Reminiscencia: la secuela profana de The Greatest Showman Johnny Mnemonic volvió… en forma de fichas inundadas Hugh Jackman y Rebecca Ferguson se reencuentran luego de The Greatest Showman (2017) para darle una segunda vuelta a su historia de amor inconclusa. En este caso, invirtiendo los roles del corazón roto y sumándole futuro apocalíptico, inundaciones, drogas y máquinas que se meten en la mente y muestran los recuerdos. ¿De qué va? Nick Bannister (Jackman), investigador privado de la mente, incursiona en el mundo oscuro y seductor del pasado para ayudar a sus clientes a acceder a recuerdos perdidos. Él vive a los márgenes de la costa sumergida de Miami; su vida cambia para siempre cuando acepta a una nueva clienta, Mae (Ferguson). Un caso sencillo de recuperar algo perdido se convierte en una obsesión peligrosa. En su lucha por conocer la verdad sobre la desaparición de Mae, Bannister descubre una conspiración violenta y al final debe responder la pregunta: ¿qué llegaríamos a hacer por aferrarnos a nuestros seres queridos? Reminiscencia es el debut como directora de Lisa Joy, que además oficia de guionista y productora. Es un policial / thriller en clave de film noir, que toma todos los elementos del subgénero y los mezcla en un escenario futurista y extrañamente familiar. El fin del mundo está sucediendo, el cambio climático derritió los polos y el agua comenzó a inundar las costas. Miami sobrevive durante las noches, como un espacio para las fiestas, el alcohol y las drogas; y la gente continúa con su día a día sin terminar de hacerse cargo que el final está cada vez más cerca… literalmente, poco a poco va llegando a sus rodillas. Este desenlace inamovible no es espectacular o colorido, no hay aliens o un rayo de luz azul apuntando al cielo, se va desarrollando momento a momento mientras la sociedad -como zombies- acepta e intenta continuar con su vida como si nada ocurriera. ¿Les suena el Covid? En este escenario tenemos al antihéroe alcohólico, taciturno y cínico; a la femme fatale que viene a movilizar su mundo y que esconde un secreto oscuro; a políticos que se aprovechan de los recursos sin importarle la sociedad; a una policía atadas de pies y manos, y a un secreto que se va construyendo de atrás para adelante. No todo tiene mucho sentido, los indicios no están del todo bien construidos, pero sin embargo se agradece una historia que (a pesar de tener varios minutos de sobra) intenta ser leal a su género, proponiendo interrogantes, con algunas buenas escenas de acción, y una voz en off que va tejiendo al relato. ¿Funcionaba mejor en blanco y negro? La conspiración se va desenredando aprovechando una tecnología que permite volver al pasado a través de los recuerdos. Todo eso, guardado y grabado en un pequeño disco rígido transparente que permite usarse para descubrir datos que serán de vital importancia. Recuerda bastante a Johnny Mnemonic (1995), con Keanu Reeves, mezclando Waterworld (1995) y un poco de Blade Runner (1982); pero siempre manteniendo los elementos del policial noir. Jackman lleva con mucha altura el protagonismo, mientras que Ferguson enamora en cada aparición. Todo esto, apoyado en la siempre efectiva participación de Thandiwe Newton que es una sospechosa habitual del productor Jonathan Nolan (más conocido como el “Nolan bueno”), por su trabajo en Westworld. Con un gran trabajo de arte, Reminiscencia no será el gran tanque de esta temporada, pero a pesar de su excesivo metraje y algunas sorpresas que parecen salidas del sombrero de un mago que aún está aprendiendo el oficio, es un soplo de aire fresco a una industria que carece de ideas innovadoras que salen de la fórmula de la Coca Cola que son las franquicias y universos compartidos. Y es importante nunca olvidarse de eso.
La Funeraria: los fantasmas están de fiesta You shall not pass… Fantasmas, un demonio haciendo de las suyas y un lugar donde reposan los muertos en esta película argentina que estuvo dando vueltas en varios festivales y finalmente se estrenará en nuestro país. ¿De qué va? El negocio de Bernardo, una funeraria, funciona en la parte de adelante de su casa. Su familia disfuncional convive con ataúdes, coronas y padecen a diario extrañas presencias, que atribuyen al negocio mortuorio. Frenar este angustioso tormento será su misión, y una verdad aterradora saldrá a la luz. El cine Argentino siempre fue de exportación, tanto que se celebra más afuera que en el propio suelo. La Funeraria es la Ópera Prima de Mauro Iván Ojeda, su premiere mundial fue en el prestigioso Festival Internacional de Cine Fantasia en Canadá, y participó en el Festival Internacional de Cine Fantástico Sitges en España, Frightfest en Reino Unido, y Fantasporto en Portugal. Recientemente fue adquirida por la plataforma Shudder, pudiéndose ver por streaming en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Irlanda, Australia y Nueva Zelanda. Básicamente, estamos ante una película de terror pura y dura enraizada en el género paranormal de los fantasmas. Lo diferente, además de sentirse muy argenta en su universo por quienes actúan y los lugares que habitan, es que desde el inicio el verosímil se plantea con reglas básicas: “en este espacio habitan espectros, y vivimos con ellos”. Pero no es algo tácito, los entes habitan cual Casa Tomada de Cortázar llenando cada uno de los huecos de la funeraria en cuestión, negando a los habitantes de la misma sus propios espacios. La peor regla para quien tenga problemas renales: el baño de la casa no se puede utilizar de noche. Realizativamente, desde el inicio con un plano secuencia muy prolijo y los consecuentes climas logrados por una buena iluminación, buenos efectos prácticos de sangre y presencias, más ligeros efectos visuales para darle “peso” a las presencias invisibles, La Funeraria se concibe como otro paso adelante para lograr películas competitivas que inviten al gran público. Pero no todo es color de rosas: las actuaciones se sienten forzadas, sobreactuadas, con un dejo en la pronunciación que remite a ese desesperante movimiento de principios del 2000 llamado “Nuevo Cine Argentino”. Además, el guion termina sosteniendo todo el avance narrativo en los diálogos ultra explicativos de cada uno de los personajes. No existen matices, descubrimientos, sorpresas… todo está dicho. A una puesta muy cinematográfica, se le enfrenta actuaciones y un guion muy teatrales. La Funeraria, es otro paso más para lograr establecer el cine de género en Argentina como algo de calidad. Con todos sus problemas, consigue sobrevivir a base de una buena fotografía, cuidados movimientos de cámara y una secuencia final que está sacada de la galera narrativamente pero tiene una extraña belleza.
