La guerra, con la cruda mirada de Mel Gibson El director de “La Pasión de Cristo” vuelve a mostrar su inclinación por las escenas de violencia gráfica en esta historia de la Guerra del Pacífico. Como director, Mel Gibson se ha especializado en películas épicas sobre episodios históricos especialmente cruentos, y esta nueva "Hasta el último hombre" no es la excepción. Esta vez enfoca la Segunda Guerra Mundial, contando la historia real del raro caso de un objetor de conciencia que mereció la Medalla al Valor por su participación en la batalla de Okinawa, una de las más sangrientas de la Guerra del Pacifico. Gibson toma la historia antes de la guerra, empezando por una escena violenta en la infancia del protagonista. Teniendo en cuenta lo extraño del caso de la objeción de conciencia en cuestión, ya que se trata de un voluntario al ejército que se niega a usar un fusil porque lo que le interesa es servir como médico, Gibson se las arregla bastante bien con la primera mitad del film que describe las duras experiencias del recluta durante el entrenamiento en los Estados Unidos, antes de partir a combatir contra los japoneses. Especialmente cuando la rebeldía pacifista del soldado Desmond T. Doss llega al extremo de negarse a tocar un rifle aun bajo la amenaza de que le quiten el permiso de salida el día en que pensaba casarse. El personaje es atípico, y si Gibson logra volverlo interesante y carismático es gracias a una excelente actuación de Andrew Garfield, que parece una cruza entre Tom Hanks y Anthony Perkins. Pero una vez terminado el conflicto de objeción de conciencia, el director no pierde tiempo y va directamente a la batalla de Okinawa. El decorado de la barranca por la que los soldados deben trepar para atacar a los japoneses (el Hacksaw Ridge del título original) debe ser uno de los mas aterradores en la historia del cine bélico, del mismo modo que los disparos, las explosiones y los lanzallamas se vuelven terroríficos en la visión de la guerra de Gibson, que sin duda está en su salsa. "Hasta el último hombre" es una formidable película de guerra con el giro inesperado de que el héroe es un médico y no un soldado, lo que da lugar a escenas de suspenso cuando el protagonista queda detrás de las líneas enemigas sin un arma para defenderse. Muchas veces hay una contradicción en el cine antibélico que se sostiene a través de una estética ultraviolenta. Parte de esa contradicción surge de la naturaleza misma de la guerra, y en el caso de este film, la contradicción quizá sea más aguda pero no por eso menos interesante.
Desvelarse en el espacio es duro De todos los subgéneros posibles de la ciencia ficción con viajes espaciales, el que se relaciona con romances cósmicos no suele ser el más interesante. Sin embargo esta "Pasajeros", por mas ñoña que sea, no está mal pensada del todo. Hay una nave de lujo destinada a poblar con cinco mil personas una colonia paradisíaca en otra galaxia. Como el viaje dura 120 años, todos viajan en estado de hibernación, pero un accidente que no debería ocurrir provoca que Chris Pratt despierte 90 años antes de lo previsto. Luego de deambular solo por la gigantesca nave charlando con un barman androide durante un año, como no aguanta la soledad se le ocurre la idea de despertar de su cámara de hibernación a una bonita compañera, nada menos que a Jennifer Lawrence. Así comienza una hermosa amistad que, por supuesto, incluye romance, hasta que la chica se entera de que su despertar no fue accidental. Si bien la relación entre la pareja protagónica es un poco obvia, lo que hasta ese punto del film hace que las cosas funcionen es la brillante dirección artística y los efectos especiales de la nave espacial, una especie de crucero de lujo interestelar. Y lo que logra que la película no se pierda del todo en la ñoñería es una crisis en la nave que hace que todo tipo de desperfectos ocurran a la vez, poniendo en peligro al dúo estelar y a todos los miles de hibernados. Hay muy buenas escenas relacionadas con estos desperfectos, por ejemplo los problemas de estar nadando en una pileta cuando se descompone la gravedad artificial. Lamentablemente el centro del film es el romance telenovelesco hasta en su elemental y previsible desenlace.
