Blancanieves de nuestros días Como bien corresponde a las súper producciones hollywoodenses contemporáneas, Blancanieves y el cazador (Snow White and the Huntsman, 2012) tiene una propuesta estética atractiva –lo mejor del film-, efectos especiales que imponen un ritmo intenso a las escenas de acción y un guión fallido que, a pesar de basarse en el clásico cuento, no se sostiene dramáticamente. La historia la conocemos todos, aunque hay un par de ideas de “adaptación”: cuando la reina muere, el rey cae en un pozo depresivo del cual huye casándose con Ravenna (Charlize Theron), la reina mala que odiará a Blancanieves por ser más linda que ella. En la misma noche de bodas, la reina mala y despechada, mata al rey y encierra a Blancanieves (Kristen Stewart). El reino cae en la oscuridad, y Ravenna conserva su belleza sustrayéndole la hermosura a cuanta niña del pueblo encuentre. Cuando las jovencitas lindas entran en extinción, sólo Blancanieves podrá devolverle la preciosidad, pero la princesa escapa al bosque y se encuentra con su aliado cazador (Chris Hemsworth). Desde allí unirán fuerzas para recuperar el trono en una épica batalla. Si pensamos en los cánones actuales de las películas consumidas por el público adolescente, veremos que Blancanieves y el cazador cumple con la norma. Pensemos que la historia ambientada en la Edad Media y con la actriz de Crepúsculo (Twilight, 2008) y el actor de Thor (2011), no puede hacer otra cosa que parecerse a El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo (The Lord of the Rings, 2001) por un lado, y a La chica de la capa roja (Red Riding Hood, 2011) por otro. Tratando de captar la magnificencia de la primera y cometiendo todos los errores conceptuales de la segunda, Blancanieves y el cazador queda a mitad de camino. Sin embargo se introducen un par de ideas en esta adaptación que la diferencian del cuento clásico: la idea del amor como defecto (el rey entra en un pozo depresivo cuando muere su mujer, Ravenna es mala por despecho, etc.), la belleza juvenil como única forma de poder -la pelea es por la belleza adolescente, algo ya presente en Espejito, Espejito (Mirror mirror, 2012)- y la figura épica del Mesías en el personaje de Blancanieves. Sin embargo las ideas llevadas por mal camino terminan derruidas bajo una historia que intenta por todos los medios de ser seria. El género fantástico tiene también sus códigos, cualquier justificación increíble (la aparición de un caballo blanco en medio de la nada) termina por socavar la verosimilitud del relato. La película culmina apostando a la espectacularidad de su puesta estética, que sostiene la narración durante la primera hora de proyección, pero cae precipitosamente en la segunda. En definitiva, si no se cuenta con un buen guión, no hay enano del bosque que pueda presentar batalla.
Volver al pasado Con reminiscencias a Volver al futuro (Back to the future, 1985), la saga alienígena revive en su tercera incursión en la pantalla grande, esta vez en 3D. Felizmente Hombres de negro 3 (Men in black 3, 2012) prioriza el desarrollo dramático de los personajes dejando en segundo lugar la explosiva carga de efectos visuales, presente de igual manera. Cuando Boris escapa de prisión, decide invadir la tierra y matar a quien le arrancase el brazo en el pasado, el agente K (Tommy Lee Jones en el presente, Josh Brolin en 1969), el agente J (Will Smith) buscará la forma de viajar en el tiempo e ir a 1969 a salvarle la vida a su compañero, detener a Boris y su invasión intergaláctica y entender algunas cuestiones irresolutas de su presente. La idea de utilizar la estructura de Volver al futuro para reinventar la saga de los hombres de negro funciona realmente. Porque le da un aire de novedad por un lado, y de reencuentro por otro. De novedad porque utiliza todas las tecnologías a disposición que son muchas mas que las vigentes en 1997 cuando la saga comenzó. De reencuentro porque desde la última aventura con los personajes en 2002 pasaron ya diez años. La estructura narrativa en dos temporalidades establece el juego del pasado con el presente constante, previendo un espectador atento a los giros de guión. A la vez tiende a fortalecer la relación entre el agente K y el agente J potenciando sus tópicos (uno recio, el otro charlatán). No es curioso que el mismo director de las dos películas anteriores Barry Sonnenfeld, se ponga nuevamente en la silla, y que la productora Amblin Entertainment, a cargo de un tal Steven Spielberg sea otra vez de la partida. Menos curioso si pensamos que la misma productora allá por 1985 produjo Volver al futuro. Lo mejor de la película es ver a Will Smith haciendo de Michael Fox al llegar a 1969, al recorrer la ciudad como si se tratara de un mundo a re-descubrir. Los hippies, los rebeldes motociclistas, la llegada del hombre a la luna, Los Rolling Stones, todos temas en boga en 1969, matizados por los hombres de negro.
