Era hora de grandezas y por fin, después de 6 años (desde Avengers en el año 2012), Thanos (Josh Brolin) se desprende de su trono y reanuda su búsqueda para conseguir las 6 piedras del infinito. Avengers infinity War no trata sobre héroes sino del objetivo de un villano que es capaz de poner un punto final a la historia. Los Hermanos Russo dejan de lado la fanfarria heroica y se centran desde los primeros minutos en brindar un espectáculo contundente y definitivo dedicado al titan loco del universo Marvel. Retomando sobre el final de Thor Ragnarok nos encontramos con los sobrevivientes del holocausto asgardiano (entre ellos Thor, Loki, Hulk y Heimdall) en una derrota monumental a manos de Thanos y su Black Order – seguidores -; los hermanos Russo, con esa introducción, ubican a Infinity War en un ambiente de desesperanza y logran anular, poco a poco, las posibilidades de una victoria absoluta por partes de los héroes; desde el comienzo se predice que cada uno de los personajes en pantalla deberá hacer un sacrificio. Esta película marca un antes y un después para muchos – sí, muchos – personajes del MCU. Infinity War además reúne – y también intercambia – a casi la totalidad del rooster marveleano. ¿Qué digo con esto? a los personajes (Ironman, Spiderman ,Thor, Star-Lord, o cualquier otro) se los saca de su ambiente/elemento de confort para exponerlos en un conflicto fuera del alcance de la confianza; gracias a esto las diferentes combinaciones de “nuevos” equipos logran situaciones atractivas con resultados finales impensados (el team Rocket Racoon, Thor y Groot es excelente). Pero el espectáculo es de uno solo y ese es Thanos. Josh Brolin se apodera de cada escena con su presencia, Thanos es un personaje que no sólo supera en fuerza a todos los héroes habidos y por haber (hasta ahora) sino que también está a un paso adelante de todo. El Titán loco tiene un arco narrativo extremadamente rico, y con él se explora un territorio desconocido que en estos 10 años de villanos no se pudo alcanzar. Lo de Brolin es realmente increíble. Se puede decir que en infinity War Marvel perdió el miedo, pero al corregir errores pasados (villanos unidimensionales) deja una cantidad considerable de personajes a la deriva; sin caer en territorio de spoilers en esta nueva entrega de Avengers hay personajes importantes que lamentablemente ya no dan para más; La palabra “está de paso” resuena bastante en Infinity War y se refleja el cansancio en varias miradas famosas. En contenido – y como obviedad – Infinity War busca satisfacer al fan service, sin embargo, en medio de este espectáculo visual a medida que la información cae y la acción se hace presente vemos una sobredosis de hechos desproporcionados que asombran pero no emocionan. Ese acelerón cardíaco causado por sorpresas que llevan a la degustación de homenaje al personaje y al fandom se perdió hace mucho tiempo y, lamentablemente, no se volvió a recuperar; lo caótico es el punto fuerte de estas películas pero ya nada sorprende. El aplauso en falso puede reinar por unos breves segundos en Infinity War – y en numerosas escenas – no obstante estos momentos se sienten como “bisagras” que tocan el grado de lo esperable; el verdadero poder del impacto hacia el público cinéfilo se perdió para dar un lugar – muy forzado – a resoluciones falsas sin un determinante claro. Vivimos en una época bastardeada por “concursos de poses heroicas” y cuando vemos – predecibles – situaciones próximas a ellas lo único que pensamos es en… cue to the merc with a mouth: Superhero landing *slow clap* superhero landing… todo resulta patético e irónico. Avengers: Infinity War es una buena película aunque está muy lejos de ser ese “evento” que tanto se promocionaba; nos encontramos con un villano excelente, muchas sorpresas y un final perfecto – sí, aunque no lo crean, es perfecto – al mismo tiempo infinity War predice la fatiga de este género de “cine x superhéroes”, se encuentran inexplicables situaciones hilarantes (vemos a un penoso Peter Dinklage interpretando a un enano gigante) y ya es necesario pensar en un punto final a todo este asunto. Valoración: Buena.
