Desarrollando una premisa ya conocida, Michael Sucsy y los guionistas desarrollan aquí un relato basado en hechos reales, pero que, pese a los esfuerzos por no caer en los lugares comunes del género, rápidamente se convierte en una cinta sencilla, previsible y con poco para destacar.
Votos de amor es ideal para las personas muy románticas, para las que gustan de las historias con un trasfondo verídico y para las que les gusta emocionarse sin llorar a mares o salir angustiado del cine. El relato si bien no es aburrido, tiene el problema que prácticamente gira todo el tiempo en lo mismo, pero como sus protagonistas brindan...
El amor después del amor Los hechos reales que inspiraron Votos de amor (The vow, 2012) tienen claramente una fuerte dosis de melodrama. ¿Qué tópico más novelero que hacer que uno de los protagonistas pierda la memoria? Este film se aferra de los datos no ficticios para construir una ficción melodramática ciento por ciento, aprovechando la impronta de la historia verídica. La combinación perfecta de romance y sufrimiento le otorga a este film un encanto particular. La primera escena de la película nos presenta Leo (Channing Tatum) y Page (Rachel McAdams), una pareja feliz, en la plenitud de su vínculo amoroso. Pero el comienzo del film es también el final de esa felicidad: un accidente automovilístico cambia sus vidas para siempre. Page pierde la memoria de los últimos años vividos junto a su esposo y ni siquiera lo puede reconocer. Leo intentará desesperadamente recuperar el amor de su mujer a pesar del estado de ella. Al mismo tiempo, Page se reencuentra con su familia, de quien se había separado años atrás. Pero este regreso al pasado le significará a Leo otro obstáculo más para acercarse a su esposa. A lo largo del film, la voz en off de Leo es la que marca el principal rumbo que el director desea adjudicarle a la historia. Según las palabras del protagonista, los impactos son los que otorgan el verdadero sentido a la vida de la personas. Con esta mirada, el film también determina un subtema: la identidad. El impacto no se produce solamente a nivel amoroso sino que también modificará y hará a Page replantearse su profesión, sus vínculos y su estilo de vida. Algo así como una segunda oportunidad, siguiendo un poco el planteo del film. Un planteo poco novedoso y ya usado pero que sigue dando buenos resultados. Dicho esto resulta casi obvio entender que la película utiliza todo el tiempo los clichés románticos y los tópicos del melodrama más conocidos. Pero siguiendo dichos pasos el film se sostiene y se consolida. Básicamente, consigue lo que quiere. A saber: la construcción de la pareja feliz, perfecta y linda al comienzo del film consigue que el golpe sea más difícil de asimilar; para los protagonistas, claro está, pero sobre todo para el espectador. Porque en definitiva, lo que verdaderamente importa no es si Leo recupera el amor de Page, sino que el espectador esté todo el film deseando dicho reencuentro, llorando en cada desencuentro y suspirando en cada escena romántica. Nada más ni nada menos.
Ella ya me olvidó... Película "de concepto" (un matrimonio de gente joven, bella y feliz sufre un accidente automovilístico, ella pierde la memoria "reciente", no recuerda nada de él ni de la relación, decide regresar con su odiosa familia y a sus gustos adolescentes, mientras él trata de reconquistarla), Votos de amor es uno de esos melodramas románticos hiper edulcorados, lacrimógenos, cursis, grasas, pero que -por lo menos- no tiene miedo de serlo. Es decir, no trata de disimular nada, no pretende esconder ni siquiera sus elementos de fórmula más rancia. Eso no la salva, es cierto, pero de alguna manera la convierte en un producto más honesto y cristalino. Esa absoluta autoconciencia, esa falta de "represión" la tornan casi insufrible para algunos (entre los que me encuentro), pero eficaz para quienes tienen otra sensabilidad, gusto y percepción (recordemos que lideró durante mucho tiempo la taquilla norteamericana hasta convertirse en uno de las sopresas comerciales del año). El guión (¡ay, esa voz en off!) y el director Michael Sucsy (cuyo único antecedente más o menos importante era el telefilm Grey Gardens) no dejan estereotipo o golpe de efecto por acumular y, en este sentido, cabe destacar la nobleza, el profesionalismo con que los dos protagonistas (los carilindos y muy de moda Rachel McAdams y Channing Tatum) sobrellevan las situaciones más torpes, ridículas y exageradas y hasta aportan una más que encomiable "química" física/romántica. Si salen airosos de semejante desafío, queda claro que están capacitados para todo y que, por lo tanto, para ellos lo mejor aún está por venir. PD: Da pena ver a los veteranos Sam Neill y Jessica Lange degradados a encarnar a dos tristes personajes como los padres manipuladores de la protagonista.
