Animales fantásticos y dónde encontrarlos es un copetín ameno para matar el tiempo, mientras esperamos que el Ojo de Agamotto restaure la verdadera magia en los cines la semana que viene con la llegada de Doctor Strange. A modo de entremés la cartelera nos presenta la primera entrega de esta serie de precuelas forzadas que ante la falta de ideas creativas se volvieron moneda corriente en los estudios de Hollywood. De esa manera nos encontramos con esta clase de producciomes desesperadas por construir una nueva franquicia, en lugar de ofrecer una gran historia que justifique la expansión de los universos de ficción que trabajan. Obviamente si sos un fanático apasionado de Harry Potter esta cuestión no te importa en absoluto y vas a celebrar cualquier cosa que hagan, aunque se trate de la historia de los abuelos de Dobby. De hecho, Animales fantáticos está claramente dirigida a los fans adultos que en la última decada se criaron con la saga de Potter en el cine y la literatura. La gente que no esté familiarizada con los libros se va a quedar a fuera de muchos detalles que se trabajan en esta propuesta. Un tema que también está presente en el tono que el director David Yates le dio a la dirección. A diferencia de los primeros dos filmes de Potter que eran más familiares, la nueva película se mete en un terreno oscuro de muerte y violencia desde las primeras escenas. Ahora bien, para los espectadores que no son fan de la saga el film ofrece un cuento decente de fantasia que logra ser entretenido, si bien no está a la altura de los rídículos elogios exagerados de los fans y la prensa internacional. La película tiene algunas virtudes que me merecen ser destacadas. En principio la novedad más importante es que J.K.Rowling, como guionista de este proyecto revirtió una de las mayores debilidades de la saga Potter. Algo que siempre detesté de esta historia es que tanto los magos como los elementos fantásticos fueron retratados dentro de una comunidad amish que estaba recluida en sí misma. Ser mago sólo era relevante en el ambiente de Hogwarts, ya que la magia era obsoleta en el mundo real donde los personajes no tenían ninguna influencia notable. En Animales fantásticos Rowling abríó el juego y es interesante ver a los hechiceros interactuando en un mundo real donde sus acciones generan consecuencias graves. Ese aspecto de la historia está muy bien trabajado y le dio un matiz diferente al mundo de fantasía que propone la autora. El problema de este film es que está sostenido con personajes secundarios olvidables que no tienen la fuerza suficiente para genera entusiasmo por el conflicto que se presenta. Esa dinámica tan especial que tenía el equipo que conformaban Harry, Hermione y Ron acá está ausente y los protagonistas no son para nada atractivos. Al menos como para seguirlos en cuatro películas más como ya se anunció en los medios. Newt Scamander (Eddie Redmayne) es simpático y sus relación con los animales fantásticos resulta emotiva, pero es un personaje débil e irrelevante que podía haber sido un maestro más de Hogwarts en los filmes originales. No obstante, lo peor pasa por el decepcionante tratamiento que le dio Rowling a los personajes femeninos. Algo que llama la atención teniendo en cuenta que ella creó muy buenas heroínas y villanas en esta saga. Tina Goldstein (Katherine Wasterton) es un personaje insulso y aburrido que no trasnmite nada y peor resulta su hermana Queenie (Alison Sudol), cuya única función es la de servir de interés romántico al sidekick de Scamander. El equipo de héroes es muy pobre y no generan entusiasmo por verlos juntos en más historias. Por otra parte, Ezra Miller, quien interpreta al clásico personaje torturado de las obras depresivas de Rowling, se desempeña en una película diferente. Es decir tenés la historia de Scamander con sus animalitos y el rol de Miller aparece en otro conflicto aparte que dejá numerosas incógnitas sin resolver obviamente porque hay que vender las futuras continuaciones. David Yates hizo un trabajo decente con los aspectos visuales y las secuencias de acción, pero queda claro que este año su atención la puso en La leyenda Tarzán más que en este film que realizó en piloto automático. Probablemente a medida que la trama se meta de lleno en el reinado de terror de Gellert Grindelwald esta nueva saga se vuelva un poco más atractiva. Reitero el film es entretenido y se deja ver pero no es para nada una de las grandes producciones del año como se exagera en muchos medios de comunicación. Probablemente el fan de Potter la vivirá con otra intensidad, pero para el resto del público es una película más de fantasia.
