Reencuentro, entre comidas y terapia Una simpática comedia romántica que está estructurada en torno a las "frases más utilizadas por los argentinos" que se van del país para encontrar mejores oportunidades. Con este planteo, el director Yago Blanco expone una historia de reencuentros y de segundas oportunidades. El casamiento de una pareja amiga parece la excusa ideal para que Leo (Mariano Martínez), un joven psicólogo, y Ana (Eugenia Tobal), una cocinera que se fue a España a probar suerte, se vuelvan a cruzar después de cuatro años, entre reuniones, reproches y una sorpresa: Ana regresa pero con un novio español. La película acierta en los climas (las comidas funcionan como disparadoras de momentos graciosos y también de frases lapidarias) y en la pintura de personajes secundarios: la pareja integrada por Peto Menahem (visto recientemente en Juntos para siempre) y Maju Lozano, en un más que provisorio debut cinematográfico. Las sesiones de terapia con una paciente con trastornos sexuales o los consejos que Leo pide a su mentor (Guatvo Garzón) también agregan la cuota de comicidad necesaria a la historia. El director Yago Blanbco recurre a leyendas que rezan "Bienvenido" en varios idiomas para dejar en claro que las idas no son fáciles, pero que las vueltas también traen sus complicaciones.
Intriga y ciencia ficción del mejor cuño Año 1979, Una época de walkman, pasacasettes y películas Super 8. Ese es el marco elegido por el realizador J.J.Abrams y el productor Steven Spielberg para dar rienda suelta a la imaginación. Y la elección es más que correcta teniendo en cuenta que Super 8 son varias películas en una, combinando magistralmente el misterio, la ciencia-ficción, la aventura y la estudiantina. Un grupo de amigos (encabezados por los convincentes Kyle Chandler, de Friday Nights Lights, y Elle Fanning, vista en El curioso caso de Benjamin Button) se embarca en el rodaje de un film de zombies realizado en el desaparecido formato que da título al film. En el set, los chicos son testigos de un espectacular accidente de tren que traslada materiales secretos del Área 51. Estos adolescentes inocentes se enfrentarán con un hallazgo sorprendente. Mo conviene dar más detalles, sólo afirmar que Super 8 asegura el entretenimiento durante casi dos horas y pone en funcionamiento una serie de elementos que siempre están presentes en las películas del universo Spielberg (ya sea como director o, como en este caso, desde la producción): familias en crisis, presencia del elemento fantástico e intriga. El relato se ve atravesado por carreteras desoladas al mejor estilo de Encuentros cercanos del tercer tipo y E.T.; colocando en primer plano la inocencia frente a hechos y criaturas inexplicables o la presencia militar que esconde pruebas a espaldas del mundo. Abrams concreta esta superproducción con los tópicos de películas que vio durante su juventud y, lo más atrapante, es lo que sugiere hasta la hora y veinte (como la electrizante escena en la estación de servicio) al espectador, dejando el plato fuerte para los minutos finales. El juego del "cine dentro del cine" se ve reflejado a través de la realización casera que los protagonistas llevan adelante (defectos especiales incluídos) y que el público verá terminada mientras pasan los títulos finales. Una sorpredente propuesta que no esconde sus aires nostálgicos y que llega para conquistar.
