Un hombre se zambulle en el mar y, al volver a la playa, tiene una serie de flashbacks que lo llevan a recordar distintas situaciones de vacaciones en ese mismo lugar. Los personajes se hilvanan y deshilvanan en esta original y bastante disfrutable comedia lunática con personajes divertidos, chicas celosas y niños salvajes, enmarcados en distintos capítulos con aventuras de Julio Verne o Emilio Salgari como "Viaje al centro de la tierra" o "Los tigres de la Malasia". Hay algunas situaciones adolescentes, otras más adultas unas de las mejores escenas del film trata sobre quién fue infiel a quién en un triángulo amoroso-, y también infantiles, y si bien no todas tienen la misma eficacia la película avanza con buen ritmo y humor. Las actuaciones son creíbles a pesar del contexto de comedia del absurdo que "Las olas" adquiere en más de un pasaje. La fotografía aprovecha las locaciones uruguayas e inclusive aporta algunas visiones poéticas. La música lounge de Estupendo hace honor al nombre de la banda.
Hay detalles del argumento de esta tercera "Hotel Transylvania" que la vuelven casi tan contundente como el film original, y aun superior a la primera anterior. Drácula empieza a sentir que más de cien años de soledad es demasiado tiempo para seguir viudo, pero no da pie con bola con los nuevos métodos virtuales de seducción. Claro que cuando todo el clan de monstruos clásicos se va de vacaciones en un crucero por el Triángulo de las Bermudas lugar ideal para que estos engendros vacacionen, sin duda- el romance aparece de la manera más complicada, dado que la nave del Conde y los suyos se topa con una descendiente del clan Van Helsing, que más allá de amor pretende exterminar a todos estos monstruitos. El director Genndy Tartakovsky se esfuerza por demostrar que su taquillera franquicia no está agotada, y por momentos lo logra con buenos gags que funcionan tanto para los chicos como para sus acompañantes adultos. Hay imágenes coloridas y también cierta sensación de déjà vu inevitable.
Luego del sorpresivo éxito de su excelente película de muy bajo costo "La noche de la expiación" ("The Purge", 2013), y su sólida secuela "12 horas para sobrevivir" ("The Purge: Anarchy",l 2014), a la que se agregó la más floja "12 Horas para sobrevivir: El año de la elección" ("The Purge: Election Year", 2016, justo para la era Trump), el director, guionista y productor James DeMonaco optó por dejar la dirección de la cuarta entrega de la franquicia en manos de otro director. "The Purge" describe un futuro donde los Estados Unidos celebran una noche de furia en el que ningún delito es punible, y cualquiera puede matar al prójimo. Inspirada en el cine de John Carpenter, las dos primeras peliculas tenían algo serio que decir mediante sus escenas de violencia y suspenso. Esta precuela explica las raíces del impiadoso feriado, mostrando el test o prueba piloto de "La purga", solo aplicada a los habitantes de Staten Island. El personaje más interesante es la científica a cargo del experimento, Marisa Tomei, pero más que nada el foco está puesto en la interminable masacre, por momentos tan intensa como bien filmada, aunque todo el asunto luce como un déjà vu que no agrega nada a la original distopía de DeMonaco.
Por una vez Marvel se toma un descanso de sus mezclas de superhéroes, e incluso cambia el tono apocalíptico de costumbre, para entregar una imaginativa comedia lunática para toda la familia, casi al estilo de aquellas fantasías inocentes producidas por Disney en los años 60. El tono le sienta bien a esta secuela bastante mejor que la original "Ant Man". Curiosamente, el guión soslaya toda referencia a otras películas recientes de Marvel, y sólo menciona la segunda parte de "The Avengers", ya que una aparición del personaje de Paul Rudd en ese film deriva en su arresto domiciliario. Pero claro, alguien que tiene la capacidad de achicarse al tamaño de una hormiga puede escabullirse fácilmente, sobre todo si es reclutado a la fuerza por el científico Michael Douglas y su hija Evangeline Lilly, ahora convertida en la Avispa. Estos dos prófugos de la justicia tienen un laboratorio que se encoge y agranda a gusto, y están a punto de salvar a la esposa y madre, Michelle Pfeiffer, perdida en una realidad paralela. En el medio se interpone la torturada Hannah John-Kamen, como Ghost, interesante villana que busca una cura para una dolorosa mutación. En furioso 3 D y con una formidable fotografía de Dante Spinotti, lo mejor es la inmersión de Michael Douglas en el limbo cuántico, gran homenaje a "Viaje fantástico" de Richard Fleischer (superclásico del encogimiento), y las persecuciones de autos que se reducen y agrandan no tienen desperdicio.