Berreta pero funcional La nueva película con Richard Gere es un policial de estilo televisivo. Flashbacks con otro tratamiento de imagen, explicaciones verbales para reforzar la imagen y todos los estereotipos que puedan imaginarse entre norteamericanos y rusos. Sin embargo, Misión secreta (The double, 2011) funciona por tener los giros narrativos necesarios para mantener la atención del espectador hasta el final del relato. Richard Gere interpreta a un ex agente de la CIA encubierto. Retirado y en soledad pasa sus días asistiendo a partidos de beisbol como todo buen norteamericano. Al reaparecer un asesino de los tiempos de la Guerra Fría es tentado por su ex jefe (Martin Sheen) a reincorporarse y trabajar con un joven compañero de la agencia de inteligencia (Topher Grace). El hombre buscado es Cassius, un personaje sin rostro por ser un doble agente. Entre los vericuetos de la trama, todos pueden llegar a ser el asesino, incluso los mismos protagonistas. Esta película que le quedaría mejor a Steven Seagal por el tipo de producción absolutamente esquematizada, tiene un par de problemas en su concepción: primero Richard Gere no tiene el rostro para ser ambiguo como la trama requiere. Para creerse que Richard Gere pueda llegar a ser asesino tendría que tener al menos dos gestos en su cara. Y no los tiene. La otra cuestión es la convencional utilización de estereotipos para plantear buenos y malos. Los americanos son hombres de familia y sostienen las buenas costumbres yankies. El beisbol, la familia y la bandera estadounidense estan ligadas por montaje en varias escenas. Oponiéndose por contraste están los rusos: tipos musculosos, solitarios, tatuados y brutos en el trato. Demasiados clichés. Y todo esto sin tener en cuenta que remontar una trama de espionaje hoy en día, presentando a Rusia como una amenza para Estados Unidos es tan ridículo como el acento ruso de Richard Gere. Ahora, si uno puede sortear todos estos factores inverosimiles, puede llegar a engancharse con la historia que se cuenta y pasar un buen rato. Misión secreta no es más que eso. Una película policial ultra convencional con una estrella de Hollywood y una historia más o menos atractiva. No esperen más porque no lo hay.
Con rigor histórico La revolución es un sueño eterno (2010) es una adaptación de la compleja novela homónima y que circula alrededor de la figura de Juan José Castelli, uno de los responsables de la Revolución de Mayo. La película histórica dirigida por Nemesio Juárez, se diferencia de los films sobre otros próceres patrios por su carácter crítico respecto de la historia argentina. Estamos 1812 y Castelli sufre un cáncer de garganta que le imposibilita defenderse ante el tribunal que lo juzga por supuesta traición a la patria. La película se remonta a los tiempos de la revolución y desarrollará la gesta de la misma y la futura traición por parte de quienes la apoyaron anteriormente. Juan Palomino, Adrián Navarro, Ingrid Pelicori, Mónica Galán, Manuel Vicente y Luis Machín completan el elenco. En el juicio a Castelli, se pueden dilucidar los ejes de la historia, y del personaje interpretado por Lito Cruz. Sus ideales, sus motivos y sueños, expulsados una vez alcanzada la revolución. Así como también los motivos de los promotores de la independencia y de los hombres de traje –jueces- con autoridad para decidir el futuro de los pueblos. Lo mejor de La revolución es un sueño eterno es el rigor histórico con el que se realiza esta producción. No hay resoluciones “billinezkas” entre buenos y malos, ni construcciones mitológicas de héroes patrios. Hay si, personajes de carne y hueso con la posibilidad histórica de cambiar el mundo, pero con todas las falencias humanas a cuestas. Con respecto a la transposición de la novela de Andrés Rivera, hay una intención de poner en imagen pensamientos, algunas veces muy bien logrados, mientras que otros se pierden en lo discursivo. Un texto que roza la prosa, engrandeciendo palabras que terminan diluyéndose en la vociferación. Sin embargo, y a pesar de lo mencionado, La revolución es un sueño eterno es un digno exponente del cine histórico argentino, saliendo de los lugares comunes en que cae el género y siendo fiel a la tradición literaria y a la historia que intenta rescatar del olvido.
