Las antologías de horror representan uno de los subgéneros más populares que existen probablemente en el cine. Por un injusto error de la memoria colectiva se suele atribuir a Dead of Night (1945) el título de pionera entre las antologías de este tipo. Si bien es cierto que fue el primer antecedente notable en Hollywood, en realidad el cine alemán brindó en 1924 la primera gran recopilación de relatos aterradores como fue El hombre de las figuras de cera, de Leo Brinsky y Paul Lini. Dead of Nigth en cambio tiene el mérito de haber presentado la primera historia de muñecos malditos que décadas después se convertiría en un subgénero aparte. Lo cierto es que con el paso de los años el concepto de la antología se presentó en los cines en numerosas ocasiones con distintos resultados. La época de gloria tuvo lugar entre mediados de los años ´60 y fines de los ´70, cuando la productora europea Amicus estrenó películas memorables (como Cuentos de la Cripta y Vault of Horror) que reunió elencos con actores de primer nivel dentro del cine inglés. En los ´80 George Romero resucitó a las antologías con Creepshow y en la actualidad tenemos que recurrir a la suerte. Todavía surgen propuestas de buen nivel como Trick ´r Treat (Michael Dougherty) y otras desastrosas como V/H/S. Cuentos de Halloween creo que está en un nivel intermedio. No es uno de los grandes estrenos de terror del año, pero la podés pasar bien si sos fan del género y te sentás a verla sin grandes expectativas. La verdad que disfruté más de lo que pensaba este film cuyo trailer no auguraba una gran experiencia. Esta antología se centra en la festividad de Halloween y presenta 10 relatos realizados por algunos directores experimentados y otros menos conocidos. La película empieza muy bien con una aterradora melodía de Lalo Schifrin y la aparición de Adrienne Barbeau, la protagonista de La niebla (1980), quien volvió a interpretar a una DJ de radio como en el clásico de John Carpenter. Ella es la responsable de introducir al espectador en los relatos que a continuación se empiezan a desarrollar. Esa será la primera aparición sorpresa de varios artistas famosas del género que luego desfilarán en las historias con cameos especiales. Entre ellos, los directores Joe Dante (Piraña), Stuart Gordon (Re-Animator), Mick Garris (Masters of Horror) y el famoso ilustrador de afiches Drew Struzan. Cuentos de Halloween en general presenta relatos con buenas ambientaciones pero ninguno llega ser aterrador. El tono de los conflictos está más orientado a la comedia de humor negro y no hay dramas perturbadores. De todos modos las historias cumplen en brindar un buen entretenimiento. Entre las mejores se puede destacar The Night Billy Raised Hell, de Darren Lynn Bousman (SAW 2-4); The Weak and The Weaked, de Paul Solet (Grace) que tiene una marcada influencia del western; Friday The 31, un divertido homenaje al slasher ochentoso de Mike Mendez (Masters of Horror) y el relato final dirigido por Neil Marshall (El descenso), quien presenta un bizarro corto sobre una calabaza asesina. Creo que Cuentos de terror hubiera sido una película mucho más sólida si hubiera presentado menos relatos. Diez historias fue demasiado y las grandes películas de la productora Amicus o Trilogía de terror, de Mike Curtis, en el pasado demostraron claramente que en este subgénero menos siempre es más. No obstante, antes tantas porquerías que vimos durante al año este film al menos tiene algunos momentos entretenidos, algo que no es un dato menor si tenemos en cuenta la agonía que enfrenta el cine de horror en la actualidad.
