La gran paradoja de este estreno es que si Heath Ledger no hubiera fallecido este trabajo de Terry Gilliam hubiera terminado directamente en los videos clubes. No es que sea una producción mala pero es raro en estos días que un estudio norteamericano se arriesgue a exhibir internacionalmente este tipo de obras que tienen un público sumamente limitado. No es un film para todo el mundo. Lo que ocurrió recientemente con el último trabajo de Spike Jonze (Donde viven los monstruos), que no se desarrolló dentro de lo que son las fórmulas comerciales refritadas es un claro ejemplo de este tema. En muchos países Warner la mandó directamente a video. Hay que acostumbrarse. Si la película es original y distinta puede terminar en dvd. El imaginario mundo del Doctor Parnassus es uno de los filmes más lisérgicos y bizarros que se estrenaron en Argentina en mucho tiempo, donde el director Terry Gilliam ofrece una experiencia única que ni siquiera se puede comparar con otros trabajos de él. Si bien tiene algunos puntos en común con lo que fueron Las aventuras del Baron Munchausen y algunos de sus filmes con el grupo Monty Pitón, Parnassus llevó su locura creativa a otro nivel. Queda claro que de no haber sucedido la tragedia de Ledger, la película hubiera sido mucho mejor. Acá Gilliam más que presentar su verdadera visión de Parnassus lo que hizo fue completar la producción de la mejor manera posible para que la última interpretación de Heath no quedara en la basura. Si bien el principal protagonista en la historia es Christopher Plummer, quien interpreta a al personaje principal, Ledger estuvo a cargo de un rol secundario que cobra importancia con el transcurso de la trama. La realidad es que antes de morir el actor llegó a filmar bastantes escenas y es genial que de ese material el director creó este gran tributo para quien fue uno de los artistas jóvenes más importantes que surgieron en los últimos años. Por eso también es un poco triste ver Parnassus, ya que si bien el trabajo de Ledger tampoco está a la altura de su memorable Guasón, es clarísimo que el tipo iba a camino a convertirse en uno de los mejores actores de su generación. Era uno de los buenos. La trama es un oscuro cuento de hadas, que al menos desde mi experiencia, me remitió bastante a las historias locas que Neil Gaiman escribía para la serie de cómic The Sandman, donde te encontrabas con personajes y lugares imaginarios que nunca viste en ninguna otra historia. Gilliam le encontró la vuelta de manera original a la trama para que los reemplazos de Johnny Depp, Jude Law y Colin Farell quedaran bien conectados con el conflicto. Aunque Farell está un poco más en escena que el resto, los tres hicieron un gran trabajo con una tarea que no era para nada sencilla, ya que en poco tiempo tenían que continuar con sus interpretaciones el personaje que había construido Ledger. De todas maneras, la gran estrella del reparto es Tom Waits, quien se come la película con su soberbia e inolvidable interpretación del Diablo. Un personaje perfecto para él al que le sacó el jugo. Las escenas que tiene con Plummer son fantásticas. Las secuencias de efectos especiales estuvieron muy bien logradas (pese a que el director no contó precisamente con el presupuesto de Avatar) y logran transportarte a esos mundos surrealistas creados por Gilliam. El problema de Parnassus está en la trama, donde la muerte de Ledger, claramente obligó al director a ir por otros caminos que tal vez no tenía pensado cuando concibió este proyecto. No todo lo que se ve tiene un sentido argumental y todo el simbolismo que despliega Terry a lo largo de la película hacen que el film sea mucho más complejo de lo que parece. El cuento es algo caótico y confuso por momentos y no todo el mundo va a salir encantado con esta propuesta. Sin embargo, para quienes busquen disfrutar de una experiencia totalmente distinta a la que ofrecen la mayoría de los estrenos por estos días, la nueva película de Gilliam merece su visión.
