La red es probablemente uno de los filmes más políticos de la filmografía del director coreano Kim Ki- duk, cuyos trabajos suelen llegar con frecuencia a la cartelera local. A través de una premisa muy sencilla la película presenta una radiografía brutal de la división que sufre el pueblo coreano como consecuencia de las ideologías extremas. Ryoo Seung-bum (The Berlin File), uno de los actores asiáticos más famosos de los últimos años, brinda una excelente labor dramática en rol del pescador que cruza accidentalmente la frontera de Corea del sur para ser tomado prisionero como presunto espía del régimen del norte. Una historia muy interesante donde el director no toma partido por ninguno de los bandos en conflicto, sino que retrata la manipulación a la que son sometidos los coreanos de ambas regiones. Por un lado el lavado de cabeza que se implementó a los ciudadanos en el régimen totalitario del norte y el capitalismo del sur, que entiende que el consumo es la fórmula de la felicidad. En el medio está el pueblo coreano atrapado en esa red ideológica a la que hace referencia el título de esta producción. Kim Ki-duk plantea un análisis muy interesante del drama que divide a su país, donde permite que el espectador saque sus propias conclusiones dentro del complejo escenario político de Corea. Quienes este familiarizados con el cine de este realizador, en La red encontrarán uno de los mejores trabajos que brindó en los últimos años y merece su recomendación.
Ni la figura carismática de The Rock, las aptitudes para la comedia de Zac Efron o la sensual presencia de Alexandra Daddario pudieron levantar la horrible adaptación cinematográfica de la serie Baywtach. En Hollywood siguen empecinados en explotar la fórmula de las comedias idiotas de mal gusto, que no tienen nada que ofrecer más allá de trillados y redundantes chistes sexuales que ya no causan ninguna gracia. El director Seth Gordon, quien ya había calcado el humor de ¿Qué pasó ayer? con mejores resultados en Quiero a matar a mi jefe, en este caso ofrece una sátira fallida de la serie de televisión sin ningún tipo de creatividad. Pese a que la trama es tonta el film se hace llevadero en los pocos momentos en que se aleja del cine Porky´s que Gordon intentó revivir a través de Baywatch. The Rock y Efron ya demostraron en otras producciones sus habilidades para la comedia pero en esta película resultaron desaprovechados con un argumento mediocre. Baywatch no es muy diferente a la patética adaptación de CHIPS que también fue mala y resultó un fracaso comercial. En este caso además incluyeron una subtrama policial que parece salida de los viejos dibujos animados de misterio de Hanna-Barbera. Ni siquiera les dio la cabeza para hacer algo más entretenido con el concepto que proponía la historia de los guardavidas. Con un presupuesto de 69 millones de dólares tampoco pudieron brindar una secuencia de acción interesante que al menos sea entretenida de ver. La buena noticia es que gracias al hecho que la película resultó un fracaso en la taquilla norteamericana y tampoco le fue bien en otros países donde se estrenó, la potencial continuación que pretenden vender al final de la historia nunca se concretará. Baywatch es una mala película que sólo contribuye a tirar a la basura el costo de una entrada de cine.
El género de acción es una cuenta pendiente del cine argentino. Cuando se incursionó en esta temática en el pasado la gran mayoría de las películas que se hicieron fueron patéticas. El mejor trabajo de la producción nacional dentro del género de acción se hizo en la publicidad durante las décadas del ´70 y ´80. Los clásicos comerciales locales para el Ford Taunus, Ford Falcon y la camioneta Chevrolet, hoy en pleno 2017, siguen humillando a esos pastiches de animación computada que se ofrece en las entregas de Rápido y furioso. Las cosas que se hicieron en Argentina con los autos fueron increíbles y le dieron un gran prestigio a la industria de la publicidad a nivel internacional. En los años ´90 Adrián Suar elevó la calidad de los contenidos en este campo con la serie Poliladron y en el cine produjo una película decente como fue Comodines (1997). Después se podrían destacar las secuencias de acción de Caballos salvajes (Marcelo Pyñeiro), Cacería (Ezio Massa) y el tiroteo final que brindó Adrián Caetano en Un oso rojo, que era impecable, pero no hay mucho más. Juan Campanella y Damián Szifrón también brindaron sus aportes dentro del cine de género. Al menos entre los filmes que se pueden tomar en serio. Tal vez se me escape algún título en este momento pero forman parte de las excepciones del cine nacional, que nunca le encontró la vuelta al concepto de la acción. Sólo se vive una vez es una de las producciones nacionales más cuidadas que se hicieron dentro de este estilo en mucho tiempo y tiene sus mayores méritos en los aspectos técnicos. En esta película queda