El amigo yeta El fútbol y la amistad son los dos pilares en los que se apoya esta comedia, debut detrás de las cámaras de Jorge Piwowarski, que cuenta además con la participación estelar de Tomás Fonzi y Ariel Pérez De Maria. Ambos, hinchas empedernidos de un club que busca ascender y que tiene por delante una final para que se cumpla finalmente el sueño. Desde ese instante donde cada referencia a la pasión del fútbol lleva a situaciones que rozan el costumbrismo y la comedia liviana surge el primer conflicto, la presencia de un tercero en discordia, cuya reputación de provocar mala suerte al club gana, año tras año, mayores ejemplos como para “tildarlo” de lo que popularmente se conoce como el amigo yeta. Sin embargo, la dependencia del amigo indeseable para este dúo de hinchas, Néstor y Rafa (Fonzi y Pérez De María) implica más de una complicación. El plan de viaje hacia Mendoza habilita la estructura narrativa de la road movie y a partir de esa coordenada la trama acumula subtramas, personajes secundarios funcionales a la acción y un cúmulo de situaciones siempre pensadas hacia la veta humorística, las dotes de Fonzi y Pérez De María para el humor en contrapunto con el amigo acompañante, Fabián, en la piel de Fernando Govergun. Entre peripecias, una galería de personajes variopintos, reflexiones livianas sobre la pasión futbolera y la amistad, Todo por el ascenso se deja ver, no sólo por mantener un ritmo sostenido en la comedia (por momentos humor televisivo) sino por la acertada elección del trío que lleva adelante la acción.
Si hay una pasión que nos caracteriza a la mayoría de los argentinos es el fútbol. Domingos en la cancha, comidas de por medio con amigos o familiares y discusiones acaloradas con quienes pertenecen a otro club. En este contexto se enmarca “Todo por el Ascenso”, una película que se centra en dos amigos, Néstor y Rafa, hinchas de Sarmiento, un equipo que está por jugar su último partido en Mendoza para definir si finalmente va a ascender o no. Ambos planearán un viaje perfecto para apoyar a su club pero todo se complicará cuando aparezca Fabián, un mufa que nunca lo vio ganar un partido. Ahora el ascenso está en juego, a menos que Fabián no llegue a la cancha. “Todo por el Ascenso” es la ópera prima de Jorge Piwowarski, quien también realiza la tarea de Dirección de Fotografía del film. Su premisa es tan sencilla como efectiva: dos protagonistas que tienen que resolver un conflicto y deberán pasar por una serie de obstáculos para lograrlo. La película cumple con su función de entretener, con algunos gags divertidos que se relacionan con la suerte/mala suerte y las situaciones hilarantes por las que transitan los protagonistas. Además, habla de la pasión, de la amistad, de la familia. El film está protagonizado por Ariel Pérez De María (“Permitidos”), Tomás Fonzi y Fernando Govergun (un ex “Cebollitas” y “Amigovios”). Los tres realizan una buena labor, aunque por momentos llevan a sus personajes hacia el extremo de sus personalidades, sintiéndose un poco sobreactuado. De todas maneras, logran construir y transmitir el vínculo de este grupo de amigos. En cuanto a los aspectos técnicos, tenemos un montaje un tanto sucio, con saltos en la imagen. Lo mismo ocurre con algunos planos, que se siente que otros podrían haber resaltado más determinados instantes narrativos. Eso genera que por momentos el espectador le preste más atención a la edición que a la historia. La música acompaña de buena manera, creando el clima deseado para cada situación. En síntesis, “Todo por el Ascenso” es una buena apuesta de Piwowarski por contar una historia muy nuestra, que habla de la pasión y de la amistad. La película logra su cometido gracias al trío protagónico, si bien se podría haber ajustado un poco más en los aspectos técnicos.
Se sabe que el fanatismo por un club, por una camiseta, no se compara ni siquiera con la política. Si no, pregúntenle a Néstor (Ariel Pérez De María), hincha de Atlético Saavedra, que se está jugando todo por ascender. Tiene pendiente un solo partido, la revancha de la final con Gimnasia de Mendoza, y hacia allí piensa ir, con su amigo Rafa (Tomás Fonzi). Y, cabulero como pocos -o nadie- le tiembla el esqueleto cuando se entera de que Fabián (Fernando Govergun) regresó de Colombia. ¿Y cuál es el problema? Que Fabián es hincha del Atlético como ellos, pero… es mufa. Y quiere ir a ver la final a Mendoza. Cada partido al que Fabián fue a la cancha, Atlético Saavedra perdió. Así que hay que hacer lo imposible por impedir que llegue a pisar el estadio… Sin que se dé cuenta. Y si se da cuenta, no importa. Comedia absurda y por momentos algo sexista, Todo por el ascenso no deja de verse con una sonrisa en su escasa duración (80’). Si Fonzi está en un rol que le cae perfecto, es Pérez de María el que se roba muchas miradas. Su personaje, capaz de pisar excremento si eso le asegurara que su equipo triunfará, y cuya ex esposa es hija del presidente corrupto del club, es tanto o más el eje del relato, aún más que el de Fabián, que resume en su persona todo lo que no tiene que ser. Y esta película, si le hubieran dado una salida mejor, no solamente tres pantallas, podría encontrar un público que, así, difícilmente llegue a disfrutarla.