El Escuadrón Suicida: El reino de los cielos será para los descarriados Aquellos locos bajitos (y asesinos) James Gunn (Slither, Guardians of the Galaxy) se mete con los chicos y las chicas malas de DC Comics en un espectáculo de exageraciones, sinsentidos programados y hemoglobina. El Escuadrón Suicida llegó a la pantalla para revolucionar el mundo de la Distinguida Competencia. ¿De qué va? Este es el infierno: Belle Reve, la prisión con el mayor índice de mortalidad de los EE. UU. Ahí van a parar los peores supervillanos, que harán lo imposible por escapar, incluso unirse al Cuerpo Especial X, super secreto y super turbio. ¿La tarea a todo o nada de hoy? Reunir un grupo de estafadores, como Bloodsport, Pacificador, Capitán Bumerang, Cazador de Ratas 2, Savant, Rey Tiburón, Blackguard, Jabalina y nuestra psicópata preferida, Harley Quinn. Luego, armar al grupo hasta los dientes y tirarlo (literalmente) en la isla remota Corto Maltés, repleta de enemigos. Si alguien apuesta, lo sensato es hacerlo en su contra… en contra de todos. Lo mejor que tiene la nueva película de Gunn (que escribió también el guión, que viene del mundo de Troma y hasta invitó nuevamente a Lloyd Kaufman para un cameo) es la manera que tiene de separarse del espíritu Zack Snyder pero sin tener que separarse de sus personajes. Con Shazam, Warner demostró que sus personajes podían tener otros tonos, pero en ese caso el camino era más simple porque no se cruzaba con ningún personaje que ya había aparecido en este mundo (salvo el chiste del final, claro). Este soft reboot retoma a personajes de la primera iteración (ese Frankenstein “dirigido” por David Ayer) pero logra hacerlos vivir en la retorcida manera que tiene de ver el mundo su director. Y esta es una de las cosas más importantes de esta película: se basa exclusivamente en personajes y sus interpretaciones. Si eso falla, todo se desmorona. Pero ¡albricias! eso no ocurre. Joel Kinnaman, Idris Elba, Margot Robbie, John Cena, Viola Davis, Daniel Melchior, David Dastmalchian, Peter Capaldi, incluso Sylvester Stallone solo desde lo vocal, todos y cada uno de sus personajes dan en el tono, tienen sus momentos y son tridimensionales. No son villanos (bueno, alguno que otro hay), son pobres personas que tomaron malas decisiones, tienen problemas o simplemente son ególatras. El otro punto a destacar: el humor. Un humor descarnado, desubicado, sorpresivo, aberrante en algunos casos. Tanto, que siempre está al borde de la banquina (incluso en la sala donde la vi, un tipo se rió fuerte cuando apareció una secretaria de grandes pechos, y cuando vio que nadie lo secundó se llamó al silencio con una velocidad apabullante). James Gunn es una suerte de nene de 10 años a quien le dan todos los juguetes que le gustan, para que haga la historia que quiere en su habitación. Ese desparpajo, permite no sólo estar riendo a carcajadas durante gran parte del tiempo, sino también disminuir el nivel de impresión por la sangre y las muertes. Una manera inteligente de edulcorar una cinta que no debería ser vista por menores de edad… salvo que quieran salir como nosotros, obviamente. Y a pesar de estar siendo parte de un sistema de estudios, se permite CIERTAS (tampoco es el Che Guevara del cine de entretenimiento) críticas sanas, escondidas en chistes que si los pensas con detenimiento pueden ser hasta incómodos. Los efectos visuales son tan efectivos, que nunca te detenes a intentar descubrir donde está el truco. En un universo con un tiburón humanizado, una estrella de mar extraterrestre gigante y un tipo que lanza círculos de colores de sus manos… es menester el nivel de profesionalismo en vfxs. La cantidad de easter eggs al mundo de DC es gigantesca, con un nivel de freakismo a los detalles que recuerda mucho a cada viernes luego de mirar WandaVision en Disney+. ADEMÁS, tiene muchos guiños a la argentinidad, visuales y sonoros, que se suman a la fiebre luego de la Copa América, los JJOO y el mate de IT2. Como toda película con tanto control de su creador, tiene algunas secuencias que podrían borrarse sin que afecte en nada al relato. Así como ciertos vaivenes temporales que algunas veces son efectivos, pero otros no. Sin embargo, esa imperfección desnuda la libertad creativa de Gunn que supo capitalizar sus decisiones en Guardians of the Galaxy, sintiéndose similar pero no como una burda copia. Una bocanada de aire fresco para el cine de superhéroes de DC, una bocanada con gusto metálico… ¿es acaso sangre esto? Bueno, hasta siempre.