Laurent Cantet (ganador de La Palma de Oro en el festival de Cannes) presenta en la decima edición de Les Avants-premieres un film que muestra la relación de una famosa escritora de novelas (Marina Foïs) con un singular alumno (Matthieu Lucci) de su taller de escritura. L’atelier (título original) construye el suspenso en base a sospechas vacías hacia un individuo demasiado extraño para ser culpable. La película presenta personajes antipáticos que se expresan por medio de xenofobia, frases racistas y acciones lamentables. Estamos ante una película que se destaca por mostrar lo más bajo del razonamiento humano adentro de una sencilla sala de un taller de escritura. El film de Cantet no logra alejarse de una tenaz exclamación negativa hacia partidos políticos o diferencias raciales, es tanto el “barullo” sobre estos temas que la película termina resultando densa y efímera. Las actuaciones de Foïs y Lucci, los protagonistas del film, son correctas pero no llegan a marcar un grado positivo por los constantes fallos en el guión a cargo de Robin Campillo y el propio Cantet. L´atelier genera un grado altísimo de expectativas de resolución pero a la hora de llegar el momento de la verdad, todo se derrumba y se presenta una pregunta culminante: ¿a dónde fueron mis dos preciadas horas?. Pero no todo está perdido en esta película: la fotografía a cargo de Pierre Milon mantiene un hermoso enfoque autóctono en el film. Resulta precioso ver los parajes de La Ciotat, un pequeño pueblo cerca de Marsella y lugar referencial en este film; Vemos playas, puertos y hermosas aguas que tientan e invitan a la mente a recorrer este pueblo; lamentablemente todo estos paisajes quedan opacados por la repulsión que generan sus propios habitantes. L’atelier es un film que trata de ubicar el apellido Cantet en un cine deluxe proveniente de Francia; de todas formas lo único que logra en su final es que el público eleve sus muñecas para alcanzar la visión en las manecillas del reloj.
Sigue la seguidilla de films pochocleros con el sello de Dwayne “The Rock” Johnson. Basado en el videojuego del año 1986 el film dirigido por Brad Peyton (San Andreas, Journey 2) mantiene un ritmo constante ofreciendo entretenimiento simplón pero efectivo de principio a fin. Sin ir más lejos, con un inicio que trae recuerdos de la película Life, el film de Payton no para ni un segundo y es un placer culposo clase A para disfrutar en cines; nos encontramos con el clásico experimento fallido con una clara dosis de esteroides. Utilizando una trama rebuscada (clásica de estas películas de destrucción masiva) Rampage pone en primera línea la amistad entre David Okoye (Johnson), un primatólogo, y George, un gorilla albino (prohibido olvidar a Copito de Nieve). Es interesante ya que el resultado final podría caer en lo cursi o en un terreno empalagoso de acciones repleta de clichés pero en esta película la relación entre David y George se siente original por la personalidad – muy silver lining – de George y sí, se lo banca a muerte a este gorila. De todas formas Rampage tiene su Talón de Aquilles y esto sucede justo en el punto fuerte del film: el elenco. Tenemos a Dwayne Johnson ofreciendo el carisma de siempre – por algún milagro del séptimo arte… sigue con nafta – y junto a él nos encontramos con la presencia del gran Jeffrey Dean Morgan: esto genera un clash de titanes carismáticos, un dúo que nos toma por sorpresa y funciona en todo minuto de pantalla compartida. Naomi Harris se pone en un papel correcto y de manual para su filmografía – clásica acompañante del héroe – y Malin Åkerman plus Jake Lacy ofrecen una disparatada actuación conjunta como pésimos villanos del film, realmente deplorables. Por último encontramos a Joe Manganiello en un rol – inesperado en su ejecución – de asesino elite. Rampage está cargada de efectos especiales; tenemos a grandes exponentes para subrayar positivamente (el gorila George) y otros que dejan mucho que desear (el lobo Ralph) pero todo esto lleva a un equilibrio asombroso que deja al film de Payton muy bien parado en el grado de calidad en entretenimiento. Hay una escena en cuestión como punto máximo del film la cual se observa el “trabajo en equipo” de George y Ralph al mejor estilo Avengers pero en vez de revolear alienígenas “villanescos”, estos dos gigantes revolean tanques y personas, ¿Qúe más quéres? ¿un cocodrilo gigante qué escala edificios? en Rampage lo tenés!. Si quieren entretenimiento sin culpas, grandes actos de justicia por parte de animales gigantes y pasar casi dos horas a pura explosión con un Dwayne Johnson invencible Rampage es la película que tienen que ver, si esperan más… se van a decepcionar. Valoración: Buena.
