En algún cine del mundo, Rango y Po, el héroe de Kung Fu Panda, están celebrando el estreno de esta película. Los imagino sonriendo y frotando ansiosos sus manos frente a la pantalla grande. Ambos saben que el Oscar del año que viene a la mejor película animada se definirá entre ellos dos. Cars 2 es por lejos la producción más decepcionante en la historia del estudio Pixar. La película deja la sensación que la hicieron sin ganas con el único propósito de llenar el bache que tenían en el 2011, mientras preparaban películas importantes para el año que viene como John Carter de Marte y Brave, que evocará los viejos filmes de fantasía animados de los ´80 como El Caldero Mágico y El último Unicornio. Si uno compara lo que hizo este estudio con las secuelas de Toy Story realmente el resultado de esta nueva entrega de Cars es vergonzoso. El problema más grande de esta película pasa por una cuestión argumental. En mi opinión, los realizadores se equivocaron al construir toda la historia sobre las espaldas de Mate, el personaje más pedorro de esta propuesta. El Jar Jar Binks de los autos. En Toy Story, por ejemplo, estaba el Señor Papa, que es simpático y ameno, pero si Toy Story 2 se hubiera centrado en él, el resultado del film hubiera sido muy distinto porque la papa es un buen soporte humorístico como personaje secundario, pero no tiene el peso para llevar un conflicto central por sí solo. Lo mismo ocurre con Mate. No se entiende que el Rayo McQueen y el resto de los autos terminaran en un rol secundario para brindar una aventura tan floja como esta, donde la prioridad la tiene un personaje tedioso. Llama mucho la atención que un artista del calibre de John Lasseter terminara por acudir a uno de los peores clichés del cine como es la parodia de James Bond. ¿Era necesario Lasseter? ¿Qué les pasó muchachos? La realidad es que Pixar también necesita hacer dinero. El muñequito de Wall- E lo compraron Chandler y el director de esa película. Con Up ni stickers con el jubilado podían vender. De última no está mal hacer una película más comercial, el problema es que Cars 2 destruyó por completo el espíritu del film original para brindar una historia trillada y densa sobre agentes secretos con explosiones y armas de fuego que poco tienen que ver con los personajes que conocimos en el film del 2005. Las carreras quedaron relegadas a un segundo plano para darle prioridad a una historia aburrida y pretenciosa, que además se propone dejar un mensaje sobre los combustibles ecológicos. Es absolutamente injustificable que por la trama que tenían para contar hicieran una película de 113 minutos!! Una barbaridad. El conflicto de Cars 2 se podía narrar en un film de menos de 90 minutos. Si tuviera la profundidad de los filmes de los estudios Ghibli vaya y pase, pero no es el caso. Pixar es un gran estudio de animación y se le puede exigir más. Esperemos que el año que viene Brave (película a la que le tengo mucha fe) nos haga olvidar el mal trago de este estreno.
Medianoche en París es una original historia de amor que se destaca como uno de los mejores trabajos de Woody Allen en estos últimos años. A diferencia de su última producción, Que la cosa funcione, la nueva película del director sobresale por ser una propuesta mucho más inspirada que le rinde tributo, con bastante romanticismo, a la capital de Francia y su cultura. De hecho, creo que hizo mucho más esta película por esa ciudad que todos los cortos que integraron la antología Paris, I love you. El género de la comedia romántica viene golpeado desde hace rato, ya sea por la producción hollywoodense o europea. No es fácil encontrar por estos días una gran historia romántica y que además sea entretenida. En la primera parte de la historia, donde se introducen los personajes principales, Allen retrata su fascinación por la ciudad con un fabuloso recorrido por las calles francesas, donde uno puede imaginarse a Woody totalmente embobado detrás de cámaras por la belleza de ese lugar. Las cosas se ponen interesantes cuando en la trama entran en juego los elementos fantásticos y el escritor que interpreta Owen Wilson termina transportado al París de los años ´20, donde conoce a los ídolos de toda su vida como Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald, Gertrude Stein, Picasso y Salvador Dalí entre otros. Por momentos la película parece una versión inversa de La rosa púrpura del Cairo, que presentaba a un personaje cinematográfico que salía de la pantalla del cine para codearse con el mundo real. En este caso es el escritor que interpreta Wilson, quien escapa de la realidad para sumergirse en un proceso de búsqueda interior que le permite regresar a su siglo y vivir con otra perspectiva su vida. Lo interesante del film es que lejos de ser una historia puramente nostálgica Allen habla sobre aprender a vivir el presente y apreciarlo. Hasta hace no mucho tiempo era impensable imaginar a Owen Wilson, el modelo Hansel de Zoolander, en una película de Allen. Woody evidentemente no pensaba lo mismo y le dio al actor un rol protagónico donde se destaca a lo grande con una encarnación más joven del propio director. Esto supongo que debe haber sido parte de la dirección que tuvo el personaje. Owen Wilson se expresa exactamente como lo hacía Woody cuando trabajaba como actor, donde inclusive a través de la expresión corporal capturó todos sus gestos. El reparto del film en general es excelente pero sobresalen, para mi gusto especialmente, Adrien Brody como Dalí y Michael Sheen (que gran actor), como un pseudointelectual impresentable, de esos que van a ver una película como esta y le pegan por considerarla “un entretenimiento ligero que no tiene la profundidad de la viejas obras de Allen”. Allá ellos. Medianoche en París es una muy buena romántica y está para tenerla en cuenta entre las novedades de la cartelera.