Y un día el glaciar se derritió. Con este segundo trabajo del director Sam Mendes en la saga quedó claro al final que el problema no era Daniel Craig, sino el modo en que se abordaron los conflictos y los personajes en Casino Royale y Quantum of Solace. Cuando Craig dejó de encarar a 007 como un salieri insulso de Jason Bourne para darle vida al tradicional agente secreto de Ian Fleming, el verdadero James Bond del cine resurgió otra vez. Spectre expande la resurrección de Bond que Mendes presentó en Skyfall y brinda una película épica que le dio un cierre de lujo a esta nueva etapa que se inició en el 2006. Si después el actor decide hacer una película más es otra cuestión. Por lo pronto, en este capítulo concluye el arco argumental que se había iniciado en Casino Royale. Un detalle muy interesante, ya que fue la primera vez en la historia de esta franquicia que la etapa de un actor presentó filmes conectados entre sí. Si bien en el pasado hubo películas que hicieron referencia a producciones previas, por lo general los argumentos tenían conflictos independientes. Eso no sucedió con la etapa de Daniel Craig donde las tramas de las cuatro películas que protagonizó estuvieron muy conectadas entre sí. A tal punto se da esta situación que si no llegaste a ver Quantum of Solace y Skyfall en esta nueva entrega te quedás afuera de algunos detalles importantes de la historia. En principio la gran novedad de Spectre pasa por la labor de Craig, quien se soltó mucho más como actor para divertirse finalmente con el personaje. Hace unos años hubiera sido impensable ver a este artista en una escena donde se homenajea al mejor Roger Moore de Vive y deja morir y La espía que me amó en el final de una secuencia de acción. En esta película nos encontramos con un Craig más simpático y ameno que finalmente logró acercarse al verdadero espíritu del personaje de Fleming. Si querés ver a un matón frío y deprimido que sólo se dedica a matar gente con métodos violentos o una historia donde el momento más emocionante pasa por un juego de cartas, Bond no es lo tuyo. En ese sentido, creo que Sam Mendes encontró el equilibrio perfecto en los dos filmes que hizo hasta ahora. Spectre jamás cae en los momentos de estupidez de Otro día para morir (Pierce Brosnan) o la infame Octopussy (Moore), donde Bond se disfrazaba de cocodrilo, pero captura a la perfección la emoción y el entretenimiento que tuvieron los grandes clásicos importantes de la saga. Si bien Daniel Craig esta vez tiene más comentarios graciosos, en su interpretación jamás convierte al personaje en un chiste y mantiene el perfil de anti-héroe que había presentado en Casino Royale. La única diferencia es que ahora Bond es realmente Bond. Para los fans que recuperamos el entusiasmo en Skyfall el nuevo trabajo de Mendes es la gloria porque incluyó un montón de elementos nostalgicos y situaciones que se le venían pidiendo a esta saga. Si sos un amante de esta serie las secuencias de acción de la nueva película (muy especialmente una maravillosa persecución automovilística en Roma) te roban más de una sonrisa. Debo mencionar que Spectre tampoco es perfecta y tiene sus debilidades. Por un lado la horrenda canción de Sam Smith que parece concebida para un melodrama romántico y quedó completamente fuera de contexto después de la tremenda secuencia de acción inicial. Una gran pifiada de los productores. También resultó decepcionante el imperdonable desperdicio de Monica Bellucci, quien aparece menos de cinco minutos en el film. Una lástima que los guionistas no pudieron encontrarle la vuelta para que ella se destacara más en la trama A la organización Spectre (que no tiene nada que ver con la de las viejas películas) también le faltó un poquito más de desarrollo en el guión y nunca llega a lucirse como debería. Sobre todo porque el eje del conflicto estuvo puesto en la relación entre Bond y Ernst Blofeld, el clásico villano de 007 interpretado por Christoph Waltz. El actor, que ya cuenta con experiencia en estos roles, presenta un buen trabajo como Blofeld si bien nunca llega a robarse ninguna escena como lo hizo Javier Bardem en Skyfall, con un villano mucho más sólido. Reitero, ninguna película de Bond es perfecta y siempre se encuentran elementos débiles en los argumentos. Acá lo importante pasa por otro lado. Spectre retomó el verdadero espíritu del cine Bond que muchos amamos de esta saga y se había perdido en el inicio de esta nueva etapa del agente secreto. Muy especialmente en Quantum of Solace. Sam Mendes volvió a poner las cosas en orden y aportó otra gran película que se concibió para ser disfrutada en la pantalla grande. Spectre es una celebración del cine tradicional de 007 y le hace justicia a uno de los grandes íconos del cine de acción que se extranó muchísimo en los últimos años.