Se presenta más como un divertimento de corte televisivo donde el motor es el fanatismo futbolero y todo el folklore de cábalas, mufas, solidaridades y supuestos sacrificios que los hinchas son capaces de hacer en honor a su pasión. Agitada como una comedia de caminos, enredos, equívocos sustentada por la amistad masculina. El director Jorge Piwowarski ( que escribió el guión junto a Federico Viescas) cuenta con la química de Tomas Fonzi, Aiel Perez de Maria y Fernando Govergun que sostienen un divertimento simpático sin mucha pretensión. Dos amigos que comparte el fanatismo por un equipo de futbol deciden viajar para ver un partido decisivo que determina el ascenso del club de sus amores. Se cruzan con un conocido que regreso al país solo para ver ese partido, pero… tiene fama de ser “piedra”. Entonces los amigos se embarcan en un invitación que solo tiene por objetivo que no llegue a ese partido determinante. Entretenimiento livianito y bien jugado por los actores.
La liturgia del fútbol en tono leve La pasión por el fútbol está en el centro de la escena de esta comedia rodada en Buenos Aires, Junín y Mendoza que marca el debut como director de Jorge Piwowarski Roza, profesional con buena trayectoria en la industria local, en diferentes roles (cámara, edición, producción). Tres amigos viajan a la provincia cuyana para acompañar al equipo de sus amores, que va a disputar la final para conseguir el ascenso al Nacional, la segunda categoría de la Argentina. Ese sencillo puntapié argumental da lugar al despliegue de la popular liturgia que sostienen los hinchas argentinos: fanatismo exacerbado, cábalas e incluso algún episodio de violencia. Todo está contado con más ligereza que profundidad, y la narración avanza traccionada sobre todo por el buen timing y la gracia de Tomás Fonzi, Ariel Pérez de María y Fernando Govergun, el pelirrojo de Amigovios y Cebollitas, que compone un personaje estigmatizado por una infundada creencia popular. Aparecen también algunas subtramas que no aportan demasiado, dado que el peso de la narración recae sobre la mitología futbolera y el derrotero amistoso de un trío varonil muy reconocible y que encaja bien en un relato cuyas características remiten sin tapujos a la tira televisiva, orientada casi siempre al entretenimiento y la reproducción de lugares comunes.
Jorge Piwowarski ha estado vinculado al mundo del cine desde múltiples ámbitos: es así como ha sido director y asistente de producción, camarógrafo, reflectorista, operador de steadycam y montajista. En esta ocasión se pone por primera vez detrás de las cámaras, dirigiendo la comedia “TODO POR EL ASCENSO” donde los dos pilares fundamentales en los que se apoya la historia son el fútbol y la amistad. Fundamentalmente atravesada por el fanatismo y la pasión que despierta ser un verdadero hincha, todo se exacerba cuando se sabe que queda un solo partido para que el club de los amores, Atlético Saavedra en este caso, logre ese ascenso tan deseado. En los días previos a esa final tan esperada para que se cumpla su sueño, Néstor y Rafa, dos completos fanáticos sólo esperan que llegue el día del partido y planifican su viaje a Mendoza para ese encuentro futbolístico que puede cambiar la realidad de su club… y la de sus propias vidas. Si bien el desarrollo que plantea el guion escrito por Federico Viescas junto a Jorge Piwowarski, es sencillo y con un formato que por momentos se apoya demasiado en el formato televisivo –que de todos modos le sienta perfectamente a la historia-, el acierto fundamental es que la película maneja positivamente esa cuerda costumbrista y las referencias al mundo futbolero, que le sientan tan bien a la trama. Justamente la anécdota es sencilla, liviana y simple: una comedia “blanca” donde los personajes son queriblemente tiernos y no tienen absolutamente ninguna doble lectura. Piwowarski dentro de esta estructura simple, sabe manejar el ritmo, las situaciones y de esa forma, acompañaremos a esta pareja despareja (los protagonistas son Ariel Pérez De María y Tomás Fonzi) desde sus preparativos entusiastas para el viaje, aportando también un tono de road movie a la película. Pero para que justamente aparezca ese ritmo de comedia de enredos, tendrán la inesperada visita de Fabián, un amigo en común que quiere sumarse al viaje pero que todos conocen por su famosísima característica de “mufa”. El club jamás ha ganado en ninguno de los partidos a los cuales él haya asistido, por lo tanto el principal objetivo de estos dos amigos, será deshacerse de él en forma inmediata, dado que su presencia en la cancha aseguraría un rotundo