Regresiones adolescentes Comando especial era una serie donde se hizo conocido Johnny Depp –aparece en el film en un cameo- que se trasmitió entre 1987 y 1991. La serie representaba a los adolescentes rebeldes de la década del ’80. La película Comando especial (21 jump street, 2012) representa la época actual, o bien ello intenta. Si la trama de la serie era el caso policial y la preparatoria (secundaria) el contexto, en la película es al revés. Pareciera ser todo una excusa para hacer una tonta comedia de adolescentes. El comienzo nos remonta a 2005, cuando los protagonistas están aún en el colegio. Uno es un nerd y el otro el chico popular. Por razones opuestas fracasan en la escuela. En la actualidad, ya devenidos policías, son infiltrados en un secundario para desbaratar una banda de narcotraficantes adolescentes. Será una nueva oportunidad para los protagonistas de triunfar en la preparatoria. El principal problema de Comando especial es que reafirma aquello que parodia. Los tiempos cambian y los chicos populares ya no son los de antes. Por ello Doug (seudónimo de policía encubierto de Schmidt, interpretado por Jonah Hill) es popular en la actualidad. Los fracasados tienen más chances de triunfar ahora, regla básica de cualquier comedia de humor escatológico para adolescentes. Bajo esta premisa, la película pareciera ser auto conciente al reírse de si misma. Pero no, pues hace todo lo posible por ser popular en los tiempos que corren. Desde lo incorrecto de las tramas para adolescentes –entiéndase rebeldía- intenta reinstalar valores juveniles como la amistad, el amor, pero no deja de poner el acento en las drogas, el sexo, y la música electrónica, como cuestiones indispensables para ser un adolescente cool contemporáneo. Comando especial empieza con mucho ritmo, chistes internos a la serie, a los “productores de éxitos de los ‘80”, a la adolescencia como momento de la vida, a la idea de cambios generacionales, etc. Pero, y siempre hay un pero en este tipo de films, rápidamente se acomoda a la estructura que mejor le sienta, la comedia adolescente y sus trillados clichés, para nunca más salir.
Mejor no juzgar Ganadora del Oscar a la mejor película extranjera, La separación (Jodaeiye Nader az Simin, 2011) presenta personajes absolutamente reales. Tienen problemas, responsabilidades y decisiones que los comprometen en su quehacer cotidiano. Sumado a ello, la presión que imponen las instituciones y la religión, obligan a los mismos a encontrarse frente a un dilema de orden ético. Nader y Simin están en plena separación. Ella se fue a vivir con su madre, y él quedó a cargo de su hija adolescente y de su anciano padre que necesita del cuidado de alguien permanente. Para ello, Nader contrata a una mujer, con quien tiene una disputa y lo enreda en un conflicto legal pero, y por sobre todo, ético. Acusa a la mujer de robo y, luego de forcejear, ella lo acusa a él de perder su embarazo. La tensión crece en el transcurso del relato, y las mentiras se duplican ante los ojos de su hija. La separación es una gran película. Y lo es porque tiene la particularidad de transmitir de manera crítica, el comportamiento en sociedad. En una sociedad específica como lo es la iraní, sumamente religiosa y patriarcal. Pero dentro de la cual viven personas comunes que tienen problemas cotidianos que lidiar diariamente. Ahora, la suma de los problemas puede derivar en conflictos, y los conflictos en la prisión. Y para resolverlos en la película, los personajes chocan con sus propios prejuicios, máscaras sociales, y costumbres adquiridas. Es desde este punto de vista, que la película obtiene su merecido reconocimiento internacional. Desde un disparador como lo es la separación de una pareja, explotan una serie de problemas que derivan en un conflicto que expone las facetas ocultas de los personajes, y con ellos de la sociedad: patriarcal, represiva, injusta, egoísta, etc. El film de Asghar Farhadi, sigue el punto de vista de Nader y va cambiando constantemente la visión que tenemos de él. Al identificarnos en un principio lo consideramos la víctima de los acontecimientos, pero a medida que avanza la trama dudamos de su corrección. También sucede con los demás personajes, que generan empatía o incluso lástima, para luego virar su comportamiento hacia otro rumbo. De hecho, en la primer escena de la película, donde se produce la separación, la cámara nos instala en el lugar del juez, quien determina que es correcto y que no. Construida desde el realismo más crudo, La separación nos invita a juzgar las decisiones de sus protagonistas. Decisiones éticas y por lapsos, morales también. Decisiones que determinan la verdadera identidad de una persona y visibilizan la hipocresía social. Una gran película que nos rencuentra con el cine iraní desde la universalidad de su temática.