“Movilizame el algoritmo” En 1996, creímos que era posible que un astro del básquet viajara al mundo de los Looney Tunes y jugase con dibujos animados con el objetivo de salvar el mundo. Bebiendo de las fuentes de Who Framed Roger Rabbit (1988), Space Jam nos hizo saltar de la butaca, bailar el tema musical y conseguir la mayor cantidad de los muñecos disponibles. 25 años después llega su continuación… ¿De qué va? ¡Bienvenido al partido del siglo! El campeón de la NBA e ícono mundial LeBron James se embarca en una aventura épica junto al Tune Bugs Bunny en el evento animado / de acción en vivo “Space Jam: Una Nueva Era”. Este viaje de transformación es el resultado de una mezcla maníaca entre dos mundos que, al final, revela hasta dónde están dispuestos a llegar algunos padres para conectar con sus hijos. Cuando LeBron y su pequeño hijo Dom quedan atrapados en un espacio digital por una IA (inteligencia artificial) deshonesta, LeBron debe regresarlos a casa sanos y salvos guiado por Bugs, Lola Bunny y a toda la banda de indisciplinados Looney Tunes hacia la victoria sobre los campeones digitalizados de la IA en la cancha: una lista mejorada de estrellas profesionales del basquetbol como nunca antes lo habías visto. Son Tunes versus Goons en el desafío más importante de su vida, que redefinirá el vínculo de LeBron con su hijo y arrojará luz sobre el poder de ser uno mismo. Muchos recordamos con cariño los 90´s, el menemismo, el 1 a 1, el inicio del videoclub y el VHS, la llegada del cable, el cambio en el paradigma del cine de entretenimiento con Jurassic Park… y la búsqueda de los muñecos de Space Jam para completar toda la colección. Algunas décadas después (y en concordancia con el mercado actual) vuelve en forma de fichas, con LeBron James a la cabeza y la cartera de propiedades de Warner Bros. Space Jam: Una Nueva Era es una suerte de Frankestein malnacido que se configura como el anti-cine: no quiere contar nada, no tiene nada que contar tampoco; es el sueño húmedo de los directivos (no lo pongo en inclusivo porque seguramente sean todos varones) de WB que encontraron la manera de vender su plataforma de streaming con la publicidad más cara del mundo. El branded content es una técnica de marketing que consiste en crear contenidos vinculados a una marca que permitan conectar a esa marca con el consumidor. En tiempos donde la publicidad en redes es tan específica pero a la vez el público es tan diverso, hay pocos unicornios que sean efectivos en hablarles a un espectro grande… ¿ y qué mejor que utilizar TODA la biblioteca de contenidos de AT&T y ponerla porque sí en una cinta de 2 horas para mostrar el poderío del nuevo servicio de streaming HBO Max? Eso es Space Jam: Una Nueva Era. No se preocupa por la historia (que es inconsistente, sin sentido, y algo torpe en su desarrollo), ni por las actuaciones (Sebastián Estevanez se retiró de la actuación luego de encontrar en LeBron James un sustituto superior) ni en los efectos visuales (la transformación final del villano está al nivel de las películas de SyFy). La película estuvo en desarrollo durante años, lo que hace más inentendible la situación. Su primera parte era incoherente también (¿o acaso olvidaríamos todo lo que sucede con Bill Murray?), pero era consciente de eso, y no temía exponerse en sus debilidades. En este caso, quienes la “escribieron” se nota que no saben ni de algoritmos, ni de videojuegos, ni de programación… simplemente tiran palabras técnicas al aire para parecer informados de conceptos que en su desarrollo demuestran desconocer completamente. Porque es una historia sobre la conexión de un padre con su hijo, un vástago que no quiere jugar al básquet como su padre, en realidad quiere ir al campamento de E3 (hay que hacer publicidad para tener lugar en las próximas ediciones de la feria) y ante la negativa mal actuada del protagonista, termina siendo engatusado por el villano (un Don Cheadle que esperamos se haya podido comprar una isla al lado de Nicolas Cage) para competir contra su padre en las arenas digitales. ¿Si tenes a tantos personajes, por qué no buscar otro acercamiento? Mi generación vivió ese evento multi-marca llamado Cartoon All-Stars to the Rescue (1990) en donde muchos personajes (los Looney, ALF, Alvin y las Ardillas, los Muppets, Los Pitufos, Los cazafantasmas, Donald y sus sobrinos) se unían para algo de bien: discutir sobre el uso de las drogas. ¿Era acaso una buena historia? Absolutamente no, pero en su génesis buscaba un bien superior, no vender nada. Podía no contar con un gran relato, pero era poco “nociva” en sus intenciones. Space Jam: Una Nueva Era merecía otro acercamiento, aprovechar todo para contar algo nuevo, diferente, disruptivo y más cercano a una nueva generación más deconstruida. Pero bueno… no. Algunos cruces entre propiedades funcionan muy bien (lo de Lola y Wonder Woman), algunos cameos son divertidos (y otros dan MUCHO cringe), tiene un chistazo que remite directamente a la primera película y casi es lo único que vale la pena del tercer acto… porque no olvidemos lo principal: Space Jam es una historia para chicos y chicas, que aprovecha las oportunidades creativas de la locura de los dibujos animados. Debería ser despojada, alocada, fresca, imperfecta, divertida… tiene todos los elementos para serlo, pero decidieron ir por la opción más machista de todas: mostrar abiertamente quien la tiene más larga. Y si bien es cierto que la biblioteca de contenidos de Warner es amplia, vasta y heterogénea, en lugar de utilizarla para contar algo, se termina mostrando todo sólo por mostrar, volviendo la situación más burda y expulsando el poco involucramiento que podría lograr. Seguiremos jugando con nuestros muñecos de hace 25 años atrás, sufriendo por una oportunidad desperdiciada.