Susanne Bier es una de las directores danesas que surgieron con el movimiento fílmico Dogma ´95 que gestaron Lars Von Trier y Thomas Vinterberg en la década de 1990. Dentro de esa camada de realizadores, Bier logró destacarse en los últimos años con muy buenas películas como Hermanos (2004), Después de la boda (2006), Cosas que perdimos en el fuego (2007) y más recientemente En un mundo mejor (2010), que le valió el Oscar al Mejor Film Extranjero. En Una segunda oportunidad vuelve abordar temas que trabajó en sus obras anteriores como la culpa, la redención y las relaciones de pareja fallidas, con la particularidad que esta vez lo hizo a través de un drama policial. Una película que comienza muy bien con un conflicto dramático atractivo y luego se convierte en un extraño thriller plagado de giros absurdos que le quitan cierto realismo a la premisa inicial de la historia. La trama se centra en un policía perturbado emocionalmente por la muerte de su hijo, quien decide robarse un bebé durante un operativo al que acude por un caso de violencia doméstica. Una decisión que lejos de aplacar el dolor que siente por su pérdida lo involucrará en una odisea personal que pone en jaque su trabajo y su familia. Lo mejor del film pasa por el trabajo de Nicolaj-Coster Waldau, quien en la actualidad es más popular por su labor en la serie Juego de tronos. Acá presenta una labor brillante en el rol protagónico donde presenta distintos matices de la personalidad del policía a medida que aumenta la tensión dramática del conflicto. La película de Bier logra ser entretenida pero se convierte en un melodrama exagerado debido a la intención del guionista Anders Thomas Jensen por impactar al espectador con situaciones ilógicas. Si bien Una segunda oportunidad consigue ser una producción decente de la directora danesa, difícilmente será recordada entre las mejores obras de su filmografía.
Escalofríos tiene el potencial de convertirse para la generación actual de niños y pre-adolecentes lo que The Monster Squad representó a quienes fuimos chicos en los ´80. Los 20 años de espera valieron la pena y afortunadamente Hollywood le hizo justicia en el cine a la obra de uno de los escritores más populares de las últimas décadas. R.L.Stine fue el gran pionero en trabajar el género de terror en la literatura para adolescentes y niños con historias atrapantes, que tal vez no tenían un gran contenido profundo pero lograron que los chicos incorporaran en sus vidas el hábito de la lectura. En el camino además vendió 400 millones de ejemplares alrededor del mundo y se convirtió en uno de los autores del género juvenil más populares de la historia. Stine se hizo famoso con la series literarias Fear Street (orientada a los adolescentes) y Escalofríos, que presentaban historias de terror para niños desde los 11 años. Esta segunda colección fue adaptada en la televisión en una emblemática serie que se convirtió en un clásico de la década del ´90. En el cine Tim Burton y George Romero estuvieron muy cerca de hacer la película de Escalofríos en los últimos años pero ambos proyectos terminaron suspendidos por diversos problemas. La particularidad de esta película es que no adapta ninguna novela en particular, sino que fusiona en un mismo conflicto a numerosos personajes de la serie, incluido el propio autor, quien es interpretado por Jack Black. Debe haber pocos escritores que tengan una estrecha relación con sus lectores como la que construyó Stine con su fans. Un hombre que siempre se mostró amable con sus seguidores y nunca le escapó al contacto del público que consumen sus trabajos. En la película Jack Black presenta una versión distorsionada y muy divertida del escritor, donde Stine es un hombre malhumorado que esconde un peligroso secreto. La película está plagada de referencias a los libros de Escalofríos en la que aparecen numerosos personajes de distintas historias. Obviamente la estrella principal es el siniestro muñeco Slappy, la gran figura de La noche de la marioneta viviente, que en esta producción se destaca como el principal villano y tiene momentos fabulosos. La voz de Slappy también corrió por cuenta de Black, quien hizo un gran trabajo con el personaje. Escalofríos representa la segunda película live action del director Rob Letterman, un realizador que viene del mundo de la animación y fue responsable de filmes de Dreamworks como El espantatiburones y Aliens Vs.Monsters. Previamente había trabajado con Jack Black en Los viajes de Gulliver y acá ofrece un trabajo superior por la manera en que fusionó la comedia con el cine de terror en una propuesta orientada al público infantil. Si bien la película tiene más humor que la serie de televisión Escalofríos el argumento es una gran celebración de la obra de R.L.Stine, quien tiene un cameo al final de la historia. No hay objeciones para hacerle a este film que brinda una excelente comedia de terror para chicos. Dentro de su género es de lo mejor que brindó el cine hollywoodense en el último tiempo. Los viejos lectores de Stine seguramente sabrán apreciarla. EL DATO LOCO: (Para leer después de ver el film, ya que contiene spoilers de la trama) La hija de R.L.Stine en esta película, Hanna, es la protagonista de la novela The New Girl, la primera novela de la serie Fear Street que representó el debut del autor en 1988 dentro del terror juvenil. Es el único personaje de esta producción que no pertenece a la serie literaria escalofríos. La historia de la chica fantasma, que estuvo muy bien insertada en el film, fue un enorme suceso en el momento de su publicación y dio pie a toda la obra del autor que vino después.