Parece ser que por cada película fuerte de acción que se estrena, el mercado prepara una más tranquila, algo romántica, como para compensar. Sucedió con Los Vengadores y Cuando te encuentre, y se repite esta semana con Battleship, y Votos de amor. Definitivamente, en esta ocasión el público ha tenido mejor suerte. Esta película, basada en hechos reales, según se anuncia apenas comienza, nos cuenta la historia de Paige (la encantadora Rachel Mc Addams) y Leo (Channing Tatum, también en cartel con Comando Especial), un joven y enamorado matrimonio de Chicago que sufre un accidente de auto, en el que Paige pierde la memoria. Sus últimos recuerdos quedaron en su “antigua vida”, por lo tanto nada acerca de ciertas decisiones cruciales, y menos de todo lo referente al pobre Leo, le resulta conocido. En el medio, aparecen los padres de la chica, un estricto y acaudalado matrimonio (interpretado por Sam Neill, y Jessica Lange), tras quienes se esconde el misterio de la decisión de la antigua Paige de cambiar de vida. El desafío de Leo será reconquistarla, compitiendo incluso con un exnovio dispuesto a la segunda vuelta. El desafío de Paige será redescubrir quién es ella realmente. Michael Sucsy (en su debut como director de sala, viene del mundo de los comerciales aunque ya había hecho algo para HBO), no se complica con el tratamiento. Piensa y estructura "The vow" como una película simple, que cuenta una historia sin pretensiones, con momentos tiernos, otros simpáticos, pero sin caer en lugares comunes ni momentos excesivamente dramáticos. Bien actuada, funciona la química entre Addams y Tatum, aunque ella a veces parezca sin demasiadas luces (está desmemoriada, en realidad, hay que comprender aunque McAdams no viene acertando mucho con sus papeles). Es cierto que el desarrollo no es ningún misterio, y sin embargo la narración funciona, como para que el suspenso (bueno, o la tensión entre los eventos) no decaiga y el espectador quiera seguir viendo la película. No es nada fuera de lo común, ni será recordada en el tiempo, pero funciona.
Hasta que la muerte o la amnesia nos separe Votos de Amor empieza con un impacto. El de una camioneta chocando contra un sedán en una noche nevada en Chicago. Adentro están Leo y Paige, una pareja de recién casados. Aunque Paige no permanece dentro del auto por mucho tiempo más: le toma unos tres segundos atravesar el parabrisas. Ven, las películas románticas pueden ser educativas, chicos. Siempre usen cinturón de seguridad aunque el auto esté detenido. La referencia que hice al impacto no es producto de una afición mía a la metáfora; pero sí de los guionistas (que han trabajado en Simplemente no te Quiere, Día de los Enamorados y Jamás Besada). La voz en off de Leo (interpretado por Channing Tatum, de la reciente Comando Especial y la próxima Magic Mike) nos subraya que en la vida hay momentos de impacto, que dejan el mundo que conocemos patas para arriba. Esto es lo que les ocurre a él y su esposa (Rachel McAdams), que cuando despierta en un hospital ya no recuerda que está casada con él y su última memoria es de más de un lustro atrás, cuando estaba comprometida con otro hombre. Convenientemente, la amnesia de Paige la dejó en un momento de su vida previo a tomar varias decisiones importantes, previas a conocerlo a Leo: terminar su compromiso con Jeremy (Scott Speedman), dejar la escuela de Derecho, abandonar su postura política conservadora y ser más progresista y decidirse a estudiar arte, lo que implicó que se distancie de su familia de clase alta. Ésa es la chica que Leo conoció un par de años antes por casualidad, a la que invitó a tomar un café al bar "Mnemonic" (nombre poco sutil), con quien convirtió un loft en su hogar, con un estudio para que ella trabaje en sus esculturas mientras él trabaja en su estudio de grabación; nos enteramos a través de distintos flashbacks. Todo esto va a tratar el personaje de Channing Tatum que recuerde su esposa, con varios obstáculos en el medio: los padres de ella, el ex prometido en cuestión y principalmente, el miedo de la Paige de McAdams, que se debate entre una existencia cómoda y familiar, o arriesgarse por decisiones que tomó en un pasado que no recuerda, junto a completo desconocido. Hay que reconocerle a Tatum (que ya ha incursionado en el drama romántico con Querido John) que logra manejar el tono de su personaje: un hombre que trata de mantener la entereza mientras trata de ganar el amor de su mujer de nuevo y se niega a que la Paige que él conocía haya desaparecido para siempre. Llega a transmitir (no sabemos si conscientemente o por casualidad) la desesperanza que poco a poco le va ganando, pese a sus limitados recursos actorales (hay un poco de abuso de "cara de perrito triste bajo la lluvia" en su versión Golden Retriever -porque obviamente si Tatum fuera un perro esa sería su raza- pero no llega a vicio). Mucho más cómoda en su rol -aunque no con su partenaire, pero esto en cierto punto tiene que ser así, ya que interpreta a una mujer que de repente se encuentra casada con un completo extraño- está Rachel McAdams, a esta altura veterana del género. No sólo maneja con buen timing los momentos cómicos -que no son muchos- donde su personaje se entera de todo lo que cambió, desde votar a Obama a hacerse vegetariana. También consigue demostrar que el conflicto de Paige no es sólo ver si puede enamorarse una vez más del mismo hombre. Su desafío es animarse una vez más a cambiar, pese a las intervenciones de sus padres quienes esta vuelta no la quieren dejar ir: Jessica Lange como la mujer rica con tristeza y Sam Neill en piloto automático como el padre que le-dice-qué-es-lo-que-debería-hacer-con-su-vida-pero-es-sólo-porque-la-quiere, en una versión muy lavada del gran personaje que compuso en Vampiros del Día. El director Michael Sucsy sólo dirigió la adaptación televisa de Grey Gardens antes de Votos de Amor y sabiamente no se arriesga demasiado: a lo sumo algún flashback no muy disruptivo de la cronología (pero es una película que incluye a una amnésica) y la metáfora de los impactos que retoma hacia al final del film para darle un cierre circular a la historia. Se centra más bien, estereotipos mediante, en el crecimiento de los personajes ante la situación que viven y escapa junto a los guionistas de ciertos facilismos narrativos, asegurándose que todo llegue a buen puerto (aunque el final no sea un gran impacto, pero nada en la película verdaderamente lo es).