fracaso, arruinando absolutamente todos los planes y el tan ansiado sueño de jugar en primera. A esto se le suma la ex-esposa de Néstor –Gabriela Sari-, hija del presidente del Club (un presidente con algún tinte “non sancto”), que piensa que el hecho de que aparezca Fabián es algo en su contra y en contra de su padre que con este ascenso podría consolidar más el poder que tiene dentro del Club. Fernando Govergun, el “colorado” que había participado oportunamente en “Cebollitas”, “Amigovios” entre tantos éxitos televisivos y su inclusión en algunos de los formatos de Cris Morena, tiene a su cargo el rol de Fabián, el yeta del grupo, jugando y parodiándose a sí mismo con el tema de que los pelirrojos son mufa. Govergun maneja cómodamente el ritmo de la comedia y su personaje se hace creíble gracias a su imagen de candidez mezclada con cierto tono de “looser” - inclusive sus amigos dudan de cómo ha conseguido tener esa novia que les presenta- por más simples que sean las diversas situaciones que ocurren en “TODO POR EL ASCENSO”, incluso bordeando lo inverosímil. Pero indudablemente lo más destacado de esta comedia es la química que existe entre Fonzi y De María (con su primer protagónico en cine después de sus participaciones en “Permitidos” “Sin hijos” o “Diez menos”) en los roles protagónicos y el genuino contrapunto que generan en las diferentes situaciones disparatas que aportan el ritmo necesario de esta propuesta. Una idea sencilla, pero que es sumamente consecuente con el objetivo que se propone y que sin olvidar su tono de comedia familiar, acierta y se permite hablar también de la amistad, de la familia y obviamente, de lo que implica una pasión futbolera intensamente compartida.
Arrancamos con un cold open, a lo Breaking Bad: una escena desconcertante antes de los títulos, sin contexto, que solo entendemos hacia el final. La idea detrás de un cold open es generar intriga y meternos de lleno en la trama, in medias res. Es un recurso televisivo para que el espectador se enganche con la serie y no cambie de canal. Lo que hizo Breaking Bad fue jugar con esta fórmula. Muchos de sus episodios empiezan con imágenes descolgadas, cercanas a lo absurdo o abstracto. Lejos de insertarnos en la trama, nos descolocan y sacuden, porque no sabemos dónde estamos ni qué vemos. Es un recurso que requiere destreza narrativa. Hay que saber qué puede cautivar al público y qué apenas confundirlo. Todo por el ascenso lo intenta y estrella contra el travesaño. Vemos a los protagonistas, que todavía no conocemos; puñetazos, patadas y gritos en un baño; una estación de servicio en una ruta provinciana. Un arranque potencialmente auspicioso, pero filmado de manera torpe y apresurada, y editado a machetazos. No genera intriga sino desconcierto. El resto de la película no da vuelta el marcador. El primer minuto es un resumen de los próximos ochenta: escenas que podrían haber funcionado, chistes que podrían haber sido graciosos, actuaciones que podrían haber sido memorables, defraudadas por una ejecución que no termina de cerrar el partido. La sinopsis sienta las bases de una comedia tonta (suerte de subgénero, con sus fracasos y obras maestras, caracterizado por la falta de seriedad, la reiteración autoconsciente de lugares comunes y un gusto por el chiste fácil, predecible y sin embargo simpático). Dos amigos, Néstor y Rafa, planifican un viaje a Mendoza, donde el club de fútbol del que son hinchas jugará de visitante en busca del ascenso. A último momento, se les suma un tercero, Fabián. Hace años que vive en Colombia, pero no quiere perderse semejante evento futbolístico, así que regresa al país para verlo en vivo y en directo. El problema es que Fabián es mufa, y no solo porque es colorado. Tiene un poder especial y su presencia en cancha es garantía de derrota. Néstor y Rafa, entonces, procurarán evitar que llegue al estadio. El resultado es una road movie sobre la importancia de la amistad, la pasión por el fútbol y lo difícil que es hacer cine, aunque esto último no es deliberado. Durante todo el metraje, sospechamos que hay algo fuera de lugar. Es como cuando un amigo nos escribe un mensaje de texto y, en vez del verbo “haber”, escribe “a ver”. Entendemos qué quiso decir y hasta se lo dejamos pasar, porque lo queremos mucho. Pero ya no tomamos en serio la conversación. El error molesta, una herida sobre la pantalla del celular. Todo por el ascenso es ese amigo que escribe “a ver”. El guión y la trama no están mal planteados. Pero nos sentimos molestos. Tenemos la impresión de que la cámara no está donde debería estar. Que el montaje paralelo, en