Si Joaquin Phoenix no ganó el Oscar como mejor actor fue porque tenía del otro lado a Daniel Day Lewis interpretando a “Lincoln”. Paradojas de la vida, el mismo Daniel Day Lewis había sido dirigido por Paul Thomas Anderson en “Petróleo Sangriento” y ganado el Oscar al mejor actor. En este caso, el director no pudo lograr lo mismo con Phoenix aunque encontró una excelente interpretación. Pasada esta reflexión, debo confesarles que la peli me aburrió un poco. Es cierto que Paul Thomas Anderson no es para cualquiera, tiene una forma particular de enfrentar los diálogos y las narraciones en el cine que distan de lo que nos tiene acostumbrado Hollywood. Pero en este caso tampoco me terminó de cerrar la historia y tiene algunos puntos flojos que tiran para abajo. Ambientada en Estados Unidos, luego de la Segunda Guerra Mundial. La historia gira en torno a Freddie (un excelente Joaquin Phoenix), un veterano de la marina, que regresa a su casa después de la guerra con una inestabilidad emocional y un futuro incierto. Sin otro oficio más que deambular, encuentra refugio en ‘La Causa’ y en su carismático líder, Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman). Amy Adams interpreta a Peggy, la mujer de Dodd, quien ejerce una poderosa influencia, aunque sutilmente reveladora. Hasta ahí parece interesante, promete meternos en el mundo de una “secta” o “culto” para conocer como ponen a prueba a este “débil mental” Freddie y logran aplicar los métodos de “La Causa”. Sin embargo, fracasan estrepitosamente y las repeticiones y diálogos sin sentido (a veces aburridos y extensos) fracasan con ellos. Lo que salva a la película son las actuaciones. Seymour Hoffman vuelve a demostrar sus artilugios actorales y Joaquin Phoenix interpreta (desde mi punto de vista) el mejor papel de su carrera artística. En cuanto a la fotografía y los planos del filme, sabemos que estamos frente a un director capaz de cuidar todos los detalles y es un poroto más que se suma en muchas escenas. Sin embargo, la trama es muy retorcida y a veces monótona y la resolución… habrá que verla. Muchos la clasificaron como un nuevo clásico del cine contemporáneo, yo prefiero guardar el lugar para alguna nueva película…
DOS MAS DOS es TRES… Dos más dos tiene buenos diálogos, buenos actores, escenas y frases muy graciosas y un gancho que atrae al público (intercambio de parejas). Por eso es un éxito de taquilla, pero… ese es el problema… esta película tiene un pero. Vamos con la historia: Diego, Emilia, Richard y Betina son dos parejas amigas de toda la vida. A los 40 años son exitosos profesionales. Una noche de celebración Richard y Betina les confiesan a sus amigos que practican el intercambio de parejas… y que les encantaría compartir esa práctica con ellos. Hasta ahí vamos bien, un cambio, una pregunta y un mundo de prejuicios que comienza a socavar la cabeza de Diego (Adrián Suar). La idea está planteada muy bien desde el comienzo: un típico marido conservador que se encuentra interpelado por un ambiente distinto y con millones de prejuicios en las prácticas sexuales. Los comentarios, las preguntas y las confesiones que se dan a raíz de esta propuesta logran robar varias carcajadas y, si le sumamos a Alfredo Casero con su despreocupada figura como organizador de los encuentros swingers, podemos contar con una buena comedia. Si seguimos sumando, podemos decir que la estética de la película está muy bien cuidada pero, muchas veces, cae en un sobre cuidado que no tiene nada que ver con el momento. Es el caso del desnudo de los cuatro personajes en el living de la casa. Pero vamos a darle permiso a este exceso, dado que es un película pensada para toda la familia. El gran logro, sin dudas, radica en la elección del elenco. Los cuatro protagonistas logran ser absolutamente creíbles en sus roles y demuestran mucha química. Adrián Suar y Carla Peterson no dejan de demostrar que son muy buenos en la comedia y, por su parte, Julieta Diaz y Juan Minujín se adaptan a todo lo que se les proponen. Pero… y aquí esta el gran problema… El guion viene muy bien desarrollado, la comedia no cae y la risa no para de crecer, pero se mete el drama en el medio