El político vs. el detective "Tú me perteneces" le dice el Alcalde Mayor Hostetler (Russel Crowe) al detective Taggart (Mark Wahlberg), a quien contrata para investigar una infidelidad de su esposa (Catherine Zeta Jones). Eso es sólo parte de este thriller que combina ambiciones desmedidas y que coloca frente a frente a dos buenos intérpretes. Broken City muestra la punta del iceberg en medio de una trama que acumula asesinatos, mentiras, peleas por mantener el cargo político (el contrincante del alcalde es Jack Valliant encarnado por Barry Pepper) y oscuros manejos que se tejen a espaldas de los neoyorquinos. El relato muestra sobres con dinero y otro en la basura con información confidencial de una operación secreta que podría hacer peligrar la carrera del candidato. No es ésta una película de acción (si bien tiene una secuencia de persecuciones automovilístoca y otras con acción física) sino una historia que pone el acento en dos personajes que tienen un "as" bajo la manga para poder presionarse mutuamente. El resultado es bueno gracias a la composición de Crowe como el político de turno, de aspecto frío y calculador. Su presente con poder también condiciona el pasado del ex policía (una cinta grabada en VHS lo compromete) devenido en detective privado que aarastra las sombras del alcohol y también del crimen. El thriller sobre corrupción pólítica que mueve las fichas del gato y el ratón. Habrá que ver quién tiene más astucia para salir airoso del enfrentamiento.
La emoción por el riesgo Esta película no es la simple filmación de alguna de las majestuosas presentaciones que ofrece el Cirque Du Soleil alrededor del mundo. Se trata de una mezcla de cine, teatro y documental, que juega con un mundo de fantasía a partir de una pequeña historia que hilvana grandes atracciones circenses. Cirque Du Soleil: Mundos Lejanos es el nuevo trabajo de Andrew Adamson, creador de éxitos como Shrek y Las Crónicas de Narnia, que contó con la supervisión de James Cameron para un mejor aprovechamiento del formato en 3 dimensiones. Una chica llega a un circo (obviamente muy primitivo comparado con el del título) que tiene una feria de atracciones y se enamora de uno de los acróbatas. Sin embargo, éste cae del trapecio durante su presentaciónn y es literalmente tragado por la arena del escenario junto a la joven que lo quiere ayudar. A partir de ese momento, ambos ingresan en universos mágicos en los que intentarán encontrarse. Prácticamente concebida sin diálogos, la película seguramente sorprenderá a aquellos que nunca vieron los espectáculos de la compañía circense más famosa y prestigiosa del mundo y tampoco deja afuera a los que pudieron verlos en vivo. Cirque Du Soleil: Mundos Lejanos eclipsa con sus majestuosos escenarios, con sus proezas en el aire, las piruetas en la cama elástica, los vuelos con cintas o las arriesgadas acrobacias realizadas en un barco que se mece como una hamaca, además del número coreográfico realizado en plano inclinado que resulta impactante. En medio de ese marco hipnótico, la muchacha aparece inmersa entre grupos antagonistas y rodeada por extrañas criaturas, capturadas por una cámara que transmite la emoción por el riesgo. Un cuidado y minucioso trabajo de edición al que se suma un homenaje a Los Beatltes con temas como "All you need is love".
Dos mundos opuestos La película nacional de Gonzalo Tobal, quien viene con amplia trayectoria en el cortometraje, pone en primer plano el encuentro de dos primos, totalmente opuestos, que viven en Buenos Aires y deben viajar a la localidad del título para asistir al entierro del abuelo. Villegas descansa en estos dos treintañeros (Esteban Lamothe y Esteban Bigliardi), el primero bien posicionado económicamente aunque no tan feliz ante su inminente casamiento, y el segundo, un bohemio dedicado a la música que también intenta encontrar su lugar en el mundo. El film propone entonces un viaje transformador y emocional hacia la tierra que los vio crecer y a una ciudad que los ha separado por sus estilos de vida diferentes. Es una suerte de "road movie" que los deja casi perdidos a mitad de camino, entre un clima de emociones contenidas que irán surgiendo con el correr de los minutos. La aparición de la empleada de una estación de servicio de la ruta que les sirve de guía a ambos y acelera el corazón de uno de ellos, un camino repleto de vacas y un reencuentro familiar en un ambiente bucólico de gran producción, apoyan esta trama que tarda en llegar al espectador, pero lo consigue en el tramo final gracias a la construcción de climas. "No se donde voy, pero estaré soñando" se escucha en la letra de una canción y es, quizás, la frase que sintetiza el espíritu de esta historia sencilla construída a partir de miradas, silencios y rubros técnicos impecables.