Acá tenemos otro claro ejemplo de cómo un trailer puede distorsionar por completo la propuesta que ofrece realmente una película. Si mirás el avance de Al filo de la oscuridad parecería que es un refrito de Búsqueda Implacable (Liam Neeson) y lo cierto es que no tienen nada que ver. El director Martin Campbell (Golden Eye) y Mel Gibson ofrecen un gran policial mucho más dramático de lo que mostraban los trailers. No es una obra maestra, ni un film que brinde una propuesta sin precedentes, pero hay algo que no se le puede discutir: Es un policial sin discusión. Frente a las pedorradas que se estrenan en estos días dentro de este estilo, lo celebro. La historia está basada en una importante miniserie inglesa que paralizó al Reino Unido cuando se estrenó en la televisión y que el propio Martin Campbell dirigió en 1985. También es muy recordada por la música de Eric Clapton. En este caso, Campbell y Gibson (que también es productor) tomaron la trama y la desarrollaron en el estilo de los viejos policiales norteamericanos de la década de ´70. Me pareció interesante como un director tomó un viejo trabajó suyo y lo reinterpretó desde una óptica totalmente diferente. No esperés ver Arma Mortal o a Mel emulando a John McClane porque esto pasa por otro lado. De hecho, tampoco hay grandes secuencias de acción Hollywoodenses, pero la violencia y los tiroteos fueron trabajados de un modo más realista y brutal. El personaje de Gibson no sale a buscar solamente justicia por mano propia tras el asesinato de su hija. Matar a los asesinos es fácil, lo complicado es encontrar la verdad y ahí es donde la historia se pone interesante. El protagonista, que ya esta jugado en la vida, va más allá de la venganza y la película se vuelve más atractiva cuando entra en el terreno de las conspiraciones políticas. Acá la resolución del misterio es más importante que la venganza. El director Campbell carga todo el film en las espaldas de Gibson, quien está presente en el 95 por ciento de las escenas, rodeado de un buen reparto donde se destaca principalmente Ray Winstone, con un personaje que originalmente iba a interpretar Robert DeNiro. Gibson volvió a la actuación con un típico personaje de esos que interpretaban Clint Eastwood y Charles Bronson en los ´70 y está en su salsa en esta historia donde sobresale con su personaje en los momentos dramáticos. Ya sea que sos seguidor de Mel o del género Al filo de la oscuridad es una apuesta segura y brinda un buen entretenimiento.
Desde mi cielo es el peor trabajo en la filmografía de Peter Jackson hasta la fecha. Esto no significa que el film opaque sus logros anteriores, pero la realidad es que tampoco tiene inmunidad diplomática por las grandes cosas que hizo en el pasado. La película es un desastre donde él tiene la responsabilidad como guionista, productor y director. Cuando entrás al cine a ver la historia de un crimen sobre una chica que fue violada y asesinada y al finalizar te queda la misma sensación que hubieras tenidos si veías Sintonía de amor 2 hay algo que falla. En este caso es la incompetencia absoluta del director para retratar una historia sobre el dolor humano, que terminó convertida en un lamentable pastiche digital meloso donde parecería que a Jackson lo sacás de los efectos especiales y no tiene mucho para decir. El mejor ejemplo para contraponer a este estreno es El Laberinto del Fauno. Ahí tenías un dramón tremendo con bastante suspenso que se fusionó a la perfección con secuencias de fantasía. Sin embargo, el director Guillermo Del Toro nunca perdió el rumbo del film porque sabía desde un comienzo lo que quería contar. La atención estaba puesta en las relaciones humanas no en los efectos especiales. No es el caso de Jackson. Acá no se entiende que es lo que quiso hacer. Retratar a la víctima de un crimen terrible como una ninfa poeta que vive feliz en una especie de antesala al Paraíso, mientras los familiares sufren en la vida es deplorable, sobre todo porque el asesino prácticamente queda como un héroe que les hizo un favor a las chicas que mató. Las jóvenes encontraron la felicidad eterna en el Paraiso y para sus familiares después todo sigue adelante sin problemas. Me pareció un poco perverso. Tengo que admitir que desde mi cielo arranca muy bien con gran potencial hasta que se produce el crimen. Hasta ahí vamos bárbaro. La presentación de los personajes, especialmente los de Stanley Tucci y Saoirse Ronan están muy bien y te meten de lleno en la trama. Inclusive la escena en que la protagonista se da cuenta que fue asesinada está muy bien realizada. Lamentablemente Jackson después entra