y un cartel de “2 años después” que no resuelve nada. Desde el punto de vista de una película con temática más liberal y apuntando a un juego con lo sexual, tomando las prácticas swingers como punto de partida, el final cae en un prejuicio o en un mensaje “moralizador” de lo que puede pasar sin permitir otra resolución. No me pareció para nada un final feliz, y creo que por ahí viene el pero… es todo muy lindo, muy gracioso, sin escrúpulos… pero sale mal… la amistad se destruye, se termina la sociedad y a las parejas no se las ve felices (quizás en un intento de generar intriga en el espectador, o quizás en un mensaje claro de “esto fue un gran error”). 1: Buena comedia, 2: buenos diálogos, 3: buenos actores, pero… 4: mal final… DOS MAS DOS es TRES…
Tenemos que hablar de Kevin es, paradójicamente, casi una película muda. Y es que de eso se trata: una familia sin diálogo que construye, o deconstruye, la personalidad de un sociópata. Una joyita del cine – arte. “Tenemos que hablar de Kevin” es la historia de la madre de un adolescente que asesinó a sus compañeros de secundaria. Eva (Tilda Swinton) intenta atravesar el duelo y los sentimientos de responsabilidad por las acciones de su hijo. La idea de este film puede resultar interesante e inquietante a la hora de conocer como decide abordar la directora esta temática tan complicada y mediatizada en los últimos tiempos. Y es justamente este condimento el que hace efectivo todo el relato. Lynne Ramsey plantea la construcción de una historia a través de flashbacks continuos en los cuales vamos conociendo la historia de esta familia y la destrucción del personaje de la madre. Con una carga simbólica muy fuerte, la historia va hilvanando diversas situaciones conflictivas y breves diálogos en los cuales la relación madre-hijo es muy clara: no existe autoridad, ni predisposición, ni aceptación mutua. Kevin es el fruto de un enamoramiento fugaz, y complica la vida de su madre desde el comienzo. El rechazo que denota Eva en primera instancia, no hace más que acrecentarse a lo largo del filme y Kevin toma esto como revancha: él tampoco la acepta y hará de todo para demostrarlo. El parecido físico y gestual de Kevin y Eva no es un dato menor, y es un logro más de la directora. Ellos se pueden ver reflejados, cada cual es lo peor del otro y, a su vez, lo mejor. En cada gesto de ella se puede ver el esfuerzo que hace por controlar a su hijo, y no dejarse llevar por los impulsos y en cada gesto de él se ve el rechazo, una mente que está pensando y planeando cada movimiento hasta dar el batacazo final. La carga de símbolos, las brillantes actuaciones y el relato a través de flashbacks le suman una impronta a este filme que lo enriquece y lo hace llevadero. Necesitamos ver que pasa, como continúa y, sobre todo, como termina. De otra forma, quizás, hubiese sido tediosa. Un gran filme para ver, analizar y replantear.
Sigo sin terminar de comprender este llamado “cine-arte” y eso me da "Shame"… o Vergüenza… Vergüenza de ver en pantalla grande al protagonista de este filme completamente desnudo es lo que sintieron varias compañías cinematográficas de EEUU cuando decidieron no exhibirlo en sus salas. Una decisión que no hizo más que acrecentar el deseo por ver “esa película que estremeció a los empresarios”. Una decisión que denota que, hasta en los países “más desarrollados”, el sexo sigue siendo un tabú, una temática que no puede desarrollarse. “Shame” es eso, una película que aborda una enfermedad tabú, pero que no logra desarrollar íntegramente el problema que esta acarrea. El protagonista de “Shame” es Brandon (Michael Fassbender), un adicto al sexo. Adicto al sexo con prostitutas, a la masturbación, a las películas y revistas porno y al sexo casual. No puede mantener una relación estable, y su vida transita en soledad, sin mayores compromisos que su trabajo y su obsesión. Vive su vida rutinaria sin percances, hasta que aparece Sissy (Carey Mulligan). Esta caprichosa hermana menor llega sin previo aviso y se instala colapsando con su estilo de vida. Brandon tratará de escapar de los reclamos de su hermana y de las memorias que le trae, hundiéndose en lo más oscuro