Pasa en la vida, pasa en el cine El film está basado en la historia real de una pareja norteamericana, en la que el novato realizador Michael Sucsy sale airoso y sostiene el interés del relato. Paige (Rachel McAdams) y Leo (Channing Tatum, quien se encuentra en cartel con Comando Especial) forman una pareja de recién casados, que luego de un accidente automovilístico terminan hospitalizados y ella...en coma.The Vow Leo es quien cuida de Paige noche y día, pero lo dramático es que cuando despierta, manifiesta haber perdido la memoria, no reconoce a su pareja ni amigos y sólo sabe de sus tiempos de soltera. Aunque el relato se asemeje en ciertos puntos a Como si fuera la primera vez, donde él intenta volver a enamorarla, lejos está que esto funcione de manera graciosa y la situación se torna traumática para ambos. Rachel McAdams no aporta demasiado con sus interpretaciones y repite los tics de papeles anteriores como Un despertar glorioso, Medianoche en París o Más allá del tiempo, algo indecisa y con las gesticulaciones que la caracterizan. Pero para sorpresa del espectador Tatum se desenvuelve con soltura y lejos del rol que interpretó en Querido John, donde se lo veía inexpresivo. Votos de Amor presenta un plato interesante con algunos condimentos como la presencia en el reparto de Sam Neill (Jurassic Park) en el papel del padre de Paige y quien desea (aprovechando la situación) obligarla a volver a su casa luego de mucho tiempo sin verse. También se suma al reparto Jessica Lange (Flores rotas) como la madre de ella y silenciadora de recuerdos tristes del pasado. Un film agridulce que da lo que promete y no mucho más, cumpliendo con las expectativas de una historia de amor verdadera que merecía ser contada.
Un film que se supera al alejarse del tono melodramático que impone la historia A veces el destino desafía sin piedad a seres que, alegres y despreocupados, desfilan por la vida luchando contra las adversidades. Ese destino, precisamente, es el que se ensaña con Paige y Leo, quienes conforman un joven matrimonio profundamente enamorado y satisfecho de su vida como artistas -ella, una escultora amante de su profesión; él, un exitoso empresario de un estudio de grabación-, a quienes nada parece interrumpir esa placidez hogareña y laboral. Sin embargo, en una noche nevada, el automóvil en el que viajan sufre un accidente del que Leo sale ileso, pero ella sufre un traumatismo en la cabeza. Cuando Paige supera el estado de coma, Leo es para ella un completo extraño. La muchacha retrocedió mentalmente a la muy joven estudiante de abogacía que era cinco años atrás, antes de conocer a Leo y de convertirse en artista. Ya no es la esposa de ese hombre ahora sumido en una profunda depresión y tampoco rememora su vida actual ni entiende el motivo de haberse distanciado de sus padres. Extraña su guardarropa más conservador y no sabe el motivo de haber abandonado una prometedora carrera de leyes. Para empeorar las cosas, Paige piensa que sigue enamorada de un empresario que, en el pasado, logró llegar a su corazón, y todo ello la vuelve reacia a aceptar a Leo en el presente. El director Michael Sucsy elaboró esta problematizada historia con indudable calidad y calidez. Dejó de lado el tono melodramático que se imponía en el tema para retratar las vicisitudes de la pareja protagónica -buenas actuaciones de Rachel McAdams y de Channing Tatum-, y convertirlas en un péndulo en el que la ternura de Leo se contrapone con esa falta de memoria de su mujer, quien poco a poco comprenderá que el amor puede renacer de una flor marchita. Este desafío pondrá a prueba todo lo que él creía acerca de la necesidad de reiniciar una nueva vida, de ser honesto con uno mismo y de mantener el sagrado aspecto de la ceremonia matrimonial: los votos que se hacen dos personas entre sí. El público (sobre todo el femenino) verá en esta trama un cuadro emotivo en el que la necesidad del reencuentro amoroso podrá saltar las vallas de la adversidad.
Leo y Paige son un matrimonio joven que están profundamente enamorados y disfrutan de cada momento juntos. Pero una noche tienen un accidente y Paige sufre un golpe tan fuerte en la cabeza que pierde la memoria de sus recuerdos más recientes, incluso los últimos años en los que conoció a su esposo. A partir de entonces Leo hará lo imposible por reconquistarla.