Con la llegada de nuevas ramas en tecnología y aprovechando el boom incansable de la realidad virtual, Steven Spielberg adapta la obra literaria de Ernest Cline, Ready Player One, a las salas de cines. Combinando todo tipo de pasiones (desde cine hasta videojuegos) Ready Player One es una carta de amor al niño que llevamos dentro. Podría escribir sobre las tantísimas referencias que tiene esta película, pero lo que realmente importa es que traten de ver este espectáculo audiovisual y descubran las referencias ustedes mismos. Hay de todo, para todos y Ready Player One se siente como una constante fuente de información y logra impresionar hasta con el más mínimo detalle en pantalla. Lo mejor de todo es que estos cameos y pequeñas cosas que conforman el mundo digital de la nueva película de Steven se siente natural y no forzado lo cual lo deja a uno con la boca abierta y – lo digo con firmeza – uno se siente un poco estúpido señalando algo que ve en pantalla. La historia es simple: en el año 2045 estamos en pleno cataclismo económico y social, las fuentes de energía están casi agotadas y el mundo se asemeja a un “gran basural”. De todas formas la gente tiene su refugio virtual, un escape paradisíaco llamado OASIS; este afro mencionado paraíso fue creado por James Halliday (Mark Rylance) una eminencia del mundo de la tecnología y fanático de la década de los 80’s. Todo es hermoso en OASIS, uno puede hacer lo que desee con solo la extensión de sus manos, pero hecha la ley, hecha la trampa… tras la muerte de Halliday, este capo del mundo digital dejó un mensaje a todos los usuarios de OASIS comunicando que quién encuentre su easter egg va a poder ser dueño de todo OASIS; ahí es donde empieza la aventura de Wade Watts (Tye Sheridan), el joven héroe de la película. La película muestra la magia del cine en todo su esplendor. Todo en Ready Player One es in your face y Steven con su maestría tras la cámara hace lo que mejor sabe hacer: sorprender. Hablamos de una película que cumple sueños, la gran “el sueño del pibe” frente a nosotros, y sin duda alguna el efecto causado no sería el mismo sin Steven, creo que de alguna forma simplemente “no sería”. En actuaciones Ready Player One cumple correctamente con lo pactado. Encontramos a grandes actores en roles pequeños pero críticos (Simon Pegg, Mark Rylance) y a jóvenes actores en pleno auge de sus carreras (Tye Sheridan, Olivia Cooke, Lenha Waithe), la sorpresa de este film que lleva a un estado de decepción es el trato que se le da a Nolan Sorrento, el villano principal del film, interpretado por el gran Ben Mendelsohn. Mendelsohn ofrece todo lo que puede en su rol de antagonista, no obstante se queda corto en contenido y el accionar de su personaje finaliza simplemente como un mal chiste. En cuanto a la interacción “real” de todos estos individuos el film exclama clichés de romanticismo barato, forzado e innecesario, lo que verdaderamente importa en Ready Player One es el desarrollo del ambiente digital, el resto a pesar de ser necesario para una correcta inmersión total, lamentablemente queda en las sombras. Justamente hablando del romanticismo forzado que se ve en Ready Player One es sorpresa que el fallo principal del film es su guión. El trabajo realizado por Zak Penn y el propio autor del libro, Ernest Cline, sobre el libreto es decepcionante. Sin ninguna sutileza en lo que sucede en el mundo real se malgasta tiempo forzando romance y amistades artificiales; vemos gente que no nos interesa en lo más mínimo pero en el mundo virtual nos encanta; es una estafa presentar motivos y personajes que no llaman la atención. Hay que destacar a Ready Player One como una película que se arriesga pero se mantiene reservada en su género, vemos multitud de personajes impensables y los vamos a disfrutar a todos ellos de igual forma; hay un emotivo golpe a la cultura pop en casi todo el metraje (con una banda sonora que va de Bruce Sringsteen a New Order) y también un sentido homenaje a un clásico del cine que da de lleno en la trama (y es lo mejor de la película). OASIS es una maravilla audiovisual y solo con ver la punta del iceberg en lo que puede ofrecer hace desear ser una parte de él. Una película imperfecta pero que llena corazones y afirma una flor de experiencia en la sala de cine. Así que vean Ready Player One en su sala favorita y disfruten el espectáculo, vale la pena cada minuto de él. Valoración: Muy Buena.
