Un James Bond posmoderno en divertido choque cultural La secuela de "Kingsman" muestra a su director, Matthew Vaughn, totalmente desatado gracias al éxito de taquilla del film original, lo que lleva a que la continuación de las andanzas del joven espía Taron Egerton. adiestrado por el veterano agente secreto Colin Firth, sea igual o aun más divertida al incluir nuevos personajes delirantes. Empezando por la villana, Julianne Moore, quien luego de monopolizar la venta global de drogas usa a todos los consumidores del mundo como rehenes en una negociación con el presidente de los Estados Unidos. Justamente la nueva "Kingsman" une a los agentes secretos ingleses con sus pares norteamericanos, los "statesman", en cuyas filas militan Jeff Bridges y una irreconocible Halle Berry, y el choque cultural entre los dos estilos de espías da lugar a gags memorables. Pero la película de Vaughn no sólo es muy divertida sino imaginativa a todo nivel, empezando por las creaciones robóticas y gadgets; los decorados lunáticos y la utilización de actores claves, incluyendo al propio Elton John interpretándose a sí mismo en una serie de secuencias sin desperdicio.
Terror a la criolla con buenos recursos Este thriller argentino de terror comienza de manera elemental con la típica escena en la que, en una noche tempestuosa, una pareja accidentada pide auxilio en la única casa en un paraje desierto. Esa casa está habitada por el personaje del título, una mujer que no está muy bien de la cabeza ya que habla de un marido inválido que no se ve por ningún lado y a cada rato da lecciones de acuerdo con sus estrictos valores morales y religiosos. Si bien es cierto que el film parte de una formula archiconocida, poco a poco la trama va enganchando al espectador y el asunto se pone más aterrador, Las actuaciones son sólidas pero a veces los diálogos no encuentran la síntesis. Más allá de sus defectos, "La señora Haidi" es una película interesante y bien filmada que no decepcionará del todo a los fans del género.
Una secuela innecesaria • LA POSTERGADA CONTINUACIÓN DEL CLÁSICO DE LOS TEMPRANOS 80 CARECE DE FUNDAMENTO Y SE VUELVE ALGO REMANIDA En la segunda parte del film de Ridley Scott, ahora con dirección de Denis Villeneuve, hay un abuso de esteticisimo y diálogos insípidos, y la premisa cambia radicalmente: el futuro es post-atómico. En la novela breve de Philip K. Dick en la que se basó la "Blade Runner" original, la pregunta era "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?". En la nueva y postergada secuela "Blade Runner 2049" no hay demasiados interrogantes, pero lo que da una idea del cambio de estilo es que, de manera más pedestre, el personaje de Harrison Ford asegura que sueña mucho con queso. A lo largo de la historia del cine de ciencia ficción aparecieron muchas secuelas que nadie necesitaba. Inclusive algunas bastante buenas, como "2010", la continuación de "2001" de Stanley Kubrick que dirigio Peter Hyams y que, a pesar de ser un film sólido, hoy no casi nadie recuerda. Esto se aplica a la nueva "Blade Runner" con la diferencia de que esta película de Denis Villeneuve es bastante mediana, y no muy pareja. Para empezar, el guión sobre un posible hijo de la pareja fugitiva del Blade Runner Ford y la replicante Sean Young, que huían juntos al final del primer film, cambia el esquema totalmente al ubicar la acción en un futuro que ahora no está hiperpoblado sino que es post-atómico, lo que vuelve la premisa más remanida. Pero el film se hace eterno sobre todo debido a sus más de dos horas y media con escenas estáticas, fotografía esteticista, diálogos insípidos y escasos, demasiados primeros planos de Ryan Gosling repitiendo dos únicas expresiones, mas un Jared Leto sobreactuado y un Harrison Ford divertido, pero que aparece demasiado tarde como para redimir el aburrimiento. Justamente el escondite del ex Blade Runner, una Las Vegas radioactiva con hologramas de Elvis y Sinatra y un perro que bebe whisky, es lo más interesante de una película que, como dijimos antes, nadie necesitaba.
