¿Qué pasó ayer? Alan, Dante y Pedro son tres amigos inseparables desde la infancia que ahora andan por los treinta y pico. Cuando Dante se separa de su pareja, Alan (el galán canchero) decide organizarle una fiesta para levantarle el ánimo. El problema es que la fiesta en cuestión se descontrola en excesos y los amigos terminan involucrados en una historia que incluye a pandilleros, dealers y mafiosos. En “La última fiesta” los directores Nicolás Silbert y Leandro Mark (“Caídos del mapa”) intentaron hacer una suerte de “¿Qué pasó ayer?” a la argentina, pero ya se sabe que el género comedia no es fácil, aunque en el cine nacional viene en crecimiento. La película tiene un guión bien narrado, un trío de protagonistas bien definidos y algunos gags logrados, que casi siempre están relacionados con las características de los personajes. Pero por otro lado también abusa de los chistes escatológicos y sexuales (que se repiten sin gracia ya de entrada) y los enredos se alargan demasiado en la última media hora, donde la comedia se desinfla sin atenuantes. Alan Sabbagh se luce como un dibujante frustrado que trabaja como guardia de seguridad y Benjamín Amadeo responde bien al estereotipo de freak. Nicolás Vázquez, en cambio, sólo repite tics.
Gigantes con pies de hierro En abril de 2010, Deepwater Horizon, una de las plataformas petrolíferas más grandes y modernas del mundo, explotó y se hundió provocando una catástrofe: once operarios murieron y se desató el mayor desastre ecológico de la historia con el derrame de cinco millones de barriles de petróleo en las aguas del golfo de México. "Horizonte profundo" refleja esa historia, lo que en principio no parece una empresa fácil. De hecho, los primeros 45 minutos de la película transcurren entre datos técnicos que tratan de explicar los motivos de la tragedia de forma lineal y simple, pero igual el trámite se hace un tanto denso para el espectador. Lo que sí se adivina es que algún tipo de catástrofe se avecina. El protagonista es Mike Williams (Mark Wahlberg), el jefe de mantenimiento de la plataforma, que junto con el encargado de la planta (Kurt Russell) empiezan a darse cuenta que faltan revisiones fundamentales para que el gigante marino comience a funcionar. Sin embargo, los ejecutivos de British Petroleum hacen oídos sordos y quieren ponerse a producir cuanto antes. La película toma verdadero empuje cuando estalla la tragedia. El director Peter Berg sabe combinar suspenso, acción y drama en dosis justas, y además la factura técnica es impecable. También se agradece que, si bien se denuncia la codicia de los burócratas, la película no cae en golpes bajos ni en ninguna moralina barata.
En el laberinto narco "El infiltrado" está basada en una apasionante historia real, la del agente encubierto Robert Mazur, que en los años 80 se hizo pasar por un empresario lavador de dinero para seguir la pista de los cabecillas del cartel de Medellín, en la cima del cual estaba nada menos que Pablo Escobar. Siguiendo la "pista del dinero", Mazur termina descubriendo una red de corrupción que se mueve desde las altas esferas hasta el submundo de la mafia de la droga. Eso sí, el protagonista es un agente de características un tanto especiales: es un esposo fiel y padre de familia, que es insobornable y que se encuentra incómodo entre matones despiadados. Así y todo se juega la vida en una misión que se vuelve tan letal como oscura, y decide llevar las consecuencias hasta el final. En "El infiltrado" no hay sorpresas. El desfile de narcos, banqueros, policías e informantes ya se ha repetido en muchas otras películas. Y el costado dramático de la trama está manejado de una forma muy esquemática y superficial. Sin embargo, la película funciona bien como thriller, y sus extensos 127 minutos son para quedarse pegado a la butaca. El director Brad Furman ("Culpable o inocente") también refleja de refilón las políticas corruptas de los años 80 y la mentalidad conservadora de la era Reagan, como telón de fondo del narcotráfico y sus alcances. Bryan Cranston —ese descubrimiento de la famosa serie "Breaking Bad"— se vuelve a lucir acá componiendo a un personaje valiente al que también le pueden temblar las piernas. Y su actuación es tal vez el punto más alto de la película. Otro dato de "El infiltrado" es que, si bien se desarrolla en un lugar y un tiempo lejanos, dado el contexto en el que vivimos, parece reflejar ciertos aspectos de una realidad cercana.
