereses subyacen en las decisiones que se toman al respecto? En este trabajo, el cineasta ubica la situación de la basura en el centro de la discusión, planteando un recorrido por tema tales como la salud pública, la conciencia ambiental, las responsabilidades sociales, las políticas gubernamentales, entre otros. Las primeras escenas muestran cómo toneladas de desechos caen de las máquinas a la cinta, transformando, desde un principio, a la basura en el eje central de la propuesta. Estas imágenes se suceden, entre fotos y fragmentos visuales en blanco y negro, mientras escuchamos los comentarios de numerosos periodistas, quienes se refieren acerca de esta problemática que aqueja a la provincia de Buenos Aires desde tiempos remotos. En Nueva Mente (2019), Ulises de la Orden pone en diálogo diferentes relatos en primera persona de quienes integran la Cooperativa Bella Flor, una organización de trabajadores que desarrollan sus labores en el CEAMSE. Estos testimonios articulan una retrospectiva acerca de cómo es que surge, crece y se consolida esta iniciativa laboral. Además, los detalles que se brindan, permiten que el espectador reviva diferentes periodos históricos y conozca el grado de implicancia que estos tuvieron en la conformación de la asociación. Asimismo, la película revela una fuerte impronta social al visibilizar cómo impacta la Cooperativa en términos de inclusión social, puesto que en ella trabajan no solo sujetos que provienen de los sectores más carenciados sino también personas que buscan reinsertarse en la sociedad. En este sentido, el reciclaje no es solo material sino también humano. Las mejoras en la calidad de vida y el acceso a bienes culturales transforman la situación adversa de los protagonistas en una nueva oportunidad de acceder a una vida digna. En suma, el documental constituye un aporte significativo en términos de conciencia social, planteando una realidad que, por lo general, desconocemos. Los relatos en primera persona logran cautivar al espectador puesto que permiten una identificación inmediata. En los bordes de la sociedad, alejados de los privilegios de una clase dominante, estos hombres y mujeres profesionalizan su labor, recuperan su derecho a tener derechos y reclaman que los mismos sean respetados. Puntaje: 10 (diez)
Documental dirigido por Ulises de la Orden que muestra el problema de la basura a lo largo de los años y el trabajo de las cooperativas de cirujas como una solución digna al problema del reciclado. Aunque la película contiene una fuerte denuncia, el resultado que produce es más inspirador y motivador que angustiante. El director tiene la inteligencia de mostrar que hay del otro lado de la basura que las grandes ciudades producen. Con testimonios de personas que realmente conocen el problema, con gente que está absolutamente comprometida con el asunto. Las historias que cuenta alrededor de los trabajadores de la Cooperativa Bella Flor, una organización de recuperadores urbanos que trabaja en el CEAMSE, resultan interesantes y lejos de abrumar, abren una puerta. La película no hace hincapié en un gobierno en particular sino que muestra que es un problema que lleva décadas y que compromete a toda la sociedad. Es verdad que alguien que detrás tiene dibujos homenajeando a políticos corruptos hable de corrupción, pero eso no invalida los argumentos del resto de los participantes que aparecen en la película. Aunque la película tenga una difusión limitada, creo que consigue, más que cualquier campaña, llamar la atención sobre la importancia del reciclado y la forma correcta de desechar la basura. Para bien de todos, no de un grupo específico. La idea de que las personas pueden reinventarse, buscar una nueva oportunidad iniciar un camino diferente también resulta muy motivadora y emocionante.
¿Cuántos de nosotros al dejar la bolsa de basura en el depósito del edificio o en la calle se desentienden de la misma y no somos capaces de separar lo que es reciclable de lo que no? Este cuestionamiento es menos una crítica culpabilizadora que un planteo para (re)pensar y (re)ver la contaminación producida por la inmensa cantidad de residuos que terminan en los basurales. “Nueva Mente” es un documental que observa con sensibilidad dos situaciones paralelas y complementarias: una es la falta de regulaciones y pautas del Estado para un mejor manejo de la basura y así poder evitar, como corresponde, la contaminación ambiental. La otra, no menos importante y principal relato del largometraje, es la de los vecinos de José León Suárez que, a fines del siglo XX, gracias a la crisis económica propiciada por el menemato, cirujeaban para buscar comida en las montañas de basura del Ceamse y que, tras largos años de esfuerzo, lograron instalar la Cooperativa Bella Flor, una planta de reciclado, y generar puestos laborales remunerados . Ante la falta de trabajo y oportunidades, los propios protagonistas se enorgullecen de ser cirujas. Ellos le quitan toda carga peyorativa al término, su actividad les permite, además de cuidar el medioambiente, alimentar a sus familias y vivir con dignidad. Como el director se apoya en las vivencias y la forma de ver el mundo de los vecinos de la localidad bonaerense, el relato asienta sus posturas y fortalece, con certeza, su actividad en la cooperativa como un oficio. No por nada los llaman recicladores de basura. En el documental se indica que el ciruja comenzó su actividad a principios del siglo XX. Esto denota la pobreza de ciertos sectores del pueblo argentino y la incapacidad y/o desinterés de los gobiernos para resolver la situación. Sin embargo, la otra cara de la moneda, la cooperativa, permite vislumbrar una solución que con el tiempo resuelva esta problemática. La cantidad abismal de basura que vemos en el largometraje provoca, como un acto reflejo, que nuestras fosas nasales se impregnen con su olor y que nuestras manos se sientan sucias. Sin ser una de esas películas 3D o 4D, cuyo único interés es seducir las retina del espectador, “Nueva Mente” logra ir más allá: estimular los sentidos. La solidaridad y la empatía son marcas particulares de este documental que resalta, ante todo, la fuerza que puede adquirir un movimiento colectivo frente a las adversidades.
Simplemente, reciclar gente Por lo general utilizamos la palabra “basura” para denostar, para realzar los aspectos más indignantes de algo. Sin embargo, detrás de esa palabra que no necesita ningún adjetivo calificativo existen múltiples factores asociados, entre ellos la chance de trabajar, por otro lado la expresión más acabada de la codicia al ver el negocio en el acopio de toneladas y en el transporte de todos esos residuos que a diario aporta la comunidad en su quehacer habitual sin la necesaria conciencia ambiental pero aún peor solidaridad con aquellos que viven del reciclado. En ese sentido, la propuesta de Ulises de la Órden parte de una base completamente centrada en el micro universo de la basura desde un racconto histórico bien apoyado por material de archivo aunque siempre con un criterio de amplitud y reflexión para tender puentes comunicantes entre el pasado y el presente. Los actores bien identificados encuentran a lo largo de los 70 minutos de duración un espacio para sembrar información ya sea desde la experiencia de vida en el trabajo cotidiano para encontrar en el reciclado de basura el sustento y la esperanza de un cambio mayúsculo que se esparza entre conciencias o nuevas mentes como sugiere el título. En los testimonios de cada integrante de la Cooperativa Bella Flor se reconoce por parte del director un buen punto de partida para por contraste abrevar a las aristas oscuras de un fenómeno social que arrastra tanto las miserias humanas del capitalismo y sus reglas de exclusión como las virtudes en la constante lucha desigual y capacidad de adaptación con el entorno, sus circunstancias y contexto. También cabe destacar el aporte de sociólogos y expertos en la materia para complementar la parte empírica que encuentra en el registro de cabezas parlantes la voz de los verdaderos protagonistas del cambio, los actores sociales importantes que conocen en demasía las ventajas del reciclado y alertan sobre los peligros del avance de la tecnología o de ideas más drásticas que quitarían una gran capa de contención a una realidad que a pesar de los gobiernos, dirigentes y cuadros políticos no se atiende con la urgencia que merece. Tomar contacto con Nueva mente es en primer lugar encontrar el espacio de reflexión, sin didactismo aburrido y en segundo término con una cara invisible de la conflictiva social, las asimetrías entre clases y cierta cuota de optimismo si se rompen miradas ya pasadas de tiempo. Simplemente se trata de reciclar gente.