Un golpe audaz e imposible articula divertido policial Un manco, un hombre sin una pierna y un ladrón profesional que los instruye desde la cárcel son el improbable trío de ladrones que quiere quedarse con la recaudación de una carrera de automóviles. Las películas sobre robos imposibles suelen ser muy divertidas, y en este caso la diversión es doble dado que los que están a cargo de un golpe sofisticado son unos típicos perdedores sureños que no parecen las personas mas indicadas para el caso. Justamente, ese es el detalle que hace que la última película de Steven Soderbergh sea una gran comedia policial con todos los atributos para hacer pasar un rato entretenido al espectador. La historia tiene que ver con un plan para robar la recaudación de las carreras de autos NASCAR en el autódromo de la ciudad de Charlotte. Los que planean el atraco son dos hermanos sin mucha suerte (de ahí el titulo original): uno habría sido un gran deportista si no fuera por que se accidentó una pierna, y acaba de quedarse sin su trabajo como albañil, y el otro es un barman al que le falta un brazo. El recién despedido sabe detalles acerca de dónde guardan el efectivo en el autódromo, pero para el robo necesitan un auténtico ladrón, y al que conocen está preso, por lo que plan requiere sacarlo y devolverlo a la prisión el día del golpe. Este personaje, a cargo del actual James Bond, Daniel Craig, bastaría por sí solo para recomendar esta comedia tan poco pretenciosa como sus pintorescos ladrones, diseñados para mostrar diferentes matices del folklore sureño que obviamente Soderbergh, oriundo de Georgia, conoce más que bien.
Una rivalidad con tratamiento muy melodramático "Como en "Rush" de Ron Howard, que enfocaba la rivalidad de los corredores de Formula 1 Nikki Lauda y James Hunt, este drama deportivo explica todo desde su título. Luego de ganar cuatro Wimbledon seguidos, en 1980 el tenista sueco Bjon Borg habría podido romper todos los records si el novato John McEnroe le hubiera permitido ganar por quinta vez. La mejor escena de tenis en una película sigue siendo la de "Strangers on a train" (""Pacto siniestro"), de Alfred Hitchcock, en la que un psicópata es el único miembro del público de un partido que no mueve la cabeza siguiendo la pelota. Aquí no hay nada que se le parezca , pero sí hay buen retrato psicológico de ambos personajes y una interesante descripción del mundillo y las presiones del tenis, además de saber usar con imaginación la geometría de la cancha en planos cenitales para generar más atractivo visual. Las actuaciones son sólidas, especialmente las de Shia LaBeouf como McEnroe y la de Stellan Skarsgard como el entrenador de Borg, pero el director no maneja con igual eficacia la tensión del relato y se empantana en varias escenas melodramáticas innecesarias. El rigor de la ambientación de época queda claro cuando aparece un equipo de periodistas argentinos de "Argentina Televisora Color"
Un buen thriller, con mucho de western contemporáneo El título con el que se estrena coincide con el de una de las mejores películas filmadas en Hollywood por Hugo Fregonese (¿alguien lo recordará?). Antes que nada, hay que recordar que el titulo "Viento salvaje" era el que llevaba, en la Argentina, una de las mejores películas dirigidas por Hugo Fregonese en Hollywood ("Blowing Wild") con Gary Cooper, Anthony Quinn y Barbara Stanwyck, por lo que a este "Wind River" lo podrían haber traducido de otra manera. Pero hoy nadie, en el mejor de los casos, parece recordar nada. Dicho esto, hay que destacar a esta primera película dirigida por el guionista de "Sicario" y "Sin nada que perder", Taylor Sheridan, como un thriller con mucho de western contemporáneo más que interesante. La acción transcurre en un crudo invierno en Wyoming con una chica indígena asesinada y un agente de la pesca y la fauna que intenta solucionar el caso como un modo de redimir un error grave que cometió antes. Lo primero que llama la atención es el creciente clima dramático que va generando más y más suspenso, y el brillante uso del paisaje como elemento protagónico tan importante como los distintos personajes. Las actuaciones son más que solidas, empezando por la de Jeremy Renner, y el guión está escrito con astucia para no darle tregua al espectador. "Wind River" es un thriller inteligente que, por sus imágenes, debe ser visto en pantalla grande.
Terror casi metafísico en gran adaptación A diferencia de otras novelas de Stephen King, "It" no pertenece a un subgénero específico del fantástico, sino que es una compleja historia de terror más abstracto y metafísico de lo usual. Salvo el monstruoso payaso Pennywise, que en realidad es un enigmático ente maligno que cambia de forma según los miedos de sus víctimas, no hay un personaje principal sino un grupo de preadolescentes atormentados que se unen para defenderse de ese extraño mal. Esto, más la complejidad de la novela que alterna flashbacks de los chicos intercalados con sus vivencias como personajes ya adultos, atentó contra la eficacia de la vieja miniserie interpretada por Tim Curry en el papel del payaso. En cambio, esta nueva versión para cine a cargo del argentino de "Mamá", Andy Muschietti, es contundente desde el electrizante y climático prólogo en el que un chico se encuentra con el payaso, que acecha dentro de una alcantarilla. El guión elimina todo lo relativo a la etapa adulta de los personajes lo que deja material para la segunda parte que veremos en un par de años- y se concentra, primero, en las experiencias de estos chicos que además de sufrir un violento bullying por parte de algunos de sus salvajes compañeros, son acosados por este espectral payaso que viene haciendo desaparecer chicos y adultos desde la misma fundación del pueblo en el que viven. El director logra un brillante crescendo narrativo, considerando lo coral del asunto, casi como si fuera un Robert Altman del terror, y dosifica el relato con imaginativos momentos horripilantes. En particular, durante la larga combinación de secuencias en la que los chicos combaten al payaso el terror no cesa, generando un vértigo de sustos digno de los maestros del género que Muschietti admira. Si, comparado con esto, el desenlace es un tanto anticlimático, probablemente se deba a que no es un autentico final sino una pausa antes de que todo siga en el capítulo siguiente. La actuación de Bill Skarsgard es impresionante, pero también hay que destacar lo bien dirigidos que están los chicos, empezando por la talentosa Sophia Lillis.
