Marga (Cristina Brondo), una abogada española, llega a la Argentina para mostrar un departamento en alquiler. Los potenciales compradores resultan bastante extraños e inquietantes. De hecho, Marga descubrirá que pretenden el departamento para fines muy oscuros...
Cuando se apaga la luz, se enciende… Podría empezar esta crítica enfatizando lo difícil que es hacer cine de género en Argentina. Hace 11 años que el Festival Rojo Sangre le da la posibilidad a variedad de directores argentinos de mostrar sus trabajos y esfuerzos, algunos hechos con más presupuesto que otros, pero terminados al fin. ¿Esto significa que los trabajos son buenos? No necesariamente.
“Un sudor frío recorre la penumbra” Nada casual esta afirmación inicial teniendo en cuenta que el mismísimo director de la obra antes citada encarna en esta ocasión rol similar. David Lynch arriesgó cierta vez que un director tiene obsesiones casi imperceptibles para sí mismo, pero que, en el visionado final, allí están sin que uno se de real cuenta del importante papel que cumplieron en la obra...
Masacre esta noche. No podemos más que celebrar el estreno en el triste circuito comercial local de Penumbra (2011), la nueva realización de los inefables Adrián y Ramiro García Bogliano: pese a que a nivel internacional los hermanos ya han sido ampliamente reconocidos por la originalidad y el desparpajo de sus aproximaciones al horror más salvaje de corte ochentoso, en Argentina recién con su producción anterior Sudor Frío (2010) lograron colarse en una cartelera siempre en estado catatónico y dominada por mamotretos televisivos, bodrios artys festivaleros y esas “películas excusa” construidas para cobrar el subsidio del INCAA...
Oscuros clientes Película nacional de suspenso concebida por Ramiro y Adrián García Bogliano, los realizadores de la ciudad de La Plata que triunfan en el exterior con sus films de género. Luego del estreno comercial de Sudor Frío el año pasado, arremeten con Penumbra, un relato claustrofóbico que evidencia una narración depurada y un clima de agobio que se respira hasta los últimos minutos. Penumbra cuenta la historia de Marga (Cristina Brondo, quien antes trabajó bajo las órdenes de Darío Argento), una española que muestra su departamento en Buenos Aires a posibles inquilinos. Pero se da cuenta (un poco tarde) de que se trata de "clientes" peligrosos. El espectador ya intuye de antemano que algo va a salir mal, pero lo interesante es que no sabe de qué manera. El relato crea tensión y no deja de lado el humor a través de personajes que parecen salidos de una secta. El film de los Bogliano se convierte entonces en un envolvente e inquietante juego que echa mano a recursos vistos en títulos como La comunidad e incluso El bebé de Rosemary. El resultado es altamente favorable, está alimentado por presencias sospechosas y el costado fantástico dice poresente sobre el desenlace. Los cameos de Arnaldo André y Gustavo Garzón se suman al elenco integrado por Sebastián "Berta" Muñiz, Camila Bordonaba, Mirella Pascual y Victoria Witemburg. No es éste un film de terror en estado puro, ya que la balanza se inclina más hacia la creación de clmas y la locura que impulsa a los personajes. Por las dudas, si tocan timbre, pregunte antes de abrir.
Los hermanos García Bogliano se pusieron al frente de un desafío no menor: filmar un thriller argentino con la calidad de uno hollywoodense. Y salen bastante airosos. La receta es un buen equipo de trabajo, la convicción de que incursionar en nuevos modos de filmar para nuestro cine nacional es posible, y de que hay un público ávido de consumir estos productos. La historia es en principio sencilla, como en todos los thriller, y las complicaciones se van sumando de manera paulatina pero inexorable. Marga (Cristina Brondo) es una mujer bastante odiosa y muy ocupada que debe alquilar un departamento, herencia familiar. Desde el inicio del film aparecen dos condimentos fundamentales para construir el suspenso: la intriga de predestinación (el hombre que aparece en la puerta y que ella toma como el sujeto de la inmobiliaria no es tal) y el eclipse. De alguna manera –hay que aguardar hasta el final- ambos se relacionan. Todo el film se construye en base a estos dos elementos. Adelantar mucho más de la trama no tiene sentido y es contraproducente. Quizá se podría haber acortado un poco el desarrollo inicial y prolongar la conclusión. En cualquier otro film uno diría que esto es un error de guión importante, pero dado el mérito extraordinario de una producción de este estilo para el cine nacional, es realmente una nimiedad. Penumbra se destaca en los aspectos técnicos: la calidad de la imagen y del sonido, en planos inteligentes que saben mostrar y ocultar al mismo tiempo. Prácticamente la totalidad del film transcurre en un solo ambiente, donde la tensión y la sensación de no escapatoria van in crescendo. Resta mencionar, entonces, los aciertos actorales para lograr estos climas: Camila Bordonaba, alejándose de sus roles televisivos como Erreway o Atracción x4, Sebastián ‘Berta’ Muñiz, actor con una cierta trayectoria en el género de terror, y Arnaldo André, actor televisivo devenido en actor de culto para una generación más joven, que le permite salir del encasillamiento de décadas en el rol de macho golpeador. Paradójicamente por su título, Penumbra hecha luz sobre un camino futuro por recorrer: el del cine de terror/thriller/suspenso en el cine argentino. Publicado en Leedor el 5-02-2012