Trabajo limpio ¿Es posible que aún no tomenos conciencia del verdadero conflicto que significa arrojar nuestra basura de manera incorrecta? ¿Porqué siempre elegimos no hacernos cargo de nuestros actos y de las lógicas consecuencias? Es más fácil y cómodo desenternernos de los problemas, sin embargo, este documental da luz a una situación que nos concierne a todos y nos muestra lo que ya no debemos continuar ignorando. Nueva mente (2019) último documental de Ulises de la Orden, -Amanecer en mi tierra - Lihuntun Inchin Mapu (2018), Chaco (2017)-, plantea el dilema de la basura, y las cooperativas de cirujas como una solución digna al problema del reciclado. Los protagonistas del film son los trabajadores de la Cooperativa Bella Flor, una organización de recuperadores urbanos que trabaja en el CEAMSE, el antropólogo Francisco Suárez, cuyo arduo trabajo de investigación permite mostrar en concreto la textura del proceso real y nosotros. Más de diez cooperativas de cirujas trabajan en el llamado Reciparque, pero harían falta 100 cooperativas más. Este documental de Ulises de la Orden, conocido por su fuerte compromiso en mostrar la marginalidad y lo que sufren los sectores más vulnerables de diferentes sectores de la sociedad. Comienza alternando diferentes imágenes utilizando filtros de colores con el audio de noticias relacionadas al dilema y música que acompaña; hasta que nos muestra la realidad de la basura que nos choca ver, constituyéndose en un acierto por el fuerte contraste que nos ubica como un espejo de nuestra actitud hacia esta problemática. Se caracteriza por ser muy educativo y cumple con el objetivo de concientizar al ciudadano. El director eligió entrar con las cámaras al basural para comprender lo que sucede con nuestros desechos. Impactantes tomas aéreas que recorren la montaña de basura, terribles fotos en blanco y negro de archivo y recortes de diarios antiguos cuyas noticias deberían pertenecer al pasado, pero esto no es así. Para que esto suceda, debemos cambiar de mentalidad y aportar nuestro granito de arena. La música es interesante, otorga dinamismo necesario durante el desarrollo y un ritmo de acción que nos invita a activar en nuestra conciencia, un verdadero cambio de actitud. Se plantean varios momentos críticos sociales que atravesaron esta problemática, con la misma intención de esconder a como dé lugar, algo que no puede desaparecer. Se nos acerca un nuevo problema que es el planteo de la "Incineración" como solución, una idea que deberíamos descartar, puesto que perderían su trabajo muchas familias y además, estudios comprueban que causa cáncer debido a su toxicidad, es dañina para la salud y el medio ambiente. No nos olvidemos que la basura es una gran negocio para empresarios o políticos que están muy alejados de la realidad, solo los trabajadores meten sus manos en nuestra basura, siendo los únicos interesados en salvar el planeta. Entender que la basura es Recuperable, Reciclable y Reutilizable, no es solo un logro de estas personas que realizan el trabajo que nadie elige hacer, sino un verdadero milagro, para lo cual, tuvieron que transformar su mentalidad. Se ocupan desde un lugar marginal, viviendo y trabajando en las peores condiciones, entre ratas es poco decir. Solo exigen lo justo, sentirse dignos, sus derechos como trabajadores y que despertemos ante esta realidad que ellos se encargaron de limpiar para sobrevivir y en consecuencia protegernos de nuestra propia ignorancia; es un llamado de alerta a todos, la clave está en aprender a "dividir" nuestros desechos, algo que parece muy simple y que a ellos les facilitaría muchísimo su trabajo. Un contundente mensaje: "Digamos NO a la incineración de residuos".
Ulises de la Orden plantea en este trabajo documental el problema de la basura y las cooperativas de cirujas como una solución digna al problema del reciclado. Desde el tristemente legendario basural llamado “La quema” hasta el trabajo de los integrantes de la cooperativa Bella Flor, una organización de recuperadores urbanos que trabajan en el CEAMSE. Los protagonistas de este trabajo serio y revelador cuentan cómo se organizaron, como 15.000 toneladas de basura diaria se entierran en el lugar y cómo más de diez cooperativas de cirujas trabajan en el llamado “Reciparque”. Las conmovedoras historias de una realidad que nos negamos a ver que tienen el buen criterio de plantear que hacer con la basura de una manera racional y lógica. Trabajadores que encontraron la manera de dignificar sus vidas y su trabajo y reclaman atención de toda una sociedad que ya no debería ser indiferente a un problema tan grave.
El documentalista Ulises de la Orden (“Desierto verde”, “Mujer entera”, “Amanecer en mi tierra”) nos enfrenta esta vez ante un tema que está siempre delante de nosotros, pero muchas veces lo pasamos por encima, desentendiéndonos y esperando que alguien más se haga cargo: la basura. “Nueva Mente” comienza con un montaje que muestra paralelismos que dejan en evidencia que el problema de la basura viene desde hace décadas. ¿A dónde va a parar todo lo que desechamos? ¿Qué pasa con las personas de tan pocos recursos que se ven llevadas a rebuscar entre lo que otros desechan para poder comer? Con este inicio prometedor, de la Orden luego desarrolla el trabajo de una cooperativa de reciclaje que funciona en José León Suárez, con gente que empezó sin nada y pudo desarrollar una vida digna al mismo tiempo que colaborar con una problemática que en realidad es de todos. Y un tema que nunca se termina de solucionar, porque aunque se necesitan medidas políticas específicas y un Estado presente que actualmente no cumple, también el trabajo empieza en la casa, con lo que uno puede hacer parte de su hábito. “La mejor forma de hacerse cargo, es separarla”. Porque lo que para uno es basura, puede convertirse en una oportunidad para otra persona. En este sentido, el documental se narra a través de voces expertas que exponen lo que sucede con las plantas, la situación por la que han pasado los conocidos como cirujas, y el trabajo que actualmente un grupo de personas realiza sin poder todavía ser reconocidos como corresponde, con los beneficios que un trabajo en blanco brinda. Son personas que trabajan con fines solidarios, para que los pibes no caigan en la delincuencia y terminen en la cárcel (en un lugar donde parece ser una de las pocas opciones que tienen), y al mismo tiempo al haber encontrado este submundo realizan un trabajo importante para la preservación del medio ambiente. La crisis de principios de siglo XX dio lugar a la figura del ciruja (algo más cercano a nosotros podemos ver en los cartoneros que surgieron tras la crisis del 2001), una expresión que ha sido utilizada de manera denostadora y en esta película ellos mismos se encargan de enaltecer y presentarse como personas que, buscando vivir dignamente, han conseguido establecer una cooperativa que trabaja pensando en el bienestar y el futuro. “Nueva mente” es un documental dinámico e inspirador pero sobre todo informativo sobre una temática que siempre está frente a nosotros. Nos interpela a través de la empatía al mismo tiempo que nos cuestiona qué estamos haciendo nosotros con lo que desechamos.
