Todo en esta producción destila inmisericordia de principio a fin. Después de “Las Cosas del Querer” (1989) o “Ese obscuro Objeto del Deseo” )1977) entre otros, ver a Angela Molina en este filme, duele. Es un gran engaño al espectador, partiendo de una escena hablada en coreano, subtitulada en ingles, hasta imágenes escatológicas injustificadas. Solo queda plasmado la relación simbiótica entre la madre y el hijo estableciendo a la madre como origen del Edipo. Otro punto importante es que en muchas escenas los personajes susurran, eso sumado a la música incidental, similar a las de los filmes serios de Pedro Almodovar, pero mal, impide escuchar los diálogos. Lo que
La síntesis argumental dice: Juan Conte es un cínico y exitoso escritor de libros sobre ateísmo. Un trasplante de corazón salvará su vida, pero también será el inicio de una espiral infernal de horror y dolor, que lo hará presa del fanatismo y prisionero de la locura. Juan Conte (German Palacios) tiene como única amiga es su editora (Gloria Carra), sin embargo en el sanatorio entablará una relación con Miriam (Victoria Almeida), la enfermera con la que terminaran cruzando la linea “ética” entre profesional y el paciente. Es por eso que decide ir a la casa de campo de ella, para cursar el pos operatorio, sin decir nada a nadie. Es aquí donde cambia todo y se vislumbra el origen del relato en el filme
En la linea de “Lo Que Ellas Quieren” (2000), pero con una vuelta de tuerca mas sexualizada, en este punto se acerca a “Magic Mike” (2012) o a la sobre valorada (Buena Suerte Leo Grande), sin embargo a poco de comenzar empieza a perder eficacia. Esto podría estar dado en el poco desarrollo de los personajes masculinos, todos ridiculizados, o en la estigmatización de los deseos de las mujeres, sobre todo le mediana edad en adelante. Gina (Sally Phillips) es una mujer casada, la hija del matrimonio se fue a vivir a Londres, en el espacio vacío esta pareja nunca se encuentra, como si no hubiera nada que los mantenga juntos. Acá ni cenizas quedaron. Para el día de su cumpleaños, sus
El tercer filme de esta renovada saga heredera de Rocky, tiene nada de original, es más, tiene mucho puntos de contacto con “Ángeles con Caras Sucias” (1938) de Michel Curtis. Dos jóvenes amigos, ladronzuelos de poca monta, son perseguidos por la policía, uno escapa, el otro es atrapado. Con el tiempo se vuelven a encontrar, el primero es un cura, el segundo es un gángster. Lo cual plantea una especie de confrontación Acá estamos en la misma situación, pero en el mundo del boxeo, uno es el campeón del mundo, el otro que perfilaba para serlo es casi un desclasado. Adonis Creed (Michael B. Jordan), ya no es un pobre desvalido, pero el relato necesita para empatizar con el personaje,
El problema principal de este filme se cierne sobre el tema que trata, tema que se diversifica en cada momento de la vida, las perdidas y los duelos. La perdida de la inocencia, la perdida del cuerpo infantil, la perdida de los padres como nido protector, el duelo en cada una de esas etapas y sigue. Sin embargo algo hay del orden de la instalación de la verosimilitud para poder desarrollar el relato que entorpece al mismo. Léo (Eden Drambine) y Rémi (Gustav De Waele), ambos de 13
Hay una máxima en el cine, filmar sobre lo que se conoce, si este no es el caso queda la variable de la investigación. “Desesperado por pagar sus deudas, un hombre intenta secretamente manipular a su padre para que venda su funeraria. Sin saberlo, desatará a un espíritu maligno que tiene la mirada puesta en su esposa embarazada”. Esta seria la primera síntesis argumental, hay una pequeña diferencia, el hijo necesita que el padre salga de garante con la propiedad, no venderla. Segunda sinopsis un poco mas certera: “El hijo de un funerario judío ortodoxo regresa a casa, acompañado de su esposa embarazada, con la esperanza de reconciliarse con su padre. Lo que ninguno sospecha es que un demonio ancestral ha poseído un cadáver y quiere arrebatarles al nonato”. El filme se estructura como cualquier otra producción que se adhiera el genero del terror, sin embargo la diferencia radica en que en principio no recurre a los exabruptos sonoros para sobresaltar al espectador. Se apoya mas en el detallismo de los espacios, el interior predominantemente lúgubre, de