Michel Bay hizo los deberes. El director tomó nota de las críticas que se le hicieron a su último trabajo y los corrigió para brindar una gran película pochoclera que presenta a los Transformers en una fabulosa aventura épica. El lado oscuro de la luna es el primer film de esta serie donde los verdaderos protagonistas finalmente son los robots y no los humanos. Los Autobots y los Decepticons nunca tuvieron tanta presencia en escena en los filmes anteriores como en esta entrega. Bay modificó varias cosas en este film que hizo que en términos generales sea probablemente el capítulo mejor realizado de la serie. En primer lugar eliminó de manera drástica todas esas escenas estúpidas dignas de American Pie que tenía Shia LaBeouf con sus tediosos padres, que acá vuelven aparecer en un rol menor. Si bien la película tiene su cuota de humor, con muy buenos aportes de John Malcovich y John Turturro, los momentos tontos estuvieron más controlados y el film no pierde el foco del conflicto central como ocurría con la entrega anterior. Se podría decir que esta es la película más “seria” que hizo el director con estos personajes. Otro avance importante es que pulió muchísimo los efectos especiales y las secuencias de acción, especialmente las peleas de los robots, donde acá se puede entender mejor quien es cada personaje. Me daba gracia cuando la veía porque hay una escena fabulosa con Optimus Prime donde entra en acción volando y el director acude a la cámara lenta como para que nadie tenga dudas de quienes son los buenos y los malos. La verdad que en materia de acción a Bay no hay con que darle. Transformers 3 tiene escenas absolutamente imponentes cuya realización es impecable. Por supuesto no faltan los típicos “elementos Bay” como las tremendas supermodelos que aparecen como extras (no existen mujeres normales en los filmes de este tipo) y un gran despliegue de vehículos militares que suelen ser un clásico en sus trabajos y que a esta altura uno ya aprendió a dejarlos pasar. Por ejemplo, hay una escena maravillosa donde la nueva chica de la película, Rosie Hunthington-Whiteley, famosa modelo de Victoria´s Secret, anda de acá para allá en el medio de una tremenda batalla campal corriendo con tacos altos. Todo un mérito, por cierto. ¿Es cualquiera? Absolutamente, pero la escena es ridículamente divertida. Después de todo es Transformers no La insoportable levedad del ser. La batalla final en Chicago es de una opulencia visual descomunal, donde además el director da una cátedra de cómo usar el 3D en este tipo de películas. La única objeción que tengo para este film es que el final podría haber sido mejor trabajado. Teniendo en cuenta que era el cierre de la trilogía (si hay una cuarta no será dirigida por Bay) se le podría haber dado a la historia un cierre general que concluyera mejor la saga. La última escena antes de los créditos me pareció muy abrupta como si el estudio hubiera apurado al director para que terminara rápido la película. No puedo dejar de destacar el trabajo de Peter Cullen, la voz oficial de Optimus Prime en los dibujos animados, que le da una presencia tremenda al personaje. Un acierto que lo convocaran para estas películas, que si bien presenta diferencias con la serie animada que vimos de chico, vuelven a brindar un gran entretenimiento con estos queridos personajes.
