Con el pasaporte en mano El director de Vidas cruzadas y escritor de Million Dollar Baby, Paul Haggis, se coloca nuevamente detrás de cámara para contar una historia de desesperación y salvación familiar bajo el formato del suspenso. Solo 3 días comienza con una cena algo ajetreada entre matrimonios y continúa con una apacible vida familiar. La tranquilidad no durará demasiado porque los días de John Brennan (Russell Crowe), un profesor universitario, dan un giro inesperado cuando su esposa Lara (Elizabeth Banks) es acusada por un crimen que niega haber cometido y es enviada a prisión. Sus días, meses y años convierten a John en un hombre dispuesto a todo para demostrar la inocencia de su mujer mientras cuida a su pequeño hijo Luk (Ty Simpkins). En el film de Haggis lo cotidiano se enrarece y el hombre común se transforma en un personaje que se codea con el mundo marginal mientras planea sacar a su mujer de la cárcel. El relato es vertiginoso y acumula maniobras, búsqueda de documentación (para salir del país), falsificaciones, golpizas y escapes. Pero lo más atrapante está en el accionar del protagonista, interpretado con convicción por Russell Crowe, un docente devenido en gladiador moderno en medio del caos, que intenta escapar del FBI. En el elenco aparecen Elizabeth Banks (de las series Scrubs y 30 Rock) en un rol ambiguo que genera dudas; un reaparecido Brian Dennehy (lejos quedaron los tiempos de Rambo!) como el contundente padre de John y también un cameo de Liam Neeson. Solo 3 días inquieta desde el principio y luego da información sobre la muerte de la que acusan a la esposa a través de flashbacks en blanco y negro. Tres años después de su condena, John libra su batalla final y combate también sus miedos, su culpa (cuando está por robar un banco y nunca abre la puerta del auto) y su inexperiencia. En tanto, el film invita al espectador a pasar momentos de tensión bien resueltos en medio de agitadas persecuciones y a tener, por las dudas, el pasaporte en mano.
Atrapados y en riesgo total Quizás es la cuenta pendiente de James Cameron luego de haber filmado años atrás El Abismo, aunque en esta ocasión sólo oficia de productor ejecutivo. Sanctum 3D está inspirada en hechos reales y no es otra cosa que una aventura de supervivencia a cargo de un grupo de aventureros que lleva la firma del realizador Alister Grierson. Con moderna tecnología de filmación (supervisada por el creador de AVATAR) y escenas que se ven muy reales gracias al 3D, el film impulsa a los personajes a la conquista de Esa Ala, la madre de todas las cavernas, según indica la ficción. Y como asegura uno de los personajes "poner la luz donde los humanos no lo han hecho". Claro que como en toda película de aventuras, las cosas no salen como estaban planificadas: los protagonistas deben sortear varios obstáculos al quedar atrapados luego de una lluvia tropical y las peleas entre ellos no tardan en aparecer para poder sobrevivir. Mezcla de película catástrofe y atmósfera claustrofóbica, la trama no ofrece demasiados atractivos a no ser por los viajes debajo del agua; y la relación entre el hijo adolescente (Rhys Wakefield) y su padre (Richard Roxburgh) queda desdibujada y resta clima. Sanctum 3D es una película carente de suspenso a pesar de las escenas acuáticas y no transmite ni el dramatismo ni la desesperación que se espera de una realización de estas características. La sensación de peligro que se avecina sobre los personajes nunca aparece. Sólo desfilan bellas imágenes, varias muertes y conflictos que aquejan al grupo.