Sin demasiadas luces Los hermanos García Bogliano (nacidos en España, pero dos de los principales exponentes del cine de terror made in Argentina) han demostrado no sólo ser prolíficos (media docena de largometrajes desde 2005) sino también dueños de un gran profesionalismo que les ha permitido exportar su producción a todo el mundo. Luego de Sudor frío -el primero de sus trabajos que tuvo un estreno comercial en la Argentina, con más de 85.000 espectadores en 2011-, regresan con Penumbra, un film impecable desde su factura técnica, pero que no consigue atrapar del todo con una historia que mixtura las desventuras de una empresaria española que intenta alquilar un departamento y los extremos rituales de una banda en medio de un eclipse total. El cine de terror tiene la libertad de poder jugar con todo tipo de elementos, se puede arriesgar con pinceladas de humor negro y absurdo, pero su punto de partida, su concepto, requieren de un mínimo de credibilidad para generar cierta identificación por parte del espectador. Eso es lo que le falta al guión de Penumbra: la protagonista (Cristina Brondo) es insufrible (una yuppie controladora que odia a los argentinos), los largos enredos con los empleados de la inmobiliaria no sólo son inverosímiles sino directamente ridículos y algunos diálogos demasiado artificiales (recitados sin gracia ni fluidez por varios personajes secundarios) también le restan al resultado final. El film arranca con una bellísima actriz colombiana que desaparece (literalmente) en la primera escena hasta casi el final y luego cuenta con pequeños papeles (algo más que cameos) por parte de figuras como Arnaldo André y Gustavo Garzón. En el medio, hay situaciones que se estiran mucho, que se repiten, hasta llegar a un climax con buenos efectos visuales y cierto impacto. El problema es que antes hay unos 60 minutos de escaso vuelo, sin demasiadas luces. Apenas en penumbra.
Cuando cae el sol Adrián y Ramiro García Bogliano vienen realizando films de suspenso made in Argentina desde hace varios años. Un género desprestigiado por los distribuidores locales que recién el año pasado con Sudor Frío (2010) pudo llegar a las salas comerciales. Este año es el turno de Penumbra (2011), una película que tiene más puntos en común con aquello que los identifica y distingue como realizadores: la generación de climas claustrofóbicos. Marga es una agente inmobiliaria española a punto de partir a su país natal. Pero antes de hacerlo algo la detiene más que su deseo de volver: el dinero. Le ofrecen una gran suma por vender una última propiedad, hecho que acepta de mala gana. Lo que no imagina es que el comprador y sus socios son una secta dedicada a extraños rituales. Penumbra expone lo mejor del universo Bogliano: una situación tensa que construye suspenso a partir de un clima claustrofóbico. El buen manejo de los tiempos de los directores es una virtud que presenta su oficio para este tipo de producciones. En la película, sin embargo, el comienzo se dilata demasiado perdiendo un poco el nerviosismo generado. Sobre el final, la tensión reencauza su curso para no soltar jamás al espectador. Si uno disfruta del buen cine de género, es porque le gusta dejarse llevar por la narración y ser sorprendido por la trama. En ese nivel, Penumbra consigue su requisito rodeando con recursos cinematográficos propios del suspenso al espectador. Movimientos de cámara, edición de sonido, la utilización del fuera de campo y las actuaciones (los gestos de los actores son todo un elemento tenebroso para generar miedo), son elementos que resaltan la cara del miedo que Adrián y Ramiro García Bogliano muestran con el film. En esta co-producción con España, es válido destacar las actuaciones de la actriz española Cristina Brondo, protagonista del film, Sebastián Muñiz, todo un habitué del género, y el no menos tenebroso Arnaldo André, nunca tan adecuado para el papel. Penumbra no es la mejor película de los incansables cineastas –realizan una por año al menos- pero es una grata muestra del manejo profesional que tienen del género. Esperemos que sea la confirmación de los realizadores como autores y del auge del suspenso-terror argentino en los cines locales.
Los hermanos García Bogliano llevan el suspenso al límite Activa mujer de negocios, Marga llega desde su España natal a Buenos Aires para trabajar temporariamente en una empresa inmobiliaria. Cuando dos posibles interesados en una muy desvencijada y sombría mansión desean cerrar inmediatamente el trato para su alquiler, Marga comienza a desconfiar de esa pareja que, aparentemente, lo que buscan en la vivienda es algo más que simplemente habitarla. Las cosas se van enredando de tal manera que la muchacha se ve de pronto presa de esa pareja a la que se suman otro misterioso individuo y un hombre elegante y de pocas palabras que hacen de Marga una prisionera cada vez más aterrada y dispuesta a escapar de esos siniestros personajes que van preparando un cruel ritual para el exacto momento en el que el eclipse llegue a su total oscuridad. Así la historia se sumerge en esas tétricas escenas en las que aparecen un cadáver dentro de una bolsa y la preparación de un sangriento rito en el que todos sus integrantes deberán morir. Los directores Ramiro y Adrián García Bogliano no dejaron escapar ninguno de esos elementos que poseen este tipo de temáticas, y así lograron un thriller (bastante bizarro) en el que el miedo se va apoderando de la protagonista mientras asiste, despavorida, a la preparación de ese ritual concebido por ese grupo de alocados y supuestos clientes de la mansión dentro de la que, casi siempre, se desarrollan los hechos. Por momentos el relato cae en algunas exageraciones, hasta llegar a un final inesperado en el que Marga cree salir de esa pesadilla para caer en otra mayor. La actriz catalana Cristina Brondo aporta el necesario rostro para dar verosimilitud a su maltratado personaje, en tanto que Arnaldo André compone, en una breve parte, al atildado hombre que decide aprovechar el eclipse para sembrar el terror a su alrededor. El resto del elenco, la fotografía y la música apoyan con eficacia este entramado que, sin duda, se convertirá en un plato fuerte para los seguidores del género de terror.
