La complicidad de los incautos Respira (2019), la nueva propuesta dirigida por Gabriel Grieco (Hipersomnia), avanza a paso firme en su relato, mezclando géneros diversos para hablar de vínculos afectados por una realidad social y económica que agobia, tocando la problemática asociada a los agrotóxicos como telón de la historia. Corrupción, complicidad, muertes inexplicables, la explotación de los campos a base de fumigaciones con sustancias tóxicas, expresión de un neoliberalismo que afecta a todos los involucrados, y los que no también, son sólo algunos de los puntos que se manejan y que configurarán la trama de una película que toma riesgos y que decide direccionar las pulsiones de los personajes hacia un destino inesperado y en el que confluirán los caminos de los protagonistas. Al aceptar un trabajo que se traducirá en dinero rápido y fácil, una familia verá cómo se torcerán sus ideales al ser víctimas de una red que tiene la fumigación con pesticidas tóxicos como motor económico de un pueblo perdido en el medio de la nada. Al llegar el hijo de la pareja quiere utilizar su teléfono móvil “es imposible acá, no hay señal, sólo nos manejamos con radios” le dice uno de los lugareños, imponiendo un punto que atraviesa todo el relato: la imposibilidad de comunicación. Gabriel Grieco innova en la propuesta de Respira al bucear en el western, road movie, thriller, entre otros, para construir una manera distinta de narrar el clásico relato de la llegada de una otredad a un pequeño pueblo en donde las reglas establecidas deben ser aceptadas. El director se toma su tiempo para aventurarse en el conflicto familiar, en los reclamos, en los gritos, en describir el universo que habitaban los protagonistas antes de llegar al pueblo, en donde, sin saberlo, pondrán a prueba sus propias vidas al tener que lidiar con malhechores, encarnación de ese capitalismo que arrasa con todos. Luego la progresión narrativa se precipita, aprovechando el espacio abierto para presentar la acción con tomas aéreas e imágenes capturadas con drones, las que producen libertad al agobio y asfixia anteriores en la pequeña y precaria vivienda que irán a habitar, y en donde respirar, como el título, es cada vez más complicado. Ya en Naturaleza muerta (2014) Grieco buscaba generar conciencia con un relato sólido sobre veganismo y la cultura dominante, algo que aquí se refuerza con la idea de seres misteriosos que deciden tomar justicia por mano propia y terminar de una vez por todas con aquellos que por un rédito económico veloz dañan el ecosistema. Si bien hacia el final esa fuerte denuncia original se olvida, y algunas ideas se disuelven, Respira mantiene la tensión apoyándose en las solventes interpretaciones de Lautaro Delgado Tymruk, Sofía Gala Castiglione y el resto del elenco (Gerardo Romano, Daniel Valenzuela, Leticia Brédice, etc.), quienes ponen el cuerpo a un relato distinto que busca, además, la reflexión del espectador.
“Respira” de Gabriel Grieco. Crítica. Un rejunte de toxicidades químicas y humanas. Presentada en el último Buenos Aires Rojo sangre y ganadora del premio a Mejor Fotografía, se estrena la nueva película del director de “Naturaleza Muerta” e “Hipersomnia”. Por Bruno Calabrese. Leonardo (Lautaro Delgado) está frustrado porque no consigue trabajo. Despedido por mal comportamiento de su trabajo como piloto comercial, decide aceptar un trabajo que le consigue un amigo de su esposa, Leticia (Sofía Gala), como piloto fumigador en las plantaciones de soja. Dada la distancia entre su casa y el lugar de trabajo deciden mudarse junto a su hijo a una precaria casa en el campo. Al llegar al lugar lo recibe el encargado de cuidar los campos, Emilio (Daniel Valenzuela). Un ser misógino y machista, que apenas los conoce comienza a coquetear con ella. Cuando comienza a trabajar, descubrirá un oscuro secreto relacionado con los agroquímicos, que pondrá a él y a sus seres queridos en peligro. Pero en el pueblo no están solos, también están un grupo de misteriosos vecinos que sufren las consecuencias de la fumigación de agrotóxicos y luchan contra los millonarios dueños del campo, los peones rurales que cuidan los mismos y la complicidad de la policia local. Encabezados por una Todo ese combo de toxicidad humana y química es presentada en la primera mitad de la película por el director. En el medio tambien se encuentran las pequeñas actitudes venenosas, como los celos de Leonardo hacia su esposa, el consumo de tabaco y la utilización de aerosoles para pintar la bicicleta por parte del niño. Todo sirve como instrumento del director para demostrar que la toxicidad está presente en nuestras vidas mucho más de lo que pensamos. Pero cuando todo apunta hacia una película sobre la aparición de algo sobrenatural entre los maizales, o hacia una película sobre la utilización desmedida de los agrotóxicos y sus consecuencias, el film se convierte en una película de acoso hogareño, similar a cintas como “The Strangers”. Ahí el director muestra su talento para construir el suspenso y los momentos de tensión. Hasta incluso se da tiempo para rendir homenajes a clásicos del cine, sacando provecho de contar con una avioneta biplano vieja, se da el gusto de recrear escenas icónicas de “Intriga Internacional” de Alfred Hitchcock e “Indiana Jones y Los Cazadores del Arca Perdida”. La música de Ale Kurz, cantante de “El Bordo” le da el marco ideal al aire rural que se respira. Sobre todo con la canción principal, “Respira” compuesta exclusivamente para la película, siempre apoyado por la lograda fotografía aerea de los sembradios y las rutas campestres. “Respira” es breve en su desarrollo, tiene discurso político sobre las toxicidades y el uso de pesticidas que queda expuesto en su primera mitad para luego transformarse en una película de suspenso que utiliza muy bien el ambiente rural para mostrar un terror real. Con una familia que queda metida entre una lucha pueblerina, mientras la figura del acaudalado dueño de los campos y principal responsable de la contaminación se mantiene omnipresente, como en la vida real y la eterna lucha de clases por los intereses ajenos. Puntaje: 70/100. "Respira" es breve en su desarrollo, tiene discurso político sobre las toxicidades y el uso de pesticidas que queda expuesto en su primera mitad para luego transformarse en una película de suspenso que utiliza muy bien el ambiente rural para mostrar un terror real.
