Rogue One es una película que se ganará el afecto del fanático de Star Wars, más que el del espectador aficionado que no tiene una conexión emocional con la saga. El film claramente está dirigido al fan hardcore de esta franquicia que va a disfrutar un film diferente al que puede ver el público general. Sobre todo por la cantidad de guiños y referencias que hay a la trilogía original, que no todo el mundo captará de manera instantánea. El nuevo trabajo del director Gareth Edwards (Godzilla) está en sintonía con el tono oscuro y dramático que tuvo en su momento El imperio contrataca y una de las virtudes de esta producción es que retrata muy bien el período historico donde el Imperio Galáctico se encontraba pleno apogeo. Un elemento que le otorga a este relato un marco sombrío y desolador en el que no hay lugar para la esperanza. La propuesta es interesante y el film podria haber sido completamente superior de haber tenido el enfoque narrativo que le dio Clint Eastwood a Sully. Es decir, una película que lograra atraparte con el suspenso de la primera a la última escena, pese a que ya conocemos de antemano el final de la historia. En Rogue One no hay ningún elemento sorpresivo y todo se desarrolla de un modo predecible y mecánico. Algo que pone en evidencia una de las grandes debilidades del film que es el tratamiento de los personajes principales. La trama presenta un reparto de personajes intrascendentes que no generan entusiasmo ni logran emocionarte con las situaciones que viven. Se trata de un grupo de héroes que en esta saga resultan completamente olvidables. En el caso de la protagonista, ya sea por el modo en que se concibió en el guión o la falta de carisma de Felicity Jones, la nueva heroína es bastante insulsa y no tiene la personalidad fuerte y atractiva que presentó Daisy Riley en Episodio 7. Hay que hacer un esfuerzo para comprar la idea que esta actriz encarna una líder rebelde, ya que nunca llega a trasmitir esa energía en su personaje. Jyn Erso probablemente quedará en el recuerdo por brindar la peor arenga de guerreros en la historia del cine. La escena en la que "alienta" a los soldados que la van a acompañar en la misión suicida es penosa de ver por la falta de credibilidad que presenta Jones en el rol. Felicity no es para nada una mala actriz pero en este film no termina de consolidar a la gran heroína que intenta vender la película de manera forzada. En el caso de Diego Luna su interpretación es correcta pero compone a otro trillado clon de Hans Solo, con la diferencia que no tiene el cinismo del personaje que brindó Harrison Ford. Las únicas figuras que logran destacarse en la trama y despiertan simpatía son Donnie Yen, criminalmente desaprovechado, y Alan Tudyk (Corazón de acaballero), quien le dio vida a un clon de C-3PO que tiene más carisma que el resto del reparto humano. A Rogue One le faltó un poco más de fuerza en este aspecto. En episodio 7 los nuevos personajes como Rey, Poe y Finn te enganchaban enseguida cuando se presentaban en la trama y eso no ocurre con los rebeldes de esta historia quienes carecen de personalidad. Otra gran debilidad notable de esta película es la música, que al menos para mí siempre fue un elemento clave de estas historias. En la intención de despegarse de los relatos de la familia Skywalker, los productores optaron por dejar afuera la clásica melodía de Star Wars (que apenas suena en los créditos finales) y la banda sonora de Michael Giacchino no tiene la misma potencia. En Rogue One la música pasa completamente desapercibida y es una lástima porque se trata de un elemento importante de esta franquicia. Si bien a la película le sobran 30 minutos y la primera mitad de la trama se vuelve un poco aburrida, es en el tercer acto donde la paciencia del público que no es fan termina siendo recompensada. A partir del momento en que el director establece el conflicto de la misión suicida de los rebeldes, Rogue One levanta por completo y brinda un espectáculo más entretenido. Edwards ya había demostrado su dominio para narrar escenas de acción en Godzilla y acá se luce con secuencias de batalla imponentes que tiene todos los elementos que uno espera de Star Wars. Desde los aspectos técnicos es una de las mejores películas que se estrenaron este año en materia de efectos especiales y resulta escalofriante lo que hicieron con la aparición de Peter Cushing, que la magia del cine rescató de su tumba. La película de Garreth Edwards es inobjetable desde la puesta en escena y el tratamiento de la ácción y por eso es una lástima que su relato no contara con personajes más interesantes. En resumen, Rogue One es un complemento ameno de las producciones originales que se deja ver si bien no presenta la historia más entretenida que ofrecio esta saga.