ciertos casos, no tiene sentido; que una escena interrumpe la anterior sin motivo, como un injerto mutante. Que los actores de reparto leen el guión sin actuar. Que unidades simples del lenguaje cinematográfico, como el plano-contraplano, están mal empleadas. De hecho, las escenas que mejor funcionan son las menos cinematográficas, las que más se asemejan a una estética de webcam: largas tomas de los tres protagonistas hablando en el auto, la cámara sobre el tablero de instrumentos. Entonces, casi sin montaje, podemos apreciar la química entre los actores principales, que es lo más rescatable del film. Tomás Fonzi, como Rafa, y Fernando Govergun, como Fabián, no la descosen ni mucho menos. Pero son efectivos a la hora de interpretar sus arquetipos de “amigo langa y fachero” y “amigo boludo”, respectivamente. Ariel Pérez de María, como el supersticioso Néstor, es claramente el más magnético y entrañable. El elenco es él y diez más. También podemos rescatar, a nivel narrativo, que la película aborde el tema de la corrupción dirigencial en el fútbol, evitando, de esta manera, convertirse en un monótono poema al aguante del hincha. Pero nunca dejamos de notar ese “a ver”. Y cuando llegan los créditos, los errores son lo que recordamos.
El colorado mufa Jorge Piwowarski debuta como director con una comedia acerca del fanatismo sobre el fútbol y la amistad, con la participación de Ariel Pérez de María y Tomás Fonzi. Toda road movie tiene ese tono de comedia y drama donde los protagonistas, a través del viaje geográfico, también hacen uno introspectivo donde cambian su manera de ver el mundo. Todo por el ascenso hace que 3 amigos viajen al interior de la Argentina para cumplir el sueño de ver a su equipo ascender de categoría. Néstor (Ariel Pérez de María) es extremadamente supersticioso. Este año su equipo se juega el ascenso en Mendoza y se dispone a viajar con Rafa (Tomás Fonzi), su amigo. Pero su amigo pelirrojo Fabián (Fernando Govergun), vuelve de Colombia para este evento. El ascenso está en peligro, a menos que puedan evitar que el “yeta” de Fabián llegue a la cancha. Todo el viaje va a ser una odisea intentando evitar que el colorado presencie ese histórico partido. Entre tanto, se generan varias subtramas con divertidos personajes secundarios que crean situaciones disparatadas y muy divertidas. Los actores principales funcionan a la perfección en el trío de amigos con personalidades contrapuestas pero unidos por la pasión del fútbol y el cariño de la amistad de años. El fanatismo futbolero, la exacerbada superstición y los valores sobre la amistad se conjugan en una comedia ligera y divertida. Hay reflexiones de todo tipo que le dan algo de profundidad al momento de la moraleja de la road movie y el ritmo narrativo dinámico junto a las buenas interpretaciones logran una película muy entretenida.
La fórmula de la buena suerte Como todo cine de género, la comedia también tiene sus fórmulas. La productora local MR Producciones parece haber encontrado aquella que le queda más cómoda para funcionar aceitádamente. El estilo televisivo, costumbrista, con caras reconocibles de la televisión y un tono amable de identificación cotidiana en la comedia cercana al desborde, le quedan muy a tono a sus películas de bajo presupuesto, con resultados dignos para lo que se espera de ellas. Comedias como Diez menos, Justo en lo mejor de la vida, El peor día de mi vida, Atrevidas, La boleta, o Las chicas del 3ro, repiten este esquema y resultados bastante similares. No, ninguna de ellas son clásicos de la comedia ni son recordadas por un público amplio, pero en su propósito de crear un fresco costumbrista y pasastista, todas pasaron la prueba. Lo mismo podemos decir de Todo por el ascenso. Un trío protagónico tradicional, personajes risueños identificables, un tono cercano al grotesco pero sin adentrarse del todo en él, una producción chica cuasi televisiva pero bien resuelta, y una historia que más allá de la anécdota particular resulta lo suficientemente cotidiana. Eso es Todo por el ascenso, volviendo a dar un resultado aprobado. Todo por el ascenso: de amores (por la camiseta) y amigos ¿Qué más costumbrista que la pasión futbolera y los amigos? De eso se trata Todo por el ascenso, de un puñado de personajes a los que el fútbol los marca como algo cultural, trascendental en sus vidas, y lo comparten con el núcleo de sus amistades. Néstor (Ariel Perez de María) es un fanático de Club Atlético Saavedra. Todo en su vida parece girar alrededor del club de sus amores: un equipo de la C con todas las chances para ascender al Nacional B. Al