Otro personaje del universo Marvel desembarca en esta espectacular aventura comandada por el experimentado Joe Johnston. Ambientada en la década del cuarenta, en plena Segunda Guerra Mundial y con la figura de Hitler como fondo, nace este superhéroe que aparece a los cuarenta minutos de inciado el film. El debilucho Steve Rogers (Chris Evans) se presenta como voluntario para enrolarse en las filas del éjército, pero es rechazado. Sin embargo, luego es convocado para formar parte de un programa experimental que lo convierte en el super soldado conocido como el Capitán América. Con aires de Indiana Jones en lo que hace a la búsqueda del poder eterno en manos de los villanos, la película transforma al héroe en cuestión en una masa de músculos que une fuerzas con Bucky Barnes (Sebastian Stan) y Peggy Carter (Hayley Atwell) para combatir a la organización Hydra, liderada por Cráneo Rojo (Hugo Weaving), la representación misma del Mal. El relato cuenta con una excelente reconstrucción de épóca y nunca deja de lado el entretenimiento al desarrollar una trama rica en personajes, oportunos toques de humor y acción en grandes dosis. La alta tecnología incluye armamentos, motos, aviones y submarinos que parecen salidos de una aventura de James Bond. Capitán América: El primer vengador es la perfecta síntesis de "cómo construír un superhéroe norteamericano" como propaganda de guerra para elevar el espíritu de la población. Otros aciertos residen en los números musicales que colocan al personaje central entre bailarinas y un Hitler de historieta, golpeado en varias oportunidades; en el entrentamiento final que tiene lugar a bordo de un avión (otra vez la paranoia de los atentados) y en la acción que continúa después de los créditos. Y también se disfrutan los papeles secundarios de Tommy Lee Jones, Stanley Tucci y del siempre convincente Toby Jones como el Dr. Zola.
La pareja "perfecta" El creador de El sabor de la cereza, el iraní Abbas Kiarostami, se caracteriza por un cine despojado de artilugios y que lleva su sello personal. Esta realización paseó por prestigiosos festivales, resulta su primera experiencia europea, e invita al espectador a reflexionar sobre el valor de lo original y las copias en el arte. Hablada en italiano, francés e inglés, Copia certificada es la historia del encuentro entre un escritor (William Shimell) que llega a un pueblo italiano del sur de la Toscana para brindar una conferencia sobre su último libro, y una galerista de arte de París (Juliette Binoche). El concepto de lo verdadero y falso en las obras de arte se traslada con varios cuestionamientos al tema de la pareja. "La Toscana es el lugar donde la gente se promete amor eterno" asegura ella, que está separada hace 15 años y se hace cargo de su hijo varón, mientras recorre con el escritor distintos lugares y hasta se los confunde con un matrimonio. El film tiene minutos de más pero enmarca con precisión el periplo de estos dos seres solitarios y sugiere varias interpretaciones para el espectador. La misma historia no deja claro si ella es dueña de una imaginación frondosa (cuando habla a cámara dirgiéndose a su ex marido) o simplemente cree revivir con el recién llegado los años de su relación anterior. Entre una anciana conocedora de los secretos del matrimonio y jóvenes parejas que se casan, el relato sigue su marcha con estos dos personajes que dialogan, callan y sufren, quizás una suerte de paréntesis emocional que atraviesan los protagonistas entre los extremos de la juventud y la ancianidad que expone el relato. Juliette Binoche siempre está impecable en los roles que asume, mientras que William Shimell impone una máscara más rígida para un hombre que vive presionado por los llamados y un tren que lo espera para un regreso incierto.
Duelo de "muertos vivos" El director George A. Romero se hizo conocido por La noche de los muertos vivientes (1968) y con un bajo presupuesto hizo estremecer a los espectadores de todo el mundo. Después vinieron otros derivados que llevaron su sello. El tema del encierro de personajes que están a merced de un ejército de zombies cambia en este film la fórmula: los muertos vivos deambulan por Plum Island, salen del agua y un grupo de sobrevivientes intentará acabar con ellos. La reencarnación de los muertos no ofrece nada nuevo para el seguidor de emociones fuertes (muchos disparos a la cabeza) y la trama tampoco sostiene la tensión o el suspenso. Todo lo contario y llama la atención viniendo de un realizador que conoce los resortes del género (o el subgénero de zombies para muchos) como la palma de su mano. A diferencia de su anterior trabajo, El diario de los muertos, donde la cámara de video cobraba protagonismo y resultaba funcional al relato, aquí todo se desdibuja y adquiere un tono ingenuo que no asusta. Hay destripe, escenas fuertes y aquellos que atacan a los "muertos vivos" son expulsados y deciden empezar una nueva vida lejos de allí. Pero cuando regresan a la isla descubren que los habitantes encadenan a las criaturas y las utilizan como esclavos. Militares y civiles se unen contra un grupo de forajidos, personajes que parecen escapados de un viejo western. Y Romero juega también con los elementos propios del género. Un barco que sirve com refugio, un caballo y hasta un duelo final entre los líderes de bandas que están muertos y que vuelven, con pistola en mano, para seguir enfrentándose.
