Vértigo en las alturas Continuación de "G.I. Joe: El origen de Cobra" (2009), un relato de acción basado en los muñecos de Hasbro, que coloca al comando peleando con su enemigo mortal, pero agrega además una amenaza que proviene de algunos miembros del gobierno. Con esta estructura llega G.I. Joe: El contrataque que reúne a Dwayne Johnson, Channing Tatum y Adrianne Palicky, tres miembros de la fuerza que son dados por muertos en un feroz ataque y quedan abandonados en el desierto. El equipo entra en conflicto con Zartan, Storm Shadow y Firefly, todos al servicio del Comandante Cobra. Esta secuela es un cóctel de películas de ninjas, con enemigos de rostro cubierto, operaciones militares estratégicas e insectos mecánicos convertidos en armas letales, en medio de un guión que firman Rhett Reese y Paul Wernick, más elaborado que la historia del film original. Si bien el espectador no encontrará demasiadas sorpresas, la espectacularidad de la secuencia ambientada en las alturas de la montaña bien vale el precio de la entrada. El resto es entretenido pero rutinario, otro producto de acción plasmado con vértigo por el realizador de Step Up y el documental de Justin Bieber. En la película hace su aparición Bruce Willis como el General Joe Colton y repite Jonathan Pryce como el Presidente. También está el ex niño de Jurassic Park, Joseph Mazzello. Si buscan tiros, acá los encuentran...
Zarpada por donde se la mire A veces tanto delirio, situaciones escatológicas, racismo y otras (impensadas) no resisten el menor análisis en este tipo de parodias que el cine puso de moda y cuyo máximo responsable es Peter Farrelly. El realizador de Tonto y Retonto, Loco por Mary y la más reciente Los tres chiflados se reserva tres segmentos de los once que intercala esta película con diferentes realizadores (Brett Ratner dirigiendo Happy Birthday, el episodio de los enanos) y un elenco de estrellas hollywoodenses colocadas al servicio del disparate. Dos adolescentes buscan, computadora mediante, el Proyecto 43, lo que sirve a la historia para acumular relatos cortos concebidos a manera de "sketches" donde aparecen sin anestesia el sexo, las relaciones prohibidas, el incesto, el despertar sexual y hasta la zoofilia. Como en toda película coral e integrada por cortos, algunos resultan más efectivos que otros cuando forman parte de la misma "ensalada" visual. En ese sentido, los dos dirigidos por Farrelly resultan los más acertados: The Catch, el primero que protagonizan Hugh Jackman y Kate Winslet en un restaurante cuando ella descubre que su compañero tiene "testículos" en la garganta; como así también Truth or Dare, con Halle Berry y Stephen Merchant, como una pareja que se somete a las pruebas y retos más inesperados. Zarpada y sin otras intenciones que las de hacer "blanco seguro" en el espectador, Proyecto 43 no ahorra situaciones desagradables, superhéroes y hasta un gatito animado (el corto Beezel se ve después de los títulos) que se enamora de su dueño. Los adolescentes la recibirán a las mil maravillas. Público adulto y prejuicioso, abstenerse. Elenco: Emma Stone, Anna Faris, Hugh Jackman, Kristen Bell (Supergirl), Josh Duhamel, Elizabeth Banks, Uma Thurman (Luisa Lane), Bobby Cannavale (Superman), Leslie Bibb (La Mujer Maravilla), Kate Bosworth, Richard Gere, Gerard Butler, Kieran Culkin, Aasif Mandvi, Johnny Knoxville, Justin Long (Robin), Christopher Mintz-Plasse, Chloë Grace Moretz, Liev Schreiber, Tony Shalhoub, Naomi Watts y Seann William Scott, entre otros.