La primera superheroína de todas Natasha Romanoff fue una de las pocas cosas buenas de Iron Man 2 (2010), hubo que esperar más de diez años pero finalmente llegamos a su película en solitario. ¿Tarde? Sí. ¿Valió la pena la espera? Lo leeremos… ¿De qué va? Natasha Romanoff, también conocida como Black Widow, se enfrenta a lo más oscuro de sus cuentas pendientes, cuando surge una peligrosa conspiración que tiene lazos con su pasado. Perseguida por una fuerza que no se detendrá ante nada para derribarla, Natasha debe lidiar con su historia como espía y con las relaciones rotas que dejó a su paso mucho antes de convertirse en parte de los Vengadores. Scarlett Johansson vuelve como Natasha/Black Widow, Florence Pugh interpreta a Yelena, David Harbour interpreta a Alexei/The Red Guardian y Rachel Weisz es Melina. La película es dirigida por Cate Shortland y producida por Kevin Feige. ¿Pero Nat no estaba desaparecida después de los eventos de Avengers Endgame? Bueno, si… técnicamente Black Widow se lleva a cabo en tres temporalidades diferentes: en el pasado, a mitades de los 90s, antes de lo sucedido en Infinity War, y una escena post-créditos (¡sí! quédense…) que es prima hermana del momento en que se desarrolla The Falcon and the Winter Soldier. Sin lugar a dudas, el trabajo de Scarlett Johansson es una de las razones por las que esta película existe. Una asesina entrenada que decidió cambiar su destino y convertirse en una heroína rodeada por Dioses, Monstruos y genios. La tridimensionalidad del personaje y la empatía que genera son el nexo perfecto con esa versión al borde de las lágrimas que vimos cinco años después que Thanos chasqueaba los dedos, y termina de cerrar un círculo que nos deja con un buen regusto de boca. Pero también es una historia de origen. Porque como en los comics, Nat no es la única Viuda Negra, existe también Yelena (interpretada acá por Florence Pugh) que viene a convertirse en la nueva iteración necesaria para comenzar cual tabula rasa con la nueva generación de héroes y heroínas de Marvel. La frescura y presencia de Florence es otro de los puntos altos de la historia. La historia repite los tropos del cine de espías, adobados con la dosis de acción y verosímil que sagas como Mission: Impossible han sabido aportar al género en las salas hoy. Hay un villano que vive en las sombras y controla cual marionetas todo a su alrededor, hay un “traidor” que descubre que su lugar en el mundo no sea como se lo imagina, hay un asesino a sueldo implacable, hay vueltas de tuerca, sorpresas y gente volando por los aires. Si sos del equipo que disfruta cada vez que Tom Cruise se pone los anteojos negros de Ethan Hunt… ni lo dudes, Black Widow es tu película. El villano es cuestión es Taskmaster, una máquina de matar que es conocido en los comics por su capacidad de mímica: puede replicar a la perfección cualquier estilo de pelea que ve. Imaginen alguien que pelea como el Captain America, Hawkeye, Natasha, Black Panther y Bucky Barnes al mismo tiempo. ¿Hay sorpresas al respecto? Pues claro, se pueden adivinar si sos habitué del género pero se agradecen. ¿Pero la acción se inicia en los 90s porqué? En su pre-adolescencia Nat fue parte de una misión de infiltración que recuerda mucho a la serie The Americans, y que la obligó a formar parte de una familia durante años, una familia algo disfuncional. Alexei Shostakov / Red Guardian (interpretado por el actor de Hellboy y Stranger Things, David Harbour) era el patriarca, un boludón gigantesco que tuvo éxito en las pruebas del suero del super-soldado (el mismo de Steve Rogers) y que se convirtió en un ícono de Rusia hasta que fue olvidado y tirado en una celda. Melina Vostokoff (interpretada por la siempre efectiva Rachel Weisz) fue una de las primeras Viudas Negras, y oficiaba de madre coraje a través de su inteligencia, sangre fría y falta de cualquier tipo de empatía. El cuarteto se cerraba con Natasha y Yelena como las hijas y hermanas. Estos años terminaron siendo muy importantes para los cuatro, aunque no se hagan cargo y hayan tenido que emigrar a las apuradas a Cuba. Y esa relación filial es una de las bases del relato y uno de sus puntos más fuertes. Black Widow es un Canto de Cisne al personaje, tiene un tono diferente al de las películas del MCU recordando que no estamos frente a personas con poderes (salvo Red Guardian), sino a humanos y humanas con grandes capacidades. El hipervínculo con Captain America: Winter Soldier es muy fuerte, pero agregando mucho mas tecnología, espionaje detrás del muro ruso, y todo lo que respecta a la Sala Roja… ¿y nos enteramos que pasó en Budapest? Bueno, sí. Así que vayan al cine o pongan unos morlacos más en Disney+ para verla esta semana.
