Un sencillo, conmovedor, profundo y brillantemente estructurado documental. Quien esto escribe no es lo que se dice versado en la música ciudadana, más allá de las leyendas por todos conocidas. Pero como todas las grandes películas, en Salgán y Salgán, el tango es apenas el universo en donde se desarrolla una historia un poco mas compleja, un poco mas rica: Una historia de padres e hijos, sobre los miedos, sobre dejar un legado, sobre vivir a la sombra de alguien. Padre e Hijo El documental toma como punto de partida los festejos del bicentenario realizados hace cinco años. Durante ese festejo, la orquesta de Horacio Salgán interpretará por última vez bajo su batuta y pasara la dirección a su hijo Cesar. La película luego se concentra en como Padre e Hijo recuperan su relación tras 18 años de no verse, cuando a Horacio lo azota un problema de salud que le impide vivir solo y se ve obligado a vivir con su hijo. Salgán & Salgán es probablemente uno de los documentales mejor guionados y estructurados que he visto en mucho tiempo. Es admirable ver como Caroline Neal juntó todo el material, y una vez que todo estaba dicho y hecho, armó en el montaje una historia de gran sesnsibilidad y altura dramatúrgica, sin ignorar o traicionar la esencia de los seres humanos a los que filmaba. Tenés los miedos del padre, los del hijo, su pasado como corredor de Formula 1, la tragedia del hermano fallecido, como Cesar llega a la música, su búsqueda de la perfección y el motor de la pelicula, un deseo, si se quiere: Poder tocar frente a su padre. Por el costado técnico, el montaje, cortesía de la propia directora, tiene precisión de relojería. Cuando otros documentalistas se amparan en la “realidad” del momento para justificar el alargue innecesario de las escenas, Caroline Neal tiene el suficiente sentido del ritmo para percibir cuando una escena llego a su cometido y se debe pasar a la siguiente. Pero tampoco se queda atrás su trabajo de cámara, hay veces que la misma (muchas veces por casualidad) captura detalles y expresiones que realzan el valor de una escena. Eso requiere de un ojo afilado y preparado y Neal lo tiene. Conclusión Salgán & Salgán es la prueba cabal de que una narración efectiva, conmovedora, y que suscite el interés del espectador es completamente posible en el género documental. Yo no tenía la más remota idea de quienes eran los Salgán, pero Caroline Neal consiguió que me preocupara por lo que podía pasarles. Partió de la música y nos adentró en un universo de dilemas con los que cualquier ser humano se puede identificar. La felicito, ampliamente.
Cuatro manos, un corazón Si el talento se hereda o no, parece que no es tema de discusión en Salgán y Salgán -2015-, documental de la realizadora Caroline Neal –Si sos brujo…- que por un lado se inserta en la intimidad de padre e hijo, y por otro logra impregnarse de la mística y la música del maestro Horacio Salgán, compositor y arreglador de grandes tangos, quien ha elegido a su hijo César, piloto de autos y bajista, para que continúe su legado musical con su quinteto. La cámara logra hacerse invisible en los momentos en que ambos comparten charlas o discusiones y funciona también como receptáculo de los testimonios a medida que avanza el relato por diferentes situaciones cotidianas, pero con el denominador común del respeto entre César y Horacio; el fortalecimiento de un vínculo tras varios años de ausencia y la sensación de reunión reparadora a cada minuto. Salgán y Salgán busca adueñarse del tiempo interno simplemente con el encuadre en el momento indicado para que nada del exterior afecte ese instante único e irrepetible y en ese despojo de artificio es donde consigue, por ejemplo, naturalidad, ternura, espontaneidad, y sobre todas las cosas honestidad de ambos personajes. La palabra personaje no reduce el efecto, sino que lo magnifica, porque al sentirse cómodos, tanto Horacio como César, no atosigados por la directora, emergen rasgos que van un poco más allá de su personalidad controlada. Las emociones resultan genuinas, sorprenden y por momentos las confesiones a cámara a veces generan perturbación y otras empatía absoluta en el espectador. Sin reproches del pasado, y parados en el lugar donde cada uno debe estar, padre e hijo comparten su pasión por la música y sacan a relucir ese plus en la interpretación, para llevarse la ovación merecida y el mejor de los recuerdos.