Dentro del cine, las historias sobre padres que atraviesan un duelo por la muerte de un hijo son más trilladas que las aventuras del Vengador Tóxico. Desde la ganadora del Oscar, Gente común (1980), de Robert Redford, estos relatos se contaron infinidades de veces con el correr de los años. Sin ir más lejos, hace poco se estrenó el film Prueba de amor, con Susan Sarandon y Pierce Brosnan, un bodrio manipulador totalmente olvidable, que buscaba la lágrima fácil del espectador a cualquier costo y estaba relacionado con este tema. Esta producción de Nicole Kidman que llega esta semana a los cines es el caso opuesto. El Laberinto es por lejos el mejor drama que tocó este tipo de conflicto desde La habitación del hijo, una gran película del director italiano Nanni Moretti estrenada hace unos años. La película sobresale por la honestidad, espontaneidad y realismo con el que se toca el tema y un trabajo inolvidable de sus protagonistas. La dirección corrió por cuenta de John Cameron Mitchell, el creador de ese gran y bizarro musical que fue Hedwig and the Angry Inch, cuya versión cinematográfica se estrenó hace unos años en Argentina. Su nuevo trabajo es una adaptación de la obra de teatro “Rabbit Hole” de David Lindsay Abaire y narra la vida cotidiana y el proceso de duelo de un matrimonio que meses atrás perdió a su hijo de cuatro años. El film aborda cómo los protagonistas intentan reconstruir de cero sus vidas luego de un golpe terrible. Lejos de ser una película deprimente y contra todos los pronósticos El Laberinto sorprende por la manera en que trabajó el humor dentro de una temática muy difícil de desarrollar, ya que en principio el conflicto no da para ningún tipo de chistes. Sin embargo, a veces el humor como se demuestra en esta producción es un vía de escape para hacer llevadera situaciones muy dolorosas. Aaron Eckhart y Sandra Ho comparten una escena desopilante que es más graciosa que los 90 minutos que dura ¿Qué pasó ayer? parte 2 y funciona a la perfección en el contexto de la historia. Momentos como ese son lo que hacen especial a esta película. El laberinto no busca deprimir gratuitamente al espectador como las repetitivas películas de Alejandro Gonzáles Iñárritu que intentan ser profundas de la manera más burda posible. Acá todos los personajes son desarrollados de un modo realista y la empatía que se genera con ellos es automática, porque como espectador te podés conectar con las experiencias que atraviesan. En uno de los mejores trabajos de su carrera, Nicole Kidman interpreta a una mujer que prácticamente está muerta en vida y busca la manera de hallar una salida de ese laberinto de emociones en el que se encuentra atascada. En ese sentido la traducción del título (Rabbit Hole) no podía haber sido más acertada. Por otra parte, Eckhart representa la cara opuesta de esa situación. Es un hombre que socialmente puede manejarse mejor con sus obligaciones, pero en la intimidad cuando está solo vive un infierno por la perdida de su hijo. Es una pena que Eckhart no fuera reconocido por la Academia de Hollywood por este trabajo, ya que nunca se lució tanto en un rol dramático como en este film. El laberinto a larga es la lucha de una pareja por reconstruir su vida otra vez luego de una perdida irreparable. Lo mejor de este trabajo de Mitchell es que sin caer en golpes bajos ni escenas manipuladoras brindó un film auténtico que logra conectar al espectador con el corazón de estos personajes. Una gran película que merece su recomendación.
El hijo de David Bowie, Duncan Jones, hace poco sorprendió a la industria del cine con su ópera prima, Moon, una historia de ciencia ficción protagonizada por Sam Rockwell que recibió excelentes críticas en todo el mundo e inclusive obtuvo el reconocimiento de la NASA. Lamentablemente no consiguió distribución en Argentina. A partir de este film Jones comenzó a recibir ofertas de los grandes estudios de Hollywood e inclusive fue uno de los principales candidatos de Warner para dirigir la próxima película de Superman, que finalmente quedó en manos de Zack Znyder. Este año presentó su segundo trabajo, 8 minutos antes de morir, donde volvió a trabajar con la ciencia ficción pero con un presupuesto seis veces mayor al que tuvo en su debut. Su nuevo film trae al recuerdo el clásico de Bill Murray, El día de la marmota, con la particularidad que acá los problemas con el tiempo son más oscuros y están relacionados con el suspenso y la acción. El director ofrece un film que cumple con lo que se propone transmitir, que no es ni más ni menos que un entretenimiento bien hecho. No es una historia emocional como Moon, pero si una película de acción que no insulta la inteligencia del espectador y te mantiene enganchado hasta el final. La historia, que tranquilamente podría haber sido un capítulo de La Dimensión Desconocida, está muy bien construida y Jake Gyllenhaal se destaca en el rol protagónico con una muy buena interpretación. Otro muy buen trabajo del cineasta Duncan Jones, quien tiene por delante una carrera muy prometedora.