El diseñador de moda Tom Ford sorprendió este año con una de las grandes revelaciones de la cartelera, que tiene méritos suficientes para recibir un par de nominaciones al Oscar el mes que viene. Este proyecto representa su segundo trabajo como realizador, luego del drama A single man (2009), y en esta ocasión ofrece un drama muy interesante que se fusiona a la perfección con el policial negro. Animales nocturnos desarrolla tres relatos paralelos que están perfectamente interconectados en la narración de Ford. Amy Adams interpreta a la dueña de una galería de arte que recibe el manuscrito de la primera novela de su ex esposo. Mientras la protagonista lee ese libro el film nos sumerge en un macabro policial negro, que tranquilamente podría haber escrito Don Winslow (El poder del perro), sobre el secuestro de una familia en una carretera de Texas. Al mismo tiempo que se narra esa historia de ficción, el personaje de Adams rememora hechos de la relación con su ex esposo que le trae al recuerdo la lectura de la novela. Tom Ford hizo un trabajo fantástico con la narración de estos conflictos que trabaja con perfecta coherencia y fluidez. La película logra ser atrapante y a través de una historia turbia explora temáticas clásicas del cine noir como la cobardía, la culpa y la venganza. Jake Gyllenhaal, quien hasta ahora viene postergado en los premios Oscar,acá sorprende con otra gran labor donde se destaca junto a Michael Shannon entre las grandes figuras de Animales nocturnos. El director Ford no es indulgente con el tratamiento del conflicto y deja un final abierto donde el espectador será el encargado de cerrar el enigma de la película con las pistas que se sembraron durante la narración. Lo interesante de esta cuestión es que cada persona puede tener su propia interpretación de la historia y todas las opciones son válidas porque la ambigüedad del desenlace justamente abre esa puerta. Animales nocturnos es esa clase de películas cuyas historias siguen dando vueltas en tu mente a la salida del cine y abre varias discusiones sobre el desenlace que le dio el director. En este caso nos encontramos con un thriller inteligente, impecablemente construido, que logra generar interés desde los excéntrico créditos iniciales, donde Ford parece homenajear a David Lynch. Entre las numerosas novedades que llegan esta semana esta es una de las películas que no debe ser ignorada.
El nuevo trabajo de Oliver Stone ofrece una película aburrida sobre una temática apasionante, que en manos de otro cineasta tal vez hubiera tenido un mejor tratamiento desde la ficción. El caso de Edward Snowden es muy interesante por los dilemas morales que presenta y la manera en que el informático de la CIA expuso las operaciones ilícitas de espionaje del gobierno norteamericano. Los documentos que divulgó en los medios de prensa básicamente denunciaron cómo los servicios de inteligencia del Tío Sam se meten en los celulares, tablets y computadoras de cualquier persona alrededor del mundo con la excusa de interceptar ataques terroristas. Stone hizo un buen trabajo a la hora acercar a un público mainstream la complejidad de estos hechos, pero el modo en que abordó la narración atentó con el atractivo de esta propuesta. La película es innecesariamente larga con 134 interminables minutos y el director se centra demasiado en el pasado del protagonista con escenas y situaciones que se podían haber acortado un poco. Sobre todo porque la vida de Snowden se vuelve realmente interesante a partir del momento en que se incorpora a la CIA. Clint Eastwood probablemente hubiera contado la misma historia en mucho menos tiempo con una narración más atractiva. Más allá de enaltecer la imagen del personaje real, que por momentos parece un personaje de Dan Brown (El código DaVinci) el film de Stone no hace nada por ofrecer una mirada diferente sobre este caso que tuvo un tratamiento superior en el documental Citizenfour, ganador de un premio Oscar en el 2015. Joseph Gordon Levitt se esmeró bastante en recrear los modismos y expresiones corporales de Edward Snowden, pero más allá de esas características su interpretación se limita a ser correcta y no llama a la atención. Shailene Woodley sale mejor parada y logra destacarse finalmente en el cine con un buen personaje, donde interpreta a la novia del protagonista, quien le otorga más humanidad al informático de la CIA. Snowden no es para nada una mala película pero carece de la fuerza que tuvieron las biografías previas de Oliver Stone y convierte a una historia importante en una propuesta intrascendente.