Volver para asustar Hace diez años que John Carpenter no filmaba un largometraje. Sobradas muestras de sustos lo convirtieron en un referente del género de terror. Ahora su nueva película juega con los sobrenatural y con los climas pesadillescos que se viven en un instituto neuropsiquiátrico. Atrapada (The Ward) no es su obra maestra, pero mantiene la atención y la tensión hasta su desenlace, además de recordar al film Identidad. ¿Qué es lo que está ocurriendo en este siniestro instituto?. La joven Kristen (Amber Heard) despierta con marcas en una celda y algo extraño parece perseguirla sin descanso: un fantasma que recorre los pasillos del lugar. Carpenter apuesta una vez más por los espacios desolados, las figuras recortadas y amenazantes, la persecución que sufre la protagonista y sus compañeras, además de correr el eje de las sospechas sobre las pacientes encarnadas por Mamie Gummer (la hija de Meryl Streep), Danielle Panabaker, Jared Harris y Lyndsy Fonseca. Todas chicas con serios problemas mentales y de conducta. El misterio se adueña del relato cuando las jovencitas comienzan a desaparecer del establecimiento, un lugar de donde parece haber salido el mismísimo Michael Myers. El resto es puro nervio y aunque utiliza recursos ya vistos hasta el cansancio (la escena final), Carpenter sabe lo que hace. Y tiene entre manos todo el material quirúrgico para jugar una vez más con el espectador.
Derrumbe familiar en los años 70 "Eres especial" asegura el joven Scott Bartlett (Rory Culkin), un adolescente de 15 años mientras se mira al espejo. Este es el inicio de una película independiente que cuenta con el nombre de Martin Scorsese como productor. Un duro retrato de dos familias suburbanas en la década del setenta y en el que todos los personajes intentan mantener el "sueño de la familia feliz". Para Scott, el mundo está al revés: descubre que su padre (un convincente Alec Baldwin) le es infiel a su mamá (Jill Hennessy) y que su vida da un giro luego de que una enfermedad llamada Lyme (que da título al film) se adueña de la comunidad. La única que parece echar luz sobre tanta desgracia es la joven Adrianna (Emma Roberts), un chica capaz de exhibir sus atributos en un confesionario y demostrarle que se parece mucho a él. Este es el planteo de un film dramático que atraviesa lentamente los conflictos de dos familias: un padre que intenta acercarse a sus hijos; otro (Timothy Hutton) que sucumbe ante la locura; un hermano que se va a la guerra y esposas que se sienten desprotegidsas y abandonadas por sus maridos. El realizador Derick Martini aborda con ritmo lento pero preciso la historia que va encontrando matices más interesantes con el correr de los minutos. El elenco encabezado por Rory Culkin, Kieran Culkin (ambos hermanos de Macaulay, el actor de Mi pobre angelito) y Cynthia Nixon, impulsan esta trama que habla del descubrimiento del primer amor y la pérdida de la inocencia.