punto de ser el ex (y compartir una hija) con la hija del presidente de Saavedra. Néstor comparte su pasión con Rafa (Tomás Fonzi), otro hincha acérrimo. Ambos tienen planeado viajar hasta Mendoza para asistir al partido contra Gimnasia y Esgrima de Mendoza que les permitirá el anhelado ascenso. Pero surge un inconveniente. Desde Colombia llega Fabián (Fernando Govergun, el “Colo” deCebollitas) un amigo de Néstor que vuelve al país específicamente para asistir al partido, y medio azarosamente se les suma en el viaje. Desde el principio sabemos que Néstor es muy cabulero. Busca pisar mierda para la suerte, no lava nunca su camiseta, entre otras cosas, intentando darle suerte a su amado Saavedra. Fabián es pelirrojo… y ya se sabe lo de “la suerte del irlandés”, personas que atraen suerte para sí, quitándosela a los demás. En pocas palabras, Fabián es mufa. Y como bien reza el título de la película, Néstor y Rafa están dispuestos a hacer todo por el ascenso, inclusive, sacárselo de encima de cualquier forma. Pasión de multitudes Todo por el ascenso no tiene la historia más original del mundo ni se destaca por un desarrollo sorprendente. Todo lo que sucede es más o menos previsible, pero no por eso deja de ser bastante gracioso o risueño. Es una historia que capta algo coloquial para las multitudes de este país. No tiene aspiraciones de ser la mejor comedia de la historia, ni alzarse con muchísimos premios internacionales. Busca calar en el corazón del barrio, contar una historia familiar, que más allá de algún tono grueso muy disimulado en algún tramo, es perfectamente transmisible desde el nieto hasta el abuelo. Sí, maneja algunos códigos que van quedando viejos, sobre todo en cuanto a estereotipos y clichés. Una mirada muy aguda podría encontrar algún pelo entre los personajes femeninos. Pero nada llega a ser tan ofensivo, criticable, ni siquiera tan vetusto o molesto como en producciones de una resonancia mucho mayor que esta… producciones que cuentan con amplio beneplácito. Para sentirnos como en casa Ariel Pérez de María es de esos actores que hace años la pelean en los secundarios, hasta como extra encasillado en el papel de matón o barrabrava (actualmente se lo puede ver en la telenovela Argentina, tierra de pasión y venganza); finalmente consiguió un rol protagónico y cumple otorgando un Néstor muy querible, con el que podemos empatizar muy fácilmente. Demuestra tener talento para la comedia y soltura para lo costumbrista. Tomás Fonzi ya es un viejo conocido del género y aplica todos sus mohines -algo exagerados, como de costumbre- para este Rafa que la juega de postura winner incomprobable en los hechos. A Fonzi se lo quiere como es. El de Fernando Govergun es el papel más complicado, el más entregado a la comedia absoluta, con la capacidad de reírse de si mismo, hasta con un muy fino grotesco. Compone casi una caricatura de sí mismo, con gestos que hacen recordar a Marrone. Probablemente sea el que más risas arranque en el público. Merece más papeles en el género, es muy bueno en lo suyo. Entre los tres logran una química excelente que transmite ese sentido de la amistad y camaradería que Todo por el ascenso necesitaba. En los secundarios, hay rostros conocidos como el de Gabriela Sari, Mirta Wons, Vicky Maurette, Pía Uribelarrea, Darío Levy, Gabriel Almiron, y Marcelo Vilaro; todos correctos logrando el tono justo de cuasi parodia que propone el film. Esta sensación que logran los actores con caras muy transitadas de la TV (dicho sin ningún desmérito, todo lo contrario), se trasluce también en una puesta que disimula amablemente varios asuntos del presupuesto medido. Todo por el ascenso se ve algo televisiva, a veces parece un telefilm. Es más, sus primeros minutos hasta parecieran el trailer de la película que veremos a continuación. Pero dentro de estas cuestiones técnicas, logra ser filmada con muchísimos exteriores (aproximadamente un 80%) y casi todos ruteros, con tomas paisajísticas. Hay un juego en las luces y la colorimetría al que al principio cuesta acostumbrarse, pero rápidamente se comprende qué es, opaco para los momentos desgraciados y luces para la buena fortuna; algo bastante llamativo. Todo por el ascenso es una comedia muy simpática y hasta por momentos entrañable. Probablemente no figure en listados de lo mejor del año, pero funciona al dedillo como lo que es: un entretenimiento bien nuestro.
Comedia ligera en la que el futbol, las cábalas y la amistad, marcan un tempo narrativo televisivo débil a una propuesta que podría haber redondeado mejor sus ideas, apoyándose en el oficio de sus protagonistas.