Con pisada fuerte Había que ver al director Bryan Singer nadando en el terreno de la aventura luego de sus pasos por las dos partes de X-Men y de aquel maravilloso título que fue Los sospechosos de siempre. En Jack el cazagigantes el realizador echa mano a los recursos clásicos del género y le agrega su visión grandilocuente para esta adaptación del cuento de los Hermanos Grimm, "Jack y los frijoles mágicos". La paz entre los seres humanos y los gigantes termina cuando estas criaturas sanguinarias secuestran a una princesa (Eleanor Tomlinson) y un grupo de valientes encabezado por el joven granjero Jack (Nicholas Hoult, el mismo de Mi novio es un zombie) y el guerrero Elmont (Ewan McGregor) intentan rescatarla de un mundo oculto en las alturas. El film de Singer, un poco extenso en el prólogo, ambienta la acción en una Tierra habitada por seres codiciosos y traicioneros y en un reinado cuya futuro peligra. De este modo, la acción no tarda en llegar y no disimula el peso que alguna vez tuvieron Willow y los relatos de Gulliver. Las mejores secuencias están en la irrupción de los héroes en un mundo desconocido y amenazante, con ciertos ecos de King Kong, en un juego contrastante de tamaños y escalas. La película no está pensada para los más chicos, aunque Singer sabe cortar justo a tiempo (los monstruos se comen las cabezas de sus presas) para brindar un entretenimiento familiar. En ese sentido, el relato concentra sus mejores momentos sobre la segunda parte cuando hacen su aparición estos seres desagradables, de grandes fauces y pisadas fuertes, en medio de una trama que también tiene su costado romántico. El ataque al castillo, el regreso del villano con dos cabezas, la conexión de dos universos a través de semillas que crecen a pasos agigantados cuando entran en contacto con el agua y una corona que todos ansían, permite también que el clima de la película crezca cómodamente. Y el cineasta se da el gusto de trabajar con buenos intérpretes como Stanley Tucci e Ian Mc Shane como el rey.
Un pacto siniestro Este estreno nacional inscripto dentro del género de terror llega de la mano de Valentín Javier Diment (recientemente participó en el guión de "Diablo") que se arriesga con un producto gore repleto de maldiciones, fantasmas y pasiones ocultas. La memoria del muerto, que paseó con éxito por varios festivales internacionales, no disimula la influencia de títulos como Diabólico, de Sam Raimi o La noche de los muertos vivientes, de George Romero, pero se alimenta también del cine italiano de terror de Lucio Fulci y Darío Argento. Alicia (Lola Berthet) convoca a los amigos de su difunto marido (Gabriel Goity) para leerles una carta dirigida a cada uno de ellos, sin imaginar que un extraño ritual los unirá en una verdadera pesadilla. Encerrados en una casa y sin poder escapar, los invitados vivirán las más aterradoras experiencias...si salen vivos. Con este esquema el director de Parapolicial Negro y El propietario elabora un producto con sobresaltos que seguramente será bien recibido por el público adolescentes y por la acumulación de apariencias fantasmales que atormentan a los protagonistas. Jimena Anganuzi, Rafael Ferro, Matías Marmorato (el amigo más cercano del difunto), Luis Ziembrowski (también visto en Lo siniestro) y Lorena Vega revivirán sus miedos más íntimos. Si bien el relato se resiente por momentos debido a la cantidad de elementos que entran en juego con cada una de las situaciones que espantan a los comensales, el giro que toma la historia sobre el final y la atmósfera claustrofóbica le brindan a la película un buen pasatiempo donde dice presente el "gore", el humor negro y las neblinas del horror.
¿Y...dónde está la gracia? El terror es parodiado en esta nueva película de Marlon Wayans (creador de "Una película de miedo") que se soma ahora a la saga de "Actividad Paranormal" para combinar risa y sustos, una fórmula que ha dado buenos resultados pero no es éste el caso. Malcolm (Wayans) acepta que su novia Keisha (Essence Atkins) se mude con él a una casa en la que ocurren extraños fénomenos y decide grabar los sucesos con cámara de mano y con otros dispositivos colocados estretégicamente en diferentes rincones del hogar. La película intenta por todos los medios causar la risa del espectador y para eso pone en marcha una serie de recursos (reiterativos) que van desde lo escatológtico hasta lo sexual (swingers incluídos) para remontar el clima de una película concebida sólo por golpes de efecto y a manera de sketches sin gracia. Al descubrir que la novia es poseída por un espíritu maligno que mueve puertas y tira cacerolas, Malcolm pide ayuda al Padre Williams (CedrictheEntertainer), para exorcizar el demonio que habita en su novia. Algunos gags resultan efectivos como la violación de Malcolm en manos de un fantasma, una vida en pareja alterada por la misteriosa presencia del espiritu y otros personajes que deambulan por la trama, como la mucama latina que se da la gran vida mientras los dueños no están en casa. Quizás sean esos los momentos más logrados de un film que busca el efecto rápido sin otras intenciones que las de divertir. Sin embargo, siempre queda flotando el recuerdo de parodias ochentosas como ¿Y..dónde esta el piloto?, que resultaban más ingeniosas.