Mediocre herencia Pareja de jóvenes carilindos sufre un accidente. Ambos sobreviven pero ella se olvida con quién está casada. Él, ahora, debe volver a conquistarla. No existe nada más en el film que esta premisa bastante básica. Es cierto que hay elementos que se le suman -una subtrama romántica con un ex novio de la protagonista, y la relación con los tiranos padres de ella- pero, en definitiva, lo que se extrae de Votos de amor es este mínimo desarrollo argumental. Dicho desarrollo tiene dos caras: por un lado, el mérito de confiar en este material para estirarlo durante noventa minutos; por el otro, el relato mismo, pobre, olvidable y repleto de lugares comunes. Claro, los dardos apuntan a esos telefilms de Hallmark que son los verdaderos padres de estas descendientes obras cinematográficas.
De historia real a película empalagosa Si en un accidente de auto el marido pierde la memoria y cree que sigue de novio con una chica de otra época, eso puede ser una comedia jocosa, o quizás una comedia policial, según las tácticas que use su mujer para alejar a la otra. Pero si quien pierde la memoria es la esposa, y cree que sigue de novia con su prometido oficial, aprobado por sus padres, eso puede ser una linda ocasión para que el marido recupere la libertad. O quizás una comedia romántica, donde el infeliz hará lo imposible para recordarle lo felices que eran los dos juntitos (y lo malo que era el novio anterior). Eso es, precisamente, lo que pasa en esta película norteamericana desaconsejable para diabéticos, y al parecer inspirada en un caso real, el de Kim y Krickitt Carpenter, que ahora tienen dos nenes y un libro de autoayuda para estos casos. El asunto es que en la película ella sufre un serio accidente por no usar cinturón de seguridad, despierta extrañada frente a un bohemio productor discográfico en la mala, y se alegra de ver a sus padres, ricos y elegantes, ignorando que por alguna razón se había alejado de ellos hace ya varios años (sí, el padre también tiene algo malo, aunque solo para las mentes puritanas de Illinois, donde transcurre este cuento). En fin, el asunto es que el desventurado esposo hará de todo para devolverle la memoria y volverla a su lado, y eso incluye lo básico y más romántico: enamorarla de nuevo. Por ahí transcurre la historia, sumamente larga, bastante tonta, con los empalagosos Rachel McAdams, tan bonita, y Channing Tatum, y, como la madre, Jessica Lange, la misma que hace treinta años enloqueció a medio mundo tirándose sobre la mesa de la cocina frente a Jack Nicholson en «El cartero llama dos veces». De eso no hay cómo olvidarse. Postdata con tercera opción: en «Hombre nuevo, vida nueva», con Kurt Russell y Goldie Hawn, una insoportable mandona pierde la memoria y su empleado aprovecha para convertirla en su obediente y feliz esposa fregona a cargo de cuatro chicos y una casa. Gran película, muy didáctica.
Si te amé, no me acuerdo Una mujer pierde la memoria: su marido, triste. La fórmula de este melodrama de fórmula es sencilla. Un accidente le “borra” a una mujer (Rachel McAdams) los últimos cinco años de su vida. Los que transcurrieron desde el exacto instante -porque en los filmes esquemáticos no hay progresión sino instantes bisagra- en que mutó de conservadora a progresista. Entre medio se casó con un hombre (Channing Tatum) que representa(ba) a sus nuevos valores. Valores que ahora ella olvidó, igual que a su marido. Si uno sostuviera que la película no les teme a los lugares comunes, la cursilería o incluso el ridículo, al lector pensaría que, al menos, Votos... es un desbocado culebrón. Nada de eso. Contiene, sí, los elementos del culebrón, pero atenuados, decolorados, diluidos. Todos los personajes -el marido, el ex novio yuppie que intenta aprovecharse de la amnesia, los rígidos padres de ella (Sam Neill y Jessica Lange)- son, en el fondo, tibios, chatos, ni siquiera tan malos... La fórmula, entonces, no sólo es sencilla sino blanca. El centro de la trama es la reconquista sentimental. Pobre esposo. Siempre hay que evitar -el que no lo sepa, que lo sepa ahora- el regreso a los lugares en los que uno fue feliz, sobre todo en pareja. Pero volver a ellos con la misma mujer, a la vez convertida en otra, puede ser el colmo de la frustración... Pensándolo bien, esta película deja grandes enseñanzas. Por último aparecen el “basada en hechos reales” (frase que intenta otorgarle verosimilitud a lo que no lo tiene), la tentación de aclarar “Sólo para los/las amantes del género romántico” (una obviedad) y la sensación de que cierto cine de Hollywood es, hoy, menos intenso que una vida cualquiera.