demostrado que en el país se encuentra el talento para hacer cosas de calidad que se puedan apreciar en una pantalla de cine. Las secuencias de acción que ofrece el director Federico Cueva son muy prolijas y se nota que hubo un esfuerzo por brindar un producto digno. No es habitual que encontremos en el cine nacional escenas de tiroteos o persecuciones automovilísticas que estén bien filmadas y esta producción claramente supera a los horrores que vimos en el pasado. La película de Cueva tiene además cierta impronta nostálgica por el viejo cine de acción, ese en el que las explosiones eran reales en lugar de efectos digitales, que hoy es una especie en extinción. Sólo se vive una vez consigue ser entretenida pese a que su historia no es muy atractiva ni presenta personajes que generen interés. El argumento la verdad que no es bueno y la mayoría de los chistes no funcionan. Sin embargo, el film tuvo la enorme ventaja de contar con un muy buen reparto que contribuyó a que la trama sea llevadera. Peter Lanzani ya demostró en otros trabajos que puede sacar adelante cualquier rol que le asignen y acá se desenvuelve muy bien en los momentos humorísticos, pese a que su personaje es infumable. Por otra parte, actores de calidad como Pablo Rago, Luis Brandoni y Santiago Segura levantan muchísimo la historia cada vez que aparecen en escena. No se puede decir lo mismo de Gerard Depardieu, quien compone un villano trillado con una interpretación en piloto automático. Ya sea porque el guión no le permitía hace nada interesante o el director no supo aprovecharlo su aporte en esta producción es olvidable. En resumen, Sólo se vive una vez no es una película memorable pero consigue ser entretenida y está bien realizada, algo que no se veía en el género de acción nacional desde hace mucho tiempo.
Los monstruos clásicos del estudio Universal son los grandes próceres del cine de terror y desde la década de 1920 contribuyeron a cimentar las bases del género en Hollywood. A partir de los años ´40 los personajes más populares como Drácula, Frankenstein y el Hombre Lobo empezaron a compartir un mismo universo de ficción en filmes como House of Frankenstein (1944) y House of Dracula (1945). Desde hace unos años la compañía intentaba revivir este concepto con una nueva franquicia que reuniera a todos estos íconos populares. En el 2014 concretaron el proyecto con Drácula: La leyenda jamás contada que tenía la intención de impulsar la nueva franquicia. Sin embargo, la mala recepción del film y su pobre recaudación generaron que la saga terminara cancelada. Este año el estudio volvió a retomar la idea con una apuesta mucho más fuerte que reunió a figuras como Tom Cruise, Johnny Deep, Javier Bardem y Russell Crowe. El Dark Universe de Universal se inicia con esta nueva versión de La momia que propone abrirle el camino al resto de los personajes que volverán pronto a los cines, como La criatura de la Laguna Negra, Frankenstein, El hombre invisible, Drácula, Van Helsing, El Fantasma de la Ópera y El jorobado de Notre Damme. La impresión que deja esta primera entrega es que la compañía desarrolló la nueva franquicia para competirle a Marvel y Warner en el campo de los superhéroes, ya que ese es el rumbo al que apunta encaminarse esta propuesta. Rusell Crowe interpreta al famoso Dr. Jekyll de Robert L.Stevenson, quien vendría a ser el Nick Fury de esta historia y lidera una organización, que por esas "casualidades de la vida" se parece al grupo S.H.I.E.L,D. de Marvel. En esta entrega se presenta el origen de La momia, quien pasaría a ser uno de los integrantes de este equipo que aspira a replicar el concepto de la Liga Extraordinaria de Alan Moore. Al menos eso es lo que se da a entender en la trama. Si bien hay guiños muy sutiles a las apariciones de futuros personajes, el foco del conflicto está puesto en La momia. La dirección corrió por cuenta Alex Kurtzman, quien es el principal productor del Dark Universe y estará vinculado a las próximas películas que se vienen. Su labor presenta un serio problema de identidad, donde nunca queda claro el perfil que intentó darle a la historia. La película encuentra su mayor fortaleza cuando se enfoca en la mitología de la momia y el cine de terror. Los primeros minutos donde se presenta a la villana son muy buenos. Sofía Boutella encarna a la versión más sensual de este personaje después de Valerie Leon, la protagonista de Blood from the Mummy´s Tumb (1971), el clásico de la productora Hammer. La actriz le dio mucha personalidad a esta interpretación de la momia aunque termina opacada por la constante presencia de Tom Cruise, quien acapara toda la atención de la trama. Cuando el film de Kurtzman incursiona en el cine de terror brinda muy buenos momentos y después de muchos años el personaje logró ser aterrador. Mención especial merecen sus "secuaces Thriller" que recuerdan a los zombis del famoso video