Pensamientos en voz alta La ópera prima de Carlos M. Jaureguialzo se sumerge en la historia de una pareja de más de veinte años de casados con el marco escenográfico de una Buenos Aires que acompaña las penurias, la rutina y los sinsabores de los protagonisas. Ambiciosa en su planteo -está libremente inspirada en Ulises, de James Joyce- el realizador expone los pensamientos íntimos de sus personajes a lo largo de un día a través del relato en off, y estructura el film en dos partes bien diferenciadas. De este modo, asoman Esteban (un monocorde Darío Grandinetti), su mundo interno, su postura frente al matrimonio y Molly (Cecilia Roth), la esposa que habla -computradora mediante -con su hija radicada en el exterior y siente los síntomas de una relación que parece terminada. Ahí es donde la película crece en intensidad, cayendo luego en una rutinaria mirada sobre lo que ha mantenido unida a la pareja a través de los años. Los personajes secundarios sólo aparecen para quebrar el desarrollo de una historia que no es otra cosa que eso, una travesía emocional, con paseos en subte, algunos toques de humor a cargo de Roth y una visita a la clínica cuando la hermana de Esteban tiene familia. El resto llega sin emoción de la mano de la dupla que actualmente también protagoniza Una relación pornográfica en los escenarios porteños.
Más vivos que muertos Tomando como punto de partida el universo de las películas zombies, la nueva realización de Jonathan Levine demuestra que se puede hacer un producto para público adolescente con buenos ideas y recursos. Instalando el tema de los romances contrariados, en este caso, entre un "muerto vivo" y una humana, la película aprovecha todos los elementos que le brinda un guión que invierte la fórmula y relata la historia desde el punto de vista de los monstruos, dando una bocanada de aire fresco a fórmulas que parecían extinguidas. En ese sentido, Mi novia es un zombie está en un nivel superior al de producciones como Crepúsculo o la reciente Hermosas criaturas, y coloca en primer plano a personajes que se embarcan en relaciones que son imposibles. El realizador de 50/50 ambienta la acción en una ciudad dividida por una gran muralla y que está devastada por una invasión zombie, donde se encuentran los protagonistas: R (Nicholas Hoult), un "muerto vivo" que deambula en busca de sangre humana y Julie (Teresa Palmer, de El aprendiz de brujo), la hija de un militar (John Malkovich) que se ve ahora protegida por quien antes mató a su novio. Es novedosa la idea de dividir a los zombies entre "gente muerta que comienza a cambiar y sentir afecto" y los "esqueletos", seres oscuros que instalan el terror. Con una mirada piadosa hacia los "diferentes" y una historia que resulta integradora en todo sentido, la película combina hábilmente romance, comedia y terror, transformando una historia de monstruos en un relato de amor. Ente la narración en off de R, cuya mente está salpicada por "flashbacks" y el presente desconcertante de ella, se suceden los mejores momentos de un film que tiene todos los ingredientes (temas ochentosos incluídos) para atrapar al público. Basada en la novela homónima de Isaac Marion, el film enfoca con precisión el contraste de los protagonistas, los gags también dan en el blanco (R es maquillado para asemejar su aspecto al de un humano) y hasta se permite una burlona mirada a Romeo y Julieta con escena de balcón incluída. El resto es entretenimiento, algo de tripas, persecuciones y un estadio que se convierte en el campo de batalla de seres con cuerpo fríos y corazones calientes. Pero más vivos que muertos.