Vin Diesel y las ruedas de las llantas de oro Vuelve la saga más impensada del mundo, aquella que inició con hombres y mujeres fuertes siendo piratas del asfalto, y finalizó convirtiéndose en una de superhéroes rompiendo todas las reglas de la física. ¿Pero hay forma de ir más allá? ¿En serio se lo preguntan? ¿De qué va? Nueva entrega de Rápidos y furiosos, la novena de la saga. Dom (Vin Diesel) y Letty (Michelle Rodriguez) llevan una vida tranquila junto a su pequeño hijo Brian. Aunque sus prioridades hayan cambiado, deberán enfrentarse a su pasado luego de que Cypher (Charlize Theron) reclute al hermano menor de Dom, Jakob (interpretado por John Cena) para vengarse. El inicio es diferente a cualquiera de las anteriores películas de la franquicia: vamos a fines de los 80s para conocer al padre Toretto, y a un jóven Dom… y a un jóven Jakob, hermano del pelado musculoso y panzón. ¿Mia no era hermana única? No, y todo tiene su razón de ser. Así como Hal Jordan (Green Lantern), Dom tiene su origen viendo morir al padre en su instrumento de trabajo: un auto de carreras. Uno que estalla en llamas, y el responsable del siniestro es ¿asesinado? por Dom, que va a la cárcel dejando sólo a su hermano. En el presente, la nueva familia de Dom vive escondida del mundo. Hasta que son llamados a la batalla… la que responde es Letty hasta que su pareja se da cuenta que el villano de esta historia podría ser su pequeño hermanito. Y ahí: ¡Al infinito y más allá de la suspensión de la incredulidad! La saga a partir de su quinta parte ya era de superhéroes: los personajes atraviesan paredes como si fueran papel, caen de 10 pisos de un edificio y sólo terminan con un yeso en el brazo… yeso que se lo quitan solo haciendo fuerza. Y no olvidemos cuando enfrentaron un submarino y Dwayne Johnson (que no está en esta parte porque tiene su propio spin-off y porque se odia con Vin Diesel) desvía un torpedo con sus manos desnudas… En esta oportunidad, el verosímil no sólo es desafiado hasta el extremo sino que se juega constantemente a romper la cuarta pared. El personaje de Tyrese Gibson (alivio cómico desde el inicio) comienza a preguntarse como pueden sobrevivir a tantas cosas sin un rasguño… “¿seremos especiales?” elucubra en un momento donde la música se pone tensa, para terminar en una carcajada generalizada. Claro, que la gente que se ríe de él termina en EL ESPACIO, con UN AUTO con una turbina especial. ¿Es eso posible? ¿A QUIEN LE IMPORTA? Luego, lo mismo de siempre: paseos por todo el mundo hasta que se gaste el presupuesto, persecuciones en dos, cuatro, ocho y hasta dieciséis ruedas, Vin contando lo importante que es la familia, personajes muertos que vuelven a la vida con la justificación de “es una historia para otro momento”, apariciones especiales de actrices de la talla de Helen Mirren y Charlize Theron, un villano que después se hace bueno, Vin repitiendo lo importante que es la familia, y unos astronautas en el espacio encontrando a dos locos arriba de un auto en un traje de buzo… total normalidad. Pero no todo es color de rosas: la exageración, inflamó tanto de esteroides a este mastodonte que no tiene a donde más expandirse. Incluso con un verosímil tan abarcativo como el que siempre demuestra, se siente todo un poco agotado. Capaz el carisma de John Cena no sea tan efectivo como el de Dwayne, o el McGuffin de “aparato ultra-secreto que puede hackear todo en el mundo” ya dejó de ser funcional, pero sus casi dos horas y media no dejan con la boca abierta ante un espectáculo visual, sino que nos hacen mirar de vez en cuando el reloj. Dicen que quedan dos más… falta conocer a Mama Toretto, Abuela Toretto, Primo lejano Toretto y más integrantes del árbol familiar de quien se llenó de plata haciendo de un árbol gigante con patas que solo dice una frase. El desborde no se negocia, Vin… nunca olvides que el centro de la saga es el pochoclo. Y quédense que hay escena post-créditos…
El amor en tiempos de xenofobia Liam Neeson (quien fuese el vengador más efectivo de Europa, el maestro de Batman y Kenobi, el león Aslan y hasta Zeus) siempre es sinónimo de calidad. Ya sea en sus películas más pequeñas de esta última etapa, siempre logra un equilibrio y presencia actoral que demuestra su experiencia y años de estar bajo los focos de luz. En El Protector – The Marksman vuelve a dar vida a un adulto mayor que tiene que ponerse los guantes para enfrentar al mal, pero en este caso en la frontera con México. ¿De qué va la película? Un ranchero en la frontera de Arizona se convierte en el improbable defensor de un niño mexicano que huye desesperadamente de los asesinos del cartel que lo han perseguido hasta Estados Unidos. O sea, Liam