El director francés Olivier Assayas ( Irma Vep, Clean, Boarding Gate) vuelve a los cines locales con uno de los trabajos más apasionantes y ambiciosos de su carrera. Carlos es una historia épica que gira en torno a la vida de uno de los más peligrosos terroristas y criminales del siglo 20 como fue el venezolano Ilich Ramírez Sánchez, más conocido como Carlos, el Chacal. Un delincuente que durante décadas fue buscado por la policía internacional y cobró notoriedad en los años ´70 por la atención que generó entre las organizaciones fundamentalistas de extrema izquierda. Este interesante trabajo de Assayas es una larga historia de cinco horas y media que en Francia se exhibió en la televisión a modo de miniserie. En resto del mundo se hicieron varios cortes para cines con distintas duraciones (ver Dato Loco) y la versión que llega a Argentina dura dos horas y 45 minutos, que es la versión que se estrenó en la mayoría de los países. La visión de Assayas sobre Carlos poco tiene que ver con el enfoque romántico e idealista que presentó Steven Soderbergh sobre el Che Guevara, especialmente en la primera entrega titulada El Argentino. En Carlos, desde las primeras escenas al espectador le queda claro que el Chacal es un psicópata ultra violento cuyas ideas políticas están totalmente regidas por el odio y la violencia. Me pareció genial que la película dejara en claro esto de entrada. Especialmente en estos tiempos donde trasnochados como el presidente de Venezuela, Hugo Chavez y organizaciones árabes, integradas por psicópatas fundamentalistas, que distorsionan el Corán y expresan sus ideas políticas a través de la violencia y la muerte, abogan por la libertad de este asesino al que reivindican como “un verdadero revolucionario”. Carlos no era un revolucionario, sino un criminal mercenario y ególatra que se movía por el dinero. La única causa a la que siempre sirvió el Chacal fue a la de su propio bolsillo, motivo por el cual se desvincularon de él, muchos grupos terroristas de los años ´70, ya que ni siquiera ellos le tenían confianza. Lo utilizaban como un títere cuando lo necesitaban y después lo descartaban cuando era necesario. Este tema está muy bien trabajado y la película más allá de esta historia en particular sobresale por el excelente retrato que hace el director de la sangrienta década del ´70. En ese sentido es una obra que está a la par de Munich, de Steven Spielberg. Creo que ambos filmes son una excelente herramienta para entender el origen del terrorismo moderno. Assayas describe con mucho detalle cómo operaban y pensaban los grupos terroristas de ese momento y acompaña su narración con material de archivo que insertó muy bien en el film. Desde lo cinematográfico lo mejor de Carlos es que la trama se cuenta desde el género del thriller. Aunque ya conozcas la historia el film te mantiene hipnotizado en la pantalla, especialmente por la soberbia actuación de Édgard Rámirez (El ultimátum Bourne), quien se roba cada escena en la que aparece. Me parece que Carlos va a repercutir en la carrera de este actor de la misma manera que Chopper lo hizo con Eric Bana en su momento. Hay un antes y un después en su filmografía a partir de este film y no va a ser raro verlo más seguido en roles protagónicos dentro de producciones importantes. El único inconveniente que tiene esta versión para cines que se estrena en Argentina es que cuando la trama llega a 1979 se produce un corte abrupto y la historia sigue directamente en la década del ´90. En este caso quedaron a fuera todos los hechos relacionados con los años ´80 donde el Chacal tuvo una hija y organizó varios atentados. Es como que la trama se aceleró para concentrarse en el último acto que tiene que ver con la caída del criminal. De todas maneras es muy importante destacar que el film no pierde coherencia en su narración y los hechos más importantes están en la historia. La verdad que por como está realizada esta película no hubiera tenido problemas en ver la versión completa, ya