Puente de espías es otro gran aporte que Steven Spielberg incorpora al lado B de su filmografía. Son esa clase de producciones que están impecablemente filmadas, cuentan una historia interesante con un gran reparto, pero no es una propuesta que te inspire a verla más de una vez en el cine como suele ocurrir con los títulos más populares de este director. En la misma línea podríamos incluir a filmes como Atrápame si puedes, La terminal, Caballo de guerra y Lincoln. Todas grandes producciones dentro de los géneros que abordaron, pero no son películas que quedarán asociadas con los trabajos más importantes de Spielberg. No obstante, dentro de los últimos filmes que hizo el director Puente de espías es probablemente su labor más interesante por el modo en que construyó la narración de la historia. Spielberg tomó el caso real de un abogado que negoció el intercambio de prisioneros entre Estados Unidos y Rusia en 1960 y lo convirtió en un fabuloso thriller ambientado en la Guerra Fría. A diferencia de Munich, acá no hay escenas de acción ni operativos militares y todo el conflicto consiste en largas escenas de conversaciones que mantienen los protagonistas. En este punto encontramos uno de los aspectos más fascinantes de la película. Spielberg te cuenta un thriller con una serie de personajes que se sientan a negociar cuestiones políticas en una mesa. Desde esa gran secuencia inicial, donde el director parece rendirle un homenaje a Contacto en Francia de William Friedkin, hasta la resolución del conflicto, Puente de espías es un film que logra ser atrapante durante un poco más de dos horas. Más allá de la narración del director, esta producción se vio favorecida por los trabajos de Tom Hanks y Mark Rylance (Las hermanas Bolena) y el guión de los hermanos Coen. La dupla Hanks-Spielberg ya brindó grandes resultados en el pasado y acá funcionó otra vez. Desde la primera escena en que aparece el abogado James Donovan, el actor logra que el espectador simpatice con el protagonista de inmediato y se mantenga interesado por la experiencia histórica que le tocará atravesar en su vida. Uno de los grandes aciertos de Puente de espías es el modo en que los Coen le añadieron humor a esta historia. Se trata de diálogos y situaciones graciosas muy sutiles que aparecen en el momento indicado y contribuyeron a darle más humanidad a los personajes y descomprimir la tensión del conflicto. Me encantó como se trabajó el humor en este film sin que la historia perdieran suspenso y dramatismo. Como mencioné al principio, Puente de espías tal vez no quede en el recuerdo entre los grandes títulos que brindó Spielberg en su carrera, pero es una gran película que sobresale claramente entre las producciones que hizo en el último tiempo y merece su recomendación.