El filme en sus inicios parece instalarse en la linea de “Cinema Paradiso” (1988), pero luego deriva en otras muchas sub - tramas, sin terminar de decidirse por cual. Una historia de amor imposible, la violencia ejercida a partir de la discriminación, el abuso de poder, la enfermedad mental, los sueños inconclusos, los proyectos por venir o el porvenir. Todo transcurre a principios de la década de 1980 en la Gran Bretaña de Margaret Tatcher, las acciones transcurren en su mayor parte en una sala de cine de un pueblo de la costa británica. Podría pensarse como una especie de autobiografía, tan en boga últimamente, de Sam Mendes, el director, el mismo de “Belleza Americana” (1999), “1917” (2019), de hecho
Eduardo (Alfonso Tort) huyó de la vida de pueblo para hundirse en el anonimato de la gran ciudad y dedicarse a su trabajo como fiscal. Separado de su mujer, con una relación complicada con su hija adolescente, su presente no parece ser mucho mejor que ese pasado que eligió dejar atrás. Y va a complicarse aún más cuando una serie de extraños asesinatos lo obligue a volver al pueblo para colaborar con la investigación que lleva adelante Ramiro Sartori (Javier Drolas) un viejo amigo, ahora convertido en el comisario a quien se le encargo la investigación, tratar de resolver el caso y también se ha convertido en el marido de Paula (Violeta Urtizberea), dato no menor. Ese reencuentro supondrá una recuperación de los lazos afectivos, de trabajar sobre el abandono, de hecho hay una insinuación de un pasado entre Paula y Eduardo, pero se queda ahí. El filme se construye a partir de esas dos tramas, la investigación y las relaciones afectivas. Su retorno al pueblo instala la deuda afectiva que dejo atrás, sumado a su necesidad de recomponer la relación con su hija. La investigación supone encontrar al asesino de las dos jóvenes amigas
En las entrañas de la tierra, ¡existe una ciudad de momias! Por mandato imperial, la Princesa Nefer (Eleonor Tomlinson) debe casarse con Thut (Joe Thomas), un ex auriga de carros. Ninguno desea el matrimonio; Nefer porque ansía la libertad, y Thut porque es alérgico al matrimonio. Pero los designios de los dioses son irrevocables: Thut deberá desposar a Nefer y custodiar el anillo real que el Faraón (Sean Bean) le ha otorgado; si algo le ocurriera a este, Thut perdería los ojos y la lengua. Mientras tanto, “en nuestro mundo”, Lord Carnaby (Hugh Bonneville), ayudado por sus secuaces, los hermanos Danny y Dennis (Dan Starkey), lleva a cabo una excavación arqueológica y encuentra algo único: ¡un anillo de boda real egipcia! Thut debe ir al mundo de los humanos
El filme bien podría titularse parafraseando a Luigi Pirandello como “8 Personajes en Busca de un Autor”. Construida a partir de un prologo y siete capítulos, sin epilogo, a menos que el último, difícil de pronunciar juegue como tal. El punto es que salvo el primer capitulo y el quinto, los subtítulos de cada uno no responden exactamente a lo narrado a continuación. Es más, no hay un corte entre uno y otro, es un continuo desarrollo por lo que la estructura capitular pierde el sentido. El titulo en idioma original es “Bem-Vinda Violeta” (Bienvenida Violeta) que resulta ser mas acorde y simultáneamente anticipadora y en algún punto reveladora. El titulo elegido para el estreno en Argentina, hace referencia a dos instancias, al comienzo vemos a Holden (Dario Grandinetti) quemando libros, luego nos enteramos que es su ultima novela. En el primer capitulo nos presentan a Ana (Debora Falabella), cuando