Lejos del ideal La primera película de ficción de Hernán Belón (El tango de mi vida, 2009 y Sofía, cumple 100 años, 2009 ), El campo (2011), es protagonizada por Leonardo Sbaraglia y Dolores Fonzi. El film contrapone la imagen ideal del campo para expresar la crisis de una pareja de treinta y pico. El campo cuenta la historia de un matrimonio que se muda a una vieja casona de campo con intenciones de criar allí a su pequeña hija y vivir una vida ideal. Lejos de la realidad, los golpea una crisis de pareja que pondrá en jaque la relación. La película representa a la perfección las sensaciones de la incomunicación en la pareja. Una vieja casona semi abandonada en el medio del campo, es el espacio de distanciamiento de la feliz pareja. Las expectativas de él se oponen radicalmente a las de ella. En el medio, el abismo del espacio. [nid:1222,override="Belón"] se apoya en los protagonistas para representar una etapa de incomunicación en la pareja. Y lo hace promoviendo la tensión entre las partes a partir de la deconstrucción de los ideales. El campo es el tercer personaje del film, el espacio, el contexto hostil percibido por ella, el contexto ideal percibido por él. Pero el film está focalizado en el personaje de Dolores Fonzi. Por ende, la casona a donde se mudará la pareja es un lugar sombrío, despojado de toda calidez. La falta de calor y contención que percibe ella interiormente quedan representados en la escenografía. Sensorial, profunda y magníficamente actuada por la dupla compuesta por Leonardo Sbaraglia y Dolores Fonzi, El campo es una película de momentos, etapas de transición donde lo dicho dista de lo emotivo.
Los súper amigos de la Marvel The Avengers: Los vengadores (The Avengers, 2012) es una de las películas más esperadas del año. Y no decepciona en lo absoluto, la reunión de todos los súper héroes cumple con el vaticinio esperado: acción al por mayor, efectos especiales, chistes entre los personajes, escenas memorables, todo en la dosis justa y sin tomarse demasiado en serio la trama para redondear una película perfecta para el público pochoclero. Un cubo de energía que abre portales entre los universos, el tesseract, es obtenido por Loki, el hermano villano de Thor, quien planea conquistar el mundo y dominarlo. Los súper héroes reunidos por Nick Fury (Samuel L. Jackson) deberán trabajar en equipo y convertirse en Los Vengadores para hacerle frente al mal. The Avengers: Los vengadores es un fenómeno de masas, a eso apunta y da en el clavo. Lo que puede esperarse de la reunión de Iron Man (el gran Robert Downey Jr.), Capitán América (Chris Evans), Hulk (Mark Ruffalo), La viuda negra (Scarlett Johansson) y Thor (Chris Hemsworth), sucede y a gran escala. Peleas entre ellos, peleas en conjunto contra invasores feos de otro planeta, escenas visualmente espectaculares y chistes de todo tipo en el momento exacto para suavizar el tono apocalíptico que la invasión supone. Y para eso nadie mejor que Tony Stark como eje de la trama, el mejor personaje de todos y con más onda, tomándose la invasión como una fiesta de disfraces y a sus compañeros como los amigos que siempre quiso tener. La escena que Stark lo ubica a Capitán América por ser tan políticamente correcto es sencillamente genial, al igual que sus incorrectas dosis de desubicación sobre el lugar del héroe. Estrenada en Argentina incluso antes que en Estados Unidos, The Avengers: Los vengadores camina a convertirse en uno de los mayores éxitos del año. El público aplaudiendo en la sala cada remate de escena lo confirma.