de Nueva York. Si bien logra hacerte sentir lástima y preocupación por la enfermedad que tiene el protagonista, SHAME no termina de ingresar o ahondar en el problema mayor, en su cabeza o en su corazón. Brandon es un personaje intenso, con una dualidad tremenda: su adicción y la vergüenza que siente por no poder ponerle un fin o controlarla. Michael Fassbender logra conectarnos con este drama, y con la soledad de este personaje tan particular, y se convierte en una clave indispensable para el éxito de la narración. El director logra atraparte por momentos y aburrirte en otros, con su concepción altamente metafórica de las imágenes y la falta de concisión en ciertas circunstancias. Es una película que posee muy poco diálogo, y que por momentos se hace tediosa de transitar, incluso cuando abusa de un recurso o lo estira hasta agotar… ¿habrá sido su intención? Un ejemplo claro es la bella versión que hace Sissy del famosísimo “New York, New York”, comienza embelesando tus oídos, hasta que queres que termine cuanto antes por lo largo que se hace. Buenas imágenes, buenas metáforas (aunque excesivas a veces), buenas actuaciones y musicalización pero pobre en el desarrollo… me dejó gusto a poco, o bien me faltó la explosión de la bomba. Sigo sin terminar de comprender este llamado “cine-arte” y eso me da vergüenza…
Violeta Parra Eterna Desde la carpa que levantó en La Reina, Violeta Parra es visitada por sus sueños, vivencias e ilusiones. Está viva, pero quizás está muerta, eso abre una gran expectativa en la que nos vamos enterando poco a poco de sus secretos, miedos, frustraciones y alegrías. No sólo está presente su obra múltiple sino que, sus amantes, sus recuerdos, sus esperanzas, sus logros quedan suspendidos en un recorrido apasionado por la vida de Violeta Parra, con los personajes que la hicieron llorar, reír y soñar. ¿Qué datos históricos de la vida de Violeta Parra podemos aprender después de ver este filme? Casi ninguno, y eso realmente no es un delito ni mucho menos un pecado por parte del director chileno Andrés Wood, ya que “Violeta se fue a los cielos” nos muestra lo más importante: la artista. “La creación es un pájaro sin plan de vuelo que jamás volará en línea recta”, es una de las frases que más destaco de este filme, y sin dudas una de las frases de las que se hace eco Wood para narrar esta película. Sin una cronología predeterminada, y con saltos en el tiempo, fragmentos, casi como rompecabezas que van armando la figura y la imagen de Violeta Parra, el director logra mostrar momentos específicos de la vida de esta gran artista. Amores, pérdidas, creaciones, pensamientos, música, composición se van entrelazando en este recorrido y permite adentrarnos en la cabeza y en el corazón de Violeta. Pero Violeta no sería Violeta si no tuviese a Francisca Gavilán quien le pone el cuerpo y el alma a este filme. Con su mirada triste y pensativa, su voz aguerrida y sus interpretaciones que respetan fielmente a su original, la actriz logra encarnar perfectamente a un personaje luchador y enamoradizo, bravo pero sensible a la vez. Logro del director y de la actriz al poder encontrar la fusión perfecta entre narrativa visual, estética y actoral. Una fotografía casi perfecta, sueños, pensamientos, reflexiones, cambios de humor y de temperaturas logra transmitir a través del lente de la cámara, como también a través de la música y los diálogos seleccionados. “Violeta se fue a los cielos” fue preseleccionada para representar a Chile en la próxima entrega de los Oscar 2012, en la categoría de “Mejor Película de Lengua Extranjera”, sin dudas uno de los mejores exponentes del nuevo cine chileno. Como decía en un principio, el filme no tiene datos biográficos o históricos precisos, y eso llama la atención. Pero a medida que nos adentramos podemos comprender que no importa cuando sucedió, sino cómo. A propósito de eso, y en medio del duelo que se establece en una entrevista televisiva realizada a Violeta Parra donde ella dice que no tiene miedo a responder a cualquier cosa, incluso su edad, el entrevistador le pregunta por su edad, a lo que ella responde: “Me olvidé”… una metáfora… una Violeta Parra eterna.