Una cellista rigurosamente vigilada Una cellista joven y sexy la piensa pasar sola en su casa un fin de semana lluvioso. O por lo menos eso es lo que ella cree, ya que hay un intruso metido allí, observando todos sus movimientos, e inclusive jugando con sus comidas y sus cosas personales. Esta película de bajo presupuesto está armada con cierta inteligencia como una especie de ejercicio en morbo, pero en estos casos lo difícil siempre suele ser mantener interesante el asunto valiéndose solamente de un decorado casi único y una protagonista absoluta. Y este "Intruso" no es la excepción. Louise Linton soporta bastante bien la tarea de llevar adelante el film casi sola, con los únicos apoyos de un gato, un ex novio que aparece de repente, un vecino medio raro y otro demasiado amable. A favor del director Travis Zariwny se puede decir que logra mantener oculta la identidad del intruso psicópata casi toda la película, aunque hacia el final ya se ve venir. La historia está razonablemente contada, con buenos momentos de suspenso mezclados con otros un tanto mas obvios. "Intruso" es el tipo de película que tal vez atrape al espectador cuando la den en el cable, sobre todo si quien hace zapping la pesca justo cuando Louise Lipton esta en la ducha.
“Star Wars” goza de buena salud y viene más violenta A casi 40 años de su debut, la nueva precuela establece un diálogo directo con el film inicial a través de una trama bien urdida, donde los rebeldes pelean por el plano para destruir la Estrella de la Muerte. De todas las películas de la saga de "Star Wars", "Rogue One" probablemente sea una de las más dramáticas, intensas y violentas. Lo que surge necesariamente de una trama que inserta esta precuela justo antes del film de George Lucas que inició todo en 1977. En aquella legendaria "Star Wars" los rebeldes tenían un plano para destruir el arma mortal del Imperio, la Estrella de la Muerte, capaz de borrar un planeta entero en segundos. Justamente, en "Rogue One" se cuenta la historia de los pormenores acerca de cómo los rebeldes consiguieron ese plano de la nueva arma de Darth Vader. Para llegar a ese punto de la misión suicida del robo del plano hay una historia compleja que va presentando nuevos personajes tanto vinculados con el Imperio como con la Alianza Rebelde, e inclusive, en algunos casos, con ambas facciones. Entre los personajes más atractivos se puede mencionar a la ladrona interpretada por Felicity Jones, la hija del científico presionado para construir el arma imperial. También se lucen Forest Whitaker como el más extremista de los luchadores contra el Imperio, y Donnie Yen como un ciego aspirante a Jedi, sin duda inspirado en el clásico samurai ciego Zato Ichi interpretado en una larga saga del cine japonés por el actor Shintaro Katsu. Otros dos actores brillan sólo poniendo su voz. Uno es Alan Tudyk, que interpreta a un nuevo robot, más aguerrido y mala onda que sus famosos colegas R2D2 y 3CPO (que, por supuesto, no podían dejar de tener un cameo). El otro es el talentoso James Earl Jones, es decir Darth Vader. De hecho, este gran villano justifica por sí solo el precio de la entrada para "Rogue One" ya que la película lo muestra más feroz que nunca. Garteh Edwards, el director de la última "Godzilla", empieza con calma la presentación de nuevos personajes cuyas historias personales van intensificando un drama que, pasado el primer tercio de proyección, ostenta un pulso narrativo a un ritmo que no se detiene nunca, hasta llegar a la larga e impresionante secuencia del robo del plano, que incluye uno de los combates más tremendos de la saga. Ni hablar de lo fastuoso de las imágenes y del alto nivel de los efectos especiales y el 3D. "Rogue One" es una película brillante que no sólo conformará ampliamente a los fans de Star Wars, sino que sin duda puede ser considerada entre lo mejor de esta imparable mitología moderna.
Una invasión extraterrestre de excesiva duración Varias naves extraterrestres aterrizan en distintos puntos de nuestro planeta. Las diferentes potencias intentan comunicarse con los extraterrestres, unos bichos tentaculados bastante extraños que no parecen tener un idioma que pueda ser compatible con ninguna lengua terrestre. Pero una experta en idiomas estadounidense da los primeros pasos para hablar con estos seres. El director Denis Villeneuve, realizador de excelentes films como "Sicario", intenta una rigurosa variación de "Encuentros cercanos del tercer tipo" centrándose sobre todo en la parte lingüística del asunto. De hecho todo lo relacionado a las escenas con Amy Adams y su colega científico Jeremy Renner enfrentándose a los extraterrestres para intentar algún tipo de comunicación son excelentes, y los minuciosos detalles de segurdad biológica y militar que rodean esos encuentros resultan más que interesantes. Del mismo modo los aspectos visuales y los efectos especiales para desarrollar los movimientos de los aliens y sobre todo sus originales círculos jeroglíficos que usan para comunicarse son de primer nivel. Pero la película pierde fuerza cuando se empecina de dotar de un costado emocional a la historia, sobre todo con respecto a las visiones de la protagonista, que desde el principio del film piensa en su pequeña hija a la que nunca vemos en tiempo real. Obviamente este detalle está estrechamente vinculado con el encuentro cercano extraterrestre, y cualquier fan de la ciencia ficción adivinará mas o menos un desenlace que está planteado como si fuera una gran sorpresa. Esto y cierta falta de intensidad general, más una duración un tanto excesiva, atentan contra el resultado de una película interesante y bien filmada y actuada pero que daba para más.