De tango... y de mucho más Es un retrato conmovedor de la relación entre el genial Horacio Salgán y su hijo César, también pianista. Horacio Salgán es, a sus 99 años, el máximo exponente vivo -junto a Mariano Mores- del tango. Un prócer tímido, renuente a las entrevistas, que cultivó el bajo perfil a lo largo de toda su carrera. Su retrato en la intimidad ya haría de Salgán & Salgán todo un hallazgo. Pero este documental va mucho más allá de lo anecdótico, de lo biográfico y hasta de lo musical: habla del amor padre-hijo, del peso de un legado. Y presenta a otro personaje notable, César Salgán, el heredero del piano en el legendario Quinteto Real. El tango no es ajeno a la estadounidense Caroline Neal: aficionada a las milongas, estuvo casada con Ignacio Varchausky, fundador de la orquesta El Arranque, y en 2006 dirigió otro documental vinculado al género, Si sos brujo, sobre la creación de la Orquesta Escuela de Tango Emilio Balcarce. Filmó a los Salgán durante más de cuatro años, y logró con ellos un grado de intimidad y confianza que consiguió plasmar en una película hecha de detalles -los chistes que Horacio lleva anotados para contar en público, el plato de comida que César le prepara amorosamente- y palabras tan profundas como los silencios. Coautora del guión junto a Alberto Muñoz, Neal también es la narradora de la película, con una voz en off que no elude la primera persona: una decisión que, sumada al acento de Neal, podría incomodar, pero que, al contrario, agrega calidez a una historia conmovedora. Sus lúcidas reflexiones, sumadas a las sinceras confesiones de César, son el hilo conductor de una película que privilegia los sentimientos por sobre lo enciclopédico, y que va ganando en emoción e intensidad casi sin que nos demos cuenta. César cuenta que la primera vez que vio a su padre fue en la televisión. La relación entre ambos siempre fue particular, e incluyó un distanciamiento de 18 años. Horacio dice que olvidó todo, porque vive en otro mundo: el de la música. César asume con naturalidad y sin renegar el karma de ser “hijo de”. Bajista antes que pianista, también fue piloto de autos de carrera, y en una frase resume todo: “Me costaba menos correr en un día de lluvia que tocar A fuego lento”.
Registro íntimo del tango algán & Salgán es un documental dirigido por la estadounidense Caroline Neal, quien emerge en la profundidad de la relación entre el pianista Horacio Salgán y su hijo César Salgán, elaborando un registro íntimo del tango argentino. El film es llevado adelante con guion de Alberto Muñoz y la propia Neal, y durante sus 86 minutos podemos ver desde el plano personal (luego de haber estado distanciados por 18 años) la relación de uno de los autores e intérpretes vivos más importante de la historia del tango hacia su hijo César, quien llegó a ocupar un lugar tanto en la Orquesta como en el Quinteto Real, dos formaciones del primer plano de la historia del tango. Podemos ver a César Salgán llevando a cuestas el peso de su apellido, abordado desde el dramatismo, más que desde un lado musical (a pesar que podemos presenciar varias interpretaciones tocando en su casa). Es la historia de un padre y un hijo que emociona, y el tango es el marco en el cual se da esta historia. Los seguidores de Salgán encontrarán un relato inesperado, porque se presenta a alguien que siempre fue reservado con su vida, alejándola siempre del plano profesional. Y para quienes desconocemos sobre la historia de este tanguero de vanguardia, nos encontraremos con las debilidades propias de los protagonistas, y alguna que otra emoción.
En el nombre del padre y del hijo Caroline Neal regresa al cine casi diez años después de Si sos brujo: una historia de tango (2005) para bucear en la relación vincular entre un padre y un hijo abocados a una misma profesión. Sentimientos contrariados de una familia que se relaciona a través del tango. Horacio Salgán (99), pianista, compositor y tanguero por excelencia se retiró de las presentaciones públicas tras los festejos del Bicentenario. César, su hijo, hoy continúa su legado. En el medio pasaron muchas cosas. Peleas, reconciliaciones, tragedias familiares, mandatos, música, automovilismo, amores y odios serán los diferentes estadíos que Neal recorrerá en un documental donde el tango es la excusa para hablar sobre la relación entre un padre y su hijo. La línea narrativa de Salgán & Salgán (2014), estrenado en el 29 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata , comienza haciendo foco en Horacio Salgán, su retiro y el traspaso del mando a su hijo César. Pero ese será el puntapié que le dará a Neal la posibilidad de ahondar en la íntimidad de Horacio y César, una relación tan dificil como llena de ribetes cinematográficos. El principal logro de Neal es ingresar en la intimidad padre-hijo para poder retratar con total honestidad los diferentes estadíos de la relación, y lo hace con una sensibilidad y exquisitez digna de destacar. Para lograrlo no necesitará nada más que una cámara presente en los momentos indicados para capturar un gesto, una mirada o los silencios que hablan por sí solos. En Salgán & Salgán no faltarán algunos hechos puntuales de la vida pública de Horacio Salgán acontecidos en los casi seis años que duró el rodaje, como tampoco su música, ni sus anécdotas, pero eso sólo será el relleno necesario para hablar de algo mucho más profundo como el vínculo entre un padre y un hijo.