Abuela Estela La película cuenta la vida de Estela de Carlotto, presidenta de la asociación de las Abuelas de la plaza de Mayo desde que su hija desapareciera. Su lucha permanente nos cuenta su historia y la de su familia, reflejo de miles de casos similares que buscan desde hace 30 años a sus desaparecidos. Cuando uno se encuentra frente a un biopic (película biográfica) puede caer en la tentación de crear grandes figuras y enaltecer aspectos de esa persona con el fin de “endiosarlo”. Muchos directores pecaron de fanáticos, y muchos más rompieron la mística que rodeaba al personaje con el mero fin de narrar su historia. Este no es el caso. Si no conociéramos la historia de Estela de Carlotto, podemos decir que Verdades Verdaderas es una película dramática más sobre la época de la dictadura. ¿Qué quiero decir con esto? Este filme narra la historia de una mujer común, una directora de escuela, una mujer de clase media con una familia tipo y valores muy arraigados que se ve golpeada por el secuestro, muerte y desaparición de su hija y de su nieto. Pero, al conocer la lucha, los años de constante militancia y búsqueda, no podemos más que emocionarnos al reconocer en el rostro de Susú Pecoraro la historia de la Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. En estos rasgos, el director logra llegar al corazón a través de la emotividad y de lo intenso de algunas escenas (netamente actorales) y no a través de clichés o imágenes triviales de ese momento histórico. Es por eso que la narración del terror de la dictadura no se vive en las calles, o en las escenas de torturas y secuestros, sino que entra más profundamente al hogar y al trabajo de Estela, modificándola por completo así como a su entorno. Las actuaciones son brillantes, y el papel de Susú Pecoraro interpretando a Estela (nada fácil) es realmente admirable. Se puede conocer así a una mujer con un carácter que se va forjando a lo largo del filme, con una mirada benévola y un semblante que transmite paz (a pesar de todo lo terrible que le estaba aconteciendo). A ella se suman Alejandro Awada en un impecable y compañero marido: “El Tano”; Laura Novoa, Fernán Mirás e Inés Efron como los hijos y Carlos Portaluppi interpretando una de las escenas más fuertes y emotivas de la película. En cuanto a la narración, el director utiliza inteligentemente el salto temporal, entrelazando continuamente entre el presente y el pasado, para lograr buenos climas y permitiendo al espectador acomodarse correctamente entre las fechas. Algo más para destacar es la cantidad de datos que aporta sobre el trabajo de Abuelas y el continuo hincapié en los archivos documentales que fueron recabando a los largo de estos 33 años y que permite a cada uno de los Nietos recuperados reencontrarse con su historia. Verdades Verdaderas: La Vida de Estela, es una película que vale la pena ver, que nos deja un mensaje de esperanza y de lucha por la vida. Emotiva hasta las lágrimas explica porque estas abuelas no han cesado su búsqueda en todos estos años.
La tercera es la vencida… La historia da un giro y ahora nos muestran como desde años antes y cuando era sólo niñas Katie y Kristi comienzan ya a experimentar todas esas sensaciones que las hacen distintas. Año 2005, las hermanas Kristie y Katie encuentran unos VHS que las remite a su infancia, donde comenzaba la “Actividad Paranormal”. La película termina, silencio cortante en la sala de cine y muchas caras de disgusto. Apenas una hora y quince minutos habían transcurrido, y tras interesantes momentos de tensión, el desenlace tuvo gusto a poco… o mejor dicho a “paguen la próxima entrada”. Actividad Paranormal 3 es la nueva entrega de esta saga que comenzó allá por el año 2007 y nos adentraba en la vida de una familia a través del recurso de la cámara en mano, o falso documental, para contarnos las experiencias paranormales que van sufriendo día a día. Fue un quiebre para aquellos que somos fanáticos del cine de suspenso y terror, y un gran desafío para poder generar increíbles momentos de tensión a través de ruidos y leves movimientos. En este caso nos encontramos ante un filme que hace uso y abuso de cada uno de los recursos ya utilizados en las anteriores películas y que rompe con la idea de “el mal invisible” para mostrarnos en muchas situaciones algo innecesario. Si bien es cierto que tiene momentos interesantes de tensión y de susto, es simplemente un compilado de momentos que decaen en el transcurso de la película. Uno de los recursos más llamativos y bien explotado es el de la cámara giratoria, que va mostrando el living y la cocina, generando de esta forma la expectativa o la tensión sobre lo que puede aparecer mientras la cámara termina de girar. Como espectador uno ya sabe que es lo que va a ver, y por ende se sienta esperando ser invadido de estas situaciones, y sorprendido por aquellas que no esperaba. En Actividad Paranormal 3 pasa exactamente lo contrario, la película no sorprende y las situaciones que uno espera no abundan. Definitivamente Actividad Paranormal 3 es una película para ver en la comodidad del hogar, siempre y cuando no tengan una oferta mejor. Ojalá que la tercera sea la vencida…