Noche diabólica es una producción independiente de Irlanda que ofrece una historia de terror sin terror. Algo que se volvió cotidiano en este género últimamente. Por esos los buenos filmes son difíciles de encontrar. Conor McMahon, quien en el 2012 presentó Stitches, un relato de payasos asesinos, en este caso volvió al cine con un proyecto que tuvo un presupuesto extremadamente limitado. Con cuatro actores y una cabaña intentó desarrollar una historia supuestamente aterradora con un monstruo que es una mezcla entre Nosferatu y Jeeper Creepers. Probablemente la criatura más estúpida que apareció en el género en los últimos. En más de una escena, al monstruo se le escapa su víctima principal de la manera más tonta posible. Nunca se explica su origen o sus motivaciones, simplemente anda matando gente por la noches en las cercanías de una cabaña. La historia, por llamarlo de alguna manera, es bastante mala y los protagonistas principales toman reiteradas acciones sin sentido, para darle algo que hacer al monstruo que los persigue. Lo mejor de Noche diabólica pasa por la fotografía y la sensación de claustrofobia que logra construir el director McMahon con su narración. Ese aspecto del film está muy bien logrado y resulta efectivo. Con un argumento más decente tal vez esta producción podría haber sido más interesante. En Estados Unidos se estrenó directamente en video y por esos milagros de la distribución acá llega a los cines.
En los últimos años Tom Cruise se destacó como una de las grandes revelaciones del cine de acción por su labor como productor en la saga de Misión Imposible. Su compromiso con esos proyectos generó que brindara producciones de calidad que fueron realizadas por grandes directores y consiguieron ofrecer un sólido entretenimiento. Con Jack Reacher intentó abordar el género con un personaje diferente y la primera entrega, estrenada en el 2012, fue un film de corte policial bastante decente. Especialmente si tenemos en cuenta que el personaje proviene de uno de los grandes bodrios literarios de los últimos tiempos. Las novelas de Lee Child parecen escritas por chicos de diez años, donde un héroe supermacho siempre gana todas las peleas, nunca falla los disparos con armas de fuego y resuelve crímenes gracias a numerosas coincidencias ridículas. Reacher es infumable en su versión literaria y Cruise dentro de todo lo interpretó con un poco más de realismo. Al menos cuando pelea con algún villano el ex policial militar sangra en el cine y no está hecho de acero. Esta nueva película la verdad que es muy decepcionante y califica coma la peor producción de Cruise en el género de acción. No porque sea mala, sino que es mediocre y no está para nada a la altura de lo que Tom suele ofrecer como productor. Queda la sensación que esta película la hizo sin ganas y no le puso el mismo entusiasmo al proyecto como al film del 2012. Si no fuera por la presencia de actor, la única cara famosa del reparto, este estreno sería la típica producción clase B de Dolph Lundgren que se puede encontrar a menudo en el cable. Ya de entrada la historia genera un bostezo con el trillado conflicto del héroe que tiene darse a la fuga de las autoridades por un crimen que no cometió. Un concepto que Cruise ya trabajó previamente en los episodios 1 y 4 de Misión Imposible y Minority Report. A este conflicto pobre luego se le suma una horrenda subtrama relacionada con la supuesta paternidad de Reacher que hace más aburrida la película. Todo es tan predecible y trillado que el film nunca logra construir ningún momento notable de suspenso, como ocurría con la producción del 2012. Lo más decepcionante de este estreno es el trabajo del director Edward Zwick, quien en el pasado brindó muy buenas secuencias de acción en El último samurái y Diamantes de sangre y en este caso realizó su labor más desapasionada. Las peleas de Jack Reacher son todas iguales y nunca llegan a tener un momento destacado en la película. Inclusive se vuelven redundantes con el desarrolló de la historia. Al menos en la entrega anterior había un misterio policial decente que hacía llevadera la trama. En el nuevo conflicto simplemente vemos al protagonista y su acompañante femenina de turno escapar de un villano trillado que carece de atractivo. Para la clase de argumento que se presenta la duración de dos horas es injustificada y hacia el final hasta las secuencias de acción se vuelven aburridas. Queda claro que a Jack Reacher se le acabó la nafta en su segunda película y el personaje no entusiasma lo suficiente como para que regrese en otra entrega. Reitero, no es una propuesta mala, pero la podés esperar en la televisión que no te perdés nada interersante. Para los seguidores del género en este momento El contador, con Ben Affleck, sigue siendo la mejor apuesta en el cine.