De la banalidad a la extrañeza Desde mediados de la década pasada, los platenses Adrián y Hernán García Bogliano vienen produciendo cine de terror, manteniendo el envidiable promedio de más de un largo por año. Llegar al circuito comercial les llevó su tiempo, pero terminaron haciéndolo a los treinta y pico, la misma edad a la que la mayoría de sus colegas suele debutar. No les fue mal: distribuida por Buena Vista/Disney, Sudor frío logró colarse, el año pasado, entre las diez argentinas más vistas del año. Con ese éxito a sus espaldas, los hermanos Bogliano vuelven a la carga con Penumbra, donde lograron alistar, en breves apariciones, a Arnaldo André y Gustavo Garzón. Penumbra debe su nombre a la inminencia de un eclipse de sol que, se estima, dejará a Buenos Aires completamente a oscuras. Marga, yuppie española que vive despotricando contra los sudacas (la catalana Cristina Brondo, que supo actuar a las órdenes de Darío Argento), debe reunirse, en un desvencijado departamento de su familia, con el agente inmobiliario que se ocupará de alquilarlo. Influencia de la actividad solar tal vez, es uno de esos días en que hasta lo más banal tiende a enrarecerse. El vendedor (Sebastián “Berta” Muñiz, miembro del grupo de cine bizarro Farsa Producciones) parece inquieto y nervioso, da la impresión de ser cualquier cosa menos un agente inmobiliario. Marga debe salir a hacer un trámite urgente, un homeless le dice un par de guarangadas, ella le da unas descargas eléctricas con uno de esos aparatitos de “defensa personal”, unas vendedoras la insultan, un policía la amenaza. Cuando vuelve, al vendedor se le ha sumado una supervisora de mandíbulas apretadas, que prefiere llamarse “conductora” (Camila Bordonaba). Pronto llegarán otros dos, igualmente sospechosos, y entre todos se pondrán a esperar a un tal Salva, cuyo apellido terminará resultando por lo menos paradójico. Penumbra hace pie sobre el pequeño desfase, el punto en que la banalidad cotidiana tuerce hacia lo francamente extraño. Es una zona delicada, en tanto requiere, para funcionar, de dosis justas de humor negro, toques de absurdo, oscilación del punto de vista (¿es pura paranoia o algo pasa?), insinuaciones amenazantes. Penumbra lo logra de modo intermitente. Irrumpiendo él de pronto en un desubicadísimo ataque de llanto, tensa ella, las actuaciones de Muñiz y Bordonaba generan incomodidad, lo cual está bien. Pero en otros momentos dan la sensación de ser ellos los incómodos o desorientados, lo cual no está tan bien. Algunos tiempos se alargan más de lo necesario, Marga se la pasa hablando por celular como si no pasara nada, la pulseada entre lo cotidiano y lo extraño parece clavarse en un empate. Hasta que un ritual adecuadamente loco, conducido por un notable Arnaldo André, pone las cosas en su lugar. En el lugar de la locura, el fantástico, lo macabro, el horror.
Consorcio de terror Filme nacional, con una mujer española que va quedando encerrada en una situación de pesadilla. Penumbra trabaja sobre la claustrofobia y -tal vez- la paranoia, que siempre son reales, aunque sus motivos fueran imaginarios. Lo hace en dos aspectos: el físico/espacial y el mental. El primero, a través del encierro en un edificio en el que transcurre casi toda la película; el otro, a través de un punto de vista que transmite dudas acerca del grado de realidad de lo que percibe la protagonista: nosotros. Receta clásica del cine de terror psicológico, que muchas veces abusa del recurso manipulador de invalidar o dudar de lo que previamente nos muestra. Los hermanos Adrián y Ramiro García Bogliano, dos entusiastas del género, tuvieron su primer estreno comercial con Sudor frío . En Penumbra muestran el mismo profesionalismo -impecables fotografía y sonido-, pero más aplomo, paciencia y solidez para crear atmósferas y situaciones ominosas, en las que se mueven personajes de pesadilla. Tensión en ascenso, a pesar de algunos baches en la verosimilitud, y astucia para eludir los artificios típicos de las coproducciones, en este caso con España. Marga (Cristina Brondo) es una abogada catalana, una suerte de nueva rica que desprecia a los sudacas, especialmente argentinos (mirada externa que, al mismo tiempo, le otorga localismo a la historia). En un día en el que habrá un eclipse de sol, está a punto de alquilar un departamento algo decadente que tiene en Buenos Aires. En un pasillo del edificio se encuentra con el agente inmobiliario que, supuestamente, va a ayudarla a cerrar una operación importante. A partir de este vínculo, el suspenso y el horror ganarán terreno. Hay algo -algo- del viejo Polanski, el de El inquilino , con toques de un humor a lo Alex de la Iglesia en La comunidad . Y, también, alusiones a pirámides sociales y laborales -levantadas, con indolencia, sobre los perdedores del sistema-, y a la discriminación, como en algunas bromas de Fase 7 , filme argentino apocalíptico. Con una pátina perturbadora, que apenas condesciende al estallido gore , Penumbra tiene buenos protagónicos y actuaciones secundarias irregulares, más una breve , vital aparición de un Arnaldo André entre new age y diabólico.