Supongo que para quien disfruta y conoce del tango, los Salgán son una familia reconocida. Lo curioso es que para Carolina Neal, norteamericana y que aparece en el documental como narradora, el tango se convirtió en algo muy preciado en su vida y hoy presenta este documental sobre Horacio Salgán y su hijo, César. Entonces, “Salgán & Salgán” no es una película sobre tango pero si enmarcada en él. Lo que decide contar y mostrar su realizadora es la relación entre padre e hijo, dos personas que estuvieron largos años sin verse y que luego comenzaron a hacer música juntos. El film que tardó varios años en gestarse no obstante se enfoca más en la relación íntima entre estas dos figuras –un nombre reconocido y talentoso, y el hijo que también es un músico talentoso pero quizás siempre esté bajo la sombra de su padre- que en la vida profesional de ambos. El propio César en algún momento dice que su relación es de padre-hijo, “lo que no está definido es quién es el hijo”. Lo cierto es que al enfermar Horacio, César se muda con él y lo acompaña y lo cuida. La película de Carolina Neal, quien además de narrar –en español pero con claro acento extranjero, lo que a simple vista parece raro, sobre todo en una película con tan fuerte presencia de algo tan argentino como el tango, pero rápidamente nos acostumbramos- aparece en pantalla algunas pocas veces, siempre de manera medida, para que el protagonismo lo tengan ellos dos, es una historia de amor y familia que se siente cercana y honesta. El guión además permite estructurar la historia, ser concisa y entretenida, y que fluya de manera natural. Más allá de tener muchos elementos propios del documental, la directora no se regodea en ninguno de ellos y entrega una película además con muy buen ritmo. Conmovedora, “Salgán & Salgán” es un film que puede disfrutar cualquier persona que aprecie una linda historia, sin necesidad de tener que ser un conocedor del tango. Lo cierto es que el hecho de que uno sea un músico famoso es arbitrario, acá el enfoque está mayormente en la figura del padre y la figura del hijo, dos roles complejos en la vida de cualquier persona.
La maratónica tarea que la realizadora Caroline Neal tuvo que realizar, primero para acercarse a los Salgán, y luego para poder condensar en el tiempo de una película las miles de horas que poseía filmadas, son uno de los puntos que pueden verse en el documental “Salgán y Salgán” (Argentina, 2014) documental que no sólo tratará, como se piensa, sobre el legado musical de un padre hacia su hijo, sino que, principalmente, hablará de elecciones y caminos que en algún punto determinarán el presente de las personas, y también su futuro. Horacio Salgán es una de las leyendas del tango. Supo construir una carrera que tuvo reconocimiento aquí y en el exterior. Pero su perfil reservado, tal vez, haya sido uno de los determinantes para que su carrera no explotara del todo, como quizás sí lo hizo la de algunos de sus contemporáneos. Entrado en edad, sabe que no puede continuar tocando y a la vez estar al frente de la orquesta típica que manejó durante años, por esta razón desea dejar a César, su hijo, ambos lugares. Pero entre padre e hijo la relación no es la mejor que se pueda imaginar, mucho menos luego de estar varios años sin hablarse, y de, por necesidad, tener que reencontrarse cada uno con un desconocido frente al otro. César se mantuvo al margen de la vida de su padre y viceversa, y mientras Horacio siguió de lleno en el mundo de la música, César, tal vez por rebeldía o tal vez por cortar de una vez por todas con los mandatos preestablecidos, se embarco en una aventura de adrenalina en las pistas de carreras, y ante cámaras recuerda con alegría esa etapa y también se asusta del cambio que asumirá cuando ocupe el lugar de Horacio ante la orquesta. Neal observa, acompaña, escucha, muestra, trabaja una relación con los actores de una cercanía total, pero también en algunas oportunidades se aleja, porque sabe que en el dejarlos interactuar obtendrá más información para terminar de completar el perfil de cada uno. Horacio mantiene sus costumbres, pese a saber que ya no puede estar solo, resiste ante la insistencia de su entorno por ir a vivir con su hijo. Y César también se quiere preservar, porque sabe que la convivencia podría potenciar algunos conflictos del pasado que ante la no interacción se han mantenido latentes. Neal bucea en la relación de este padre y este hijo, que por cuestiones de la vida son músicos, pero bien podría estar hablando universalmente de las relaciones filiales y cómo la proyección de los sueños y anhelos de uno pueden determinar a fuego los deseos de otro. “Salgán y Salgán” trabaja además sobre el sentido de pertenencia a un mundo particular, en el que los egos y la habilidad, tan sólo son una mínima parte de algo mucho mayor y que se manifiesta como la capacidad para superar diferencias en pos de planes comunes. Pero cuando esas diferencias, irreconciliables en muchos casos, son más fuertes que el amor y que la pasión, y todo se resiente para llevar las relaciones a lugares impensados y que sólo el destino puede hacer virar hacia un mejor lugar. “Salgán y Salgán” es un filme sobre la vida de unos pocos iluminados, que se resisten al paso del tiempo, pero que saben que en determinado momento de la vida hay que saber dar un paso al costado para poder continuar con una historia en la que la música sólo será la parte ínfima de algo mucho mayor. Íntima y lograda.