Presencia siniestra es una producción mediocre que desaprovecha en un guión horrible dos buenos artistas como Naomi Watts y Jacob Tremblay, el niño que este año se lució en La habitación. Aunque en los avances promocionales se la vende como una propuesta de terror, en realidad es un film de pseudo suspenso que fracasa por completo a la hora de construir un conflicto interesante. Creo que esta película debe tener el récord de escenas de sustos falsas, donde se amaga con una supuesta amenaza que luego resulta un sueño o una confusión de la protagonista. El director Farren Blackburn, quien construyó su carrera en la televisión inglesa, presenta una historia con una severa crisis de identidad, donde no queda claro si deseaba filmar un slasher de terror o un thriller sobrenatural. El film no es ninguna de esas cosas y ofrece un relato tonto que encima incluye un giro sorpresivo completamente ridículo. Ni siquiera Naomi Watts, que es una gran actriz, pudo levantar este bodrio que usa de manera obscena los momentos de sustos falsos. Tampoco ayudó que la narración de Blackburn tarda una eternidad en establecer el conflicto y casi 40 minutos de la película se centran en situaciones intrascendentes. Entre las propuestas de este género que llegaron este año al cine, Presencia siniestra es una de las peores y se hace imposible encontrar algún elemento que justifique su recomendación.
En estos días donde la comedia estadounidense agoniza a través de un humor idiota y sin ideas, que apela a la escatología y los chistes sobre drogas y sexo como únicas herramientas para hacer reír, Capitán Fantástico le devuelve la dignidad perdida al género. Una gran película que fusiona a la perfección el humor con el drama en un relato que tiene momentos desopilantes pero también logra emocionarte con los vínculos que se establecen entre los personajes principales. Viggo Mortensen, en uno de los mejores papeles de su carrera, interpreta a Ben Cash, el último hippy real del planeta tierra, quien decidió criar a sus hijos aislados del la civilización moderna. A través del contacto con la naturaleza, la meditación, un exigente programa de entrenamiento físico y la filosofía socialista, los hijos de Cash se crían sin ningún contacto con las herramientas y hábitos del mundo moderno. Cuando la familia se ve obligada a asistir al funeral de la esposa de Ben y madre de los chicos, los personajes emprenden una travesía donde se topan con un mundo que los ve como bichos raros y para el cual no están preparados. Capitán Fantástico es extraordinaria por la manera en que el director Matt Ross maneja el tono emocional del conflicto. El film tiene diálogos y situaciones desopilantes, como la escena en que Ben Cash reemplaza el festejo de la Navidad por el día de Noam Chomsky, y al mismo tiempo te conmueve con drama que se desata entre este excéntrico padre y sus hijos. La historia es muy divertida pero también trabaja ideas interesantes. Viggo Mortensen se luce con una gran interpretación a través de un personaje complejo y ambiguo que genera distintas reacciones en el espectador. Hay momentos donde le tenés simpatía por la nobleza de su ideología y otras escenas donde lo querés matar por su actitudes intolerantes y el modo en que eso repercute en el destino de sus hijos. Dentro del reparto también se destaca un genial Frank Langella como el abuelo de los niños que intenta poner un poco de cordura en la excéntrica familia. Capitán Fantástico es una agradable sorpresa del cine independiente que se destaca entre las mejores películas que vi este año y recomiendo no dejar pasar en los cines.