La memoria, como un obstáculo Leo y Page son una pareja feliz. Ella es escultora, él gusta de la música y tiene un estudio de grabación. Los dos se rodean de muy buenos amigos y su matrimonio funciona. Mientras hablan de sus cosas, su coche tiene un accidente. Los dos resultan heridos, pero Page lleva la peor parte y la conmoción cerebral que sufre la lleva a la amnesia. Cuando recupera el conocimiento, no reconoce a su esposo. Leo intuye todos los problemas que vendrán. Los extraños mecanismos de la memoria, la harán recordar sólo el período anterior a su casamiento y los padres volverán a ocupar el primer plano en su vida. De Leo ni noticias. Hasta el rencor que tenía con su padre y que la llevó a abandonar la casa muy joven, no tiene lugar en su recuerdo. Y hasta su ex novio aparece como un recuerdo firme. Poco a poco, Leo se siente desplazado y tiene que ir recomponiendo paso a paso la relación. El mismo reflexiona sobre los impactos de la vida que le dan sentido. MATIZ DRAMATICO "Votos de amor" es una liviana y atractiva comedia con tintes melodramáticos, que tiene a su favor a una encantadora pareja joven, la canadiense Rachel Mc Adams y el ex modelo Channing Tatum. Se trata de un melodrama romántico que muestra las distintas formas en que se puede intentar reconstruir una relación casi perdida por un problema físico. La pareja joven tiene una contraparte en la pareja madura integrada por Jessica Lange ("Cabo de Miedo" quedó muy atrás, pero Lange sigue siendo una muy buena actriz) y Sam Neill, los padres de la protagonista. El filme abunda en clichés y algunos estereotipos, especialmente en cuanto a situaciones. Pero la simpatía de los protagonistas, su buena onda y el apoyo de un buen equipo de actores jóvenes hace que la historia entretenga. El filme, según se aclara hacia el final, está basado en una historia real.
VideoComentario (ver link).
Una de amor, tan romántica como bien hecha. Pareja superenamorada, todo bien, hasta un accidente que hace que ella pierda la memoria y que él,, un desconocido ahora, intente volver a ganarse su amor. Con la talentosa Rachel McAdams y el seductor Channing Tatum, la nueva apuesta de Hollywood. Basada en un hecho real, una peli a la medida de los que aman las tramas de boleros.
Si te he visto no me acuerdo Pese a que las comedias románticas ya no son lo que solían ser mientras sigan existiendo esas almas cándidas y blancas que lloran como magdalenas de acuerdo a los avatares que atraviesan las parejitas de rigor para llevar su amor a buen puerto, relatos como la película que nos ocupa seguirán generándose por los siglos de los siglos. La cuestión es que después de tantas historias de romances truncos que hemos conocido, la posibilidad de ofrecerle algo nuevo a la audiencia roza el milagro. Y, como podrán imaginarse, Votos de Amor no se acerca a esa categoría de ningún modo. ¿Cuál es la premisa de esta opera prima de Michael Sucsy? Un recurso inmemorial, el nunca bien ponderado conflicto del amnésico (amnésica para el caso) que debido a un accidente de tránsito olvida todos los años que compartió con su media naranja a quien confunde con un médico al despertar en el hospital. Ya con este planteo el melodrama (aunque a posteriori no lo sea tanto) se frota las manos anticipando lo que está por venir. Por desgracia otro tanto sucede con el espectador pero habrá quienes no lo vean como un problema sino apenas como una constante más del género. Para ellos está dirigida esta obra inspirada en sucesos presuntamente reales (hasta nos muestran la foto del matrimonio afectado antes de que pasen los créditos) entre cuyos guionistas aparece Jason Katims, el creador de la serie de culto Roswell. Con todas sus limitaciones a cuestas, ¿cuál puede ser el secreto del éxito de este filme que sorpresivamente encabezó la taquilla en EE.UU. durante el pasado mes de febrero? Es sencillo de establecer: la química entre sus actores principales. Ella, Paige, es la simpática y desenvuelta Rachel McAdams; y él, Leo, es interpretado por el inexpresivo ex modelo Channing Tatum. Entre los dos se potencian pero, también es justo decirlo, son los únicos personajes de interés ya que los secundarios realmente apestan. Ni siquiera buenos actores como Sam Neill (odioso como de costumbre: al irlandés/neozelandés lo encasillaron hace rato) y Jessica Lange sacan las papas del fuego. Scott Speedman como el tercero en discordia no debe tener más de tres o cuatro apariciones y los amigos de la pareja entran y salen de escena sin que lleguemos nunca a conocerlos demasiado. Ignoro si esta decisión fue tomada para no eclipsar a Tatum y McAdams o si la causa hay que buscarla por el lado de la impericia de sus hacedores (creadores suena demasiado ambicioso para lo que es el producto final); lo cierto, en definitiva, es que la trama se concentra exclusivamente en esos roles y desatiende al resto de mala manera. Cualquier comedia o drama de tono romántico que se precie de tal -hay decenas de ejemplos para citar-, les encuentra su lugar a estos confidentes, ayudantes o antagonistas que le dan relieve a la relación de los protagonistas. En Votos de Amor estos personajes no cumplen una función concreta con la excepción, quizás, de la asistente de Leo en el estudio de grabación (que de eso vive el hombre). Una de las tantas amistades de la pareja es la bella Jeananne Goossen, que al igual que Sam Neill y Wendy Crewson (la doctora de Paige) han compartido set en la serie de TV Alcatraz. ¿Les harán precio por paquete? Qui lo sa… Si Votos de Amor sobrevive al visionado de un ojo entrenado es sólo porque la idea que vende es tan fuerte y emotiva que compensa la pobreza de su ejecución. ¿Quién no es capaz de identificarse con un Leo desesperado por recuperar a su amor perdido tras ser testigos en las primeras escenas de la profundidad de su vínculo con Paige? Aún un intérprete con escaso registro técnico como Channing Tatum logra transmitir esa angustia y generar el feedback emocional indispensable para que una película de estas características funcione. Previsible, chata, sin vuelo: podríamos enumerar estos y otros adjetivos calificativos negativos y sin embargo, aunque parezca contradictorio, el filme cumple su propósito de aflojar las conjuntivas y proyectar en quien lo acepte la simple noción de que el amor todo lo puede. Básica pero concreta, la propuesta al menos no ofrece gato por liebre y no se estira más allá de la cuenta. Al que le alcance con esto que lo intente…