Todo gigante cae y A Wrinkle in Time (título original) es una derrota momentánea pero contundente para Disney. Protagonizada por Oprah Winfrey, Reese Witherspoon y Mindy Kaling Un viaje en el tiempo es un desastre absoluto. Ava DuVernay (Selma, 13th) trata de poner orden tras la cámara, digo trata ya que en su intento por ordenar las cosas y ofrecer un espectáculo emotivo y memorable falla monumentalmente. Estamos ante una película que no ofrece ninguna conexión con el espectador; vemos desde el primer minuto como la estructura del film falla por la falta de cordialidad del guión (escrito por Jennifer Lee y Jeff Stockwell) al caer en una absurda cantidad de elipsis sin sentido. Hay tantos errores en este film que su duración (110 minutos) pone a prueba la inteligencia del público al no pensar salir corriendo de la sala. El mensaje de la película (“ser fuerte con tus errores”) si bien está marcado con fuego, resulta patético tras la impresión final. Para empeorar las cosas A Wrinkle in Time pone en rol de mártir a todo Bully escolar compadeciendo un -falso- infierno personal. Bandera roja: encontramos actores y actrices con renombre que parecen perdidos en un mar de ideas mal aplicadas. Oprah Winfrey atrae por lo pomposo, hilarante – no en el buen sentido – y lo absurdo que resulta su personaje, pongámoslo de esta manera: Tenemos a Oprah Winfrey intrepretando a Oprah Winfrey gigante con una altura de 10 metros (su altura cambia, para bien o para mal) hablando de otras dimensiones e invitando a los jóvenes protagonistas a realizar un viaje fantástico… solo con eso nos podemos imaginar lo que viene después; Escena absurda tras escena absurda DeVernay en conjunto con Lee y Stockwell no paran de sorprendernos por lo irreal y la mediocridad de A Wrinkle in Time. Como frutilla del postre también tenemos a Reese Witherspoon protagonizando una bizarra escena de transformación “de humano a lechuga voladora”. Los jóvenes talentos en pantalla son opacados por la situación. Levi Miller (Peter Pan), Storm Reid (12 years a Slave) cumplen con su cometido, de todas formas el maquiavélico ladrón de escenas es: Deric Mccabe, ver a esta pequeña forma diabólica e insoportable – con una extraña similitud a George Takei – en pantalla genera ganas de gritar por lo exasperante que resulta su presencia. El pequeño Mccabe vuela la cabeza de todo espectador por lo irritante que resulta no solo su actuación, sino su presencia. Tenemos un nuevo the omen en la industria del cine y su nombre es Deric Mccabe. Después de ver A Wrinkle in Time – en mi opinión – queda a consideración la falta de calidad de Disney si no cuenta con nombres de grandes franquicias; cuando se posee un mensaje contundente y se tiene claro el destino pero no el camino suceden estas cosas: películas que merecen ser recordadas por su falta de claridad, por su ineficacia y pereza de resolver cosas que carecen de sentido, y claro, por que todo lo que toca Oprah no se convierte en oro. Se puede celebrar el retorno de la cantante Sade creando una canción original para la banda sonora de esta película no obstante estamos ante un olvidable intento de película. Sigan de largo y atentos con los próximos Razzies A Wrinkle in Time merece una clara mención . Valoración: Muy Mala.