El director de Tierra adentro, Desierto verde, Chaco y Amanecer en mi tierra continua indagando en temas relacionados con la exclusión social y el medioambiente. En este caso, se mete con el problema de la basura en Buenos Aires y el rol de los recicladores en la extensa cadena productiva que comienza ni bien uno arroja un residuo en un tacho. Los protagonistas de Nueva Mente son los trabajadores de la Cooperativa Bella Flor, una organización de recuperadores urbanos que trabaja en el CEAMSE, donde diariamente se entierran más de 15.000 toneladas de basura. Bella Flor es uno de los diez emprendimientos colectivos instalados en un área del predio llamada Reciparque. Nueva Mente propone un recorrido que inicia a fines de la década de 1970, cuando se erradicaron los basurales urbanos y se los trasladó a la localidad de José León Suárez. Alrededor de esa zona se levantaron varias villas, cuya pauperizada economía gira alrededor del basural: muchos de quienes hoy son cooperativistas tuvieron su primer ingreso al predio del CEAMSE durante la crisis de 2001, cuando el combo desocupación + devaluación disparó el precio de los residuos de papel y el cirujeo se volvió el último salvavidas para no hundirse en el hambre. De la Orden indaga tanto en dinámica interna de la Cooperativa como en el rol del Estado en el problema de la basura, cediéndole el micrófono a quienes pasan largas horas al aire libre respirando la pestilencia mientras escarban en la montaña. Chato en su factura técnica, aunque claro en su exposición, Nueva Mente es más valioso en su faceta periodística –los programas de reciclado como consecuencia del caso de 2001, el rol de las empresas transportistas, la violencia estatal- que cinematográfica. Se trata, a fin de cuentas, de un documental que alumbra una situación invisible que merecía ser visibilizada.
La problemática de la basura en las zonas de Buenos Aires combina una serie de elementos que se insertan en aquellos hombres y mujeres que trabajan esforzadamente para lograr una vida digna. Con una cámara hábil y siempre dispuesta a enfocar los detalles, el director Ulises de la Orden ( Río arriba, Tierra adentro, Desierto verde) logró un documental en el que sus protagonistas son los trabajadores de la cooperativa Bella Flor, una organización de recuperadores urbanos que se ocupan de separar desperdicios en la Ceamse, donde se entierran más de 15.000 toneladas de desechos por día. Esa cooperativa convive en ese predio con otras muchas que reúnen a hombres y mujeres, llamados despectivamente "cirujas", muchos de ellos los mismos que en 1977 y 1978 acompañaron la erradicación de los basurales urbanos, trasladándose hacia José León Suárez, donde se ubica la Ceamse. Camiones llenos de desperdicios, espacios repletos de basura y diálogos en los que se acrecienta el necesario lazo entre los pobladores de varias villas y su trabajo silencioso, desconocido para la mayoría de los habitantes de Buenos Aires, transitan por estas escenas con dolor y también con esperanza, hacia la necesidad de poner en foco el digno trabajo de esos recicladores que poseen la enorme grandeza de los humildes puesta al servicio de esa tarea realizada por esos verdaderos promotores ambientales de nuestra sociedad.
Este documental de Ulises de la Orden, quien previamente dirigió otros films enmarcados en este género como Río Arriba (2006), Chaco (2017) o Amanecer en mi tierra (2018), aborda los problemas que surgen del manejo de la basura en Buenos Aires. El director rescata imágenes, videos, recortes de diarios y relatos de periodistas contemporáneos y antiguos, para dar cuenta de cómo este asunto atraviesa distintos gobiernos y momentos históricos. A su vez, nos muestra el impacto que produce en diversas áreas vinculadas a la salud pública o el medioambiente, así como también en los grupos gremiales y las asociaciones de trabajo independiente.
“Nueva mente”, de Ulises de la Orden Por Ricardo Ottone Ulises de la orden llega con un segundo documental este año, a pocas semanas de haber estrenado Amanecer en mi tierra. La filmografía del realizador devela intereses recurrentes que en Nueva Mentevuelven a aparecer. En particular la depredación y el daño al medio ambiente en consonancia con los negocios de las grandes empresas y la negligencia o complicidad del Estado. Pero, a su vez, algo que también es recurrente en sus films que es la capacidad de la comunidad de organizarse, buscar soluciones y luchar por sus derechos e intereses. Así como enDesierto Verde(2013) abordaba el tema de la producción de alimentos y se denunciaban los mecanismos y procedimientos de la industria alimentaria, en Nueva Mente se pone el ojo en la otra parte del proceso del consumo que es la disposición de los residuos, es decir, qué hacemos con nuestra basura. Así sigue el recorrido de los camiones desde Buenos Aires a los grandes basurales de José León Suarez y muestran los negocios que implica para algunas empresas la recolección y traslado de basura y su disposición en el CEAMSE. Pero además la recolección de basura implica también la posibilidad de trabajo y supervivencia para mucha gente que vive en los alrededores, muchas veces por debajo de la línea de pobreza y hasta de indigencia. En ese contexto es que surge una iniciativa como la Cooperativa Bella Flor, que agrupa, forma, capacita y contiene a estos miembros que pasan ahora a ser recicladores urbanos formados en el oficio de separar los residuos, reciclar y disminuir la masa de basura que se quema o entierra. Y además obtienen un medio de subsistencia y una vía de salida a situaciones de vulnerabilidad social. Documental de factura tradicional, donde el peso del relato recae mayormente sobre los entrevistados, tiene sin embargo algunos momentos visuales poderosos, y hasta aterradores, como cuando vemos la masa y el volumen de los desperdicios que van a parar y acumularse a unos cuantos kilómetros de las grandes ciudades, en eso que los recicladores llaman coloquialmente “la montaña”. Hay también en un primer momento un uso interesante del material de archivo que muestra por medio de viejos noticieros cual era la forma de encarar lo que ya para entonces era un problema y se hace un recorrido histórico que se remonta a fines de los 70 cuando se abandonó el método de incineración de la basura en los edificios, luego siguió con la creación del CEAMSE y más tarde como, con la crisis de 2001, miles de personas fueron empujadas al cirujeo como forma de subsistencia. Como en el resto de la filmografía de De la Orden, en Nueva Mentehay una agenda y el objetivo concreto de visualizar un problema. Pero también las formas de solucionarlo, las alternativas y los personajes que, como los integrantes de la Cooperativa Bella Flor, se capacitan y ponen el cuerpo ante un problema que pocos quieren enfrentar, y en ese proceso obtener un medio de vida, de alimentar a sus familias, salir de la pobreza y ganarse su dignidad. No es menor tampoco una apelación constante de los recicladores a quienes generan la basura, es decir la gente común, que es la de separar los residuos, una acción que es a veces minimizada o tomada como una suerte de reclamo hipster cuando en realidad es crucial para el trabajo de quienes la reciben. Como una manera de interpelar al espectador y tratar de involucrarse en la parte que le toca. NUEVA MENTE Nueva Mente. Argentina, 2019. Dirección: Ulises de la Orden. Guión: Mariano Starosta, Germán Cantore, Ulises De la Orden. Fotografía: Pablo Parra. Música: Juan De la Orden. Montaje: Germán Cantore. Dirección de Sonido: Julián Caparrós, Gino Gelsi. Producción: Ulises de la Orden. Productor Asociado: Kato Lajos. Duración: 78 minutos.