El canal del demonio es una producción independiente de Irlanda que trabaja las historias de casas embrujadas y fantasmas de un modo similar al que se abordaban estos temas en el cine de terror de los años ´70. En estos días donde la tendencia del género, especialmente en las producciones de los estudios de Hollywood, pasa por generar estímulos visuales cada cinco minutos, con escenas de susto trilladas, este estreno es la oveja negra de los relatos de horror que pone a prueba la paciencia del espectador. El director Ivan Kavanaugh optó por trabajar esta temática desde el thriller y ofrece un misterio que se desarrolla de manera pausada. Probablemente muchos espectadores se aburran con este film por el estilo de narración, que es lento y se toma su tiempo para disparar el conflicto central. Sin embargo, después de los primeros 20 minutos, que son algo densos, la película se vuelve más interesante por los climas de tensión que construye el director. El canal del demonio trabaja el terror de una manera más sutil a lo que solemos ver en el cine por estos días y el foco de atención de la historia está puesto en la ambientaciones tétricas y la psicología de los personajes. La trama incluye algunas situaciones perturbadoras pero el horror en relato no tiene nada que ver con los típicos fantasmas de Actividad paranormal. Sostenida por un buen reparto, donde se destaca Rupert Evans (Hellboy), la película de Kavanaugh logra brindar una historia de terror efectiva que nos presenta un cuento familiar desde una perspectiva diferente.
Manos de piedra es una de las mejores biografías de boxeo que vi en el último tiempo, injustamente castigada por la prensa norteamericana, que esperaba encontrar en esta producción la versión panameña de Rocky Balboa. El director venezolano Jonathan Jakubowicz recreó con mucho realismo la historia de vida de uno de los más grandes pugilistas latinos que pasaron por este deporte. Si hay un boxeador que merecía tener una película, por lo que fue su carrera deportiva y las situaciones que vivió en su ámbito personal, era Roberto Durán. Hay que reconocerle al ex campeón del mundo, quien fue productor ejecutivo de este proyecto, la valentía de impedir que sus miserias personales se escondieran en el guión para ser retratado como un héroe Hollwoodense. Mano de piedra nunca fue Mickey Ward (The Fighter), Jim Braddock (Cinderella Man) o Alí, esos modelos de vida positivos que generan admiración dentro y fuera del ring. El pugilista panameño si bien se destacó por sus logros deportivos y desarrolló en su país numerosas tareas sociales, también era un tipo engreído y soberbio que en ocasiones presentaba actitudes nefastas en los medios de comunicación. Édgar Ramírez (Joy), hizo un trabajo brillante a la hora de interpretar las distintas facetas de la personalidad de Durán. A través de su labor el actor desarrolló un personaje más cercano a la realidad que al héroe deportivo de ficción. Hay varios momentos de este film que el protagonista genera rechazo con sus actitudes y uno como espectador termina apoyando a sus rivales. El director claramente evitó narrar el típico cuento del boxeador heróico e inmaculado que conquista sus sueños, para presentar un enfoque más dramático de lo que fue la experiencia de vida del campeón panameño. Manos de piedra tampoco es una propuesta deprimente, pero carece de ese optimismo inspirador que tienen las típicas producciones deportivas del cine norteamericano. Algo muy interesante para destacar de esta producción es el modo en que el director Jakubowicz retrató la psicología detrás de una pelea de boxeo. Un tema que no vi trabajado con esta profundidad en otros filmes y en la historia de Durán juega un papel relevante. Este deporte en particular va más allá de los golpes que se pegan dos tipos en el ring y la trama hace hincapié en el dominio del rival desde los aspectos emocionales. Una cuestión que Alí manejaba como los dioses y que tuvo un rol fundamental en las míticas peleas que protagonizaron Mano de piedra y Sugar Ray Leonard. Este enfoque de la trama está muy bien trabajado