que la historia es apasionante. Para quienes les interesan estos temas es una gran recomendación. Carlos es uno de los estrenos más importantes de este 2011. EL DATO LOCO: -La versión original de cinco horas y media se exhibió en el Festival de Cannes el año pasado. La versión para cines de 165 minutos es la que llegó a la mayoría de los países, pero también hubo otras variaciones. Por ejemplo, en Alemania el corte para cines es de 185 minutos y en Estados Unidos decidieron dividirla en dos películas de 140 minutos, aunque en algunas ciudades como Chicago también exhibieron la versión completa de 330 minutos. -El apodo de “Chacal” se lo puso a Carlos la prensa inglesa y luego se hizo popular en el resto del mundo. Lo llamaron de esa manera en los diarios ya que cuando cayó el terrorista entre sus pertenencias tenía la novela de Frederick Forsyth, “El día del Chacal”. En la película de Olivier Assayas nadie llama de esa manera al protagonista. -En las novelas originales del espía Jason Bourne, de Robert Ludlum, Carlos formó parte de la trama, aunque en las películas con Matt Damon no lo incluyeron. Tom Clancy también lo utilizó en “Operación Raimbow” donde el venezolano producía un atentado en España. -El cine lo tuvo como referencia en Mentiras verdaderas, de James Cameron, donde Bill Paxton era un criminal acusado de ser Ramírez. En El día del Chacal, con Bruce Willis y Richard Gere también se lo mencionaba en la historia. La película que se centró más en el terrorista fue The Assignment (1997), con Ben Kingsley y Donald Sutherland, que trataba sobre el plan de la CIA para capturar a Carlos, interpretado por Aidan Quinn (Leyendas de pasión). -El verdadero Carlos quedó indignado con la película de Olivier Assayas e intentó detener por medio de sus abogados el estreno del film, ya que entiende que la manera en que se lo retrata puede complicarlo en juicios que tiene pendiente por distintos atentados en Francia cometidos entre 1982 y 1983, donde murieron 11 personas. Estos hechos no se ven en la versión que llegó a los cines argentinos. Una de las cosas que más le molestó a Ramírez, que llegó a leer el guión del film, es la manera en que se interpretó a sus compañeros en la toma de rehenes de 1975 en Viena, donde se ve a los terroristas nerviosos y violentos amenazando a la gente. Según Carlos, las cosas no sucedieron así y sus compañeros eran “comandos profesionales”.
Los agentes del destino es una película extraña. Comienza como un drama centrado en la política y cuando menos lo esperás da un vuelco rotundo a la ciencia ficción y el romance donde el espíritu de los filmes de Frank Capra (Que bellos es vivir) por momentos está presente. La historia estuvo inspirada por uno de los primeros cuentos que escribió Philip K Dick, The Adjustment Bureau” (1954), de cuyas obras surgieron también películas como Blade Runner, Minority Report y El Pago, entre otras. Este film con Matt Damon casi no tiene nada que ver con el relato de Dick salvo por el hecho que toca las temáticas del destino y el libre albedrío. La película se aleja de las teorías conspirativas sobre los que consideramos que es la “realidad”, para centrarse en el hecho que la humanidad se encuentra constantemente observada por una misteriosa corporación de ángeles que intervienen cuando las personas se desbandan en la vida. Este film levanta el nivel de lo que fueron las últimas producciones románticas de Hollywood, donde los repetitivas historias con Kate Hudson y Jennifer López terminaron por aburrir ya que son siempre lo mismo. Los agentes del destino remite un poco a las viejas historias románticas de Hollywood con un guión inteligente, que tiene sus giros sorpresivos y no cae nunca en situaciones melosas o sentimentalistas. Matt Damon y Emily Blunt tiene muy buena químicas juntos y llevan muy bien sus personajes en la historia. La ciencia ficción y el romance no siempre van de la mano, pero en este caso la película funcionó y brindó una historia entretenida.