Leonardo (Lautaro Delgado) es un piloto comercial que hace tiempo se quedó sin trabajo. Su mujer Leticia (Sofía Gala), lo ve deprimido y lo alienta a trabajar como piloto de aviones fumigadores diciéndole que ella y su hijo lo acompañarán y vivirán con él en el campo. Con el auto cargado, llegan a "El Remanso" y los recibe Emilio (Daniel Valenzuela) quien le explica al nuevo fumigador las cuestiones del avión y que en éste, no llevaría pasajeros, sino una carga de "remedio" para esparcir por los campos de maíz y soja. Mientras Leonardo sale en busca de comida, su mujer y su hijo lo esperan en la casita que les asignaron y se comunican por radio. En el pueblo, la gente le advierte a Leonardo, que mejor se vayan por donde vinieron. Le dicen que a los dueños no les importa fumigar cerca de escuelas y casas de familia, que se están enfermando, y que al último fumigador probablemente lo habían desaparecido. Llueve a mares, Leonardo no llega y hay gente rondando la casa del fumigador, se escuchan tiros y crece el suspenso, la batalla comenzó. Animales muertos, niños muy enfermos, máscaras antigas, familias que denuncian y piden justicia, la policía que se vende a los poderosos, enfrentamientos y justicia por mano propia. Una historia de ficción que roza muy de cerca una realidad del campo argentino, que nos atraviesa a todos. Quien conozca un poco la historia del entrerriano Fabián Tomasi, (quizás ya con ver la impresionante foto de cómo estaba a los 52 años tras muchos años de trabajar como piloto fumigador), de sus denuncias y su temprana muerte, sabrá de qué nos habla su director, Gabriel Grieco. Esta forma creativa de visibilizar la urgente problemática desde otro ángulo es muy valorable ya que vuelve a hacer noticia lo que pasa en los oscuros rincones del país, con la esperanza de recobrar este derecho tan humano, respirar. Buenas actuaciones del elenco, buena fotografía y musicalización. TITULO ORIGINAL: Respira Actores: Daniel Valenzuela, Ezequiel de Almeida, Gerardo Romano, Joaquín Rapalini, Lautaro Delgado, Leticia Brédice, Luz Cipriota, Nicolás Pauls, Paula Brasca, Sofía Gala, Walter Jakob Género: Thriller Criollo Dirección: Gabriel Grieco Guión: Gabriel Grieco Música original: Diego Hensel / Ale Kurz (El Bordo) Orígen: Argentina Duración: 77 minutos Calificación: Apta mayores de 13 años Fecha de estreno: 27 de febrero de 2020 Formato: 2D
El tema de los agrotóxicos y el drama de los pueblos sometidos a las indiscriminadas fumigaciones con glifosato, que ya se ha cobrado decenas de vidas, ha dado material para abordarlo desde el terreno documental, como en “Viaje a los pueblos fumigados” de Pino Solanas y «Fotosíntesis» de Diego Fidalgo. En ambos casos, se intentó reflejar la problemática y visibilizar el flagelo, generando espacios de discusión y de polémica sobre un tema que se intenta silenciar en forma permanente. Dentro del campo de la ficción, Emiliano Grieco en “El Rocío”, retoma la temática centrando la historia en un pueblo rural de Entre Ríos, narrando el derrotero de una madre que ve como su hija comienza a padecer trastornos respiratorios graves y debe trasladarse, aún sin los medios necesarios y sin que el Estado dé respuesta, para ser tratada en Buenos Aires. La tercera película de Gabriel Grieco (luego de “Naturaleza Muerta” e “Hipersomnia”), que también lo cuenta como guionista, si bien coquetea con elementos del terror y una estética muy cercana al gore en determinadas escenas, se despega de sus trabajos anteriores, para darle preponderancia al drama, nutrido de un ritmo de thriller, sin dejar de tener en cuenta el tema de los agrotóxicos en el centro de la escena para darle un fuerte contenido de denuncia que permite una mirada diferente sobre su nuevo trabajo. “RESPIRA” cuenta la historia de Leonardo (Lautaro Delgado Tymruk), piloto comercial que, desde hace ya un tiempo, se ha quedado sin trabajo por una inconducta laboral dentro de la compañía. Un poco presionado por las circunstancias, pero sobre todo por la insistencia de su esposa Leticia, a cargo de Sofía Gala Castiglione, con el objetivo de encauzar su situación, acepta un trabajo que le ofrece un amigo de su mujer, como piloto fumigador de plantaciones de soja. Tanto por la situación económica como por el equilibrio psicológico de Leonardo, la pareja decide entonces emprender viaje, y mudarse junto con su hijo a la precaria casa que le ofrecen junto con el nuevo trabajo, alejados de la gran ciudad y de ciertas comodidades. Ya desde la llegada al pueblo, preguntando a los lugareños por la ubicación de los campos, recibirán una mirada de desdén y la advertencia de peligro generando un clima enrarecido que se hace aún más denso cuando lleguen a contactarse con el encargado (Daniel Valenzuela), un ser oscuro y que se presenta lo suficientemente desagradable como para inquietar a la pareja, sobre todo a Leticia, con la que parece, inclusive, dispuesto a atravesar ciertos límites. Apenas comience a trabajar, algunas piezas del rompecabezas comenzarán a ubicarse y todo cobrará sentido cuando se de cuenta de que trabaja para un inescrupuloso empresario vinculado con los agroquímicos que ha causado innumerables daños con la fumigación, y deberá enfrentarse con un grupo de vecinos que se opone fuertemente a estos grupos poderosos que parecen manejarse con total impunidad, no solamente produciendo severos daños físicos en los pobladores sino que además somete violentamente a sus trabajadores. Grieco tiene buenas ideas, sabe manejar las referencias cinéfilas que va sembrando como pistas y no solamente las plantea en cuanto al cine estrictamente de género –que maneja a la perfección- sino que además puede hacer un guiño tanto dentro del cine de terror, como del cine de aventuras, el suspenso a la manera del gran Hitchcock (una avioneta sobrevolando los campos hace irremediablemente recordar a “Intriga Internacional”) o aquellas en donde la casa/ el hogar, juega como refugio y trampa mortal al mismo tiempo como en tantos films slashers. Además, su cámara es virtuosa y Grieco filma con mucha seguridad sobre lo que quiere narrar, aunque en determinadas situaciones se percibe que el guion no está a la altura de la propuesta: los diálogos suenas forzados y pareciera que falta pulir algunos aspectos de modo tal que la imagen, la estética y el esmero técnico pueda traducirse también en un desarrollo de la historia que acompañe en un mismo nivel. Hay situaciones que se resuelven apresuradamente, algunas que bordean lo inverosímil, problemas con la continuidad y ciertos detalles que con un trabajo más profundo desde la escritura, podría hacer que el producto se presente más sólido y sin tantas imperfecciones. Para “RESPIRA”, el director ha contado con un elenco encabezado por Delgado Tymruk y Gala Castiglione (que han brillado recientemente en trabajos para la pantalla grande) donde vuelven a validar su talento y su capacidad de abordar diferentes facetas dentro de sus personajes. El elenco secundario se completa con Daniel Valenzuela, la participación de Gerardo Romano y Leticia Brédice en papeles que no les permiten demasiado lucimiento y se destaca un buen trabajo de Nicolás Pauls junto a una banda de sonido de Ale Kurz, cantante de “El Bordo”. Quizás se extraña el cine más visceral y osado de las primeras dos realizaciones de Grieco, pero de todos modos “RESPIRA” logra una buena mezcla entre cine de género y denuncia frente a un hecho que sigue sin tener presencia en los medios o en la agenda política actual, mientras los pueblos siguen “desapareciendo”. POR QUE SI: «Su cámara es virtuosa y Grieco filma con mucha seguridad sobre lo que quiere narrar»