la emotiva intimidad de una gloria tanguera Esta es una película que tiene que ver muchísimo con la música y, en ese sentido, puede ser un buen plan para interesados en ver la parte constructiva del tango desde la mirada de una de las mayores figuras del género. Pero más claramente, es un film de amor filial entre dos personas muy particulares que muchas veces parecen tener vidas guionadas. Horacio Salgán, con 99 años excelentemente bien llevados, sigue siendo un gran pianista aunque hace rato que decidió dejar de tocar en público; ha sido un renovador, un compositor de los emblemáticos, un referente que ha atravesado épocas y trascendido largamente al tango. Su hijo César Salgán hizo una carrera de piloto en Fórmula Renault, y llegó a hacerse un lugar destacado en esa actividad. Padre e hijo estuvieron distanciados mucho tiempo por cuestiones que no están del todo claras en el relato, pero que ambos cuentan con absoluta naturalidad; incluso cuando por cuestiones de salud el padre tiene que irse a vivir durante un tiempo a la casa de su hijo. César conoció a su padre viendo televisión cuando tenía unos 9 años, porque fue ése el momento, y de ese modo, en que se lo contó su mamá. Desde pequeño tuvo interés por la música, originalmente por el bajo. Pero después llegó al piano y el reencuentro le pegó un sacudón tan grande que está en ese proceso de cambio de rumbo, aunque "yo soy mucho mejor piloto que pianista", dice. Nacida en EE.UU. y con ya larga residencia en nuestro país, la directora Caroline Neal se sintió atraída por esta historia y se dispuso a contarla en un largometraje. Le costó convencer a Horacio, pero finalmente lo logró y pudo meterse tanto en su intimidad como en los momentos públicos, en ensayos, giras, conversaciones íntimas donde se escuchan chistes viejos o intercambios de pura familiaridad. La película, concebida como un documental aunque no siga las reglas más convencionales al respecto, tiene una enorme emotividad. Todo es creíble. Todo sucede sin artificios. Es una película querible que puede arrancar una lágrima a más de uno. Es de vista obligada para los fanáticos de Salgán, por su arte y para conocerlo más en lo personal. Y es muy recomendable para ver de cerca una de las tantas maneras que existen de quererse, respetarse y llevar adelante la vida en los vínculos familiares.