Una heroína algo intolerante Un eclipse, una casa que mete miedo, la atmósfera densa y un ascensor heredero del cine negro francés de los "50 forman parte de esta "Penumbra". Una española pone en venta un departamento en nuestra ciudad, que le vino de herencia. Marga vive pocos meses en Buenos Aires durante el año, despotrica contra la Argentina, se muestra discriminadora y racista y no puede soportar a "perdedores" que contrastan con su eficiencia laboral. En pocos minutos desvaloriza telefónicamente a su hermana, castiga a un mendigo que la insultó, desprecia a la vecina, orgullosa de su ascendencia española y culpa a los políticos argentinos por su ineptitud. ARBITRO Y JUEZ Suerte de árbitro y juez, comienza a derrumbar algunas de sus premisas éticas ante la oferta en euros de un posible cliente para el departamento en venta y usa como excusa los dichos de Milton sobre "la virtud del dinero, conquistador de reinos". La llegada del supuesto empleado inmobiliario que plantea una oferta, las visitas que se suceden y la inminente llegada del doctor Salva, de significativo apellido, constituyen el grueso de este relato de suspenso realizado por los hermanos García Bogliano, que parecen haberse especializado en este tipo de relatos de gran éxito comercial. "Penumbra" es cine de género. Recuerda por ciertas estructuras temáticas a "La comunidad" de Alex de la Iglesia y tiene algunos crescendo de suspenso que atraen al comienzo y se debilitan al final. Observaciones costumbristas, algunas características de la personalidad de la abogada, odiosa y a veces, lamentablemente realista, dan un toque diferente a este policial que reúne un elenco heterogéneo, donde artistas españoles, colombianos, argentinos y uruguayos conviven en un relato tradicional, pero no por ello falto de interés. APORTE PARAGUAYO Los adictos al cine negro no demasiado exigentes, tendrán un pasatiempo un tanto extravagante, pero válido, de prolija factura formal. Los que extrañan a Arnaldo André lo verán en un papel distinto y tan inverosímil como la razón por la que los de la "agencia inmobiliaria" esperan al doctor Salva como si fuera Godot. En tanto aquéllos que disfrutaron de la deliciosa "Whisky" se reencontrarán con la gran actriz uruguaya Mirella Pascual. En cuanto a la catalana Cristina Brondo, es una actriz interesante y los jóvenes Camila Bordonaba y Diego Cremonesi, se meten bien en sus papeles. Un eclipse, una casa que mete miedo, la atmósfera densa y un ascensor heredero del cine negro francés de los "50 forman parte de esta "Penumbra".
El suspenso comienza en los primeros minutos de este largometraje donde una mujer de color (actriz colombiana) va subiendo una escaleras y desaparece de una forma muy extraña, luego conocemos a Marga (Cristina Brondo), es una mujer de negocios española de paso por Argentina, ambiciosa, xenófoba, sus actitudes demuestran que odia a los argentinos, crítica absolutamente todo, pero antes de regresar a su país decide hacer un negocio para llevarse algo de dinero, como es agente de una inmobiliaria se predispone a mostrar un departamento en alquiler a un importante hombre de negocios. Este hombre tiene algunas actitudes algo extrañas, va generando cierta intriga en el espectador, lentamente se va creando un clima claustrofóbico, comienzan a aparecer otros personajes en escena, se siente el ambiente algo enrarecido, algo va a estallar en cualquier momento, se habla en distintas situaciones de que algo se va a producir porque se espera un eclipse total. Este es un género bastante difícil de realizar en la Argentina, varios directores tienen la posibilidad de demostrarlo en el Festival que se realiza hace 11 años que “Rojo Sangre”, algunos cuentan con más presupuesto que otros, este es una producción de Cinemagroup, Tres Mentes, ABS Film y Paura Flics, con el apoyo del INCAA. La historia fundamentalmente se va construyendo mediante el suspenso y la intriga, el elenco integrado por Sebastián "Berta" Muñiz, Camila Bordonaba (trabajó en “Erreway”), Mirella Pascual, Victoria Witemburg y se encuentran los cameos de Arnaldo André y Gustavo Garzón; cuenta con un buen movimiento de cámara, humor negro y absurdo, en algún punto queriendo emular a Hitchcock y Polanski; pero le falta credibilidad, situaciones ridículas, un flojo guión, algunos actores hablan recitando, le falta fluidez y gracia, situaciones estiradas y el suspenso lentamente se va diluyendo.