Problemas de familia (intelectual) La película Pie de página (Footnote, 2011), que compitió por el oscar a la mejor película extranjera en febrero pasado, narra la relación distante entre padre e hijo pero desde la intelectualidad. Ambos son académicos destacados y su vocación profunda por los libros les hizo perder contacto con el lado emocional de la vida, e incluso con ellos mismos. Un investigador de las sagradas escrituras es galardonado por su desempeño en el campo académico. Su padre, presente en el evento, reniega entre los celos profesionales (se dedica a lo mismo) y el orgullo hacia el trabajo premiado. Entre ambos habrá una distancia difícil de disimular. Un día el padre es elegido por error para “el premio de Israel” otorgado a todas las eminencias intelectuales. El premio era destinado a su hijo, el otro Profesor Schkolnik. Su hijo se encontrará en el brete de recibir el galardón y pelearse definitivamente con su padre o tratar de resolver las diferencias. Rara vez el cine se aboca a temas relacionados con lo académico. Pie de página logra encontrarle la vuelta a la temática haciendo hincapié en la universalidad de las relaciones familiares. Allí donde éstos eruditos de la ciencia son seres fallidos, allí donde el campo académico pierde conexión con la realidad. La película de Joseph Cedar (Beaufort, 2007) le imprime gran ritmo al relato mediante las notas al pie (que tienen mucho que ver con la historia que se narra) que se esbozan sobre la imagen. Un montaje descriptivo de los objetos de la escenografía cargada de libros, refuerza el encierro intelectual que mejor le sienta tanto al padre como a Uriel, su hijo. Cedar realiza una comedia a partir de esta “tragedia cotidiana”, y lo hace nivelando los graciosos estereotipos de los hombres académicos, con el drama familiar más visceral. Y en el medio de todo está la figura del maestro. El maestro intelectual vs. El maestro paternal. Es esta dicotomía la que enfrenta a los personajes entre la racionalidad que impone el área que desempeñan y la falta de afecto en la vida familiar. ¿Se puede ser maestro en ambas áreas de la vida? Pregunta que atravesará diametralmente el relato.
Cuestión de clase La película francesa Las mujeres del 6º piso (Les femmes du 6éme étage, 2011) es una grata sorpresa. Una comedia de narración clásica que se detiene en los personajes al punto de lograr empatía con ellos, y acompañar el desarrollo del conflicto. Simpática, divertida y con una pequeña dosis de crítica social, el film de Philippe Le Guay representa lo mejor del cine clásico francés. El Sr. Jean-Louis Joubert (Fabrice Luchini , a quien vimos recientemente en Potiche, mujeres al poder) contrata de ama de llaves a María (Natalia Verbeke), una joven y atractiva empleada de nacionalidad española que rápidamente entabla relación con su familia. Las mucamas, como es costumbre en la década del ‘60, viven en el sexto piso y no se relacionan con los señores propietarios. A partir del atractivo que el Sr. Joubert siente por su nueva empleada, entra en contacto con las “españolas del 6to piso” y comenzará a frecuentarlas, rompiendo la barrera que diferencia una clase social de otra. Las mujeres del 6º piso tiene el pulso justo para contar con pequeños gestos los sentimientos de sus personajes. El gran elenco que compone la película, logra con sus actuaciones precisas, dar carnadura a los entrañables personajes. Sin ellos, el cine de narración clásica perdería su esencia. El universo del film contrapone propietarios con trabajadores. Además las empleadas son mujeres y españolas, todo un universo de costumbres, códigos y lenguaje, que desubica aún más al sumiso Sr. Joubert, de costumbre burguesa, código de propietario y lenguaje francés. Vaya forma de tratar las diferencias de clase desde la comedia, porque los contrastes pondrán en ridículo al personaje masculino, con todos los chistes que la situación implica. De esta manera, escalera mediante, la película que se remonta a la década del '60, propone un alegato sobre la búsqueda de la libertad. Una época de distinciones clasistas, en las que el protagonista atrapado en su monótona vida burguesa, sufre las restricciones sociales tanto como las españolas, desde el proletariado. Las mujeres del 6º piso tiene su punto fuerte en el pulso narrativo de su director, que sabe extraer los elementos necesarios de la historia y para llevarla a buen puerto.