clip de Michael Jackson. Lamentablemente la película no mantiene el mismo nivel cuando se centra en el género de acción, donde presenta secuencias olvidables (salvo por la escena del avión que es muy buena) y en la comedia que es un desastre. Por alguna razón al director le pareció que era una buena idea incluir el humor Marvel a través del personaje de Tom Cruise y el resultado es malo. Todos los chistes del personaje hacen agua porque suenan forzados. El humor no funciona de manera orgánica sino que fue insertado de manera estratégica y resulta artificial. Hubo un esfuerzo importante en lograr que el personaje de Cruise fuera gracioso pero no termina de funcionar. El tema con este film es que resulta completamente olvidable dentro de la filmografía de La momia (la versión de 1999 con Brendan Fraser sigue siendo superior) pero sería muy injusto ignorar que logra brindar un buen entretenimiento. La película de Kurtzman logra ser divertida y tiene a Cruise en un rol protagónico, quien siempre cumple en esta clase de héroes hollywoodenses. La gran debilidad de La momia es que es una película pochoclera que brinda su cuota de entretenimiento pero no logra entusiasmarte por el futuro del Dark Universe. Algo que no ocurría con el reciente regreso de King Kong, cuya escena post crédito te dejaba enganchado con las historias que están por venir en esa saga. En la película de Universal no hay escenas adicionales luego de los créditos finales y a la salida del cine enseguida la borrás de tu mente. Será cuestión de esperar a lo que tiene para ofrecer esta franquicia en futuras entregas. El potencial es grande siempre que aprovechen a los personajes desde el terror en lugar de calcar la fórmula Marvel.
Una voz silenciosa es una película de animación que viene cosechando elogios desde su estreno en Japón el año pasado y su alabanzas no son exageradas. Se trata de un drama adolescente desarrollado dentro del género Coming-of-age, que aborda temáticas complejas como la depresión, el suicidio y el bullying con una sensibilidad especial. En lo personal no suele ser amigo de este género que me aburre mucho por la redundancia de los conflictos que propone. Soy partidario que la adolescencia es una temática extremadamente sobrevaluada en el cine y la televisión, donde se tienden a exagerar los cambios y conflictos que se atraviesan en ese período de la vida. Por ese motivo tengo un gran aprecio por los cineastas que trabajan estos relatos y logran evadir los clichés de los dramas juveniles para brindar una visión diferente de esos temas. En el caso de esta producción, la directora Naoko Yamada sorprende con un drama que aborda el bullying desde la perspectiva del agresor, una mirada que al menos en el campo de la animación no tenía grandes antecedentes. Resulta un desafío construir un relato con un protagonista que se comporta como un imbécil y genera rechazo desde el momento en que se lo presenta en la trama. Sin embargo, la directora Yamada nunca lo juzga y permite que el espectador descubra de a poco sus emociones y el lugar de donde provienen sus conductas agresivas. Una voz silenciosa expresa que los agresores nunca salen indemnes de sus acciones y eventualmente tienen que enfrentarse con las consecuencias emocionales que generaron sus actos. El rol del joven Shōya está impecablemente desarrollado y su búsqueda de redención nunca cae en los lugares comunes que suelen tener los dramas juveniles. Por otra parte, la película tiene otro gran personaje como es Shoko, la chica sorda que resulta una víctima de los maltratos del protagonista por el simple hecho de tener una discapacidad física. El film explora con mucho realismo temas oscuros a través de una historia sensible que logra ser emotiva por la relación que se gesta entre estos dos personajes. Si bien el argumento incluye una historia romántica ese no es el foco de Una voz silenciosa, cuyo conflicto se centra más en la redención y el perdón. Desde los aspectos más técnicos, el trabajo de la directora Yamada presenta una marcada estética de cómic japonés que es la fuente original donde surgió esta propuesta hace unos años. Por momentos uno tiene la sensación de estar viendo una historieta animada y sobresale especialmente el modo en que trabajaron las expresiones de la chica sorda que son brillantes. Si habría que objetarle algo a este film pasaría por su duración que supera los 120 minutos sin necesidad. Hacia el tercer acto, la conclusión de la historia se alarga demasiado y desde la edición tal vez se le podría haber dado un cierre más dinámico. La trama además presenta numerosos personajes secundarios que nunca llegan ser desarrollados y no aportan demasiado a la historia central entre los dos protagonistas. Salvo por esas debilidades que se pueden percibir en la narración de la directora, Una voz silenciosa es una gran historia que los amantes del género van a apreciar.