desde el personaje de Robert De Niro, quien brinda una de las mejores interpretaciones que vimos de él en los últimos años. De Niro se luce como el famoso entrenador Ray Arcel y en un rol secundario también sorprende el cantante Usher en su lograda encarnación de Leonard, quien queda muy bien parado en esta película. Un buen gesto del verdadero Roberto Durán como productor del film. Una debilidad de esta biografía es que el director intentó abarcar varios temas en poco tiempo y su relato por momentos no tiene un enfoque definido. Además de las peleas de Durán con Leonard, se aborda el contexto político de Panamá en los años ´70, los conflictos familiares del protagonista y la relación del entrenador Ray Arcel con su hija drogadicta que apenas llega a tener un desarrollo y parece pertenecer a un film diferente. Demasiadas subtramas para una producción de 105 minutos que merecía una duración más extendida. Si bien en el cine hay películas de boxeo muy superiores a esta propuesta, Manos de piedra ofrece una biografía respetable que le hace justicia a uno de los grandes pugilistas de las últimas décadas. EL DATO LOCO: 1-Sylvester Stallone siempre fue fan de Roberto Durán y en 1979 lo invitó a tener un cameo en Rocky 2. Mano de piedra aparece en ese film como un delgado sparring que lo vence a Balboa en velocidad. 2- A diferencia de lo que se informa en los créditos finales de esta película, Durán y Sugar Ray Leonard se enfrentaron tres veces en el ring. El último encuentro que no se menciona en la película tuvo lugar en 1989 y los deportistas terminaron abucheados por el público debido a la pelea desapasionada que brindaron.
Locos Dementes arruinó con un enfoque estúpido una historia real que tenía todos los condimentos para brindar una película interesante. Nos referimos al mayor robo que se produjo en un banco de los Estados Unidos hasta 1997. Los delincuentes, que eran empleados del banco, se llevaron 17 millones de dólares, algo que no tenía precedentes en ese país. Las tonterías que los ladrones hicieron con la plata se prestaba para que el caso se trabajara desde la comedia, pero este film tuvo el enfoque equivocado. Esta producción toma la premisa del hecho real para brindar otro exponente de la comedia mediocre que domina el género desde hace unos años en los Estados Unidos. Todos los personajes son interpretados como caricaturas tontas que se limitan a protagonizar situaciones de humor forzadas. Casualmente el reparto incluye a tres de las figuras de la patética remake de Los Cazafantasmas (Kristen Wiig, Kate Mckinnon y Leslie Jones), que tenía el mismo problema en el tratamiento de la comedia. De hecho, esta producción logra brindar algunas escenas divertidas en los pocos momentos en que la trama se vuelve seria. El mejor ejemplo de esto lo encontramos en el rol de Leslie Jones que genera risa por la situaciones absurdas que enfrenta como agente del FBI, en lugar de protagonizar sketches de comedia física. Un inconveniente que tienen el resto de los personajes que se pasan de idiotas. Zack Galifianakis y Kristing Wiig aburren interpretando el mismo tipo de rol en todos sus trabajos y la constante sobreactuación de Kate Mckinnon es penosa de ver. Nunca queda claro si sus personajes tienen problemas mentales o están pasados de cocaína. El director Jared Haress, quien en el pasado brindó producciones mucho más divertidas como Napoleon Dynamite y Nacho Libre (con Jack Black), en este caso presenta su trabajo más comercial que está en sintonía con el estilo de humor que se trabaja en Hollywood en estos días. Algo que no tiene nada que ver con los filmes que lo hicieron conocido en su carrera. En esta película la comedia física y la escatología son las únicas herramientas que Hess utiliza para resolver los enredos que propone la historia. Locos dementes dentro de todo logra ser llevadera por la premisa de la trama que es atractiva, pero sus personajes irritantes la convierten en una película olvidable. Al menos como para verla en el cine. Tal vez en un viaje en avión para matar el tiempo se hace menos insufrible.