Un hogar infantil en Ushuaia Este relato pensado para chicos de corta edad llega a la pantalla grande y está impulsado por dos figuras que vienen de la tele: Diego Topa y Mariana Seligmann. Con el timón de Jorge Midú, que tiene amplia experiencia en el cine hecho por vecinos en Saladillo, la película cuenta una historia sencilla, salpicada con canciones pegadizas y coreografías en escenarios naturales de Ushuaia. Un profesor de música (Topa) y una asistente (Muni) trabajan en un hogar de niños huérfanos que corre peligro ante la llegada de Malva Dalton (Norma Pons, cerca de Cruella De Ville), una millonaria que arrastra los recuerdos oscuros de su infancia. Ella intenta apoderarse del lugar y secuestra, con la ayuda de su torpe asistente Hércules, al empresario bonachón (Gabriel Corrado) que puede salvar el lugar. El arribo del grupo musical "La Pandilla del Sol" respaldará a los niños del "hogar del Fin del Mundo" en esta historia que coloca en primer plano los valores de la amistad y los sueños. El tema de las personas comunes que logran fama y popularidad gracias a un reality encuentra en la trama similtudes con productos de la pantalla chica como High School Musical. Con un tratamiento televisivo y personajes llevados a la caricatura, Midú sostiene un film que no tiene otras intenciones que las de entretener al público más chico por la ingenuidad de las situaciones que presenta. El elenco infantil se muestra más convincente que el resto. La trama resulta maniquea, pero amena y se la puede tildar de "antigua" para los tiempos que corren. Los chicos disfrutarán de Topa, un actor versátil que también brilla en los escenarios porteños. CALIFICACIÓN: BUENA
Soy lo que soy El tema de la homosexualidad instalada en una familia italiana conservadora sirve como disparador de esta comedia dramática que analiza las relaciones afectivas de los dueños de una gran empesa familiar: una fábrica de pastas en Puglia. El director turco-italiano Ferzan Ozpetek aborda una vez más la temática gay después de El baño turco y El hada ignorante y, sin llegar a los puntos dramáticos de sus anteriores trabajos, logra una pintura amena, alimentada por personajes que se mueven entre las comodidades de la vida burguesa y las confesiones peligrosas. Tommaso (Ricardo Scamarcio), un aspirante a escritor, vuelve de Roma para una cena familiar en la que su padre le dejará a él y a su hermano la responsabilidad de la fábrical. Tommaso planea anunciar en la cena su gran secreto: es gay. Pero su hermano se adelanta y la sorpresa también se la llevará él. Entre comilonas, planes y estrategias familiares para mantener la continuidad económica del megocio, los personajes hacen lo que pueden para cantar sus verdades y enfrentando las convenciones. Ahí es donde el realizador pone su sello y describe a los integrantes del clan: un padre que reclama; hijos que sufren a escondidas; la hija del socio que quiere conquistar a Tomasso; la comodidad de la madre; la tía alcohólica (que ve fuera de foco) y una abuela que sabe más de lo que dice. La llegada del novio de Tomasso y de sus amigos ala casa también cambia el tono del film y agrega confusión a los personajes.
Espionaje a toda velocidad Con el marco de las grandes ciudades europeas para dar señal de largada en el Gran Prix Mundial, regresan los personajes "Rayo" McQueen y la grúa Mate. Ellos llevarán su amistad hasta las últimas consecuencias en esta vertiginosa secuela que tiene el sello de John Lasseter. Si bien Cars no fue lo mejor de Disney, esta continuación acierta y eleva el nivel de la anterior por su combinación de carreras de autos y espionaje al mejor estilo James Bond. Desde su comienzo, con persecuciones en el medio del mar y con el espía Finn Mc Missile (en la versión original tiene la voz de Michael Caine) escapando del enemigo, la película encuentra el tono adecuado para una historia que no se repite. Rica en detalles (los baños a los que asisten los personajes) y con lo más sorprendentes recursos en materia tecnológica, Cars 2 tiene como verdadero protagonista a la grúa Mate en medio de una trama que coloca en primer plano conquista, amistad e integración cultural. De este modo, desfilan simpáticos personajes como Francesco, el auto campeón que saluda a su madre desde las pistas u otros que aparecen retratados con elementos propios de cada una de las culturas. Explosion"Rayo" McQueen corre peligro en esta misión de espionaje que esconde una bomba a punto de estallar y combustible adulterado. Desde París hasta el Big Ben, la carrera encierra varios peligros. Los detalles que sorprenden están relacionados con el diseño de los fondos, con el despliegue multicolor (las explosiones logran una dimensión real) y con el ritmo endemoniado que le imprime Lasseter. Antes de la proyección de la película, el espectador asistirá al regreso de otras estrellas de la factoría Disney-Pixar: los personajes de Toy Story en el cortometraje Vacaciones en Hawai, en el que los juguetes han sido olvidados cuando su dueña parte de vacaciones. Simpática y con un Ken lloroso imaginando su primer beso con Barbie en medio de un clima caribeño, recreado aquí entre las paredes del cuarto que habitan.