A partir de su paso por la saga SAW, donde dirigió los episodios 2, 3 y 4, Darren Lynn Bousman logró llamar la atención entre los realizadores independientes del género terror. Sus historias no siempre son interesantes pero están impecablemente realizadas y presentan muy buenas ambientaciones. Abbatoir no es la excepción y tiene la particularidad de ofrecer una extraña combinación entre el cine de terror y el policial negro clásico de los años ´50. La trama tranquilamente podría haber formado parte de los viejos cómics de la editorial E.C., como Tales from the Creep o Vault of Horror. De hecho, este proyecto nació de una historieta que el director Bousman publicó hace unos años, donde presentaba un relato que capturaba la esencia de esas revistas. La idea es original y a través de esta adaptación para la pantalla grande el cineasta le rinde un homenaje al cine de William Castle, con escenas que traen al recuerdo clásicos como 13 fantasmas y La casa de la colina embrujada. El concepto de esta propuesta es interesante por la fusión de géneros pero su ejecución resultó algo fallida. Bousman tarda demasiado tiempo para llegar al núcleo del conflicto y su película por momentos se vuelve aburrida. Tampoco ayuda que la resolución del misterio que se construye en el conflicto luego resulte decepcionante. El guión no es bueno pero tiene una gran puesta en escena donde sobresale especialmente el diseño de producción de la casa embrujada y la fotografía. Los grandes fuertes del cine de Bousman. La labor del reparto también es decente pero las debilidades del argumento generaron que este experimento del director no resulte demasiado entretenido.
Mujer Maravilla es una película que no sólo le hace justicia a la más importante heroína de la historieta, sino que además resucita de las cenizas a la compañía DC y le da esperanza a un universo de ficción que tiene un potencial enorme. Un gigante dormido que fue anestesiado por directores y guionistas incompetentes que nunca entendieron a estos íconos populares. La directora del drama Monster (Charlize Theron), Patty Jenkins, en este caso desarrolló una producción que representa la antítesis de lo que fueron Batman vs. Superman y Escuadrón suicida. Filmes decepcionantes que distorsionaron a los personajes originales con enfoques absurdos que nunca terminaron de convencer. En este punto hay que valorar la obra de Jenkins y sus colaboradores, quienes expresan en cada aspecto de esta obra un enorme cariño y pasión por Mujer Maravilla. En esta película nos encontramos finalmente con el buen cine de DC que vuelve como el hijo pródigo a sus fuentes, representado en el arte de Richard Donner. No es un disparate establecer una relación entre esta versión de Mujer Maravilla y los primeros filmes de Superman de los años ´70, que poseían el equilibrio perfecto entre la fantasía y el drama. La directora Jenkins inclusive brinda algunos guiños divertidos que remiten al Superman de Christopher Reeve, pero su trabajo va más allá del recuerdo nostálgico y plantea una conexión espiritual con la obra de Donner. Por consiguiente, nos encontramos con un film entretenido que logra engancharte con la simpatía que tiene la protagonista y las tribulaciones que enfrenta. Tiene humor pero no llega al nivel de estupidez de Marvel, hay momentos dramáticos pero le escapa al melodrama depresivo y los planteos filosóficos ridículos. Mujer Maravilla es una película equilibrada para disfrutar a lo grande una propuesta de cómics en el cine. Gal Gadot ofrece una muy buena interpretación que te compra con la humanidad que le dio a la heroína, si bien estuvo apoyada por una directora y un guionista que siempre entendieron por donde pasaba el personaje. En lo personal no tengo dudas que Gadot en manos de Snyder hubiera sido una historia muy distinta, que es el problema que tiene Henry Cavill con Superman. El actor es perfecto para el rol pero el enfoque que le dieron al personaje resulta tedioso y decepcionante. Gadot estuvo rodeada de un equipo diferente y nos tapó la boca a quienes no confiábamos en ella para este papel. La verdad es que su