Nueva mente o "el mundo basura" El tema central de Nueva mente toca de manera directa y literal a todos y a cada uno de los habitantes de nuestro país: la basura y qué hacemos con ella. Desde el estreno en 2004 de Río arriba, el documentalista Ulises de la Orden ha venido orquestando, de manera consecuente y perseverante, una serie de largometrajes testimoniales centrados en problemáticas sociales que atraviesan de punta a punta la geografía argentina. Más allá de los aspectos más coyunturales, en la gran mayoría de los casos los conflictos que los atraviesan son el resultado de constantes históricas. No es casual que uno de los ejes que más parecen interesar al realizador sean las dificultades de los pueblos originarios en lugares como San Martín de los Andes (Amanecer en mi tierra), el Gran Chaco en Chaco y los kollas de la zona de Iruya en la mencionada Río arriba. El tema central de Nueva mente, como ocurría en Desierto verde, dedicada al uso intensivo de los agroquímicos, tiene una amplitud y alcance mayor, en tanto toca de manera directa y literal a todos y a cada uno de los habitantes de nuestro país: la basura y qué hacemos con ella, los corolarios ambientales y sociales de la falta de una política seria de tratamiento de residuos. El estilo de la película es, como en los esfuerzos previos del realizador, de carácter tradicional, convencional incluso, con entrevistas a cámara y un tono de urgencia que la temática no hace más que confirmar en cada una de las participaciones. La atención se concentra en la cooperativa Bella Flor, ubicada en el conurbano bonaerense, una planta de reciclado que nació de la necesidad más pura y fue conformada originalmente por vecinos de la villa de emergencia lindera a los terrenos de la Ceamse, cerca del Camino del Buen Ayre. Nueva mente recorre la explosión de los cartoneros hacia finales de la década del 90, con el Tren Blanco atravesando diariamente las estaciones de cabecera con cientos de personas y sus carros, y describe cómo las quemas y basurales enterrados de José León Suárez dieron origen a una forma poco tradicional de resistencia: del cirujeo y la búsqueda de alimentos y objetos de valor en las montañas de basura a la lógica de la separación de desechos por su alto valor de reciclaje. De la Orden les da voz a los fundadores de la cooperativa y destaca no sólo su valor como fuente genuina de trabajo sino también su rol indirecto como oficio “reeducador” (un sociólogo, recibido luego de cumplir condena en la cárcel, afirma que la ubicación de las unidades penales y los basurales define la vida de los jóvenes de la zona: el “mundo basura” o el mundo clandestino). Finalmente, a partir de las palabras de los trabajadores de Bella Flor, el film insiste en la necesidad de reflexionar sobre cómo desechamos los sobrantes de aquello que consumimos y comenzar a tomar acciones individuales. Como ocurría en otros documentales del realizador, el registro elegido no permite que Nueva mente vaya más allá de aquello que solía denominarse “reportaje cinematográfico”, pero ese tono didáctico, transparente y directo (e intelectualmente honesto) es un norte elegido a conciencia. Al fin y al cabo, de eso se trata: de concientizar, de crear una “nueva mente” a la hora de pensar un problema actual que será aún más acuciante en el futuro.
Ulises de la Orden, a partir de trazar una genealogía que toma a la basura como tema, demuestra la falta de política, contención, y entendimiento acerca de una problemática que avanza. Una cooperativa de trabajo, personajes que destejen sus días en ella, permiten configurar una crónica sobre la historia Argentina y sus desechos.
Los desechos de la sociedad ¿A dónde va a parar todo aquello que tiramos a la basura? Nosotros lo ponemos en bolsa, lo dejamos en el canasto y nos desligamos del tema. Pero a partir de ahí se inicia un nuevo recorrido y una nueva problemática. Ulises de la Orden es un destacado documentalista con más de diez años de trayectoria y casi una decena de películas en su haber, siempre en el formato documental, y más precisamente el género del documental social. Su foco siempre está puesto en las causas de las minorías, en observar a los que otros prefieren no ver, escucharlos, comprenderlos, y llegar a su corazón de una manera comprometida. Nueva Mente no es la excepción, y esta vez el objeto serán las cooperativas de tratamientos residuales. Ya se sabe: el capitalismo es voraz y encuentra un negocio en lo que sea. La basura también es un negocio, y la intervención de cooperativas manejadas por los propios trabajadores organizados puede ser toda una molestia para estos objetivos. Trabajadores que hacen un trabajo que nadie quiere hacer, que cargan con miles de prejuicios; marginados, llevados hasta el extremo, encontraron una salida a sus dificultades uniéndose, nucleándose, y a la vez ofrecen una solución para un problema ambiental latente. Reutilizables Entre 1977 y 1978, se llevó a cabo un plan de erradicación de villas y basurales de la Ciudad de Buenos Aires, ubicándose en la localidad bonarense de José León Suárez en donde se creó el CEAMSE, y a su alrededor los barrios de emergencia a orillas del Río Reconquista. Por día, la cantidad de basura arrojada allí supera las 15000 toneladas, con la cual se rellena el parque. Actualmente, hay diez cooperativas integradas por cartoneros, cirujas, recuperadores urbanos, que se encargan de la tarea de reciclaje. De este modo colaboran inconmensurablemente con el medio ambiente y le encontraron una salida a la marginación a la que fueron relegados socialmente ¿Le encontraron una salida? La cooperativa Bella Flor es una de esas diez cooperativas, y este es el caso que nos presenta Nueva Mente. A través de los testimonios de los propios trabajadores, material de archivo, una cámara atenta e información brindada, conocemos sus historias y sus opiniones, las que van de lo macro a lo micro y viceversa. Ayudando a la sociedad, se ayudan a ellos mismos. Estas cooperativas necesitan de nuestra colaboración. Nueva Mentebusca en una primera instancia que tomemos consciencia acerca de la importancia de reciclar y separar nuestros residuos entre orgánicos y reciclables. La información que presenta al respecto es insoslayable, irrefutable. Pero, por supuesto, Ulises de la Orden no se queda en lo ecológico y aborda a las personas. Bella Flor, así como las otras cooperativas, logró emplear a trabajadores que no tenían ninguna oportunidad: ex presidiarios, madres solteras, desocupados fuera de las búsquedas laborales. Esa gente que posee un estigma desde el vientre, y es un estigma que aún mantienen, porque ¿cuál es la consideración que tenemos sobre alguien que trabaja como recuperador urbano? Es más, ¿cuántos de nosotros los llamamos así? Nueva Mente es un documental esperanzador pero a la vez realista sobre los desposeídos y marginados. Sobre esa gente que sabe mejor que nadie lo que es luchar toda su vida por un plato de comida y una muda de ropa; y a los que algunos consideran que no hacen mérito suficiente para poder vivir mejor. Son historias de vida, de fuerza y garra, y en definitiva de amor. Sin necesidad de golpes bajos de ningún tipo, sin recurrir a manipulaciones, De la Orden logra emotividad pura desde la realidad. Esa realidad que le tapa la boca a todos nuestros prejuicios. ¿Quién come de lo que no comemos? Hay otra arista fundamental y latente en Nueva Mente: la política; que no necesariamente estará expuesta directamente, es algo omnipresente. Hay un negocio enorme detrás de la recolección de la basura, claro, negocios no del todo limpios… y no hablamos de los basureros que se ensucian trabajando. Cooperativas como Bella Flor significan una pérdida de ese negociado, y es ahí en donde se les suma otro conflicto. Deben pelear contra políticas adversas. Un Estado que no toma políticas ecológicas reales, que no les ofrece una solución a los trabajadores, pero que hace todo lo posible por complicar el trabajo de estas uniones laborales. Hay un trazado histórico con épocas bravas, mejores, y las actuales en las cuales desde los mismos entes estatales se desprenden conceptos marginadores y estigmatizantes. Nueva Mente adquiere una contundencia narrativa que no necesita de mayores articulados para demostrar todas sus posturas. Claro, no es objetiva, es imposible ser objetivo, hay que estar del lado de los trabajadores, siempre. Como en sus anteriores trabajos, De la Orden no va a hacer uso de despliegues visuales o narrativos que hagan lucir técnicamente su trabajo. Sabe otorgar el protagonismo a los testimonios y a las historias, y con eso alcanza para mantener la atención constante sobre el foco de lo importante. Gente que pudo estudiar, que aprendió a leer y escribir, actuales profesionales que lograron darle un posible futuro a sus hijos y también a ellos mismos. Historias de vida con humanismo a flor de piel. Si alguna lágrima emotiva ronda por nuestra mejilla, está bien. Desde la simpleza, desde la emoción y la contundencia de una denuncia que no necesita ser declamatoria, Nueva Mente penetra en nuestra consciencia y en nuestros corazones. Hay mucho que podemos hacer desde nuestro lugar: separar residuos adecuadamente, facilitarles el trabajo y ayudar a nuestro medio ambiente; y también ampliar nuestra miradas, despejarlas de la basura y lograr crear una nueva mente. Documentales como Nueva Mente son de un valor fundamental que exceden a lo puramente cinematográfico.