hace de un tipo grande que debe enfrentar a unos más-jóvenes de un Cartel mexicano. ¿Ya estamos acostumbrados y acostumbradas a ver a nuestro héroe favorito en Europa, en un avión, en un tren, como ex-ladrón de guante blanco, peleando contra lobos en el hielo o salvando a su hijo de asesinos? Sí, pero que placer culposo el consumirlo. En esta oportunidad, la acción es menor. Todo hace recordar más a la última de Rambo o a The Last Stand (2013, con Arnold Schwarzenegger), y estos ejemplos no son en balde. Para cada héroe de acción llega el momento de comenzar a bajar la intensidad, pero eso no quiere decir que haya que colgar los guantes… no. En este caso los momentos son poco, pero se disfrutan. Pero antes, el elefante en la habitación: sí, todos los mexicanos son malotes, solo cruzan la frontera para pasar droga, y están entongados con el poder policial de las fronteras. Esto es lo único que reviste de cierta crítica hacia ese estereotipo: cuando en una escena muy lograda los malechores pasan por el control con un documento correspondiente a una señora grande, mofándose del policía que no tiene otro remedio que dejarlos pasar. ¿Es momento de diversificar y no caer en los estereotipos? Estamos frente a un YSI gigante. Neeson comenzó a virar hacia el cine más de acción luego del fallecimiento de su esposa en 2009, un accidente sin sentido que le quitó la vida siendo muy joven producto de un golpe en una clase de ski. En El Protector se sienten algunos resabios de esa amargura, de cuando la compañera de tu vida se va de manera intempestiva y uno queda sin norte ni brújula. Quizás ese sea el elemento que mejor funciona en la película, este héroe a la fuerza no tiene motivaciones superheroícas, nobles o magnánimas… es una persona que perdió las ganas de seguir, está por perder su hogar y se encuentra con la posibilidad de hacer lo último de bien en su paso por el mundo. ¿Le sale de un momento a otro? Para nada, y ahí el camino se hace interesante. Luego de salvar al nene mexicano del segundo embate de los asesinos del cartel, la película se convierte en una suerte de road-movie donde nuestros dos protagonistas (y su perro) atraviesan la ruta 66 para llegar a Chicago. Aunque la relación de ellos cuando mejor funciona es en esta parte del relato, también crece el inverosímil de cómo los villanos del relato los encuentran siempre. Hasta llegar al enfrentamiento final, que bebe de la última Rambo (ya mencionada) y que nos regala un lindo momento al estilo Batman hacia el final. El Protector – The Marksman no es una joya cinematográfica, pero está hecha con mucho oficio. Oficio que no solo proviene de su protagonista, sino también de su director Robert Lorenz (multi-nominado en los Oscars, y asistente de dirección de Clint Eastwood en Río místico, Francotirador, Poder absoluto, Jinetes del espacio, entre otras) que sabe llevar adelante el relato con solvencia haciéndolo disfrutable. Una película de esas que se enganchan un fin de semana en la televisión y se dejan hasta el final, que sabe equilibrar para que las escenas de acción sean potentes aunque escasas, pero por sobre todas las cosas: hace que te importen los personajes y la relación entre ellos. Y eso en el cine de hoy no es poca cosa. EDIT: (en CABA, a partir del viernes 18 de junio): Hoyts Abasto Hoyts Dot Cinemark Palermo Cinemark Puerto Madero Atlas Patio Bullrich Cinepolis Recoleta Atlas Liniers Multiplex Monumental Lavalle Multiplex Belgrano Cinema Devoto La pueden ver en los siguientes cines de Argentina: SALAS DE EXHIBICIÓN: HOYTS SALTA CINEMARK MENDOZA CINEPOLIS ARENA MAIPU CINEPOLIS MENDOZA CINEMACENTER MENDOZA OPERA SALTA ALFA JUJUY PLAY SAN JUAN STARLIGHT ENTRE RIOS CIRCULO PARANA ANNUAR JUJUY
Mortal Kombat: una Fatality para las nuevas generaciones Mortal Kombat es una propiedad evergreen, parece no tener fin y atravesar a generaciones diversas. Para los +30, era el espacio en los videojuegos siendo chicos o comprando las revistas con muñecos de baja calidad en el menemismo, para esta generación es un juego para plataformas de alta gama con 11 entregas en su haber y crossovers con personajes del cine como invitados. Sea cual fuese tu edad, Mortal Kombat te acompañó. Y ante una nueva adaptación cinematográfica estrenándose esta semana, ¿qué mejor que meternos de lleno una vez que escuchamos “Fight!”