Un western existencial. El manejo del ritmo narrativo que exhibe el relato es excelente. Destaca especialmente la capacidad del director para realizar numerosas modulaciones emocionales o narrativas, sea por medio de diálogos o música. Estos recursos desempeñan un papel clave en los cambios climáticos repentinos que el relato plantea, modulando desde una enunciación descriptiva y “en remanso” hacia un expresionismo furioso. Dichas modulaciones armonizan muy adecuadamente con la articulación genérica que propone el autor: ese equilibrio perfecto que logra el realizador entre una estética de western y una narrativa propia del thriller. El realizador, en el fondo, recrea en la dimensión enunciativa aquello que el western cinematográfico ha encarnado desde siempre en su estructura formal, la antítesis entre dos mundos de valores: lo salvaje, lo agreste, lo conservador… en fin, el mundo de la Naturaleza que expresa todo el universo discursivo de ese páramo olvidado de Dios que es “El Remanso”, frente a lo civilizado, la modernidad, incluida la urbana decadencia, que encarna la familia de Leonardo como colectivo, y Leonardo como individuo singular. Los personajes Todo relato –al menos en su modalidad clásica- divide a los personajes en dos conjuntos: los que participan activamente del conflicto (sea que lo padezcan o lo provoquen, de un modo más o menos directo); y los otros, que habitan el espacio narrativo, sin tener participación central en la realización del conflicto, como espectadores involuntarios de una trama que les será relativamente ajena. Es casi una regla de ese mismo modo clásico que los protagonistas del film sean los del primer conjunto, y los personajes secundarios integren el segundo. En el relato que nos ocupa, los participantes activos del conflicto son el grupo clandestino de granjeros y la mafia corporativa, representada por los personajes del empleador, el comisario y sus ayudantes. Leonardo y su familia no participan de este conflicto, ni en el sentido de provocarlo de manera directa (Leonardo no llega a estar lo suficiente para ser parte del conflicto, pues no llega a realizar las fumigaciones, como el desaparecido piloto anterior), ni en el sentido de padecerlo especialmente, pues las agresiones y los enfrentamientos no están dirigidas hacia la familia, y por lo tanto la vinculación es puramente accidental. Pero aun en este caso, donde el hijo queda atrapado entre los dos fuegos y deberá ser rescatado por los padres, la realización de esa acción no tiene efecto alguno en la resolución del conflicto para ninguno de los dos bandos. Es decir, que Leonardo y su familia pertenecen indudablemente a ese segundo conjunto de personajes. Sin embargo, el realizador ha tomado la decisión de organizar la enunciación a partir de este grupo de recién llegados. Y aquí viene la particularidad del relato, la rareza narrativa que presenta de manera más visible: los protagonistas del relato no son idénticos a los protagonistas del conflicto que el relato propone. Ahora bien, el relato podría haber priorizado el conflicto doméstico de Leonardo y Leticia, haciendo de la crisis existencial del primero, y del hartazgo de la segunda, la principal línea de acción de la película, quedando las vicisitudes del pueblo en segundo plano. Sin embargo, no ocurre tal cosa. El dilema del matrimonio tampoco llega a consustanciarse en el acontecimiento narratogénico, quedando relegado a un elemento secundario. Esto genera la siguiente consecuencia: el conflicto, como suceso, pasa a un segundo plano narrativo, quedando el foco del relato en esa vivencia casi documental que manifiesta la familia de Leonardo respecto de las acciones principales que se suceden en el pueblo, como una cámara objetiva que desde fuera registra un acontecimiento. Y aquí cabe la pregunta: ¿por qué la enunciación ha tomado esta decisión tan extraña? Pienso que esta decisión sobre los personajes adquiere sentido cuando la consideramos orgánicamente con la estructura macro del relato, no ya el acontecimiento representado de manera fáctica, sino aquel otro que ha sido apenas insinuado, aquel que se desarrolla en una especie de margen, y que no obstante entreteje –según creo- todos los elementos. El conflicto Pienso que lo que está en juego es la incapacidad de tomar decisiones, que afecta tanto Leonardo como a Leticia, aunque de dos maneras muy diferentes. Ambos se nos manifiestan, además, como fuera de su ambiente natural; Leonardo, por la aparente degradación en el prestigio que le significa pilotar un avión fumigador; Leticia, por no poder adaptarse a la vida campesina y conservadora. Pero recordemos que esta crisis de la acción y de la adaptación que protagonizan los dos adultos no llega cobrar un protagonismo en la representación del conflicto, como ya se ha dicho; en todo caso, aparecerá de un modo velado y alegórico. Si ahora ponemos el foco en el conflicto de los pobladores locales, veremos que, por un lado, tenemos a la corporación mafiosa que se muestra incapaz de contener la furia de los granjeros; por otro, la indecisión de los granjeros (no representada, pero implícita) de producir una transformación sustantiva de fondo, atacando meramente los síntomas de una condición corrupta y de abandono crónico. Las noticias que aparecen en la televisión en el momento de la escena final se presentan como un hecho sintomático, y nos deja la impresión amarga de que nada ha cambiado demasiado. En este sentido, podemos estar tentados, de considerar que la familia de Leonardo opera como una metáfora de las vicisitudes, o, a la inversa, que la incapacidad del pueblo de empoderarse opera como una metáfora colectiva de la incapacidad individual de Leonardo y Leticia para salir adelante. El escenario Uno de los escenarios prototípicos del género es la taberna, o (para usar el término criollo) la pulpería, y como sucede en todos los ejemplos del género, estos escenarios cumplen un rol fundamental en la encarnadura de los caracteres y del ambiente que los justifica: la taberna, la pulpería, es siempre un lugar abandonados, mugrientos; habitados por borrachos, locos, criminales y prostitutas; deshabitado por todo lo valioso y meritorio que tiene lo mejor del ser humano. La taberna del western, como la calle del cine gángster, son las topologías que mejor han expresado la imagen desangelada del mundo: si la parroquia, como el hogar, son los ámbitos de lo que debería ser, la taberna y la calle, por el contrario, exhiben con impudicia y obscenidad lo que crudamente es; la taberna es a la parroquia, lo que la visión pornográfica es al erotismo poético. Espacios fronterizos donde se cruzan en una rara tregua los puros y los impuros, los buenos y los malos, los locos y los sedientos. Acaso sea lo más parecido en la tierra a una imagen del infierno. En la película, ese espacio yermo, estéril, ese páramo desértico de humanidad, es “El Oasis”, metáfora perfecta de la degradación de un estado, que no conforme con desmejorar lo pretérito, se instala en el significante como una burla cruel de lo que alguna vez fue o pudo haber sido. Algo de esta pulpería (acaso en su brutal decadencia, en lo bizarro de sus habitués) parece evocar a la de aquel otro film, Los olvidados (2017), que los hermanos Onetti realizaron como una fantasía surrealista y gore acerca de los habitantes olvidados de Epecuén. El hecho de que los Onetti figuren como productores de este film hace pensar que quizás sea algo más que una coincidencia. El relato finaliza con la huida de la familia de la localidad de “El Remanso”. Pero a diferencia de la imagen que nos ofrecen las noticias sobre El Remanso, donde se tiene la impresión de que todo se repetirá ominosamente, el conflicto de Leonardo y Leticia parece ofrecer al menos una señal de esperanza: Leonardo no enciende el cigarrillo en el auto (su esposa se encarga en varios momentos de hacerle notar que no fume en espacios cerrados). En ese detalle, aparentemente trivial, vemos cómo Leonardo ha logrado descentrarse de su angustia y recolocar en el centro de su preocupación a su familia.
El cine de género en Argentina sigue buscando su espacio y ofrece con frecuencia propuestas variadas y eficaces. Respira, del realizador Gabriel Grieco, tiene ecos de su primera película Naturaleza Muerta (2015). Una familia busca una nueva oportunidad en El Remanso, un pueblo alejado de la ciudad. Leonardo (Lautaro Delgado Tymruk), un piloto que está sin trabajo desde hace seis meses, es contratado para fumigar plantaciones de soja durante una semana. Leticia (Sofía Gala Castiglione), su mujer, es una traductora que mantiene el espíritu del hogar a pesar de la crisis de pareja y ambos emprenden la mudanza junto a su hijo (que sufre asma). Al jefe acosador y misógino (Daniel Valenzuela) que los recibe, se suma una serie de extraños personajes y situaciones que los sumergen en el ojo de la tormenta. El realizador va directo al grano con esta historia de suspenso, acción y toques de terror (otra vez los personajes enmascarados) que se suceden con la velocidad necesaria para generar la sensación de peligro constante. En ese sentido, la película ofrece un clima enrarecido al disparar su denuncia ante la falta de control por los efectos de la fumigación y la corrupción reinante, y funciona como un bienvenido pasatiempo que incluye lugareños que viven el horror (Leticia Bredice y Nicolás Pauls) y advierten que lo peor llegó al pueblo. Leonardo sospecha de su entorno mientras Leticia y su hijo son acechados por presencias misteriosas en la oscuridad de la destartalada casona. La trama incluye a un fumigador desaparecido, a un chico del pueblo que sufre los efectos del veneno y a un comisario (Gerardo Romano) con sus secuaces. Las mejores escenas tienen lugar en rutas desoladas y en el maizal que crea el escenario adecuado para las fugas y persecuciones como en las películas de terror norteamericanas. Desde un comienzo inquietante (con gallinas muertas), el filme se dispara con vuelo rasante como la avioneta fumigadora y genera tensión. Aunque algunos personajes resultan episódicos, el peso del relato recae en Sofía Gala y Lautaro Delgado, ambos correctos en sus roles. Todo es acompañado por logrados rubros técnicos y una música envolvente de Diego Hensel para este thriller ecológico que posa su mirada sobre una temática actual.