Casados hace algunos días, Paige y Leo tienen un accidente automovilístico en una fría noche nevada de Chicago. Leo apenas sufre algunas lastimaduras menores, pero el traumatismo en el cráneo de Paige borra totalmente de su memoria los últimos años de su vida. Al desperar, no solamente desconoce al hombre que dice ser su marido, sino que sus últimos recuerdos la ubican como la hija consentida, perfecta, estudiante de derecho y comprometida con un hombre al que su familia consideraba como el candidato perfecto. Vislumbrando que se encuentra frente a una causa casi perdida, Leo decide no darse por vencido e intentará reconquistar a Paige a través de los lugares y las situaciones que los hicieron enamorarse por primera vez. Inspirada en hechos reales (la pareja en la cuál se basó la historia aparece durante los créditos finales), Votos de amor tiene el sello de las lacrimógenas historias de amor empalagoso de Nicholas Sparks (cuya séptima adaptación al cine con “Cuando te encuentre” se estrenó hace pocos días), pero sin llegar a los límites poco aptos para diabéticos. La reconstrucción del choque es impactante y real, y a pesar de que Channing Tatum tiene la expresividad de un joven Stallone, la química con Rachel McAdams hace adorable el vínculo que se genera entre ambos. A pesar de ello, el resto de los personajes son ridículamente estereotipados: los padres de clase media alta son distantes y manipuladores, mientras que aquellos que acusan orígenes humildes sólo se dejan llevar por los sueños y los sentimientos. Un cuento rosa con muchos obstáculos y final feliz, ideal para las chcias que desean llorar un rato frente a la pantalla grande.
Hay, ya a esta altura, casi un axioma en relación al cine de Hollywood que reza: “Si dice basado en hechos reales, no le creas nada” Hace unos días me toco en suerte (mala) tener que ver y escribir sobre un engendro fílmico como es “Cuando te encuentre”. Ahora, doblando la apuesta (entra en juego los votos) sobre cual es el umbral de tolerancia, me exigen que escriba sobre “Votos de amor”, cuyo título original es “The Vow”, algo así como el voto, o la promesa, pero que aquí casi acaba por redondear la previsibilidad de todas y cada una de las secuencias que terminan por conformar la historia. En realidad uno hasta podría decir que desde la trama, y sólo desde ella, esta podría ser la continuación de la mencionada en primer lugar, a la que le cambiaron los actores, el espacio físico y un poco los personajes, y bien podría responder a un titulo general abarcativo: “Cuando te encuentre, te daré mis votos de amor”. Veamos. “Cuando te encuentre” termina con todos los elementos predispuestos para una boda a concretarse entre los protagonistas; en “Votos de amor” la historia comienza con la pareja casada, son pan y manteca, culo y calzón, Batman y Robin (elija la que quiera), tal para cual. Ocurre un Accidente. Ella despierta con amnesia retrograda con elementos postraumáticos fijados en espacio temporal especifico ¿La razón? Nunca explicada, por ende ella no puede precisar nada de los últimos 5 años vividos, incluyendo la convivencia con su marido. Paige (Rachel McAdams) sólo recuerda su vida anterior con su familia de origen. De Leo (Chaning Tatum) nada, ni lo registra. Todo esto ocurre en los primeros minutos. El resto es el recorrido del Leo, el héroe, para lograr que Paige recuerde, o en su defecto vuelva a enamorarse de él. Pero ella, empecinada, quiere volver a la casa de sus padres, una familia de clase alta de Illinois. Bill (Sam Neil) y Rita (Jessica Lange) son los padres abnegados en la prosecución de la mejoría de la hija, aunque nunca revelen que no desean que recupere la memoria, sino que vuelva a ser la chica de hace 5 años atrás. En todas las familias se esconden secretos y mentiras, y ésta no podía ser la excepción. Uno de estos secretos, ahora olvidado, alejo a Paige de su amada familia. Tan banal, pueril, e inconsistente es la excusa como todo la narración, salvo que el puritanismo obsecuente siga siendo moneda corriente por esos lares pasada la primera década del siglo XXI. Ya ni siquiera es tan grave como el haber caído en la tentación de incluir todos y cada uno de los estereotipos, como sacados de un libro escrito en Hollywood, de formulas entre las que se encuentre el “cómo hacer un drama romántico y no olvidarse de nada”. Entonces tenemos, por un lado al ex novio, malo y que sólo se quiere a él, por otro a la madre que no importa cómo ni por qué ni evaluar las consecuencias de esforzarse de mantener la familia unida, y finalmente el padre prepotente que pondrá a prueba la honestidad afectiva de su yerno, al que no conocía ni nunca querrá. Todo es de formula en este producto fílmico, hasta la utilización de la voz en off pasa a ser un recurso redundante que sólo termina irritando al espectador. Todos los rubros técnicos, arte, sonido, cámara, fotografía, y hasta el montaje, están diseñados en función del cuentito. Rachel y Chaining demuestran que tiene talento para emprendimientos más importante que éste, sobre todo ella, pero la química que entre ellos se refleja en pantalla parece estar fuera, como si estuviésemos hablando de otra película. No sólo es dolorosa para los ojos o para el cerebro esta producción, igualmente nos hace doler, casi hasta las lagrimas, ver a un Sam Neil desperdiciado y a Jessica Lange que demuestra que el paso del tiempo es implacable, sobre todo en algunos rostros.