en el terreno del País de Nunca Jamás con situaciones ridículas (como el insólito regreso de la protagonista para experimentar su primer beso) que no se pueden sostener y tira por la borda todo lo bueno que había construido hasta la primera parte de su trabajo. Es una pena porque el elenco es impresionante y reman como los dioses los diálogos ridículos de director. La excepción de esto es Susan Sarandon que directamente parece salida de una comedia de Kevin Smith. Su personaje está totalmente descolocado en la historia como si trabajara en un film aparte y la película falla a la hora de mitigar el drama con un poco de humor. Queda la sensación que el director Jackson estuvo más enganchado con los efectos especiales que en retratar las relaciones humanas entre los personajes. Desde mi cielo deja una importante lección a futuros directores de cine: Las historias de asesinos seriales pedófilos y los cuentitos de hadas sentimentalistas no van de la mano.
Percy Jackson y el Rayo Dorado es un film que se destaca por haber sido desarrollado por sus productores sin confianza en la historia que contaban. Parecería que los estudios Fox tenían miedo a que este film terminara como Eragon o Los seis signos de la luz que pasaron por los cines sin pena ni gloria y apostaron a fórmulas repetidas que ya se usaron en este género, en lugar de brindar algo original, con el objetivo que les fuera un poco mejor en la taquilla. En este caso compraron los derechos de una saga de libros para preadolescentes que tiene una respetable cantidad de fans en los Estados Unidos (mucho más que los otros dos títulos citados) y dejaron la adaptación literaria en manos de la productora 1492, con el director Chris Columbus a la cabeza, responsable de llevar la serie de Harry Potter al cine. Sin embargo los resultados fueron muy distintos por la sencilla razón que a Percy Jackson nunca le tuvieron fe. Queda la sensación que Columbus filmó a las apuradas y no le importó nada el desarrollo de los personajes o plantear la primera entrega de una futura saga que tenía mucho potencial, porque la historia en general está buena. La premisa de los dioses griegos interactuando con los humanos en el siglo 21 es muy atractiva pero no es un tema que aprovecharon en esta producción. En lugar de eso prefirieron hacer una mala copia de los filmes de Harry Potter. Uno de los problemas que tiene la película es que al igual que Crepúsculo, la narración va demasiado rápido y no le dan tiempo al espectador a que conozca a los personajes y el mundo de fantasía que los rodea. Todo transcurre de manera acelerada. Percy Jackson es presentado en el comienzo como un chico adolescente con dislexia y diez minutos después lo vemos peleando contra criaturas mitológicas como si se hubiera dedicado a eso toda la vida. En un solo día el pibe flogger se convierte en un experto en el manejo de espadas y enseguida se lanza pelear contra todo tipo de enemigos que vence sin problemas. Creo que la gran falla argumental que tiene este film es que a Percy le faltó un Voldemort. Un villano peligroso que lograra preocuparnos por los problemas que enfrenta el personaje principal y que además lo desafiara como héroe. El hecho que al protagonista le salga todo bien y supere obstáculos sin problemas lo convierten en un personaje sumamente aburrido. Columbus no deja ninguna puerta abierta para algún conflicto futuro y la historia pierde interés a medida que se acerca al final, además que hay escenas donde su dirección deja bastante que desear. Por ejemplo, el protagonista en un momento se entera que su madre murió (al principio del film) y el pibe reacciona como si hubiera perdido un celular. Lo que tendría que haber sido un momento emocional importante pasa como si nada, ya que enseguida viene un combate de espadas patéticamente coreografiado. Hay secuencias de acción que están bien realizadas con los efectos especiales, pero las peleas de espada son lamentables. Cualquier profesor de esgrima las podría haber mejorado. Por otra parte, los grandes actores que aparecen en pequeñas participaciones como Sean Bean, Pierce Brosnan, Uma Thurman, o Rosario Dawson estuvieron desaprovechados y es poco lo que aportan en la historia. Mentiría si escribo que la película es aburrida. Zafa como propuesta familiar y seguramente los más chicos pasarán un buen rato en el cine, pero es esa clase de filmes que al día siguiente borraste de tu mente. Salvo que hagan severos cambios en una potencial continuación, por lo que se vio hasta ahora, cuesta bastante imaginar a Percy Jackson como una duradera franquicia para los Estudios Fox.