Sin créditos El exitoso editor Will Atenton (Craig) renunció a un trabajo de alto nivel en Manhattan para mudarse con su esposa Libby (Weisz) y sus dos hijas a una pintoresca ciudad de Nueva Inglaterra. A medida que se adaptan a su nueva vida, descubren que su casa perfecta fue el lugar del asesinato de una madre y sus hijos, y toda la ciudad cree que murieron en manos del esposo que sobrevivió. Cuando Will investiga, no sabe con certeza si está comenzando a ver fantasmas o si la trágica historia está afectándole demasiado. Leyendo un poco más sobre este filme, y analizando las diversas opiniones de los críticos encontré este paradójico dato: el director irlandés Jim Sheridan solicitó, tras ver el trabajo final, que se retire su nombre de los créditos. Eso lo dice todo. “Detrás de las paredes” es una película que apuesta, primordialmente, al elenco. Con figuras como Daniel Craig, Rachel Weisz y Naomi Watts lo primero que uno piensa es: esta película promete. Desafortunadamente amigos, debo confesarles que esta película es como muchos de nuestros políticos… no cumple ninguna de sus promesas. Bueno, a decir verdad tiene algunos intentos de buen cine y de interesantes propuestas. Pero sólo queda en eso… intentos. La historia se basa en Will Atenton, quien decide abandonar su puesto como editor en un prestigioso medio gráfico para asentarse con su familia en las afueras de Nueva York y dedicarse al desarrollo de una novela. Poco tiempo pasa hasta que la familia descubre que su nuevo hogar oculta un pasado siniestro. Cuatro años antes un padre de familia había perdido el juicio y asesinado a sangre fría a toda su familia. Hasta acá vamos bien, la historia se comienza a construir, hasta que a mitad de camino se resuelve una incógnita que podría haber cerrado perfectamente todo el filme si no fuera porque ya existen mas de un millar de películas similares. Debido a esto, supongo, el director decidió rebuscar una salida, que los espectadores también intentarán buscar. Muchas incógnitas sin cerrar y muchas respuestas sin sentido. Algo que cabe destacar es el rol de los actores, quienes caracterizan sus personajes en muy buena hora. Un filme que podría haber explotado los dotes actorales y complementarlos con una buena de rosca, se hubiese convertido en ese filme esperado por todos aquellos que fueron al cine. Buenas imágenes, interesante banda sonora, con momentos de tensión bien creados que desgraciadamente se quedan sin créditos finales… “Detrás de las paredes”, según uno de los colegas críticos de cine es un filme “prescindible”.
Ahora lo entiendo… Kevin James se pondrá en la piel del solitario cuidador de un zoológico, un hombre que quiere abandonar su trabajo porque es incapaz de mantener una cita con una chica, de ahí que los animales a los que atiende quieran echarle una mano. Cuando uno se encuentra con los avances de una película cómica, con animales parlanchines y una historia de amor en el medio, enseguida desconfía pero a la larga espera una sorpresa… un antes y un después en ese filme. Estamos hablando nada más y nada menos que de: Perdón, me equivoqué de póster… aunque nadie me puede negar que ya empezamos mal… este es el póster de “El guardián del zoológico”… (Parece un juego de busque las siete diferencias con “Una noche en el museo”). Pero la primera gran diferencia la marca... una es en un museo, y la otra en un zoológico… La historia es muy básica, Kevin James interpreta a Griffin un cuidador del zoológico que no tiene suerte en el amor. Su novia lo deja porque cree que tiene que dejar el trabajo en el zoo y progresar. Después de 5 años, se reencuentran y el decide reconquistarla y está dispuesto a abandonar su trabajo por ella… ahí es donde sus queridos animalitos entran en acción, rompiendo el pacto de silencio para con los humanos y aconsejándolo en su intento de conquista… UNA PAVADA! Pero, una pavada que suma a la hora de comenzar con algunos diálogos graciosos entre el cuidador y los animales y más que una escena de