Esta ensalada de thriller y comedia negra no está nada bien condimentada, y redunda en un desperdicio de talento. En su primer intento de dirigir un largometraje, Nash Edgerton narra una historia de enredos bastante confusos en medio de intrigas corporativas y narcos mexicanos, con el pobre David Oyelowo traicionado por todos en su papel de ejecutivo, y deambulando por Veracruz sin mucha suerte. La trama tiene que ver con una empresa estadounidense que piensa lanzar al mercado un nuevo tipo de cannabis medicinal en pastillas, para lo que necesita una planta de producción fuera de los Estados Unidos, y México es el mejor sitio que encuentran; lástima que no tienen en cuenta los problemas surgidos del narcotráfico. Cuando empiezan los inconvenientes, el ejecutivo que debe arreglarlos está totalmente deosorientado, y como tiene un problema personal contra su jefe no se le ocurre mejor idea que simular un secuestro. Las cosas se complican cuando los verdaderos criminales lo encuentran, pero para ese entonces el espectador ya estará harto de las largas escenas dialogadas y enredos obvios. La productora ejecutiva, Charlize Theron, en el papel protagónico, no tiene el peso de una ejecutiva inescrupulosa. Hacia el final hay algunas buenas escenas de acción que no terminan de equilibrar el conjunto de esta producción de los estudios Amazon que funciona como un mediano telefilm.
"Deberías mudarte a un pueblo chico donde aún se respeten las leyes". Esa conclusión quedaba flotando en la primera y notable "Sicario". La secuela tiene un pueblo menos chico, donde además de los conflictos revisados en el film anterior hay infiltrados por asuntos aun más feos que la simple inmigración ilegal o el narcotráfico, lo que obliga a unir a dos rivales. Stefano Sollima, hijo de Sergio, director de notables films políticos disfrazados de westerns como "Faccia a faccia", aplica esa noción a esta película con dos formidables antagonistas, Benicio del Toro y Josh Brolin. Los momentos más tensos y las explosiones de superacción no tienen nada que envidiar a la película previa que dirigió Denis Villeneuve. El argumento daba para más. Y precisamente ese es el punto: ¿por qué el guionista de esta y la anterior película sicaria, Taylor Sheridan, no se atreve a dirigir sus propias historias terribles? Lo hizo en su excelente "Wind River", por ejemplo. En todo caso, esta nueva "Sicario" es un tremendo thriller digno de lo que uno, a esta altura, ya podría suponer que será una serie de varios films. La fotografía de Dariuz Wolski por momentos supera la de Roger Deakins del film previo, y en el elenco hay que agradecer que Sollima Jr. recupere a Mathew Modine en un muy buen papel secundario.
Antes que nada hay que decir que esta "Paranormal" se llama "Nails " ("Uñas") y el título local está puesto para buscar un parentesco, en realidad inexistente, con la serie de películas sobre cámaras de seguridad que captan sucesos fantasmagóricos. Aquí hay una mujer que sufre un accidente y queda internada en un sanatorio casi desierto y siniestro. Y el hecho de que sus heridas le hayan quitado la capacidad de hablar normalmente, y que tenga que utilizar una computadora para poder comunicarse, no mejora precisamente las cosas. Es que en el lugar ocurren cosas siniestras, y ya desde la secuencia de títulos está claro que a los pacientes les cortan las uñas durante la noche, no se sabe muy bien para qué, pero sin lugar a dudas para nada que tenga que ver con lo medicinal. Esta película irlandesa de muy bajo costo recorre caminos ya conocidos, agregándole el dato de un enfermero psicópata que años atrás actuó como ángel de la muerte matando enfermos internados en el lugar. Sin ser un gran film, "Nails" está bien actuada, tiene buenos climas de tensión y ofrece un buen par de sustos.