Podría hacerla simple y seguir al trencito de la crítica con frases como “una obra maravillosa y sensible sobre el poder del espíritu humano frente a las adversidades de la vida”. Quedaría como un duque, pero no estaría siendo honesto y escribiendo lo que realmente pienso. Preciosa es una película que parece haber sido escrita por los guionistas de los talks show que hacía Moria Casán hace unos años. Se destaca por ser una de las propuestas más deprimentes realizadas en los últimos tiempos que por muy poquito casi le quita la corona en esa categoría a Combat Shock (en mi opinión el film más deprimente en la historia del cine norteamericano), la obra maestra de la productora Troma, de 1986. Ojo, que sea deprimente no es para nada un inconveniente ni algo negativo, el tema es que la trama se pasa de rosca con el exceso dramatismo y me parece que termina siendo pretenciosa y superficial en la manera que trabaja la temática de la violencia y los abusos familiares. Se fueron de mambo mal en ese aspecto. Un breve repaso. Precious es una chica que vive en un ghetto de Nueva York en los años ´80. Sufre un severo problema de obesidad y a los 16 años tiene dos hijos que tuvo con su padre. Como si esto no fuera poco, su primera nena tiene síndrome de Down y la llama “Mogo” como abreviación de mogólica y su madre es un ser abominable que parece salida de la comedia Norbit (Eddie Murphy) que se aprovecha de ella y la maltrata física y emocionalmente. No tiene amigos y apenas sabe leer. Su sueño es ser blanca, rubia y famosa. Me reservo otros datos terribles importantes para no arruinarles la historia. Realmente faltó que al final de la película se rapara la cabeza y decidiera matar un político, estilo Taxi Driver, para hacerla completa. El director Lee Daniels ofrece otro dramón sumamente manipulador lleno de golpes bajos dentro de lo que es su zona de comodidad. Sus películas anteriores Cambio de vida (Halle Berry) y Shadowboxer estuvieron encarados en la misma línea y con su nuevo trabajo no hace otra cosa que ofrecer más de lo mismo. 110 minutos de constantes golpes a los testículos. Si querés llorar, llorá. Lejos de ser una historia inspiradora el film no hace otra cosa que retratar situaciones durísimas y ultra dramáticas que vive la protagonista como si trataran de emular las viejas novelas de Charles Dickens. La diferencia es que el viejo Charlie lograba conectar al lector con los personajes principales debido a que estos se sacrificaban por salir adelante y tenían esperanzas por más terribles que fuera su realidad en conseguir un futuro mejor. Precious hace lo que puede y sus banales fantasías de fama y popularidad son el único refugio que tiene para seguir adelante. La protagonista genera empatía simplemente porque nos da lástima. Por supuesto que existen este tipo de historias en la vida real, pero no es creíble que una sola persona tenga todos los boletos de la lotería de la miseria extrema. Lo más gracioso de todo esto es que el propio director Daniels concuerda en que se les fue la mano con las situaciones fuertes de la trama y por eso en un principio (fueron declaraciones de él) le dio vergüenza presentar el film en Cannes porque le parecía que mostraba a la comunidad negra norteamericana desde una óptica demasiado negativa. Un aspecto que no se puede obviar es el trabajo del reparto donde sobresalen en participaciones especiales Mariah Carey (no es joda) y Lenny Kravitz. Mariah se redimió en la actuación después de su lamentable trabajo en Glitter y acá sorprende con una labor muy cuidada y creíble en situaciones emocionales fuertes que son las que abundan en todo este film. Garbourey Sidibe, por otra parte, lleva muy bien el rol protagónico por ser su primer trabajo en el cine, pero su actuación tampoco es para alquilar balcones. Va a ser muy interesante ver como sigue su carrera en adelante, si puede hacer otras cosas o se queda estancada con esta clase de personajes. Pero bueno, hay público para todos los gustos y seguramente Precious tendrá sus seguidores. Para los amantes de las historias depresivas esta película es como un pase libre a Disneylandia.