Un mundo de tentaciones El prolífico realizador Steven Soderbergh se asoma el mundo de los strippers masculinos en esta película que cuenta con el ascendente Channing Tatum a través de una historia inspirada en la vida real. Magic Mike muestra a sus personajes sin juzgarlos a partir del guión de Reid Carolin y, por momentos, esa postura de espiar desde afuera un mundo complejo tambíen le juega en contra porque no se profundiza en los conflictos más íntimos o en las situaciones a las que ellos se exponen. La trama es sencilla y sigue a Mike (Tatum), un joven que pasa del ambiente de la construcción durante día a estrella de un night club que maneja Dallas (un Matthew McConaughey manipulador que le calza como anillo al dedo). A ese mundo de tentaciones donde se maneja dinero fácil también es arrastrado The Kid (Alex Pettyfer), un muchacho inexperto que deberá aprender a menear las caderas y animarse al arte del desnudo frente a las mujeres que noche a noche llenan el local. La película es simple y quizás tenga sabor a poco viniendo de un realizador consagrado que entrega un relato donde se citan la seducción, las drogas y los problemas. Y tampoco deja afuera su costado romántico (en un submundo donde no hay tiempo para eso) cuando Mike se acerca a la hermana de The Kid, Channing Tatum es quizás el actor ideal para este papel y está bien acompañado por Alex Pettyfer, pero el resultado es un film tibio que prometía mucho más.
Amor eterno El siempre polémico realizador franco austríaco Michael Haneke hace un cine personal, que no hace concesiones con el público. De ahí el hecho que tenga tantos admiradores como detractores. En su nuevo trabajo, Amor, nominado al Oscar en el rubro de "mejor película", se aleja del clima de anteriores realizaciones como Funny Games o La cinta blanca y plasma una dura historia sobre la vejez, la enfermedad y el desmoronamiento corporal. Un tema que podría prestarse fácilmente para golpes bajos pero que gracias a la mano de Haneke se eleva a una realidad de tanta crueldad que logra movilizar al espectador. Para esa tarea cuenta con las labores impresionantes de la dupla protagónica integrada por Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva (nominada como "mejor actriz" para el Oscar) en los golpeados cuerpos de Georges y Anne, un matrimonio de musicos retirados que se niega a envejecer, que sigue su rutina diaria de charlas y desayunos como nadie. Todo hasta que ella comienza a manifestar una desconexión de la realidad que rápidamente la lleva a una parálisis. El director explora las reacciones, la nueva forma de vida que asume el esposo ante la enfermedad de su amada y cómo se acomodan los interminables minutos de una vida que hasta hace poco parecía al menos tranquila en la convivencia. Otra gran actriz, Isabelle Huppert, encarna a la la hija de ambos. Lo interesante de esta historia de amor llevada al extremo es cómo empieza (con el cadáver de la anciana encontrado por los bomberos) y áun más cómo termina, con una habilidad maestra del realizador para resolver la trama y con un hecho que sorprenderá al público. Intensa, dura y emocionante son los calificativos que le caben.