En clave íntima Es curioso que Salgán & Salgán: Un tango padre-hijo comience durante los festejos del Bicentenario, ya que Horacio Salgán está a menos de un año de ser, él mismo, centenario. El 25 de mayo de 2010, el pianista más grande que haya dado el tango se despidió de los escenarios. Tal como el título hace explícito, Salgán & Salgán: Un tango padre-hijo (en los créditos, la expresión comercial de la conjunción se remplaza por la clave de sol) no es un documental sobre Horacio Salgán, sino sobre la relación con su hijo César. Tras dar algunas vueltas, éste decidió lo más difícil: dedicarse a tocar al piano los arreglos del padre, sentarse en su taburete, sucederlo tras el retiro al frente del legendario Quinteto Real. Sobre ese pase del testigo y todo aquello que acarrea trata el documental de la estadounidense Caroline Neal, radicada en la Argentina desde hace tres lustros.“Es muy fuerte entre nosotros la relación padre-hijo”, dice César Salgán, que empezó como bajista de un grupo de covers, pero además es un reconocido piloto de autos de carrera. “Lo que falta es definir cuál es el hijo”, remata, a la manera de un stand-up comedian. Pero la vida de César no parece haber sido una comedia. A los 5 años se enteró, por televisión, de que ese hombrecito de bigote anchoíta, sentado al piano, era su padre. Tras dieciocho años sin verse, los Salgán se reencontraron en las peores circunstancias. Guillermo, hermano mayor de César, que también era músico, le dejó un domingo un mensaje en el contestador, pidiéndole que lo llame a casa de su padre. César no lo hizo, recibiendo horas más tarde otro llamado, que le avisaba que Guillermo había muerto en un accidente automovilístico. César fue, ahora sí, a casa del padre al que no veía desde hacía casi dos décadas, para ponerlo al tanto de la novedad. Desde ese momento no dejaron de verse.“¿Por qué no le apoyás la mano en el hombro?”, solicita Caroline Neal. César, parado detrás de su padre, niega con la cabeza. Ella le vuelve a pedir, él se vuelve a negar. “Deberían estudiarnos en un frasquito, como bichos raros”, reconoce el hijo en referencia a la relación con su padre, a quien durante la filmación aloja en su pequeño departamento, tras una internación. “No me siento cómodo cuando me siento al piano”, admitirá más adelante, así como durante su primer concierto al frente del Quinteto Real asegura que en el taburete no debería estar él sino su padre. Ser hijo de un genio no es fácil para nadie y César Salgán no es la excepción a la regla. Para no hablar de que siendo hermano de alguien que murió en un terrible accidente de autos, sea, además de músico, piloto profesional.Pero Salgán & Salgán es una película y no psicodrama. Como película, lo mejor que tiene es el no pretender abarcar sus temas, que son de peso (la relación padre-hijo, y genio y persona normal, el retiro de un grande, la crisis de identidad, la longevidad, la transmisión entre generaciones) en toda su vastedad. Por el contrario, Neal, que contó con ayuda del poeta y música Alberto Muñoz en el guión, trabaja sólo sobre lo que surge ante cámaras, lo manifiesto. No se sabe cuándo ni por qué padre e hijo dejaron de verse, no hay referencia a “las otras familias” de Salgán (tuvo cinco esposas y cinco hijos), se diría que el fuera de campo está obturado. La intervención más evidente es en las ocasiones en que Neal suministra, en off y en un castellano definitivamente yanqui, información básica que no surge de las escenas.Una única secuencia sobra: una en la que César y dos compañeros del Quinteto Real hacen turismo, recién llegados a Roma. No viene a cuento, está de más, debió haber quedado fuera del corte final. Salgán & Salgán incluye, en cambio, una escena de una enorme potencia cinematográfica, seguramente por la obligada distancia de la cámara y el off sonoro. En ella y tras un ensayo, el padre le hace algunos comentarios técnicos al hijo en la vereda del estudio, acompañado de gestos. Una vez terminado se despide y se va, desapareciendo, ahora sí, por el fuera de cuadro.
Película pequeña, a veces intensa y con dos personajes tan queribles como misteriosos. El tiempo que se toma un director para introducir a su público a un mundo es siempre una buena medida de qué puede suceder con una película. Si se llega por azar al segundo filme de la directora estadounidense Caroline Neal, el impacto de las primeras secuencias desconcierta. El pueblo está reunido en el Obelisco y festeja. ¿Se ganó un Mundial? ¿Una elección? ¿Son las vísperas de un Año Nuevo? Paulatinamente se irá revelando el primer misterio: los argentinos celebran el bicentenario de su nación. De a poco se ve una figura en la sombra de un auto. Es uno de los protagonistas. Tempo: lento moderato. La relación entre la fiesta patria y el personaje es comprensible: Horacio Salgán ha vivido casi la mitad de los años que tiene la nación, pero lo que importa y su relación con el evento es que durante gran parte del siglo XX este músico, artista refinado y ejecutor impecable, ha contribuido a la identidad de quienes viven en ella. Es uno de los grandes compositores de tango del país. Verlo tocar en la 9 de julio con su Quinteto Real en los días de la celebración es una prueba indesmentible de su talento y de su contribución al acervo de la cultura popular vernácula. Un genio, una figura. Y Neal prepara para ese momento un pase de magia. El buen uso de un falso raccord: sin variar la continuidad de la melodía de La llamó silbando, Salgán sigue tocando el mismo tema pero varias décadas atrás. Para los amantes del automovilismo, el apellido Salgán puede tener otras referencias. Antes de ser pianista, César, uno de los hijos del músico famoso llamado Horacio, era piloto. El filme revelará por qué dejó el volante y empezó a convertirse en el sucesor de su padre. La