Tras la versión Village People presentada en Luna Nueva, el Hombre Lobo finalmente recuperó su dignidad. Nos referimos a un ícono del cine de terror que debutó en la pantalla grande por primera vez en 1924 en un film mudo dirigido por Edmund Mortimer. La gran paradoja es que esa película en realidad era una historia romántica. El personaje hizo su primera aparición en el género de horror en 1935 con el film El Hombre Lobo de Londres, de Stuart Walter, que fue un enorme fracaso comercial. Sin embargo, en 1941, los estudios Universal decidieron relanzar otra vez al personaje con una gran producción protagonizada por Lon Chaney, Jr y Béla Lugosi que consolidó a este monstruo para siempre y lo convirtió en un ícono de la cultura popular. Esa película del director George Wagner fue la que estableció la historia clásica del personaje. Algo muy loco es que pese a la enorme popularidad que tuvo en su momento, cuando se conoció por primera vez en los cines, el hombre lobo nunca llegó a tener su propia secuela y reapareció en el rol de “monstruo invitado” en otros filmes como La casa de Frankenstein (1944), La casa de Drácula (1945) y Abbott y Costello encuentran a Frankenstein (1948), donde terminaba siendo uno de los buenos de la historia. Muchos historiadores consideran a Frankenstein y el Hombre Lobo (1943) como la secuela del film original, pero otra vez, el personaje no tiene el protagonismo absoluto ya que comparte la pantalla con Franky. La película que llega a los cines esta semana es una remake del clásico de 1941. Más allá de algunos que otros cambios, el film de Joe Johnston (Rocketeer) narra la misma historia con una interesante particularidad. Esta es la película más sangrienta y brutal en la historia del Hombre Lobo, que volvió al cine totalmente sacado! Nunca se lo había visto así. Se han hecho en el pasado otros filmes sangrientos con este personaje pero la nueva versión en materia de gore los dejó a todos atrás. Acá tenés mutilaciones, decapitaciones y ataques zarpados de todo tipo y la verdad que el personaje resulta aterrador. Esta remake tuvo muchísimos problemas en su producción sobre los que ya escribí en detalle en el blog de próximos estrenos. La verdad que con todos los inconvenientes que enfrentaron los productores el balance es más que positivo. Desde el punto de vista visual la película es realmente espectacular. La secuencia que el Hombre Lobo ataca en el centro de Londres es maravillosa. En general todas las escenas de acción son bárbaras. Lo cierto es que hubo un montón de gente grossa y talentosa en esta producción que hizo un muy buen laburo que no se puede dar por descontado. El diseño de producción de Rick Heinrichs (Piratas del Caribe, Lemony Snickett), la fotografía de Shelly Johnson (Jurasic Park 3), los efectos de maquillaje de Rick Baker y la banda sonora de Danny Elfman se combinaron muy bien para brindar una gran espectáculo visual. El trabajo del reparto no es para menos y Benicio del Toro es quien se carga al hombro el film compañado por Anthony Hopkins y Emily Blunt. Geraldine Chaplin también se destaca como la clásica gitana Maleva que forma parte de la historia clásica del personaje. Tal vez puedo imaginar que se coma un par de palos por algunas cosas del guión pero la historia me parece que en general estuvo muy bien. Es el Hombre Lobo no La insoportable levedad del ser y Johnston hizo bien su trabajo. Tomaron un personaje super clásico cuya historia fue retratada infinidades de veces y la narraron con un enfoque más oscuro y tenebroso que el personaje no había tenido en el cine en mucho tiempo. No es una obra maestra pero frente a otras remakes impresentables que pudimos ver en los último años esta la verdad que está buena. Por cierto, el director Johnston repetirá buena parte de su equipo de colaboradores en la próxima película del Capitán América que empieza a filmar en breve.