Leonardo (Lautaro Delgado Tymruk) es un piloto que se queda sin trabajo. Frente a esta situación su esposa (Sofía Gala Castiglione) le propone trasladarse, con el hijo adolescente de ambos, hasta un pequeño pueblo del interior donde podrá conseguir un puesto de piloto fumigador en una empresa del lugar. Sin embargo no tardará en descubrir que muchos de sus habitantes padecen graves enfermedades y, de pronto, queda atrapado por los dueños de esa empresa y en medio de una guerra entre dos bandos. En torno de esta temática el director Gabriel Grieco logró componer un interesante film que muestra los peligros que parten del veneno con los que los aviones fumigan los campos.
El nuevo thriller del realizador Gabriel Grieco, le permite tratar una problemática social que se desarrolla bajo los tópicos del género, como hiciera con Naturaleza muerta (2015) e Hipersomnia (2017), más cercanas al terror y lo fantástico. En Respira, su tercer largometraje, orienta su mirada a la temática ambiental, más precisamente, al daño que provoca el uso de los agrotóxicos en la población. Rodada en las afueras de la provincia de Buenos Aires, el paisaje pueblerino es el escenario ideal para desarrollar la historia de una familia que llegará en busca de una oportunidad a un lugar que deviene en pesadilla. Leonardo (Lautaro Delgado) es piloto comercial y está casado con una traductora (Sofía Gala) con quien tiene un hijo de 11 años. Al conseguir un trabajo como piloto fumigador en plantaciones de soja, deciden mudarse al campo y probar suerte allí. El capataz de lugar (Daniel Valenzuela) le niega la peligrosidad de los productos que utilizará, pero los pobladores le dicen lo contrario, y lo harán dudar. Entre ellos, Leticia Bredice y Nicolás Pauls, le advierten del peligro y el daño que están causando en la población, para que se aleje del lugar. La práctica de fumigación cuenta con la impunidad y la connivencia de las autoridades locales, como el comisario (Gerardo Romano), financiado por los terratenientes de la zona. Si en sus películas anteriores, abordó el veganismo y la prostitución, ahora se mete con la violencia del hombre hacia la naturaleza y contra la vida de las personas que la habitan. Esa amenaza tóxica está afuera, en el aire, la expande el viento y se inhala constantemente. Respira funciona como metáfora de la falta de concientización ambiental, del abuso de poder y la explotación. Sin embargo, la película denuncia poco sin profundizar sobre el tema, ni desarrollarlo. Al igual que en sus películas anteriores, hay citas y referencias cinéfilas que recuerdan, entre otras, a la escena de Cary Grant escapando de la avioneta en Con la muerte en los talones de Hitchcock; o Señales de M. Night Shyamalan cuando los protagonistas son perseguidos y tratan de escapar entre los pastizales. También se acerca a dos producciones nacionales de ficción que abordaron el tema ambiental: La tierra roja de Diego Martínez Vignatti y la serie “Cromo” de Lucía Puenzo. Grieco convocó a un gran elenco de actores, que se ponen la película al hombro, y colaboran en la construcción de un clima opresivo y agobiante; las locaciones y la estética turbia de los ambientes funcionan para alimentar la peligrosidad que subyace en el aire, logrando momentos de suspenso y sobresaltos musicales que mantienen la tensión. A pesar de esos aciertos, el ritmo es desparejo y el guion no termina de definir su orientación, ni elegir que prioridad se desea trabajar. Respira tuvo su premier mundial en el (BIFAN) Bucheon Internacional Fantastic Film Festival de Corea del Sur y recibió el premio a la Mejor Fotografía en el reciente (BRAS) Buenos Aire Rojo Sangre. Lejos de una reescritura sobre el género, o de responder al actual cine ambiental, los 77 minutos de duración no fueron suficientes para definir el rumbo de la acción, jugarse por algo, ni potenciar su buena intención concientizadora. RESPIRA Respira. Argentina, 2019. Dirección y guion: Gabriel Grieco. Intérpretes: Lautaro Delgado; Sofía Gala; Daniel Valenzuela; Leticia Brédice; Gerardo Romano; Nicolás Pauls.Fotografía: Diego Poleri. Sonido: Jésica Suarez. Arte: Juan Zavalía. Duración: 77 minutos.
Con guión y dirección de Gabriel Greco (“Naturaleza muerta”, “Hipersomnia”), que considera a este film como “el más personal”, inscribe la acción de un policial, con toques de western sangriento, en la problemática tan actual de las fumigaciones de glifosato y las consecuencias para los humanos. Un aviador, a instancias de su mujer que lo ve sin trabajo y deprimido, acepta ese trabajo y se traslada con su familia a un pequeño pueblo donde todos están en pie de guerra. Por la salud, la corrupción y la muerte. Una historia que desde el vamos instala un clima ominoso que rodea a la familia de los recién llegado y luego se enreda entre emisarios desalmados y siempre a la orden, corrupción policial y vecinos que deciden entrar en acción. Con situaciones bien armadas, diálogos flojos y en general con buenas actuaciones. A la intensidad de Sofía Gala Castiglione, Lautaro Delgado Tymruk y Leticia Bredice, se unen los siempre eficaces Daniel Valezuela, Chucho Fernández, Gerardo Romano. Un entretenimiento que deja flotando el tema de la contaminación cada vez más peligrosa y poco combatida como la peor de las amenazas .
"Respira", o el exceso de agroquímicos El urgente tema de los fertilizantes tóxicos sirve en la película como vehículo para una historia que combina suspenso, acción y violencia, no siempre en las dosis adecuadas. Como muchas películas recientes de terror, Respira opta por un título-orden, como ¡Huye!, No mires atrás, No te duermas, No despiertes o Pasame la sal. El opus 2 de Gabriel Grieco -cuyo título original, Transgénesis, era más bonito, pero seguramente menos comercial- no es en verdad una película de terror sino un thriller ecológico, en el cual el único monstruo son, como en la realidad, los fertilizantes, que contaminan poblaciones enteras aquí y ahora, trayendo muerte y enfermedades infantiles gravísimas. En la ficción urdida por el propio Grieco, un aviador despedido de su empleo va a parar con su mujer e hijo a una olvidada zona rural, donde los agroquímicos se rocían de a hectolitros con la mayor impunidad. Hace rato que Leonardo (Lautaro Delgado Tymruk)está sin empleo por haberle cantado cuatro frescas a su jefe, y en esa circunstancia le llega el ofrecimiento de una empresa privada para trabajar para ellos, desperdigando agroquímicos en una zona de maizales. Primero se niega a aceptar pero luego lo convence su esposa, la aguerrida Leticia (Sofía Gala, siempre bien parada en escena), que piensa con más practicidad que él. Por su carácter sórdido y siniestro, la fauna local recuerda a la de El otro hermano, última película a la fecha de Israel Adrián Caetano. Sobre todo el encargado de la “empresa” (las comillas son porque nunca llega a verse a otros representantes de la firma), encarnado por Daniel Valenzuela con el necesario sentido de amenaza. Pero también el comisario de Gerardo Romano, no por más refinado menos peligroso. Sucede que la empresa fumigadora opta por encerrar a aquellos que hayan sido contaminados como se hacía siglos atrás con los apestados, y un pequeño grupo de resistentes armados, que incluye a una siempre excedida Leticia Bredice, los descubre. Con lo cual lo que se mantenía encubierto sale a la luz y estalla. Sin pretender salirse jamás de los códigos genéricos -se buscan el suspenso, la tensión, la acción y la violencia-, Grieco logra al mismo tiempo “colar” en la ficción una temática tan densa como es la contaminación por agroquímicos. Durante la primera mitad del breve metraje se las arregla para narrar criteriosamente, evitando forzamientos, excesos y golpes bajos, más allá de alguna torpeza disculpable. No sucede lo mismo durante el desenlace y la culminación de Respira, título que alude tanto a las enfermedades pulmonares que ocasionan los agroquímicos como al asma que sufre el hijo de los protagonistas. A esa segunda parte le falta pulso, convicción, desesperación -elementos que la historia pide- como si los tiros y enfrentamientos fueran más una exigencia genérica que una verdadera necesidad dramática.