Atmósferas opresivas El estreno el año pasado de Sudor frío, instaló a los integrantes de la productora platense Paura Flics en el mapa del cine argentino que llega a las salas comerciales. Sin embargo, ya tenían una extensa trayectoria en el circuito independiente con sus películas de terror gore. Pero contraponiéndose un poco a su cine habitual, más sangriento, con su nuevo título Penumbra tienen la oportunidad de mostrar una película en la que predominan las atmósferas opresivas que le dan el tono general al relato, tomando como puntos de referencia ineludibles al Polanski de los ´70, con sus asfixiantes apartamentos, y al giallo italiano que a veces asoma entre los primeros planos y el detalle en la edición. En el film, una mujer española llega a Buenos Aires con el fin de mostrarles un departamento a una pareja de posibles compradores. Sin embargo, lo que primero parece una transacción sencilla se irá oscureciendo de manera progresiva, especialmente ante la inminencia de un eclipse que amenaza con dejar la Capital a oscuras. Penumbra cumple en ser climática y tiene un giro que se precipita hacia un final explosivo, pero el desarrollo no genera la tensión buscada por diferentes razones que tienen que ver con diálogos poco convincentes o búsquedas estéticas que no siempre terminan de cuajar. Pero a pesar de sus irregularidades, la nueva película de Adrián y Ramiro García Bogliano es un film que está entre lo mejor de la filmografía de la productora platense. Y esto se debe, muy especialmente, a un elenco muy sólido y algunas actuaciones que denotan intensidad, más unos cameos para nada arbitrarios: no vamos a develar en estas páginas cómo se da, pero la presencia de Arnaldo André es simplemente genial. Definitivamente lo que hay que destacar con la presencia de Penumbra, es que el terror encuentra un espacio que consagra definitivamente a Paura y a los hermanos Bogliano entre las figuras más importantes del género en Latinoamérica. Ni qué decir para el cine argentino. Con esta nueva propuesta, los hermanos se van perfilando ya no como promesas sino como un hecho.
Miedo bien vestido de comedia negra Una chica está esperando al agente de la inmobiliaria al que quiere entregarle un departamenteo viejo que tiene para alquilar. Ella está en la puerta de calle, pero el hombre estaba arriba y tiene una gran propuesta: alquilárselo por el triple de lo que vale a un cliente especial, sólo que ella debe esperar que llegue la gente de la oficina para hacer el contrato ipso facto. Es un día raro, se espera un eclipse solar, y pronto a la chica (una abogada española que ya de por sí está bastante loca), de a poco todo se le empieza a volver realmente pesadillesco. Es obvio que el asunto se va a poner feo -la abogada también es una auténtica malvada, así que algún castigo se merece- pero la gracia de «Penumbra» es que no se sabe por un buen rato por dónde viene el problema terrorífico. Y los directores Adrián y Ramiro García Bogliano se las arreglan muy bien para mantener su esotérico enigma incluso en el mismísimo final cuando ya han rodado cabezas a lo grande (en este caso, esto no es ninguna metáfora). «Penumbra» podría ser un thriller, un film de terror sobrenatural o una comedia negra. En realidad, principalmente es esto último, ya que la historia está contada con la ironía y el delirio propios del viejo cine inglés o del Polanski de «Cul de Sac» (aunque el bajo presupuesto y la acción en un decorado básico recuerdan a «Repulsión»). No es que se trate de exagerar los logros de esta muy buena película de terror, sino de explicar los guiños y el estilo elegido por los Bogliano en su intento de salir del ghetto de los fans del género, para conseguir atraer al público masivo, algo que perfectamente podrían lograr con este sólido producto. A favor de esta intención hay que señalar un par de actos iniciales un poco lentos y convencionales, que por falta de acción terrorífica, pueden desesperar un poco al público que ya vio algo de su prolífica obra, («Sudor frío», «No moriré sola», «36 pasos», «Habitaciones para turistas» son algunas de las más vistas). Por suerte luego todo va explotando debidamente, pero ese lento despegue lo tienen que remar los dos protagonistas principales demostrando un talento a toda prueba tanto para el suspenso como para el humor solapado. Cristina Brando como la implacable y despiadada abogada es la actriz que se enfrenta con eficacia al desafío de bancarse todos los climas del guión, y Sebastián Berta Muñiz es el lunático agente inmobiliario que debe mantener la ambigüedad inicial y acentuar el sadismo del final, y realmentee logra componer a un villano memorable. Aunque el que se roba las pocas escenas en las que aparece indudablemente es un antológico Arnaldo André, cuyo personaje de gurú refinado y enigmático merece aparecer en alguna secuela de esta película que abre todo un panorama para el cine de género en la Argentina.