La venganza viene con la batuta en la mano Una magnífica co-producción entre Rusia y Francia que cuenta, en tono de comedia y con un ritmo envidiable, una historia de personajes relegados y olvidados que forjan su propia venganza. En épocas de Leonid Brezhnev (secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética desde 1964), Andreï Filipov (un perfecto Alexeï Guskov) era el director de la célebre Orquestra del Bolshoi. Pero su presente es distinto: trabaja en el Bolshoi como empleado de limpieza. Fue material de desecho en la era comunista y más por haber protegido a sus músicos judíos. Enfrentado al Director del Bolshoi, un funcionario burócrata del partido comunista, Andrei decide entonces reunir, con la ayuda de su viejo amigo Sacha (un espléndido Dmitry Nazarov que recuerda a Bud Spencer), a sus viejos camaradas que sobreviven realizando las tareas más eclécticas en Moscú y presentarse en el teatro Châtelet de París. El director Radu Mihaileanu utiliza como punto de partida esta idea descabellada para retratar una sociedad, una época y a personajes actuales enquistados en un mundo desaparecido. Y lo hace con maestría, conduciendo la película como si se tratase de una orquesta en la que todos los instrumentos suenan afinados. La descripción de los personajes (Sacha), las situaciones que enfrentan para volver al centro de la escena en París, la llegada al aeropuerto, y todos los contratiempos que atraviesan, están contados con ingenio y salpicados por la partitura musical que ejecutan: Tchaikovsky. La trama también depara sorpresas, historias de amor, flashbacks en blanco y negro y presenta a la violoncelista Anne-Marie Jacquet (Mélanie Laurent, la de Bastardos sin gloria) que deberá presentarse en la función con estos "improvisados" que se ven impulsados por su pasión: la música. También se destaca Miou Miou dentro de un elenco sólido y muy creíble. El concierto es una película altamente recomendable, reconfortante y muy graciosa que se convierte en una de las mejores propuestas en lo que va del año.
Invasores peligrosos Quedaron atrás los años en los que los extraterrestres venían en misión de paz y ahora regresan con mas violencia que nunca (como en las épocas de la Guerra fría) en esta superproducción que mantiene una estética similar a la de Sector 9. Una cámara vertiginosa y de tono documental que ayuda a hacer creíble lo que el espectador está viendo desde el comienzo (en el que se muestra poco a través de diferentes televisores): la irrupción del caos en un mundo aparentemente tranquilo. La ciudad de Los Angeles y otras son atacadas por fuerzas desconocidas. Y los encargados de salvarla son marines norteamericanos. Un sargento (Aaron Eckhart) que es nuevamente llamado a la acción y enfrenta, junto a su pelotón (Michelle Rodríguez otra vez como soldado después de AVATAR), a un enemigo poderoso. El director Jonathan Liebesman (La masacre de Texas: el origen) echa mano a los recursos visuales que tiene (que no son pocos) y privilegia a personajes que se mueven entre el honor, el valor y los códigos del trabajo en grupo. ¿Quién podría salvar al mundo sino ellos?. Con ecos de La guerra de los mundos y Skyline: la invasión, la película presenta un desarrollo explosivo y agobiante que no da tregua (aunque unos minutos menos no hubiesen venido nada mal) y hasta se cae en sentimentalismos y lugares comunes. Entre vuelos de helicópteros, naves que cruzan el cielo y un colectivo plagado de militares y civiles, los protagonistas intentarán por todos los medios de salir con vida en medio de una trama cuyo desenlace se asemeja a la de Día de la independencia.
Cabalgatas y camisa hawaiana En un momento en el que el western parece tomar nuevos rumbos (y bríos gracias a Temple de acero), esta película de animación también se juega con un género que parecía olvidado. El producto en cuestión no es otra superproducción de Disney-Pixar o Dreamworks, sino de Industrial Light & Magic, la compañía que dio títulos como La guerra de las galaxias. La versión local, también traducida al "castellano neutro" (en la original Johnny Depp presta sus cuerdas vocales a Rango), el personaje central es un pequeño camaleón con camisa hawaiana y un gran corazón cuya misión consiste en salvar a un pueblo de un grupo de forajidos. Entre cabalgatas, cactus y calles polvorientas, el realizador Gore Verbinski (que coincidió con Depp en la saga Piratas del Caribe) rinde homenaje al western en una dinámica aventura familiar que tampoco excluye buenas dosis de humor y personajes que terminan por conquistar el corazón del espectador. La trama traslada al público hasta el desierto donde la criatura vive bajo una amenaza constante pero la trama tambien depara sorpresas, entradas al "saloon" y peligros mayores. Un film que sorprende por sus rubros técnicos y con la capacidad de hacer simpático un personaje no demasiado agraciado por la naturaleza.