golpes y blooppers que acompañan algunas risas. En mi caso, debo decir que he disfrutado de muchas películas de Kevin James, destacando sobre todas el papel que interpreta en “Hitch: experto en seducción”. Por ese mismo motivo tenía pendiente este filme y tenía algunas fichas puestas en él… pero la banca siempre gana y las expectativas se fueron por la borda. En cuanto a los efectos especiales, no son en absoluto destacables, los efectos de movimientos de boca de los animales y la interacción con los personajes humanos en algunas instancias dejan que desear… o será que uno ya se pone en exquisito… pero bueno, la desilusión puede más… Una comedia familiar, con ninguna sorpresa para destacar, algunas que otras risotadas y más animales parlanchines… que no han parado de hablar desde Dr. Dolittle (para ser contemporáneos). El otro día me preguntaba por qué había tardado tanto en sentarme a ver la película “El guardián del zoológico”, o como su título original lo establece: “Zookeeper”… ahora lo entiendo…
Depende… Durante su último año en el instituto, Charlie Brewster (Anton Yelchin) parece que por fin ha alcanzado todos sus objetivos: es uno de los estudiantes más valorados y sale con la chica más deseada del centro. Su popularidad es tal que ha comenzado a dejar de lado a su mejor amigo. Sin embargo, cuando Jerry (Colin Farrell) se convierte en su vecino, aunque, al principio, le parece un tipo genial, con el paso del tiempo empieza a percibir en él algo extraño. Desgraciadamente nadie, ni siquiera la madre de Charlie (Toni Collette), se da cuenta de nada. Después de observar que en la casa de Jerry pasan cosas extrañas, Charlie llega a la conclusión de que su vecino es un vampiro que se sirve del vecindario para cazar a sus presas. Ante la incredulidad de los demás, el protagonista deberá ingeniárselas para deshacerse del monstruo por sí solo en esta moderna versión del clásico de la comedia y el terror dirigida por Craig Gillespie. Depende como la miremos, creo que es la forma más adecuada de comenzar esta crítica. Depende como la miremos, esta película puede ser una excelente remake o una pésima película de terror. Y seguramente será complicado de entender estos extremos comparativos, pero realmente depende de cómo la miremos. Si uno entra al cine con expectativas de ver una buena película de terror, se va a encontrar con un filme bastante bizarro, rozando la estética del cine clase B (aunque con un poco más de postproducción) y menos énfasis en los personajes terroríficos. Sin dudas, saldrá decepcionado. Pero si uno recuerda “La Hora del Espanto” del año 1985, y sabe que se va a encontrar con una remake de este filme las cosas cambian. De repente, esta falta de énfasis en el género del terror y mezcla con la comedia, nos comienza a introducir en el lenguaje narrativo de aquella película original. “Noche de Miedo” es una remake interesante, bastante bien adaptada a los tiempos que corren y a los estereotipos que Hollywood y el cine de vampiros nos viene vendiendo. En 1985, los vampiros solían ser señores elegantes que vestían opulentos trajes y actuaban caballerosamente, conquistando con una sola mirada o gesto a las mujeres. En 2011 las cosas cambiaron y el estigma Edward Cullen (Crepúsculo) ha atravesado por completo la pantalla grande, para mostrarnos vampiros sexis, musculosos, desbordando hormonas y fatalidad. Nadie mejor que Colin Farrel para asumir este rol en muy buena hora, y dejar atrás aquel estigma de Alejandro Magno. En cuanto a la estética, tiene algunas cosas muy interesante, como ser las locaciones y luces y sombras del filme. Sin embargo, por momentos se torna demasiado oscura, y el 3D es una terrible mentira. Sería interesante analizar un poco más sobre esto del 3D, pero no sería el primero ni el último, y no cambiaríamos nada de la exitosa industria de Hollywood. Los personajes están bastante bien protagonizados, y las personificaciones y estereotipos logrados conviven armónicamente con esta idea de insertar el humor en el filme. Tanto así el amigo nerd de Charlie, como la hermosa novia y el temible vampiro. En cuanto a la trama, no tiene muchos vericuetos, pero la verdad que es lo menos interesante, porque el filme es bastante llevadero y nos mantiene todo el tiempo atados a lo que va a pasar. De momentos de tensión y saltos en las butacas, pasamos a risas y murmullos entre los espectadores, lo que demuestra que la mezcla terror – comedia adoptada de “La hora del espanto” original sigue funcionando. Es una película para ver, y como les anticipaba, el resultado depende de cómo la miremos…