Divertida comedia negra con guardaespaldas y asesino Un argumento minimalista y acción a raudales, en una trama donde todos quieren matarse con todos. La acción brota a raudales en esta comedia negra muy bien dirigida por Fran Hughes, encargado de la última entrega de la trilogía de "Los indestructibles". El argumento tiene cierta originalidad al mostrar los problemas que tiene un guardaespaldas venido a menos en su profesión cuando es comisionado para llevar a uno de los mas temibles asesinos a sueldo desde Inglaterra hasta el tribunal de La Haya para que declare en contra de un terrible dictador. La trama tal vez sea minimalista, pero da lugar a todo tipo de escenas divertidas en las que interactúan los dos protagonistas, Ryan Reynolds como el guardaespaldas, y Samuel L. Jackson como el asesino que hay que cuidar. El detalle de que ambos se detesten y sobre todo de que Jackson no tenga ningún problema en tratar de liquidar a su protector, dado que no tiene muchas ganas de testificar, mientras varios asesinos tratan de matarlos a ellos, resulta en una vertiginosa mezcla de humor y violencia que tiene su momento culminante cuando estos dos tipos de temer comparten un viaje con unas monjas. Justamente, otro atractivo de esta explosiva road movie es la variedad de paisajes que usa como fondo para sus tiroteos a granel.
Charlize Theron: la rubia atómica en la guerra fría Los últimos días de la Guerra Fria son el marco para esta adaptación de la novela gráfica "The Coldest City", con una superagente del servicio secreto británico que mata espías a diestra y siniestra a ambos lados del muro de Berlín. Luego del asesinato de uno de sus colegas ingleses, Charlize Theron aterriza en el aeropuerto de Alemania Occidental y desde el mismo minuto que pisa Berlin queda claro que la KGB conoce quién es y qué está haciendo allí, lo que da lugar a una serie de excelentes escenas de acción, algunas extremadamente violentas para acentuar el estilo historietístico del asunto. Si bien el aspecto visual es atractivo, y la aparición en los dos Berlines de 1989 de esta espía sexy, en medio de discotecas a toda música pop de los '80, es divertido, lo cierto es que en los pasajes que el film se toma más en serio da la sensación de que una historia de espías al ritmo de la caída del Muro daba para mucho mas. Con todo, Charlize Theron interpreta con furia un personaje capaz de eliminar cualquier tipo de enemigos, y particularmente una larga escena de acción, violencia y suspenso que se convierte en el auténtico climax justifica por sí la película. Las presencias de John Googman y Tobey Jones, también.
Un drama bélico algo moroso Durante la Guerra de las Malvinas, un destacamento formado por cuatro soldados es asignado a atender un puesto de radar en el Canal de Beagle. Su trabajo consiste, básicamente, en determianr la ubicación (el QTH del título) y la identidad de las embarcaciones que pasan por la zona. El grupo está compuesto por un suboficial abusador y obsesivo por la comida; un cabo curiosamente humanista y dos conscriptos, un tucumano y un porteño. Mientras el suboficial cuida un hámster que tiene como mascota y prepara la comida con un delantal de cocina que a veces ni siquiera se quita al propinar "bailes" y malos tratos a los colimbas-, la guerra va tomando el curso que todos conocemos, lo que se describe a través de los comunicados del gobierno militar, que los personajes escuchan por la radio. El planteo no deja de ser original, pero lo cierto es que este drama bélico intimista daba más para un corto que para un largometraje, ya que la acción avanza lentamente sin dirigirse hacia ningún lado. Hay algunas buenas escenas y actuaciones algunas dotadas de sorprendentes toques de humor grotesco- y sobre todo buenas imágenes relacionadas con los paisajes del sur argentino.