Herzog explora los orígenes de internet Werner Herzog puede ser genial de maneras que van desde sus delirios épicos de bajo o gran presupuesto, como "Aguirre, la ira de Dios" o "Fitzcarraldo"; misterios como "El enigma de Kaspar Hauser", o explosiones violentas como "Un maldito policía en Nueva Orleans". Ese genio también se aprecia en este documental en el que explora la historia y el futuro de internet de un modo personal, aunque necesariamente limitado en lo formal dado que depende de entrevistas con personalidades de la tecnología junto a menos famosos científicos excéntricos, además de víctimas anónimas del mundo conectado. Herzog divide su film en diez partes que abordan temas como la génesis de internet, sus grandes cualidades, su lado oscuro, los hackers, la adicción a la red, la inteligencia artificial y un hipotético apocalipsis causado por una abrupta paralización tecnológica. Estos y otros temas aportan conceptos e historias asombrosas sobre una tecnología que domina el mundo moderno. Hay detalles curiosos y humorísticos en lo relativo a la prehistoria de internet, cuando la gente en mayoría científicos- tenía un directorio de las personas conectadas con sus direcciones de mail y nombres y apellidos, pero a medida que Herzog propone más preguntas el asunto se va volviendo mas perturbador y a veces siniestro. En este sentido, el momento estremecedor es la entrevista a una familia que, ante la muerte accidental de una de sus hijas, empieza a recibir correos electrónicos de odio. Justamente ésta es una de esas historias que, en manos de Herzog, se vuelven tan personales como sus extraños films juveniles del estilo "También los enanos comenzaron pequeños", o algunos de sus famosos documentales como "La soufrière" sobre personas que se negaban a abandonar sus casas cercanas a un volcán en erupción. Pero otras escenas de "Lo And Behold" se parecen mas a algún documental de National Geographic, lo que no impide que haya extraordinarias entrevistas a gente tan importante como el magnate tecnológico Elon Musk o el gurú de los hackers, Kevin Mitnick. Más allá de sus limitaciones formales, Herzog no deja de potenciar cada elemento que implique un atractivo visual, y su trabajo tiene la cualidad de dejar pensando al espectador mucho después de finalizada la proyección.
Naomi Watts cree ver gente ¿muerta? Este film de terror empieza correctamente, generando intriga con un planteo bastante original, pero una vez que revela su misterio se va quedando más y más corto. Naomi Watts es una psicóloga especializada en chicos que vive en una zona apartada de Nueva Inglaterra. Cuando su marido y su hijastro chocan de frente con un camión, ella queda viuda y cuidando sola al adolescente, ahora convertido casi en un vegetal. Pero además la protagonista continúa con su trabajo de psicóloga, entablando un vínculo especial con un nene sordo de nueve años con dificultades de comportamiento, lo que redunda en romperle un brazo a un compañerito. Aunque a ella le gustaría seguir el tratamiento del nene huérfano, las autoridades se lo llevan a una institución en Boston. O mejor dicho, esa era la idea, porque el nene huye y le aparece a la psicóloga en la casa a mitad de la noche, para luego volver a huir. Como eso sucede en medio de una tempestad de nieve, todos dan por muerto al chico. Por eso cuando la protagonista empieza a escuchar ruidos en su casa y hasta cree ver al chico, comienza a creer que está conviviendo con un fantasma. Obviamente pasan cosas raras, y durante la primera mitad el film plantea ese enigma, si es que el nene sigue vivo, hay un fantasma o una combinación de ambas cosas sumadas al joven vegetativo. Pero la revelación es demasiado obvia, y como cuando es explicada aún queda media película por delante, el guión debería haber buscado algún otro giro más interesante. Como no lo hace, y el director tampoco se juega con los niveles de suspenso y violencia, todo el asunto termina resultando muy apagado y apenas salvable por la buena actuación de Noami Watts.