De paraísos perdidos y recobrados Hasta no hace demasiado tiempo, decir cine de género, en la Argentina, era casi el equivalente de un epíteto irreproducible, tanto por su supuesta baja calidad como por sus limitadísimas posibilidades de explotación comercial. Sin embargo, más para bien que para mal, la clasificación ha dejado de ser una mala palabra y se ha convertido en referente ineludible no sólo de cine de bajo presupuesto, sino también de ingenio, creatividad, una saludable dosis de humor (negro, generalmente), y un bien ganado prestigio en constante crecimiento. Un buen ejemplo es la productora platense Paura Flics, que ya desde su nombre nos invita a pensar en esas primitivas imágenes del cine en sus comienzos, cuando los movimientos, por la precariedad de medios de producción y reproducción, carecían de precisión kinética y luminosa (de ahí, flickers, o tembleques, en buen porteño). Pues bien, la última película de Paura Flics, Penumbra, promete suspenso, alguna bizarreada y un poco de gore, y cumple con casi todas estas premisas. Escrita y dirigida por dos veteranos del género como Adrián y Ramiro García Bogliano, y protagonizada por la actriz española Cristina Brondo (Marga), secundada por los locales Federico Aimetta (Gabriel), Arnaldo André (Salva), Camila Bordonaba (Victoria) y Diego Cremonesi (Ignacio), Penumbra cuenta una historia mil veces narrada por el cine de terror y suspenso. ¿Trillada? Tal vez, pero no por eso menos inquietante, cuando -como en este caso- la acción discurre por carriles tradicionales que no desdeñan, sino que, muy por el contrario, ostentan un buen manejo del cruce de géneros. Obsesiva, workaholic, algo paranoica y pasada de rosca, Margarita es una joven mujer española de paso por Buenos Aires, ciudad que detesta pero en la cual se ve obligada a trabajar dos meses por año para una agencia inmobiliaria. El film, para desgracia de Margarita, comienza con una profunda sensación de presagio: una joven colombiana, en busca de trabajo, se presenta en una extraña tienda de ropa y exhibe credenciales académicas para obtener un simple puesto de vendedora. La combinación es digna del mejor teatro del absurdo, sobre todo porque la actriz nos enjareta sus ridículos parlamentos con su mejor cara de nada. Fade to black (Fundido a negro) y pasamos a Margarita, quien, sorpresivamente, de modo gradual y ominoso, comprende que sus potenciales inquilinos, que van sumando su presencia en el oscuro, húmedo y deprimente departamento en alquiler, tienen macabros planes de brujería y magia negra que incluyen un sacrificio humano: el suyo. Acorralada y casi sin posibilidad de escape, Margarita tropieza con los mismos vecinos y obstáculos de modo predecible pero, para los espectadores, llamativamente llevadero y hasta ridículamente inquietante. Con un eficaz guión que sólo por momentos se pierde en algún vericueto narrativo no del todo claro, y con buenas actuaciones por parte de víctima y monstruos perseguidores, Penumbra contiene más de una gema digna del recuerdo. Ejemplo: la mal hablada y displicente Margarita, quien detesta el país que la cobija momentáneamente y a la mayoría de sus habitantes, no vacila en espetar, cual típica maestra ciruela argentina (de profesora de literatura inglesa, en verdad), los pasajes más recordados del Paraíso perdido, de Milton, y hasta de la exquisita poetisa británica Christina Georgina Rossetti, una de las líderes del movimiento de vanguardia pre-rafaelista. ¿Un cóctel algo extraño? Y, sí. ¿Apetecible? También, qué duda cabe.
VideoComentario (ver link).
Otro film de terror, esta vez argentino. Una mujer bastante prepotente vende un departamento; los sucesivos “empleados” de inmobiliaria que arriban al lugar son gente temible con un secreto paranormal. El film apela a combinar el mundo cotidiano con un horror surgido de la molestia constante, de la paranoia y de la tensión entre los personajes, sin descuidar ciertos toques de humor. Pero no funciona del todo: cierto subrayado casi nacionalista, la caracterización demasiado burda de la protagonista como alguien desagradable que, solo por eso, merece el peor castigo, y ciertas reiteraciones que diluyen el ritmo le juegan en contra.
Entre citas, influencias y claroscuros Una producción local que se anima a pelear contra los lugares comunes del cine de terror convencional. Bienvenido el cine de terror, el de acá, el de allá, el de todas partes. Bienvenidos los miedos, temores, sustos, historias tenebrosas, personajes extraños o temibles, casas siniestras, gritos histéricos, traumas propios y ajenos. Bienvenidas, entonces, las buenas historias que intentan renovar al género desde su ubicación más standard. Es lo que no ocurre con Penumbra, película nac and pop de los hermanos García Bogliano, también responsables de Habitaciones para turistas y Sudor frío, entre otras incursiones genéricas. Es lo que sucede en Penumbra, un film que se pelea todo el tiempo para huir de los lugares comunes y de las convenciones del terror, ganando algún round aislado y perdiendo por puntos luego de algunas caídas en el piso. Como le pasa a la abogada y agente inmobiliaria española que encarna Cristina Briondo (hermosa, verborrágica e insoportable) quien deberá mostrar un departamento en alquiler a un grupo de individuos, en principio, no tan sospechosos. O sí, o tal vez algo, o al poco tiempo, más que sospechosos, ya que estamos ante una película genérica con elementos del thriller entre cuatro paredes con alguna dosis de humor negro y muchas, demasiadas conversaciones, supuestamente importantes entre los personajes. Los García Bogliano Brothers juegan con sus citas e influencias (Carpenter, de la Iglesia, Polanski, las historias para televisión de Narciso “Chicho” Ibáñez Serrador) logrando determinados climas que condicen con el género, en especial, cuando Penumbra muestra cómo se modifica el personaje central, construido desde una arrogancia insoportable hasta hacerle traslucir un más que transparente sufrimiento. También hay algún coqueteo con el “adentro” y el “afuera” del terror, ya que quienes odian, engañan o necesitan de la protagonista, están a la espera de que se produzca un eclipse, razón a la que alude el título del film. Sí, algo parecido a El príncipe de las tinieblas de Carpenter, donde Alice Cooper encarnaba a un homeless genérico. Y si ocurre un eclipse en un film como Penumbra dos son las posibilidades: 1) sólo se trata de un eclipse; 2) se necesita del eclipse para un ritual satánico o algo parecido. La respuesta es obvia.