Una película solo para fanáticos. Crítica de “Todo por el Ascenso” de Jorge PiwowarskiInicioEstrenosUna película solo para fanáticos. Crítica de “Todo por el Ascenso” de Jorge Piwowarski 12 septiembre, 2019 Bruno Calabrese Como primera medida voy a hacer una aclaración: soy hincha fanático de un club de fútbol, con lo cual he tenido muchos viajes a distintas partes de Argentina, y a Mendoza lo he hecho recientemente para ver a mi equipo en una instancia definitoria. Por lo tanto, mucho de lo que escriba en esta crítica estará cargada de subjetividad dada las vivencias personales en esas largas travesias a distintas canchas. Atlético Saavedra juega un partido clave por el ascenso frente a Gimnasia de Mendoza de visitante. Néstor (Ariel Pérez de María) y Rafa (Tomás Fonzi) son hinchas fanáticos del club. Ambos planean viajar a la ciudad del vino para presenciar el partido que será histórico para el club de sus amores. Néstor es un enfermo cabulero, a punto tal de pisar caca a propósito por que eso ayudaría a su equipo a ganar. Como toda persona supersticiosa respeta todos los rituales previos al partido (remera sin lavar, usar la misma ropa). Vive con su madre y tiene una hija con la hija del presidente del club. Rafa es distinto: trabaja de vendedor en una agencia de autos, es carismático y fachero. Pero todo esa postura se cae a pedazos cuando por ejemplo, se entera que la madre de su hijo le puso la camiseta de su clásico rival a su hijo. Los jóvenes reflejan el universo de muchos futboleros argentinos. Mientras preparan la excursión a Mendoza aparece Fabián (Fernando Govergun), un viejo amigo que volvió de Colombia dispuesto a ir a ver el partido. ¿Cuál es el problema con Fabián?, que el reúne todos los males que pondrían de los pelos a cualquier supersticioso: es pelirrojo y todos las veces que fue a la cancha, el equipo perdió. Durante el largo camino al estadio, Néstor y Rafa comenzarán a hacer lo posible para que no llegue al partido y el equipo no pierda el ascenso. Quien quiera ver una película que toque de manera seria la locura del fanatismo, esta no es su película, para eso está “El Lado Luminoco de La Vida” con Bradley Cooper y Jennifer Lawrence. ¿Es una comedia absurda y sexista? ¿Tiene ciertas incoherencias en el guión?. Si, pero no por eso deja de ser entretenida. Me fue imposible verla sin una sonrisa, quizás porque uno vivió muchos viajes similares para ir a ver al club de sus amores y pueda sentirse identificado. A pesar de la presencia de Tomás Fonzi en un papel que le encaja a la perfección, es Ariel Pérez de María quien se lleva todos los aplausos como el hincha supersticioso, capaz de todo con tal de ir a ver a su equipo, un ser irracional, capaz de dejar a su hija adolescente sola con su abuela empastillada con tal de ir a la cancha. Un personaje políticamente incorrecto, todo lo que no deberíamos ser. “Todo por el Ascenso” es una comedia divertida para todos aquellos que hemos viajado kilómetros para ver a nuestros equipos en instancias cruciales y sabemos que el resultado futbolístico no es lo más importante, más allá de la ansiedad y esperanza de lograr la victoria. Porque toda travesía para llegar a destino tendrá anécdotas mucho más divertidas para contar en el cine que lo que pase durante los noventa minutos del partido. Puntaje: 65/100.
Crítica de “Todo por el ascenso” Todo por el club de mis amores Una comedia que roza lo absurdo pero tiene mucha cuota de humor, donde la pasión por el fútbol enseña que la amistad es lo primero. “Todo por el ascenso” del director Jorge Piwowarski Roza, retrata el fanatismo por el fútbol, por la camiseta…, que en muchos casos despierta una pasión irrefrenable. En el personaje de Ariel Pérez De María, Néstor, es hincha de Atlético Saavedra: el equipo de su amor se está jugando el ascenso y debe enfrentar la revancha de la final con Gimnasia de Mendoza. Néstor decide ir hacia la “capital mundial del vino” para ver jugar el último partido del Atlético Saavedra junto a su amigo Rafa (Tomás Fonzi). Su pasión por el fútbol y su creencia cabulera, lo hacen capaz de pisar excremento con tal de asegurarse el triunfo de su equipo. Todo va bien hasta que Néstor se entera que un viejo amigo, Fabián (Fernando Govergun) regresó de Colombia y quiere acompañarlos para ver la final del Atlético. El único problema… es que Fabián es “mufa”, y harán lo que sea con tal que no pise el estadio (no importa si se entera). Una comedia divertida que te saca una sonrisa en los 80’ que dura, pero que tiene toques sexistas en cuanto al rol de la ex mujer de Néstor (Gabriela Sari) –hija del presidente corrupto del club- y su pasión por el Atlético. En resumida cuenta, es una película muy divertida para compartir y disfrutar en familia o con amigos. No se encasilla únicamente en que es un film para los amantes del fútbol, sino para todos aquellos que son apasionados por la vida. Toma la temática futbolista como un mero “pretexto” para valorar y celebrar la amistad por sobre cualquier cosa. 80 puntos Comedia. Argentina, 2019. 80’, SAM 13 R.