partitura está en los genes, pero no siempre quienes comparten un mapa genético están juntos. César conoció a su padre mirando la televisión, y cuando empezó a frecuentarlo de muy joven no era otra cosa que un músico al que admiraba. Durante 18 años, padre e hijo no se habían visto. La razón de ese desinterés permanecerá en fuera de campo, no así el porqué de su reencuentro: el otro hijo del músico murió en un accidente de auto. La herencia musical era algo que ya le interesaba examinar a Neal en Si sos brujo: una historia de tango, y aquí la transmisión de un saber musical no es un tema ausente. A César, interpretar la música de su padre parece serle “natural”, como si en sus genes existiera una clave de lectura musical. Eso no impide que le obsesione la perfección y que haya practicado como un desquiciado para imitar a su padre. Pero el centro de la película es otro, radicalmente otro. La música y el tango es entonces un pretexto para otra cosa. Neal es testigo de la invención de un vínculo o, más bien, de la transformación de un vínculo biológico en uno afectivo y simbólico. En esa tardía consolidación filial hay quizás algún que otro síntoma que a un psicoanalista le encantará descifrar. No a la directora, que se limita a ser testigo respetuoso del encuentro de un padre con su hijo a través de una música que tanto ellos como quien los filma aman apasionadamente. Eso es suficiente y también demasiado. Y, por momentos, hermoso.
Este documental sobre el genial pianista es, además, un retrato íntimo y una historia, la del reencuentro con su hijo -también pianista- tras dieciocho años. Pero hay un elemento -una enfermedad repentina- que tiñe este reencuentro. El film trasciende con mucho su género para contar una historia universal con dos personajes increíbles. En esa fascinación, ese giro de la realidad hacia su propia ficción, radica el valor de la película.
Let’s say it from the start: Salgán & Salgán is a beautiful film. You fully realize how honest, heart-warming and profound it is in the last 15 minutes. Up until then, you were probably seduced and enthralled by the music of Horacio Salgán, one of Argentina’s most accomplished musicians, who turned 99 years old last June. A pianist, composer, orchestra director, and arranger specializing in tango music, Horacio Salgán is nominally the protagonist of Caroline Neal’s documentary. And yet there are two Salgáns in the title, and that’s because the film is also about Horacio’s son César Salgán. Better said, it’s about their father-and-son bond, which was once interrupted for 18 years when they weren’t even on speaking terms. Horacio said it was because of “something” that to other people wouldn’t be that important — yet he doesn’t say what that “something” is. And the filmmaker doesn’t ask. In fact, Neal’s voice-over is only heard three or four times in the entire documentary and her words provide an insightful point of view on what’s on the screen. During the remaining screen time, what you notice is her assured, never intrusive direction displayed in the precious snippets of time and space her camera has captured. That is to say the moments that matter in the life of both Horacio and César. It wouldn’t be unfair to say that the father-and-son bond Horacio and César share has been built not without a good dose of conflict. César met his father as a child and saw him on TV. César’s parents were separated by then and once he grew up, he’d visit his father and listen to what he had to teach him about music. As César himself puts it, theirs was not the typical father-and-son relationship. If César had expected his father to take him for a walk in the park, then he would have waited in vain: as Horacio himself says, his is the world of music. He lives in the world of music and the other world, the real world, is left aside as much as possible. Which is not to say that Horacio is an extravagant man, an uncaring father, or an aloof individual. Quite the contrary: you can see that as he expresses his love to César in diverse ways that, at a glance, may not even be noticed. You can see how joyous he is as the filmmaker’s camera brings him forward in expressive close ups. You can see he is, in some ways, just a man with his share of flaws and virtues. As for César, he also had another life besides that of being a seasoned musician himself. He used to be into car racing: he loved the danger, the feeling of being on the edge. Just like his father’s, the son’s life has had much to be enriched with. As a musician, he sees himself as some kind of follower of his father. Perhaps he still needs to find out on his own how valuable he is as well, regardless his father. What Salgán & Salgán does best is creating a tale that first exists in the subtext of the most visible storyline, meaning that of Salgán the musician, and then it’s brought to the fore in an almost uncanny manner. So the underlying story that ends up becoming the main story, the one that matters and may move you to tears at the very end, has to do with no less than feeling that your father’s gaze has been placed on you for good. That your father sees you. That your father will be with you. And as for that father and son: divided they fall, united they stand. Moreover, Neal’s documentary eschews all traces of solemnity and desire for objectivity in favour of a nonchalant stance and trust in the subjectivity of deep feelings and contagious emotions. It doesn’t get much better than that. Production notes Salgán & Salgán (Argentina, 2015) Directed by Caroline Neal. Written by Alberto Muñoz y Caroline Neal. Cinematography: Caroline Neal, Sebastian Martinez, Diego Olmos. Editing: Caroline Neal. Music: Horacio y César Salgán, El Quinteto Real, La Gran Orquesta TangoVia Buenos Aires directed by César Salgán. Running time: 86 minutes.