Venganza del más allá Cuando una película se anuncia con los créditos de otros éxitos hay que dudar. "Satanic", de Jeff Hunt, llegaba con el agregado "de los productores de «The Walking Dead»" y "del guionista de «Kristy», «Miedo profundo» y «La oscuridad». Demasiados títulos para una historia con muy poco valor específico para destacar. Dos parejas llegan a Los Angeles con la idea de divertirse, pero mientras David y Chloe buscan entretenimientos más convencionales y terrenales, Seth y Elise se apasionan con los ritos demoníacos. No sólo eso, sino que se empecinan en hacer una suerte de turismo satánico, sin imaginar que se meterán en lugares donde será muy difícil encontrar la puerta de salida. Y si la encuentran, es más complicado aún que lo hagan con vida. La primera hora de la película tiene dos problemas: el primero es que nunca mete miedo y el segundo es que, cuando aparecen las situaciones terroríficas, es muy fácil saber cómo termina todo. Lo peor para las dos parejitas, y paradójicamente lo mejor para la película, acontece cuando el espíritu de una persona es convocado y nadie sabe cómo hacer para que regrese al infierno. Con recursos poco originales, las amenazas del más allá serán cada vez más fatales y el demonio jugará con ellos hasta saciar su sed de venganza. Aburre y no asusta.
La marca de los golpes “No me mates” toma como punto de partida la historia de Corina Fernández, que se convirtió en un emblema de la violencia de género y de la lucha contra el femicidio en la Argentina. Durante 17 años, Corina sufrió todo tipo de maltrato y humillaciones por parte de su marido. Ella lo denunció 80 veces ante la Justicia, pero sus reclamos cayeron en la nada y la violencia y el hostigamiento del ahora ex esposo recrudecieron. El drama estalló cuando él le pegó tres tiros a Corina en plena calle, mientras ella salía del colegio de sus hijas, y ella milagrosamente sobrevivió. La película del director Gabriel Arbós es un docudrama poco logrado. El realizador mezcla una extensa entrevista con Corina con dramatizaciones que sirven para ilustrar el relato. El testimonio de Fernández es realmente potente, pero la recreación de su vida es tan esquemática como elemental. Entonces se establece una grieta entre la riqueza del testimonio y la puesta en escena, que es muy pobre. La película tiene un formato más periodístico y televisivo que cinematográfico. El enfoque y el testimonio son muy valiosos, pero el que vaya a buscar una buena película sobre este tema —tan actual como profundo y complejo— se va a encontrar con un producto muy diferente.
Villanos sin rumbo ¿Está agotado el rentable mundo de los superhéroes y sus películas derivadas? Es una pregunta que hace rato está dando vueltas y ahora se hace inevitable después de ver "Escuadrón suicida". Y sobre todo si estamos hablando del universo de DC Comics, que tuvo un gran resbalón con la fallida "Batman vs. Superman". Esta vez es el turno de los villanos, y son justamente los enemigos de Batman, Superman y demás héroes los que son convocados por el gobierno de Estados Unidos para una misión que sólo ellos podrían cumplir a cambio de una reducción de penas. Presentados los personajes a nivel coral EM_DASHun grupo de peligrosos locos y criminalesEM_DASH, la película se desinfla rápidamente. El director David Ayer no acierta en casi nada. El principal problema es que nunca se termina de decidir entre esa estética oscura y opresiva que caracteriza a las producciones de DC y un tono más ligero o de comedia. A excepción del personaje de Deadshot (Will Smith), el resto de los villanos no tienen desarrollo: son esquemáticos, no esconden la más mínima sorpresa, y las escenas de acción también son vulgares y previsibles. A la trastornada Harley Quinn (Margot Robbie) le toca la parte del humor, pero lo suyo se limita a unos pocos chistes tontos y desubicados.
Un antihéroe cercano Este regreso de Jason Bourne viene con dos cartas ganadoras: Matt Damon vuelve al papel protagónico y detrás de cámara está Paul Greengrass, el director de "La supremacía Bourne" (2004) y "Bourne ultimátum" (2007). Después de la fallida "El legado Bourne" (de Tony Gilroy, con Jeremy Renner), la quinta parte de la saga llega para cerrar cuentas pendientes. Esta vez el agente de la CIA descarriado está escondido en el anonimato. Pero una nueva pista lo pone en acción para recuperar una parte esencial de su pasado, mientras la agencia de inteligencia recurre a los métodos más sucios para tapar las viejas operaciones que dañaron la integridad de Bourne. El director elige una estética bien clásica, con una narración muy precisa que impone suspenso y acción en dosis justas. El ritmo de la película nunca decae, y hay dos pasajes puntuales de persecuciones que son un verdadero festín en la cámara de Greengrass. Además el reparto es un lujo: Tommy Lee Jones y Vincent Cassel componen a dos villanos que se hacen entender con apenas unos gestos, y Alicia Vikander demuestra por qué se está convirtiendo en una de las actrices más cotizadas de Hollywood. Otro punto a favor es que la película está inmersa en la realidad política y social que nos rodea, con un planteo que apunta a la paranoia y la vigilancia en plena era de redes sociales y venta de datos. En ese sentido, Jason Bourne aparece como un antihéroe de carne y hueso, que en su búsqueda deja al descubierto un mundo manipulador y despiadado. El punto débil de la película es un guión demasiado esquemático y sin sorpresas. La narración aquí es exclusivamente cinematográfica, demasiado dependiente de la técnica de montaje, pero en el fondo falta el apoyo de un guión más original y consistente.