Pacto criminal brinda el esperado regreso de Johnny Depp a la actuación luego de varias interpretaciones en piloto automático que presentó en los últimos años. En esta película demuestra que su talento sigue intacto y sorprende con la composición de uno de los personajes más siniestros de su filmografía. Whitey Bulger fue uno de los criminales psicópatas más famosos que surgieron dentro de la Mafia irlandesa de Boston durante los años ´70. Era inevitable que en algún momento se contara en el cine la historia de este criminal que llegó liderar la lista de los gángsters más buscados por el FBI y sirvió de inspiración al rol de Jack Nicholson en Los Infiltrados, de Martin Scorsese. Depp brinda una composición fantástica de Bulger y es la principal razón por la que vale la pena ver esta película. En este caso se sumergió por completo en la personalidad del gángster y logró capturar con precisión los aspectos más oscuros de su personalidad. Son esos casos donde el artista desaparece por completo en un rol y el espectador sólo ve en la pantalla al personaje y se olvida de la estrella de cine que lo encarna. Es un placer disfrutar un trabajo de Depp después de tanto tiempo en un film que encima tiene en su reparto a figuras como Kevin Bacon, Benedict Cumberbatch y Joel Edgerton, quien atraviesa un gran momento de su carrera. Actualmente se lo puede ver en su ópera prima, El regalo, y acá brinda otra gran interpretación que sobresale entre lo más destacado de Pacto criminal junto con el trabajo del protagonista Lamentablemente el trabajo del director Scott Cooper (Crazy Heart) termina siendo trascendente por la labor de los actores, pero no es una película que explote todo el potencial que tenía esta historia real. Creo que en esto tuvo mucho que ver el modo en que el cineasta abordó la narración, donde se limitó a brindar un "grandes éxitos" de la carrera criminal de Whitey Bulger, sin explorar en profundidad los vínculos emocionales entre los personajes. Durante dos horas la trama reconstruye varios de los asesinatos macabros que cometió el mafioso y las estrategias del FBI para atraparlo, pero nunca se llega a conocer en profundidad al protagonista y el mundo en que se desenvuelve. La narración de Cooper presenta numerosos saltos temporales que se limitan a mostrar determinados hechos que ocurrieron en la vida de Bulger y todo se desarrolla de un modo muy previsible y condensado. No hay grandes momentos de suspenso y el film en general nunca llega a ser cautivante. Todo lo contrario a lo que ocurría en esa subestimada obra maestra del cine gángster que fue Donnie Brasco (también protagonizada por Johnny Depp), donde el director Mike Newell tomó un caso real y lo convirtió en un thriller fascinante. Hasta los momentos finales el espectador no tenía idea lo que iba a ocurrir con el personaje de Depp, quien encarnaba un policía encubierto que se infiltraba en la Mafia italiana. En esta producción Cooper construyó un relato más previsible. Pacto Criminal tiene otros méritos. Lo mejor de la película reside en la labor de sus protagonistas y la excelente fotografía de Masanobu Takayanagi (Warrior) que le brindó la estética perfecta al oscuro y macabro mundo de Whitey Bulger. Aunque no sea una biografía de gángsters que quedará en el recuerdo, la película vale la pena por la labor de Johnny Depp, quien presenta su mejor interpretación en el cine desde Blow. Un motivo más que suficiente para disfutar este estreno en una sala de cine.
Mirar Música, amigos y fiesta es como someterse a un tratamiento de conducto sin anestesia o escuchar un disco completo de David Guetta, que para el caso es lo mismo. Una historia trillada dentro del subgénero Coming of age (también conocido como Lértora Movie) que se centra en un grupo de idiotas de veinte y pico que no saben que hacer con sus vidas, hasta que uno de ellos descubre que tiene talento para ser un gran DJ. Una película que tenía el potencial de brindar una propuesta interesante si el director Max Joseph hubiera tenido claro cuál era la historia que quería narrar en esta producción. Los elementos más atractivos de este relato pasan por el retrato que se hace del mundo de los DJ´s y la relación que se gesta entre el personaje de Zack Efron y Wes Bentley, quien interpreta a un artista alcohólico que se convierte en el mentor del protagonista. El vínculo entre estos dos personajes representa lo más atractivo de este film. Todo el detrás de escena del trabajo del DJ y la manera en que debe conectarse con la energía del público para brindar un buen espectáculo es muy interesante. Lamentablemente el film de Joseph nunca explora estos temas ni la cultura de la música electrónica y se limita a ofrecer un trillado relato sobre jóvenes que enfrentan la etapa de la adultez. Una historia que no va a ninguna parte y cuenta con un exceso de personajes despreciables. La numerosas subtramas que involucran a los irritantes amigos del protagonista, empresarios inescrupulosos de la industria de la música y un denso conflicto romántico terminaron por aniquilar algunos elementos atractivos del argumento que podían haber sido más desarrollados. Desde los aspectos visuales hay algunos momentos decentes en film cuando se retrata las fiestas rave, pero la película es tan aburrida que los méritos técnicos enseguida quedan en el olvido, al igual que la historia. Música, amigos y fiesta dura 96 minutos pero parece una película de dos hora y media debido a la soporífera narración del director. Un bodrio que se desvanece enseguida de la mente a la salida del cine y se puede dejar pasar.