Anexo de crítica: -Mucho menos orientado al gore, el film de Paura Flics logra con eficacia la mezcla interesante de géneros y esta vez consigue mejores actuaciones en un reparto sólido donde la española Brondo realmente se hace odiar. El grotesco con ciertas dosis de cine bizarro que encuentran en los rubros técnicos un apoyo sustancial ayudan a tapar algunas falencias del guión y desniveles narrativos que hacen de la película una acumulación de picos altos de suspense bien trabajado contrastada con picos bajos de digresiones mal resueltas.-
Anexo de crítica: -Muy lograda propuesta de género. De extraño tono y carácter, el film de los hermanos Bogliano supera los cliches típicos del género de terror, jugando más con los climas y un humor rayano en lo grotesco, que con las sorpresas y el suspense característicos de estas estructuras. El espectador ya sabe a qué atenerse casi desde el inicio; no hay sobresaltos ni revelaciones fabulosas en cuanto a quiénes son los asesinos. En todo caso, el placer, perverso si se quiere, está puesto en disfrutar el calvario del antipático personaje de Marga, una abogada hipócrita, insensible y racista. Excelentes actuaciones.-
No ví "Sudor frío", la ultima y promisoria realización de los hermanos García Bogliano, pero se que mucha gente en nuestro país fue a verla y que en el exterior a la cinta le fue relativamente bien. Hay que tener en cuenta que no producimos cine de terror tradicionalmente (al menos con presupuestos importantes) y que cualquier iniciativa que abra el abanico de géneros debe ser saludada con entusiasmo. En lo personal, el suspenso y el terror me encantan. Por ende, fui entusiasta a ver "Penumbra", película dirigida por los platenses Adrián y Ramiro, este largo debería consolidarlos en su proyección y afortunadamente, salí satisfecho de la sala. Marga (Cristina Brondo) es una española irascible. Está en nuestro país por un tiempo corto y encuentra la oportunidad de cerrar una operación de alquiler de una propiedad bastante descuidada, cuestión que la sorprende pero que acepta visto y considerando el dinero que le ofrecen. Su personalidad es un poco chocante, es xenófoba, controladora y verborrágica: en pocas escenas ya sabemos de que madera está hecha. Y no nos gusta. El día en que la operación inmobiliaria está planeada, habrá un eclipse de envergadura en la zona, por lo cual, la gente del lugar espera el fenómeno con cierta ansiedad. Marga es un remolino de emociones y apenas percibe lo que pasa a su alrededor, hasta que la espera de los enviados que vienen a cerrar el trato da pie a una serie de discusiones e intercambios violentos con vecinos, policías y visitantes en los cuales ella comenzará a sospechar que hay gente que necesita utilizar su propiedad para un fin especial en ese día puntual. Sin querer anticipar más de la trama, nada es casualidad en esta cadena de eventos, por lo cual habrá que estar atento al desarrollo de los hechos para desentrañar lo que sucederá cuando el edificio quede, en la más profunda penumbra a la hora del esperado fenómeno. Desde el punto de vista del guión, la construcción del clima y el entorno en el cual se da la acción están bien logrados. Imposible no remitir ese edificio, ese espacio físico y las charlas de los vecinos a "La comunidad" de Alex de la Iglesia. Brondo moldea su personaje con relativo acierto y logra transmitir esa "empatía negativa" necesaria para su caracterización (aunque quizás su fuerte personalidad impide que el espectador se identifique con ella, en cierto punto hasta uno desea que algo la ponga en vereda) aunque a veces tanta energía parece desmedida y sin control. Los secundarios tienen distinta profundidad, hay mucho oficio y pocos minutos en Arnaldo André y Gustavo Garzón y tal vez una proporción inversa en el resto (aunque rescatamos a la uruguaya Mirella Pascual, un deleite siempre). Si bien es cierto que algunas líneas parecen un poco artificiales, lo cierto es que aún así son válidos estos intercambios para la edificación del suspenso. La información se revela en las dosis justas y los cabos sueltos potencian la trama, hasta llevar a un discutible final. Quizás hay palabras que sobran, pero la factura técnica que este dúo de hermanos ha logrado es solvente y le da un peso al film que hay que reconocer: conocen del tema y tienen mucho futuro por delante. "Penumbra" es un producto correcto, honesto y de realización destacada para nuestro medio. Más allá de sus desniveles (que los tiene), el balance final es positivo: a la hora del eclipse, esta comunidad recibe con beneplácito el inicio de un ciclo nuevo...