? ¿De qué va? En “Mortal Kombat”, Cole Young, un luchador de MMA acostumbrado a recibir palizas a cambio de plata, no sabe lo que heredó, ni por qué el emperador Shang Tsung del Mundo Exterior mandó a Sub-Zero, su mejor guerrero, un criomante de otro mundo, a cazarlo. Cole teme por la seguridad de su familia, y sale en busca de Sonya Blade por indicación de Jax, un comandante de las Fuerzas Especiales que tiene la misma marca rara de nacimiento que Cole, con forma de dragón. Cole llega pronto al templo de Lord Raiden, un Dios Antiguo protector de la Tierra que ofrece refugio a quienes portan la marca. Allí, Cole entrena con los guerreros expertos Liu Kang, Kung Lao y Kano, el mercenario rebelde, y se prepara para unirse a los mayores campeones de la Tierra en el combate contra los enemigos del Mundo Exterior en una arriesgada batalla por el universo. Pero ¿sentirá la presión suficiente para desbloquear a tiempo su arcano (el inmenso poder que proviene de su alma) no solo para salvar a su familia, sino también para vencer al Mundo Exterior para siempre? El universo que propone Mortal Kombat es gigantesco: ya de por sí es multiversal, existen varios universos y se encuentran en constante conflicto para que uno sea el definitivo. La posibilidad de personajes se agranda infinitamente, así como los lugares, los espacios, los climas. Y en los personajes también radica su éxito: no solo son actantes con poderes, cada uno tiene su personalidad, sus especificidades y por sobre todo su legado. El Mortal Kombat es algo antiquísimo, tanto que ha atravesado generaciones completas. Padres, hijos, nietos, bisnietos… el árbol genealógico que forma se va ramificando a medida que aparecen nuevas versiones del juego. Y así también la historia se va enriqueciendo. Y ese es el arranque de esta versión. Hace algunos años “disfrutamos” de una versión en formato animado que buscaba retomar la mística de la película de los 90s, agregando hemoglobina a rolete y asentando las bases en el personaje de Scorpion. Lamentablemente, la adaptación no estuvo a la altura de las circunstancias y quedamos algo heridos. Pero el tiempo nos dio la revancha gritando “Get over here!“, el director Simon McQuoid (estrenando silla como director de largometrajes, luego de atravesar la publicidad) se puso al frente de una nueva instancia, un reseteo, la posibilidad de abrir una nueva franquicia. Luego de las intervenciones del fandom, con la serie Mortal Kombat Legacy, y el cortometraje Mortal Kombat Rebirth (que su creador participa en esta cinta como parte de la creación de la historia), la dificultad siempre radica en como mezclar el mundo “real” con lo que propone la franquicia. Así que mientras al principio somos testigos del origen de Scorpion hace muchos años, luego ya la acción se traslada a nuestro presente, con un acervo en sentirse como algo plausible, para luego presentar la rupturista opción de un “Mundo Exterior” en guerra con el nuestro. La elección de Cole Young como protagonista puede ser polémica, porque le baja el precio a personajes más icónicos de la serie. Pero mientras la historia avanza, todo el rompecabezas empieza a tener más sentido, uniendo a la generación antigua con la nueva… algo similar a lo que produce el video juego. Los bandos se van armando, y a medida que conocemos a nuestros protagonistas crece el amor y aversión que sentimos por Kano (Josh Lawson), el personaje que mejor entiende el verosímil, con la dosis justa de cinismo, violencia y humor. Pero sólo puedo prometerles algo, todo está armado para que continúe… si están esperando un Mortal Kombat, se van a decepcionar. El concepto del arcano y destrabar los poderes escondidos cual si fuese un achievement en un juego funciona y permite usarlo para indagar en la personalidad de cada combatiente. El problema de la película, sin embargo, es cuando comienza a explicar… Se supone que por su extrema violencia y adultez recibió un rating de R (mayores de 18 años), ok: como soy mayor puedo ver insultos y tripas en pantallas, ¿pero me tienen que explicar y re-explicar todo cómo si fuese un menor de edad? Es imperdonable el momento que Lord Raiden (te extrañamos Christopher Lambert) le explica su origen a Cole, mostrando imágenes en blanco y negro que ya habíamos visto una hora atrás y olvidando por completo que somos seres pensantes consumiendo un producto cultural. ¿El resto? Todo fiesta, golpe, fatalities y hemoglobina. Las peleas no son muchas pero se disfrutan, tienen una buena coreografía y no ahorran en violencia (Kung Lao se lleva los palmares), y todo queda abierto para disfrutar lo que viene. Mortal Kombat logra captar a quienes jugamos a sus primeras versiones en alguna vacación en la costa allá por los 90s, a quienes viciaron con su versión número 10 en consolas de alta gama hace algunos años y a los que vienen (que seguramente entren a hurtadillas a los cines por ser menores de edad). Ser un puente generacional no es cosa fácil, pero esta propiedad lo logra a fuerza de golpes, grandes personajes y mucha… mucha… sangre.