Nueva mente: Las consecuencias de no pensar distinto. Los tiempos cambian. La humanidad avanza y evoluciona, con tecnologías soñadas y con ideas nunca antes imaginadas. Pero, ¿acaso la sociedad realmente avanza tanto como parece? Esa es la pregunta que «Nueva mente» propone al espectador y que analizaremos si es suficientemente profunda para generar un cambio. La localidad de José León Suárez es uno de los escenarios más importantes de este documental argentino que busca visibilizar lo duro que es el trabajo de la separación de residuos. Los mal llamados «cirujas» son trabajadores sin prácticamente ningún goce sindical y despreciados por una sociedad que no sabe todo lo que les debe. Desde ese lado, esta película sabe lo que quiere contar y lo que quiere generar, como un buen documental reaccionario. Su intención es demostrar, cautivar y movilizar al espectador sobre la situación actual nacional de la recolección de basura y lo importante que es no solo para la sociedad y los puestos de trabajo, sino que para el medio ambiente y la permanencia global. Contando historias de trabajadores en una planta barrial de separación de residuos, demuestra con buena mano como hasta en los peores momentos la esperanza es lo único que se pierde. Pero, a pesar de que algunas de sus historias son muy conmovedoras y emocionantes, es en el momento más «documental» en el que esta película pierde su ritmo. Su estructura resulta algo reiterativa a la hora de narrar y retratar el pasado, y aún en esta repetición no termina de ser del todo clara como para que el espectador comprenda cómo se llegó a esta situación. Su visión al pasado resulta confusa. Eso sí, cuando la narración se torna personal es cuando este documental llega a todo su esplendor. Las pequeñas historias antes mencionadas son piezas clave para el objetivo final del documental que es la movilización del espectador. Su cruda y potente realidad funciona como espada para generar breves relatos que no solo mantienen la atención del espectador en la hora y 20 de duración del film, sino que lo interpela y expone. Cualquier persona que vea esto va a salir de la sala con algo más adentro suyo, y eso es muy de agradecer en este tipo de narrativa. Es esto que se genera en el espectador la principal característica positiva de este documental. Cualquiera puede iniciar el cambio y los pequeños cambios ayudan mucho más de lo que uno piensa. Es cierto que el film a veces cae en una crítica directa a la obvia responsabilidad estatal, y aunque claramente era algo que no podía no estar en este relato conflictivo, si es de lo que menos interesa y lo que el espectador más se ve venir. Pero cuando la película te demuestra, por ejemplo, lo útil que es la separación de los residuos personales y plantea un escenario cambiante y esperanzador, es cuando más encuentra su alma. Lamentablemente no es el cien por ciento de la película y gracias a eso, su ritmo se siente perdido en alguna otra ocasión, pero nunca es suficiente como para que resulte algo desagradable o aburrido de ver. En conclusión, es un documental efectista, funcional y directo. Su mensaje es un golpe fuerte, duro y sobre todo, claro, que demuestra las claras consecuencias de seguir viviendo en el pasado. Cada vez es más urgente la necesidad de un cambio en la forma de pensar a niveles colectivos y en ausencia de políticas nacionales que promuevan este cambio solo queda en el individuo la posibilidad de salvación. Miles de familias, sin preparación profesional alguna, son las principales herramientas de reciclaje nacional y como película, su idea no puede ser más transparente. A pesar de un ritmo no constante y una aparente falta de originalidad en elementos como la música o el montaje, es innegable la calidad artística y lo imprescindible que es el mensaje de esta película en la sociedad actual. Quizás la única forma de cambiar sea empezando de cero.