El empleado eterno Checco Zalone es un cuarentón que lleva una vida muy cómoda y feliz como empleado público. Vive en la casa de sus padres... Checco Zalone es un cuarentón que lleva una vida muy cómoda y feliz como empleado público. Vive en la casa de sus padres, su madre lo atiende como a un rey, tiene una novia que lo consiente, y su único trabajo es sellar autorizaciones en una pequeña oficina municipal de Caza y Pesca. Pero todo cambia cuando el gobierno impone una reforma laboral y decide reubicar a algunos empleados. Soltero y sin familia, a Checco se le viene encima el traslado: puede ser a un lugar remoto (hasta una base polar), pero a él no le importa, resiste a todas las presiones y no renuncia, rechaza miles de euros del retiro voluntario porque su cultura y su educación siempre le indican que el "puesto fijo es sagrado". "No renuncio", que batió récords de taquilla en Italia, está protagonizada por Checco Zalone (sí, mantiene su nombre en el personaje), un cómico y animador de televisión muy popular en su país. La película trata de recuperar el espíritu de la commedia all'italiana, y en algunos pasajes lo consigue, pero en general se queda corta porque le falta irreverencia y filo, y por otro lado le sobran gags más pensados para un formato televisivo. La comedia arranca con un tono satírico sobre el mandato social del empleado público que es hilarante (el niño que sueña con el "puesto fijo" en la Municipalidad, todo un "privilegio"), pero lentamente va perdiendo este tono cuando al protagonista lo trasladan a distintas partes de Italia y del mundo, y allí comienzan a desfilar distintas facetas de la "italianidad al palo" (el tano como gritón, maleducado, etc), que están subrayadas con un humor tan obvio que se vuelve grotesco. También es llamativo que la película se burle de la corrección política y sobre el final se vuelva políticamente correcta y complaciente.
Nostalgia y falta de ideas Mucho se ha hablado de esta versión de "Cazafantasmas" antes de su estreno. Se discutió si era una remake o un reboot (relanzamiento) de la comedia original de 1984. También hubo una inexplicable polémica por su elenco femenino, porque los fans de la original (que se transformó en una película de culto) defendían a los emblemáticos actores (hombres) que eran protagonistas en los 80. Ahora que la película llegó a los cines todo este cacareo resulta exagerado, y lo único que queda en evidencia es que en Hollywood se recurre cada vez más a los reboots y las remakes porque faltan ideas. "Cazafantasmas" es una comedia inofensiva y desabrida, demasiado contenida, con algunos gags y personajes logrados, pero poco más que eso. A la película le falta desenfado y un humor más picante, y le sobra nostalgia. Poco importa que el director sea Paul Feig ("Damas en guerra", "Chicas armadas y peligrosas"), o que las protagonistas sean de las mejores comediantes actuales. En este caso Melissa McCarthy está en piloto automático, Kristen Wiig está desaprovechada, Leslie Jones está demasiado estereotipada y Kate McKinnon se lleva la mejor parte, con un personaje alocado que aporta algo de frescura. Lo mismo puede decirse Chris Hemsworth, que arranca algunas sonrisas en el papel de un secretario tan sexy como torpe. Los cameos de Bill Murray, Dan Aykroyd y Sigourney Weaver no suman nada, pero al igual que el inolvidable tema de Ray Parker Jr. (que levanta muchas escenas) terminan redondeando el concepto de que la película se queda en el homenaje y la nostalgia.
Una fórmula gastada A 14 años de "La era de hielo" original, ¿qué gracia puede tener la popular ardilla Scrat tratando de atrapar a su escurridiza bellota? Es el mismo chiste de siempre. Pero mientras siga habiendo buenos resultados en la taquilla se seguirán estrenando películas como "La era de hielo: choque de mundos", una secuela en piloto automático. La quinta entrega de la saga está apoyada casi en su totalidad en el humor físico: saltos, golpes y gritos. El problema es que este tipo de recurso agota y hasta llega a irritar si no hay una historia que lo sostenga. Y en este caso la historia brilla por su ausencia: por un lado los personajes deben salvar al mundo del choque de un meteorito, y por otro lado está el mamut Manny celando por demás a su hija Morita, que se puso de novia con un mamut bueno pero torpe. Y eso es todo. Los personajes han sufrido un gran desgaste desde la original y no se han renovado. Y los pocos guiños para los adultos están forzados y no causan gracia. El trabajo de animación de los estudios Blue Sky es excelente, pero con el nivel que ha alcanzado el cine de animación en los últimos años esto solo ya no alcanza. Hace falta una historia, y personajes con más carisma, aunque el público, de todas maneras (y más en vacaciones de invierno) siga llenando las salas.