No es fácil ser hijo (ni padre) En una charla que tienen frente a la cámara, sentados uno al lado del otro, Horacio Salgán le dice a su hijo César “vos no tenés que tocar como yo, tenés que tocar como vos”, a lo que César responde: “yo prefiero tocar como vos que tocar como yo”. En esa conversación, que gira alrededor del peso del apellido Salgán, se encuentran buena parte de los dilemas y tensiones de Salgán & Salgán, que aborda el vínculo entre un padre que es una leyenda del tango y que está retirándose, y su hijo, que ha seguido el mismo camino profesional que su progenitor y que ahora, luego de un reencuentro tras un largo tiempo separados, debe continuar su legado, buscando establecer a la vez un rumbo que lo distinga individual y personalmente. El documental de Caroline Neal va encontrando su tono, su hilo narrativo y su propia personalidad de la mano de la evolución de los protagonistas. En pocos films del género se perciben tanto como en Salgán & Salgán los volantazos que debe dar el relato, su absoluta dependencia de los avatares de sus personajes centrales. Una dependencia que no atenta contra su calidad, porque es una película de afectos, de personas que tienen que ir construyendo -y reconstruyendo- sus vínculos. Y también de tiempos: de ese tiempo perdido, en el que Horacio y César no estuvieron juntos, que hace acto de presencia desde su irremediable ausencia; del tiempo cimentado en la vejez de Horacio, que cobra peso a partir del deterioro en su salud, que crea a su vez una dependencia suya respecto a César que hasta ese momento estaba lejísimo de existir; y del tiempo que nace de las experiencias y la confrontación entre ellas, entre los puntos de vista de Horacio y César tratando de encontrar una instancia de acuerdo y complementariedad. Hay un acostumbramiento a la cámara por parte de Horacio y César, un empezar a habituarse a ese dispositivo que los espía e interpela, una comodidad que percibimos va creciendo a medida que avanza la relación entre ellos, con el metraje del film yendo de la mano de este factor y diluyendo los límites entre lo documental y lo ficcional, exponiendo las formas en que lo narrativo va hilvanándose frente a nuestros ojos. Salgán & Salgán va evolucionando en sus formas narrativas, en su puesta para seguir a los personajes en sus recorridos, circunstancias y encuentros, y termina redondeando una historia tan universal como conmovedora, que nos interpela en las dificultades afectivas que podemos hallar en los vínculos con nuestros progenitores. Crecer se trata, entre otras cosas, de reconocer al otro, de hacerse cargo de que está ahí, cerca de uno, y del rol que cumple cada uno, lo que significa para el que está enfrente. Y el film de Neal nos lo dice de manera simple, directa y con la honestidad que aportan César y Horacio.
Los sábados de 16 a 18 hs. por Radio AM750. Con las voces de Fernando Juan Lima y Sergio Napoli. Un espacio dedicado al cine nacional e internacional. Comentarios, entrevistas y mucho más.