Nomadland: la vida en los márgenes Esta semana se estrena en cines una de las películas nominadas para la categoría de mejor film en los Oscar. Además de contar con la actuación de la siempre rendidora Frances McDormand (Fargo, Three Billboards Outside Ebbing, Missouri), tiene en la dirección a Chloé Zhao (Songs My Brothers Taught Me, The Rider) que está tras la cámara de una de las nuevas películas del MCU por estrenar. Sean bienvenides al maravilloso mundo nómada, en Nomadland. ¿De qué va? Después del colapso económico de una colonia industrial en una zona rural de Nevada, Fern (Frances McDormand) junta sus cosas en una van y emprende un viaje de exploración por carretera, fuera de la sociedad convencional y como una nómada de la era moderna. NOMADLAND, la tercera película de Chloé Zhao, presenta a nómadas reales como Linda May, Swankie y Bob Wells como mentores y camaradas de Fern en su viaje de exploración a lo largo del vasto paisaje del oeste estadounidense. Nomadland es un documental, desde su estructura, la manera de contar la información, la forma de poner el ojo en lo que sucede. Zhao logra la mixtura perfecta entre un relato ficcional y uno documental. Sí, es la historia de Fern y su paso por una tierra que la ha desterrado… pero ella no baja los brazos. Desde su “soy una sin techo, no una sin hogar” que le responde a una pre-adolescente en un supermercado, planta bandera de su postura ante las adversidades que le toco atravesar. Y lo lleva con hidalguía. No hay drama en vivir arriba de un motorhome, no se sufre el no tener opulentas cenas que consumir, no duele no poder adoptar un perrito abandonado. Es lo que es. Es una decisión de vida ya tomada, aceptada y que tiene sus buenos y malos momentos. Hay incluso por parte de Fern algo de decisión política, como demuestra la conversación con su hermana y cuñado. Seguir a este personaje nos permite conocer una cultura vasta, compleja y con sus propias reglas. Los y las nómades comparten la información, siguen patrones, se cuidan, se actualizan. Sus medios de transporte son su vida y compañía… pero también su posible final. Cada uno de los diversos paisajes de ese Estados Unidos marginal y gigantesco se van desarrollando a medida que Fern busca sobrevivir. Cada nuevo trabajo es una nueva región, y cada una de ellas encierran colores, sonidos y olores nuevos; y pueden deparar en nuevas amistades eternas, o reencuentros igual de inolvidables. Porque por sobre todas las cosas, Nomadland muestra eso que vive en los márgenes, eso que no se muestra en los carteles del Time Square, que no tiene el glitter del american way of life y el sueño americano del self made man. Gran acierto de parte de su directora de mostrar la mayoría del metraje entre el amanecer y el atardecer, esos momentos del día donde la iluminación es pareja pero sin contraste, donde los colores fuertes de las estructuras se pierden y todo el espectáculo lumínico se lleva a cabo en el cielo. Los atardeces, las noches y los amaneceres son también el momento donde el glamour descansa, y la subcultura del trabajo manual resurge. Todo en Nomadland se desarrolla en los márgenes. En esos donde las sonrisas existen pero no son exageradas, donde las despedidas son agridulces y la toxicidad no existe. Un lugar que nos dicen que no está tan bueno transitar (con esa mentalidad italiana heredada que “el techo donde caerse muerto es lo más importante”), pero que viendo cómo evoluciona el mundo dan ganas de probar.
Caos: El inicio – El ruido del patriarcado Tom Holland está de parabienes. Además de haber terminado de grabar la tercera película de Spider-Man dentro del MCU, tuvo la posibilidad de grabar dos películas con directores de renombre: Cherry (de los hermanos Russo, los mismos de Avengers Endgame) y la que nos convoca hoy… Caos: El inicio, dirigida por Doug Liman. ¿De qué va? En un futuro no muy lejano, en un mundo donde las mujeres han desaparecido y los hombres han sido afectados por “el ruido” -una fuerza que exhibe todos sus pensamientos- Todd Hewitt (Tom Holland) se encuentra con Viola (Daisy Ridley), una joven misteriosa que ha aterrizado en su planeta. Con Viola bajo riesgo, Todd jura protegerla y ponerla fuera de peligro. Para salvarla Todd tendrá que controlar su “ruido”, descubrir su propia fuerza y desbloquear todos los oscuros secretos que guarda su planeta y su comunidad. La película está basada en una serie de libro escritos por Patrick Ness (ésta película en particular se centra en The Knife of Never Letting Go, la primera parte de la saga de libros titulada Chaos Walking). Si les suena el nombre del director, es porque Doug Liman dirigió entre otras cosas Identidad desconocida (The Bourne Identity) y la genial Al filo del mañana (Edge of Tomorrow). Pero él no fue la primera opción para dirigir: fue Robert Zemeckis (Back to the Future, Forrest Gump) que por problemas de agenda sólo ofició de productor. ¡Y hay más! Como el libro es bastante introspectivo, se convocó al guionista Charlie Kaufman (Being John Malkovich, Eternal Sunshine of the Spotless Mind) para adaptar el guión. A los meses se retiró por diferencias creativas. Caos: El inicio tiene los problemas de un mastodonte (costó más de 100 millones de dólares) que tuvo problemas desde su pre-producción, con caos (je) en la producción que requirió volver a grabar muchas cosas, y una cantidad exacerbada de guionistas que van lastimando el relato a medida que avanza la trama. Al inicio todo es la típica historia Young Adult (esas novelas distópicas para adolescentes): una sociedad futurista compuesta solo de hombres, que deben controlar “el ruido”, que es básicamente la exteriorización de sus propios pensamientos. Esta postura de “ser el macho que se aguanta lo que siente” es de lo mejor a nivel conceptual de la historia, ya que en esta sociedad es mas “fuerte” el que puede esconder mejor “su ruido”. Pero eso se va al garete en el momento de la aparición de Viola (Daisy Ridley, la Rey de Star Wars). Todd conoce a una mujer por primera vez, una mujer que cae del cielo en una nave/barco y la protege ya que por alguna razón que manda el guión, los pueblerinos quieren asesinar a la única mujer viva (?). Obviamente, se irá enamorando (o dejando que sus hormonas tomen el control) mientras van saliendo a la luz los secretos oscuros de esta sociedad y su máximo líder: el alcalde Prentiss (Mads Mikkelsen). Todo parece indicar que sólo en ese planeta el ruido existe, y no afecta a las mujeres. Caos: El inicio es una muy buena idea inicial, que no se desarrolla eficazmente. Mientras más avanza el relato, más se vuelve inentendible todo. Ni Holland ni Ridley le inoculan ángel a sus personajes, y se terminan volviendo molestos, se vuelve complicado empatizar con ellos. Tampoco entendemos hacia donde vamos en la historia, lo que nos empieza a expulsar más y más. Estoy seguro que Doug Liman no gustaría de estar cerca a la hora que vemos su película, porque si el ruido existiese… no le agradaría escuchar lo que pensamos.