Dentro de los directores de cine argentinos dedicados al género fantástico y de terror, Gabriel Grieco se destaca por una marcada temática social. Naturaleza muerta, su ópera prima, le permitió hablar del veganismo. Hipersomnia tocaba la trata de mujeres. Respira, su tercer opus, va por el lado de la contaminación indiscriminada. Leonardo (Lautaro Delgado Tymruk), un piloto comercial desempleado, acepta un trabajo como fumigador en plantaciones de soja. Esto lo lleva a mudarse a las afuera de la ciudad con Leticia (Sofía Gala Castiglione), su esposa, y Manuel (Joaquín Rapalini Olivella), el hijo de ambos. La situación no es cómoda para ninguno, ya que implica un cambio rotundo de vida, aunque ponen la mejor voluntad. Sin embargo, a las pocas horas van a descubrir que aquel ámbito rural posee sus propios secretos, sus propios malestares, y una guerra está a punto de desatarse. La película cuenta con una estructura similar a la de Los perros de paja, de Sam Pekimpah: tenemos a personajes urbanos y modernos que llegan a un ámbito pueblerino, donde no son demasiado bien vistos (o vistos con lascivia, en el caso de la mujer), y la situación se sale de control. Grieco no busca las vejaciones más crudas, aunque el tercer acto es lo suficientemente apoteótico. Sí apuesta por una intriga creciente, y una vez más logra que la denuncia, aun estando presente, no tape la historia. Lautaro Delgado Tymruk vuelve a interpretar -de buena manera- a otro antihéroe atormentado que debe hacerse cargo de una situación delicada. Sofía Gala Castiglione compone a una mujer parecida a su personaje en La sabiduría, de Eduardo Pinto: es de la ciudad y llega al campo, se topa con sorpresas desagradables pero sabe dar pelea. Y como en aquella ocasión, y en otras ocasiones, brinda toda su potencia actoral. Por su parte, el joven Joaquín Rapalini Olivella viene haciendo una carrera interesante, luego de participar en Las Ineses y Natacha, la película. Como es habitual, Leticia Brédice logra lucirse en sus escenas, y del lado de los villanos sobresalen Daniel Valenzuela y Gerardo Romano. Mención especial para el siempre infalible Chucho Fernández, uno de los duros del cine argentino de los últimos tiempos. Más un thriller que una de terror (como se la vende), Respira es un nuevo e interesante paso creativo de Grieco, del que aún podemos esperar mucho más.
Respira: el terror de lo cotidiano en el campo Leonardo (Lautaro Delgado) es un piloto comercial que fue despedido por agarrarse a trompadas en el trabajo. El hecho lo afectó mucho más de lo que reconoce: es su esposa Leticia (Sofia Gala) quien lo encuentra deprimido y desmoralizado, y establece un contacto para que consiga un trabajo como fumigador aéreo en el campo, en un pueblo llamado El Remanso. Deciden trasladarse a vivir allí acompañados de su pequeño hijo, y con una naturalidad aterradora se topan con diferentes indicios que todo saldrá mal: un hombre en la estación de servicio (Nicolas Pauls) les advierte que se marchen, los teléfonos pierden señal, el capataz (Daniel Valenzuela) es una figura tan machista como intimidante… Respira es una propuesta que puede abordarse y disfrutarse desde muchos puntos de vista. En primer lugar, porque cuando se adentra en las sensaciones de la familia protagónica logra momentos de mucha tensión, asfixiantes. Son “los otros”, los visitantes, los que no saben en quién confiar, y no se trata de que les recomienden una panadería, se trata de sobrevivir. Los personajes que pueblan el ambiente rural son extraños, por momentos se vuelven amenazantes, y encarnan dos bandos enfrentados: el que quiere proseguir con las fumigaciones, y el que se ha visto afectado por ellas. Este es el segundo eje de la trama, que permite vincularla con Naturaleza Muerta y en menor medida con Hipersomnia, obras anteriores de Grieco: cómo se vincula la humanidad con la ecología, cómo en función de beneficios o “necesidades” propias rompe equilibrios que estaban dados con anterioridad y cómo, eventualmente, el restablecimiento del orden en la vida de los personajes conlleva una misión más grande. Otra veta temática que podemos encontrar, y en la cual indagan películas recientes como La sabiduría (2019, Pinto), es qué pasa cuando los que deben protegerte no lo hacen. El comisario del pueblo, encarnado por Gerardo Romano, da más miedo que confianza, y simboliza a toda una institución cuya puerta es difícil de tocar por temor a “destapar la olla”, a pasar a ser un falso victimario en lugar de una víctima real. Ustedes me entienden. Todo está sobrevolado por la noción de “drama rural”, que pone en primer plano problemas reales que sufre gente real que vive alejada de las ciudades. En las épocas de nuestro cine clásico una serie de propuestas desnudaban, en tono melodramático más que nada, problemas relacionados con la explotación laboral y la falta de oportunidades. Hoy día, otras producciones (como las mencionadas La Sabiduría y Naturaleza Muerta por ejemplo) retoman estas problemáticas locales y exponen a ellas a personajes extranjeros, que pueden o no salir victoriosos, incluyendo elementos de suspenso y terror. Sin embargo, lo más destacable (o lo que más me gustó a mí), fue la construcción y el desarrollo del personaje del capataz. Es un tipo abiertamente machista, que atosiga a Leticia ostentando viejos valores patriarcales sobre qué debe o no hacer ella como esposa y mujer. Está hilvanado con una sutileza que lo hace ver vetusto, obsoleto, que lo coloca en un lugar paródico pero sin perder el hilo de “seriedad” que todo buen thriller debe seguir. Está a punto de causar gracia muchas veces, pero nunca lo hace: da paso a la amenaza, a lo intimidante, a la maldad. Estén atentos a las salas donde pueden verla, y no se olviden que la concurrencia de público el primer fin de semana es fundamental para la permanencia en cartel de las películas argentinas.
Mezcla de denuncia social y cine de suspenso, llega Respira, un film con buenas intenciones que no siempre llega a buen puerto. Leonardo es un temperamental piloto comercial que luego de una pelea es despedido. Empujado por su mujer, que ya no quiere más ser el único sostén de la familia mientras él no hace otra cosa que deprimirse, consigue trabajo como piloto de un “mosquito”, una avioneta que fumiga los campos con sustancias tóxicas que optimizan la cosecha pero ponen en peligro a los habitantes y la fauna del lugar. La falta de control sobre los dueños de los campos y la corrupción ayudan a que la familia más poderosa del lugar pueda abusar de los derechos de los otros campesinos. Así, Leonardo y su familia quedan atrapados en medio de una disputa entre dos bandos que los pondrá en peligro. La premisa de Respira no sólo es interesante, sino que casi podríamos decir es importante para la realidad a la que la sociedad se enfrenta hoy día frente a la contaminación constante de los agroquímicos. Sin embargo, la película carece de la eficacia necesaria para llevar este argumento a buen puerto. A pesar de tener un elenco con figuras importantes como Sofía Gala, Leticia Brédice y Gerardo Romano, por nombrar algunos de los actores, los personajes son muy estereotipados y carecen de la profundidad necesaria para que el espectador pueda involucrarse emocionalmente, lo cual tampoco mejora con los diálogos, que son casi siempre forzados y poco creíbles. Algunos de los climas en la película están bien logrados, pero la banda de sonido constantemente parece interrumpirlos y en lugar de confiar en una imagen o el mismo sonido del campo, sobrecarga el film con música que pretende generar una tensión innecesaria y que le termina jugando en contra. Lo mismo puede decirse de la fotografía. Donde podría haber un campo desierto iluminado por la luna, aparecen figuras humanas vistiendo trajes y máscaras que evocan más un clásico film slasher de Hollywood que el clima de suspenso realista que esta producción podría utilizar más provechosamente. Respira desaprovecha una temática en boga y transforma una película con potencial en un producto un tanto insípido que no llega a la denuncia social que pretende ni al clima necesario para dejar en el espectador la sensación de haber visto una película digna de recomendar.