Es cotidiano encontrar en el cine hollywoodense avances cinematográficos que distorsionan el contenido de las películas para venderlas mejor comercialmente. Hace mucho que no surgía un caso tan claro donde el trailer convierte al trabajo de un director en un film completamente diferente al que después ves en el cine. Si uno se deja llevar por los avances de Operación ultra parecería que se trata de una parodia nerd de las historias del agente Jason Bourne. En este caso combinada con las comedias de fumones como las que suele interpretar Seth Rogen. Sin embargo, la historia resultó mucho más dramática de lo que se promocionaba en los trailers. El verdadero film del director Nima Nourizadeh (El proyecto X) fusiona varios géneros en una entretenida película de acción donde sobresale la labor de sus dos protagonistas. Me pareció muy interesante que el agente implacable del estilo Bourne en este caso es representado por un alfeñique fumón que no tiene recuerdos de sus habilidades físicas. Jesse Eisenberg hizo un gran trabajo con la composición de este personaje y sorprende su desempeño en las secuencias de acción donde presenta una interpretación creíble. Tal vez algún día Kristen Stewart logre quedar despegada por completo de la saga Crepúsculo que la hizo ver como una actriz fría y limitada. En Operación ultra está excelente y a lo largo de la trama su personaje atraviesa un rango de emociones muy diferentes, donde queda claro que ella puede actuar cuando el papel le permite hacer algo interesante. Ambos ya habían ya habían formado una buena dupla en Adventureland y acá volvieron a integrar un muy buen equipo en una propuesta diferente. El director Nourizadeh, cuyo film anterior había sido una comedia con adolescentes, en este caso sorprendió con una película que presenta muy buenas secuencias de acción. Probablemente lo mejor de este estreno. El punto débil de su trabajo pasa por el tratamiento del humor donde los diálogos parecen haber sido escritos para otra película y se contraponen con el tono dramático que tienen en general la trama. Queda la sensación que el guionista Max Landis (Chronicle), hijo del director John Landis, intentó emular el trabajo del escritor Shane Black en Largo beso del adiós, que presentaba una propuesta muy similar, pero acá el humor no terminó de cerrar demasiado. De todos modos, si bien la fusión de géneros en Operación ultra terminó siendo rara la película consigue brindar un entretenimiento decente.
Si el cine hubiera existido a mediados del siglo 19 Joseph Sheridan Le Fanu y Elizabeth Gaskell, dos de los autores más importantes de la literatura de terror gótica, hubieran amado esta película. El nuevo trabajo del director Guillermo del Toro es una celebración de la obra de este tipo de autores y el cine de la productora Hammer de los años ´70. A diferencia de lo que se comunicaba en los avances cinematográficos, La cumbre escarlata no es una película de terror, sino que durante el desarrollo de la trama el director fusiona varias géneros a la vez como el romance, el misterio y la fantasía. Hay algunos momentos de horror que traen al recuerdo los clásicos cuentos de fantasmas de Le Fanu, los misterios escabrosos de Gaskell (como en A Dark Night´s Work) y el thriller psicológico del cineasta Robert Wiene (La casa encantada). Sin embargo, el film nunca se encasilla en un género determinado y eso es lo que genera que esta producción sea fascinante. Cuando crees que estás viendo otro cuento de fantasmitas vengativos, del Toro le da un giro inesperado al relato que se vuelve más oscuro y perturbador. Por otra parte, al igual que ocurrió con El laberinto del Fauno, la principal atracción no pasa por los efectos especiales sino el contenido dramático de la historia y las interpretaciones de los tres protagonistas. En este caso el director logró sacar lo mejor de Mia Wasikowska, Tom Hiddlestom y muy especialmente Jessica Chastain, quien tiene un rol secundario que con el transcurso de la historia cobra mucha más fuerza y logra robarse un par de escenas. Desde la puesta en escena nos encontramos con un del Toro De Luxe donde su narración y esas ambientaciones macabras y lúgubres logran envolverte en la historia desde las primeras escenas. Tal vez se le podría objetar que los elementos de terror se presentan con fuerza en un comienzo para luego quedar relegados a un segundo plano. Me hubiera gustado ver más escenas con ese aterrador espectro que aparece en los primeros minutos, pero también estuvo bueno que el director evitara los clichés del género y trabajara el horror desde otro ángulo. Me encantó esta película y creo que si te gusta el arte de Guillermo del Toro o las historias góticas La cumbre escarlata es una tremenda propuesta para disfrutar en el cine.