"Me dijo 'Todo lo que quieras'/ y todo lo que quise, al final/ lo tuve". Ese es uno de los versos que recita, o deja escritos, un viejo poeta ya olvidado, camino a confundirse él mismo en el olvido. Pero, aun con sus lagunas mentales, y aunque nadie lo registre, él sigue siendo un señor elegante, cordial, de buen humor y buenos modales. Por ahí cerca vive un muchacho como tantos de ahora: no es mala persona pero no estudia, no trabaja, se junta con otros vagos y se lleva mal con el padre, que en este caso tuvo menos oportunidad de educarse (pero consiguió otra mujer, en tanto el pibe se enreda con la madre de un amigo). Pues bien, el padre obliga al hijo a tomar un trabajo mínimo, acompañar al viejo en sus paseos vespertinos. Los demás vagos también tomarán parte. Y el resto de la historia, se la dejamos al espectador, para que la descubra, se regocije y se emocione, porque ésta es una comedia suave, sencilla, nada sensiblera pero bien sentida, y bien italiana, que además tiene algo profundo. No es solo para pasar el rato. Autor, Francesco Bruni, más conocido como libretista de "Comisario Montalbano", "La prima cosa bella" y otras buenas obras peninsulares. Autor de los versos, Simone Lenzi, poeta y cantante, a veces también libretista. El muchacho, Andrea Carpenzano, debutante con buen futuro. Y el viejo, nada menos que Giuliano Montaldo, el director de "Sacco y Vanzetti", "Giordano Bruno" y otros títulos memorables de los '70, que cada tanto hace alguna aparición, pero aquí es coprotagonista, y nos deja un personaje entrañable. Un detalle: atención a la dedicatoria que aparece en los créditos finales, una tocante revelación.
Este drama sobre el choque cultural entre obreros alemanes y campesinos búlgaros fue nominado o premiado en más de una docena de festivales de todo el mundo, y hasta recibió el premio al mejor director para la cineasta y guionista Valeska Grisebach en Mar del Plata. Es una buena película, con algunas escenas logradas, pero muy despareja tanto en lo narrativo como en lo formal. "Western" cuenta las experiencias de unos trabajadores alemanes que viajan a un desolado paraje búlgaro para hacer algún tipo de obra relacionada con topadoras, taladros y canales fluviales. Sin describir con demasiada atención la tarea que sirve como motor para la trama, la película demora en arrancar, pero va mejorando a medida que se enfoca en la amistad de uno de los alemanes con uno de los lugareños. El protagonista, Meinhard Neumann (actor amateur, igual que el resto del elenco) es perfecto para el papel de tipo solitario y desarraigado que, sin embargo, logra un vínculo genuino con gente que ni siquiera habla su idioma. En este sentido hay momentos brillantes que equilibran las partes menos logradas, incluyendo un montaje vacilante, una duración excesiva y el total desinterés por aprovechar el paisaje búlgaro.
En una de las primeras escenas de esta comedia sobre el sexo y el romance en la tercera edad, una de las protagonistas describe su vida erótica citando el título de un documental de Werner Herzog, "La cueva de los sueños olvidados". La premisa es divertida: cuatro amigas maduras arman un club de lectura, y cada mes una de ellas propone un libro que sirva de excusa para reunirse y charlar. Cuando la única de ellas que sigue manteniendo una vida sexual activa elige "50 sombras de Grey", las otras se escandalizan, pero luego no pueden evitar todo tipo de pensamientos impuros que terminan revolucionando sus vidas. La primera mitad de "Book Club" es un raro ejercicio en picaresca con chistes de doble sentido que por momentos casi parecen un homenaje a Hugo Sofovich, y como las protagonistas son actrices de la talla de Diane Keaton, Jane Fonda, Candice Bergen y Mary Steenburgen, los mejores gags son realmente graciosos. Pero, teniendo en cuenta el talento del cuarteto estelar, más un elenco que incluye a Craig T. Nelson, Richard Dreyfuss, Andy García, Don Johnson y Alicia Silverstone, el resultado podría haber sido superior. Sin embargo, el director y coguionista Bill Holderman no tiene la muñeca necesaria para mantener el ritmo narrativo con tantas historias paralelas, que para colmo van evolucionando hacia lo meloso. A su favor hay que reconocer que supo aprovechar a cada una de estas actrices en escenas divertidísimas, escritas y filmadas a su medida.