Todas las películas de Gabriel Grieco son interesantes. Las dos anteriores, Naturaleza muerta (2015) e Hipersomnia (2017) son muestra de ello. En su nueva película Grieco se aproxima al western moderno con logros parciales, con una buena historia y un elenco eficiente, pero sin llegar a que todo el conjunto cierre correctamente. Un piloto comercial se ha quedado sin trabajo y por insistencia de su esposa se mudan junto a su pequeño hijo a un pueblo donde hay empleo como fumigador. Pero la avioneta que usa lleva elementos tóxicos para los pobladores del lugar. Entonces tanto el protagonista como su familia correrán peligro al quedar en mitad de una pelea entre los que fumigan y los integrantes del pueblo. El forastero que llega al lugar y cae dentro del fuego cruzado entre dos bandos bien podría ser un western clásico, como también el bar del lugar, los personajes y los duelos finales. Sin embargo algo de fuerza y potencia narrativa se queda a mitad de camino. Sin fracasar del todo, pero sin lograr el objetivo, Respira es más interesante que buena.
El cine de género en la Argentina se sigue abriendo camino. Historias y valores de producción que hasta hace poco nos parecían únicamente posibles en otras industrias, son cada vez más reales y con mayor frecuencia. Estas toman nuestra idiosincrasia y la trasladan a historias que solo pueden ocurrir en la gran pantalla. Es un logro nada menor, tomando en consideración los cada vez más crecientes desafíos presupuestarios que actualmente aquejan a la industria, poniendo a prueba el ingenio de los realizadores. Respira es uno de esos nobles intentos de sacar adelante una historia a base de climas y eficientes actuaciones. Quien siembra vientos… El guion de Respira, si bien plantea desde el vamos su indefectible tono de género, le dedica aún más tiempo a desarrollar sus personajes. Concretamente, son tres los climas que vemos a lo largo de la narración. Climas que actúan paralelamente aparte de motorizar la progresión de la historia, que nos impiden anticipar qué es lo que va a pasar después. El primero, de índole más intimista, sobre el protagonista y su familia, donde vemos su pasión por volar y cómo no pocas veces esa pasión produce fricciones en su matrimonio. Sin ella no hay viaje y no tenemos la potencial pérdida que la vuelve un elemento de riesgo. El segundo clima es un aura misteriosa, incluso de denuncia, sobre el excesivo uso de pesticidas de cosecha, que al parecer matan más de lo que salvan. Si hemos de ser más precisos, el misterio es lo que luego abre paso a la denuncia. El tercer clima, muy de la mano con el segundo pero con los lazos emocionales que ayudó a construir el primero, es de un thriller hecho y derecho, de notable riqueza en las escenas de acción. Una acción con buen manejo de la tensión y que no peca de efectista precisamente por tomarse todas las molestias explicadas anteriormente. A nivel actoral, Lautaro Delgado Tymruk entrega una prolija interpretación que consigue transmitir el amor del personaje por su trabajo como piloto aeronáutico, pero también nos logra transmitir sus convicciones y -algo muy importante para el cine de género- que percibamos que su personaje no es un superhéroe, sino un tipo común arrojado a una situación extraordinaria. En este mismo plan lo acompaña con mucha habilidad Sofía Gala Castiglione. Gerardo Romano y Daniel Valenzuelacomponen a adecuadas figuras opositoras. Leticia Bredice le aporta su histrionismo a un idiosincrático personaje digno de una premisa post-apocalíptica. En el apartado visual, aunque no exento de unos minúsculos problemas de montaje y continuidad, la puesta en escena de Gabriel Grieco es eficaz. Explora las múltiples posibilidades que ofrece el trazo escénico de un actor. Haciendo honor a su título, sabe dejar respirar al encuadre antes de decidir cualquier corte. Sabe utilizar tanto los colores como las sombras para crear climas, y cuándo utilizar la música para evocar una emoción.
Cierra los ojos y mira Respira es la tercera película de Gabriel Grieco, y recogiendo el guante de su anterior producción, Naturaleza Muerta, cuenta la historia de un trabajador que se muda junto a su familia a un pueblo alejado a realizar la fumigación de las plantaciones de soja del lugar. Con personajes que con un desarrollo más profundo podrían presentar un interés mayor, la película se percibe cómoda dentro de un nicho de cine entre psicológico y de denuncia, apto para festivales de género en los que, de hecho, fue presentado inicialmente, ya que tuvo su premiere mundial en BIFAN (Bucheon International Fantastic Film Festival) de Corea del Sur. Un ritmo que no da mucho respiro, una idea concreta y actuaciones que encajan justamente en lo que la película y el subgénero en el que se considera enmarcado pide (a partir de las declaraciones del propio director, que menciona el thriller ecológico como el lugar en el que su tercera producción se ubica más cómodamente), Respira es una opción que resulta interesante para los amantes de este tipo de films, por un lado, y por el otro para interesados por las cuestiones de la ecología y el cuidado del medio ambiente. Es sabido que salvo espacios especiales en que uno puede adquirir productos de origen saludable y controlado en lo que tiene que ver con su cosecha y obtención, es casi imposible saber cuáles han sido esas condiciones para la gran producción respecto de los alimentos que pueden comprarse en los espacios tradicionales. Con buen cuidado de la imagen y cuestiones técnicas primarias resueltas, la película es concreta o, como me gusta decir, “palo y a la bolsa”. Y es que a veces ser específico es lo mejor cuando de mensajes fuertes necesarios se trata. Tal vez, Respira pueda servir de portavoz de un mensaje para una generación que se presenta descreída de algunas cuestiones que tienen que ver con el futuro pero a la vez sienten, aunque sea en menor medida, que vivir y alimentarse mejor, en un mundo que nos tenga en cuenta a todos, será posible alguna vez. Respira es una película que toma la decisión de llevar el mensaje de denuncia respecto de la salud y los efectos de la fumigación en los alimentos que consumimos, en un film concreto que encuentra su espacio ideal en los festivales de género.
El cine de género nacional viene transitando un buen momento gracias a nuevos e ingeniosos exponentes que fueron surgiendo los últimos años. Uno de ellos es Gabriel Grieco que esta semana nos ofrece su tercer film. Con «Naturaleza Muerta» e «Hipersomnia» había capturado la atención del público no solo por relatos entretenidos y bien desarrollados tanto a nivel narrativo como técnico sino que además ofrecía el plus de usar sus obras como plataforma para trabajar algunas temáticas sociales tan actuales como debatidas. En los casos previos nos había hablado sobre el veganismo y la matanza de animales así como también la trata de personas y la violencia de género. En esta oportunidad, Grieco nos brinda quizás su relato más personal para hacer una denuncia sobre la contaminación y la utilización de químicos y agrotóxicos que afectan las vidas de miles de personas. El largometraje nos cuenta la historia de Leonardo (Lautaro Delgado), un piloto comercial que tras un incidente se queda sin trabajo. Su esposa Leticia (Sofía Gala Castiglione), le consigue un trabajo como piloto fumigador en unas plantaciones de soja que se encuentran en un pequeño poblado. Es por ello que la pareja junto a su hijo Manuel (Joaquín Rapalini) se mudan al campo. Al llegar al lugar irán descubriendo que un oscuro secreto va rodeando al pueblo y a sus habitantes, que pondrá a la familia en jaque y en verdadero peligro. «Respira» es un thriller interesante que pone el ojo en una cuestión poco abordada. Lo atractivo recae en que nunca abandona su espíritu de género y nos mete de lleno en un relato de suspenso y tensión gracias a buenos climas y una dirección inspirada. Grieco logra construir a base de buenos personajes y un aura de misterio, un film sólido que propone, además, una reflexión sobre el uso excesivo de pesticidas y el impacto que pueden llegar a tener en las personas. Por el lado interpretativo, Lautaro Delgado nos ofrece una correcta interpretación de un hombre apesadumbrado entre la pérdida de su trabajo previo y el amor por la aviación en contraste con aceptar ese trabajo moralmente dudoso y tener que mantener a su familia. Otro de los aciertos del actor fue poder transmitir esa confusión yuxtapuesto con su sentido de superación y supervivencia cuando las circunstancias se tornan apremiantes. Por otro lado, Sofía Gala Castiglione también demuestra su pericia para componer a una madre fuerte que debe defender a su familia y hacerle frente a estos lugareños que no admiten forasteros (como en tantas otras propuestas del estilo). Complementan mediante interesantes y heterogéneos personajes secundarios Gerardo Romano, Leticia Bredice, Nicolas Pauls y Daniel Valenzuela. En los apartados técnicos, se nota la habilidad de los involucrados para explotar al máximo los recursos disponibles con el bajo presupuesto, otorgando escenas de acción e intriga y algunos efectos especiales más que convincentes. El montaje quizás presenta algunos pequeños inconvenientes de continuidad pero nada que sea demasiado grave o termine de empañar el resultado final. «Respira» es un film atractivo y sumamente entretenido que se beneficia de un elenco bien seleccionado y una inspirada dirección. Un relato de género puro con comentario social que sorprende y, al mismo tiempo, nos lleva a reflexionar.