Definitivamente estamos en un año lleno de sorpresas con respecto al 7mo arte. En esa gran variedad de géneros los grandes estudios se arriesgan a intentar de nuevo con películas cuyos personajes principales son digitales. Tenemos grandes triunfos y grandes decepciones, desde Paddington hasta El Pajaro Loco, pero en esta crítica nos encargamos de Peter Rabbit. La historia es simple: Peter Rabbit (James Corden) es un conejo que vive con sus hermanos en una madriguera junto a la casa del Viejo McGregor (Sam Neil) y Bea (Rose Byrne). Peter es intrépido y posee un humor – para sorpresa de muchos y muchas – ácido; este joven conejo pasa sus días con su familia y amigos tratando de robar la comida de la plantación del viejo McGregor. Los días son rutina para Peter y para McGregor; Peter trata de entrar, McGregor se enoja, lo perisgue y falla en alcanzarlo… pero un día lo logra y por misterios de la vida en ese mismo instante el viejo campesino cae muerto en el acto por un paro cardiaco. Todo este hecho es celebrado por Peter y sus amigos de forma descontrolada – convierten la casa del viejo McGregor en su propia casa -, pero de tanta fiesta y descontrol se olvidan que el recientemente fallecido McGregor tiene decendientes y uno de ellos (Domhnall Gleeson) se dispone a arreglar y vender todos los bienes de su tío (incluyendo la famosa casa). La película cumple en su premisa básica y sorprende en su desarrollo, francamente uno al ver el tráiler espera algo del montón, nada fuera de lo común, pero Peter Rabbit entretiene y mucho, este tipo de películas generalmente desembocan en el factor primario de producir sentimientos falsos; la ternura, emoción, la lágrima – y en un par de casos, lo irritante – se hace presente, pero en Peter Rabbit todo significa diversión y good times sin golpes bajos. Es notable el trabajo de efectos especiales. Todo animal en pantalla se ve como un verdadero espécimen; cada uno de estos personajes animados cuentan con un detallado seguimiento en sus reacciones. Obviamente estamos hablando de animales parlanchines que dicen y hacen lo que piensan pero afortunadamente Peter Rabbit no es Alvin y las Ardillas, estamos frente a un film que se puede exprimir en una futura franquicia sin llegar a lo absurdo. En resumen: Peter Rabbit cumple, entretiene y brinda un nuevo prometedor peldaño en esta moda de “Animales parlantes digitales”. Gracias a la dirección de Will Gluck (Annie, Fire up!) y buen trabajo del elenco al igual que del equipo técnico, esta película es una simpática sorpresa en las salas de cines. Valoración: Buena.
Titanes del Pacifico: La Insurrección traslada la acción 10 años después de los eventos del primer film. Con Stacker Pentecost (Idris Elba) muerto y su presencia personificada como símbolo de lucha, Raleigh Becket (Charlie Hunnam), desaparecido tras la batalla que destruyó “La Brecha” todo queda en manos de seguir la línea de sangre Pentecost y poner a Jake (John Boyega), el hijo de Stacker, en el frente del desarrollo de la historia. En esos 10 años de paz, el mundo se sumió en un estado de caos y fiestas descontroladas sobre las ruinas de ciudades y trofeos de batallas pasadas con forma de huesos de Kiaju – monstruos gigantescos -; a pesar de todo esto, la humanidad siguió avanzando, los edificios reconstruidos y claro, la pobreza aumentando; las únicas personas que parecen mantenerse firmes en el status social son los contrabandistas y los pilotos de Jaegers – máquinas monumentales que sirven para dar caza a los Kiaju -. Pacific Rim: Uprising – título en su idioma original – es una expansión de lo que planteó Guillermo del Toro en el año 2013. Estamos ante una evolución de lo pactado en pantalla sobre la lucha de robots y monstruos de otra dimensión, no obstante en la exposición de información que se da en La Insurrección hay algo faltante: el alma del proyecto. Esta secuela dirigida por Steven S. DeKnight (Espartaco, Marvel’s Daredevil) carece de un desarrollo convincente para atrapar al público en esta nueva historia. Tenemos enfrentamientos a gran escala y volvemos a ver a personajes de la primera entrega (Charlie Day, Burn Gorman y Rinko Kukuchi regresan a sus respectivos roles) pero ese espectáculo visual que contenía heroísmo en base de acción se pierde por ofrecer momentos de diversión lúdicos. La palabra: “porque sí“, suena constantemente en esta película y Titanes del Pacifico: la Insurrección se convierte en un gran espectáculo de nada y al pasar los minutos esa nada se transforma en algo absurdo. Hay caras nuevas en Titanes del Pacifico: La Insurrección. Scott Eastwood, Cailee Spaeny, Adria Arjona y Tian Jing se suman al reparto de secundarios pero ofrecen poco, al igual que Boyega, para mantener la película a flote; en el caso particular de Eastwood, el joven actor recurre a la imitación constante e imperfecta del manerismo de su legendario padre y para colmo sigue desperdiciando la posibilidad de un triunfo propio. Hablando un poco del protagonista de La Insurrección, Boyega resulta una caricatura al expresar sus líneas de dialogo con una elegancia falsa y forzada, todas sus reacciones en esta película resultan bochornosas y sin duda alguna los días de gloria del actor se están alejando de una abrumadora forma. Titanes del Pacifico: La Insurrección es un film que ofrece más del universo Jaegers vs Kiaju pero de una manera simple y efímera; la película lamentablemente quedará en el olvido en poco tiempo y es, sin dudas, una decepción.