Un profundo abrazo entre la vida, la música y el cine Año 2010. Avenida 9 de Julio, en Buenos Aires. Plena celebración del bi-centenario de la Revolución de Mayo. Acaso como si comenzara por el final (la historia se sigue escribiendo de todos modos) la curiosidad de la autora de ésta obra pasa por dos andariveles que a su vez están atravesados por el amor: El amor por la música, y el amor que subyace en una relación padre-hijo. Hay que decirlo, el apellido en común está cargado de arte y de historia para un lugar como la Argentina y una ciudad como Buenos Aires. Entra tanto contenido que hace falta decirlo dos veces. Por eso “Salgán Salgán: un tango padre-hijo”. La ventaja de tener un observador externo perteneciente a otra cultura, es que la avidez por satisfacer la curiosidad está teñida por cierto aire de inocencia que vuelve simples respuestas, las que de ser dadas por cualquier habitante local culminaría en un verdadero tratado de verdades absolutas. Tal es el caso de la norteamericana Caroline Neal, aunque éste no es su primer documental sobre el tango, ya tiene en su haber “Si sos brujo: una historia de tango” (2005, sobre la Orquesta Emilio Balcarce), supo tenerla con ojos curiosos, muy lejanos a su Virginia natal. Y mucho más joven, claro. Así, con mucha paciencia, parece haberse construido esta película. La necesaria para marcar el concepto de la distancia cuando se escucha “…la primera vez que lo ví a mi papá fue por televisión cuando tenía 7 años…”. El capricho del destino es además benevolente con la idea, pues Horacio Salgán y César Salgán tenían más de 18 años sin vincularse ni musical, ni personal, ni afectivamente. La distancia acrecienta todo. Lo bueno y lo malo. ¿Cómo hacer para achicarla cuando otro evento de la historia obliga al acercamiento? La cámara (y a veces la voz en off de la propia directora) hacen un seguimiento a ambos. Se los ve como si nada, o “como si todo” también. Porque el hijo escucha y participa cuando puede, el padre es la figura que es. Nada, ni el tiempo puede borrar eso. Hay momentos de intimidad memorable, como un tango jamás grabado que Horacio interpreta en el piano. El plano detalle de las manos en el instrumento registra para siempre la relación simbiótica existente en los genios de todos los tiempos. Un símbolo prefecto que luego es recompensado en el plano del hijo tocando en vivo. Más allá del foco universal puesto en la relación que un hijo quiere recuperar con su padre, “Salgán Salgán: un tango padre-hijo” no sería posible sin los Salgán, por carácter transitivo, sin la música. Se habla y se respira música en éste documental. Ahí donde el maestro dirige una orquesta, donde se charla sobre arreglos, y donde suena Buenos Aires en imágenes, es que la pieza cobra una dimensión aparte y tiene características de legado para las futuras generaciones, al igual que “Pichuco” (2014) o “Tata Cedrón, el regreso de Juancito Caminador” (2011). Si el cine, la vida y la música pueden darse un abrazo, éste es un gran ejemplo.
Escuchá el audio (ver link). Los sábados de 16 a 18 hs. por Radio AM750. Con las voces de Fernando Juan Lima y Sergio Napoli. Un espacio dedicado al cine nacional e internacional. Comentarios, entrevistas y mucho más.
Una historia de padre e hijo Horacio y César Salgán, padre e hijo. La vida y el tango, el gran músico y su heredero. Horacio y César Salgán, padre e hijo. La vida y el tango, el gran músico y su heredero. El maestro y su mejor alumno reunidos en un documental en donde la música está presente, pero también, subyacen otras razones para comprender un trabajo que va más allá de los dos Salgán al piano. La directora Caroline Neal, luego de Si sos brujo: una historia de tango (2005) pega un importante salto de calidad omitiendo las intenciones de su trabajo anterior, más aferrado a una guía turística para el visitante y admirador de la música tanguera. Salgán & Salgán, por suerte, rumbea para el lado de la intimidad, la búsqueda en el pasado para comprender al presente, los ajustes de cuentas y tensiones entre un padre y un hijo que durante casi dos décadas no estuvieron cerca uno del otro. El inicio se ubica en la celebración del Bicentenario y la última vez en que Horacio Salgán arremetió con el imbatible "A fuego lento" pero, de allí en adelante, la película explora las idas y vueltas de una relación donde existían más discordancias que afinidades. César Salgán y su larga experiencia como piloto de Fórmula 1, el recuerdo del hermano muerto en un accidente automovilístico, el respeto y la admiración al padre, el silencio de aquellos años distanciados. Horacio Salgán, por su parte, relatando su obsesión próxima a lo enfermizo por el mundo tanguero, sus casi 100 años que desde hace un tiempo lo llevaron a convivir con el hijo (no) tan querido, sus pequeños apuntes sobre la música, expresados desde una sabiduría al borde de una edad digna de envidiar. Sin demasiados destellos desde la puesta en escena y eligiendo al instante íntimo por encima de la locuacidad de sus dos protagonistas centrales, el documental de Caroline Neal (al que se le puede criticar algún exceso redundante por el uso de la voz en off), propone más de una sorpresa, en especial, cuando se profundiza los motivos de la separación del Padre Salgán con el Salgán Hijo. Extraña jueves de estrenos: el film de Caroline Neal y Victoria de Juan Villegas, ambos títulos relacionados al tango. Sugerencia: cuanto antes se pueda, ver y disfrutar de ambas.