No es tan mala como afirmaban las críticas norteamericanas. La verdad que se estrenaron cosas peores. Paul Bettany sigue cebado con la idea de ser un héroe de acción y no para de interpretar a este tipo de personajes. Luego que terminó la filmación de Legión, se reunió otra vez con el director Scott Stewart para trabajar en Priest, una adaptación bastante libre del cómic coreano homónimo de Hyung Min-woo. Este film presenta una historia que combina el spaghetti western con el terror y la ciencia ficción. Es notable como después de tantos años, las películas de Mad Max, especialmente la segunda parte, siguen siendo una influencia importante para este tipo de producciones. Priest no es una propuesta donde uno va encontrar un gran contenido argumental o gran desarrollo de los personajes, ya que en los 87 minutos de duración, que se pasan volando, el enfoque del director se concentró básicamente en la acción. Ahora bien, tampoco todo es un completo desastre. Hay cosas que estuvieron muy bien hechas como el trabajo de fotografía y diseño de producción que ofrece un planteamiento visual que remite a filmes como Dark City. Por otra parte está muy bien lograda la secuencia de animación con la que se presenta la trama y las escenas de acción. Lo que le juega en contra a Priest es que el guión es bastante trillado y la temática ya viene muy desgastada por películas anteriores como la saga Underworld, El libro de Eli y Daybreakers, vampiros del día, que lidiaban con conflictos similares. En materia de 3 D no se puede esperar demasiado ya que Priest fue filmada en 2 D y luego la convirtieron en tres dimensiones, como Furia de titanes, una elección que ya quedó demostrado es la peor manera de utilizar este formato. El film deja la puerta abierta para una secuela que dependerá de cómo le vaya en la recaudación internacional, ya que en Estados Unidos resultó un fiasco.
La doble vida de Walter es una muy buena película de Jodie Foster que presenta uno de los mejores trabajos actorales en la carrera de Mel Gibson. Acá el actor explota todo su talento con un personaje complicado que vive una profunda depresión y usa una marioneta para comunicarse mejor con el mundo que lo rodea. Más allá de sus problemas personales y los escándalos en los que se vio envuelto en el último tiempo, Gibson demuestra una vez más que es un actorazo con otra poderosa interpretación que representa el mejor atributo que tiene este estreno. La historia es bastante extraña porque cuesta aceptar la premisa que un tipo que tiene una profunda depresión se cure solo usando un títere, pero bueno, esto tampoco es un documental. Más allá de algunas escenas graciosas, que realmente son muy divertidas por las situaciones absurdas que presentan, Jodie Foster brinda un film que se refiere a cómo las enfermedades mentales no sólo afectan a las personas que la sufren, sino también a los familiares que los rodean. Foster ofrece un muy buen trabajo en la dirección donde se toma el tiempo para desarrollar las historias que viven los personajes secundarios que están relacionados con el conflicto central. Al margen de las escenas graciosas que tiene la historia, el film se toma muy en serio la problemática de la depresión y sin desbordarse en los aspectos emocionales ofrece un muy buen cuento al respecto.
Hanna es una muy buena incursión en el género de acción del director Joe Wright. Si alguien me decía que el sujeto que hizo el bodrio de Expiación, Deseo y Pecado iba a terminar filmando una historia de tiros y persecuciones como esta me hubiera costado creerlo. La historia parece salida de un cómic de Frank Miller que presenta una versión más adolescente de Salt, el personaje de Angelina Jolie, que tiene varios puntos en común, con la protagonista de esta historia. Si hay algo que le faltaba a la actriz Saoirse Ronan para demostrar la versatilidad de su talento es lucirse como heroína de acción. Su trabajo es el corazón de la película y es impresionante lo que hizo con un personaje complicado, que demandaba mucho trabajo emocional y físico. Después de Saoirse, los otros grandes protagonistas de este film son los Chemical Brothers quienes brindaron una fabulosa banda de sonido que se luce en muchas escenas importantes de la historia. Lo mejor de Hanna es que no es una película pretensiosa donde su director se pone analizar cuestiones existencialistas tratando de demostrar que es un film de acción “inteligente”. La película una producción decente de este género que trabaja muy bien el suspenso con grandes interpretaciones del reparto secundario. Muy especialmente de Cate Blanchett, quien encarna una extraña villana carente de humanidad. Hanna es como un cuento de hadas con tiros y en ese sentido creo que las referencias a los Hermanos Grimm no son una casualidad. El director Joe Wright sorprendió con un trhiller sólido y entretenido que me parece no va defraudar a los seguidores del género. El Dato Loco: Saoirse Ronan se entrenó en artes marciales para trabajar en esta película con Dan Inosanto, un discípulo de Bruce Lee. El sueño de Dan era seguir una carrera actoral y Bruce le dio su primer trabajo en The Game of Death. Sin embargo, Lee murió en pleno rodaje e Inosanto nunca llegó a trascender como actor. Finalmente emigró a Estados Unidos donde se convirtió en coordinador de dobles de riesgo y trabajó para directores como John Carpenter. Actualmente es uno de los profesionales más requeridos de la industria de Hollywood para entrenar actores y actrices que trabajan en filmes de acción.