La fiesta de las salchichas es otra comedia mediocre de Seth Rogen disfrazada de película de animación irreverente para adultos. Como suele ocurrir con todos sus trabajos, el guión parece escrito por un chico de 13 años, cuyo humor se limita a utilizar insultos y chistes sexuales trillados que se repiten una y otra vez. Puedo comprender que un grupo de pre-adolescentes vean esto en dvd y sientan que descubrieron el dibujo animado más zarpado de su vida, pero la calificación de propuesta para adultos es muy discutible. Una lástima porque el concepto de la historia tenía su atractivo. En la idea que los alimentos tienen sentimientos y cuestionan el sentido de sus vidas había un enorme potencial para hacer humor y en esta producción esa posibilidad se desperdició por completo. Si se trabajaba desde el absurdo este film podría haber sido muy divertido. Lamentablemente, la supuesta irreverencia de esta película se limita al humor pobre y patético de Seth Rogen, donde todos los personajes dicen la palabra "fuck" cada 10 segundos (algo muy tedioso) y viven obsesionados con el sexo y la marihuana. No tengo duda que en manos de Trey Parker y Matt Stone (South Park) la idea central de esta historia hubiera brindado una verdadera comedia ácida mucho más entretenida. Pasaron 12 años del estreno de Team America y la escena musical de los montajes de la películas de Hollywood sigue siendo desopilante de ver. Aunque el humor también tenía su escatología, al menos la sátira que presentaba de la política internacional de ese momento era inteligente y creativa. Por el contrario, La fiesta de las salchichas pretende manifestar una crítica a la religión y el consumismo con un mensaje tan trillado como los dibujos animados ecológicos de los años ´90. El problema de esta producción es que pretende ser políticamente incorrecta y se estanca en la estupidez. No hay nada transgresor en repetir palabras vulgares en los diálogos o presentar una orgía con vegetales. El segmento Adult Swim del Cartoon Network o las viejas producciones de Liquid Television, en MTV, en el pasado brindaron propuestas de animación para adultos que tenían contenidos mucho más interesantes. Pienso en una joya desopilante como la serie Duckman y lo único que queda claro al ver este film es que Rogen no tiene la mejor idea del concepto de la sátira. La dirección de esta producción corrió por cuenta de Greg Tiernan (viejo colaborador de Don Bluth) y Conrad Vernon (ex artista de Dreamworks), quienes hicieron un trabajo decente en los aspectos técnicos pese al presupuesto limitado que tuvieron. Esto es lo único positivo que se puede destacar del film. Hay una escena en particular, donde se evoca una secuencia de Rescatando al soldado Ryan, en la que los realizadores se lucieron con la animación. El problema fue el guión que resultó desastroso. Obviamente, si sos seguidor de Seth Rogen o te pareció un peliculón Movie 43, vas a tener una perspectiva muy diferente de este estreno y tal vez la disfrutes más. En mi caso La fiesta de las salchichas me pareció tediosa y la gracia inicial que presentan los personajes se desvanece enseguida cuando el humor se vuelve redundante. Como propuesta de animación para adultos me quedo con Batman: El regreso del enmascarado que es una comedia completamente superior.