A desenamorarse con Channing Tatum Con apenas una semana de diferencia, llegaron dos films con Channing Tatum en los protagónicos: Comando especial y Votos de amor. En algunos meses, se lo verá en la segunda entrega de G.I. Joe, y hasta es posible que dos films más en los que participa arriben a las salas argentinas: La traición y Magic Mike. Es decir, el grandotote este está hasta en la sopa. De ahí que esta sea una buena oportunidad para dedicarle algunas líneas a su ductilidad actoral, dado que es una estrella en ascenso, que aborda proyectos de los más variados. En Votos de amor, Tatum interpreta junto a Rachel McAdams a una pareja de enamorados, Leo y Paige, cuyo matrimonio va viento en popa, hasta que interviene el azar/destino/tragedia en forma de accidente automovilístico, que la deja a ella sin poder recordar los años que pasó con su marido, como estancada en el pasado que supuestamente había dejado atrás. La historia, durante casi su totalidad, deposita su peso en el personaje de Leo, quien lucha contra viento y marea para recuperar el amor de su esposa. Ahí es donde se detecta el principal problema del film. Tatum puede actuar con cierta soltura dentro del género de acción, aprovechándose del vértigo narrativo (como en G.I. Joe) o de la comedia, pero acompañando a la estrella del film en cuestión (como en Una chica en apuros, con Amanda Bynes) o compartiendo el protagónico, como en Comando especial, donde además conseguía parodiar su posición de joven musculoso y sexy con sorpresiva efectividad. Ahora, cuando le toca llevar las riendas de un relato dramático y/o romántico, como en Querido John, delata su alarmante falta de expresividad. Algo similar le pasa en Votos de amor, una película cuya trama, casi insólita -a pesar de estar basada en hechos reales- requiere una gran suspensión de credibilidad y una fuerte identificación con los protagonistas. Igual el pobre de Tatum tampoco tiene toda la culpa, a pesar de representar un gran error de casting para el papel. Asimismo, el personaje de Paige nunca alcanza un óptimo desarrollo: la procesión interior que realiza, su parálisis temporal y la recuperación de pertenencia familiar (acompañada de una dolorosa revelación) son tratadas superficial y rutinariamente por el director Michael Sucsy (quien además filma la importante escena del accidente con una torpeza y falta de pudor espantosas). A la vez, grandes actores como Jessica Lange y Sam Neill son completamente desperdiciados. Hasta de humor carece Votos de amor. Uno puede entender que su historia es dramática, centrada en personajes luchando por sobreponerse al dolor y tratando de comenzar de nuevo. Pero en el film ni siquiera hay una ligera conciencia de que aún en los peores momentos queda la risa o el chiste como pequeña catarsis. No, acá se tiene que sufrir, se tiene que llorar, porque esto “pasó de verdad”, porque está basado en “eventos reales”. Sí, son reales, lo que no significa que sea verosímil en términos cinematográficos.
Un drama romántico protagonizado por la encantadora y bella, Rachel McAdams y el apuesto Channing Tatum, solo para sentimentales. Este film en Estados Unidos y otros países se estrenó en febrero de este año, y fue líder de la taquilla norteamericana en su fin de semana de estreno con casi 30 millones de dólares de recaudación, y con más de 100 a lo largo de toda su explotación comercial. La historia gira en torno a un matrimonio enamorado Paige (Rachel McAdams) es una escultora que está conforme con su profesión y Leo (Channing Tatum) es un exitoso empresario de un estudio de grabación, se encuentran recién casados de viaje por Nuevo México, una noche nevada sufren un brutal accidente automovilístico y quedan mal heridos. Ella sufre un traumatismo en la cabeza, cae en coma y cuando despierta se encuentra con severos daños en su memoria y solo recuerda algunas cosas de su pasado. Su marido tiene que volver a conquistarla y además ganarse su confianza. Esta historia en parte de su relato es parecido al film “Como si fuera la primera vez, 2004”, protagonizada por Adam Sandler y Drew Barrymore; las situaciones que viven son bastante traumáticas para ambos como también lo fue para las anteriormente citadas, los personajes de Sam Neill y Jessica Lange como los padres de Paige algo desaprovechados. Este es un melodrama romántico, para llevar varios pañuelos, gira mucho tiempo en lo mismo, con las interpretaciones de dos actores Rachel McAdams y Channing Tatum bastantes conocidos que repite los tics de papeles anteriores, con una buena fotografía, lo atractivo es que tiene un trasfondo verídico (inspirada en la historia de una mujer que no recuperó su memoria, tuvo dos hijos y fueron los cuatros felices), resulta ser obvia, esquemática y le faltan matices.