La quinta parte de Inframundo es la peor entrega que brindó la serie hasta el momento, producto de un tratamiento pobre de las secuencias de acción y efectos especiales mediocres. Si bien las historias de la vampira Selene, interpretada por Kate Beckinsale, se volvieron redundantes y el conflicto no evolucionó demasiado en las continuaciones, al menos las películas brindaban un entretenimiento decente con una propuesta de fantasía. En esta nueva producción Len Weisman, quien dirigió los filmes previos (con excepción de La rebelión de los Lycans del 2009) delegó la realización en Anna Foerster, quien no supo estar a la altura de la circunstancias para hacer algo interesante con esta propuesta. Inframundo 5 parece una película hecha para la televisión con escenas de tiroteos y peleas dirigidas sin ningún tipo de inspiración. No obstante, lo peor pasa por la calidad de los efectos digitales que son lamentables. Un aspecto de Inframundo que había sido más cuidado en los episodios previos. Ya sea porque contaron con menos presupuesto o la post producción se hizo a las apuradas, muchas escenas donde aparecen los hombres lobo se ven truchísismas. En un momento de la historia un ejército de licántropos emprende la retirada luego de un combate con los vampiros en un país nórdico. La cámara muestra en un plano general a los lobos escapando y los efectos son tan berretas que los personajes parecen haber sido recreados con herramientas digitales del año 2000. Una cuestión que llama la atención si se tiene en cuenta que la directora Foerster tiene experiencia en este tipo de cine, al haber construido su carrera como directora de segunda unidad y supervisora de efectos especiales de los trabajos de Roland Emmerich (Día de la Independencia). Inframundo 5 parece una película hecha sin ganas. Kate Beckinsale, quien este año se destacó en la adaptación de Lady Susan, de Jane Austen, acá ofrece una interpretación en piloto automático donde no le puso ningún entusiasmo al personaje que hace lo mismo de siempre. En cierto modo Inframundo, como le ocurrió a la saga Resident Evil, se terminó por convertir en el cuento de la buena pipa, donde todas las historias terminan igual con una puerta abierta para una futura continuación. Lein Weisman confirmó hace poco que habrá una película más en esta saga. Queda por esperar que se esfuercen en darle un cierre digno a esta historia que no da para más o por lo menos brinde una producción más decente que este capítulo olvidable. ver crítica resumida
Sully es probablemente uno de los trabajos más interesantes que hizo Clint Eastwood en el último tiempo. En esta oportunidad trabajó una historia que tenía todos los condimentos para ser otra producción de televisión basada en hechos reales y la convirtió en un drama ágil e intenso cuya narración no decae en ningún momento. A diferencias de las biografías que dirigió en los últimos años (Invictus, J. Edgar, Jersey Boys, El francotirador), en esta oportunidad Eastwood escogió una narración no lineal para desarrollar el caso del piloto que logró aterrizar con éxito un avión con 155 personas a bordo en el Río Hudson. La película reconstruye el accidente aéreo y la investigación gubernamental posterior como si se tratara de un rompecabezas y debido a ese enfoque el relato se vuelve a atrapante por más que todos sepamos el final de la historia. Creo que esa es la mayor virtud de este estreno. A los 86 años Eastwood sigue siendo un narrador extraordinario que no necesita dos horas y media para desarrollar un buen conflicto. Su película es ágil, dinámica y va al grano aprovechando el buen elenco que reunió y el atractivo que tiene la historia. Tom Hanks, quien al igual que Meryl Streep, nunca decepciona sin importar en el género que trabaje, en Sully brinda una interpretación sobria, donde tiene muy buenos momentos junto a Aaron Eckhart, quien encarna al co-piloto de Sully. Algo que está en sintonía con el tono emocional del film, que nunca se excede en el melodrama y aborda con mucho realismo la reconstrucción de estos hechos. Probablemente Sully no quedará en el recuerdo entre los trabajos más populares de Eastwood como realizador, por el simple hecho que hizo historias de ficción más atractivas, pero eso no impide que sea una muy buena película que merece ser tenida en cuenta.