Fútbol y colores Todo por el ascenso (2019), dirigida por Jorge Piwowarski, es una película que toma elementos de la cábala futbolera para insertar una historia que mezcla drama y comedia. Un relato de aventura urbana que, si bien posee un conflicto muy claro, no tiene más que un relato de simples resoluciones, risibles y básicos de la comedia, y al final sólo queda la impronta de sus protagonistas. Néstor (Ariel Pérez de María) es un gran creyente de las cábalas, sobre todo las relacionadas con el fútbol, incluso si éstas rozan lo ridículo y bizarro está dispuesto a llevarlas a cabo pues la suerte es lo más importante para él. Esta vez su equipo, el Atlético, se juega el ascenso a primera división y debe viajar a Mendoza para apoyarlo. Irá con su amigo Rafa (Tomás Fonzi) y tienen todo listo hasta que aparece Fabián (Fernando Govergun), el colorado que trae la mala suerte y que ha llegado desde Colombia específicamente para viajar al partido. Entonces los dos amigos se ofrecen a llevarlo, sin saber que se trata de un plan de Néstor para impedir que llegue al partido porque, la presencia de Fabián, pone en peligro el objetivo del ascenso. Si bien la película tiene un ritmo rápido y necesario, una especie de roadmovie, tal como lo pide la comedia, centrar todo en una cábala resulta un tanto forzado. Dado que no se detiene en otra cosa, ni exagera ni entra en algo lúdico. Desde luego deja en claro lo que quiere contar, y eso puede tomarse como algo positivo porque lo hace de manera directa, pero no busca otros ápices, no hay cierta irreverencia o doble sentido. Mas si toca algo sensible como es la creencia sobre los colorados y la mala suerte, una noción intangible tan igual que la pasión por el futbol. Entonces se nutre de lo que puede resultar divertido, la aventura de sus personajes y la impronta que nos deja. Lo risible se compone de elementos ya previsibles: la droga, el dirigente corrupto, los malentendidos de la ruta, la relación entre divorciados, las mismas cábalas, la mezcla de historias que en realidad sucedieron de otra forma y así hasta poblar todo de situaciones convencionales que terminan por tener la gran mirada del futbol como telón de fondo. Y aunque sean previsibles no se les da otro matiz, solo queda la forma en cómo se llevan a cabo y eso ya es el desempeño de sus actores. Una historia costumbrista, con formato de comedia de situación actual y de visión fácil. Intenta ser un relato sobre la amistad y que derrumba el mito sobre la suerte, pero no lo termina de esbozar del todo. Pareciera entredecir que la suerte si existe y que hay gente que hace todo por la cábala, incluso llegar a la violencia. La comedia suele potenciarse cuando critica sus propias ideas, más si toca cuestiones de la sociedad aunque de manera plana todo sin dejar margen a otras cuestiones. Le va mejor cuando el trio protagonista se zambulle en situaciones no relacionadas con la suerte e intentan llevar el ritmo para generar las situaciones que necesita.
Se estrena Todo por el ascenso, dirigida por Jorge Piwowarski Roza y protagonizada por Tomás Fonzi y Ariel Pérez De María. Néstor (Pérez de María) es extremadamente supersticioso. Este año, su equipo se juega el ascenso en Mendoza y se dispone a viajar con Rafa (Fonzi) . Pero aparece Fabián, un amigo que hace años que no ven y dicen que es mufa. El ascenso está en peligro, a menos que puedan evitar que Fabián entre a la cancha. Esa es, en parte, la sinopsis de Todo por el ascenso. Una película que arranca, hay que decirlo, de manera bastante accidentada. Muchas fallas desde lo técnico y desde lo actoral. Si bien todas esas cosas no se terminan subsanando, sí tienen una mejora a medida de que avanza el film. Un detalle, algo que me llamó la atención a mí y sobre el que no tengo una respuesta, pero me parecía interesante ponerlo en estas líneas: el club del cual son hinchas, fanáticos (fanáticos hasta la médula y cabuleros hasta el hartazgo) se llama “Atlético Saavedra”. Un club, del ascenso, identificado con ese barrio es Platense (cuyo color es el marrón). Uno de los clásicos rivales de Platense, en el ascenso, es Ferrocarril Oeste, club del barrio de Caballito, cuyos colores son el verde y el blanco. La camiseta de Atlético Saavedra es verde y blanca. Casualidades. O no. Todo por el ascenso no pretende mucho, por que tampoco lo podría justificar. En su poco más de una hora no aburre y podrá sacar algunas risas buscadas. La dupla actoral funciona bien en esta comedia, pero no alcanza para ganar el ascenso.