Búsqueda implacable en segunda Bajo la batuta del experimentado Patrick Lussier (Sangriento San Valentín), Infierno al volante 3D es un producto de acción que coloca a Nicolas Cage en el papel de Milton, un hombre impulsado por la ira tras la muerte de su hija y el secuestro de su nieta. Al igual que en Mad Max y Búsqueda implacable (el notable film que protagonizó Liam Neeson hace 3 años) este relato acumula acción, humor, persecuciones y chicas hermosas, pero falla cuando entra en el terreno del género fantástico. A Milton se une una camarera rebelde (Amber Heard) y ambos se lanzan a una carrera mortal (y automovilística) contra el líder de la secta (Billy Burke) que robó a la beba y planea sacrificarla en noche de Luna llena. Y hay mas: se está por desatar el infierno en la Tierra y los protagonistas también serán perseguidos por la policía y por un misterioso personaje conocido como "El Contador" (William Fichtner, de asombroso parecido a Eusebio Poncela). Infierno al volante es como ver dos películas: una primera parte sólida y de ritmo sostenido, seguida por otra menos creíble, en la que no faltan destripes, sangre, autos veloces y muchos disparos (el 3D sólo ayuda en algunas escenas pero no aporta demasiado. El film cuenta con las participaciones de David Morse, un aliado del héroe, y Tom Atkins como el jefe de policía. Nicolas Cage no está creíble en su personaje. Ni su postura, ni su mirada, ni sus extensiones lo ayudan a creerse lo que está haciendo. Sale airoso de los peligros y de un balazo en el ojo. Es un hombre que esconde un secreto mientras pelea con los locos de la secta. Llaman la atención los pobres efectos visuales de la última parte, que parecen salidos de una vieja película de "Sábados de super acción".
Correr tras un sueño "Persigue siempre tus sueños" le dice Justin Bieber a una pequeña en la calle. Y razón no le falta. Este joven de 16 años nacido en Canadá se ha convertido en una estrella de la música y en el ídolo de millones de adolescentes. Su madre insistía con su talento hasta que fue descubierto por un productor en "youtube". Este documental está estructurado como una suerte de cuenta regresiva que lleva al show más esperado: El Madison Square Garden, el lugar soñado por todo artista. El film aparece salpicado por recitales exitosos en varios lugares, momentos íntimos, cuenta con la presencia de amigos y familiares, su coach de canto y toda la gente que rodea a la estrella. Justin Bieber: Never Say Never es un producto bien realizado y narrado con ritmo que potencia su imágen y muestra la maquinaria que se pone en funcionamiento para contruír un ídolo juvenil. La película cuenta también con las participaciones de otros famosos como Miley Cyrus y Jaden Smith (hijo de Will). Y el sistema 3D no aporta demasiado. Ritmo, color, coreografías sincronizadas y canciones pgadizas forman parte del universo exitoso de Justin. Un chico rubio, familiero y talentoso que sigue facturando.