Idris Elba. Eso es todo lo deberías saber de esta película para disfrutarla en el cine. Ya era hora que Elba (Luther, Pacific Rim) empezara a aparecer con más roles protagónicos y en esta película independiente de acción él es la principal atracción. Una propuesta que representa el debut en el género del director James Watkins, quien fue responsable de los filmes de terror Eden Lake (2008) y La dama de negro (2012). En esta ocasión ofrece un thriller decente que trata temas de actualidad como el terrorismo y el drama de los inmigrantes en Francia, motivo por el cual el estreno de este film se postergó varios meses en los cines (ver Dato loco) . El director Watkin hizo un gran trabajo con el suspenso de la historia que a lo largo de su desarrollo presenta los suficientes giros para capturar la atención del espectador. La investigación de los protagonistas es interesante y tienen como telón de fondo temáticas que son de máxima actualidad en Europa. Dentro del reparto Elba y Madden formaron una dupla con química y ambos personajes logran despertar el interés necesario para engancharse con el conflicto. En materia de acción Watkins brinda muy buenas persecuciones a lo largo del relato y hacia el final un intenso tiroteo donde Elba demuestra por qué su nombre fue mencionado en los medios como un posible candidato para interpretar a James Bond. Salvo por algunos momentos, donde las técnicas de robo del personaje de Madden resultan algo inverosímil, en general la película brinda una propuesta decente dentro de este género. Tiene un muy buen elenco, las secuencias de acción son impecables sin abusar del CGI y la historia no es una estupidez. No hay demasiadas objeciones para hacerle a este film si tenés en claro lo que vas a ver. Para los aficionados del género Atentado en París es una muy buena opción para tener en cuenta. El Dato Loco. 1-Esta película tenía previsto su estreno internacional a comienzos de este año pero los productores pospusieron la fecha debido a los atentados ocurrido en París en noviembre del año pasado. Cuando se estrenó en Francia, el último mes de julio, esta producción no tuvo mejor suerte. Un día después de llegar a la cartelera se produjo el ataque terrorista en la ciudad de Niza y la productora Studio Canal decidió levantar el film de los cines por respeto a las víctimas de ese hecho. 2-Atentado en París representa el debut musical de Idris Elba, quien interpreta la canción que suena en los créditos finales. Por cierto, queda claro que el fuerte de Idris sigue siendo la actuación.
Se le podrá objetar muchas cosas a Marvel pero en materia de calidad y entretenimiento es una compañía que está a años luz de la competencia. Doctor Strange consigue introducir al público un superhéroe clase B, que nunca generó pasión de multitudes y tuvo un origen inusual (ver nota), y al mismo tiempo complace a los fans del cómic con numerosos guiños sobre eventos y futuros personajes que podrían aparecer en el cine. El director Scott Derrickson encontró el balance perfecto en esta cuestión y su película le hace justicia a un cómic muy especial que en su momento elevó los contenidos creativos de este arte a otro nivel. La historia de Strange introduce la magia en el universo cinematográfico de Marvel y la aparición del personaje va a tener repercusiones importantes en los filmes de otros superhéroes. Los Vengadores pasan a ser justicieros de cabotaje, que se dedican a minucias pasajeras como la salvación del planeta Tierra, mientras el Doctor lidia con la supervivencia del universo. Strange viene a cambiar las reglas de juego en estas películas y trabaja la magia a través de los contenidos esotéricos y místicos que son los elementos que hicieron tan especial a este particular hechicero. Me hubiera gustado que Marvel se la jugara un poco más en lo referido al despertar espiritual de Stephen Strange que parece muy contenido, como si el estudio hubiera tenido miedo de mencionar muchas veces la energía de los chakras en la trama o que el film resultara demasiado místico. De todas formas el relato del director Derrickson compensa esta cuestión con algunos momentos memorables. La escena en que el personaje de Tilda Swinton toca con su pulgar el entrecejo de Strange (la apertura del tercer ojo para los que están en el tema) y lo introduce en otro plano de conciencia califica entre de los grandes momentos cinematográficos del año. Se trata de una secuencia impactante en el que suceden varias cosas a la vez. Por un lado la satisfacción sublime de ver que detrás del film hubo un director que entendió el cómic que trabajaba y le rinde homenaje a toda la psicodelia hermosa que caracterizó las historias de Strange. Al mismo tiempo sumerge al espectador que no conocía al superhéroe en una experiencia lisérgica que tiene más magia que la nueve películas que se hicieron con el mundo de Harry Potter. Caber destacar que los cambios que