Todos escuchamos en algún momento de nuestra vida la frase ‘’Argentina es el granero del mundo’’ y fuera de ser solo un dicho es una gran verdad. Nuestro país exporta toneladas de distintos granos al mundo, pero lejos de ser algo bueno hay algo que todos sabemos, lo callamos y escondemos. Es por eso que Gabriel Grieco toma ciertos mitos y verdades sobre la cosecha de soja para elaborar y dirigir una película que fue aclamada en festivales internacionales. La historia es fácil de entender. Leonardo (Lautaro Delgado) es un piloto comercial que hace tiempo se quedó sin trabajo. Su mujer Leticia (Sofía Gala), al ver el estado depresivo en el que se encontraba, decidió ayudarlo y le consiguió un empleo en un pueblo del interior: ‘’EL REMANSO’’. Junto con su familia se muda al pueblo y al llegar los recibe Emilio (Daniel Valenzuela), quien le explica como es el trabajo. Luego de instalarse en la destartalada casa, Leonardo decide ir a comprar comida y es aquí donde los conflictos de la trama aparecen. Me atrevo a decir que la utilización de las locaciones es excelente. El campo se convierte en un personaje más que cuenta y agrega detalles a la trama. Otro personaje que se destaca es Lautaro Delgado, quien interpreta al hijo del matrimonio. Goza de una buena interpretación y a pesar de no tener acciones sobresalientes, el trabajo que tuvo sobre su propio personaje resulta muy empático. El elenco de reparto esta lleno de figuras. Lo completan Daniel Valenzuela, Ezequiel de Almeida, Gerardo Romano, Joaquín Rapalini Leticia Brédice, Luz Cipriota, Nicolás Pauls, Paula Brasca. Las mejores escenas tienen lugar en rutas desoladas y en el maizal que crea el escenario adecuado para las fugas y persecuciones como en las películas de terror norteamericanas. Esta mezcla de western con thriller está bien elaborada y más aun tocando un tema que está impregnado en la sociedad y que poco se habla. Toda la pieza tiene una fotografía muy buena acompañada con un arte atinado y sencillo. La música original de Diego Hensel te envuelve durante toda la película y suma mucho generando grandes climas. En definitiva, "Respira" es un film muy completo. Una historia de ficción Argentina atrapante (con acción y suspenso incluido) que toca muy de cerca una realidad latente del campo argentino. Por Keila Ayala
La progresiva conscientización en torno a las consecuencias nefastas del uso de agrotóxicos parece estar renovando, por lo menos en Argentina, el subgénero literario y cinematográfico que explota la sensación de vulnerabilidad que una buena porción de citadinos experimentamos cuando nos trasladamos a la naturaleza o, en términos porteños, al medio «del monte» o «del campo». Quizás apresurada, la hipótesis se basa en los estrenos recientes –y bastante seguidos– de El rocío de Emiliano Grieco y Respira de Gabriel Grieco: la primera película se estrenó a fines de noviembre de 2019; la segunda, el jueves pasado. Cuesta hallar información sobre el eventual vínculo parental y/o creativo entre estos realizadores. Lo cierto es que uno y otro reconocieron un nuevo agente del mal en los plaguicidas industriales –o, mejor dicho, en quienes los aplican– y un semillero heróico en las familias de a pie: una joven madre y su niña en el film de Emiliano; una pareja treintañera y su hijo púber en aquél de Gabriel. Desde su llegada a un pueblito ignoto de la Provincia de Buenos Aires, Leonardo y los suyos padecen el destrato que merece todo forastero y bravuconadas suplementarias porque el esposo y padre, hasta entonces desempleado, aceptó un trabajo non sancto. Respira combina elementos del western y del thriller de suspenso con algunos trucos del cine de terror. Gabriel Grieco sabe crear un clima de tensión progresiva entre los nacidos y criados y los porteños caídos del catre que encarnan Lautaro Delgado Tymruk, Sofía Gala Castiglione y Joaquín Rapalini. El realizador transforma la confrontación idiosincrática o cultural en un combate cuerpo a cuerpo con riesgo de vida. La transición de un extremo al otro constituye la porción más sabrosa del largometraje, acaso porque el summum del enfrentamiento es muy estereotipado (para evitar adelantos frustrantes, basta decir que Gerardo Romano encarna por enésima vez a un funcionario patotero y corrupto) y además incluye una subtrama apenas desarrollada: el conflicto –por momentos armado– entre los lugareños que combaten las fumigaciones tóxicas y aquéllos que las comandan o realizan para llenar sus arcas. Gracias a la fotografía de Diego Poleri y al sonido de Jésica Suárez, una plantación de maíz, un gallinero, un auto atrapado en el barro, tractores conducidos a toda velocidad, un perro bravo, una noche tormentosa asustan más que los personajes border interpretados por Leticia Brédice, Nicolás Pauls, Walter Jakob, y que los malvados a cargo del mencionado Romano, Daniel Valenzuela y Chucho Fernández. La música de Diego Hensel y Ale Kurz le imprime un sello argentino, si se quiere chacarero, a una ficción que podría transcurrir en las inmediaciones de una fazenda brasileña o en tierras cultivadas de Paraguay, Uruguay, México. Después de todo, el nuestro es un continente infestado por los agrotóxicos.