Kathrym Bigelow es una directora distinta y por eso siempre me atraparon sus trabajos. Desde que comenzó su carrera en el cine a fines de los ´70 apostó de manera incondicional a los thrillers y el cine de acción. Las comedias romanticonas y los dramas melosos no son lo suyo. En sus historias es muy raro que no se dispare algún tiro o haya alguna persecución. Pese a no tener una larga filmografía en el pasado hizo muy buenas películas que siempre son agradables volver a ver. Near Dark (1987), por ejemplo, es una de las mejores historias de vampiros realizadas en los últimos años que se convirtió en un fenómeno de culto. Strange Days (1995), escrita y producida por James Cameron luego del divorcio con la directora, fue otra gran historia atrapante de ciencia ficción protagonizada por Ralph Fiennes. Ni hablar de Púnto Límite, una de las grandes joyas de acción de los ´90, K-19 (que brindó un muy buen entretenimiento) o ese maravilloso comercial para Pirelli con Uma Thurman donde presentó una tremenda persecución de autos. Es loco porque a diferencia de otros cineastas Bigelow siempre contó con el respaldo de la prensa en sus laburos pero salvo por Punto Límite y K-19 sus filmes nunca fueron éxitos taquilleros. Sí, soy fan de Kathryn y me encanta todo este reconocimiento que está teniendo en estos días con su último trabajo, ya que más allá que se lo tiene merecido, se trata de su mejor obra hasta la fecha. Vivir al Límite es un tremendo peliculón que se destaca principalmente por ser un thriller que no da respiro desde la primera escena. Filmada con un enfoque documental que remite a los trabajos del Gran Paul Greengrass (El ultimátum Bourne), el film retrata la vida cotidiana de un escuadrón de bombas en Irak. Casualmente la directora trabajó con el mismo director de fotografía de Vuelo 93, Barry Aycroyd (frecuente colaborador del cineasta Ken Loach) quien se caracteriza por darle un aspecto realista a la producciones en las que colabora. Si ya de por si dedicarse a desactivar bombas es un trabajo estresante, llevar a cabo esa tarea en Bagdad puede ser un verdadero infierno, especialmente si tu jefe es un psicópata como el que interpreta Jeremy Renner, en una labor extraordinaria. Bigelow logró mantener la tensión y el suspenso a lo largo del todo el relato sin dejar de lado las emociones y conflictos personales de los personajes principales, que es lo más importante en esta historia, más allá de la acción. Se trata de un film apolítico que no juzga ni emite una postura sobre el conflicto en Irak, sino que se centra en retratar lo que la guerra genera en la personas desde el punto de vista emocional. Pese a no contar con un gran presupuesto la directora presenta varias secuencias de acción que superan en materia de realización a varios tanques hollywoodenses que vimos en el último tiempo. El duelo de francotiradores que se produce en la mitad de la historia es mortal. Sin embargo, es el reparto el que lleva la historia con sus interpretaciones, donde se destacan también cameos locos de Guy Pearce y Ralph Fiennes. Entre las películas que se hicieron recientemente sobre este tema, la historia de Vivir al límite es la mejor de todas y merece su visión. EL DATO LOCO: James Cameron se encargó de convencer a la directora para que dirigiera este film que en un principio a Bigelow no le atraía demasiado. Al final siguió el consejo del director de Avatar y Vivir al límite se convirtió en la película más importante de su carrera, además de la producción independiente más taquillera de los Estados Unidos en el 2009.