Ulises de la Orden vuelve una vez más al consagrado terreno del documental (como ya lo ha hecho en “Chaco”, la reciente “Amanecer en mi tierra” o “Desierto Verde”) para plantear el problema de la basura. Así como hay ciertos documentales destinados a recrear hechos del pasado, volver sobre la vida de grandes personalidades o informarnos de temas de la actualidad, “NUEVA MENTE” tiene el claro objetivo de crear conciencia sobre un tema al que no parece dársele suficiente entidad en la sociedad de hoy en día y que pasa desapercibido por la gran mayoría de nosotros: el problema de la basura. ¿Adónde va la basura que generamos? ¿Qué podemos hacer para que la basura se vuelva a utilizar? El filme se interna en la vida y el cotidiano de los trabajadores y miembros fundadores de la Cooperativa Bella Flor que trabajan en el CEAMSE, en donde se entierran por día más de 15 mil toneladas de basura. Este trabajo se replica en tantas otras cooperativas de “cirujas” que lo hacen en otros distritos, totalizando más de cien cooperativas destinadas íntegramente a las tareas de reciclado. El ojo de Ulises de la Orden se posa no solamente en el mundo que se mueve por detrás de los basurales sino en la historia de vida de muchos de sus miembros que encontraron en ese trabajo, un medio de vida y una forma de escapar de la indigencia total y vivir con dignidad. Es por eso que a través de las voces y los testimonios de los protagonistas, comenzamos al correr el velo de la carga despectiva que puede tener la etiqueta de “cirujas” con la que cargan, pudiendo ver como cada uno de ellos lo ha transformado en un oficio, en su trabajo y en encontrar, aún en este ambiente hostil y complejo, no solamente una forma de vida sino también una forma de poder crear conciencia social, ayudar a medio ambiente y empezar a ocupar un rol donde el Estado sigue permaneciendo completamente ausente. Si bien este trabajo los ha ayudado, aún en los momentos más extremos, a poder llevar algún plato de comida a sus hogares por medio del cartoneo o el cirujeo, lo que muestra el documental y que es interesante profundizar es esta ausencia total del Estado en muchas de las ocasiones en donde debiese haber intervenido. De esta manera, estos trabajadores de la Cooperativa Bella Flor de la localidad de Loma Hermosa, como tantos otros de otras organizaciones (justamente el proyecto inicial de De La Orden había sido el de filmar en la Cooperativa “Nueva Mente” en Morón, del que finalmente desistió por algunos problemas dentro del Municipio), comienzan a realizar un trabajo que socialmente es de extrema importancia, aun cuando desde los programas de gobierno no se tocan con efectividad, temas tales como la salud pública (con permanentes registros de aumentos de enfermos de cáncer, enfermedades de la piel y problemas respiratorios que han sido denunciados en reiteradas oportunidades, por ejemplo, en la localidad de González Catán, partido de La Matanza), las prácticas de cuidado ambiental, conciencia y responsabilidades sociales. Pero De la Orden no solamente estructura el documental en base a los testimonios de los socios de la Cooperativa respecto de su trabajo, sino que los nutre a través de sus historias de vida y de superación. Ese será el punto de partida para ingresar en un tema en el que confluyen la devastadora maquinaria capitalista, las desigualdades sociales y las oportunidades de inclusión del que realizarán su aporte investigadores, sociólogos, ambientalistas y expertos en la materia para dar también un marco teórico y epistemológico a lo que cada uno de los miembros de la cooperativa elaboran casi espontáneamente. A pesar de la urgencia, de la importancia y del peligro que representa desoir persistentemente este tema, sabemos que tanto dentro del presupuesto como de las políticas de estado, la problemática que “NUEVA MENTE” rescata de una especie de “invisibilidad” a la que está sometida, es permanentemente olvidada y dejada de lado por los gobernantes de turno. Con lo cual, si de alguna forma este nuevo trabajo de Ulises De la Orden puede ayudar para que cada uno de nosotros también pueda tomar conciencia en el reciclado de residuos, consumo responsable y la separación de la basura, en intentar compostar algunos de nuestros desechos orgánicos, y comencemos a tomar nuestra parte de responsabilidad en el proceso, el objetivo de “NUEVA MENTE” estará ampliamente cumplido.
La basura, su naturaleza, sus problemas y también cómo pueden transformarse en otra cosa El tema de esta película breve y precisa es la basura, su naturaleza, sus problemas y también cómo pueden transformarse en otra cosa. Ese tema, el de la transformación y el cambio hacia algo mejor, es lo que más destaca en este documental que por momentos intenta subrayar cierto didacticismo innecesario, pero que sale adelante por su mirada nada conmiserativa sobre las criaturas que decide retratar.
Con diversos títulos que apuntan a conflictos sociales en su haber, el cineasta Ulises de la Orden ahora trae a consideración la importancia del reciclaje. Nueva Mente es un documental que aporta el “lado B” de esta práctica. El cambio climático es, hoy, un tema de agenda a nivel mundial. Es por esto que, prácticamente, día a día surgen nuevas campañas sobre el cuidado del medio ambiente y la importancia de un buen reciclaje para combatir esta problemática. Nueva Mente es un documental que pone su foco en los residuos urbanos. ¿Qué ocurre en las plantas de reciclaje?, ¿quiénes están detrás de estos trabajos?, ¿qué hace el Estado al respecto? Estas cuestiones (y algunas otras) son las que se abordan en el nuevo documental de Ulises de la Orden. Pero no apunta en sí a las campañas que nos invaden constantemente en los medios tradicionales de comunicación, sino que trae el “lado B” de esta cuestión. Nueva Mente nos muestra un mundo desconocido para muchos. Uno de los tantos puntos a los que se hace mención es a la falta de conocimiento sobre lo que realmente se hace en el CEAMSE y la gente que trabaja allí: los “cirujas”, aquellos olvidados que trabajan día a día para poder reinsertarse en una sociedad que parece desconocer su existencia. Es en este marco donde el director aprovecha para hacer un repaso sobre las distintas crisis que afectaron a la sociedad argentina, y cómo los más marginados debieron acudir a las llamadas montañas del CEAMSE para poder buscar algo de comida. En este punto se da pie a testimonios que muestran cómo estas personas eran víctimas de represiones y de abusos por parte de las autoridades. Otra de las tantas cuestiones en donde el Estado (y parte de la sociedad argentina) decidió mirar para otro lado. Más allá de los conflictos ambientales que conlleva el mal reciclaje, Nueva Mente también apunta (y denuncia) contra las faltas de políticas públicas al respecto. Los testimonios señalan directamente contra el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, que sólo parece acordarse de esta problemática cuando está en campaña. Los porteños parecen desconocer (o directamente ignorar) lo que ocurre en las plantas de reciclaje y el gobierno no parece hacer mucho para que esto cambie. El documental cuenta con decenas de imágenes de archivos y fuertes testimonios para respaldar las diferentes cuestiones que se abordan. Nueva Mente logra plantear estos distintos puntos de una manera eficaz y concisa. Nada queda prendido de un alfiler. Cada tema es desarrollado, explicado y respaldado con fuentes directas e indirectas que hacen que uno, como espectador, se replantee sus acciones frente a una problemática cada vez más grande y cercana.
Hay una elipsis previsible pero valiosa al comienzo de Nueva Mente: la basura en Buenos Aires es un tema de larga data. Esta elipsis consiste en un plano general en blanco y negro de una gran montaña residual bajo el cielo despejado, que súbitamente adquiere color para mostrar el mismo montículo en la actualidad. La película sustenta esta alerta recurrente desde los créditos iniciales con numerosas grabaciones de noticieros de distintas épocas donde se informa la situación conflictiva con el exceso de residuos en la ciudad. Ahora, hablar de “coloración” cuando se muestra basura en la imagen implica generosidad en demasía. De la Orden no cae en el error de embellecerla. El documental tampoco se distrae con los restos que aprovechan como pueden las familias que fueron reubicadas en los alrededores del CEAMSE, empresa creada por la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires para realizar la gestión integral de los residuos sólidos urbanos del área metropolitana. Este documental participativo* sí se detiene en los trabajadores que hallaron en Bella Flor, la cooperativa de reciclaje, una forma de reinsertarse en los márgenes de la sociedad y cuestionarla desde tales bordes. Con un guion escrito junto a Mariano Starosta y Germán Cantore, de la Orden no trata a estos trabajadores de forma condescendiente. Cuando sitúa a una de las entrevistadas en un plano medio donde su cuerpo coincide con uno de los extremos del techo curveado del CEAMSE, vemos que el realizador nos está proponiendo una perspectiva más dinámica del asunto. Los trabajadores son quienes movilizan todo acá, no sólo lo residual. El propio título de la película da cuenta de una invitación a que una problemática tan recurrente como el reciclaje sea abordada desde una postura nueva: la de quienes separan los residuos día a día. “La basura es un gran negocio”. De la Orden también aprovecha para denunciar, en voz de los trabajadores entrevistados y de un especialista, a la mafia de los transportistas. Estos tienen acuerdos para trasladar los desechos y mientras mayor es la distancia de traslado, más cobran. Además, el realizador visibiliza la labor de Bella Flor con las palabras frontales de una de las consultadas: “Nosotros somos los únicos que metemos las manos en la mierda para salvar el planeta. ¿Eso quién lo ve? ¿Y eso quién lo paga?”. Así como está clara la distinción entre basura y residuo a lo largo del documental, también está claro el contraste entre quienes trabajan directamente con los desechos en la cooperativa y quienes discuten cómo abordar el problema del reciclaje. En la obra se le dedica mucho más tiempo a los primeros. Incluso en Chaco, estrenada hace apenas dos meses y del mismo director, las discusiones vecinales tenían mayor presencia que las escasas asambleas y clases registradas para este nuevo documental. Las conclusiones más potentes en Nueva Mente provienen de las entrevistas a los obreros. Uno de ellos, por ejemplo, admite que nadie quiere verse reflejado en sus propios desechos, pero es lo que termina ocurriendo y debe ocurrir para alcanzar una reflexión sobre el consumo. El director lleva más allá esta reflexión en particular y se detiene en Orlando Oscar “Kun” Olivar, alguien que “se transformó”, después de su paso por la cárcel, y se insertó en el trabajo comunitario. La mirada y la palabra de los otros dan cuenta del cambio de Orlando, como si un verdadero proceso de reaprovechamiento llevara consigo también una transformación de los seres vinculados con estos proyectos. Si bien esto puede sonar ingenuo, el director y co-guionista lo sustenta con la voz de distintos sectores sociales, y no de una macolla. Al final, el documental le da lugar a un grupo que trabaja y se forma para cuestionar desde adentro la manera arbitraria de cómo funciona la sociedad. * Según las modalidades de representación del teórico Bill Nichols.