El humano y la hechicera Una nueva saga se pone en marcha con esta adaptación del primer título de una serie de cinco novelas tituladas "Hermosas Criaturas" y escritas por Kami García y Margaret Stohl. La película apunta claramente al público adolescente que deja vacante la recientemente finalizada saga Crepúsculo, con la historia de un romance contrariado que despierta los conflictos de la trama. En Hermosas Criaturas un chico llamado Ethan Wate (Alden Ehrenreich) se cruza con una nueva alumna del colegio, Lena Duchannes (Alice Englert), y siente un flechazo instantáneo. El único problema es que ella es una bruja y guarda un oscuro secreto que la convertirá en poco tiempo en un ser de luz o de oscuridad. Habitando una casona destartalada por fuera y de moderno diseño por dentro, en la que convive con su tío protector (Jeremy Irons), Lena se convierte en el blanco de los ataques de compañeras y de todo el pueblo luego de extraños sucesos ocurridos en el colegio. Dos protagonistas que crecieron sin madre y que están vinculados sentimentalmente más allá de su comprensión, y una familia de hechiceros superiores, conocidos como Los Casters, que quieren separarlos a toda costa, son los motores de esta película que combina romance, maldiciones de antaño y fantasía. Como si fuera poco, también dirá presente una prima bruja que hará de la suyas. La película explota el tema de las parejas desparejas y algunos tópicos del cine de terror (los vecinos instalados en una vieja casona que despiertan miedo en el pueblo) pero desaprovecha los climas de intriga y misterio, colocando en un primer plano el relato romántico. Lo que llama la atención de una producción de estas características es el diseño de efectos visuales antiguos para los tiempos que corren y un desenlace poco emocionante -que deja la puerta abierta para una continuación- en donde el enfrentamiento con la bruja mayor encarnada por Emma Thompson pierde fuerza y dramatismo. Un producto que cuenta con buenos intérpretes como Jeremy Irons, Viola Davis o Emmy Rossum, pero que no alcanza para impactar o emocionar al espectador. En ese sentido, parece que las fuerzas de la oscuridad lograron su cometido.
¡Lo pedís, lo tenés! Un relato que lleva impreso el sello Disney e intenta recuperar un segmento perdido y quizás ahora ocupado por las películas de animación. El film está claramente apuntado a la familia y si bien puede tildarse de lacrimógeno también hay que reconocerle que tiene sus méritos al contar una historia en la que lo cotidiano se ve invadido por la fábula fantástica. Un matrimonio. encarnado por Jennifer Garner y Joel Edgerton, intenta sin éxito tener un bebé. El film comienza con el matrimonio en una casa de adopción y contando su increíble historia: ellos entierran sus deseos en el jardín y luego de una sorpresiva tormenta, aparece en sus vidas Timothy Green (un encantador CJ Adams), un niño como cualquiera si no fuera porque tiene hojas en sus piernas. El director Peter Hedges (guionista de ¿A quién ama Gilbert Grape? y realizador de Dani, un tipo de suerte) entrega este cóctel concebido entre el cuento de hadas, el drama familiar y la fantasía, y reflexiona sobre nuestras acciones y nuestro paso por la Tierra. El chico en cuestión, una suerte de "freak" protegido por sus inexpertos padres, guarda su secreto al resto del mundo cuando se relaciona con la familia de sus flamantes progenitores. El elenco incluye a los veteranos David Morse, M.Emmet Walsh y Diane Wiest, actores de peso para personajes secundarios que respaldan el buen desempeño de los protagonistas. Entre la familia de su tía, la presencia de una niña que conoce el secreto de Timothy y una atmósfera de intriga que va dejando lugar a la emoción, la película se carga de energía solar y logra transmitirla al espectador.
Padre, hijo y nuevos desafíos Si todos vuelven a la acción, ¿por qué Bruce Willis no iba a hacerlo otra vez?. Y más si se trata del regreso del clásico personaje John Mc Clane, que tuvo su mejor momento en la película original de 1988 dirigida por John McTiernan. En Duro de matar: Un buen día para morir, quinto eslabón de la exitosa saga, las vacaciones del protagonista en Moscú se transforman en un nuevo infierno cuando se reencuentra con su hijo Jack (Jai Courtney), quien queda atrapado en medio de una fuga de prisión de un ruso. Padre, hijo y prisionero serán perseguidos sin descanso por un ejército de villanos. Lo bueno de la historia reside en los momentos de humor (McClane intenta hablar ruso con un taxista mientras éste le canta temas de Frank Sinatra) y en las secuencias de persecuciones en plena calle, con destrozos varios y el héroe en cuestión tratando de imponer sus métodos para volver a relacionarse con el hijo que desconoce. En ese sentido, el comienzo acumula despliegue y tensión bien resueltos por John Moore (Tras las líneas enemigas y la última versión de La profecía) que detrás de las relaciones familiares (también de los antagonistas) transita por una trama que mantiene el interés del espectador gracias al rtimo impreso en cada escena o la chispa de los diálogos. La trama esconde algunas vueltas de tuerca, varios villanos y un pasado que lleva la acción a Chernobyl. Aunque lejos de la eficacia del film original que tenía a un excelente Alan Rickman como el jefe de una banda de terroristas o del maquiavélico personaje encarnado en la tercera parte por Jeremy Irons, este regreso en tierras extranjeras entretiene con sus secretos de la mafia rusa, un villano danzarín y una hija (al igual que en Duro de matar 4.0) que reaparece y le aconseja a su padre no meterse en problemas. Todo es en vano. Mc Clane dice presente una vez más en el momento y el lugar menos indicados.