Gavin O´Connor, el director del excelente drama deportivo Warrior, presenta en su nuevo trabajo uno de los mejores filmes de acción que se estrenaron este año. El contador Christian Wolff, interpretado por Ben Affleck, es esa clase de personajes que suelen aparecer con frecuencia en las novelas de suspenso de David Morrell (Rambo) y le escapan al cliché del típico héroe americano. En este caso nos encontramos con un hombre que padece autismo y cuyo talento para las matemáticas lo convirtieron en un contador muy buscado por delincuentes del crimen organizado. Wolff además es un asesino implacable que puede matar gente sin inmutarse. Con esta interesante premisa el director O´Connor desarrolla un sólido thriller donde no existen los buenos y los malos. El protagonista de este film ayuda a enriquecer las cuentas bancarias de mafiosos y terroristas y se enfrenta con otras lacras que no son peores que él. Wolff tal vez conserva un mínimo código moral, pero está muy lejos de ser un héroe y eso lo hace interesante. Disfruté mucho de este film porque el director se toma su tiempo en la narración para desarrollar el conflicto principal y el origen del protagonista, en lugar de limitarse a ofrecer un collage de escenas de acción. El relato de O´Connor nunca se vuelve denso y logra fusionar con éxito varias subtramas que conectan a todos los personajes. Dentro del reparto, Ben Affleck es la principal atracción y brinda una buena labor dramática que consolida la evolución que tuvo como artista en los últimos años. En este rol retrató de manera realista la condición de autismo de su personaje que está muy equilibrada en su actuación y nunca llega a ser exagerada. John Bernthal (el nuevo Punisher de Marvel en la televisión), quien viene creciendo en Hollywood, y Anna Kendrick (En el bosque) también logran tener sus momentos destacados en papeles secundarios. En materia de acción este film nunca llega al nivel de creatividad de John Wick en la elaboración de los tiroteos y las peleas de artes marciales, pero brinda algunas secuencias intensas que estuvieron muy bien realizadas. Uno de los ganchos atractivos de esta historia se relaciona con el origen de Wolff y el modo en que sus padres lidiaron con el autismo. Esa subtrama le dio a la película un condimento emocional interesante que la diferencia de las clásicas producciones de la compañía Millennium con Jason Statham. Si es trabajado con guiones decentes, creo que el personaje de Affleck tranquilamente podría ofrecer una nueva franquicia para Warner, ya que te deja con ganas de volver a encontrarlo en otro conflicto. Aunque la mejor película del género del 2016 sigue siendo Blood Father (Mel Gibson), El contador es una producción muy entretenida que merece ser disfrutada en el cine.