Quinta parte de una serie que ya se repetía en la tercera Según los cuatro films anteriores de esta serie, que empezaron en 2003 con "Underworld" y culminaron en 2012 con "Inframundo: el despertar", desde tiempos remotos nuestro planeta es escenario de una ancestral lucha entre una raza de vampiros y otra de hombres lobo. La primera era un sólido subproducto de la estética de "The Matrix", algo oscurecida, pero con el correr de los años y las secuelas la trama se fue desdibujando al punto de que lo que sobrevive parte es bastante confuso, y peor aún, muy poco interesante. Hay que reconocer que la bella y aguerrida Selene, que interpreta Kate Beckinsale, sigue luciendo más que bien pese al paso del tiempo, siempre enfundada en sus trajecitos negros y ajustados, y no deja de liquidar enemigos a diestra y siniestra. Ahora, además, es convencida para que adiestre nuevos vampiros en el arte del combate contra los licántropos, ya que se viene una guerra definitiva entre ambas especies. Si bien la dirección de arte, la fotografía y los efectos especiales 3D por momentos tienen algún atractivo, el conjunto luce mucho a déjà vu, y todo termina pareciendo una enésima variación sobre situaciones de los films anteriores. Lo mejor es el veterano Charles Dance como un patriarca vampírico, pero aparece poco.
Terror a la criolla con sobresaltos asegurados Julieta Cardinali huye en auto con su hija por una zona rural intentando alejarse de su marido, quien no quiere darle la tenencia. Si las cosas ya empiezan complicadas, pronto se aceleran hasta lo pesadillesco cuando la niña es secuestrada por una secta y su madre enterrada viva. La protagonista consigue escaparle a la tumba y se entera de que sólo tiene 8 horas para salvar a su hija de un sacrificio ritual, y que la clave para salvarla es encontrar un ataúd blanco. Daniel de la Vega viene haciendo thrillers y películas de terror hace años, y con la experiencia adquirida logra una excelente road movie, fantástica, llena de acción, imágenes horripilantes y buenas ideas a granel. En este sentido, el guión de los hermanos Adrián y Ramiro Bogliano (los de películas de culto como "Penumbra", que incluía a Arnaldo André como líder de otra secta) es de gran ayuda, ya que la trama elude los lugares comunes y se vuelve tan retorcida como imprevisible. "Ataúd blanco" es breve y contundente, tiene explosiones "gore" que serán celebradas por los fans del género y, por sobre todo, está muy bien filmada y actuada (se luce especialmente Eleonora Wexler como otra madre que también tiene que salvar a su hijo). La fotografía se combina a la perfección con cada una de las escenas de este sólida película que, como sucede con el cine de la crueldad, se puede recomendar a todos, menos a los espectadores demasiado sensibles.
“Sully”: un héroe bajo la lupa de los peritos Con "Sully", la famosa historia real del piloto de un jet de línea, Chesley 'Sully' Sullenberger, que ante un desperfecto en los dos motores de su avión decidió aterrizar sobre la superficie del rio Hudson, Clint Eastwood crea un nuevo genero, el cine "no" catástrofe. Como el hecho en el que se basa la película es muy conocido, tanto por haber sido una noticia mundial y por haberse producido diferentes documentales didundidos en el cable, Eastwood pone la investigación en el centro de su película, generando suspenso a través de los detalles de sus resultados. Mientras la prensa define a Sully como un autentico héroe, la comisión investigadora tiene serias dudas acerca de su decisión, ya que en caso de haber sido un error habría dejado que su avión se perdiera en el río, poniendo en riesgo la vida de las 155 personas a bordo. Las dudas crecen cuando numerosas réplicas del incidente en un simulador aseguran que el avión podría haber regresado sin peligro al aeropuerto más cercano. "Sully" es una película distinta en la que el veterano Eastwood, tan experto haciendo films como éste en la cabina de un jet, produce un sólido ejercicio de estilo narrativo volviendo simple lo complicado, ya que la acción va y viene en el tiempo tanto cuando el protagonista, un excelente Tom Hanks, recurda los hechos, como cuando son revisados durante la investigación. A pesar de los constantes flashbacks la narración es perfectamente fluida, con un ritmo vertiginoso que logra que la discreta hora y media de metraje (casi un record de brevedad en la última parte de la filmografía del realizador de "Los imperdonables") realmente pase volando. A pesar de su complejidad narrativa, "Sully" es un film simple que cuenta muy bien una historia concreta y conocida, con imágenes espectaculares en todo lo que tiene que ver con el incidente aéreo en si mismo.