MALOS AIRES Con Respira, Gabriel Grieco vuelve a apostar al cine de género para contar una problemática social o ecológica desde un marco inquietante, poniendo el ojo en un pueblo rural, al igual que en su ópera prima, Naturaleza muerta (2015), que rozaba más el horror serie B. Aquí se inclina por el thriller y la temática en torno al uso indiscriminado de agrotóxicos, con resultados que a pesar de las mejoras en el apartado técnico, resulta sosa y previsible desde lo narrativo desgastando la riqueza de su premisa. En algún apartado se trata de un film hermanado a la reciente El rocío (2018), de Emiliano Grieco, sin su bagaje social pero compartiendo la temática y algunas de sus irregularidades. No se puede negar la audacia del director al elegir la temática y darle un marco de género, pero el último acto hace que la dosis de suspenso que se construye a lo largo del relato sea insatisfactoria. Algo casi imperdonable en un thriller. Tenemos un vistazo que nos anuncia el quid de la trama en un preámbulo que otorga suficiente información como para comprender la temática del film sin sutilezas: las pulverizaciones aéreas son con un material altamente nocivo, la empresa rivaliza con el pueblo porque arroja su producto en los hogares y ya ha habido consecuencias, algo que menciona el desquiciado personaje de Leticia Bredice. En este marco, ingresa nuestro protagonista Leonardo (Lautaro Delgado Tymruk) y su familia, una enérgica traductora (Sofía Gala) y su hijo. El hogar se encuentra atravesando una crisis por el desempleo de Leonardo, algo que termina dándole a la posibilidad laboral en un entorno remoto y rural un tono de oportunidad. El asunto es que las condiciones no terminan lo que esperaban: la casa donde se los acomoda para vivir es precaria y descuidada, el pueblo se encuentra demasiado alejado por lo que estan asilados y el jefe de las operaciones (Daniel Valenzuela) resulta ser un tipo despreciable y machista. En ese contexto, si bien su retorno a los aires le da satisfacción (los mejores momentos del film tienen que ver con este amor por su vocación), pronto se enfrentará al secreto que se oculta detrás de sus fumigaciones. Como se imaginarán, el desarrollo de tanta información durante la introducción atenta contra el suspenso que genera la película, aunque Respira después se vale de un recurso ingenioso para producirlo: los celulares no funcionan, por lo que el montaje paralelo en la secuencia de mayor tensión es efectivo a lo Last time rescue. El problema es que se intercala con la secuencia de un ataque que se encuentra fuera del punto de vista de nuestros personajes (algo semejante pasa en Naturaleza Muerta) que se encuentra aislado y tiene una finalidad apenas explicativa. Esto da una información extra sobre los atacantes que diluye el suspenso y lleva a una serie de enfrentamientos más en sintonía con el cine de acción, dando también lugar a algunas de las secuencias más flojas del film. El final feliz, algo idílico, resulta un deseo simplón que atenta contra la complejidad de la temática que parecía insinuarse en la introducción y buena parte de la culpa termina resultando también de lo chatos y monocordes que resultan ser los personajes, en especial los antagónicos. No deja de ser sin embargo un buen detalle la presencia de Jazmín, la periodista de Naturaleza Muerta, mostrando que Grieco tiene en mente un mundo donde conviven sus distintos personajes. Con buenas intenciones y sin que pueda cuestionarse la audacia de seguir apostando por géneros como el terror o el thriller, el film de Gabriel Grieco cae en notables falencias de guion y construcción de personajes que terminan dando un relato algo apresurado por cerrarse y responder preguntas que a veces ni el espectador se plantea.
Crítica emitida al aire en Zensitive Radio Nordelta
Leonardo está sin trabajo desde hace meses, es piloto comercial y se niega a conseguir algo que no implique volar. Cuando un conocido le consigue una propuesta en el campo, él y su familia se mudan pero las cosas se complican. Respira es un thriller ecológico escrito y dirigido por Gabriel Grieco, que plantea los problemas de los agroquímicos como eje central combinando terror y suspenso pero no siempre de manera efectiva o creíble.
[REVIEW] Respira. Llegó a los cines la nueva producción del director Gabriel Grieco, protagonizada por Lautaro Delgado Tymruk y Sofía Gala Castiglione. La sutileza no será parte del thriller ambiental escrito y dirigido por Gabriel Grieco, no al menos para quienes ya conocen la cantidad de casos documentados respecto de la utilización indiscriminada de agroquímicos en los campos argentinos; y plantearlo como un suspenso es un acierto que propone ubicarse en el sitio de quienes quizás, aún hoy, ignoren el tema. Lo interesante de este film es que lejos de jugar sus cartas con un drama de procesos e investigaciones (al caso podríamos mencionar la reciente Dark Waters (2019) de Todd Haynes o los famosos documentales dramatizados), opta, como es conocido en la filmografía del autor, por la utilización de varios géneros; como el thriller rural con aires de western y el drama familiar. Leonardo, un piloto comercial desempleado con serios problemas de ira, vegeta en su hogar a la espera de algo que parece no querer surgir, es por eso que su esposa Leticia (interpretada por una siempre magnífica Sofía Gala Castiglione) concreta para él un empleo en un pequeño pueblo del interior como piloto fumigador. Para esto deberán, junto a su hijo, mudarse al campo y recomenzar lo que parece una vida familiar a punto de desintegrarse. Claro que ellos ignoran lo que el espectador presupone, el empleo es no solo pilotar, visto los primeros minutos del film, también es lidiar con un drama que ha venido cocinándose a fuego lento, del que será tanto protagonistas como víctimas. Gabriel Grieco utiliza el thriller rural, con claras reminiscencias al cine de Sam Peckinpah, con ese clásico Straw Dogs (1971), para plantear una genuina denuncia de hechos que actualmente ocurren en suelo argentino. El foráneo, que viene a romper con el status quo imperante, a la vez que lucha por salvar a la familia que de a poco está perdiendo, enfrentará el misterio e intentará resolverlo cargándose a su paso a todos los que pretendan mantenerlo no solo como forma de vida, sino también como origen de una riqueza que parece no tener fin. El director rueda con pulso varias de sus mejores escenas, donde la tensión es protagonista a partir de ese rápido segundo acto en que el drama da paso a una acción desenfrenada, cuando las víctimas deciden tomar la justicia por mano propia. Respira es un interesante experimento de géneros que de varias maneras amalgama la visión del director en filmes anteriores. Puede que en su acto final la ficcionalización de la realidad siga un rumbo un tanto lejano a lo propuesto desde el inicio, pero no por ello se desentiende de un despliegue visual atractivo y un elenco comprometido en este thriller ambientalista con un mensaje a tener en cuenta.
Cuando se está desocupado y sin dinero uno acepta casi cualquier cosa para conseguirlo. El límite de lo legal o ilegal se los pone tanto el que ofrece el trabajo como quien lo recibe. En esa encrucijada se encuentra Leonardo (Lautaro Delgado Tymruk), un aviador comercial que, por un incidente dentro de la compañía, fue echado hace meses y no lo aceptan en ningún lado. Hacer otra cosa no quiere. La única opción para poder continuar ejerciendo su profesión es la de pilotear un avión fumigador, conseguido gracias a la gestión de su esposa Leticia (Sofía Gala Castiglione). A regañadientes se traslada al campo con ella y el hijo de ambos Manuel (Joaquín Rapalini). El recibimiento y la estadía no es como lo ellos esperaban. El clima es hostil, tenso, y esta característica se mantiene a lo largo de todo el relato bien llevado por el director Gabriel Grieco. En una película, cuyo tema principal es la utilización de los agroquímicos en las plantaciones y lo perjudicial que son para la salud. Aunque, la denuncia no está focalizada especialmente en ese ítem, sino el trasfondo de corrupción que lo sostiene. Por ese motivo hay algunos habitantes que luchan con sus propias armas, literalmente, contra quienes manejan el negocio sucio cuya cara visible es la de Emilio (Daniel Valenzuela). El film avanza por dos líneas paralelas. Lo que vemos y lo oculto que intriga, porque no se sabe qué es lo que sucede realmente y altera los ánimos. La familia recién llegada deberá lidiar entre quienes le dan empleo y casa, por un lado, y los vecinos que son las verdaderas víctimas, por el otro. El realizador no emite juicios de valor. No se dedica a filosofar entre el bien y el mal. El género con el que decidió a tratar la historia es un thriller con toques policiales, donde hay héroes y villanos, siempre motivados y cegados por la codicia, el dinero y el poder. El ritmo y el suspenso no da respiro. Ciertas secuencias son realzadas por una canción especialmente compuesta para esta película, con una raíz folclórica moderna. y los personajes están delineados a medida de lo que necesita la historia. Apenas empalidece un poco la buena producción la reiteración de unos diálogos, o mejor dicho, reproches de Leticia hacia Leonardo, casi expresados con las mismas palabras, que no aportan nada nuevo. La necesidad económica puede hacer que las personas cometan errores impensados. Para la próxima, el matrimonio protagonista deberá corroborar los antecedentes de sus empleadores sino quieren volver a pasarla mal.
El film de Gabriel Grieco cuenta con muy buenas interpretaciones de Lautaro Delgado y Sofía Gala y da a conocer una de las cuestiones de salud más preocupantes de la Argentina La utilización de agroquímicos para la fumigación en los campos de la Argentina se ha convertido en una fuente de problemas para la población rural. Cientos de casos de personas que padecen enfermedades a causa de esos productos, sumado a la muerte de animales, no logran crear conciencia...