El director Ulises de la Orden , en éste su cuarto filme documenta, vuelve sobre los temas que lo han llevado a dar voz a aquellos que no la poseen, toda una idea plasmada a través del audiovisual. En este caso hace foco sobre algo del orden de lo cotidiano, en el que todos están involucrados, pero sólo algunos aparecen como “damnificados” a partir de la ausencia de mirada, tanto de la sociedad como del estado, sobre aquellos que terminan “viviendo” de la basura de los otros. Es así que presta cámara y micrófono para mostrar lo que la mayoría no sabe, pues tampoco quiere ver. El estilo no se modifica, de corte tradicional, el filme va recorriendo la mayor parte de los espacios por los que circula la basura. y de cómo los habitantes de la villa cercana al CEAMSE pudieron dar cuenta de una posibilidad. Los habitantes de ese lugar conformaron una cooperativa de trabajo, “La bella flor” , y son ellos los que trabajan en la selección de la basura para su reciclaje. El director va montando el filme según se van desarrollando las etapas, casi como que cada una es un tema que se pueda analizar de manera independiente, aprovechando esta elección de diseño, tanto de montaje como el estilo reportaje a sus verdaderos protagonistas, y es por eso que puede adentrarse en otras variables que circulan de manera paralela, la basura y el reciclaje, que en principio no deja de ser un negocio. En segundo lugar es una posibilidad que sus trabajadores la toman como lugar de identificación y pertenencia con un espacio. y entre ellos conformando como lo llaman una gran familia. De ella han salido profesionales, sociólogos y docentes, que si bien son arrestos individuales son apoyados por el resto, ellos son los que se encargan de educar o reeducar según quien sea que se acerque. Lo que todavía no pudieron lograr es que haya una política social desde el Estado que los ampare, y este es la principal línea de dialogo que establece el realizador, casi como denuncia. El problema que enfrentarán siempre estas producciones es el poder resultar atractiva a la mayoría de los espectadores. Si bien es cierto que cada vez son más los que eligen pagar una entrada de cine para ver un documental en el cine, pero todavía son pocos. ¿Falta educación audiovisual?
El tema de la basura, su recolección, su eliminación, su reciclaje, es un problema que fue creciendo a lo largo del tiempo y a través de distintos gobiernos. En un momento se aludía a "La Quema", el vaciadero de basura de Nueva Pompeya donde las chatas descargaban la basura de toda la ciudad, que luego de ser removida por los que vivían de ella, era incinerada. Ahora le dicen "La Montaña" y en un momento más de 200 mil personas en extrema pobreza que se abastecían de ella llegaron a pedir un acceso al espacio. Durante la crisis de 2002-2003, más de mil personas diariamente vivían de la basura. El director Ulises de la Orden ("Tierra adentro", "Chaco"), con su habitual interés social, se interna en el tema de la basura, poniendo el acento en las cooperativas de reciclado, las llamadas popularmente "cooperativas de cirujas". Y conocer la Cooperativa Bella Flor es verdaderamente apostar al futuro cuando se habla de un tema tan poco atractivo. Con el testimonio de sus integrantes, los que en un principio se acercaban a "La Montaña" en busca del alimento diario, se visualiza cómo la organización y la prepotencia del trabajo pueden convertir un vaciadero en fuente de recursos que aseguren la subsistencia de cientos de trabajadores. ESCUDO AMBIENTAL Así, quien observa este documental conoce ""la cara oculta de la basura" y se sorprende participando de la energía vital que mantiene en pie el espíritu de grupo y la fuerza para lograr la continuidad de estas organizaciones de recuperadores del Ceamse. Como ellos dicen, todo nace de la necesidad y no de una política de estado. A través de lo que nos dicen se puede aprender el ABC de la protección del medioambiente y se puede asegurar, viendo algún eficiente coordinador de la cooperativa que hace no más de seis años dejaba la prisión para formar parte del grupo, que el ascenso es posible. Un documental que conmueve.
Aquí no hay ficción ni efectos especiales. Aquí hay basura. Cantidades exorbitantes. La única ficción es la que nos condiciona a seguir pensando que como individualidades sin colectivo aportamos a la ecología comprando bolsas de tela y de aquello, una vaga idea prefabricada que nos venden, conformarnos sin interrogarnos sobre el circuito de lo que desechamos ¿Quién integra ese aparato que oculta la basura de nuestros ojos y narices? Satisfacernos y regocijarnos en el relato neoliberal de lo eco nos sumerge en un derrotero sin fin, dado que la producción neoliberal es ante todo vejatoria. Aniquila sin miramientos al medio ambiente que nos contiene usando al mismo tiempo un enorme disfraz virtual de buenas intenciones, imagen de funcionalidad electoral. Las políticas públicas respecto al tema en cuestión nunca fueron eficientes, incluso antes del neoliberalismo. La estructura del sistema capitalista explota todos los medios con tal de producir. No hay una solución formalizada y el optimismo menos pensado surge en la periferia desde hace tiempo. Lo clandestino sentó precedente antes que la clase media se haga del slogan del cuidado del planeta tierra. Casi como contracara anárquica a un sistema capitalista que ingiere y no digiere, las cooperativas recicladoras funcionan como algo más que un parche para la problemática. El obstáculo sigue viniendo de quienes hacen de la basura un negocio rentable. Hay basurales militarizados, por ejemplo, para que la gente sin recursos económicos no pueda entrar a recuperar y a ganarse la changa para comer. Una vez más son apartados y tratados peor que la mismísima basura. Una condición funesta. - Publicidad - Las grandes empresas a cargo de los residuos hacen rellenos sanitarios a diestra y siniestra. Otras entierran la basura y los políticos de turno proponen ahora alternativas tales como incinerar los desperdicios. Nos quieren convencer que esa es la magia precisa, sin pronunciar una palabra del terrible impacto medioambiental que su aplique conllevaría. El documental de Ulises de la Orden nos inicia en este viaje expositivo con la historicidad de la basura. Nos habla de los trapos sucios con los que acarreamos desde hace añares. De mi basura. De tú basura. De nuestra basura. Reflexiona sobre lo que muchas veces elegimos ignorar. La basura importa solo cuando huele, importa tan poco como aquel necesitado que tironea de tu pantalón para pedirte una moneda. Las villas y los basurales, ahora cientos replicados, por lo general conviven. En la periferia lo que molesta ¿no cierto? Parque temático de la pobreza, como señala Lorena Pastoriza, una referente de la cooperativa Bella Flor. Y es allí, en esos espacios nunca visitados por los citadinos, donde la miseria abunda y la basura mira como gigante, donde la gente se organiza para sobrevivir, para gestionar oportunidades y como no, para aplicar la medida ambiental más conveniente hasta el momento, la reutilización. El reciclaje. Y la palabra reciclaje cobra en las cooperativas otras acepciones. Allí se reciclan vidas. Nuevos andares para aquellos que vivieron en la calle o en la cárcel. Allí reciclan las ganas de vivir y trabajan sin un patrón hostigador. El peor mal es la sociedad incólume, la sociedad blanca que opina y ofende desde su confort. Y que, así como no sabe qué pasa con su basura tampoco sabe qué pasa con los pobres, habilitando así que el estado pueda dañar lo que con mucho esmero se construyó desde la clandestinidad. Por lo general los relatos que importan no son los oficiales. Las cooperativas como Bella Flor marcan historia y responden a las falencias cívico estatales. Construyen alternativa. Éste documental reivindica una tarea bastardeada como la de la ciruja, palabra con la que se siente identificada Pastoriza, la referente, quien explica que ciruja viene de cirujano. Trabajo fino.