Traicionado y más golpeado que nunca La traición es el móvil de esta nueva película protagonizada por el nuevo ícono del cine de acción: Jason Statham. Protagonista de la saga El transportador y visto en la reciente Los indestructibles 2, el actor vuelve a la carga en este thriller de acción dirigido por Taylor Hackford (el de Reto al destino y El abogado del diablo) que lo coloca una vez más en el ojo de la tormenta. Parker, un audaz y meticuloso ladrón disfrazado de sacerdote, comete un atraco en un parque de diversiones junto a cuatro integrantes de su banda, pero cuando es traicionado, decide seguir sus pasos hasta Palm Beach. Con este esquema, el realizador entrega un producto con acción e intriga que brilla en los primeros minutos. La tensión del inicio se ve debilitada cuando aparece el personaje encarnado por Jennifer López, una agente inmobiliaria a punto de perder su casa, que se ver involucrada con Parker cuando éste llega a la ciudad camuflado como un texano millonario para ubicar a sus ex compañeros. Jason Statham aparece en este film más golpeado que nunca (costillas rotas y mano destruída) pero nada impide que siga su marcha con un único objetivo: un nuevo robo de los hombres que lo traicionaron y 50 millones de dólares en joyas. Luego de un cliché que quizás no era necesario (lo que ocurre en la escena del baño cuando el anihéroe es atacado por un asesino) pero con buen desenlace, el relato se equilibra y entrega lo que el espectador espera. Personajes oscuros, una pandilla de Chicago que se lanza contra el protagonista, mucha sangre derramada y un papel secundario reservado para un actor como Nick Nolte. Parker está listo para la acción.
Una olla a presión Apostando siempre a el cine de género, el realizador Ezio Massa se sumerge con este trabajo en una realidad palpable que se codea con la violencia y las consecuencias inesperadas que afrontan los personajes. En Villa, el director de Más allá del límite, Cacería y la inminente Día de los muertos, cuenta la historia de Freddy (Julio Zarza), Cuzquito (Jonathan Rodríguez) y Lupín (Fernando Roa), tres amigos que viven en la Villa 21 y sueñan con ver el partido de la selección argentina en un televisor a color. Cada uno recorrerá caminos diferentes ante una realidad que no les ofrece demasiadas oportunidades. Mientras Freddy consigue un arma y soporta humillaciones, Cuzquito ayuda a una señora mayor (Floria Bloise) a cargar con las bolsas del supermercado y Lupín ingresa a un local de electrodomésticos para tener un sitio preferencial ante el inminente partido. Ambientada en Argentina de 2002, la acción es registrada por una cámara en continuo movimiento que captura el convulsionado ambiente social de la villa, donde un sacerdote (Adrían Spinelli) intenta conducir a los chicos por el buen camino. Entre la denuncia y el relato enfocado en los caminos de los tres protagonistas, la película va preparando la "olla a presión" que estalla en los minutos finales.
Un viaje por tierras fantásticas Con un gran despliegue de producción y de creatividad llega la nueva aventura fantástica de Sam Raimi, que cuenta con el respaldo del sello Disney, apunta al público familiar y sirve quizás como precuela del clásico El mago de Oz. En Kansas, el mago de circo Oscar Diggs (James Franco), a quien el público le descubre sus trucos, y sueña ser como Houdini o Edison, es arrastrado por un tornado en un globo aerostático hacia la apasionante Tierra de Oz, donde enfrenta a tres brujas: Theodora (Mila Kunis), Evanora (Rachel Weisz) y Glinda (Michelle Williams) y se ve obligado a defender a los habitantes de la Ciudad Esmeralda. La trama transcurre años antes de que Dorothy llegue a Oz y se haga amiga del Hombre de Hojalata, que por cuestiones legales no se menciona en la película al igual que el Espantapájaros. Todo gira en torno a este ilusionista ambulante que es acompañado por un mono parlanchín y una muñeca de porcelana (lejos, el mejor personaje) en una fantástica aventura en tierras lejanas y desconocidas. Al vértigo impuesto por el director de la saga de El hombre araña y Arrástrame al infierno, se suma un formato de pantalla cuadrada en una película filmada en blanco y negro que, con el correr de los minutos, dejará al descubierto la galería policromática que ofrece un nuevo mundo habitado por criaturas extrañas y grandes cascadas. Y el 3D se suma para potenciar las imágenes de un mundo de ensueño, de árboles retorcidos que parecen salidos de una realización de Tim Burton y de una neblina que arrastra peligros y sorpresas. El héroe hará lo imposible para cambiar sus conductas y transformarse en un hombre querido por los inocentes habitantes de una ciudad amenazada. El resto es entretenimiento, persecuciones, sobresaltos, un sendero amarillo, hechizos y una bruja verde y desagradable, en medio de una atmósfera donde una vez más se enfrentan el Bien y El Mal.