Denis Villeneuve es un director canadiense que en los últimos años brindó muy buenas películas que fueron bien recibidas por la prensa y el público, como Incendies, El hombre duplicado (Jake Gyllenhaal) y Prisioneros (Hugh Jackman). En Sicario presenta un intenso thriller sobre el mundo del narcotráfico, un tema que volvió a ponerse de modas estos días en el cine y la televisión. La prensa norteamericana enloqueció con este nuevo film de Villeneuve que tiene enormes méritos si bien no es la obra maestra que intentan vender en los medios. Quiero resaltar primero los aspectos positivos. Como propuesta de suspenso Sicario es una historia brutal que explora con mucha crudeza la violencia y los estragos que causan en la sociedad el dominio de los cárteles de droga. El film de Villeneuve sobresale principalmente por su maestría para generar situaciones de tensión en su narración. Ya sea con un impactante tiroteo o una conversación entre dos personajes, el director consigue que el espectador no pierda nunca el interés por la historia. El operativo táctico que se desarrolla en Ciudad Juárez para detener a un narco es probablemente una de las mejores secuencias de suspenso que se vieron en el cine este año. La labor del director en el tratamiento de la acción y la adrenalina que genera con la narración es fascinante. Una película que encima se vio favorecida por la extraordinaria fotografía de Roger Deakins (clásico colaborador de los hermanos Coen), que si el año que viene no se lleva el premio Oscar por este trabajo es uno de los grandes robos de la década. El trabajo que hizo con las secuencias nocturnas, muy especialmente en el operativo militar que se lleva a cabo hacia el final, es un auténtico prodigio técnico que no debería ser ignorado por la Academia de Hollywood. Dentro del reparto Emily Blunt brinda una magnifica interpretación con un personaje complicado que atraviesa un infierno psicológico durante el desarrollo de la trama, mientras que Benicio del Toro se luce en un rol misterioso que genera un enorme atractivo por la ambigüedad de sus acciones. Ahora bien, más allá de las virtudes técnicas y las interpretaciones de los protagonistas, Sicario no ofrece nada nuevo en el tratamiento de esta temática que no se haya visto en decenas de películas previas. El film de Villeneuve carece de la complejidad de Traffic (Steven Soderbergh) y el modo en que se aborda el tema del narcotráfico es bastante superficial. La película trabaja algunas cuestiones interesantes como el concepto de acudir a tácticas clandestinas para acabar con los narcos por encima de la ley y la idea que plantea el conflicto tiene un enorme atractivo. Sin embargo, el foco de atención de Villeneuve estuvo puesto en brindar un thriller hollywoodense más convencional y la película nunca se juega a fondo con este tema. Por otra parte la trama tiene una estructura narrativa extraña. La película empieza con Emily Blunt como la gran protagonista y hacia el final su personaje queda relegado a un rol menor, mientras que Benicio del Toro, que tenía un personaje secundario, pasa a convertirse en la gran figura de la historia. En lo personal disfruté de esta película del director canadiense pero no me volvió loco como para destacarla entre los mejores estrenos del año. En resumen, Sicario es un muy buen thriller que se disfruta más si uno no se deja llevar por los elogios exagerados que venden una obra maestra que después no encontrás en el cine.