El género de horror reina en la pantalla grande ya desde el primer cuatrimestre del 2018, una clara muestra de esto es Luciferina, de Gonzalo Calzada, película que explota la la invocación de demonios en terrenos sagrados. Protagonizada por Sofia de Tuffo y Malena Sánchez, Luciferina tiene como hilo conductor la historia de dos hermanas cuyos caminos se distanciaron por sus respectivas elecciones. Natalia (Sofia de Tuffo) es monja y busca nuevamente establecer un contacto con su familia después de sufrir un accidente; su hermana, Ángela (Malena Sánchez), es una extrovertida y traumada chica que sufre abusos por parte de su novio y esconde secretos del pasado. Al dar con un breve y caótico encuentro estas dos hermanas se disponen a realizar un viaje junto a sus amigos con el objetivo de iniciar un ritual para aquietar sus penas personales; hasta aquí llega una correcta introducción de lo que es un “buen inicio para el desastre”. Si bien la película de Calzada posee una puesta en escena sumamente gratificante para el género ésta sufre astronómicamente por no presentar un objetivo claro de desarrollo. En Luciferina vemos que todo el equipo tiene lo necesario para realizar EL film de horror nacional del año, sin embargo por explorar múltiples sub tramas y no concretar un sentido claro de desarrollo argumental la película pierde chances de impresionar al público. Vemos situaciones originales no obstante no llegan a aprovechar su potencial máximo. En Luciferina vemos mucho, pero sentimos poco. De todas formas lo que sí logra Luciferina es volver a entonar el camino del género que casi desemboca en desastre por culpa de un “intento” de homenaje literario a Lovecraft plasmado en pantalla a principios de mes. Luciferina arriesga y logra – pero le cuesta un poco – que el público mantenga la mirada en pantalla por 90 minutos y aprecie el esfuerzo colectivo en el proyecto. Secuencias originales se observan a lo largo del film y son acompañadas de un gran trabajo fotográfico a cargo de Claudio Beiza el cual demuestra el horror en plena localidad de Tigre. A pesar de poseer un guión que resulta tumultoso, Luciferina se muestra original mezclando elementos religiosos con la utilización de la “ayahuasca”, esto da como resultado algo que no se ve todos los días en el cine de género y para evitar spoilers, es necesario dejar el tema en stop. En resumen: Luciferina se destaca por su originalidad y puesta en escena, es una película que se disfruta y expande los logros en el género nacional. Valoración: Buena.