No es otro dibujito que llega al cine para entretener a los chicos. Se trata de uno de los más grandes íconos que existen en la historia de la animación que logró mantenerse vigente desde hace más de 50 años. El artista Ozamu Tezuka, quien es considerado el gran padre del animé, creó al personaje en 1951 inicialmente como una serie de historietas que se publicaron entre 1951 y 1981. En 1963 el niño robot debutó en la animación y desde entonces logró renovarse y entretener a distintas generaciones de chicos. En Japón Astro Boy es considerado un importante patrimonio cultural de ese país que contribuyó a difundir la animación japonesa en el resto del mundo. Había muchas dudas por cómo sobre cómo quedaría esta versión hollywoodense realizada para el cine y la verdad es que la película resultó mucho mejor de lo que se esperaba. Habrá gente que le gustará más o menos pero lo que no se le puede objetar a los realizadores es que hayan sido irrespetuosos con la obra original de Tezuka. La verdad que el director David Bowers (Lo que el agua se llevó) hizo un gran trabajo al retratar el drama humano que existe detrás de la creación del protagonista. Astro Boy nace a partir de la frustración de un padre por no poder superar la muerte de su hijo. Esto es un tema que sin duda da lugar a momentos dramáticos importantes que fueron muy bien trabajados en el film. La película presenta a un Astro Boy mucho más introspectivo y vulnerable que otra versiones recientes que se han trabajado en series de televisión y escenas como el rechazo que sufre el protagonista cuando el Doctor Tema se arrepiente de haber creado al androide son momentos emocionales que estuvieron muy bien realizados. Tuve la oportunidad de ver este film con chicos y quedó claro que la película funcionó para el target de pibes de siete años en adelante a la perfección. Lo que se le puede objetar al film, al menos para mi gusto, es que a la trama le faltó un poquito más de acción. Hay muchas secuencias de pelea donde Astro hace de las suyas, pero me quedó la sensación que al director se le fue demasiado el hilo de la historia presentando personajes secundarios que tienen mas importancia de lo necesario, como un grupo de “niños perdidos” que terminaron marginados por Metro City. Ya sea para los nostálgicos que quieran revivir viejas épocas o simplemente compartir este clásico con sus hijos Astro Boy es una muy buena película que merece su recomendación.
88 minutos de pura diversión. De eso se trata todo esto. Tierra de zombies es una muy buena comedia de terror relacionada con los muertos vivos que representa un gran debut del director Ruben Fleischer. La película brinda una historia muy entretenida en la línea de lo que fue Shawn of the Dead, con Simon Pegg, sólo que con un humor más norteamericano. El director Fleicher no pierde el tiempo con grandes introducciones de personajes ni explicaciones del origen de la plaga de zombies y directamente se concentra en la acción. Esto no es REC donde en los primeros 20 minutos conocés a los personajes en situaciones distendidas. Acá desde que arrancan los títulos iniciales el film se mete de lleno en la masacre de los zombies y las mutilaciones y así continúa hasta el final. Woody Harrelson se roba la película con un personaje con el que se nota se divirtió a lo grande en el rodaje. Jesse Eisenberg, por otra parte, bueno, hace de Jesse Eisenberg, que es probablemente el rol que tendrá en el cine junto con Michael Cera en los próximos 20 años. Me refiero al nerd amigable que siempre tiene comentarios graciosos para hacer. A diferencia de Shawn of the dead que era una comedia de principio a fin, el trabajo de Fleischer se relaciona más con el género de terror y presenta muy buenos momentos de tensión con los zombies. Este director hizo el mejor uso de la cámara lenta que pude ver en mucho tiempo, probablemente desde Apocalypto. Hay un par de secuencias, que más allá de los hechos que muestran, se ven realmente espectaculares en el cine. Fleischer no escatimó en el gore y a los que les gusten las historias de muertos vivos bien sangrientas van a quedar encantados con esto, ya que la violencia de Tierra Zombies es bastante brutal. Sin embargo, como la historia se desarrolla en el campo del humor esos momentos no resultan chocantes, salvo para los que no sean amigos del humor negro. Hace poco se anunció la secuela para el 2011 que contará nuevamente con el mismo director, así que esto recién comienza. Si te gustan los zombies no la podés dejar pasar.