Apenas una sombra Marga (la pulposa Cristina Brondo) es una abogada española que viene a la Argentina un par de meses al año para atender distintos negocios. Entre estos, está ocuparse de alquilar un departamento en pleno barrio porteño de clase media. En medio de una trama poco creíble, la mujer queda a merced de unos clientes extraños, que tienen el objetivo de ocupar ese departamento para llevar adelante un plan macabro. El suspenso no llega nunca, el terror mucho menos, la película se hace tediosa, las actuaciones son pésimas y técnicamente es ampliamente inferior a cualquier ficción televisiva. Con el afán pretencioso de mostrarse como una comedia negra, “Penumbra” queda a mitad de camino de todos los géneros y se ampara en las primeras movidas del cine de terror argento. Adelante el terror, pero que sea del bueno.
Luego de un paso interesante con Sudor frío, aguerrido film del género estrenado a principios del año pasado, los hermanos cineastas Adrián y Ramiro García Bogliano prosiguen con sus obsesiones terroríficas ahora con Penumbra, pieza dotada de una trama atrayente en la que se aprecian varias influencias. Platenses aunque nacidos en Madrid, han rodado en su ciudad varios largometrajes focalizados en este estilo cinematográfico y aquí evidencian una notoria capacidad para transitar una historia claustrofóbica de manera concisa y eficiente, logrando fuertes climas que se mantienen hasta un final extremo y sorprendente. La bella y convincente Cristina Brondo, protagonista hispánica que ha transitado el género, es una agente inmobiliaria española de paso por Argentina, que acude a mostrar un departamento en alquiler a unos potenciales arrendatarios. Lo que no imagina es el arrebatado destino que estos –sospechosos- interesados piensan otorgarle al inmueble, que se vincula de manera estremecedora a un inminente eclipse total de sol. Penumbra no mantiene todo el tiempo su tensión y suspenso, pero con toques visuales que recuerdan a Polansky y Alex de las Iglesia arriban a un aceptable resultado expresivo, bien sostenidos por un elenco en el que también se destacan el talentoso Sebastián Muñiz y la fenomenal participación de Arnaldo André.
Una joven abogada española (Cristina Brondo) decide alquilar su departamento porteño para poder regresar a su país con algunos euros bajo el brazo. En una visita con los agentes inmobiliarios encargados de cerrar la transacción, Marga descubrirá que ellos no son lo que parecen ser y que ocultan un sangriento plan para esa tarde de eclipse total de sol. Como parte de la nueva camada de producciones que intentan reverdecer el género del terror y el suspenso en nuestro país, “Penumbra” no consigue los mejores resultados. Desastrosas actuaciones secundarias se suman a una banda sonora que acentúa los rasgos clase B de esta propuesta. Una duda: el desacertado vestuario y la ridícula peluca que le tocó en suerte a Camila Bordonaba, ¿estuvo planeado adrede?
Departamento tomado Al final, Sangre fría, película de dos directores argentinos muy mencionados el año pasado, terminó entre las 10 más vistas de la industria nacional en todo 2011. Sí, los hermanos Adrián y Ramiro García Bogliano saben lo que hacen, y con eso les alcanza, aunque a veces estén un poco más o un pocos menos inspirados, para contar historias que de una u otra forma nos atraparán como espectadores. Es lo que ocurre con Penumbra, su nuevo opus (ellos vienen del circuito independiente), estreno de esta semana. El filme comienza con un delito dentro de un comercio y, sin dar más explicaciones, se traslada a un barrio cualquiera de la ciudad de Buenos Aires, donde una española pretende poner en alquiler un descuartizado departamento, y con ello mantiene en vilo a la platea con recursos que parecen sencillos, pero que no cualquiera sabe cómo usar. La española tiene un altercado en la calle con un linyera, otro con su hermana, por teléfono, y otro más con un compañero de trabajo. Mientras tanto, su propiedad comienza a llenarse de una serie de personajes disimuladamente siniestros, que dicen pertenecer a una inmobiliaria. A esta altura, los hermanos García Bogliano ya están jugando a pleno con la ambigüedad, sembrando dudas acerca de las verdaderas intenciones de los visitantes y estableciendo un dilema importante en la protagonista, acerca del marco de realidad o de paranoia en el que le suceden las cosas. Acentuado esto por un trascendente fenómeno climático alrededor de la situación: un eclipse total de sol que altera el humor de vecinos, peatones y demás, y que deposita un manto de extrañeza encima de cada suceso vinculado al mundo cotidiano. Las actuaciones, el humor negro, el absurdo, la música, los sonidos, los movimientos de cámara, los encuadres de miradas y objetos, entre otros recursos, van construyendo el suspenso, y luego el terror, en una película con un fuerte desenlace, que logra escapar de la monotonía y dejar bien parado al cine de realización nacional.
Un film con aciertos y fallos. La pelicula plantea bien una historia con elementos que primero son sospechosos, que envuelven en una trama de equívocos a la agresiva protagonista, pero luego se interna en terrenos fantásticos que ya no están bien logrados. Suspenso y las actividades poco claras de un grupo inquietante.
Publicada en la edición digital de la revista.