Rompiendo la seguidilla de adaptaciones mediocres sobre el mundo de videojuegos, Tomb Raider es un ejemplo de cómo hay que realizar las cosas para mantener el espíritu de su fuente original. Empezando por la selección de Alicia Vikander como Lara Croft, la película se mantiene fiel al estilo de la renovación de la saga que resurgida en el año 2013. Vikander se mete de lleno en la piel de la joven Corft – absolutamente inexperta en lo que respecta aventuras internacionales – y nosotros, los espectadores, le creemos sin ningún problema. Vikander no tiene la presencia que poseía Angelina Jolie en su momento pero tiene alma, funciona mejor con el rol y es más creíble. Si bien estamos ante una película que resulta una excelente adaptación de su obra original, Tomb Raider se mantiene sin demasiados lujos. Historia simple – que resulta forzada en ciertos puntos -, plotholes y preguntas que quedan dando vuelta por la cabeza de todos y sí, en Tomb Raider podemos adivinar lo que va a pasar con cada personaje en segundos de presencia. Estamos ante una película que ofrece entretenimiento, mantiene sus bases originales pero que no muestra nada memorable a largo plazo. Se podría decir que la película es un buen comienzo para una prometedora saga – decir eso en una adaptación de un videojuegos, me resulta absolutamente reconfortante-. Roar Uthaug, aclamado director noruego que dió su gran salto con la película Bølgen (la última ola, 2015) pone a prueba la credibilidad utilizando grandes dosis de CGI en esta película. Si bien el videojuego Tomb Raider basa sus aventuras en mostrar la naturaleza y el principal enemigo -más allá del villano de turno – es el factor climático, en esta película nos encontramos con grandes dosis de espectáculos artificiales que sorprenden pero al mismo tiempo no terminan convenciendo. Los efectos especiales son correctos no obstante hay tantísima variedad de ellos que resulta abrumador ver todo “correcto, pero falso”. Uthaug tendría que haber aprovechado lo natural en vez de ir de lleno por lo artificial. A pesar de tener a una joven talentosa como first billed en esta nueva adaptación tenemos un elenco internacional y de grandes nombres. Daniel Wu, Dominic West, Walton Goggins, Kristin Scott Thomas y Derek Jacobi son conocidos talentos con roles secundarios que ayudan a nutrir la narración del film, también es una agradable sorpresa ver a Dominic West en un rol fuera del encasillamiento de villano y posiblemente da la mejor actuación de la película. Por otro lado Walton Goggins funciona correctamente como villano con un razonamiento realista. Tomb Raider es una entretenida película y resulta una excelente adaptación. A ritmo en aumento – con un fallido tercer acto copia de Indiana Jones and the last crusade – logra lo que quiere: dar un correcto inicio para una historia que pide ser desarrollada a gritos y una heroína sexy, encantadora y temeraria.
Centrando su historia en el incidente de Epecuén Los Olvidados da un enfoque en lo oculto sobre este territorio y juega con las posibilidades del horror. Dirigida por los hermanos Onetti, Los Olvidados sigue la historia de una crew de filmación buscando información y recordando los hechos pasados de Epecuén. El joven grupo de realizadores se mete de lleno en un viaje nostálgico buscando reconocimiento fruto de su documental; el problema es que detrás de la tragedia se esconde una necesidad voraz de venganza. La película introduce al espectador a una historia que utiliza un lenguaje sádico y sin frenos desde el primer minuto. Los jóvenes protagonistas (Victoria Maurette,Victorio D’Alessandro, Agustín Pardella, Paula Sartor, Paula Brasca y Damian Dreizik) van de la mano sobre el manual de estereotipos de género; tenemos personajes que se hacen odiar en su primer línea de diálogo, también aquellos que sin exclamar una sola palabra dictan su destino. Los Olvidados sigue una línea de manual, de todas formas logra mantenerse erguida gracias a que utiliza – y juega – con elementos y mitología autóctona; es interesante ver cómo unas simples empanadas resultan extremadamente eficaces puestas en el lugar exacto, en el momento preciso, o como el lenguaje – o ocurrencias – de los diferentes protagonistas marcan una identidad argenta absoluta en la totalidad del film. Los Olvidados es terror argento sin discusiones. La historia, que recuerda bastante a The Hills have Eyes del gran Wes Craven, posibilita un entretenimiento en el público local al tener semejanzas de clásicos del horror internacional, pero lo atractivo, lo que mueve, es ver cómo este largometraje busca encasillar piezas importadas y conseguir algo de totalidad local. En Los Olvidados tenemos una historia básica no obstante lo que da sus latidos críticos – y extremadamente positivos – es la locación. Hay que destacar el apartado fotográfico de la película a cargo de Facundo Nuble, Los Olvidados se ve hermosa y logra exactamente lo que quiere sobre la visión de cámara. Estamos ante una película que muestra sin pelos en la lengua lo que la gente quiere ver; Epecuén posee un protagonismo absoluto, casi demostrando que los restos de ese pueblo turístico son parte vivas de un paraíso olvidado. Sangre y diversión visceral en grandes dosis se suman a lo antes mencionado y todo esto da como resultado una combinación ganadora en el cine de género. Si quieren una película con un desarrollo rápido y accesible, que muestre el horror tras una tragedia local y explore nuevos horizontes en el cine de terror argentino, Los Olvidados es esa película. El 2018 es un gran año para el cine de terror en nuestras tierras.