Lo mejor de Votos de amor es que no es engañosa. Sin traicionarse ni retraerse en ningún momento, la película de Michael Sucsy se juega a la efectividad de una trama familiarísima, a la misma vez que juguetea con la autoconciencia. ¿Parodia del género? Nada más lejos de eso: la propia conciencia no tiene más objetivo aquí que el de otorgar credibilidad a un film que procura contar su historia de la manera mas desprejuiciadamente romántica que sea posible. La premisa es, como dijimos, casi vacía de originalidad: Paige (Rachel McAdams) es una artista felizmente casada a quien, y tras un accidente en el que pierde la memoria, su esposo Leo (Channing Tatum) deberá reconquistar. Lo atractivo se da, justamente, en el contraste entre los flashback y el presente confuso y amnésico de la protagonista. O, igualmente, entre el enamoramiento y el descreimiento puros. Así es como funciona el equilibrio de Votos de amor: entretanto Paige observa extrañada la intensidad del video de su propio casamiento, Leo pasea su voz en off sentimentalista en los alrededores de la nieve y las esculturas de su desmemoriada esposa. De ese contrapunto surge la autenticidad de la película, que reniega a través de Paige de sus mismos valores románticos y finge que los olvida, para luego reincorporarlos de forma más natural. En el medio de esa lucha de opuestos desde donde se construye la credibilidad, la película ofrece instantes y elementos logrados, y otros no tanto. Entre aquéllos figura la primera escena, enteramente compuesta de diálogos sobre el clima, de gestos y tiempos muertos, hasta el accidente -impactante y detallado, por cierto- que constituye el giro del relato. Además, el talento de los actores protagonistas y la naturalidad de su interpretación, y un final sencillo y coherente con el devenir de los hechos. Entre los fallos se encuentra un relato en off intrincado y torpe, que subraya y complejiza a todo aquello que no lo precisa. Y, quizás, esa misma manía por que todo concuerde y se relacione; especialmente en lo que respecta a la insistencia sobre el Café Mnemonic, las esculturas y su composición o las partículas y la nieve, que parecen esperar el momento justo para sellar prolija y forzosamente toda metáfora que surja. Votos de amor es un film pequeño, imperfecto, del que sin embargo es posible recolectar fragmentos de encanto mucho más de lo que es distraerse con los traspiés entremedios. Lo que se logra no es excelencia, tampoco originalidad, sino algo tan simple como la genuinidad de lo narrado.
Publicada en la edición digital de la revista.
Inspirada en hechos reales, Michael Sucsy (la película para TV de HBO "Grey Gardens") dirige este drama romántico que, a diferencia de muchas producciones del género, no responde a una historia de amor repleta de los típicos clichés que los espectadores esperan encontrar. En "Votos de Amor", protagonizada por Channing Tatum y Rachel McAdams, lo ocurrido a Kim Carpenter y su esposa Krickitt, un matrimonio residente de Nuevo México que decidió escribir una novela sobre su experiencia, sirve como punto de partida para desarrollar la historia de Leo y Paige, dos jovenes profundamente enamorados, casados y con satisfactorias vidas como artistas en Chicago (él es un músico dueño de un estudio de grabación y ella, una escultora) cuyo amor se pone a prueba. Una noche, conduciendo de regreso a su casa tras disfrutar de una salida al cine, sufren un accidente de automóvil. Leo (Tatum) sobrevive intacto, pero Paige (McAdams) queda en coma producto de un trauma en la cabeza. Al desperar, experimenta una severa pérdida de memoria por lo que su esposo se convierte en un total extraño para ella, ya que 4 años previos al accidente desaparecen por completo, incluyendo el haberlo conocido. A medida que avanza la trama (la cual incluye algunos flashbacks de los momentos más importantes de la pareja), él intenta desesperadamente volver a conquistar el amor de su esposa, quien -para peor- lo último que recuerda es estar comprometida con Jeremy (Scott Speedman), su ex-novio que aún la desea. Mientras él se niega a darse por vencido para no perder al amor de su vida -y su única familia- tratando de reiniciar una relación con Paige como si se acabaran de conocer, ella se vuelve a reecontrar con sus padres (Jessica Lange y Sam Neill) y su hermana (Jessica McNamee), de quienes había estado separada años atrás, asunto que complica el accionar del protagonista. Mediante voz en off, Leo narra lo que la premisa de la película tiene por objetivo transmitir; que la vida tiene momentos de impacto que pueden cambiar nuestra vida para siempre, que te definen. ¿Pero qué pasaría si un día no pudieramos recordar ninguno de ellos? ¿Puede un amor único volver a renacer? Fiel a sus votos matrimoniales ("Prometo, sin importar los desafíos que puedan separarnos, que siempre encontraremos el camino para volver a estar juntos"), el personaje de Tatum acepta el desafío que estos interrogantes plantean. Veremos qué tiene preparado el destino para él. Además de las buenas performances de la dupla protagónica -ambos participaron de otros dramas románticos pero basados en las novelas de Nicholas Sparks "Querido John" (Tatum) y "Diarios de una Pasión" (McAdams)-, el guión escrito por Abby Kohn, Marc Silverstein y Jason Katims está muy bien concebido.