Después de varios años de no poder participar en competencias deportivas, debido al régimen racista que gobernó Sudáfrica durante décadas, la selección de Rugby de ese país ganó el mundial de 1995 al vencer a los temibles All Blacks de Nueva Zelanda que eran los grandes candidatos. Sin embargo, el triunfó deportivo generó un hecho más importante en ese país que tuvo que ver con la unión de un pueblo tras un largo período de violencia y segregación racial. La última película de Clint Eastwood narra la historia detrás de aquella gran final, que es considerada uno de los eventos deportivos más relevantes de la década del ´90. Invictus no es un film sobre rugby, sino sobre Nelson Mandela y la enorme revolución que causó en su país al convertirse en presidente de ese país, luego de pasar 30 años en prisión. Poco cineastas retrataron a Mandela y su pensamiento con la precisión que lo hizo el viejo Clint en este film. En ese sentido este estreno deja más de una lección profunda e inspiradora que más de un dirigente político argentino debería tener en cuenta. La película se centra en la difícil tarea que tuvo Mandela para unir a un país marcado por el odio y el resentimiento que dejó el final del Apartheid y como su liderazgo jugó un rol fundamental en el triunfo de los Springboks Si bien Eastwood hizo un gran trabajo desde la dirección el 50 por ciento de los méritos de este film le corresponden al guionista Anthony Peckham (Sherlock Holmes), quien es responsable de algunos diálogos fabulosos y Morgan Freeman con su soberbia interpretación de Mandela que es el alma de esta propuesta. Aunque en la vida real Matt Damon parece un pigmeo al lado del verdadero ex capitán de los Springboks, Francois Peinaar, a quien interpreta en Invictus, su trabajo resultó bastante creíble para un tipo que jamás podría liderar un equipo de rugby. Es claro que Eastwood lo convocó principalmente para que llevara adelante las escenas que no tenían que ver con la acción deportiva en lugar de terminar enloquecido en el rodaje por tratar de hacer actuar a un rugbier sin capacidad de expresión. Es una elección inteligente. De hecho, Clint utilizó un par de truquitos de cámaras para mostrar a Damon más grande de lo que realmente es físicamente y que su rol de rugbier no quedara tan descolocado. Hay que reconocerle al director que logró también ponerle onda a un deporte que en el cine nunca fue atractivo de ver. Las películas de rugby no abundan precisamente en el séptimo arte y pese a que uno ya sabe como va a terminar la historia, Eastwood logró hacer atractiva la gran final del mundial de 1995. En definitiva, más allá de brindar una muy buena película, Invictus es un gran homenaje a uno de los grandes líderes políticos del siglo 20. EL DATO LOCO: -El jugador sudafricano, Joel Stransky, que conecta el gol del triunfo en la final del mundial fue interpretado por Scott Eastwood, el hijo del director. -El entrenador de rugby que tuvo Matt Damon para prepararse en el rodaje fue Chester Williams, una de las estrellas de la selección sudafricana de 1995. Varias escenas del film hacen referencia a Williams.