El tablero de la Ouija siempre ofreció un concepto interesante para ser trabajado en el cine de terror. Nos referimos a un objeto que surgió en la corriente espiritualista de comienzos del siglo 20 y se relaciona con el Ocultismo. La misma tabla que los parapsicólogos utilizaban para contactarse con los espíritus de personas fallecidas décadas después se convirtió en un juego de mesa popular en los Estados Unidos. No deja de ser interesante que una herramienta que es considerada peligrosa en el mundo de la parapsicología luego se vendiera sin problemas en las jugueterías. Ouija 2: El origen del mal es claramente la película más decente que se hizo con este tema y ofrece una producción completamente superior a la primera entrega estrenada en el 2014. La trama en esta oportunidad transcurre en 1966, el año en que los Hermanos Parker (fundadores de la empresa que hoy conocemos como Hasbro) sacaron a la venta el famoso tablero. Cómo se puede leer claramente en la sinopsis el argumento no ofrece nada nuevo que no hayamos visto este año en lo referido a historias de posesiones demoníacas y hechos paranormales. En este punto encontramos la gran debilidad de esta producción que narra el origen del espíritu maligno que acechaba a los protagonistas de la primera entrega. La dirección corrió por cuenta de Mike Flanagan (Hush, Oculus, Absentia), un director que en los últimos años trabajó esta temática en producciones independientes. Ouija 2 representa su primera labor para un estudio grande de Hollywood y desde los aspectos técnicos Flanagan hizo un film decente donde se nota que se esforzó por evadir la mayor cantidad de clichés posibles. No es sencillo hacer una película atractiva con un argumento trillado y el misterio que propone el conflicto dentro de todo está bien construido. Ouija 2 no es para nada aburrida y tiene algunas escenas de terror efectivas. A esta película le jugó a favor el hecho de contar con un buen reparto de actores que hicieron creíble el drama que viven los personajes. De hecho, lo mejor de esta producción pasa por la interpretación de la pequeña Lulu Wilson, quien tiene escenas estupendas. La transformación que vive su personaje a raíz de una posesión demoníaca está muy bien trabajada. También se destaca la fotografía de Michael Fimognari que recrea la estética de las películas de terror de los años ´60. Por consiguiente, no es casualidad que el film comience con el viejo logo de los estudios Universal. Un lindo guiño nostálgico de los realizadores. Ouija 2 no es un película memorable de terror precisamente pero al menos está bien realizada y cuenta con un reparto decente. Dos características que carecieron la gran mayoría de los estrenos del género que pasaron este año por la cartelera. ver crítica resumida
Viral es la segunda película que llega este año a los cines dirigida por Henry Joost y Ariel Schulman. Hace poco tuvimos el estreno de Nerve, un thriller protagonizado por Emma Roberts, y con su nueva labor volvieron al género de terror que impulsó sus carreras en Hollywood. Los cineastas venían trabajando en el circuito independiente hasta que realizaron los episodios 3 y 4 de Actividad paranormal y empezaron a conectarse con las grandes productoras. En este proyecto revivieron las historias de parásitos que estaban algo desaparecidas entre las propuestas del género. Al menos entre los filmes que llegan a la cartelera, donde abundan las posesiones demoníacas y los fantasmas. La trama gira en torno a una epidemia de organismos que convierte en zombies a las personas que entran en contacto con un virus. La particularidad de este estreno es que la trama se centra más en los aspectos emocionales del conflicto y relega el gore y la violencia a un segundo plano. Algo que se vio favorecido por el trabajo del reparto que es muy bueno, muy especialmente las interpretaciones de los protagonistas, Sofia Black-D´Elia (Ben Hur), Analeigh Tipton (Memoria de un zombie) y Travis Topes (Día de la Independencia 2). Los tres componen personajes que generan empatía y le escapan al cliché de los adolescentes estúpidos en los filmes de terror. En este punto se destaca el trabajo de los directores, quienes habían hecho algo similar con los personajes de Nerve. Si bien el film incluye alguna escena repugnante con los parásitos no se trata de una propuesta de horror que genere grandes sustos. El gancho del conflicto pasa más por el drama familiar que viven las dos hermanas que protagonizan la historia. Hacia el acto final, cuando el argumento se convierte en un thriller de supervivencia, Viral se vuelve más predecible y pierde la intriga que se había construido en la primera mitad del film. Un problema de esta producción es que carece de escenas destacables con los parásitos. Los directores se enfocaron demasiado en los aspectos dramáticos de la trama y por momentos la película se vuelve algo densa al no tener grandes situaciones de tensión. Tal vez le faltó un poco más de equilibrio entre el drama humano que querían contar y los elementos de horror que presenta una premisa de este tipo. No obstante, con todas las fallas que se le pueden objetar, Viral al menos se deja ver y es un poco más decente que muchos filmes malos que se estrenaron en el último tiempo.