labor es impecable y transmite muy bien los valores tradicionales de la heroína. Los fans del personaje se van a encontrar con una adaptación muy fiel del personaje que toma distintas etapas del cómic, muy especialmente las encarnaciones recientes de la heroína y la versión clásica de los años ´40. La película de Jenkins está plagada de numerosos detalles que conectan esta producción con la obra original como no lo hicieron las últimas producciones de Warner Bros. Probablemente desde Batman vuelve. Esto por supuesto no desmerece los experimentos interesantes que Christopher Nolan con Batman, pero en lo personal no creo que esa sea la representación más comiquera del anti héroe de Gotham. En Mujer Maravilla en cambió esta relación entre historieta y cine se puede apreciar con mayor intensidad y es una propuesta más cercana a su fuente original. Cabe destacar dentro del reparto la labor de Chris Pine, quien redime a uno de los personajes más odiados del universo DC como Steve Trevor, el soldado que toma contacto con la isla de las amazonas. Pine compone un héroe carismático y realista que logra estar a la altura de la princesa amazona y le brinda dignidad a un rol que siempre resultó tedioso en los cómics. La química entre el actor y Gal Gadot es excelente y el vínculo que se gesta entre ellos dos representa otro de los grandes atractivos de la trama. Una historia que se centra en el proceso de madurez que atraviesa Diana a raíz de su contacto con el resto de la humanidad, durante la Primera Guerra Mundial. Dentro de ese contexto, Ares, el villano principal, no tiene demasiado espacio para destacarse pero logra ser funcional a la historia y contribuye al crecimiento de la heroína. Aunque la película es brillante como adaptación del cómic, la labor de Patty Jenkins tiene algunas debilidades que podría corregir en entregas futuras y no afectan el balance general de su obra. La cineasta por momentos se excede con el uso de la cámara lenta en las escenas de acción que se vuelven redundantes y algunos efectos especiales no quedaron bien terminados. Pequeñas debilidades que no afectan en absoluto lo que es una de las mejores adaptaciones de cómics en el cine que vi en la última década. Se agradece también que la realizadora y el guionista Allan Heinberg le escaparan al panfleto feminista hueco, que vimos en la remake de los Cazafantasmas, y podría haber distorsionado la esencia pura del personaje. La Mujer Maravilla nunca necesitó denostar al sexo opuesto para desempeñarse con independencia y una fuerte personalidad, algo que los realizadores supieron entender. Pasaron más de 70 años para que los estudios de cine se dignaran a darle vida a la princesa amazona, quien fue injustamente rechazada en el género, por no enumerar todas las películas fallidas que se hicieron con heroínas del cómic. La espera valió la pena y dio como fruto una excelente película que le rinde honores a la gran creación de William y Elizabeth Marston. A disfrutarla.
Si prestan atención a los diseños de estos personajes en el afiche promocional van a notar que son exactamente iguales a todas las películas independientes de animación que llegaron a la cartelera en el último tiempo. La película sigue una fórmula familiar que resulta efectiva dentro del cine infantil. A través de un relato de aventuras que tiene personajes simpáticos se desarrolla una historia que tiene el fin de expresar alguna lección de vida. En el caso de Una cigüeña en apuros el foco central de la historia pasa por la búsqueda de identidad. La animación es bastante decente para tratarse de una co-producción entre cinco países europeos y los Estados Unidos que contó con un presupuesto moderado. Si bien no hay ninguna idea original en esta producción que permita marcar una diferencia con otras películas similares, la historia tiene los condimentos diferentes para entretener a los más chicos. Una cigüeña en apuros es una opción que puede funcionar muy bien para niños de entre 4 y 10 años. No es una historia que van a recordar con el paso del tiempo, pero al menos contribuye a brindar un pasatiempo entretenido.