le hicieron a la historia, por motivos políticos y comerciales, no afectan como uno hubiera esperado al tratamiento del personaje. En la trama original Strange obtenía sus poderes en el Tíbet a través de un maestro chino. En la película cambiaron el escenario por Nepal, ya que de otro modo el film hubiera sido prohibido en China y Marvel perdía un mercado enorme. El Anciano en este caso es una mujer de origen celta y aunque el personaje tiene características diferentes, Tilda Swinton brinda una gran actuación donde mantiene la esencia del mentor de Strange. La película está sostenida con un gran reparto donde Benedict Cumberbatch se adueña por completo del superhéroe para ofrecer una interpretación impecable. El personaje está muy bien desarrollado y marca una clara diferencia en el conflicto personal que vive con Tony Stark, quien tenía un concepto similar en la historieta. El actor danés Mads Mikkelsen tiene muy buenos momentos en el rol del villano y aunque Kaecilius no tiene el carisma de Loki, al menos es funcional a la historia y sus motivaciones no sólo son válidas sino que tienen sentido. Algo que no vimos en Batman vs. Superman, Escuadrón suicida y la última entrega de los X-Men. Más allá del tratamiento de los personajes, Doctor Strange es una propuesta de fantasía que ofrece un espectáculo imponente en lo referido a las secuencias de acción, donde la magia y las diferentes dimensiones juegan un papel clave. Desde la puesta escena visual el trabajo de Derrickson es impecable y si hay un estreno que este año no podés dejar pasar en 3D es este, ya que el formato enriquece el trabajo del director. Mi gran objeción con esta película y su principal defecto pasa por el gran parásito de Marvel que es el tratamiento del humor. Es hora que empiecen a bajar unos cambios con esta cuestión porque no sólo es irritante, sino que además es un modo de subestimar al público. Esta manía que los personajes tienen que ser chistosos para llegar mejor a los espectadores que no consumen cómics es una estupidez insostenible. Hay diálogos humorísticos de esta película que son penosos de ver porque se nota que están forzados. Tampoco hay que irse al extremo del cine depresivo de Zack Snyder, más bien se trata de buscar un equilibrio. En Doctor Strange hay varios momentos donde el humor no fluye con naturalaridad en los diálogos y se podía haber evitado porque el personaje no lo necesita para ser atractivo. Cabe destacar que esto es un problema que excede al trabajo del director Derrickson y Benedict Cumberbatch, ya que es un problema que también afecta los cómics. Hoy la mayoría de los héroes de Marvel parecen haber cursado un seminario de stand up con Jerry Seinfeld y es molesto. Más allá de esta cuestión, Doctor Strange es junto con Deadpool la gran película de cómics de este año que introduce con éxito al público general un personaje apasioanante. Ya pasó el infumable conflicto de origen y el camino que tiene por delante el Maestro de las Artes Místicas es muy prometedor.
Aplauso extendido para los genios del departamento de marketing del estudio Universal en los Estados Unidos. La manera en que lograron convencer a los espectadores a través de la campaña promocional con trailers y pósters que este era un estreno interesante es brillante. En el avance de este estreno se vende una historia atrapante y hasta los fiches anunciaban que era la gran propuesta de suspenso del año. Bueno, no es lo que vas a encontrar en el cine. La chica del tren es una adaptación de la novela homoníma de Paula Hawkins que pretende emular de manera obvia la clase de thriller que brindó Perdida, de David Fincher. Tal vez si los productores no hubiera estado tan preocupados en tratar de copia el tono de ese film esta producción hubiera sido un poco más interesante. En un comienzo el trabajo del director Tate Taylor (Historias cruzadas) amaga con brindar un thriller psicológico que pretende evocar los viejos misterios de Alfred Hitchcock. Sin embargo, el poco interés que despierta el personaje interpretado por Emily Blunt luego se desvanece por completo, cuando la película se convierte en un típico episodio de Melrose Place. La diferencia es que este film ni siquiera es divertido de ver y la narración densa de Taylor no ayuda a conectarse con el conflicto. La chica del tren comienza bien hasta que se enfoca en el terreno del melodrama trillado con un conflicto predecible que no termina de convencer. Hubo un momento de esta película que pensé que iban a aparecer en la trama Michael Mancini y Amanda Woodward de Melrose Place, ya que los tres protagonistas de este relato tranquilamente podrían haber sido parte de la clásica serie de televisión de los ´90. El film no llega ser completamente malo por la interpretación decente que brinda Emily Blunt, pero como "thriller pscológico" es un chiste que no se puede tomar en serio y te deja indiferente tras su conclusión.