Antes que anochezca El director mexicano Alejandro González Iñarritú (el mismo de Amores perros, Babel y 21 gramos) hace foco en una historia de amor entre un padre y sus dos pequeños hijos. Entre padres e hijos. La complejidad de las relaciones familiares y la inseguridad de las calles confluyen en este relato que impacta por su crudeza. Ambientada en España, la trama sigue los difíciles días de Uxbal (Javier Bardem), un hombre que enfrenta molinos de viento: intenta sacar a su familia adelante, tiene contactos con la policía, y ayuda a extranjeros que trabajan en condiciones infrahumanas, mientras arrastra una enfermedad que lo está consumiendo. Con guión de los argentinos Armando Bo y Nicolás Giacobone, el director logra un drama intenso (y extenso) que coloca a su personaje central en el ojo de la tormenta. Uxbal es duro pero a la vez frágil. Su eterna lucha con una mujer que ejerce la prostitución (la estupenda actriz argentina Maricel Alvarez) y un pasado que vuelve (la muerte de su padre, con la que abre y cierra el film) lo empujan a lidiar contra la corrupción mientras da cobijo a la mujer de un vendedor ambulante. Todo esto es Biutiful, una película dura por donde se la mire y con un puñado de personajes (vendedores y explotadores y amantes asiáticos) que lo impulsan a seguir su camino. La presencia de la muerte (con fallecidos que lo observan desde el techo) hacen del film una experiencia singular. Bardem es el actor ideal para componer a Uxbal (recordamos sus inolvidables papeles en Sin lugar para los débiles y Antes que anochezca), una suerte de ángel capaz de comunicarse con los muertos mientras aguarda su ascenso a otro mundo mejor. Un mundo donde el amor no es imposible.
Burbujas de sangre El director Alexandre Aja rinde homenaje a las películas que causaron paranoia en el agua en la década del setenta con esta remake del film que Joe Dante hizo en 1978 y que luego siguió James Cameron en 1981. Piraña 3D llega con retraso a la Argentina y ofrece sus burbujas de sangre a los espectadores que recuerden Tiburón, la película de Spielberg. La fórmula (salvando las distancias, claro) es exactamente la misma: en lugar de Roy Scheider aparece el alguacil interpretado por Elisabeth Shue y Richard Dreyfuss (a modo de tributo) en el comienzo. Con un primer tramo menos efectivo que el segundo, el relato crea diferentes focos de acción (niños desprotegidos, jóvenes haciendo surf, el hallazgo de varios cadáveres mutilados) y trata de hilvanarlos en una trama que acumula cuerpos desnudos, algo de sexo y hormonas en la playa. El resto, tiene poca importancia: sólo adolescentes que están a merced del peligro que se esconde en el lago Victoria y los adultos tratando de salvarlos. Alexandre Aja realizó mejores títulos como Alta tensión y la remake de Las colinas tienen ojos. Su fascinación por el género de terror lo hace mirar hacia atrás (el barco se llama Barracuda) y reactualizar fórmulas que dieron resultado en su momento, pero ahora potenciadas por la tecnología 3D. Con toques de humor (las pirañas peleándose por el pene de un playboy) y con las participaciones de Eli Roth (Hostel) y Christopher Lloyd como un científico que avecina más peligros para una segunda parte, Piraña 3D no hace las olas que el público merecía. Entrega mucha sangre y menos terror. ¿Volverán Orca, la ballena asesina y Tentáculos?
Precisa como un paso de baile "Tuve un sueño loco anoche. Estaba bailando El Cisne negro", asegura al principio de la historia Nina, el personaje interpretado magistralmente por Natalie Portman. Dedicada obsesivamente a la danza, Nina vive con su estricta madre (Bárbara Hershey), que la presiona y ve que su mundo tambalea cuando entra en juego la competencia por acceder a un rol destacado en la nueva temporada de El Lago de los Cisnes, el cásico de Tchaikovsky. El director de la compañía Thomas Leroy (Vincent Cassel) cree que Nina es su mejor opción, pero ella se verá amenazada por Lily (Mila Kunis), una nueva bailarina. Esa rivalidad encenderá algo más que pasos de baile. El nuevo film de Darren Aronofsky (Réquien para un sueño, El luchador) muestra un mundo frágil y competitivo, donde se ponen a prueba el esfuerzo y la dedicación constante. Y lo hace con un cámara en permanente movimiento que sigue a criaturas que buscan aprobación y reconocimiento. Entrre accidentes (el que sufre la bailarina encarnada por Winona Ryder) y zapatillas de punta, resulta preciso el lado oscuro que aflora en el mundo de Nina. Cada personaje seduce desde su lugar y todos guardan dos caras como en el ballet que representan. Tentaciones, disciplina, sexo y vicios conducen el relato en un entorno clásico pero con una historia alimentada por el "lado B" de la danza.