Se trata de un nuevo tipo de terror contado desde la perspectiva de varios cineastas de género. El subgénero de películas de terror conocidas como "found footage", concebidas con "cámara en mano" y bajo presupuesto dieron buenos resultados en las boleterías de todo el mundo, desde El proyecto Blair Witch y la más actual saga de Actividad paranormal, por nombrar sólo algunos ejemplos que invadieron las salas en los últimos años. En Las crónicas del miedo (V/H/S) seis relatos cortos integran el largometraje dirigido por varios cineastas. Desde el comienzo uno tiene la sensación de haber visto esto antes, pero se presta al juego de esta nueva incursión en el género. El denominador común que impulsa estas historias es la acumulación de personajes extremadamente tontos o insoportables, comportándose como tales, hasta que les llega el turno de enfrentar lo desconocido o monstruoso. Al cansancio que producen en el espectador los diálogos y el vértigo de la cámara en mano, presentes en todos los cortos, se suman detalles macabros y tripas que no ayudan en nada para crear la atmósfera que requiere este tipo de relatos. Y las historias se van hilvanando a partir de la llegada de unos muchachos a una casona en la que encuentran un cadáver, televisores encendidos y viejas cintas VHS, que dan pie a cada uno de los cuentos que desfilan por la pantalla. De este modo se van articulando Amateur night, de David Bruckner, sobre una "fiesta" en una habitación de hotel que termina en un charco de sangre y colmillos; Second Honeymoon, de West Ti, quizas el más flojo de todos; Tuesday The 17th, de Glenn McQuaid, sobre un asesino que siembra el terror en el bosque, con algunos momentos interesantes desde lo visual que rápidamente se ven opacados por la resolución; The Sick thing that happened to Emily when she was younger, de Joe Swanberg, sobre una cámara de internet que registra presencias paranormales y el colectivo Radio Silence, sobre una casa embrujada donde un extraño rito se lleva a cabo en el altillo. Miradas diferentes plasmadas con estilo similares y donde la progresión que necesita cada historia es interrumpida por la que sigue. Según la promoción, cada extraño video es más inexplicable que el anterior. Son cinco (o seis si se cuenta uno que funciona como columna vertebral) relatos en uno pero el mayor problema de este extenso film de casi dos horas es que cansa, no sorprende y comete el peor de los pecados: no se puede adelantar.
Foto de familia Una chacra de familia. Un espacio, donde Elena, la madre, no permite el uso de celulares ni de internet. Jorge, el padre que quiere comunicarle a sus cuatro hijos que se ha jubilado. Un matrimonio de más de treinta años que está frente a una serie de cambios. Este es el punto de partida de La culpa del cordero, una realización uruguaya de Gabriel Drak que espía con interesante clima el aparente orden familiar que se va desmoronando con el correr de los minutos. Con el cordero a la parrilla, los cuatro hijos llegan a la estancia para compartir con sus padres este día tan especial, pero ninguno imagina que se pondrán sobre la mesa secretos que no tienen marcha atrás. El film alcanza su pico de tensión a la hora de metraje donde convergen varios conflictos, infidelidades, encuentros sexuales y charlas sobre la crisis económica. Un almuerzo donde también se cocinan lentamente rivalidades, reproches y donde todos los comensales están de una u otra manera involucrados. El patriarca, cómodamente instalado a la mesa, comiendo como si nada pasara, se convierte en una suerte de inquisidor que irá sacando secretos a la luz ante la mirada atónita de su mujer. No se trata de un almuerzo más, es un retrato crepuscular sobre las relaciones. Una simple foto de familia.