El director Ulises De la Orden («Tigre», «Mujer entera» «Chaco», y «Desierto verde»), vuelve a mostrar su compromiso con temas sociales y políticos, inteligentemente muestra los problemas de la basura que lleva años, sin culpar a ningún gobierno, todo está más relacionado con la aprendizaje y el compromiso de la sociedad. Se citan distintos momentos del país como en 1976, 1977, 2001 y 2002 donde la gente buscaba comida en los basureros, el vivir de la basura, como fueron apareciendo las ollas populares, los cartoneros, dada la devaluación y a las personas sin trabajo, también se veía chicas abusadas hasta madres que entregaban a sus hijas para subsistir. Un grupo de personas empujadas a la miseria por el capitalismo, la lucha ante tanta desigualdad y el querer incorporarse a la sociedad. Así escuchamos los testimonios y la mirada de los integrantes de la Cooperativa Bella Flor, que son trabajadores que hacen tareas en el CEAMSE. También aportan datos antropólogos, sociólogos y expertos en la materia de la importancia del reciclado y todo explicado de forma didáctica. Es un documental de lucha muy interesante que muestra una realidad, para pensar y reflexionar, que debería ser de visión obligatoria en escuelas, universidades, clubes y todas aquellas instituciones que tengan llegada a la comunidad en general.
Nueva Mente comienza por lo que para otros es el final de un ciclo: los objetos desechados. A partir de allí, emprende un recorrido que intercala voces del material de archivo hasta llegar a las de quienes se hacen cargo de lo que otros prefieren no ver, no pensar, como es el tratamiento de la basura. Concepto que el director relaciona con momentos críticos de Argentina como fueron la dictadura militar de 1976 y la crisis de 2001.
AFRONTAR LOS PROPIOS DESECHOS “Cuando se habla de medioambiente, nosotros somos los primeros proactivos, somos los únicos que metemos la mano en la mierda y salvamos al planeta. ¿Eso quién lo ve? ¿Quién lo paga?”, reclama Lorena Pastoriza, coordinadora general de la cooperativa Bella Flor conformada por recuperadores urbanos que trabajan en el CEAMSE. Ambas preguntas actúan, en cierta medida, como ejes en los que se sostiene Ulises De la Orden para abordar la problemática de forma directa o deteniéndose en momentos y actores del proceso. Por un lado, la mostración de las descargas de los camiones, los materiales en las cintas, las palas que remueven la montaña que parece inabarcable, la contaminación en los predios, el aire y los ríos, la ganancia de las empresas y la ausencia de políticas estatales –más allá de banderas o partidos– para reducir la cantidad de desechos o aprender a separar. Por otro, el uso de testimonios de vecinos y trabajadores que construyeron los barrios, las plantas y la comunidad a partir de la crisis de fines de 1998- 1999 por el entierro de residuos que produjo también la muerte de un joven y el fenómeno de los cartoneros de principios del siglo XXI, como bien explica el antropólogo Francisco Suárez. Por tal motivo, el relato fluctúa de manera permanente entre lo particular y lo colectivo moldeado a través del factor histórico. Ya se plantea en los primeros minutos de Nueva Mente con el ruido de la cinta en movimiento, los múltiples elementos desperdigados que aguardan a ser devorados por esos dientes metálicos y el pasaje del color al blanco y negro con matices azules. Luego, un montaje entre imágenes de archivo de periódicos de 1902, calles repletas con bultos amontonadas o fotos de gente revisando basurales así como voces en off de los medios que anuncian paros, reclamos, abandono de los gobiernos y desidia de los ciudadanos, un breve recorte de antaño que se tiñe de color porque, en definitiva, se trata de una copia, de un hartazgo. Una suerte de insinuación de un relato atemporal y cíclico mantenido mediante un pacto tácito entre acercamientos erráticos y superficiales del Estado junto con habitantes que se desentienden una vez que tiran las bolsas. ¿Qué sucede si uno se enfrenta a sus propios desechos? Resulta, quizás, una pregunta bisagra para intentar romper con el desconocimiento del proceso y de la emergencia pero también para interpelar al espectador hacia el inicio de la toma de consciencia. En sintonía con esto, la educación aparece como el otro aspecto significativo ya sea a través de encuentros, talleres, programas y los primeros graduados en carreras universitarias que contagian a otros para empezar a estudiar, profesionalizarse y tener mayores oportunidades como la configuración del oficio de reciclador. El vínculo con el pasado aflora desde una perspectiva mayor, donde se recupera lo manual, el contacto con los materiales o la indagación propia para mejorar el producto final, mientras que apunta al futuro gracias al surgimiento de puestos nuevos en caso de inversión o del desarrollo de metodologías más provechosas pero también, como comentan los vecinos, en tanto espacio colaborativo donde conviven personas de diversas identidades de género, de distintos lugares geográficos o quienes salieron de la cárcel y buscan empezar de cero. La música de Juan De la Orden y los reptiles junto con Fernando Vázquez acompaña la oscilación imprimiéndole variados matices gracias al protagonismo de cada instrumento, según el tono narrativo. Así, la armónica acompaña la apatía social y refuerza los momentos de crisis económicos, por ejemplo, mientras que la guitarra se destaca en el tema final que da impulso al cambio de mentalidad y a la acción. Porque, una vez visible ¿se puede seguir siendo indiferente? Mirar la propia basura, reducirla, separarla. Como indica Pastoriza, si uno solo modifica los hábitos no pasa nada pero si cada uno hace un aporte se produce un movimiento. Es hora de empezar. Por Brenda Caletti @117Brenn