No debe haber peor pesadilla para un hincha fanático que la mufa. Y si hay que pisar caca porque da suerte, se pisa, más cuando el equipo, Atlético Saavedra, se juega el ascenso. El chiste de esta comedia "varonera", por no decir sexista, es precisamente ese: los amigos que se van a ver el partido clave y sus desesperados intentos porque no los acompañe uno que es mufa. Simpático, irresistible si fuera un cuento de Fontanarrosa. Como película, poco más que un catálogo de tics nac&pop y costumbrismo, agotador y que se agota pronto. Envuelto en un envase anticuado, como de un cine popular de otro tiempo, en el que cierto tipo de chistes, de humor televisivo, y cierta picaresca argenta debieron tener otra gracia. Con la consabida oda a la amistad y la pasión futbolera en el centro.
Esta es la ópera prima de Jorge Piwowarski, quien además es el director de fotografía. La película se encuentra protagonizada por: Ariel Pérez De María (“Vino para robar”), Tomás Fonzi (“Ley primera”) y Fernando Govergun (ex “Cebollitas” y “Amigovios”) los tres juntos están muy bien dentro de un trío que encaja y logran gags divertidos, aunque por momentos tenga cierto toque televisivo, también daría para una obra de teatro y una buena fotografía. Gran parte de su narración sucede en el viaje para ver el partido para hablarnos de la amistad, de los vínculos y sobre todo el amor a los colores por algún equipo de fútbol, aquellos seguidores lo van a entender más, esa pasión, sus cábalas, la locura por la cual uno hace cosas increíbles, el corazón se acelera ante las distintas situaciones que pueden acontecer ante una fecha clave o cuando estás en las tribunas, con sus canciones, las banderas, las jugadas y el grito de gol tan anhelado, hay hechos que solo lo puede sentir el hincha. Una historia sencilla pero efectiva, aunque pueda tener algún error técnico.
Jorge Piwowarski Roza en su opera prima cumplió las funciones de realización., producción, fotografía, diseño de producción, coguionista y compaginación, por lo visto un hombre orquesta, hablando cinematográficamente, quien en los años ‘90 curso fotografía y cámara en SICA; estudio arte, edición y montaje, participando en unos 40 proyectos de largometraje, de ficción y documental. Néstor (Ariel Pérez de María) y Rafael (Tomas Fonzi) son amigos y futboleros, fanáticos de Atlético Saavedra, club del ascenso que el fin de semana jugará en Mendoza la final del Torneo Federal, cuyo ganador subirá directo al Torneo Nacional. Ellos tienen todo listo para ir en auto a la ciudad cuyana…pero dos días antes del viaje aparece Fabián (Fernando Govergun), amigo de la infancia de Néstor, que reside en Colombia desde hace años y volvió al país especialmente para ir a ver el mismo partido. El problema es que Néstor es creyente, al grado enfermizo, de cábalas, mufas y todo aquello que tenga que ver con la suerte, ya sea buena o mala, al extremo que es capaz de pisar excremento si eso le asegura el triunfo de su equipo.- y resulta que Fabián arrastra desde siempre un estigma social…sí, el de ser considerado mufa…yetattore, Cada partido al que Fabián fue a la cancha Atlético Saavedra perdió. Así que hay que hacer lo imposible para impedir que llegue a pisar el estadio mendocino, eso sí, sin que se dé cuenta.-- y si se da cuenta, no importa. Tal la historia de esta producción jugada en tono de comedia, que roza lo absurdo, y cierto humor negro, todo narrado con bastante humor, y que deja como resultado que la amistad es más importante que la pasión futbolera, para eso el entramando recurre a la inclusión de desencuentros, equívocos y gags que, aun sin ser nuevos, logran su cometido provocando risas y sonrisas a lo largo de sus ochenta minutos…y no es poco. Buen trabajo actoral, con Fonzi en un rol hecho para él, un Govergun que cumple perfectamente el rol del amigo bueno e inocentón, y un Pérez de María que se pone al hombro la película con su creíble y excelente trabajo, sin desmerecer a todo el elenco que lo acompaña. Habrá que tener presente al realizador para ver su crecimiento en futuras obras. Pues su presentación es satisfactoria si espectadopr quiere pasar un buen momento, reírse y olvidar, por algún momento, sus problemas.