Aunque los nuevos directores tuvieron la intención de volver a las raíces de La maldición del Perla Negra, la nueva entrega de Piratas del Caribe resultó un film monótono en el que se percibe un desgaste absoluto de los personajes y el mundo de fantasía que propone. La dirección en este caso corrió por cuenta de dos buenos cineastas como Joachim Rønning y Espen Sandberg, la dupla noruega de ese drama histórico de aventuras que fue Kon Tiki, estrenado hace un tiempo en las salas. Lamentablemente en este trabajo tuvieron las manos atadas a la hora de crear algo diferente, ya que los productores hacen cualquier cosa por complacer los caprichos de Johnny Depp con tal que repita el ya infumable personaje de Jack Sparrow. Como el actor se negaba a que la villana fuera una mujer, el guión tuvo que ser modificado y Deep intervino también en la reescritura de la historia. No es fácil para los nuevos directores trabajar en este contexto donde tenés una estrella que tiene tanto poder de influencia y hace literalmente lo que quiere. La venganza de Salazar ofrece un comienzo prometedor en la primera media hora, donde se presentan los nuevos personajes, Henry Turner (hijo de Will Turner y Bella Swann) y las astrónoma Carina Smyth. Con esta dupla conformada por Brenton Twaithes (Dioses de Egipto) y Kaya Scodelario (Furia de Titanes) los productores intentaron replicar sin éxito la pareja que conformaban Orlando Bloom y Keira Knightley en los primeros filmes de la serie. Sin embargo, la química entre las nuevas figuras es muy débil y los personajes nunca llegan a tener la fuerza necesaria para renovar con entusiasmo la saga. No puedo dejar de mencionar el bochornoso casting de Twaithes en el papel de Henry Turner, quien es apenas cinco años menor que Keira Knightley. Resulta imposible creer que el actor es el hijo de Orlando Bloom y Knightley porque parece un hermano menor de ellos. Tal vez si al personaje lo retrataban con 12 años, como ocurre en el prólogo de la historia, el conflicto funcionaba mejor y de paso le rendían un homenaje a Jim Hawkins de La isla del tesoro. El problema es que necesitaban a Henry más adulto para forzar una historia romántica que luego no resulta muy convincente. La película presenta un estancamiento en la monotonía desde el momento en que aparece Johnny Depp, con su habitual interpretación en piloto automático. A lo largo de la serie, el actor jamás se preocupó por darle matices diferentes a la encarnación del pirata y su personaje se convirtió en una caricatura que terminó por aburrir. Las morisquetas de Sparrow ya no funcionan y aquellas expresiones que antes generaban simpatía ahora resultan indiferentes. Por otra parte, Javier Bardem tiene poco para hacer en la trama y resulta desaprovechado en un papel que era más interesante que los villanos ridículos que aparecieron en las entregas previas. La nueva dupla de directores abre la película con una buena secuencia de acción donde se presenta al Capitán Sparrow, pero luego su labor se compone de escenas genéricas que son aburridas de ver. En ese sentido se extrañan los combates de esgrima y persecuciones que elaboró el director Gore Verbinski en el film original del 2003. La película se hace demasiado larga para la clase de conflicto que presenta y hacia el tercer acto perdió todo el atractivo que tenía en los primeros minutos. Pese a que aparecen todos los actores del reparto original no hay ningún momento dentro de este conflicto que sea memorable y La venganza de Salazar pone en evidencia el desgaste absoluto de una franquicia que ya venía en decadencia. La realidad es que los piratas del Caribe cumplieron un ciclo y es hora que Jerry Bruckheimer y Disney empiecen a buscar nuevos horizontes.
En esta producción nos encontramos con un mediocre y tedioso drama adolescente sobre unas chicas ricas que viven con angustia, cuyos problemas se resolverían si tuvieran que limpiar baños en McDonald´s. Un mes como empleadas de la casa del payaso Ronald y sus padres se ahorrarían fortunas en terapia. Si no despierto es una película basada en una novela juvenil que robó de manera descarada el concepto de El día de la marmota (Groundhog Day) con Bill Murray y lo combinó con Chicas pesadas, la comedia protagonizada por Lindsay Lohan. La diferencia es que el conflicto erradicó por completo el humor y desarrolló los mismos conflictos con personajes trillados y detestables. La directora Ry Russo- Young no hace nada por aportarle una identidad propia a la historia, que no deja de ser una copia mala del film de Harold Ramis para chicas de 14 años. Los personajes son extremadamente superficiales y no generan ningún tipo de empatía porque cada una de las actrices encarna un estereotipo burdo de los relatos con adolescentes. Desde la alumna maltratada, que tiene un peinado raro porque es “artista” hasta las bullies populares, todos los lugares comunes del género aparecen representados en estos personajes. Una lástima porque el reparto reunido es bueno e incluye artistas talentosos como Zoey Deuth (¿Tenía que ser él?) y Logan Miller (The Walking Dead), quienes tienen poco para hacer con un guión tan pobre. No hay ningún atractivo en ver los melodramas tontos de un grupo de chicas superficiales que viven dentro de una burbuja. Si la intención era copiar El día de la marmota al menos se podían haber esforzado en encontrarle una vuelta original al concepto de aquella clásica comedia. Un auténtico bodrio para el olvido.